Mostrando entradas con la etiqueta Cuando los Demás No Están. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuando los Demás No Están. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


3/3 Surprise


   Estaba flotando en la inconsciencia, en el mundo de los sueños, feliz, sin preocupaciones, en paz y tranquilidad, algo de lo que muy pocas veces podía disfrutar, cuando de repente, comencé a escuchar algunos sonidos. Me removí intranquilo y los sonidos se hicieron más fuertes, más graves, más conocidos. Lentamente fui abriendo mis ojos hasta que descubrí que era Kevin quien hacía esos ruidos. Intenté enfocar mi oído en su voz y me encontré con que decía mi nombre. Bostecé y me incorporé de la cama.

   -Por fin despiertas, bello durmiente- me dijo y yo le sonreí adormilado, ganándome un beso en la mejilla.
   -¿Qué hora es?- pregunté.
   -Son las 9:00- contestó y yo puse un puchero, era temprano para estar levantados en nuestro único día libre, ya que los chicos estaban en el Idol Star Champion- vamos, no seas remolón- me abrazó bajo las axilas y me sacó de la cama en brazos, yo me abracé a él fuertemente con mis piernas, enganchándome como un mono- hoy va a ser un gran día- murmuró y fui cargado hasta el baño. Cuando entramos, me dejó en el suelo y se dispuso a retirarse, pero yo quería mimos, así que lo atraje hacia mí y comencé a besar sus labios lentamente- mmm… mi conejo travieso…- murmuró contra mis labios una vez nos separamos.
   -Quiero mimos- susurré volviéndome a enanchar de un salto a su cuerpo.
   -Y mimos tendrás- contestó divertido, buscando mis labios y besándolos dulcemente.

   Acabamos metidos en la ducha, desnudos, tocándonos a la vez que el agua de la alcachofa nos caía por nuestros cuerpos, haciéndolos resbaladizos. Pero eso tenía arreglo. Atrapé la cintura de Kevin entre mis piernas y él me empotró contra la fría pared de azulejos, y allí, comenzó a penetrarme una y otra vez, hasta que nos corrimos ambos. Me bajé de su cuerpo cuando recuperé las fuerzas en las piernas, y simplemente, me quedé abrazado a él, mientras me pasaba la esponja por mi cuerpo.

   -Te quiero, YiXing- lo escuché murmurar y sonreí.
   -Yo también te quiero- le respondí y noté sus labios sobre mi frente.
   -Y más que me vas a querer- dijo y yo levanté mi rostro para mirarlo sin entender lo que quería decir. Él se encogió de hombros y nos comenzó a enjuagar la espuma y sólo fue cuando acabó, me contestó- ve a tu habitación y ponte ropa para salir.
   -¿Y eso?- pregunté separándome un poco de él para verlo bien, alzando una ceja.
   -Tú hazme caso- contestó- ya lo verás.
   -Está bien- dije después de sospechar durante un rato y me alejé de él tras besar su mejilla.

   Cogí una de las toallas del baño y me envolví en ella para salir hacia mi cuarto. Me sequé y abrí mi armario en busca de algo de ropa para salir. Cuando estuve listo, abrigado y lo más escondido posible para que las fans no me reconocieran, salí del lugar y me encontré a Kevin pegando una nota en la nevera, diciendo que salíamos. Luego, me agarró de la mano y me sacó del apartamento. Caminamos por las calles de la ciudad, sin decirnos ni una palabra, bueno, yo intentaba hablar, intentaba preguntar adónde me llevaba, pero él sólo se limitaba a sonreírme y a seguir andando.

   Cuando tiempo después, Kevin paró de andar, suspiré y miré a mi alrededor, dándome cuenta de que habíamos llegado al cine. Lo miré interrogante, pero él solo se limitó a soltar mi mano y dirigirse hacia la taquilla del cine. Momentos después, regresó con dos entradas que no me dejó ver, me agarró de nuevo de la mano y me llevó a comprar palomitas y bebidas.

   -Kevin…- murmuré y no me dio tiempo a decir nada más.
   -Lo verás enseguida- suspiré y lo seguí por el pasillo que llevaba a las salas del cine y cuando se detuvo delante de una, lo miré sin poder creerme lo que veía- sorpresa.
   -Imposible- dije asombrado- ¿cómo…?
   -Una vez mencionaste que querías ver la película, pero que no tenías con quien ir, así que… aquí estamos- se acercó a mí y me dio un pequeño beso en la mejilla, para después comenzar a andar por la sala, buscando nuestros asientos.
   -A ti no te gustan esta clase de películas- le dije una vez nos habíamos sentado y habíamos dejado lo que habíamos comprado.
   -Pero a ti sí- contestó con una sonrisa que me desarmó por completo en un instante.
   -¿Lo has hecho por mí?- él asintió.
   -¿Por quién más lo tendría que hacer?- preguntó haciéndose el indignado- tú eres mi novio, y por ti, me tragaré tres horas de una película musical- una sonrisa enorme se extendió por mi rostro me abracé a su cuello, feliz- hey, hey, suelta…- dijo divertido, pero yo no lo solté, aprovechando que las luces de la sala se apagaron, comencé a besar sus labios de una manera demandante.
   -Gracias- susurré cuando nos separamos y me giré a ver la pantalla, en la que acababa de salir el título de la película: “Les Miserables”.


