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miércoles, 15 de abril de 2015

Caminito de lunares

Título: Caminito de lunares
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Pareja: KaiSoo (Kai x D.O.) (EXO)
Clasificación: NC–17
Géneros: smut
Número de palabras: 2.748 palabras
Resumen: a veces, cuando JongIn ve a KyungSoo con camisetas de tirantes negras, siente un irrefrenable deseo por trazar un camino de besos uniendo los lunares que bajan desde detrás de su oreja izquierda por su cuello.
Avisos: masturbaciones varias, sexo explícito y cambio de roles (Kai uke, D.O. seme —lo pongo como aviso porque luego vienen las quejas—).
Notas: me dijeron esto por ask y mi respuesta me hizo recordar una foto de KyungSoo en la que se le veían los lunares del cuello, entonces no me pude resistir a hacer esto.
Comentario de autora: después de casi dos años sin escribir KaiSoo, me apetecía hacer algo sobre ellos y como siempre había tenido ganas de que Soo fuera el seme por una vez, me dije que tenía que hacerlo. Espero que os guste.


lunes, 13 de enero de 2014

Como Lobos Hambrientos

Como Lobos Hambrientos

03/01/14, Apartamento de EXO, Seúl, Corea del Sur.

            —No puedo aguatarlo, no sé cómo vosotros lo aguantáis —comentó JongDae apareciendo de repente en la habitación que compartían BaekHyun, ChanYeol, MinSeok y ZiTao y en la que solo se encontraba el primero.
            —¿A qué te refieres? —preguntó este sin entender. Estaba tumbado en la cama con el portátil sujetado entre sus muslos y su abdomen.
            —A JongIn y KyungSoo, ¿qué va a ser? —JongDae se llevó una mano a la cabeza y se despeinó, luego caminó hasta la cama de BaekHyun y se sentó en ella, dejándose caer y haciendo que el inquilino botara y tuviera que sujetar firmemente el ordenador.
            —Eh —se quejó el chico dándole un manotazo—. Se llega a caer y me compras otro.
            —Le pediría el dinero a JunMyeon, entonces. No puede decirme que no.
            —Ni a ti, ni a nadie. Es lo bueno y malo que tiene JunMyeon —ambos chicos sonrieron, pero al segundo, JongDae recordó por qué estaba allí.
            —Argh. No puedo con ellos.
            —¿Pero qué te han hecho? Si no dan ni un ruido.
            —Joder, ya sé que no dan ni un ruido —contestó desesperado el otro—. Si un día Soo se quedó a dormir con JongIn y lo hicieron pensando que Myeon y yo estábamos dormidos ¡y no se les escuchó prácticamente!
           —Vale, vale. Ahórrame los detalles —BaekHyun contuvo un escalofrío al imaginarse la escena—. Y cuéntame por qué estás así. Si vinieras quejándote de SeHun y ZiTao te comprendería, ¿pero de estos dos? No lo entiendo.
            —A ver, ya sé que no son como los otros, que están todo el día el uno sobre el otro. ¡Por Dios, a veces ni sé dónde acaba uno y empieza el otro! —negó con la cabeza—. Pero eso lo arregla YiFan cuando se harta de manoseos y le da una hostia a ZiTao como buen padre —lo que pasa con JongIn y KyungSoo es que sí, vale, no se toquetean mucho, pero se miran de una manera que me pone muy nervioso. ¡A veces parece que JongIn se quiere comer a KyungSoo y viceversa! Parecen… ¡Lobos hambrientos!
            —Clama, JongDae —BaekHyun cerró la tapa de su portátil y se incorporó de la cama, dándole palmaditas en la espalda al chico—. El comeback de Wolf ya ha pasado, deja de pensar  en lobos.
            —Pero es que parece eso.
            —Ya sé lo que parece. Lo vemos todos ¡incluso lo ven las fans! Solo hay fanfics de ellos dos en internet.
            —¿Eso estabas mirando? —preguntó JongDae con una sonrisa enigmática que el otro sabía torear muy bien.
            —Exactamente. Después de lo de ZiTao en weibo me dio curiosidad y estoy buscando cosas.
            —Vale. Da igual. Prefería que me hubieras dicho que estabas buscando porno, no habría huido. De hecho, me hubiera quedado contigo para tomar apuntes.
            —No creo que JunMyeon te deje innovar.
            —Qué va. Es un soso. Siempre lo mismo. No sé por qué no lo dejo y me vengo contigo.
            —Porque hay un elfo al que no quieres ver cabreado.
            —Muy cierto. ¡Pero ese no es el tema!
            —Ya sé. Ya sé. JongIn y KyungSoo que parece que se van a comer cualquier día ¿y qué? No hacen daño a nadie.
            —Pero me ponen muy nervioso.
            —Sé lo que se siente. He vivido con ellos más tiempo que tú ­—la mano de BaekHyun bajó hasta la rodilla del otro y la dejó allí apoyada—. Tienes que aprender a convivir con ello. Después de un tiempo lo verás normal.
            —No tengo tiempo. Quiero verlo normal ¡ya!
            —Jong…
            —Un momento… —los ojos de JongDae emitieron un brillo que a BaekHyun le puso los pelos de punta.
            —Sea lo que sea aquello que estés pensando en esa maquiavélica cabecita tuya, deséchalo, por lo que más quieras. Tu última idea concerniente a una pareja acabó con YiFan metiéndosela a YiXing en la mesa de la cocina y te recuerdo que no fue muy agradable de ver.
            —Tranquilo, esta vez calcularé muy bien las cosas.
            —JongDae, cuando haces eso das miedo. Lo sabes, ¿no?
            —JunMyeon también dice que doy miedo a veces en la cama.
            —Todavía no entiendo como alguien como él puede estar con alguien como tú.
            —Yo sé por qué —el chico señaló descaradamente su entrepierna y BaekHyun le dio un golpe en el brazo, gritando su nombre—. Está bien. Está bien. ¿Me vas a ayudar con lo que estoy planeando?
            —Primero cuenta el plan, ya decidiré qué hacer.
            —Perfecto…



