FIRE
Camino
por los pasillos del hospital rápidamente. Ha sonado mi busca, así que me
necesitan. Miro de nuevo el lugar al que quieren que vaya. La unidad de
quemados. Entro y me dirijo a la habitación 012. Allí, está el médico
especializado en quemaduras, el doctor Park ChanYeol, y unas cuantas
enfermeras, yo también era enfermero, pero porque no me había dado la nota para
entrar a Medicina, también tenía bastante experiencia en cuidar de las
quemaduras, ya que no me asustaban como a las chicas que había allí.
Me
acerco a la cama y me pongo al lado del doctor. Hay un chico, más o menos de mi
edad y muy alto, tumbado en la cama. Las vendas lo cubren casi por completo.
Respira lentamente, y algo débil también, apenas se puede apreciar que se mueve.
Si el monitor no diera pitiditos de vez en cuando, podría pasar por un muerto.
-¿Qué
le ha pasado?- le pregunto al doctor.
-Su
vivienda se quemó- contesta- los bomberos apenas tuvieron tiempo de sacarlo-
explica- el 30% de su cuerpo está quemado y quedarán unas cicatrices muy feas a
no ser que te esmeres- sonríe de lado. Ése hombre era muy simpático, tenía un
gran sentido del humor, pero a veces era mejor que se quedara callado.
-¿Nombre?
¿Edad?- digo.
-Kevin
Wu- contesta- y es un año mayor que tú, os podréis llevar bien.
-ChanYeol-
advierto sin ninguna formalidad, fuera de allí, somos amigos.
-Te
quiero 24/7 aquí, a su lado- me contesta más serio- eres el mejor en esto, sólo
tú puedes hacerlo volver a la normalidad.
-Está
bien- digo, y todos los que están allí se retiran de la habitación.
Me
siento en una de las sillas que hay allí y suspiro. Se me había olvidado
preguntarle a ChanYeol si el chico tenía familiares o amigos, pero lo de 24/7
sólo podía significar que no tenía a nadie y que yo tendría que estar con él
las 24 horas al día, los 7 días a la semana. No me importaba, de todos modos,
yo no tenía a nadie que me esperara fuera de aquel lugar. Mis únicos amigos,
trabajaban conmigo en el hospital.
Me
quedo dormido, con la cabeza apoyada en la cama del chico. Era muy tarde cuando
siento que algo se mueve cerca de donde yo tengo mi cabeza. Me levanto
rápidamente y enciendo la luz. La anestesia que le aplicaran ya no está
haciendo ningún efecto, y el chico se estaba despertando. Me siento derecho y
miro la hora. Son las 3 a.m., he dormido cerca de cinco horas. El chico gime
con algo de dolor por el roce de las vendas sobre la piel quemada. De repente,
abre el único ojo que está visible y se sobresalta. Mira a todos lados muy
confundido hasta que me descubre. Se ve asustado.
-¿Quién
eres tú?- pregunta agarrándose a las sábanas.
-Mi
nombre es YiXing- digo con voz calmada. Parece que su respiración se normaliza
y su corazón late con menos fuera, por lo que me indica el aparato.
-¿Dónde
estoy?
-En
el hospital.
-¿Por
qué?- parecía que todavía no había descubierto sus vendas.
-No
tengo todos los detalles- susurro- pero por lo que me han contado, tu casa se
quemó.
-¿Mi
casa?- pregunta extrañado.
-¿No
recuerdas nada?
-Sólo
recuerdo estar viendo una película… y despertarme a tu lado- noto cómo mi
corazón da un vuelco dentro de mi pecho y no sé por qué.
-Bueno…
eso ya es algo- veo cómo esboza una especie de pequeña sonrisa y yo también
sonrío.
-Sí-
su mano se desliza hacia su cabello y nota algo- ¿qué me ha pasado?- pregunta.
-El
30% de tu cuerpo se ha quemado- respondo dulcemente. Según ChanYeol, mi voz
amansa a las fieras, y por la mirada que el chico me está echando, debo
intentar ser muy dulce- pero podrás volver a ser como antes del incendio si
confías en mí- noto que me sigue mirando muy mal- soy experto en esto.
-Fuera.
-Pero…
-¡FUERA!
Salgo
de la habitación antes de que ese chico se abalance contra mí. Ni siquiera había
intercambiado muchas palabras con él cuando ya parecía que me quería matar. No
todos reaccionaban así de mal. Muchos quedaban en shock, otros se enfadaban,
pero ninguno tanto.
Paseo
de nuevo por los pasillos y me encuentro en la pequeña sala de descanso del
personal con LuHan, un traumatólogo. Duerme sentado en una mala postura. Me
coloco a su lado y echo mi cabeza en su hombro. Necesito pensar un poco en la
reacción que ha tenido el chico.
Cuando
me despierto noto que mi cabello está siendo mesado por una mano. Alzo la
cabeza y me encuentro con LuHan acariciándome como si fuera un animal de
compañía.
-¿Ya
estás despierto?- susurra.
