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viernes, 20 de septiembre de 2013

Ready 2 Love

Ready 2 Love


   -Te repito que estás jugando con los sentimientos de ambos y eso no es nada justo para ellos- dijo por quinta vez ese día mi amiga Yulenia, sentándose a los pies de mi cama.
   -Y yo te contesto que mientras que no se enteren no pasa nada- ella se levantó automáticamente de la cama y bufó con desesperación.

   Todos los días eran así desde que se enteró (bueno, más bien me extorsionó hasta que me lo sonsacó) que estaba saliendo con dos chicos a la vez. Me decía una y otra vez que tenía que acabar con ello, que les haría daño y un montón de chorradas más. Yo era de la opinión de “ojos que no ven, corazón que no siente” y además, ellos ni se conocían, jamás podrían enterarse del doble juego que llevaba.

   Cualquiera me podría juzgar por lo que hacía (como mi amiga), pero estaba en la edad de experimentar y me gustaba esta situación.

   -Eres desesperante, Naye- la escuché murmurar.
   -Oh, venga, Yul, no seas así- dije y ella me miró mal.
   -¿Cómo que no sea así?- preguntó- Onew es mi hermano, no puedo dejar que juegues con sus sentimientos.
   -No estoy jugando con los sentimientos de nadie…
   -¡Le estás poniendo los cuernos con Key!
   -No le pongo los cuernos…- ella encaró una ceja.
   -Ah, ¿no? ¿Y entonces cómo se llama eso que estás haciendo?
   -Doble vida- contesté- lo he buscado en internet, por si las moscas- sonreí y ella suspiró, cansada.
   -Naye…
   -Tranquila, pequeña, mientras no se enteren no habrá daño alguno- le aseguré.
   -¿Por qué lo haces?
   -Quiero experimentar, quiero ver con cual es más probable que acabe saliendo de verdad y no podía hacerlo de otra manera- contesté.
   -Claro que podías.
   -No.
   -Sí.
   -¿Cómo?
   -Saliendo con uno, dejándolo, saliendo con el otro, dejándolo y luego decidir.
   -Entonces les haría daño.
   -Lo que tú digas- volvió a suspirar y se dirigió a la puerta- simplemente intenta que no se encuentren nunca, ¿vale?
   -Vale- y salió.

   No sabía por qué ella temía que nos encontráramos, era muy fácil no hacerlo, Seúl es una ciudad muy grande. Pero cuando los planetas se alinean y se ponen en tu contra, una ciudad tan grande cómo Seúl se queda pequeña.
~.~.~

   Durante los siguientes días, si salía con Onew, en algún lugar acababa viendo a Key entre la gente y salía corriendo en la otra dirección. Si salía con Key, pasaba exactamente lo mismo y eso me estaba volviendo loca a mí y también un poco a ellos.

   Llegué al piso que compartía con mi amiga y me dejé caer sobre la cama, agotada. Había sido un día muy duro.

   -¿Qué te pasa?- preguntó Yulenia entrando a mi habitación, preocupada por el estado en el que había llegado a la casa.
   -¿Por qué las cosas siempre tienen que torcerse?- pregunté y ella abrió los ojos con pánico.
   -¿No me digas que os habéis encontrado los tres?
   -No, nada de eso- ella respiró tranquila.
   -¿Entonces?
   -Tengo que huir de un lado para otro porque salga con quien salga, siempre aparece el otro cerca y tengo que cambiar el rumbo para no cruzarnos- conté.
   -Te dije que era un juego muy peligroso.
   -Ya… lo repetiste cerca de quinientas veces desde el día que te lo conté.
   -Y no me has hecho caso en lo de dejar todo esto…
   -Creo que… voy a hacerte un poquito de caso…- ella sonrió triunfante.
   -Asegúrate de que eliges al indicado, luego no puedes cambiar como si de una camiseta que no te queda bien se tratase- advirtió saliendo de mi cuarto.

   No me gustaba nada tener que darle la razón a mi amiga, pero estaba jugando con fuego y había estado a punto de quemarme varias veces.

   Sin embargo, no podía decidir. Los dos me gustaban demasiado. Key era tan atento, tan educado, tan cariñoso, aunque a veces un poco caprichoso y mandón. Onew era de otra forma, era muy dulce, muy alegre, muy cariñoso, se preocupaba de mi bienestar, pero a veces podía ser un verdadero idiota y parecía tener dos pies izquierdos.

   No sabía por cual decidirme. Ambos tenían sus cualidades y sus defectos, y por ambas cosas me gustaban.

~.~.~

   Durante la siguiente semana apenas salí de casa e intenté no encontrarme con ninguno de los dos. Debía pensar y nada, ninguna acción podía determinar cuál sería mi decisión.

   La inspiración divina me pareció llegar el día en el que abrí la puerta de casa y por ella entró un muy preocupado Onew, abrazándome hasta dejarme prácticamente sin respiración.

