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miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


Cuando los Demás No Están



1/3 Cooking


   Estaba en la sala de ensayo, una de las tantas que tiene las nubes y el cielo como persianas. Me ponía una y otra vez la pista de la nueva canción que estábamos ensayando para nuestro inminente ComeBack y bailaba, con los ojos cerrados, dejándome llevar. De repente, escuché unos pasos entre la música y abrí mis ojos rápidamente, para encontrarme con KyungSoo apoyado en el marco de la puerta, mirándome de manera muy sensual.

   Tragué saliva cuando lo vi avanzar hacia mí, contoneándose de una manera tan provocativa, que me hizo morderme mi labio inferior inconscientemente, con deseo. Cuando lo tuve solo a un par de pasos, me abalancé sobre él y comencé a besarlo, metiendo mi lengua en su boca y saboreándolo completamente cuando comencé a escuchar unos golpes sordos. No le di importancia y seguí besándolo, apretándolo contra mi cuerpo. Otra vez esos golpes sordos que me molestaban, aparté a KyungSoo, cabreado y abrí mis ojos… para encontrarme en mi habitación.

   Maldije por lo bajo. Había sido todo un maldito sueño, un maldito y excitante sueño que me había dejado algo tocado allí abajo. Volví a escuchar los golpes sordos, que resultaron ser golpes en mi puerta y me puse de una mala leche impresionante. Me levanté de la cama y vi a KyungSoo en la suya, despertando, haciendo ruiditos guturales. Esos soniditos que me encantaban. Sacudí mi cabeza al oír otro golpe y fui hacia la puerta. Abrí y me encontré a JunMyeon hyung en el umbral, con una sonrisa en su rostro.

   -Siento molestaros tan temprano- murmuró bajito- pero es que ya tenemos que irnos al Idol Star Champion y queríamos despedirnos.
   -Sí, sí, muy bien- dije mientras bostezaba- pasáoslo bien.
   -Intentaremos ganar algo- escuché decir a ChanYeol.
   -Que sí, que sí…- murmuré volviendo a bostezar.
   -Portaros bien- dijo como una madre JunMyeon hyung- volveremos esta noche.
   -Adiós, hyungs- dije- Hunnie- llamé a mi amigo y él apareció por el pasillo, a su cuello, venía enganchado LuHan.
   -¿Qué quieres?- preguntó mi inocente amigo.
   -Procura no romperte una uña- dije y luego cerré la puerta de la habitación y me dirigí a la cama de KyungSoo.
   -¿Ya se van?- preguntó medio dormido mirando la hora del despertador y sorprendiéndose- es muy temprano…
   -Lo sé- contesté- por eso, tú y yo, vamos a seguir durmiendo- me metí en su cama y lo abracé fuertemente contra mi pecho. Él se dejó hacer y se acomodó.
   -Me gusta la idea- y nos quedamos dormidos.

   Cuando volví a abrir mis ojos, por segunda vez en ese día, noté como mi novio ya no estaba entre mis brazos e hice un puchero. Me hubiera gustado despertarme y poder observarlo dormir unos momentos, pero casi nunca podía hacerlo, él se despertaba antes. Salí de la cama, notando el frío de invierno y me arrastré hasta el baño, después, con los ojos todavía medio pegados, me dirigí a la cocina, donde sabía que estaría él, y no me equivocaba.

   Allí estaba él, de espaldas a mí, cocinando cualquier cosa, mientras cantaba algunas partes de la nueva canción quedamente. Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta, mientras él seguía a lo suyo, entonces, se me ocurrió una cosa y mi sonrisa se amplió. Me acerqué lentamente a él, sin hacer ruido, hasta que pasé mis brazos por alrededor de su cintura, abrazándolo lentamente por las espalda, haciendo que diera un respingo asustado, pero luego se relajó al sentir mi barbilla en el hueco entre su cuello y su hombro.

   -Me has asustado, Jonggie…- dijo y yo comencé a repartir besos por su cuello- mmm… Jonggie… ¿qué haces?
   -¿No es obvio?- tracé un camino de besos hasta su oreja y se la mordisqueé, escuchando cómo suspiraba levemente.
   -Ahh… mmm… Jonggie…- noté su mano en mi cara, acariciándome levemente las mejillas y luego a mi mentón, para alzar mi rostro y comenzar a besarme- mmm… ésta posición es muy incómoda…- murmuró y se giró en mis brazos, para luego volver a besarme dulcemente, como él sólo sabía- mucho mejor…- murmuró contra mis labios y yo lo ataqué, besándolo con hambre, moviendo mis manos hacia su trasero y apretándolo fuertemente, mientras mi lengua danzaba en su boca.
   -Quiero hacerte mío…- susurré.
   -Hazme tuyo…- y sin más, lo empotré contra la encimera más cercana, besándolo con hambre, con deseo, con ganas de él, porque hacía demasiado tiempo que no lo tocaba- hey… hey… hey…- murmuró divertido cuando nos separamos para respirar- ¿en mi cocina?- preguntó y yo asentí, besando su cuello, él me separó y me hizo mirarlo a los ojos, aunque los míos se desviaron un poco y acabaron observando sus labios- pero luego limpias tú.
   -Lo que sea…- acabé diciendo y tras ver una sonrisa en sus labios, los volví a atrapar con los míos.

   Sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos sobre mis hombros, sus labios pegados a los míos, los hyungs molestos todo el día fuera… no podía pedir más. La ropa nos comenzó a sobrar y acabó tirada por algún lugar de la cocina, mientras que nosotros acabamos desnudos, acariciándonos la piel. Siempre me había gustado ese contraste que se creaba entre su piel blanca y la mía morena, era simplemente perfecto.

   Le abrí las piernas y comencé a toquetear su entrada con mi dedo ensalivado, para prepararlo mientras sus gemidos eran música en mis oídos. No tardé en dejar mis dedos quietos y pasar a mayores. Cuando lo penetré, él se aferró fuertemente a mi espalda y me clavó las uñas. Gemí de dolor y placer a la vez, al igual que él, y comenzó la danza entre nuestros cuerpos, hasta que ambos llegamos al orgasmo y nos corrimos sin poder evitarlo.

   Su cabeza recargada en mi hombro, su respiración entrecortada. Suspiré al notar cómo se había quedado dormido, pero luego sonreí, siempre le pasaba lo mismo. Lo cargué y lo llevé a nuestra habitación, lo dejé sobre la cama con cuidado para no despertarlo y luego me di una ducha. Al salir, me vestí y me dirigí de nuevo a la cocina, para descubrir, que lo que hubiera estado cocinando antes de que yo lo entretuviera, se había quemado, nuestra ropa por todos lados, y también, que habíamos dejado un poco pringosas algunas partes. Suspiré y me enfrenté a mi destino… limpiar.