-En
primer lugar, mi intención no fue quedarme dormido- le contesto separándome y
apartando su mano de mi pelo- siento haberte tenido aprisionado y que no
pudieras levantarte.
-No,
si no es ningún problema- dice- de ti me podría haber librado- señala a su otro
costado- pero de él no- me inclino un poco para ver bien y descubro a SeHun, el
oftalmólogo, medio abrazado medio echado sobre él.
-Oh,
ya veo- LuHan sonríe.
-Lo
más probable es que te viera durmiendo conmigo y quisiera acapararme- susurra-
es así de celoso.
-¿Y
quién no?- pregunto acariciándole la mejilla- teniendo un novio tan guapo yo
también me pondría celoso- LuHan es un chico bastante guapo, y aparenta menos
edad de la que realmente tiene. Tiene a tod@s l@s enfermer@s y médic@s del hospital, loquitos por sus
huesos, pero él sólo tiene ojos para su novio.
-No
soy tan guapo.
-Te
menosprecias- contesto.
-No,
pero…- mueve la cabeza de un lado a otro- tú seguro que tienes algo que
contarme, ¿no?
-No
cambies de tema- advierto.
-Pero
tenías que venir a algo- contesta- todos venís a preguntarme qué hacer cuando
no tenéis ni idea.
-LuHan…
-Lo
veo en tu cara- me dice. Además de ser muy guapo era muy inteligente.
-Bueno…
es que…
-Ves,
lo sabía- murmura. No le hago caso y sigo con lo que le iba a decir.
-Tengo
un nuevo paciente- susurro- y es… algo brusco- lo miro- él tiene el 30% de su
cuerpo quemado y acaba de sacarme de su habitación a gritos, no quiere que lo
ayude.
-Ya
se le pasará, a todos se le pasa en algún momento.
-No,
él es diferente.
-¿Cómo
lo sabes?- en realidad no lo sabía, pero tenía esa sensación, ése chico era muy
diferente a todo lo que me había encontrado anteriormente- ¿YiXing?- me vuelvo
hacia él- te has quedado en blanco.
-Perdona,
pero es que pienso en qué hacer.
-Deja
que todo siga su curso- me aconseja.
-Sí,
será lo mejor- me quedo callado unos momentos, pensando, pero lo único que se
me ocurra es que no puedo perder el tiempo- LuHan…- comienzo, pero, él me
corta.
-No
me vas a hacer caso, ¿cierto?- pregunta.
-Cierto.
-¿Y
qué piensas hacer?
-Pues,
la verdad, no tengo ni idea- contesto- el listo aquí eres tú.
-Muy
gracioso- estamos haciendo algo de ruido, y LuHan se mueve, así que, SeHun se
despierta.
-¿Qué
pasa?- pregunta desperezándose.
-Nada,
cariño- susurra LuHan. Se ven muy bien juntos. A veces les tengo un poco de
envidia, pero de la sana. Ojalá yo pueda encontrar a alguien con quien
compartirlo todo y ser tan feliz como ellos.
Me
levanto del sofá y con un gesto les indico que me voy de allí. No sé dónde ir.
En la sala de descanso está la parejita y dónde se supone que debo estar 24/7
me quieren matar. Doy vueltas y deambulo por los pasillos. Al cabo de una media
hora me veo en la unidad de quemados, frente a la puerta de la habitación de
Kevin.
Suspiro.
Miro mi reloj y veo que son las 6:30 a.m., ChanYeol empieza su turno en media
hora y querrá avances, además, debo cambiarle las vendas y curarlo. Suspiro de
nuevo. A lo mejor, las horas de sueño lo han aplacado y ahora es un gatito
manso con el que se puede tratar sin ningún problema. A veces soy tan optimista
que me asusto.
Cuando
entro a la habitación, me lo encuentro medio tumbado medio sentado, mirando a
la nada. Sin hacer ruido me acerco a la cama y él me mira con muy mala hostia.
Si las miradas mataran yo ya llevaría muerto un buen rato.
-¿No
te dije que te fueras?- es lo único que me dice, muy cortante.
-Tengo
que curarte… las quemaduras- digo con voz neutra y calmada, no quiero que me
vuelva a gritar. Él no dice nada, sólo me mira- sino lo hago… no volverás a
tener la piel como antes- el chico me sigue mirando, pero ya no tan duramente.
Parecía tener un conflicto interior sobre qué hacer, ¿matarme o permitirme que
lo curara? Yo preferiría que eligiera la segunda opción, así disfrutaría de mi
vida.
-¿Qué
significa eso?- pregunta.
-¿El
qué?- digo sin comprender a lo que se refiere.
-Lo
de que si no me curas mi piel no quedará igual- ajá, había dado con su
debilidad.
-Pues,
la verdad, sí- contesto- me asignaron a ti porque soy el mejor en esto y puedo
hacer maravillas- sonrío intentando hacerlo sentir cómodo conmigo, pero sigue
muy distante- mira- digo y me siento en la cama, a su lado- yo sé que todo esto
es muy difícil, que debes estar en shock por lo sucedido y que ahora un tío
esté todo el rato dándote la lata debe ser un coñazo- cuento con voz calmada-
pero yo estoy aquí para ayudarte con todo y darte todo lo que necesites de mí-
ahora me mira con otros ojos, ya no siento como si me fuera a estampar contra
la pared.