Cuando los Demás No Están


2/3 Alone


   Me desperté por la mañana, mirando a un lado y a otro, extrañado porque en la cama de al lado no había nadie. Entrecerré mis ojos y arrugué mi ceño demasiado extrañado, pero luego me acordé y me reí por no haberme dado cuenta antes. Mi compañero de habitación no estaba allí porque se había ido al Idol Star Champion a Seúl. Que tonto, ya no me acordaba.

   Suspiré y me levanté de la cama. Salí de mi habitación y fui al baño, para luego dirigirme al salón, donde escuchaba algunos ruidos. Al llegar me encontré con JongDae sentado en el sofá, viendo una película totalmente ensimismado. No me acerqué a él, sino que directamente fui hacia la cocina, ya que si Kevin no estaba allí con él viendo la película, debía de haber salido a algún lado. Mis sospechas fueron confirmadas cuando encontré una nota pegada a la nevera.

    Chicos, me llevo a YiXing, volveremos cuando volvamos.
Duizhang

   Sonreí. Era un hombre de pocas palabras, sobre todo en lo que se refería a YiXing. Seguro que se habían ido a algún lugar para hacer las cosas que hacían cuando creían que no los escuchábamos. Me dirigí de nuevo al salón y me dispuse a sentarme a ver aquella película con JongDae, pero en cuanto me senté en el sofá, se me lanzó encima como una lapa.

   -Lapa…- murmuré.
   -Te echaba de menos…- dijo.
   -Pero si me viste anoche antes de dormir…- dije divertido.
   -Eso es mucho tiempo- se echó más sobre mí- tendría que haberme colado en tu habitación esta noche y haberte hecho algo malo- sentí sus manos intentando colarse por la parte de arriba de mi pijama y así tocar mi piel, pero lo aparté suavemente- Minnie…- se quejó- quiero hacer cosas malas.
   -Como buen troll que eres…- contesté.
   -Exacto- se recostó de nuevo sobre mí y comenzó a besarme el cuello.
   -Ah… Jong… para…- susurré mientras sentía su lengua, sus dientes y sus labios jugar con la piel de mi cuello, sin dejar marcas que nos pudieran delatar.
   -¿Por qué?- preguntó separándose y mirándome con un puchero- si aquellos dos no van a volver hasta tarde- lo miré a los ojos y luego suspiré.
   -Está bien… pero… déjame saborearte antes…- me incorporé un poco, dejándonos a ambos sentados en el sofá y comencé a atacar su cuello, en el lugar en el que tenía ese hermoso lunar que me volvía loco.

   Lo oía suspirar con su hermosa voz mientras yo me entretenía con él. Nuestras manos se movían por los cuerpos ajenos, tocando, palpando y acariciando cada lugar que encontrábamos. Acabamos desnudos sobre el sofá y yo sobre él, bueno, sentado sobre sus rodillas e inclinado hacia delante, dejando mi boca a la altura de su pene.

   -¿Qué hacer? ¿Qué hacer?- me pregunté intentando ser malvado, como cuando él tomaba el control de la situación.
   -Oh, hyung… venga ya- pidió JongDae, frustrado y yo sólo sonreí de manera inocente, para desesperarlo, para que él sintiera lo mismo que yo.

   Soplé sobre la punta de su pene y él se retorció de placer. Volví a sonreír al ver su reacción, y entonces, le di un lametazo, desde la base a la punta. Lo oí jadear y no me pude resistir más. Comencé a darle lametones a su miembro como si fuera un helado y se me estuviera derritiendo, escuchando sus gemidos de manera cada vez más y más notable. Noté una de sus manos sobre mi cabeza, intentando que me metiera su miembro en mi boca, pero yo sólo seguía con lo que estaba haciendo.