            —¿Sabéis dónde está JongDae? —preguntó JunMyeon entrando al salón en el que se encontraban varios de los integrantes del grupo. La mayoría movió la cabeza negativamente, pero uno lo hizo afirmativamente.
            —Lo vi entrar a nuestra habitación hace un par de horas o así —comentó MinSeok.
            —¿Lleva dos horas encerrado con BaekHyun en una habitación? —preguntó ChanYeol con los ojos desorbitados, levantándose del sofá y dando un paso para echar a andar hacia ese lugar. Sin embargo, una mano lo agarró del brazo y lo hizo sentarse de nuevo.
            —Ni se te ocurra molestarlos —dijo YiFan mirando la pantalla del televisor—. Estaban maquinando alguna cosa.
            —¿Y por qué no me han llamado a mí para maquinar? —preguntó el chico haciendo un puchero—. Yo también formo parte de ese grupo.
            —Les romperías el ambiente —dijo LuHan—. Admite que Baek y JongDae quedan mejor juntos que tú con él —ChanYeol hinchó las mejillas y JunMyeon lo acompañó en el gesto.
            —BaekHyun no haría nada como eso.
            —Pero JongDae sí lo haría, ¡vamos que sí lo haría! Tengo que tener un cuidado —comentó JunMyeon negando con la cabeza.
            —Pues yo quiero ver qué están haciendo.

            ChanYeol se levantó de nuevo, pero esta vez no hizo falta que lo detuviera YiFan, se detuvo él solo cuando vio aparecer a BaekHyun y JongDae por la puerta del salón, riendo cómplices. Se quedó estático, mirando fijamente a su pareja hasta que este le devolvió la mirada acompañada de una sonrisa inocente que derritió al chico y lo hizo sonreír como tonto.

            —Genial. Estáis todos —dijo JongDae contando a los presentes.
            —En realidad faltan JongIn y KyungSoo —dijo YiXing—. Han salido antes a comprarse regalos para su cumpleaños.
           —Perfecto —el chico sonrió—. Hay algo de lo que quiero hablaros que concierne a ambos chicos, así que, ZiTao, deja de meterle boca a SeHun y presta atención.



13/01/14, Apartamento de EXO, Seúl, Corea del Sur.

            Había acabado la fiesta organizada por la empresa para los cumpleaños de KyungSoo y JongIn, que al cumplir uno el doce y el otro el catorce, lo celebraban el trece juntos, para no hacer dos fiestas. Habían estado un par de horas con algunas fans y por fin regresaban a casa tras un largo día. Sin embargo, nada más entrar en esta, la mayoría de ellos volvieron a salir, de hecho, diez de ellos lo hicieron.

            —¿Dónde vais todos? —preguntó KyungSoo al verlos salir.
            —Vamos a salir un rato —contestó JongDae con una sonrisa traviesa—. Disfrutad de nuestros regalos al máximo y no os reprimáis.

            El chico fue a decir algo más, pero la puerta de la calle le fue cerrada en las narices y no pudo hacer más que abrir y cerrar la boca un par de veces, ya en soledad. Solo volvió en sí, cuando escuchó la voz de JongIn detrás de él, a unos cuantos metros y se giró hacia él.

            —Hyung, nos han dejado algo en mi dormitorio —dijo—. ¿Dónde están todos? —preguntó mirando a su alrededor al no ver a nadie.
            —Acaban de irse —contestó el chico—. JongDae ha dicho que nos divirtamos con lo que nos han dejado. No me ha gustado nada la forma en la que lo ha dicho.
            —Tampoco puede ser demasiado malo. Ven, vamos a ver qué es.

            JongIn le tendió la mano y el otro la aceptó de buen gusto. Así, ambos caminaron hasta la habitación del menor, entraron a esta y se sentaron en su cama, intentando que los pequeños paquetitos que había en esta no se cayeran al suelo.

