Título:
1, 2, 3… Come with me
Autora:
Riz Aino
Pareja:
WooGyu (SungGyu + WooHyun) (INFINITE)
Clasificación:
R
Géneros: office!AU,
romance, humor, light smut
Número de palabras:
1.960 palabras
Resumen:
a los ojos de todos los empleados de la empresa de telecomunicaciones INFINITE,
Nam WooHyun odia con toda su alma a su jefe… sin embargo, cuando no hay ojos a
su alrededor, todo cambia.
Advertencias:
lenguaje soez y parafilias. También hay un poco de preliminares, pero sin llegar
a mucho.
Notas:
yo hice un juego por twitter para que adivinaran quién era el muchacho de la
foto sin cara y Ahinoa acertó y me pidió un WooGyu, ese es el porqué de esta
historia.
Comentario de autora:
es mi primer WooGyu y nunca antes los había visto como una pareja porque se
pasan la vida chinchándose, pero después de muchas horas en Tumblr buscando
interacciones, les he cogido aprecio. Espero que te guste.
1,
2, 3… Come with me
Nam WooHyun se dejó caer sobre uno de los
sillones vacíos de la sala de descanso de la oficina, con un café muy cargado
en una mano y usando la otra para refregarse los ojos, tratando así de
despertarse y sacudir el cansancio que tenía encima. La noche anterior apenas
había podido dormir un par de horas y desde que había entrado aquella mañana a
la oficina, no había podido parar ni un solo segundo debido a que su jefe no
dejaba de llenar su mesa informes que debía leer y darles una solución
satisfactoria.
WooHyun estaba realmente muerto aquella
mañana… y todavía le quedaban un montón de horas más en aquel lugar, así que no
sabía cómo iba a poder aguantar.
—No pareces estar en muy buena forma —le
comentó HoWon, uno de sus compañeros de la sección de marketing, que estaba
sentado en el sillón de enfrente, también tomándose un pequeño descanso.
—No lo estoy —respondió él sinceramente,
porque para qué mentir si se le notaba en la cara que estaba más muerto que
vivo.
—¿Es por...? —HoWon no terminó su pregunta,
pero WooHyun sabía perfectamente de quién estaba hablando.
—¿Por quién va a ser más que por ese tirano?
—replicó, dándole un sorbo a su amargo café y arrugando su nariz ante el sabor—.
Me tiene explotado —WooHyun vio cómo el otro sonreía y se sintió un poco
indignado—. No te rías, que es verdad. Hoy, desde que he salido del ascensor me
ha estado dando informes, uno detrás de otro, sin dejarme siquiera un respiro.
—Pero estás aquí —apuntó HoWon.
—Porque me ha mandado a llevarle un café y ya
he aprovechado para hacerme yo otro y descansar unos momentos —WooHyun le dio
un trago largo al café—. De verdad, soy el esclavo de ese tirano; trabajo de
sol a sol para él, incluso anoche casi no pude dormir por su culpa y cuando
estoy aquí no me da ni unos segundos para respirar —se quejó—. La verdad es que
estoy pensando en escupirle en el café como parte de una pequeña venganza por
absorberme el alma como si fuera un Dementor.
WooHyun sonrió, algo más feliz por la idea
que había tenido y pensando en llevarla a cabo. El chico pensó que su compañero
también sonreiría y le daría el visto bueno para tener su venganza —a pesar de
que el jefe de HoWon era un encanto de persona, no como el suyo, y él no tenía
ese tipo de problemas— pero HoWon no sonrió. El rostro moreno del otro se volvió
pálido a la vez que sus ojos se quedaron fijos en la puerta unos segundos,
justo antes de posarlos sobre los suyos, dándole a entender perfectamente que
la había liado parda.
—Está detrás de mí, ¿verdad? —preguntó,
aunque en realidad sabía cuál era la respuesta.
