Título: The truth is…
Autora: Riz Aino
Pareja: YeonKai (YeonJun + Huening Kai) (TXT)
Clasificación: PG
Géneros: AU, romance, drama, fluff
Número de palabras: 1.297 palabras
Resumen: Kai le pide a su vecino YeonJun que lo enseñe
a patinar.
Notas: historia escrita para mi bb, que está enamorada de YeonJun
y cuando se enteró que quería escribir esto, me pidió que se lo dedicara.
Comentario de autora: pues… yo estaba viendo vídeos de estos
niños para ir enamorándome de ellos tranquilamente y bueno… pasó lo que tenía
que pasar antes o después… idea salvaje apareció y yo no pude hacer nada para
detenerla (?). Espero que os guste.
The truth is...
—¿Me enseñarías a patinar?
YeonJun se encontraba todavía medio
dormido, la cabeza la tenía echada sobre el marco de la puerta de su casa, y ni
siquiera podía enfocar realmente bien su vista. El sonido del timbre lo había
despertado y, como estaba solo en casa, había tenido que salir de la cama y
dirigirse hacia la puerta a trompicones para abrir, esperando que fuera algo
importante lo que pasara porque era domingo y era muy temprano todavía. Sin
embargo, el chico se había encontrado en el pasillo de la comunidad a su vecino
de enfrente, con una sonrisa encantadora, unos patines en la mano y aquella
pregunta. YeonJun quiso cerrarle la puerta en las narices y volver a la cama,
pero en el fondo era buena gente.
—¿Quieres que te enseñe a patinar? —cuestionó.
El chico ante él movió la cabeza de forma afirmativa—. ¿Un domingo a las ocho
de la mañana? —otro movimiento afirmativo—. Kai… ¿te has dado cuenta de que es domingo y son las ocho de la
mañana? —preguntó, remarcando aquellas palabras.
—Lo sé, hyung
—le dijo el chico—. Así no hay nadie en el parque que se ría de mí cuando me
caiga, ni niños con los que tropezar.
YeonJun separó su cabeza del marco
de la puerta y se refregó los ojos con las manos para quitarse las legañas que
se le habían comenzado a formar y para despejar del todo el sueño que le
quedaba. La verdad es que Kai tenía un punto en aquello. A partir de las diez
el parque era un hervidero de niños correteando y jugando, prácticamente
dejando cero espacio para lo demás… pero antes, no había absolutamente nadie.
YeonJun dejó escapar un profundo suspiro.
—Dame cinco minutos que me lave la cara y me
vista —murmuró al final.
—¡Yay! —dijo el chico alegremente en respuesta.
A aquellas horas tan tempranas, no
funcionaba todavía correctamente, pero YeonJun trató de no comerse ningún
mueble mientras volvía de camino a su habitación para ponerse cualquier cosa
que viera tirada por su cuarto que fuera más decente que el pijama que llevaba
puesto. El chico se preparó lo más rápido que le permitió su cuerpo todavía
medio dormido y fue hacia la puerta, donde Kai seguía esperándolo, con los
patines que le habían regalado sus padres unos días atrás por su cumpleaños
colgando de su mano y una sonrisa ilusionada. El corazón de YeonJun se saltó un
latido, pero lo ignoró, como se había acostumbrado a hacer desde hacía años y
simplemente cogió las llaves y salió de la casa.
—Venga, vamos.
Kai asintió, dedicándole una sonrisa y ambos fueron hacia
las escaleras, para comenzar la competición que siempre habían hecho desde
niños, para ver quién era el más rápido escaleras abajo. Cuando iban al colegio
o instituto juntos, lo habían hecho todas las mañanas, aunque ahora llevaban
bastante tiempo sin poder hacerlo, porque YeonJun había comenzado la
universidad, pero el menor seguía todavía en el instituto. Recorrer aquellos
cinco pisos hasta el portal le hicieron recordar los buenos tiempos y también
terminar de despertarse del todo, para no acabar rodando por las escaleras. Al
llegar abajo, siendo él el primero en hacerlo, se apoyó contra la pared que
estaba fresquita para recuperar un poco el aire y esperar a que Kai terminara
de bajar el último tramo de escaleras, también sin aire.
