Título:
(Love) Sick
Autora:
Riz Aino
Pareja: MyungYeon
(Gong Myung + ChaeYeon) [DIA5 – 5URPRISE + DIA]
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff
Número de palabras:
1.860 palabras
Resumen:
Jung ChaeYeon jamás había creído que el amor existiera… hasta que Kim DongHyun
le alargó el libro que necesitaba y al que no llegaba.
Aclaraciones:
DongHyun es el nombre real de Gong Myung y DoYoung es su hermano menor en la
realidad, por eso es él a quien nombro, aunque no aparezca por aquí.
Notas:
soy muy de shippear parejas extrañas
y una vez que alguna chica entra en contacto mínimamente con alguna de mis
ratas se convierte en pareja potencial.
Comentario de autora:
simplemente después de ver el dorama ‘Drinking
Solo’ en el que salen los dos y morir de amor por lo OTP que eran, no me pude
resistir a escribir algo sencillito y corto sobre ellos. Espero que os guste.
ChaeYeon se encontraba en su habitación,
tumbada sobre su cama y mirando al somier de tablas que sujetaba el colchón de
la litera de arriba como si fuera la cosa más interesante del mundo. Quizás
debería de estar estudiando, porque para eso estaba en su último año de
instituto y quería pasar los exámenes de acceso para la Universidad de Seúl,
pero en aquellos momentos no tenía cabeza para ello, porque solo podía pensar
en lo que le había sucedido solo hacía algunas horas en la biblioteca de su
instituto.
La chica suspiró, tratando de alejar de su
cabeza aquello, pero por más que lo trataba, simplemente era imposible para ella.
En sus diecinueve años de vida, Jung ChaeYeon
jamás había sentido que su corazón palpitara a gran velocidad dentro de su
pecho, que mariposas revolotearan en su estómago o que el color rojo tiñera sus
mejillas; Jung ChaeYeon nunca se había enamorado de nadie, ni siquiera de los idols del momento o de algún compañero
de clases… pero aquella tarde se había debido de enamorar de aquel muchacho
porque a pesar de que no había tenido aquellos síntomas nunca antes, la chica
no era tonta y sabía qué era lo que significaban.
Sus amigas siempre le habían dicho que algún
día encontraría al chico que haría que sus piernas se volvieran de mantequilla
por una de sus sonrisas, pero ella no les había hecho ningún caso y se había
dedicado a sus estudios, que era lo que realmente le importaba. Sin embargo,
aquel día, debía de reconocer que aunque no tuvieran razón en las respuestas
correctas de algunos de sus exámenes, en aquello sí que le habían tenido,
porque el momento había llegado tarde, pero finalmente le había llegado.
ChaeYeon suspiró de nuevo, llamando la
atención de la ocupante de la cama de arriba, que se asomó para ver qué era lo
que le pasaba. La chica simplemente negó con su cabeza y cerró sus ojos, sin
poder evitar pensar en la situación que había vivido.
Después de haber escrito el último párrafo de
aquel folio en su trabajo sobre el reinado del rey SeJong y las consecuencias
positivas de éste, la chica dejó su lápiz sobre la mesa y leyó un par de veces
lo que había dejado en el papel. Un minuto después le daba el visto bueno a
aquel folio y contaba las hojas que ya llevaba escritas, dándose cuenta de que
todavía le quedaban por rellenar un par para llegar al mínimo establecido por
su profesor de Historia. ChaeYeon ya había recogido varios libros de la biblioteca
del instituto para hacer el trabajo y había mirado en páginas fiables de
internet, pero seguro que podía sacar un poco más si le ponía algo de empeño.
Por este motivo, la chica se levantó de su
silla, tomando su teléfono móvil y dejando a cargo a sus amigas de sus cosas
antes de dirigirse a la zona en la que se encontraban las estanterías que
albergaban los libros de la Historia de su país. Deambuló unos minutos por los
pasillos, rozando con las yemas de sus dedos los lomos de los libros cuya temática
era parecida a la que necesitaba y leyendo los títulos en voz baja hasta que
alzó su cabeza y encontró lo que buscaba. El libro que probablemente le daría
las dos páginas que necesitaba para acabar el trabajo se encontraba allí, en la
última balda de la estantería. ChaeYeon esbozó una sonrisa y luego alargó su
mano para tratar de cogerlo, rozando con sus dedos solo la madera de la
estantería, haciendo que la sonrisa muriera en sus labios.
La chica miró a su alrededor, buscando el
pequeño banquito de madera para poder subirse a él y llegar perfectamente al
libro. En aquel pasillo no se encontraba, pero debía de andar cerca, por lo que
ChaeYeon lo buscó por los alrededores, pensando que se encontraría cerca… no
obstante, no lo halló por más que buscó y volvió hasta el lugar en el que el
libro se encontraba. Lo miró con determinación y luego dio un salto para tratar
de alcanzarlo, pero solo pudo tocar su lomo, sin poder cogerlo. Hizo lo mismo
un par de veces más con el mismo resultado, por lo que acabó pensando que
quizás lo mejor sería que le pidiera ayuda a alguno de los chicos que pasasen
cerca.
No obstante, antes de que pudiera alejarse ni
un centímetro de la estantería, sintió una presencia tras ella y ChaeYeon se
quedó totalmente paralizada, viendo a cámara lenta cómo un brazo envuelto en
cuero negro era alargado desde su espalda hasta que la mano de largos y
huesudos dedos tomó el libro que estaba tratando de conseguir.
—¿Era este el libro que necesitabas? —le
cuestionó una voz masculina.