            —¿Cuál abrimos primero? —preguntó emocionado JongIn.
            —El que te llame más la atención —el chico asintió y tomó uno con papel rosa chillón. Lo abrió y cogió la nota que había sobre el regalo, envuelto este todavía en papel de celofán—. “Si has abierto este regalo el primero, te conozco como si fuera tu madre, Kim JongIn” —leyó con una sonrisa—. “Espero que te guste mi regalo y que le des buen uso. Tu fan número 1, ChanYeol”.
            —¿ChanYeol es adivino a tiempo parcial ahora? —preguntó KyungSoo divertido.
            —Eso parece —JongIn dejó la nota a un lado y tomó el regalo, abriendo los ojos como platos al ver lo que era—. ¿Pero qué…? —preguntó sorprendido con un bote de lubricante con sabor a fresa.
            —Esto no será una cámara oculta para el ShowTime, ¿verdad? —KyungSoo se levantó de la cama y comenzó a buscar por la habitación cualquier indicio.
            —No creo. Esto sería clasificado como +19 y no podrían emitirlo en la tele a la hora de siempre —dijo el menor—. Pero sí que creo que es una maldita broma de los demás.
            —Seguro que ha sido idea de JongDae. Cuando regrese le daré donde más le duele —el otro volvió a la cama con el rostro sombrío—. Hoy no se me escapa.
            —Bueno, miremos por el lado bueno —comentó JongIn—. Nuestro bote se terminó hace poco y no pudimos comprar uno nuevo —el mayor dio un suspiro —veamos el siguiente, ¿cuál prefieres?
            —El de leopardo. Seguro que es de Tao.
            —Vale —el chico cogió la caja envuelta en papel de leopardo y la abrió, soltando una carcajada al ver la nota—. “SanTao Claus ha llegado un poco tarde, pero se perdió por el camino. Espero que me perdonéis el retraso y utilicéis con frecuencia el regalo y aprendáis de él” —leyó—. Wow, ZiTao sabe decir “con frecuencia” ahora —comentó divertido tomando otra pequeña caja había dentro. Abrió la tapa y le enseñó a KyungSoo el interior.
            —¿Una colección de películas porno gay? —preguntó el mayor con una ceja alzada.
            —Típico de ZiTao. Ahora abrimos el verde —cogió ese paquete y lo puso entre sus piernas.
            —¿Por qué tengo la sensación de que todos los regalos serán de contenido sexual? —murmuró.
            —“Para que innovéis un poco. Sosos” —leyó, sacando una ristra de cuentas anales de la caja—. Esto tiene que ser de SeHun —dijo mirando el artefacto—. Siempre está empeñado en que hay que utilizar cosas de estas para que el orgasmo sea mejor —a KyungSoo se le encendieron las mejillas al escuchar aquello.
            —¿Hablas con SeHun de… Nuestras relaciones? —preguntó.
            —Claro. Tengo que devolverle las sesiones escabrosas y repletas en detalles en las que me cuenta cómo él y ZiTao “hacen cosas”.
            —Vale. Eso no me lo esperaba —murmuró KyungSoo—, pero da igual, abre el rojo —JongIn asintió y tomó ese paquete.
            —“No os hará mal un poco de perversión, de todas formas, ya os coméis con los ojos. Chen” —leyó. Luego sacó de la caja unas esposas y un pañuelo—. ¿Pero qué…?
            —¿Le dolerá más si le pego con las esposas o con el pañuelo? —preguntó el mayor crujiéndose los dedos de las manos.
            —Vamos, hyung —JongIn llevó su mano a la mejilla del otro y la acarició—. Todo esto son tonterías de los chicos, no hay que hacer mucho drama por eso.
            —Está bien…
            —Perfecto —el chico sonrió y cogió un paquete pequeño que por la forma parecía no ser una caja sino un libro. Quitó el papel y cuando vio el título casi se atraganta con su propia saliva—. El Kamasutra para homosexuales —se mordió el labio inferior y miró avergonzado a su chico mientras abría el libro para leer la dedicatoria—. “Cuando fui a comprarlo a la librería pasé mucha vergüenza, así que luego tratadme como a un rey. MinSeok.” —dejó de leer y vio otra frase más abajo—. “Usadlo bien y luego que circule. LuHan”.
            —Ahí tenemos dos regalos —comentó KyungSoo.
            —Maldito hyung tacaño —murmuró entre dientes.
            —Coge el pequeño cuadrado —señaló el mayor.
            —¿Este? —preguntó JongIn tomando el regalo.
            —Sí.
            —Veamos —rompió el papel y abrió la caja—. “Recordad que aunque no está mal dejarse llevar por la pasión, siempre hay que tomar precauciones. Os quiere, omma.”
            —JunMyeon hyung siempre igual —dijo KyungSoo.
            —Nunca cambiará —comentó JongIn. Cogió otro de los paquetes y comenzó a abrirlo—. “No sabía qué regalaros, así que no me lo tengáis en cuenta. Lay.” —tomó el bote que había en la caja y lo sacó—. ¿Esto es aceite corporal? —preguntó extrañado.
            —Un afrodisiaco —contestó el mayor—. Si se da un masaje con eso se incrementa… Ya sabes… El deseo sexual…
            —Oh… —JongIn se mordió el labio inferior—. Estos hyung piensan en todo.
            —Eso parece —KyungSoo carraspeó—. Ya solo quedan dos, el de Kris y el de BaekHyun. ¿Abrimos el más grande ahora? —el menor asintió y cogió ese regalo.
            —“No sé cómo me he dejado convencer, pero bueno, disfrutad. Kris.” —leyó y luego sacó de la caja un pene de látex de pequeño tamaño—. ¿Para qué queremos esto si nosotros ya tenemos uno cada uno…?
            —No lo sé.
            —Bah, da igual. Abro el que queda —abrió el regalo y leyó la nota—. “Esto es para que dejéis salir a vuestro lobo interior. BaekHyun” —el chico sacó un látigo de cuero y abrió los ojos como platos. KyungSoo también se quedó de piedra al ver el regalo.
            —¿Pretenden que nos hagamos sadomasoquistas o algo? —preguntó el mayor.
            —Eso parece…
            —¿Qué tal si lo guardamos todo, menos el lubricante, los condones, el libro y el afrodisiaco? —dijo KyungSoo.
            —Las películas también las podríamos utilizar.
            —Vale.