-Está
bien- dice después de un rato en silencio y suspira- quiero quedarme como nuevo
otra vez.
-Dalo
por hecho- contesto, y comienzo a curarlo.
Han
pasado dos meses desde que Kevin está ingresado en el hospital. Ya no está en
la unidad de quemados, sino que lo han subido a planta. Está mejor, mucho
mejor. Tiene buen color, come y buen humor, que eso es lo que más me preocupa.
No ha vuelto a ser tan desconfiado como el primer día, e incluso bromea de
cuando en cuando.
Salgo
de esa habitación lo mínimo, sólo voy a mi apartamento para darme una ducha,
cambiarme de ropa y poner una lavadora, así que en un par de horas estoy de
nuevo en el hospital. Duermo con Kevin, no en su cama, en el sofá que me han
llevado a la habitación. Paso tanto tiempo con él que podría incluso decir que
nos hemos hecho amigos y todo, aunque no lo puedo asegurar con certeza.
ChanYeol
se pasa mucho por allí, tanto para verme como para ver la evolución de Kevin.
Normalmente se pasa el rato haciendo bromas e insinuando que estamos liados. Él
siempre ve cosas donde no las hay, aunque fue el primero que se dio cuenta de
la relación entre LuHan y SeHun, pero entre Kevin y yo no hay nada.
Estaba
tan en mi mundo pensando en todo que no me había dado cuenta que Kevin me
estaba hablando. Sacudo la cabeza y lo miro a los ojos antes de hablar.
-Lo
siento- susurro- estaba en otro lado.
-¿Se
estaba bien en ese otro lado?- pregunta.
-Ni
bien ni mal- contesto- ¿querías algo?
Sí-
de pronto se puso serio- me gustaría ver mis quemaduras la próxima vez que me
cures.
-No
creo que sea producente- le digo como el profesional que era. No podía dejar
que se viera a medio curar o le daría un ataque y me volvería a sacar de la
habitación, de su vida, de mi vida. Pareció adivinar lo que pensaba por lo
siguiente que dijo.
-Prometo
no enfadarme, ni gritarte, ni entrar en shock, ni nada, sólo quiero ver cómo
va.
-¿Tampoco
llorar?- pregunto al ver que no lo ha mencionado.
-¿Tan
malo es cómo para que tenga que llorar?
-No-
digo rápidamente moviendo mis manos para quitarle importancia- es sólo que no
lo has dicho y me ha parecido raro.
-Apenas
lloro- confiesa esbozando una pequeña sonrisa.
-Las
lágrimas, a veces, ayudan a superar las cosas.
-¿Lloras
muy a menudo?
-Sólo
cuando la situación lo requiere- admito. Kevin sonríe- por cierto, ¿de dónde te
viene tu nombre?- pregunto- es raro aquí en Corea que te llames Kevin.
-Bueno,
soy mitad canadiense- dice pasándose una mano por el cabello, que ahora ya le
había crecido un poco- y mitad chino, tú debes ser chino, ¿no?- asiento- tu
nombre tampoco es muy coreano- nos sonreímos los dos, y sentí, que cada día que
pasaba, estábamos más cerca.
Al
curarlo la siguiente vez y le enseñé como se estaba quedando, tal y como
prometió, no tuvo ninguna reacción mala, sólo me elogió por el buen trabajo que
estaba haciendo con él. Sentí como mi corazón se paraba y luego continuaba
latiendo pasado un rato.
Cuando
salgo del hospital no puedo quitarme de la cabeza sus palabras, aunque fueran
una tontería. Tanto calaron en mí, que tras ducharme y cambiarme de ropa, me
encontré de camino a la joyería que quedaba cerca del hospital, donde siempre
compraba, aunque realmente, tampoco es que comprara muchas joyas.
Después
de una hora escuchando al vendedor sobre qué cosas eran mejores o peores, me
llevo lo que había ido a buscar y regreso al hospital. La verdad, no sé por qué
me dio por comprarlo. Ni siquiera sabía si era producente o no el dárselo, pero
sentí que era lo correcto.
Minutos
después, estoy recorriendo el pasillo de arriba abajo, deteniéndome de vez en
cuando en frente de la habitación de Kevin. No sabía que hacer. De repente, en
mi caminata, una voz familiar me detiene, al darme la vuelta veo que es LuHan.
-¿Qué
haces dando vueltas de un lado a otro como un alma en pena?- pregunta.
-Yo…
es que…- no sé que decirle y me pongo nervioso.
-Venga-
pasa su brazo por mis hombros- tampoco puede ser tan horrible.
-He…
comprado…- inspiro y trago saliva- otro colgante…- escondo mi rostro entre mis
manos, avergonzado.
-Oh-
me dice- ¿hay un nuevo miembro en nuestra familia y no nos lo has presentado?
-LuHan…-
le reclamo.