   -¿Cómo estás, tesoro?- me preguntó y yo lo miré confundida- llevo una semana sin saber nada de ti, no contestas al móvil, no te conectas a las redes sociales y no te he visto en la Facultad.
   -Oh bueno… yo…
   -Y cuando le pregunté a mi hermana sobre ti, primero me daba largas, pero después, ante mi insistencia me contó que estabas enferma y que era algo contagioso- me apretó más fuerte contra su pecho- me estaba volviendo loco de preocupación.

   Su confesión me dejó de piedra unos instantes, mientras me abrazaba, pero después, mi corazón comenzó a saltar de alegría. Él ya había tomado la decisión.

   -No te preocupes- murmuré contra su cuello- ya estoy bien…- lo rodeé con mis brazos- “ya estoy lista para amar”- pensé.

~.~.~

   Esa misma noche, después de que Onew se fuera de casa, le di las gracias a mi amiga por encubrirme y encendí el móvil para llamar a Key y cortar con él. En cuanto lo hice, me comenzaron a llegar miles de notificaciones del Wassap, del Line, del Kakao, del Twitter, de FaceBook, llamadas perdidas, mensajes de texto, e-mails… todos de Onew. Eso hizo que aun fuera más firme en mi decisión.

   Busqué el chat del Kakao que tenía con Key y lo llamé, ya que de esa manera me salía gratis. No pasó mucho tiempo para que él me contestara.

   -¿Naye?- preguntó.
   -¿Quién si no?
   -No sé… cómo llevas sin dar señales de vida un par de días…
   -Fue una semana.
   -¿Tanto?
   -Sí.
   -Ah…

   Ah. Había estado una semana sin verme y lo único que decía cuando contactaba con él era “ah”. Estaba más que decidida a cortar con él y seguir adelante con Onew.

   -He estado pensando…- murmuré- sobre nosotros… y… quiero cortar- dije. Al otro lado de la línea solo se escuchó la respiración de alguien durante un par de minutos.
   -¿De verdad es eso lo que quieres?
   -Sí.
   -Entonces… ¿cortamos?
   -Sí.
   -Genial.
   -¿Genial?
   -Sí.
   -¿No estás triste?
   -No, la vida sigue y bueno, no hay que amargarse por cosas como esta- contestó.

   Bueno. Al menos no le había roto el corazón como temía Yulenia. Parecía que se lo estaba tomando bastante bien.

   -Entonces está bien- murmuré- ya… nos veremos…
   -Sí- contestó- oh, por cierto… ¿tú amiga, la que vive contigo, está soltera?
   -¿A qué viene esa pregunta?
   -La vida sigue- repitió.
   -Sí, está soltera.

   -Entonces nos veremos mucho.





martes, 19 de febrero de 2013

LETTERS FOR A STRANGER


LETTERS FOR A STRANGER


2/2


   Estaba nervioso a más no poder, incluso más nervioso que el día que la conocí, cuando por la culpa de correos, casi ni llego a nuestra cita. Pero bueno, todo aquello ya había pasado, y hacía ya un par de meses de eso. Ahora, ahora era tan feliz que casi no cabía en mí.

   Tenía un trabajo, que aunque a veces me matara, me encantaba. Tenía unos amigos, que aunque a veces fueran un poquito cabrones, me querían y yo a ellos. Y lo más importante, tenía una chica a la que amaba con locura.

   Lo mejor de todo era, que mi amor por carta se había acabado, y ahora, ella se había podido mudar a Seúl, su apartamento no era de lujo, pero era lo que se podía permitir con su trabajo de camarera en aquella cafetería en la que nos conocimos. Obviamente, tampoco la podía ver cada día, por eso de las giras, los ComeBacks, mis ensayos extra por mi torpeza, pero me sentía muy bien al saber que ella estaba muy cerca de mí.

   Las cartas, las cartas no las había tirado, las había guardado todas, como un tesoro precioso.

   Bueno, pero a lo que íbamos, ahora todo eso había pasado, y en estos momentos, estaba de pie, en nuestra sala, agarrando la mano de mi chica, bajo la atenta mirada de cuatro personas más, que no podían creerse lo que veían. ¿Qué pasaba, qué no podía tener novia? ¿Acaso era asexual?

    -¿Lo sabe el manager, hyung?- preguntó KiBum tras salir el primero del shock y yo negué con la cabeza y tragué saliva antes de hablar.
    -Quería que primero lo supierais vosotros- contesté.
    -Wow, hyung, enhorabuena- dijo TaeMin levantándose del sofá y viniendo hacia mí para darme un abrazo, que le agradecí enormemente.
    -Esto... si... es genial, hyung- siguió MinHo, y el único que faltaba por darme su opinión, era JongHyun, que se levantó y fue hacia mí.
    -Hablemos, JinKi. 

   Me cogió la otra mano y tiró de mí, dejando a los chicos y a Naye en la sala, y me guio por todo el lugar hasta mi habitación, donde, tras cerrar la puerta me encaró.

    -¿Tú estás seguro de esto?- preguntó y yo asentí con una sonrisa- sabes todo por lo que pase yo, ¿verdad?- volví a asentir, esta vez más serio- y… ¿estás seguro?
    -Sí, Jjong.
    -Bien, entonces yo no soy nadie para decirte nada- se acercó a mí y me abrazó- que seas muy feliz, hyung.
    -Sí. 