—Nam WooHyun —escuchó y rápidamente se
levantó del sillón, reconociendo la voz de su jefe—. Sabía perfectamente que
tenías que estar aquí vagueando cuando todavía hay un montón de cosas que
hacer, pero no me imaginaba que te encontraría planeando escupirme en el café y
diciéndole a tus compañeros de trabajo que soy un tirano.
—Jefe… lo siento —dijo WooHyun, acercándose a
él y suplicándole por su vida.
—Sígueme ahora mismo a mí despacho —fue lo
único que su jefe le dijo antes de girarse y volver por donde había venido.
WooHyun se sintió bastante ansioso porque
aquel desliz igual le costaba el empleo, así que se giró hacia HoWon en busca
de ayuda, pero éste ya había salido por la otra puerta de la sala, dejándolo
solo ante el peligro. El chico se dio un leve golpe en la boca con la mano,
recriminándose por ser tan desbocado, y después echó a andar a paso lento en
pos de su jefe. No quería entrar a aquel despacho con él, pero no tenía más
remedio. Solo un par de minutos más tarde, el chico cerraba la puerta de la
habitación y se acercaba a su jefe, que se encontraba sentado detrás del
escritorio.
—¿Qué castigo crees que te mereces por hablar
mal de mí a mis espaldas? —le preguntó, mirándolo a los ojos—. Te voy a dar un
par de opciones y me dices cuál te parece mejor de ellas.
—SungGyu… —dijo—. Sabes que esto es algo que
todos hacemos, nos quitamos las frustraciones del día a día insultando a
nuestros jefes…
—Para ti, aquí no soy SungGyu —replicó el
mayor—. Llámame señor Kim, como todos los demás.
—Pero SungGyu…
—La primera opción es el despido —dijo el
otro inmediatamente, con una sonrisa que le puso los pelos de punta a WooHyun—.
La segunda es que me la chupes aquí y ahora, entonces olvidaré que te he
escuchado decir que soy un tirano que te esclaviza.
WooHyun tuvo que inspirar hondo un par de
veces para calmarse si no quería gritarle a la persona que tenía delante y
ponerlo de vuelta y media. No podía creer que su jefe/novio fuera tan capullo
de hacerlo elegir entre que lo despidiera y hacerle una mamada en plena
oficina, donde cualquiera que entrara al despacho los podía ver. Nadie sabía de
su relación porque ambos se habían encargado de hacerles ver a todos que se
odiaban y en ningún momento habían dado muestras de que tuvieran una relación
que fuera más allá de la meramente profesional, así que, no entendía por qué,
justo en ese momento, SungGyu había decidido que aquello era una buena idea.
—Si estás caliente, cuando lleguemos a casa,
te daré todas las atenciones que necesites —dijo, tratando de que el otro
entrara en razón.
—Entonces, supongo que prefieres el despido —le
replicó, sin embargo.
—¡SungGyu!
—Señor Kim —lo corrigió éste, mirándolo
fijamente a los ojos—. Si después de hacer creer a todo el mundo que soy el
diablo personificado no puedes siquiera hacer esto por mí, no sé por qué te
mantengo aquí.
—Esto es chantaje y lo sabes —respondió
WooHyun.
—Claro que lo sé, por eso lo estoy utilizando
en tu contra —le dijo con una sonrisa torcida en sus labios—. Sigues teniendo
la opción de chupármela y evitar el despido.
—Estamos en la oficina…
—¿Y?
—Cualquiera podría vernos.
—No tiene por qué —contestó SungGyu, moviendo
la silla en la que estaba sentado un poco hacia atrás y dejando a la vista el
gran hueco que quedaba bajo la mesa.
—No pienso hacerlo —dijo WooHyun
definitivamente, dándose la vuelta para salir del despacho. No obstante, se
quedó clavado en el sitio, sin poder avanzar más, cuando escuchó las siguientes
palabras del mayor.
—En ese caso, si sales de este lugar, nunca
más volverás a trabajar para mí en esta oficina.