-Sí,
no digo nada- contesta- eso no es nada malo, a todo aquel que consideras tu
amigo acabas comprándole un colgante, es como una manía tuya.
-Ya,
ya sé que es una manía mía, pero…- no sé como expresarle lo que me pasa, así
que opto por lo más fácil, soltárselo de sopetón y ya- creo que me he enamorado
del paciente al que trato.
-¿Del
que al principio era brusco pero ahora ya no?- pregunta y asiento- ¿ése del que
apenas te separas?- asiento de nuevo- ¿ése con el que ChanYeol te está
molestando cada vez que os encontráis?
-Sí,
el mismo- contesto algo cabreado por lo que LuHan está haciendo, y eso que yo
tengo tendencia a ser alguien calmado.
-Vale,
no te enfades- sonríe- déjate llevar.
-¿Qué
significa eso?- pregunto sin comprender.
-Quiero
decir- suspira- que si has tenido el impulso de comprar el colgante, deberías
dárselo, siempre que has hecho esto te ha salido bien, ¿por qué debe ser
diferente ahora?
-Las
demás veces lo he hecho para un amigo- contesto- esta vez, sinceramente, no sé
realmente para qué se lo daré- cierro mis ojos para alejarme del lugar, por lo
menos mentalmente- no sé si lo quiero como amigo o como algo más- susurró.
-Pues
entra ahí- abro los ojos mucho- y según lo que sientas nada más verle, sabrás
cómo actuar- LuHan tenía razón, casi siempre la tenía.
-Está
bien- susurro.
Me
despido de mi amigo y entro a la habitación, sonriente. Kevin me espera,
sentado en la cama, mirando su reloj preocupado. Mi corazón da un vuelco y sé
exactamente qué es lo que quiero. Él me mira y siento que deja de latir.
-Hola-
susurro, no sé ni cómo he podido hablar.
-Hola-
contesta él- ¿dónde has estado?- pregunta- me tenías preocupado, no sueles
tardar más de dos horas y hoy tardaste el doble- escucharle decir que estaba
preocupado por mí fue como si todo en mi mente se aclarara.
-Pues…
es que…- comencé a titubear y Kevin me
indicó que me sentara con él en la cama. Cuando lo hice me pasó el brazo por
los hombros tal y como había hecho LuHan, pero ésta vez, mi corazón comenzó a
latir con un ritmo desenfrenado.
-Puedes
contármelo- dice- si quieres, claro.
-Claro
que quiero- sonrío- me gustaría darte algo- me retuerzo un poco para sacar el
colgante del bolsillo delantero del pantalón.
-¿A
mí?- pregunta algo sorprendido.
-A
ti, sí, no hay nadie más en la habitación- sonrío y le enseño el colgante del
dragón. Veo cómo sus ojos se abren por la sorpresa, luego me mira cómo pidiendo
permiso para poder cogerlo y asiento. Kevin coge el colgante y lo observa
detenidamente con una sonrisa en sus labios, la más amplia que le he visto
hasta ahora.
-¿Por
qué?- susurra.
-Por
ser un buen paciente- veo que su sonrisa se borra y confirmo que a lo mejor
también siente algo por mí- por ser un gran amigo- ahora sonríe triste- y porque
siento algo por ti- sus ojos comienzan a brillar y se abalanza sobre mí para
besarme los labios con desesperación. Nuestros labios se amoldan a la
perfección en ese beso húmedo y excitante que muestra que nuestros sentimientos
son correspondidos.
-YiXing…-
susurra al separarnos por la falta de aire, aunque nuestras frentes se están
tocando- yo también siento algo por ti- me vuelve a besar, pero esta vez es
suave, lento, calmado- ¿me puedes colocar el colgante?- pregunta sobre mis
labios.
-Claro-
me da el colgante y se lo paso por el cuello rozando con mis dedos su sensible
piel y tras abrocharlo, le doy un pequeño beso en el hueco de la clavícula.
Kevin toma la figura del dragón y la mira detenidamente de nuevo, embelesado.
-Es
precioso- susurra. Es dragón es de plata, al igual que la fina cadena de la que
cuelga, y su ojo es verde esmeralda. Por lo que me ha costado supongo que puede
ser una esmeralda de verdad, pero tampoco le echo muchas cuentas, su voz me
saca de mis pensamientos- ¿por qué un dragón?- pregunta.
-Porque
tú eres como un dragón- le contesto- fiero y hermoso, a la vez que noble- me
sonríe y me mira a los ojos fijamente, como intentando averiguar si es
realmente lo que pienso.
-¿Siempre
te das cuenta de cómo es la gente en poco tiempo?- pregunta mientras me abraza
y me coloca bien a su lado.
-LuHan
dice que tengo un don para ello- contesto.
-¿Quién
es LuHan?- dice algo ¿celoso? Sonrío.
-Él
es un médico de este hospital y un muy buen amigo- le doy un beso en el cuello-
tiene novio- aclaro para aplacar a los posibles celos.
-Hum-
se limita a responder de modo neutro. Sonrío de nuevo, es como un niño pequeño.