            Comenzaron a meter todos los regalos en sus respectivas cajas con sus respectivas notas y los guardaron en el fondo del armario que compartían JongIn, JongDae y JunMyeon. Después, fueron a la habitación de KyungSoo y escondieron los demás. Luego se fueron al salón y se sentaron en el sofá para ver la tele.

            —¿Por qué crees que habrán hecho esto? —preguntó JongIn.
            —¿Recuerdas lo que hicimos para cuando Kris y YiXing se gustaban, pero ninguno de los dos le decía nada al otro?
            —Sí.
            —Creo que esto es porque creen que nuestra vida sexual no es satisfactoria, ya que no estamos enganchados todo el día como SeHun y ZiTao.
            —Pues vaya maneras que tienen.
            —¿Qué más podemos esperar?
            —¿Y qué podemos hacer para que no vuelvan a hacer algo así?
            —Besarnos y estar todo el día agarrados frente a ellos.
            —Me da vergüenza.
            —Y a mí, pero debemos intentarlo.
            —Está bien. A partir de ahora no nos contendremos.

           JongIn se fue inclinando sobre KyungSoo hasta que sus labios se rozaron levemente al principio, para luego convertirse en un beso mucho más demandante. Escucharon la puerta principal abrirse, pero aun así no se separaron como habían acordado.

            —Otra vez te has equivocado calculando el tiempo —escucharon decir a BaekHyun y luego oyeron protestar a varios más, pero ellos siguieron besándose, porque si todo aquello había sido para que no se contuvieran, ellos no se volverían a contener nunca más.



domingo, 4 de agosto de 2013

Lollipop

Lollipop

   Lo hacía sin mala intención. Él nunca lo haría de otra manera, él no era yo. Simplemente, esa era su forma normal de hacerlo y no la podía cambiar. Sin embargo, lo que yo estaba sintiendo en mi interior por culpa de aquella inocente, pero a la vez jodidamente sexy acción no era nada normal.

   Solo se estaba comiendo un maldito chupachups y yo ya no cabía en mi de excitación. No podía ser posible. Además, estábamos en frente de las fans y menos podía atacarlo y chuparlo entero como él estaba haciendo con aquel caramelo con palo, delante de los chicos me daba igual.

   Mi mirada de deseo estaba solo dirigida a él, que al otro lado, conversaba animadamente con Kris, a la vez que le daba lametazos a aquel invento del demonio y me ponía a cien. Él no se daba cuenta de mis intenciones, de mi mirada, de lo que me estaba haciendo en una parte de mi anatomía a la que no paraba de llegar sangre.

   -Deja de mirarlo así sino quieres que las fans inventen cosas- escuché decir a BaekHyun pasando por mi lado.

   Lo mire y él me sonrió como si me hubiera hecho una pequeña broma. Después se fue corriendo hacia Chen para comenzar a dar la lata a quien fuera que se encontrara en su camino, probablemente le tocaría sufrir a esos dos a SuHo hyung. Bufé porque tenía razón. Si lo seguía mirando así, las fans se darían cuenta de todo y aquello sería malo para nuestra carrera y para la compañía.

   Intenté serenarme para no pensar más en lo que le haría si no hubiera nadie a nuestro alrededor y me centré en SeHun y Tao, que hablaban de gilipolleces cerca de mí. Sin embargo, no podía apartar mi mirada de lo que él hacía.

   Me mordí el labio inferior y jadeé al sentir un tirón en mi entrepierna cuando lo vi pasar la lengua por aquel chupachups de una manera completamente excitante. Cerré mis ojos unos segundos y luego los abrí, para encontrarme con sus ojos puestos en mí. Aguanté su mirada durante unos momentos y luego él la desvió. Siempre hacia lo mismo.

   Observé cómo se despedía de Kris y dejaba a este a merced de ChanYeol y de sus tonterías para dirigirse a mí. No pude evitar mirarlo de forma penetrante mientras se acercaba y cuando estuvo a mi lado, tampoco pude evitar tocarlo. Llevé mi mano a su cabello y lo despeiné levemente. Él era mayor que yo, pero también más bajito, por lo que podía hacer eso y además, no se molestaba.