   Después de eso, salimos de la habitación y nos dirigimos de nuevo a la sala. Allí, parecía que Naye había caído perfectamente bien, porque hablaba tranquilamente con KiBum mientras que MinHo y TaeMin revoloteaban por allí, diciendo alguna cosa que otra.

   Cuando mi chica me vio, se separó de KiBum y se acercó a mí a la carrera, casi se mete el guarrazo del siglo, pero la sujeté y entonces ella se abrazó a mí fuertemente.

    -¿Algún problema?- murmuró.
    -No... ninguno...- le contesté- sólo que Jjong es muy sobreprotector...
    -Mentira- comentó el pasando por nuestro lado y dirigiéndose junto a los otros.
    -Entonces... ¿todos me aceptan?- me preguntó con sus ojos brillando de emoción.
    -Sí- ella esbozó una gran sonrisa y yo le di un pequeño beso en los labios.
    -Iros a un motel- escuché decir a MinHo, pero pasé de él.
    -¿Sabes que a partir de ahora todo será muy complicado?- le pregunté y ella asintió- ¿superarás todas las pruebas que nos pongan?- volvió a asentir- ¿aguantarás a la prensa, a las fans locas...?
    -Déjame recordarte que yo soy una fan loca- me cortó y le sonreí.
    -Ah, entonces estarás bien...- le di otro beso.
    -Oh, pues si no queréis un motel, iros por lo menos a la habitación- comentó JongHyun.
    -Estáis traumatizando a TaeMinnie- secundó MinHo.
    -Ahrg... me voy a hacer la cena- dijo KiBum pasando de todos.
    -Espérame- grito Jjong mientras salía tras él.
    -Y vosotros a la habitación- ordenó MinHo- que nos hemos dejado el Pro en pausa- sonreí y cogí a Naye de la mano.
    -Entonces nos vamos.

   Y salimos de allí, habiendo dado el primer paso para que nuestra relación fuera aceptada por el resto del mundo. A partir de ese momento vendría lo difícil, pero lo conseguiríamos, juntos, porque habíamos superado muchas cosas, la distancia, y un idioma y cultura diferentes.




jueves, 10 de enero de 2013

My Love


My Love


2/2

  
   Había pasado una semana desde que mi hyung y yo nos tocáramos de aquella manera tan excitante. Ahora, cuando estaba en su presencia, me ponía nervioso, o la mayoría de las veces, lo que quería era montármelo con él, dándome igual el lugar, la gente que pudiera haber y todo eso. Sólo quería volver a estar con él, volver a sentir sus manos y algo más sobre mi pene, sus besos sobre cada rincón de mi cuerpo, sólo lo quería a él. Pero volvíamos a no tener tiempo ni para respirar, y eso me desesperaba.

   -JungShin- dijo mi hyung chasqueando sus dedos delante de mí- ¿te pasa algo?- volví en mí y dejé de pensar en el chico que tenía delante de mí, para centrarme en lo que me decía.
   -No me pasa nada- contesté negando con la cabeza.
   -Te veo muy distraído- murmuró.
   -Estaba pensando en ti- le dije y él sonrió.
   -Eres un encanto.

   Mi hyung se acercó a mí y me abrazó fuertemente. Los demás idols que estaban en la sala de espera, para salir al programa a hacer la actuación, nos miraron raro, pero me dio igual, yo ya estaba acostumbrado a esas miradas. Pasé los brazos por su cintura y lo pegué más a mí. Él dejó caer su cabeza sobre mi hombro y aprovechó mi pelo largo para depositar un beso en mi cuello sin que nadie lo notara, haciéndome suspirar.

   -Hyung… no estamos solos…
   -Lo sé… pero no puedo estar apartado de ti…
   -Yo tampoco… pero aquí…
   -Lo sé… lo sé…- me dio otro pequeño beso en el cuello y luego se alejó de mí, con una sonrisa en sus labios, en el momento en el que llegaba nuestro líder, YongHwa, junto con MinHyuk, para comunicarnos que teníamos que salir al escenario.

   Acabamos la actuación, nos cambiamos de ropa y nos montamos luego en el coche para dirigirnos a casa a descasar tras un día de infarto. Nada más llegar me dirigí a mi habitación, que compartía con MinHyuk y me quité la ropa, para en calzoncillos, tumbarme en la cama dispuesto a dormir. Pero mi hyung tenía otros planes. Escuché abrirse la puerta y luego cerrarse, con el pestillo, abrí mis ojos y lo descubrí con una sonrisa picarona y sólo con sus boxers.