-A
todas las personas que me importan les he regalado un colgante que los define-
continúo- a Minako, una amiga de la Universidad le regalé una estrella, a LuHan
un ángel y un demonio unidos por una flecha, a SeHun, su novio, un tornado y a
ChanYeol, un fénix.
-Dime
los porqués- pide Kevin y yo comienzo a explicarle los significados de cada
colgante.
-Una
estrella, porque Minako brilla con luz propia- digo- un ángel y un demonio,
porque LuHan aunque tenga una apariencia angelical, en su interior es todo lo
contrario- continúo- Un tornado para SeHun, porque su personalidad es muy
cambiante, brusca y muy revuelta; y para terminar, el fénix de ChanYeol, porque
es una criatura única.
-Dirás
persona- corrige.
-No,
no, criatura- reímos durante un buen rato, Kevin estaba muy feliz, yo también,
y apenas sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos, abrazados echados en su
cama.
Al
día siguiente, caminábamos por los pasillos del hospital para que comenzara a
dar paseos más largos, ya que la habitación se le había quedado pequeña. Al
principio le costó caminar, ya que al andar, le rozaban las quemaduras. Pero
ahora que ya estaban medio curadas, no tenía ningún problema.
Lo
guío por todo aquello y le indico donde estaba cada cosa, hasta que mi busca
comienza a sonar. Hacía tiempo que no sonaba, así que supuse que sería algo muy
importante.
-Perdona-
digo- me necesitan- me giro y lo encuentro a escasos centímetros de mí.
-No
pasa nada- contesta medio sonriendo. Me da un beso en la mejilla y se aparta de
mí revolviéndome el cabello. Lo veo alejarse hasta que dobla la esquina. Casi
sin ser consciente siquiera de mis actos, noto que me sonrojo y toco con la
yema de mis dedos el lugar dónde él me besó.
-Disimulad
un poquito- escucho decir a ChanYeol y me giro rápidamente. Allí estaban él,
LuHan y SeHun, todos mirándome burlonamente. Les pongo mala cara.
-No
tengo tiempo para tonterías, mi busca ha sonado- les digo y ellos se ríen-
¿qué?- pregunto.
-Era
una estratagema para separarte un rato de tu amado- me contesta ChanYeol.
-¿Qué,
qué?- digo indignado, muy indignado.
-Tenemos
que tener una reunión- explica LuHan al ver pasar a unos cuantos compañeros por
allí.
-Sí,
no te escaquees- remata SeHun, y antes de que me de cuenta, entre los tres, me
llevan hasta el despacho de ChanYeol.
-Queremos
que nos lo cuentes todo- dice el más alto emocionado una vez nos hubo encerrado
allí para que no me escapara.
-LuHan…-
lo miro y él agacha la cabeza. Había sido él al que se le había soltado la
lengua, más que nada, porque nadie más lo sabía.
-Lo
siento- susurra- pero SeHun es tan adorable, que no puedo decirle que no.
-¿Y
eso que tiene que ver?- pregunto.
-Pues…
me preguntó porque nos vio hablando… y…
-Vale,
está bien- contesto- de todas maneras os lo iba a contar, no inmediatamente,
pero sí cuando estuviera seguro de todo.
-No,
si nos lo vas a contar- dice SeHun- tenemos curiosidad- los otros dos asienten
ante sus palabras. Los miro durante un buen rato, pero ellos no dan su brazo a
torcer. Al final, avergonzado, lo cuento.
-Pues…
ayer nos… declaramos…
-¿Sois
novios?- pregunta ChanYeol.
-No
lo sé… sólo… le dije lo que… sentía…- coloqué las manos sobre mi cara,
ocultándola. Tenía mucha vergüenza en esos momentos, y no lo arreglaba el hecho
de tener a tres tíos sacándote información.
-¿Lo
habéis hecho?- pregunta SeHun.
-¡SeHun!-
advierte LuHan.
-¡NO!-
grito yo y todos se vuelven hacia mí- ¿cómo íbamos a hacerlo?
-Pues…
su cosa se mete por tu agujerito- aclara el pequeño.
-¡SEHUN!-gritamos
todos.
-No
hace falta que des detalles- digo poniendo caras raras. Me había imaginado a
Kris metiéndomela, y, me gustaba la situación, pero no podía demostrarlo.
-Exacto-
sigue ChanYeol- además, no sabes si YiXing será al que se la metan o el que la
meta.
-Eso
se denomina uke o seme- contesta SeHun.
-Oh,
vaya, no sabía eso- comenta el alto.
-Claro,
como no eres gay no sabes de estas cosas- dice LuHan metiéndose en la
conversación.
-Por
cierto, ¿quién sería el seme y el uke en esta relación?- pregunta interesado. Antes
de que la conversación siga decido pararlos. No soy virgen ni nada de eso, he
estado con varias mujeres, pero no me gusta hablar de sexo.
-¡Hey!
¿¡Que sigo aquí!? ¿Podéis dejar de hablar de “eso”?