   -¿Te pasa algo, Jonggie?- me preguntó cerrando los ojos, disfrutando del contacto de mi mano e intentando que el caramelo no se le cayera de la boca. Sus labios gruesos y pegajosos además por el dulce, me llamaban a gritos, pero intenté serenarme de nuevo y contestarle.
   -Es solo que eres jodidamente sexy- susurré para que nadie nos oyera y él se sonrojó.
   -Yo no soy nada- murmuró- tú eres… así…- sonreí y aparté mi mano de su cabello.
   -Esta noche quiero sentir tu lengua sobre mí- el abrió la boca y yo aproveché para coger el chupachups e introducirlo en la mía, ignorándolo todo- quiero tener el mismo trato que este caramelo.
   -Jonggie…- susurró, pero yo no lo dejé seguir.
   -La quiero- lo interrumpí y tras darle un golpe amistoso en el brazo, me alejé de él, saboreando aquel chupachups. Saboreándolo a él.

~.~.~

   No pude esperar casi ni a que los demás chicos salieran por la puerta de la sala de ensayo para empotrarlo contra la pared y empezar a comérmelo a besos. Había sido un día agotador, habíamos tenido una presentación, luego un fansign y más tarde un poco de ensayo, pero yo no podía retener más las ganas de comérmelo.

   -Jonggie…- jadeó cuando sintió mi lengua sobre su cuello, buscando sus lunares.
   -No puedo aguantarlo más…- mordí un poco, sin dejar llegar a marca y luego me separé brevemente de él para mirarlo a los ojos. Estos brillaban, brillaban de deseo mientras me observaba. Me vi reflejado en sus ojos. Yo era una bestia y él era mi presa.

   Me volví a inclinar sobre él, pero esta vez ataqué sus labios. Todavía estaban pegajosos por el chupachups y eso me encantó. Los lamí y luego introduje mi lengua dentro de su boca, dentro de aquel excitante lugar. Sus manos viajaron a mi pelo y comenzaron a tironear de él. Apreté mis manos en su cintura y él jadeó dentro del beso.

   -¿Chicos?- una voz a mis espaldas nos hizo separarnos rápidamente y hacer como si nada hubiera ocurrido allí. Por la puerta entraba XiuMin hyung y nos miró alzando una ceja. No entendí su reacción hasta que nos vie reflejados en el espejo. Nuestros cabellos desordenados, al igual que nuestra ropa, nuestros labios rojos, nuestras respiraciones aceleradas y mi miembro señalándose en mis pantalones- siento interrumpir.
   -No… no… interrumpes nada, hyung…- dijo KyungSoo y comenzó a guardar en par de cosas en su bolsa.
   -Sólo quería deciros que nos vamos en una media hora o así- sonrió- nos vemos en la puerta- y salió de la sala.

   KyungSoo y yo estuvimos un buen rato sin hacer más que mirar a la nada. Solo pude reaccionar de nuevo cuando lo vi moverse y terminar de recoger. Sonreí y me acerqué a él por la espalda para darle un abrazo y un pequeño beso en su nuca. Se estremeció entre mis brazos y paró todo movimiento.

   -Jonggie…- susurró- tenemos que irnos…
   -Queda media hora- le di otro beso y me apreté más contra su cuerpo para que pudiera notar contra su trasero lo duro que me había puesto. Él dio un respingo y sonreí contra su cuello- debemos hacer algo con esto.
   -Jonggie…
   -No podemos dejar que nadie me vea así- él se giró entre mis brazos y me encaró.
   -¿Qué me darás a cambio?- una sonrisa pícara adornaba su rostro.
   -La mejor noche de tu vida.
   -Trato hecho.

   Al momento siguiente ya estaba de rodillas en el suelo y moviendo sus manos por mi cintura, para bajarme un poco los pantalones del chándal, lo justo para poder acceder con comodidad. Jadeé cuando mi miembro fue liberado de la prisión que ejercían mis boxers y a partir de ese momento, no pude hacer más que gemir.

   Sus manos al principio, tocándome con maestría, de aquella manera tan excitante, tan perfecta. Sabía dónde debía tocar para hacerme llegar al cielo y tocaba esos puntos para que me perdiera. El tiempo corría en nuestra contra, pero él nunca dejaba un trabajo mal hecho. Cerré mis ojos para disfrutar mejor del placer que me brindaba, cuando sus labios tomaron el relevo de sus manos.

   Gemí sin poder contenerme al sentir sus gruesos labios sobre mi pene, dando pequeños besos por todo el lugar. Me sujeté a la pared para no caer cuando mis rodillas flaquearon por el placer y mordí mi labio inferior hasta que casi me hice sangre.

   Pero todavía no había llegado lo mejor. Cuando introdujo mi pene en su boca, esa excitante boca, con esa excitante lengua y esos excitantes labios, casi muero de placer. Abrí mis ojos de par en par y vi sus ojos abiertos, fijos en los míos, mientras su cabeza se deslizaba adelante y atrás, mientras su lengua danzaba por mi miembro.