   -Hyung...- dijo muy desesperado- ya… quiero… ya…
   -Pídemelo por favor- dije dejando mi tarea y mirándolo travieso. Él hizo una mueca, molesto, pero eran más las ganas que tenía, que su ego, aunque probablemente estaba cavando mi propia tumba, pero bueno, me estaba gustando esto de devolvérselas.
   -Por favor…- murmuró y yo sonreí justo antes de meterme su miembro en mi boca para comenzar a succionar y morder una y otra vez ese pedazo de carne. Comencé a jugar también con sus testículos y sentí cómo el agarre que tenía en mis cabellos, se volvía mucho más fuerte. Seguí con aquello, hasta que él me separó, jadeante- para…- dijo- ahora… te castigaré…

   Ya me esperaba que hubiera represalias por su parte, así que, simplemente, me dejé hacer. Él se tumbó sobre mí y comenzó a repartir besos sobre mi cuerpo, cada vez más abajo. Se entretuvo jugando con su lengua en mi ombligo y luego, cuando pensé que era el turno de mi pene de disfrutar, él se apartó y me miró pícaro. Me puse en lo peor.

   -¿No me irás a dejar así?- pregunté y él negó con la cabeza, para luego acercarse hasta mi oído y susurrarme de una manera excitante.
   -Quiero que te masturbes para mí…- abrí los ojos como platos ante lo que me dijo.
   -No pienso hacerlo.
   -Tócate, MinSeok… tócate…- volvió a susurrarme, ésta vez jugando con su lengua en mi oreja y mandándome escalofríos por toda la columna- hazlo para mí…

   No sé si fue su voz demandante, si fue el calor de la habitación, si fueron las ganas de estar satisfecho, o si simplemente fue algo que yo también quería hacer, pero mientras él se iba alejando de mí, yo llevé mi mano lentamente hacia mi pene y comencé a tocarme, lentamente, gimiendo con cada roce, mirándolo a los ojos y viendo su deseo por mí. Cada vez más rápido, mi mano viajaba por aquel lugar, y cada vez menos atención ponía a lo que me rodeaba y solo sentía placer. Cegado por éste, lleve mi otra mano hacia mi trasero, y comencé a toquetear mi entrada, metiendo mis dedos por ella y sintiendo doblemente placer.

   -Ahh… Jong… ahh…- comencé a decir su nombre una y otra vez, hasta que de repente, sentí su peso sobre mi cuerpo, sus manos apartando las mías, su miembro entrando en mi interior y sus labios atrapando los míos. Tras las embestidas y su mano agarrando mi pene, ambos acabamos, jadeando.
   -Al final… se me ha… vuelto en contra… castigarte…- murmuró y yo sonreí mientras acariciaba su cabello- eres… demasiado sexy…- reí.
   -Tú también…
   -Lo sé.



miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuando los Demás No Están


Cuando los Demás No Están



1/3 Cooking


   Estaba en la sala de ensayo, una de las tantas que tiene las nubes y el cielo como persianas. Me ponía una y otra vez la pista de la nueva canción que estábamos ensayando para nuestro inminente ComeBack y bailaba, con los ojos cerrados, dejándome llevar. De repente, escuché unos pasos entre la música y abrí mis ojos rápidamente, para encontrarme con KyungSoo apoyado en el marco de la puerta, mirándome de manera muy sensual.

   Tragué saliva cuando lo vi avanzar hacia mí, contoneándose de una manera tan provocativa, que me hizo morderme mi labio inferior inconscientemente, con deseo. Cuando lo tuve solo a un par de pasos, me abalancé sobre él y comencé a besarlo, metiendo mi lengua en su boca y saboreándolo completamente cuando comencé a escuchar unos golpes sordos. No le di importancia y seguí besándolo, apretándolo contra mi cuerpo. Otra vez esos golpes sordos que me molestaban, aparté a KyungSoo, cabreado y abrí mis ojos… para encontrarme en mi habitación.

   Maldije por lo bajo. Había sido todo un maldito sueño, un maldito y excitante sueño que me había dejado algo tocado allí abajo. Volví a escuchar los golpes sordos, que resultaron ser golpes en mi puerta y me puse de una mala leche impresionante. Me levanté de la cama y vi a KyungSoo en la suya, despertando, haciendo ruiditos guturales. Esos soniditos que me encantaban. Sacudí mi cabeza al oír otro golpe y fui hacia la puerta. Abrí y me encontré a JunMyeon hyung en el umbral, con una sonrisa en su rostro.

