Título: (Do not accept…) the fate of the Moon
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YvesLip (Yves + Kim Lip) (LOONA)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, pseudo-historical, romance?, drama
Número de palabras:
1.217 palabras
Resumen:
JungEun descubre lo que significa realmente aceptar el destino de la luna y
trata de convencer a SooYoung de que escape con ella.
Notas: historia
escrita para Alice, que me ganó uno de mis juegos de twitter y pidió que
hiciera algo inspirado en el MV de “So What”, por lo que le di vueltas a la
cabeza para ver qué podía hacer que fuera con el tema y cortito.
Comentario de autora:
para poder hacer esto estuve viendo y leyendo un montón de teorías de “So What”
porque yo solo había pillado lo principal y luego estuve ojeando un libro de cultos
a la luna en la antigüedad, otro de sacerdotisas y cosas varias de religiones,
así que me lo he currado. Espero que os guste.
(Do not accept...) the fate of the Moon
Desde que JungEun tenía recuerdos, lo
único que podía rememorar en su mente era encontrarse en el mismo lugar, las
dependencias de aquel templo que se encontraba a las afueras de la ciudad,
rodeada de las mismas personas, las mismas once chicas que tenían
aproximadamente su misma edad, las mismas mujeres que las habían criado, que
las habían educado en las artes y las ciencias y que las habían preparado para
ser la próxima generación de sacerdotisas de la Luna. JungEun siempre había estado
allí porque había sido elegida en el momento de su nacimiento para ser una de
las sacerdotisas, una de las seis que debían de guardar el fuego sagrado que
representaba a la diosa en la tierra y realizar diferentes sacrificios para el
bienestar de los ciudadanos que guardaba y no había salido de aquel lugar más
que cuando, en alguna ocasión especial, las sacerdotisas debían desempeñar
aluga de sus tareas en la ciudad, ante las personalidades más destacadas y el
resto del pueblo, no había aprendido más que lo que le habían enseñado en el
templo y, no había hecho más que acatar todas las normas y deberes como candidata
a próxima sacerdotisa, ya que solo las seis mejores entre las doce pupilas que
habían sido entrenadas serían la siguiente generación.