   -Hyung… ¿qué haces?- pregunté mientras se subía a mi cama y se metía conmigo bajo las sábanas.
   -Te dije antes que no podía estar sin ti- contestó.
   -Pero… los demás…- murmuré.
   -Van a ver una película… tardarán dos horas como mínimo en irse a dormir…
   -Pero…
   -Sólo no hagas ruido…

  Y nada más decir esto, comenzó a darme besos por mi cuello, haciéndome suspirar levemente. Subió hasta mis labios y me besó con avidez, introduciendo su lengua en mi boca y jugando con la mía, hasta que nos quedamos sin aire y tuvimos que separamos para respirar. Nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos, respirando entrecortados, hasta que volvimos a besarnos salvajemente, mientras nuestras manos volaban por el cuerpo contrario, acariciando y haciéndonos así, gemir dentro del beso.

   Mi hyung se apartó levemente de mí y vi cómo se había sonrojado. Dejó caer su frente contra la mía, de una manera suave, y nuestras respiraciones se mezclaron. Su cuerpo se movió sobre el mío, para colocarse más cómodo, pero fatídicamente, (o no, según cómo se mire) nuestros miembros se rozaron haciéndonos gemir a ambos un poco más fuerte, y nos tapamos la boca el uno al otro para acallar los sonidos guturales de placer y que los otros dos miembros del grupo no nos escucharan.

   Nos miramos fijamente unos segundos, mientras agudizábamos el oído por si escuchábamos a alguien acercarse. Nos relajamos y suspiramos cuando no oímos nada. Quité la mano de su boca justo después de que le diera un lametón a la palma, mirándome sensualmente.

   -Eres un pervertido, hyung.
   -Lo sé

   Comenzó en ese momento a moverse sobre mí, frotando nuestros miembro el uno con el otro, con los boxers aun de por medio, y sacándonos suspiros leves a ambos. Después, se encorvó un poco y mientras seguía moviéndose, comenzó a darme besos, lamidas y mordiscos, no por ese orden exactamente, porque yo estaba que no cabía en mí de placer y no tenía cabeza para nasa, y menos, para darme cuenta de lo que él me hacía exactamente, y en el orden en el que lo hacía.

   Noté sus labios sobre mi clavícula y luego bajando por mi torso, a la vez que sus dedos, pellizcaban mis pezones, haciéndome gemir doblemente por su doble atención. Llevé mis manos a su pelo y tironeé de él para llevar su boca de nuevo a mis labios y la saboreé completamente, introduciendo mi lengua en ella y jugando con la ajena. Cuando nos separamos para coger aire, un hilo de baba aún nos unía, hasta que mi hyung se puso a darme lametazos like a perro por mi mentón y mi cuello. Por muy desagradable que esto pudiera parecer, la verdad, es que a mí me estaba excitando de sobremanera. Sí, lo sé, soy raro.

   De repente, noté una de sus manos comenzar a tocar mi entrepierna. Aun por encima del bóxer, se sentía delicioso. Me encantaba. Su ritmo era torturantemente lento, así que, agarré su mano y comencé a guiarla para que fuera más y más rápido. Mis gemidos eran cada vez más audibles, por lo que aprovechó para tomar mis labios y hacer así que gimiera dentro del beso.

   Me sentía genial, pero todavía no era suficiente, por lo que cogí su mano y la metí dentro de mi bóxer en contacto directo con mi sensible pene y el placer me inundó. Unos movimientos más de sus hábiles dedos y acabé corriéndome tras el más delicioso de los orgasmos, entre temblores.

   -Y luego el pervertido soy yo- murmuró mi hyung sacando la manos de mi bóxer, provocándome un gemido por culpa de la sensibilidad que tenía ahora en esa zona.
   -Ahhh… Jong… ahhh…
   -Hum- hizo un puchero y luego en sus labios apareció una sonrisa maliciosa- ¿sin el honorífico?- susurró en mi oreja a la vez que notaba de nuevo a su mano colarse por mi bóxer- tendré que castigarte- y agarró mi miembro arrancándome un gemido que se tuvo que escuchar por todo el apartamento.
   -Ahh… hyung… ahh… hazme… lo que… quieras…- murmuré sin saber qué decía.
   -Así me gusta- sacó su mano de allí, y esta vez, llevó sus dedos, pringosos de semen a su boca y los lamió, a la vez que me miraba con lujuria. Tragué saliva antes esta acción tan jodidamente pervertida y excitante que le estaba devolviendo todo el vigor a mi miembro.

   Quitó mis boxers deslizándolos por mis piernas y también se quitó los suyos luego. Después, se dejó caer sobre mí, para que nuestros miembros, se rozaran ahora sin tela de por medio y nos hiciera gemir fuerte tras el contacto. En ese momento, saqué fuerzas de donde no tenía, debido al reciente orgasmo, y nos giré a ambos, quedando yo ahora encima.

   Me escurrí hacia abajo, entre las sábanas y entre sus piernas y soplé su miembro, notando cómo se estremecía. Acerqué mis labios a la punta y le di un beso, escuchando un gemido salir de su boca. Me atreví entonces a más y con mi lengua, recorrí una de las venas que lo surcaban de abajo a arriba. La reacción que tuvo mi hyung me provocó hacer la última acción, meterme su miembro por completo en la boca y comenzar a succionar y chupar, hasta que, minutos después, él me paró.