   -Ah… Soonnie… Soonnie…- me agarré a su cabello y tironeé de él, marcando el ritmo, que de lento, pausado pasó a ser rápido y desenfrenado, pero eso era lo que yo necesitaba y él me lo daba.

   Un cosquilleo comenzó a instalarse en mi vientre mientras él chupaba mi miembro como si del chupachups del fansign se tratara. De repente, me corrí. No pude avisar porque un gemido atascó mi garganta y mi semen acabó en la suya. Mis piernas se tambalearon y caí al suelo de rodillas, tal y como estaba él. Mi corazón estaba acelerado, igual que mi respiración.

   Él atrapó mi rostro entre sus manos y me hizo mirarlo a los ojos. Yo no podía fijar bien mi vista, todavía no podía. Mi cerebro estaba desconectado en esos momentos de mi cuerpo.

   -Jonggie…- susurró- te amo…
   -Te amo…- pude responder antes de que mis labios fueran atrapados entre los suyos y comenzara un beso dulce y a la vez amargo.

   -Vamos a casa- susurró cuando nos separamos y me hizo levantarme del suelo mientras yo seguía perdido en todas las sensaciones que él me había provocado. Lo vi recoger nuestras cosas y arreglarme la ropa. Después noté su mano entrelazada con la mía y lo miré, él de dedicó una hermosa sonrisa y yo la correspondí lo mejor que pude- todavía me debes la mejor noche de mi vida- murmuró- recupérate- y tiró de mí por los pasillos de la empresa, buscando la salida, el lugar donde nos encontraríamos con los demás para volver a casa y para que yo saldara la deuda que acababa de contraer.




martes, 9 de julio de 2013

Mine


Mine

   Mío, él era mío y no había más que hablar. Yo lo había visto antes, yo había sido su amigo antes, yo lo había ayudado antes,  yo lo había apreciado antes, yo me había declarado antes, yo lo había tomado antes, por lo que é era mío y por muy líder que fuera JunMyeon, nunca iba a permitir que me quitara lo que era mío. Porque, Do KyungSoo, era mío.

   -JongIn… ah… mmm… ah… ¿qué haces?- preguntó mientras yo saboreaba su cuello de piel blanca una y otra vez.
   -¿No es obvio?- le dije separándome un poco de su cuello, para después darle un lametón a u clavícula.
   -JongIn… ah… para… los demás…  pueden entrar en… en… cualquier momento…- le mordí la clavícula y él gimió fuerte, con aquella voz que tanto me gustaba y excitaba- para…- me alejé de él y bufé, levantándome de su cuerpo y yendo hacia mi cama, donde me tumbé, dándole la espalda- ¿estás enfadado?- preguntó tras unos momentos de silencio.
   -¿Tú que crees?- pregunté.
   -Lo siento- murmuró- pero es mejor cuando estemos solos- volví a bufar.
   -Claro… es mejor cuando estemos solos, para que así, JunMyeon no te oiga gemir cuando te la meta, y así poder ir luego en busca de sus brazos- ataqué muy cabreado y celoso.
   -Yo no tengo nada con hyung- contestó.
   -¿Ah no? Esa trola se la cuentas a otro.
   -Eres un maldito cabrón sin sentimientos- me dijo y noté su voz ahogada, me giré y lo vi llorando- yo… no tengo nada con hyung… yo… yo te quiero a ti… solo a ti…- algo se removió en mi interior, yo no quería hacerlo llorar, pero…
   -¿Por qué debería creerte?- le pregunté y él cogió aire antes de responderme.
   -Porque te quiero, porque te amo, porque soy tuyo y tú eres mío.
   -¿Y por qué siempre estás pegado a él?- no pude evitar preguntarle aquello.
   -¿Has oído hablar de lo que es el fanservice?- preguntó limpiándose las lágrimas- tú también lo haces… con seHun… y yo no me molesto… ¿por qué no confías en mí?
   -Confío en ti- dije- pero no en él… no soporto como te mira, no soporto que te toque, no soporto que haga nada de eso… tú… tú eres mío… y odio que él me separe de mí- lo vi esbozar una sonrisa y luego se levantó de su cama y se sentó en la mía.
   -A mí tampoco me gusta lo que haces con SeHun- entrelazó su mano con la mía- pero no tengo dudas ni celos porque sé que él sólo tiene ojos para LuHan.
   -Total… que si Hunnie no estuviera con el chino estarías como yo- resumí y él sonrió.
   -Podría decirse…- llevó nuestras manos entrelazadas a sus labios y comenzó a besar la mía.
   -Te amo, KyungSoo…
   -Yo también te amo… a pesar de todo… porque sigues siendo mío…- sonreí maliciosamente y luego, rápidamente, lo agarré y lo tumbé de espaldas en la cama, colocándome yo encima.
   -Y tú eres mío- susurré antes de continuar donde lo habíamos dejado antes.




lunes, 13 de mayo de 2013

Cinco Sentidos


Cinco Sentidos


   El sentido de la vista es algo que está sobrevalorado. Tan buena puede ser la vida de una persona que ve, como lo puede ser para otra persona que no ve. Yo, por ejemplo, desde que tengo memoria, no recuerdo haber visto nada. No sé cómo son los colores, porque nunca los he visto, tampoco sé cómo es el cielo ni las nubes. Nunca he visto un atardecer, ni un amanecer. Pero yo no me quejo, no echo de menos esas cosas, puesto que nunca las vi, por lo tanto, vivo mi vida, feliz.