—No es justo… —murmuró el chico, tratando de
recuperar el aliento—. Siempre… corres más que yo…
—Soy mejor atleta que tú —replicó, dedicándole
una sonrisa.
Kai frunció su nariz en respuesta y,
después, todavía recuperando el aire, atravesó el portal para salir a la calle.
YeonJun estuvo muy tentado a llamarlo cutie, pero se contuvo y
simplemente salió tras él, en dirección al parque que había a tan solo unos metros
de aquel lugar, por lo que no tardaron más que unos minutos en llegar. El
parque estaba completamente vacío, como era normal que lo estuviera un domingo
a aquellas horas tan tempranas, pero aquello pareció alentar a Kai, que salió
corriendo hasta llegar a una zona un poco apartada de la vista y que no tenía
hierba, sino cemento, y se sentó en el suelo para quitarse las zapatillas y
ponerse los patines. YeonJun lo siguió, pero sin prisas, hasta llegar hasta
donde estaba el chico.
—Tenías que haberte sentado en un banco para
que te fuera más fácil levantarte —le dijo al ponerse frente a él.
Kai
alzó su cabeza para dedicarle una de sus encantadoras sonrisas y el corazón de
YeonJun volvió a saltarse otro latido. Trató de ignorarlo de nuevo. Ignorar aquello
era lo único que podía hacer, porque Kai era su amigo y seguro que se
escandalizaría al saber lo que su corazón hacía cada vez que le sonreía de
aquella forma.
—Tenía pensado que me levantaras tú, así que, da igual
que esté en el banco o en el suelo —le replicó.
YeonJun quiso darle una colleja por
haber dicho eso, pero simplemente le puso mala cara y después recogió las
zapatillas del chico y las dejó a un lado del suelo cementado para que no se
tropezara con ellas mientras trataba de aprender a patinar. Era demasiado mono
y YeonJun nunca se había visto capaz de hacerle algo que pudiera provocarle un
mínimo de daño. Cuando dejó las zapatillas y volvió hasta donde el chico se
encontraba, éste ya se había terminado de abrochar bien los cordones de los
patines y lo esperaba con los brazos alzados, preparado totalmente para que el
mayor tirara de él y lo levantara. YeonJun no pudo evitar suspirar
profundamente al verlo, pero de todas formas se acercó a él y lo tomó de las
manos para comenzar a levantarlo del suelo, usando toda la fuerza que podía
convocar a aquellas horas de la mañana.
Al final, después de unos momentos
de tirar y no conseguir levantarlo, YeonJun lo hizo y pudo poner de pie a Kai,
aunque por la fuerza, casi cayeron al suelo de nuevo. Gracias a que el mayor
siempre había tenido buen equilibrio no acabaron en el cemento, pero si no
hubiera sido así, probablemente se habría acabado desnucando. En los segundos
en los que tardó en estabilizarlos a ambos, soltó las manos de Kai y lo abrazó
fuertemente contra su pecho hasta que sintió que el peligro de caerse había
finalizado y, solo después, lo dejó de abrazar y se separó un poco de él para
cogerlo por los brazos.
—Estamos bien… ¿verdad? —murmuró. Kai asintió,
parpadeando lentamente—. Entonces vamos a empezar.
Y YeonJun trató de alejar de su
mente que hacía unos momentos había tenido a Kai entre sus brazos y que todavía
podía sentir en su nariz el olor de su champú, que todavía podía notar el calor
de su cuerpo contra el suyo, que todavía su corazón latía a mil por hora dentro
de su pecho. Ignorar que estaba enamorado de su amigo de la infancia desde
hacía bastante tiempo… ignorarlo por el bien de ambos y de su amistad, aunque
aquella fuera la verdad de lo que YeonJun sentía.
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