   -Para, para- me pidió respirando entrecortado y yo dejé mi tarea mirándolo interrogante- si siques así me correré en tu boca, y créeme, no es nada agradable.
   -Está bien- me retiré y subí por su cuerpo dándole pequeños besos hasta llegar a sus labios, que tomé con desesperación. En ese momento, noté sus manos en mi trasero, jugando con él, tocándolo, hasta que un dedo comenzó a dibujar mi entrada y jadeé.
   -Tranquilo, relájate.

   Y yo hice lo que mi hyung me pidió. Primero noté cómo sus dedos húmedos delineaban aquel lugar prohibido y después, comenzaron a colarse de uno en uno, moviéndose, abriéndolo, haciendo hueco para lo que vendría después. Fui cambiado de nuevo abajo, con las piernas abiertas esta vez y mi hyung colándose entre ellas.

   -Prometo ser cuidadoso- me susurró dándome un beso, mientras, lentamente se introducía en mi interior. Grité de dolor y él paró- muérdeme para que no te oigan- me dijo y atrapé un trozo de piel de su hombro entre mis dientes, que maltraté hasta que su miembro estuvo completamente adentro.

   Comenzaron los vaivenes y cuando dejé de sentir dolor, ya que fue reemplazado poco a poco por el placer más exquisito, lo incité a ir más rápido y más hondo, haciéndome gemir cada vez que tocaba un lugar que me llevaba al paraíso. Sus manos bajaban por mi cuerpo hasta llegar a mi miembro, nuevamente erecto y comenzó a bombearlo mientras toqueteaba mis testículos. Me corrí poco después y él dentro de mí, luego, agotados, caímos en brazos de Morfeo.

   Me desperté cuando un rayo de sol me dio directamente en un ojo sin consideración ninguna. Abrí mis ojos, haciéndome visera con una mano y descubrí a mi hyung acostado a mi lado. Respiré hondo. Se veía hermoso tal y como estaba. Me giré lentamente para poder observarlo dormir de más cerca, y así estuve bastante tiempo, hasta que él abrió sus ojos.

   -Buenos días, JungShin…- dijo dando un bostezo.
   -Buenos días- contesté con una sonrisa.
   -¿Cómo te sientes?- preguntó girándose hacia mí.
   -Por ahora, bien- respondí aceptando el beso que me daba.
   -Me alegra saber eso…- murmuró- no hagas movimientos muy bruscos y seguirá bien…
   -Está bien- me acerqué para rozar sus labios.
   -Eres hermoso…- me dijo y yo negué con la cabeza.
   -No lo soy…
   -Claro que sí…- respondió él acariciando mi rostro- eres la persona más hermosa que he visto en mi vida… te quiero, JungShin…
   -Yo también te quiero…

viernes, 21 de diciembre de 2012

Yours Baby


Yours Baby


   Allí se encontraba la causa de mis torturas, como siempre, y yo, no podía hacer nada más que admirarlo, admirar su belleza, admirar cómo hablaba con su chico, pensando que era yo, admirar cómo besaba aquellos labios, que fervientemente deseaba que fueran los míos. Todo era así, desde que lo había visto entrar en la cafetería en la que trabajaba.

   -Vamos, HanKyung, deja de estar en las nubes- me regañó mi jefe.
   -¿Eh?- lo miré sin entender hasta que mi mente tradujo sus palabras- sí, lo siento mucho, JungSoo hyung- hice una reverencia y volví a mi trabajo.

   Siempre era lo mismo. Llevaba sufriendo por todo esto desde hacía un par de meses. Me desvelaba por las noches pensando en él. Cuando dormía, soñaba con él y cuando estaba en el trabajo, me distraía constantemente, más cuando él entraba al lugar, contoneándose y siendo tan jodidamente sensual. La verdad, lo estaba pasando mal, muy mal.

   De repente, unos gritos me alertaron y me giré al reconocer la voz, era su voz. Él estaba de pie frente a su novio, tenía sus puños apretados, el cuerpo le temblaba ligeramente, y las lágrimas caían de sus ojos.

   -No puedes hacerme esto- lo escuché decir- no, no, SiWon, no me dejes- abrí los ojos como platos, ¿estaba cortando con él? Una extraña sensación se apoderó de mi cuerpo. Tenía ganas de pegar a ese tipo, pero por otro lado estaba muy feliz.
   -Lo siento, pero es lo mejor para los dos…
   -No, por favor…- se agarró al brazo del otro chico, pero éste negó con la cabeza- te lo suplico…
   -Lo siento…

   Se soltó del agarre y se levantó dirigiéndose al mostrador a pagar lo que ambos habían tomado, y salió del lugar, dejando a aquella persona que ocupaba mi corazón, destrozado, llorando ya sentado, con la cabeza sobre la mesa. Miré a mi jefe para pedirle permiso para acercarme y éste asintió con la cabeza, entonces me dirigí hacia él.