   Además, tengo otros cuatro sentidos más, ¿quién iba a echar de menos uno que solo pone trabas?

   El sentido de la vista sólo sirve para juzgar todo y los seres humanos no somos quiénes para juzgar nada, para eso está Dios. Yo no juzgo a nadie, ni por su aspecto, ni por su raza, ni por la ropa que viste, porque no puedo ver. Tampoco me creo mejor persona, o peor, incluso, solo por eso, yo me considero alguien igual a los demás, pero dentro de esa igualdad, por pertenecer a la especie homo sapiens, todos somos diferentes, cada uno tiene algo que lo hace diferente a los demás, su voz, su personalidad, su físico… yo tengo mi ceguera.

   Pero vivo mi vida de una manera completamente normal, me falta un sentido, ¿y qué? Yo me guío por mi oído, por mi tacto, por mi olfato y por mi gusto.

   Nunca he visto la Torre de Seúl, pero sé que forma tiene, tocando relieves. Nunca he visto a mi madre, pero puedo identificarla sólo por el sonido de sus pisadas. Nunca he visto un plato de kimchi, pero sé que sabor tiene. Nunca he visto el mar, pero sé cuál es su olor.

   Mi vida por lo tanto, es completamente normal. Tengo amigos, que me quieren por cómo soy y no por lo que soy, que me ayudan en lo que sea que necesite. También tengo un novio, porque a pesar de creer en Dios, y en lo que dicen sus enseñanzas, creo en el amor, y yo me enamoré de él, de un chico, como yo.

   Me enamoré del sonido de su voz, me enamoré del suave tacto de su piel, me enamoré del sabor dulce de sus labios y del olor de su cuerpo. Me enamoré de la forma en la que me trataba, suave y cariñosa, de los abrazos que me daba, de sus besos fugaces cuando estábamos cerca, de sus manos traviesas envolviendo mi cintura, de sus labios gruesos que me hacían tocar con mis dedos el paraíso, y de su personalidad juguetona. Me enamoré de él, de una persona fuerte que se acercó a mí, un chico al que no le importó mi diferencia y que estaba a mi lado en los buenos y en los malos momentos. Porque las personas como yo, también tienen derecho a enamorarse.

   Me desperté esa mañana, rodeado por unos brazos cálidos y sintiendo cada roce de sus labios contra mi cabello.

   -Buenos días, KyungSoo- lo escuché decir- ¿dormiste bien?
   -En tus brazos, perfectamente…- murmuré, acomodándome mejor sobre su cuerpo y notando el agarre más fuerte de sus brazos a mi cintura, haciendo que se me erizara la piel, siempre sensible a su tacto.
   -Me alegra que estés bien- dijo- te amo…- susurró en un tono apenas audible, pero que yo pude escuchar perfectamente.
   -Yo también te amo, JongIn- contesté y tracé un camino de besos hasta dar con sus labios, notando su sabor dulce y el olor a sexo de la habitación.









miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


Cuando los Demás No Están



1/3 Cooking


   Estaba en la sala de ensayo, una de las tantas que tiene las nubes y el cielo como persianas. Me ponía una y otra vez la pista de la nueva canción que estábamos ensayando para nuestro inminente ComeBack y bailaba, con los ojos cerrados, dejándome llevar. De repente, escuché unos pasos entre la música y abrí mis ojos rápidamente, para encontrarme con KyungSoo apoyado en el marco de la puerta, mirándome de manera muy sensual.

   Tragué saliva cuando lo vi avanzar hacia mí, contoneándose de una manera tan provocativa, que me hizo morderme mi labio inferior inconscientemente, con deseo. Cuando lo tuve solo a un par de pasos, me abalancé sobre él y comencé a besarlo, metiendo mi lengua en su boca y saboreándolo completamente cuando comencé a escuchar unos golpes sordos. No le di importancia y seguí besándolo, apretándolo contra mi cuerpo. Otra vez esos golpes sordos que me molestaban, aparté a KyungSoo, cabreado y abrí mis ojos… para encontrarme en mi habitación.

   Maldije por lo bajo. Había sido todo un maldito sueño, un maldito y excitante sueño que me había dejado algo tocado allí abajo. Volví a escuchar los golpes sordos, que resultaron ser golpes en mi puerta y me puse de una mala leche impresionante. Me levanté de la cama y vi a KyungSoo en la suya, despertando, haciendo ruiditos guturales. Esos soniditos que me encantaban. Sacudí mi cabeza al oír otro golpe y fui hacia la puerta. Abrí y me encontré a JunMyeon hyung en el umbral, con una sonrisa en su rostro.