   -Siento molestaros tan temprano- murmuró bajito- pero es que ya tenemos que irnos al Idol Star Champion y queríamos despedirnos.
   -Sí, sí, muy bien- dije mientras bostezaba- pasáoslo bien.
   -Intentaremos ganar algo- escuché decir a ChanYeol.
   -Que sí, que sí…- murmuré volviendo a bostezar.
   -Portaros bien- dijo como una madre JunMyeon hyung- volveremos esta noche.
   -Adiós, hyungs- dije- Hunnie- llamé a mi amigo y él apareció por el pasillo, a su cuello, venía enganchado LuHan.
   -¿Qué quieres?- preguntó mi inocente amigo.
   -Procura no romperte una uña- dije y luego cerré la puerta de la habitación y me dirigí a la cama de KyungSoo.
   -¿Ya se van?- preguntó medio dormido mirando la hora del despertador y sorprendiéndose- es muy temprano…
   -Lo sé- contesté- por eso, tú y yo, vamos a seguir durmiendo- me metí en su cama y lo abracé fuertemente contra mi pecho. Él se dejó hacer y se acomodó.
   -Me gusta la idea- y nos quedamos dormidos.

   Cuando volví a abrir mis ojos, por segunda vez en ese día, noté como mi novio ya no estaba entre mis brazos e hice un puchero. Me hubiera gustado despertarme y poder observarlo dormir unos momentos, pero casi nunca podía hacerlo, él se despertaba antes. Salí de la cama, notando el frío de invierno y me arrastré hasta el baño, después, con los ojos todavía medio pegados, me dirigí a la cocina, donde sabía que estaría él, y no me equivocaba.

   Allí estaba él, de espaldas a mí, cocinando cualquier cosa, mientras cantaba algunas partes de la nueva canción quedamente. Sonreí y me apoyé en el marco de la puerta, mientras él seguía a lo suyo, entonces, se me ocurrió una cosa y mi sonrisa se amplió. Me acerqué lentamente a él, sin hacer ruido, hasta que pasé mis brazos por alrededor de su cintura, abrazándolo lentamente por las espalda, haciendo que diera un respingo asustado, pero luego se relajó al sentir mi barbilla en el hueco entre su cuello y su hombro.

   -Me has asustado, Jonggie…- dijo y yo comencé a repartir besos por su cuello- mmm… Jonggie… ¿qué haces?
   -¿No es obvio?- tracé un camino de besos hasta su oreja y se la mordisqueé, escuchando cómo suspiraba levemente.
   -Ahh… mmm… Jonggie…- noté su mano en mi cara, acariciándome levemente las mejillas y luego a mi mentón, para alzar mi rostro y comenzar a besarme- mmm… ésta posición es muy incómoda…- murmuró y se giró en mis brazos, para luego volver a besarme dulcemente, como él sólo sabía- mucho mejor…- murmuró contra mis labios y yo lo ataqué, besándolo con hambre, moviendo mis manos hacia su trasero y apretándolo fuertemente, mientras mi lengua danzaba en su boca.
   -Quiero hacerte mío…- susurré.
   -Hazme tuyo…- y sin más, lo empotré contra la encimera más cercana, besándolo con hambre, con deseo, con ganas de él, porque hacía demasiado tiempo que no lo tocaba- hey… hey… hey…- murmuró divertido cuando nos separamos para respirar- ¿en mi cocina?- preguntó y yo asentí, besando su cuello, él me separó y me hizo mirarlo a los ojos, aunque los míos se desviaron un poco y acabaron observando sus labios- pero luego limpias tú.
   -Lo que sea…- acabé diciendo y tras ver una sonrisa en sus labios, los volví a atrapar con los míos.

   Sus piernas alrededor de mi cintura, sus brazos sobre mis hombros, sus labios pegados a los míos, los hyungs molestos todo el día fuera… no podía pedir más. La ropa nos comenzó a sobrar y acabó tirada por algún lugar de la cocina, mientras que nosotros acabamos desnudos, acariciándonos la piel. Siempre me había gustado ese contraste que se creaba entre su piel blanca y la mía morena, era simplemente perfecto.

   Le abrí las piernas y comencé a toquetear su entrada con mi dedo ensalivado, para prepararlo mientras sus gemidos eran música en mis oídos. No tardé en dejar mis dedos quietos y pasar a mayores. Cuando lo penetré, él se aferró fuertemente a mi espalda y me clavó las uñas. Gemí de dolor y placer a la vez, al igual que él, y comenzó la danza entre nuestros cuerpos, hasta que ambos llegamos al orgasmo y nos corrimos sin poder evitarlo.

   Su cabeza recargada en mi hombro, su respiración entrecortada. Suspiré al notar cómo se había quedado dormido, pero luego sonreí, siempre le pasaba lo mismo. Lo cargué y lo llevé a nuestra habitación, lo dejé sobre la cama con cuidado para no despertarlo y luego me di una ducha. Al salir, me vestí y me dirigí de nuevo a la cocina, para descubrir, que lo que hubiera estado cocinando antes de que yo lo entretuviera, se había quemado, nuestra ropa por todos lados, y también, que habíamos dejado un poco pringosas algunas partes. Suspiré y me enfrenté a mi destino… limpiar.