   -¿Se encuentra bien, señor?- pregunté y él alzó la cabeza, mirándome mal.
   -¿Acaso no es obvio que no?- bufó como un gato airado.
   -Lo siento…- me puse nervioso y comencé a titubear, saliéndome así un par de palabras en chino- lo siento- volví a decir cuando me medio controlé- solo quería ayudarlo…
   -Si quieres ayudarme, mata a ese gran hijo de puta- propuso con una sonrisa macabra que me hizo sentir escalofríos- el mundo estaría muchísimo mejor sin él.
   -No creo que sea lo correcto matar a alguien- dije- el asesinato no soluciona los problemas, los aumenta y agrava- él me miró con un brillo en los ojos que no pude identificar- pero si puedo ayudarlo de alguna otra manera…
   -Ayúdame.

   Sonreí y él me devolvió una media sonrisa. Jamás podría habérseme ocurrido en ese momento que ayudar a la persona que ocupaba mis pensamientos, me iba a hacer sentir más mal y más miserable de lo que ya me sentía.

   Kim HeeChul, que así era cómo se llamaba, me estaba utilizando como su juguete sexual para poder olvidar a su antiguo novio. Del sexo no me quejaba, era lo que siempre había deseado, poder metérsela hasta el fondo. Pero me quejaba de su actitud fría para conmigo, antes, durante y después de hacerlo. Sólo me utilizaba, pero yo quería algo más, desde que lo vi la primera vez, siempre lo había querido. Quería llegar a su corazón. Quería quitarle esa capa de hielo que se había instaurado a su alrededor, y envolverlo con mi calor.

   -HeeChul…- susurré cuando él me tiró sobre la cama y se sentó sobre mí.
   -¿Hum?- comenzó a desabrochar los botones de mi camisa.
   -Quiero decirte algo…
   -Dime- acabó de desabrochar los botones y pasó las manos por mi torso hasta llegar a mis hombros y deslizar la camisa por mis brazos.
   -Para- le cogí las manos.
   -¿No puedes hablar mientras te toco?- dijo alzando una ceja.
   -Sí, pero quiero que prestes atención- contesté y él se zafó de mi agarre cruzándose de brazos.
   -Habla.
   -Te amo, HeeChul- sus ojos se abrieron a más no poder durante unos momentos, y luego esbozó una sonrisa de satisfacción.
   -Ya sabía yo que este día llegaría- dijo- nadie se puede resistir al gran Kim HeeChul- su ego había salido a la luz, su maldito ego- pero déjame decirte, que esta gran persona no volverá a ser de nadie- entorné los ojos.
   -Eso ya lo veremos…

   Lo giré y lo dejé tumbado sobre el colchón, conmigo encima. Me miró asustado, y yo le acaricié el rostro de la forma más dulce que pude, después, comencé a besar sus labios, lentamente, sin prisa, sólo ejerciendo una leve presión sin profundizar, sin llegar más allá, moviendo mis labios sobre los suyos, delicadamente. Mi mano derecha acariciaba su mejilla y mi mano izquierda, recorría su torso, por encima de su camisa, desabrochando los botones, tocando al hacerlo su suave y blanca piel.

   -Te amo…- susurré al separarme de sus labios y bajar a su cuello, recorriendo su mentón, la línea apenas marcada de su mandíbula, besando casi sin besar, rozándolo sólo como el ala de una mariposa- te amo…- terminé de desabrochar la camisa y la abrí, retirándola a sus costados para tener mejor acceso.

   Dejé su cuello y recorrí su pecho, lamiendo un poco sus pezones, soplándolos y besándolos, viendo cómo la persona a la que amaba, se arqueaba ante el contacto y jadeaba. Mis manos se dirigieron hacia la parte baja de su cuerpo y comenzaron a retirarle todas las prendas, dejándolo sin nada que tapara su miembro, levemente despierto. Mis labios bajaron, besando su abdomen, entreteniéndose en su ombligo y jugueteando con mi lengua en él, después me levanté y lo volví a besar en los labios, esta vez más demandante, pidiendo acceso a su boca, rozando sus labios con mi lengua, y luego introduciéndome en el interior de aquella cavidad y jugando con la lengua ajena.