   -Siento molestaros tan temprano- murmuró bajito- pero es que ya tenemos que irnos al Idol Star Champion y queríamos despedirnos.
   -Sí, sí, muy bien- dije mientras bostezaba- pasáoslo bien.
   -Intentaremos ganar algo- escuché decir a ChanYeol.
   -Que sí, que sí…- murmuré volviendo a bostezar.
   -Portaros bien- dijo como una madre JunMyeon hyung- volveremos esta noche.
   -Adiós, hyungs- dije- Hunnie- llamé a mi amigo y él apareció por el pasillo, a su cuello, venía enganchado LuHan.
   -¿Qué quieres?- preguntó mi inocente amigo.
   -Procura no romperte una uña- dije y luego cerré la puerta de la habitación y me dirigí a la cama de KyungSoo.
   -¿Ya se van?- preguntó medio dormido mirando la hora del despertador y sorprendiéndose- es muy temprano…
   -Lo sé- contesté- por eso, tú y yo, vamos a seguir durmiendo- me metí en su cama y lo abracé fuertemente contra mi pecho. Él se dejó hacer y se acomodó.
   -Me gusta la idea- y nos quedamos dormidos.

   Cuando volví a abrir mis ojos, por segunda vez en ese día, noté como mi novio ya no estaba entre mis brazos e hice un puchero. Me hubiera gustado despertarme y poder observarlo dormir unos momentos, pero casi nunca podía hacerlo, él se despertaba antes. Salí de la cama, notando el frío de invierno y me arrastré hasta el baño, después, con los ojos todavía medio pegados, me dirigí a la cocina, donde sabía que estaría él, y no me equivocaba.

   Allí estaba él, de espaldas a mí, cocinando cualquier cosa, mientras cantaba algunas partes de la nueva canción quedamente. Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta, mientras él seguía a lo suyo, entonces, se me ocurrió una cosa y mi sonrisa se amplió. Me acerqué lentamente a él, sin hacer ruido, hasta que pasé mis brazos por alrededor de su cintura, abrazándolo lentamente por las espalda, haciendo que diera un respingo asustado, pero luego se relajó al sentir mi barbilla en el hueco entre su cuello y su hombro.

   -Me has asustado, Jonggie…- dijo y yo comencé a repartir besos por su cuello- mmm… Jonggie… ¿qué haces?
   -¿No es obvio?- tracé un camino de besos hasta su oreja y se la mordisqueé, escuchando cómo suspiraba levemente.
   -Ahh… mmm… Jonggie…- noté su mano en mi cara, acariciándome levemente las mejillas y luego a mi mentón, para alzar mi rostro y comenzar a besarme- mmm… ésta posición es muy incómoda…- murmuró y se giró en mis brazos, para luego volver a besarme dulcemente, como él sólo sabía- mucho mejor…- murmuró contra mis labios y yo lo ataqué, besándolo con hambre, moviendo mis manos hacia su trasero y apretándolo fuertemente, mientras mi lengua danzaba en su boca.
   -Quiero hacerte mío…- susurré.
   -Hazme tuyo…- y sin más, lo empotré contra la encimera más cercana, besándolo con hambre, con deseo, con ganas de él, porque hacía demasiado tiempo que no lo tocaba- hey… hey… hey…- murmuró divertido cuando nos separamos para respirar- ¿en mi cocina?- preguntó y yo asentí, besando su cuello, él me separó y me hizo mirarlo a los ojos, aunque los míos se desviaron un poco y acabaron observando sus labios- pero luego limpias tú.
   -Lo que sea…- acabé diciendo y tras ver una sonrisa en sus labios, los volví a atrapar con los míos.

   Sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos sobre mis hombros, sus labios pegados a los míos, los hyungs molestos todo el día fuera… no podía pedir más. La ropa nos comenzó a sobrar y acabó tirada por algún lugar de la cocina, mientras que nosotros acabamos desnudos, acariciándonos la piel. Siempre me había gustado ese contraste que se creaba entre su piel blanca y la mía morena, era simplemente perfecto.

   Le abrí las piernas y comencé a toquetear su entrada con mi dedo ensalivado, para prepararlo mientras sus gemidos eran música en mis oídos. No tardé en dejar mis dedos quietos y pasar a mayores. Cuando lo penetré, él se aferró fuertemente a mi espalda y me clavó las uñas. Gemí de dolor y placer a la vez, al igual que él, y comenzó la danza entre nuestros cuerpos, hasta que ambos llegamos al orgasmo y nos corrimos sin poder evitarlo.

   Su cabeza recargada en mi hombro, su respiración entrecortada. Suspiré al notar cómo se había quedado dormido, pero luego sonreí, siempre le pasaba lo mismo. Lo cargué y lo llevé a nuestra habitación, lo dejé sobre la cama con cuidado para no despertarlo y luego me di una ducha. Al salir, me vestí y me dirigí de nuevo a la cocina, para descubrir, que lo que hubiera estado cocinando antes de que yo lo entretuviera, se había quemado, nuestra ropa por todos lados, y también, que habíamos dejado un poco pringosas algunas partes. Suspiré y me enfrenté a mi destino… limpiar.