-Ni
que fueras virgen- dice ChanYeol- porque mi novia antes salió contigo, que si
no, lo creería- era verdad, Minako, mi novia de la Universidad, lo dejamos y
ahora está con ChanYeol.
-Muy
bien, dejemos el tema- paso de ellos, estoy harto. Me levanto.
-Pero
nos tienes que contar muchas cosas- dice SeHun.
-No
ha pasado nada, así que, no hay nada que contar.
Salgo
del despacho y los dejo allí refunfuñando. Eran muy buenos amigos, pero a veces
se pasaban. Tengo un gran conflicto interior, y ellos no paran de dar la vara.
Antes me gustaban las mujeres, pero mientras estaba con Minako, me empezaron a
atraer los hombres. Lo malo era que no había estado físicamente con ninguno de
los chicos con los que había salido. Sinceramente, tenía algo de miedo. Pero
acabábamos de declararnos, no podemos tener sexo inmediatamente después de eso.
¿O sí?
Los
días pasan y Kevin se está curando, en poco tiempo le darán el alta, pero yo no
quiero separarme de él. Me he acostumbrado a estar cada segundo de mi vida junto
a él. Unos días después de declararnos aclaramos lo que éramos, dos chicos que
sentían cosas el uno por el otro, pero cada día que pasaba, me daba cuenta de
que esos sentimientos eran eso llamado amor.
Nunca
salió el tema de acostarnos juntos, digo, tener sexo, dormir dormíamos juntos
cada noche. Kevin me abraza fuertemente, no quiere que me vaya a dormir al sofá
ahora, prefiere tenerme cerca de si.
El
día más temido por mí, llegó. Tenía que llegar, ya lo sabía, pero no quería que
nunca llegara. Me llaman para que firme el alta de Kevin. Ya está completamente
curado de sus quemaduras, he hecho un gran trabajo, no se nota nada la zona que
se había quemado. Voy a la habitación con unos cuantos de papeles en las manos
y entro totalmente desanimado. Kevin se da cuenta enseguida de que me pasa
algo.
-¿Qué
sucede?- pregunta haciéndome hueco en su cama y me siento junto a él antes de
responder.
-Mañana
por la mañana te dan el alta- digo con voz neutra. El silencio se instaura
entre nosotros. Sé lo que pensamos ambos. ¿Qué será de nosotros cuando Kevin
salga del hospital? De repente, noto que me abraza y me pega a él. Toma mi
cabeza entre sus manos y me da un beso en la frente.
-Quiero
proponerte algo- susurra y me mira a los ojos muy fijamente- quiero…- se ve
nervioso, aunque sigue mirándome, siento su cuerpo temblar un poco y sus
mejillas están algo rojas. Las mías deben de ser un huerto de tomates maduros-
yo… quiero…- al final no puede mirarme y oculta su cara en mi hombro- quiero…-
respira hondo, supongo que está encontrando las palabras adecuadas- hagamos el
amor- se separa de mí para ver mi reacción, yo sólo atino a asentir con la
cabeza.
Nos
encontramos de rodillas en la cama, muy cerca, mirándonos a los ojos y
respirando con dificultad. Sus manos comienzan a desabrocharme la camisa blanca
del uniforme. Con cada botón que desabrocha, va tocando suavemente la parte de
piel que descubre poco a poco, provocándome escalofríos que recorren cada parte
de mi cuerpo haciéndome estremecer.
Mi
camisa vuela fuera y mientras él se concentra en rozar mi cuerpo con la yema de
sus dedos, yo intento que mis manos no tiemblen a la hora de quitar la camiseta
roída que usa como pijama. Agarro el filo de su camiseta y tiro de ella hacia
arriba. Kevin para de tocar mi torso y
sube los brazos, haciéndome más fácil esta tarea.
Dejo
que me recorra lentamente el cuerpo con sus manos y yo hago lo mismo con el
suyo. Defino las miles de cicatrices casi invisibles que el fuego dejó y lo
siento estremecer. Salvo la poca distancia que nos separa y ataco sus labios.
Sus labios carnosos que se mueven a la par que los míos y que parecen haber
nacido para ser besados por éstos. Comienza siendo suave, armonioso, pero
después se torna fuerte, desesperado. Su lengua lucha con la mía en una batalla
que tiene su fin al separarnos para coger aire.
Nuestras
frentes descansan juntas. Nuestras respiraciones se mezclan. Nuestros ojos
están fijos en el otro. Sus manos ahora rodean mi cintura, apegándome a él,
mientras que las mías descansan sobre sus hombros. Noto como la temperatura de
la habitación comienza a subir, como la temperatura de mi cuerpo.
Volvemos
a besarnos desesperadamente, tomo su cabello y tironeo de él. Kevin aprieta
firmemente su agarre a mi espalda, y lentamente, me va acostando sobre la cama.
Sus labios pasan de mi boca a mi barbilla, a mi oreja, a mi cuello, donde se
entretiene dando pequeños mordisquitos y haciéndome suspirar.