WooHyun tuvo que morderse el interior de la
mejilla para no gritar de frustración. Ya llevaban muchos años juntos y SungGyu
sabía perfectamente que no podía dejar aquel trabajo, pero que tampoco estaba
muy de acuerdo con según qué parafilias, pero al mayor parecía no importarle
ponerlo en una encrucijada como aquella solo porque estaba caliente. El chico
quiso tirarlo por la hermosa ventana que se encontraba justo detrás de su
silla, pero finalmente se calmó y tomó la única decisión que podía tomar.
—Después de esto no volverás a tener sexo
hasta que a mí me dé la gana —le respondió, girándose hacia él.
—Ya lo veremos —respondió SungGyu, con una
gran sonrisa.
WooHyun se acercó hasta donde el mayor le
había indicado y después se puso de rodillas sobre el suelo para poder alcanzar
la entrepierna de éste y desabrocharle la cremallera de los pantalones negros
del traje que llevaba. No se sorprendió cuándo al sacar el miembro de SungGyu
de sus slips lo encontró endurecido y simplemente lo tocó un poco con su mano
para endurecerlo mucho más antes de comenzar a besarlo y a lamerlo para hacer
sentir bien al mayor durante unos momentos antes de volver a su puesto de
trabajo. No tardó demasiado en dejar los primeros roces y empezar a succionar
su miembro, introduciéndolo lo máximo que podía en su boca, y tampoco tardó
demasiado en escuchar los débiles gemidos procedentes de los labios de SungGyu,
demostrando que lo estaba haciendo bien.
WooHyun comenzó a aumentar la velocidad para
no tardar demasiado en acabar aquel trabajo y hacer que su jefe/novio se
corriera… sin embargo, cuando estaba a punto de hacerlo, alguien llamó a la
puerta y se detuvo de forma inmediata, mirando a los ojos al mayor. El chico se
sacó el miembro del mayor de la boca y trató de escapar de aquel lugar en el
que había acabado agachado, pero éste no lo dejó.
—Puedes seguir —le dijo—. Ahí dentro nadie te
va a ver.
SungGyu lo empujó delicadamente dentro del
hueco de la mesa y después se acercó a la mesa, tapando con su cuerpo por
completo la salida y haciendo que la persona que se encontraba fuera pasara al
interior de la oficina. WooHyun no se lo podía creer, pero allí estaba, debajo
de la mesa de su jefe, con el miembro erecto de éste a pocos centímetros de su
cara mientras éste hablaba con DongWoo, el jefe de la sección de marketing, que
había ido a hablar con él. El chico suspiró de una forma casi inaudible y deseó
que DongWoo no tardara demasiado en salir de aquel lugar para poder terminar su
trabajo allí y volver fuera, pero en ese momento, SungGyu le hizo una señal
debajo de la mesa para que continuara haciéndole una mamada y WooHyun no pudo
evitar bufar.
Kim SungGyu además de ser un tirano estaba
completamente loco… pero si tenía la gran ilusión de correrse en frente de uno
de sus compañeros de trabajo, él no iba a quitársela.
Por ese motivo, WooHyun volvió a introducirse
el miembro del mayor en la boca y continuó chupándolo, al principio más lento,
para después poder aumentar el ritmo. El chico notó cómo SungGyu se tensaba en
su silla y le habría gustado ver la cara que ponía mientras estaba conteniendo
su placer, por eso, continuó con aquello hasta que sintió cómo un líquido
caliente caía dentro de su boca, indicándole que había cumplido con su
cometido. En ese momento, el cuerpo de SungGyu se relajó y WooHyun habría
pagado cualquier cantidad por ver su cara y la de DongWoo en aquellos momentos
porque estaba completamente seguro de que tenía que haberse notado que éste
acababa de tener un orgasmo.
En ese mismo instante, WooHyun decidió que,
después de todo, hacer aquello en la oficina no era para tanto si de aquella
forma podía tener una pequeña venganza contra SungGyu —aunque iba a seguir
teniendo su venganza en casa no dejando que éste lo tocara durante bastante
tiempo—.
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