   -Te amo…- dije al separarme para coger aire. Él iba a contestar algo, pero no lo dejé. Mis manos rápidamente volaron sobre su miembro y comenzaron a tocarlo, sacándole suspiros y gemidos de esos labios tan deliciosos. Cuando su pene estuvo erecto, dejé de tocarlo y me incliné sobre él, para darle una serie de lamidas desde la base hasta la cabeza, y jugando con sus testículos. Sentía el sabor del pre-semen en mi boca cuando me separé de él y me levanté de la cama. HeeChul tenía cara de reproche, pero lo ignoré y me quité rápidamente la ropa, volviendo después a la cama- te amo…- le abrí las piernas y coloqué mi cuerpo entre ellas. Mis manos buscaron su entrada y la encontraron caliente y dilatada, producto de nuestra sesión de sexo salvaje de la noche anterior. Me incliné sobre él y comencé a besarlo dulcemente a la vez que lo penetraba. Dio un quejido de dolor que inmediatamente después se transformó en un gemido- te amo…- comencé a embestirlo, lentamente al principio, entrando y saliendo casi del todo en aquella cavidad. Escuchaba sus gemidos en mi oído, mi nombre saliendo una y otra vez de sus labios. Sentía sus dientes contra la piel de mi hombro, mordiéndome, sentía sus uñas clavarse en mi espalda. De repente, él se arqueó a la vez que un sonoro y ronco gemido que me hizo abrir los ojos de par en par, mientras su semen bañaba nuestros estómagos.
   -¡HanKyung!- fue lo que gritó en medio de aquel éxtasis.
   -Te amo- susurré contra sus labios. Los espasmos de su cuerpo apretaban mi miembro en su interior de una manera tan deliciosa que cuando sentí que iba a correrme, tras embestir un par de veces más, salí de él y lo hice sobre las sábanas, cayendo luego sobre él, besando y lamiendo su cuello mientras me reponía, dispuesto a marcarlo en un lugar visible para que todo el mundo viera que era mío, pero él no era mío.
   -HanKyung… soy… tuyo…- lo escuché decir mientras sentía sus manos sobre mi cabeza, enredando sus dedos en mi pelo- me da… igual todo… quiero ser tuyo…
   -HeeChul…- dije alzando la cabeza- yo…- pero él me calló con un beso dulce, tierno, como los que le había dado mientras hacíamos el amor.
   -No digas nada…
   -Pero…
   -Ya has dicho demasiado hoy…- volvió a rozar mis labios con los suyos- te felicito… has conseguido hacer caer al gran Kim HeeChul…- me miró a los ojos tiernamente, de una manera que nunca antes había visto- te amo HanKyung… sé mío…
   -Soy tuyo desde siempre… te amo…


sábado, 15 de diciembre de 2012

The Promise


The Promise


   Dos niños corrían por un parque. La niña, de unos cinco años, con un vestido blanco de tirantes con pequeñas margaritas bordadas por toda la falda, escapaba de un niño de ocho, que la perseguía por el lugar. Jugaban al pilla pilla, reían, tropezaban con todas las personas que había allí, pero no les importaba, estaban felices y eso era todo. De repente, el niño la atrapó por la espalda y la abrazó por la cintura, alzándola unos centímetros del suelo y dando unas vueltas con ella en el aire mientras reía.

   -Te atrapé- dijo.
   -No es justo…- contestó la niña haciendo un puchero.
   -Soy mayor, corro más que tú- la dejó en el suelo y ella se volvió hacia él.
   -Algún día seré más grande que tú- dijo muy convencida con una sonrisa maliciosa- y entonces te ganaré al pilla pilla y me casaré contigo.
   -Nunca serás mayor que yo- se burló sacándole la lengua- pero cuando seamos más grandes nos casaremos- dijo más serio.
   -¿Lo prometes, YiXing?- la niña alzó su dedo meñique.
   -Lo prometo, Fabiana- y entrelazaron sus dedos meñiques, haciendo una promesa para toda la vida.
  
   Una promesa para toda la vida, una promesa que no se cumpliría, una promesa que pesaba sobre el pecho de ambos porque querían realizarla pero no podían, una promesa que los estaba consumiendo lentamente.

   YiXing yacía sobre la cama del hospital, rodeado de tubos y de máquinas que pitaban, máquinas que decían que seguía vivo, pero que poco a poco su vida se iba apagando. Fabiana lloraba, con la cabeza apoyada sobre la cama en la que se encontraba él.

   Trece años tenía ya YiXing en el momento en el que llegó a casa de Fabiana con un regalo. No era el cumpleaños de la niña de diez, pero aun así aceptó el regalo que él le ofrecía. Se sorprendió muchísimo al ver que era un collar de cuentas de colores.

   -Muchas gracias, pero ¿por qué?- preguntó ella muy desorientada- no es mi cumpleaños.
   -No es por eso boba- contestó él con la mirada baja- es porque te quiero…- y le dio un pequeño beso en la mejilla, tras el que salió corriendo, dejando a la chica sonrojada y con una amplia sonrisa de felicidad.

   YiXing abría los ojos lentamente y como cada vez que lo hacía, veía el dolor en el rostro de su amiga, de su compañera y de su amor de por vida. Alzó una mano hacia su rostro, acariciándoselo, limpiándole las lágrimas que tanto daño les hacían a los dos. La chica tomó su mano, aferrándose con fuerza.

   -No llores, por favor…- pidió él- no llores por mí.
   -YiXing te amo…- susurró ella.
   -Fabiana… sonríe… sonríe para mí estos últimos días… quiero que seas feliz…
   -No seré feliz si no es contigo…

   Dos meses antes YiXing se había desmayado durante un partido de fútbol con sus amigos. Todos ellos fueron a ayudarlo. En donde jugaban el partidillo entre barrios no había ningún médico, por lo que lo primero que hicieron fue cargarlo hasta el coche sin moverlo demasiado. Fabiana fue con él durante todo el rato, hasta que llegaron al hospital y metieron a YiXing en una sala a hacerle pruebas.