-Ah… ah… ah… Ke…vin…
Comienza
a besar mi pecho, deteniéndose ahora en los pezones. Casi ni puedo respirar. El
contacto de su lengua húmeda contra ellos me está volviendo loco, tanto que no
puedo dejar mis manos quietas sobre su espalda y la acaricio en toda su
extensión intentando recobrar la cordura.
Sigue
besando y chupando mi abdomen, cada vez más abajo. Sus manos han tomado ahora
el relevo de su boca en mis pezones y es delicioso. Junto con las
mini-penetraciones que está haciendo con su lengua a mi ombligo, siento que voy
a morir de placer de un momento a otro.
Su
boca sigue el mismo camino al regresar a mis labios y tras besarme lenta y
pausadamente se separa un poco de mí para poder quitarme mis pantalones. Se
deshace del cinturón antes de que me de tiempo a nada y baja la cremallera del
pantalón. Aun con la poca abertura ya se puede apreciar mi erección. Estaba muy
caliente, y Kevin, también. Baja la prenda y la saca por mis pies, tirando de
ella de una forma algo brusca.
Aprovecho
el momento para sacarle sus pantalones rápidamente y sentarme justo encima de
su cadera, haciendo que nuestras erecciones
se rozasen con el más mínimo movimiento.
-Ahhh…-
gime y su voz es música en mis oídos- ahh… ahhh… ahh… Yi… Xing… ahh…
Esa
es mi banda sonora mientras beso su torso tal y como hiciera él antes, además
de mover mi cadera, haciendo entrar en contacto nuestras erecciones para que se
friccionaran entre ellas. El colgante del dragón que le regalé, cuelga de su
cuello y me excita de una manera que no llego a comprender.
Me
bajo un poco de su cuerpo y comienzo a tocar su erección con mis manos primero,
y besándola y lamiéndola aun por encima de la tela. Kevin se retuerce de
placer. Tiene el antebrazo tapando sus ojos y con la mano libre se agarra a las
sábanas mientras se muerde el labio inferior sexymente intentando no gemir
demasiado fuerte.
Quito
los boxers y empiezo a dar pequeños besos a la punta, mojándome los labios con
el amargo pre-semen. Agarro sus testículos y comienzo a masajearlos a la vez
que doy lamidas a su pene, recorriendo toda su extensión. Estoy tan caliente
que no aguanto más y llevo mi mano libre a mi propia erección y comienzo a
masajearme por encima de la prenda que aún llevo puesta.
No
puedo evitar soltar gemidos de vez en cuando sobre su pene. Miro unos segundos
a Kevin y veo como está todo sonrojado, respirando entrecortado y no lo dudo un
segundo. Introduzco su pene en mi boca y me la penetro una y otra vez. Uso mi
lengua y mis dientes para darle más placer, y sus gemidos y los míos,
provocados por mi insistente masturbación, llenan la habitación.
Noto
su cuerpo estremecerse unos instantes antes de que un líquido blanco con sabor
amargo inunde mi boca. Me aparto rápidamente, pero algo de semen ya ha entrado.
Kevin apenas si puede respirar. Jadea. Se estremece y su rostro tiene una
expresión exquisita.
Un
poco después, abre sus ojos y me mira con una gran sonrisa en los labios. Ésta
era la primera vez que me sonreía así. Me sentí muy feliz y me tumbo sobre él.
Pasamos algo de tiempo abrazados, hasta que él deja de temblar. Me agarra y nos
sienta a los dos en la cama. Me quita mis boxers y comienza a masajear mi
miembro. Si sentía placer cuando yo mismo me proporcionaba las caricias, ahora
estaba en el paraíso. Sus dedos hábiles lo recorren de arriba abajo
provocándome escalofríos. Acabo corriéndome antes incluso de que él se lo meta
en la boca.
Estamos
pringosos de semen y sudor, pero no importa, ahora no importa nada más allá de
darnos placer mutuamente. Kevin me hace girarme y ponerme a cuatro patas sobre
el colchón y es entonces, cuando noto su lengua juguetona penetrándome una y
otra vez el trasero. Se siente bien, es caliente y húmeda. Poco después dio
paso a un dedo embadurnado en el semen que chorrea por todas partes. Al
principio me molesta algo. No es que fuera insoportable, pero si molesta. Su
dedo entra y sale del agujero, y se mueve de un lado a otro creando espacio en
mi interior. Cuando noto que introduce el segundo dedo grito de dolor y me
agarro a las sábanas fuertemente con las manos.
-Shhh-
susurra Kevin abrazándome y dándome pequeños besitos en la espalda- tranquilo…
shh… no te haré daño… nunca te haría daño....
Me
intento relajar un poco mientras noto que los dedos siguen haciendo su trabajo
dilatando mi entrada. Es desagradable, no me gusta para nada al principio, pero
después de un rato, comienza a gustarme un poco la sensación que me produce.
-YiXing…-
susurra- agárrate a algo… o muerde algo…-
aprieto los puños fuertemente.
Otro
dedo más se introduce en mi ano y grito de dolor. Parece que me están
desgarrando por dentro. Sin poder evitarlo, las lágrimas salen de mis ojos y
comienzo a sollozar como un niño pequeño.