ChaeYeon inmediatamente se giró para
encontrarse con un chico alto, de hombros anchos y una sonrisa que deslumbraba.
Su corazón comenzó a latir rápidamente, como si estuviera teniendo una especie
de taquicardia y se sintió un poco mareada, pero trató de enfocarse en la
persona que tenía delante. Él no llevaba el uniforme del instituto y ella
estaba segura de que no lo había visto jamás por allí… aunque en realidad, su
cara le recordaba a alguien y sí, el libro que sostenía sí que era el que
necesitaba.
—Sí, es ese. Muchas gracias —respondió.
El desconocido sonrió de forma más amplia y
le tendió el libro, pero cuando ChaeYeon fue a alcanzarlo, éste lo alzó,
dejándolo fuera de su alcance y haciendo que ella se sintiera un poco
frustrada.
—Antes de dártelo me gustaría que hicieras
algo a cambio por mí —le comentó, guiñándole un ojo, haciendo que el corazón de
la chica volviera a latir a toda velocidad.
—¿Qué quieres que haga? —cuestionó ella—.
Depende de lo que sea lo haré o no.
—Mmmmm… creo que no es algo muy difícil —dijo
el chico—. Solo tienes que darme tu nombre y tu número de teléfono para que
podamos tener una cita.
ChaeYeon abrió sus ojos como platos porque no
podía estar sucediendo aquello. Ya se le habían declarado algunos chicos y
otros cuantos le habían pedido salir, pero ella había estado tan centrada en
sus estudios que a ninguno de ellos les había dado la oportunidad. Y sin
embargo, en aquel momento, con los latidos de su corazón reverberando en sus
oídos, ChaeYeon sentía que quizás sí que debía darle una oportunidad a aquel
chico desconocido.
—Solo si primero me dices tu nombre y el
motivo por el que no tienes el uniforme —contestó ella finalmente.
—Está bien, es justo —respondió el chico—. Mi
nombre es Kim DongHyun y no llevo el uniforme porque hace un par de años que
dejé de estudiar en este lugar —explicó—. Solo he venido a traerle a mi hermano
menor un par de cosas que se le han olvidado y necesitaba.
Mayor. Era un chico mayor que ya había
acabado el instituto. Por eso mismo no le sonaba de nada, porque probablemente
no hubieran coincidido nunca. Y tenía un hermano menor que estudiaba en aquel
lugar, un hermano con el que probablemente sí que habría coincidido, aunque no
tenía ni idea de quién podría ser porque había demasiados chicos llamados Kim de
apellido en aquel lugar.
—Jung ChaeYeon —se presentó en respuesta,
haciéndolo sonreír.
—Por las caras que estabas poniendo me
imaginaba que no me dirías tu nombre —comentó DongHyun—, pero me encanta que lo
hayas hecho —con una sonrisa encantadora en sus labios, sacó su teléfono móvil
de su bolsillo y se lo tendió para que apuntara su número—. Dame tu número, por
favor.
ChaeYeon tomó el teléfono y apuntó su número,
guardándolo con el nombre Jung ChaeYeon antes de volver a dárselo al chico,
intercambiando el móvil por el libro que éste sostenía.
—Gracias —murmuró ella.
—No hay de qué —le respondió—. Ha sido un
placer hacer negocios contigo, Jung ChaeYeon —y tras decir aquello, se había
ido agitando su mano a modo de despedida.
ChaeYeon salió de su ensimismamiento al notar
el móvil vibrar por la notificación de algún mensaje. La verdad era que debía
comenzar a centrarse y dejar de pensar en aquel muchacho porque los exámenes
estaban a la vuelta de la esquina y la chica se propuso que, después de mirar
el mensaje se pondría a darle un repaso a alguna de las asignaturas antes de
irse a dormir. Por eso, cogió el móvil y abrió el chat, dándose cuenta de que
era un número desconocido el que le había mandado aquel mensaje.
Hola
Jung ChaeYeon, Kim DongHyun al habla. ¿Quieres quedar conmigo este domingo?
Estoy seguro que debes de estar muy atareada con los estudios para los exámenes
y los trabajos de último minuto, pero también está bien desconectar de vez en
cuando. Te espero el domingo a las 10 en la cafetería Diamond, así que, ven y
no llegues demasiado tarde. Dicen que estos días hará frío, así que, abrígate bien y no cojas ningún resfriado.
La chica no pudo evitar sonreír como una
tonta mirando aquel mensaje, ni tampoco pudo evitar que su corazón volviera a
latir rápidamente dentro de su pecho, imaginando la cita que ambos iban a tener
porque, aunque de verdad estuviera un poco agobiada por los estudios, ChaeYeon
quería desconectar un poco, solo por él.
Trataré de abrigarme para no coger un
resfriado y poder estar a las 10 en la cafetería.
Y aunque se había propuesto darle un repaso
antes de irse a dormir a algo, finalmente no lo hizo porque en su cabeza no
pararon de repetirse una y otra vez las imágenes de lo que le había sucedido en
le biblioteca. ChaeYeon se sentía un poco enferma, pero sabía que no había
cogido ningún catarro, se sentía infectada por el virus del amor que sus amigas
habían tenido tantas veces y del que en tantas ocasiones le habían advertido…
pero en el fondo, aunque nunca hubiera pensado que le tocaría a ella, ahora que
le había tocado caer en él y sentía sus síntomas, ChaeYeon pensaba que en
realidad no era tan malo incubar aquel virus durante un tiempo, aunque sus
estudios siguieran siendo lo más importante para ella.
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