domingo, 5 de abril de 2020

[One Shot] Girls Love Girls: (Do not accept…) the fate of the Moon {YvesLip}


Título: (Do not accept…) the fate of the Moon
Autora: Riz Aino
Pareja: YvesLip (Yves + Kim Lip) (LOONA)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, pseudo-historical, romance?, drama
Número de palabras: 1.217 palabras
Resumen: JungEun descubre lo que significa realmente aceptar el destino de la luna y trata de convencer a SooYoung de que escape con ella.
Notas: historia escrita para Alice, que me ganó uno de mis juegos de twitter y pidió que hiciera algo inspirado en el MV de “So What”, por lo que le di vueltas a la cabeza para ver qué podía hacer que fuera con el tema y cortito.
Comentario de autora: para poder hacer esto estuve viendo y leyendo un montón de teorías de “So What” porque yo solo había pillado lo principal y luego estuve ojeando un libro de cultos a la luna en la antigüedad, otro de sacerdotisas y cosas varias de religiones, así que me lo he currado. Espero que os guste.

(Do not accept...) the fate of the Moon

            Desde que JungEun tenía recuerdos, lo único que podía rememorar en su mente era encontrarse en el mismo lugar, las dependencias de aquel templo que se encontraba a las afueras de la ciudad, rodeada de las mismas personas, las mismas once chicas que tenían aproximadamente su misma edad, las mismas mujeres que las habían criado, que las habían educado en las artes y las ciencias y que las habían preparado para ser la próxima generación de sacerdotisas de la Luna. JungEun siempre había estado allí porque había sido elegida en el momento de su nacimiento para ser una de las sacerdotisas, una de las seis que debían de guardar el fuego sagrado que representaba a la diosa en la tierra y realizar diferentes sacrificios para el bienestar de los ciudadanos que guardaba y no había salido de aquel lugar más que cuando, en alguna ocasión especial, las sacerdotisas debían desempeñar aluga de sus tareas en la ciudad, ante las personalidades más destacadas y el resto del pueblo, no había aprendido más que lo que le habían enseñado en el templo y, no había hecho más que acatar todas las normas y deberes como candidata a próxima sacerdotisa, ya que solo las seis mejores entre las doce pupilas que habían sido entrenadas serían la siguiente generación.


            No obstante, a pesar de que JungEun se había comportado como debía durante toda su formación, llegó un momento en el que le fue imposible seguir haciéndolo y comenzó a sospechar que las cosas no eran exactamente como se las habían contado.

            Todo comenzó en la última visita que habían hecho a la ciudad, para preparar el sacrificio de un par de animales para la Diosa… JungEun había oído cuchichear a varias personas a su paso, cada una esbozando un sentimiento distinto, pero, sobre todo, había escuchado murmullos sobre la lástima que sentían por aquellas seis chicas que no fueran las elegidas para el puesto de la nueva generación de sacerdotisas. Lástima. ¿Por qué? JungEun no lo entendió puesto que todas habían sido seleccionadas entre un montón de bebés recién nacidos porque su destino era servir a la Diosa y la Luna había sellado sus destinos, eran muy afortunadas por poder venerarla de primera mano, por tener aquella posición de poder espiritual en un mundo de hombres. No obstante, aunque no lo entendió, la joven sintió que debía haber algo que ella no sabía pero que sí era de dominio público fuera de los muros del templo.

            Por eso, se lo comentó a la chica con la que tenía más confianza dentro de aquellos muros, SooYoung. Le comentó sus inquietudes, le comentó sus temores y ambas se abrazaron fuertemente bajo la luz de la luna que veneraban, pero la otra no pensó que sus miedos fueran fundados y que las habladurías de la gente de la ciudad se debían solo a la envidia que tenían de ellas y de su destino. Envidia. Un sentimiento que contrastaba terriblemente con el de la lástima que habían expresado las personas a las que había oído murmurar.

            Con un mal presentimiento abriéndose camino en su interior, creciendo cada día más y más, a medida que el tiempo avanzaba y el momento en el que se haría la selección de las nuevas sacerdotisas de la Luna se acercaba, las dudas y las sospechas de JungEun se hicieron mucho más grandes y, la chica acabó rompiendo por primera y última vez las normas que le habían impuesto en aquel lugar para salir del templo, adentrarse en la ciudad tratando de mezclarse con el resto de personas, sin llamar la atención, adentrándose en la Catedral del Saber, para buscar en el lugar cualquier cosa que la calmara, algún libro que le explicara el motivo por el cual se sentía así de ansiosa por lo que había escuchado, un libro que tuviera absolutamente toda la información sobre el culto a la Diosa Luna y sus sacerdotisas.

            No tuvo apenas que buscar para encontrarlo y comenzar a devorarlo, encontrando prácticamente los mismos pasajes que le habían hecho estudiarse en todos sus años de formación… no obstante, en el libro, también había una información de la cual no había tenido noticia alguna jamás, una información que provocó que la piel se le erizara y un escalofrío de terror le recorriera todo el cuerpo de arriba abajo.

            “Cada veinte años, doce candidatas a sacerdotisa son seleccionadas y entrenadas hasta llegar a la edad indicada para celebrar una nueva elección, de la cual solo seis llegarán a ser sacerdotisas de la Luna, las otras seis, deberán ser ofrecidas como sacrificio para la buenaventura del culto y la vida de la Diosa”.

            JungEun había cerrado el libro y había salido corriendo hacia el templo, había buscado por todas partes a SooYoung, le había contado aquello que acababa de descubrir y le había propuesto que salieran de allí lo más pronto posible, que escaparan antes de que el día de la selección llegara, pidiéndole que no aceptara el destino de la Luna. No obstante, SooYoung solo sonrió y dijo:

            —No tengo nada que temer, aceptaré el destino de la Luna y seré una de las sacerdotisas de su culto.

            Aquella noche, JungEun decidió que ella no aceptaría el destino de la Luna, no lo haría porque no podría vivir sabiendo que las personas con las que había compartido su vida debían perecer ante ella, ser sacrificadas por ella… de la misma forma que tampoco podrían morir por las demás, porque la vida de una persona era lo más valioso que tenía. Con las lágrimas cayendo de sus ojos y recorriendo sus mejillas, la joven recogió las escasa pertenencias que tenía en el templo y huyó de aquel lugar, del lugar en el que siempre había vivido y conocido, el lugar que era todo su mundo y al cual había sido destinada a pertenecer o perecer desde el mismo inicio de su vida. Habría preferido que SooYoung huyera con ella, que la acompañara en la búsqueda de una nueva vida, de un nuevo destino, pero no había podido convencerla y sabía que no la iba a convencer por más que lo intentara, pero eso, se vio sola en un mundo totalmente desconocido, pero lleno de posibilidades para forjarse un nuevo destino lejos de la mirada de la Diosa Luna.




No hay comentarios:

Publicar un comentario