-Lo
siento…- lo oigo decir en mi oído- lo siento… mucho…- suena muy afligido.
Quiero hacerlo con él, pero nunca me imaginaba que dolería tanto. Noto cómo
intenta sacar los dedos de mi trasero y lo detengo.
-No-
susurro agarrando su mano- no he llegado hasta aquí para nada…
Me
auto-penetro con sus dedos moviendo mi trasero y él capta el mensaje, porque
los comienza amover de nuevo como antes, en círculos, abriéndolos en tijeras.
Tras un buen rato comienzo a gemir. Se siente bien. De pronto noto como Kevin
saca los dedos cuidadosamente de mi interior y sin previo aviso, antes de que
me diera cuenta siquiera, su miembro ocupa su lugar. Doy un grito, pero más
bien de sorpresa que de dolor.
-Lo
siento- vuelve a decir.
-No…
pasa… nada…- consigo decir, ya que la penetración me ha dejado sin aire.
Le
doy mi permiso después de unos momentos para que siga y Kevin comienza con las
embestidas. Al principio son pequeñas, casi no se mueve, pero a medida que la
resistencia de mis paredes a su intromisión se va haciendo menor, sus
penetraciones son más salvajes, más duras, y llegan más a fondo.
Al
principio me duele, pero poco después, me encanta la sensación. Tener a Kevin
dentro de mí es algo que no puedo ni describir, me hace sentir pleno, feliz. De
repente, sale completamente de mí y me echa sobre el colchón, después vuelve a
penetrarme de nuevo. Coloca una de sus manos junto a mi cabeza, para sostenerse
mientras embiste y la otra comienza a masturbar a mi erecto miembro.
-Ahh…
ahhh… ahhh…
Nuestros
gemidos y respiraciones aceleradas son lo único que se escucha en la habitación
del hospital. Noto el cosquilleo que me avisa de que me voy a correr y lo hago.
Una inmensa debilidad se apodera de mi cuerpo y comienzo a temblar. He llegado
al orgasmo y una paz y placer enormes son lo único que siento, aparte de las
embestidas que Kevin sigue dando dentro de mi cuerpo. De repente, él grita de
placer y mi recto se llena de la sustancia líquida que se derrama en cuanto
sale de mí y se echa a mi lado respirando entrecortado.
Nos
quedamos mirándonos y sonriendo. No importa nada, sólo nosotros, el mundo
exterior no existe para nosotros en este momento. Me entra frío de repente y me
pego mucho a él, acurrucándome. Kevin nos echa las sábanas por la cabeza y me
abraza dándome calor. Pasamos así bastante rato y me comienza a entrar sueño.
Cuando casi me he quedado dormido, escucho su voz.
-YiXing…
-susurra- no sé… si tú… sientes lo mismo… que yo… pero yo te amo…- me da un
beso en la frente.
-Yo
también te amo…- le contesto medio dormido y siento cómo sonríe contra mi
frente. Me quedo dormido entre sus brazos.
Cuando
a la mañana siguiente me despierto no lo encuentro por ningún lado y me asusto.
Lo busco por la habitación y encuentro una nota.
“No te preocupes,
estoy bien, pero recuerda que hoy por la mañana me dan el alta, así que, no
puedo permanecer más a tu lado, lo siento. Te dejo mi dirección y mi número de
teléfono, aunque no sé lo que puede quedar de ambos después del incendio.
Te quiero, Kevin.”
Guardo
la nota, me visto y salgo corriendo de la habitación, tras memorizar la
dirección de su casa. Por los pasillos no está permitido correr, así que, cuando
me cruzo con el director del hospital me detiene y me regaña. Después, sigo mi
camino hasta casa de Kevin como alma que lleva el diablo. Al llegar me lo
encuentro todo destrozado, quemado y a él, dando vueltas por el lugar.
-¡Kevin!-
lo llamo y él se vuelve con una sonrisa en los labios. Corro hacia él y lo
abrazo fuertemente. Ya lo extrañaba y apenas habían pasado unas horas desde que
no estaba a mi lado- ¿por qué te has ido?- pregunto.
-No
podía quedarme más tiempo- contesta.
-Me
asusté al no verte- lo abrazo más fuerte.
-Tenía
que venir a ver esto- dice- tenía que ver cómo había quedado- me agarra
fuertemente- y no ha quedado nada…
Kevin
lo había perdido todo tras el incendio medio año atrás, lo había perdido todo
menos su vida. Pero había ganado algo en el proceso, a mí, y yo no iba a dejar
que me perdiera a así.
-Vive
conmigo- susurro.
-No
puedo aceptarlo.
-Puedes
y lo harás- le digo separándome y agarrando su rostro con mis manos- quiero que
vivas conmigo- me mira durante unos momentos y al final asiente.
-Está
bien- lo abrazo fuertemente intentando transmitirle la alegría de poder vivir
con él- de todas maneras, no puedo vivir sin ti- coge mi rostro con sus manos y
me besa dulcemente- te quiero- dice contra mis labios.
-Yo
también te quiero.