   Pasaron mucho rato allí, los once amigos de YiXing intentaban consolarla, los padres de ambos también. De repente, salió un médico de la sala y lo explicó todo. Tenía un tumor maligno y debían extirpárselo, pero estaba en un lugar de difícil acceso y en la operación peligraba su vida, pero si no se lo extirpaban, moriría.

   Fabiana corría por el hospital. Le daba lo mismo que el personal la regañara, sólo que ría llegar lo más pronto posible al lugar. Los padres de YiXing la habían llamado diciendo que en cuanto ella se fue el día anterior para ducharse y descansar, él había pedido que le hicieran la operación.

   La espera. La espera la estaba matando por dentro. No había ni una sola noticia de él, y ya llevaban cinco horas dentro de aquel quirófano. Cuando el doctor salió, todos se levantaron rápidamente y fueron hacia él.

   -¿Cómo está?- preguntó Fabiana muy angustiada. El silencio del médico le hizo pensar en lo peor, pero luego el hombre esbozó una pequeña sonrisa.
   -Se pondrá bien- y la chica pudo respirar tranquila de nuevo después de dos meses.

-oooOOOooo-

   La chica se adentró en la habitación de él lentamente, intentando no hacer ruido para no despertar al chico que dormía en la cama blanca tranquilamente, o eso parecía, porque él abrió sus ojos, nada más la sintió a su lado.

   -Fabiana…- susurró- podré cumplir… la promesa que te hice…
   -Estás muy loco- dije.
   -Por ti, te quiero.
   -Yo también te quiero.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

My Love


My Love


1/2


   Estábamos sólo nosotros dos solos en el apartamento, los demás se habían ido y nos habían dejado tirados. Para un día que teníamos libre y en el que podíamos hacer lo que nos diera la gana, dormir, básicamente, y ellos se largaban, dejándome solo, con el acosador de JongHyun.

   A ver, que no es que no me gustara que me abrazara o se pusiera cariñoso y esas cosas, pero, es que eso a veces me hacía sentir algo confuso, y no me gustaba sentirme así de raro, bueno, ya venía raro de serie, pero no era ese tipo de rareza a la que estaba acostumbrado, sino que era otra cosa.

   La verdad, ni sabía lo que se me pasaba por la cabeza cuando mi hyung se me acercaba, me abrazaba o me daba un beso y luego, tan tranquilamente se iba de mi lado, dejándome con aquella sensación de no saber qué narices era lo que me pasaba.

   Estaba tumbado en el sofá del apartamento, en silencio, pensando, cosa rara en mí, pero bueno, a veces había que hacer esas cosas también, o me iría muy mal en la vida. De repente, mi hyung entró al salón con una sonrisa de oreja a oreja y se me tiró encima casi sin darme tiempo a reaccionar, y provocando que mi corazón comenzara a latir a mil por hora, ya fuera por el susto que me había pegado o por otra cosa más, que no llegaba a entender.

   -JungShin…- dijo él- tu hyung necesita mimitos…- se abrazó fuertemente a mí.
   -Cómprate un perro- contesté y él negó con la cabeza.
   -No quiero comprarme un perro.
   -Bueno, pues ve con tu amigo JongHyun de SHINee, él es lo más parecido a un perro que conozco y así no te lo tienes que comprar- volvió a negar con la cabeza, aunque esta vez lo vi sonreír ante mi ocurrencia.
   -Quiero que me de mimitos mi dongsaeng favorito…- miré de un lado a otro como buscando a la persona de la que hablaba y al percatarse de eso me dio un golpe en el brazo, riendo divertido- no busques, babo, eres tú- sonreí.
   -¿En serio?- pregunté creí que no era yo y te habías equivocado, por eso buscaba a MinHyuk.
   -Nah, eres tú, eso ni lo dudes- escuchar eso de sus labios, despreciando al lovely boy, y diciéndome que yo era mejor, me hizo sentir increíblemente bien e increíblemente raro. Aunque en realidad no lo había despreciado, pero me gustaba pensar que sí para sentirme mejor, más querido, más… ¿cómo me sentía exactamente? No podía ni describirlo, pero ahora tenía una sonrisita boba al saberme mejor que alguien, y más si ese alguien era guapo y agradable, no como yo, que era un puerco espín o algo por el estilo- JungShin…- lo volví a escuchar decir.
   -¿Qué quieres, hyung?
   -Quiero decirte algo.
   -Sólo dilo.
   -Te asustarás cuando te lo diga y no te querrás acercar más a mí- contestó, y eso hizo que mi curiosidad saliera a la luz y que pusiera toda mi atención en lo que él pudiera llegar a decirme, pero un silencio incómodo, de los que nada me gustaban a mí, se instauró entre nosotros y tuve que romperlo antes de que me estallara la cabeza.
   -Soy muy raro, lo mismo y todo reacciono bien.
   -Yo…- lo oí buscar oxígeno desesperadamente para lo que fuera que me iba a decir y luego comenzó a hablar saliendo a la luz su acento de Busán, lo que me indicó que estaba muy nervioso- yo… es que JungShin… la verdad, me creerás un… pervertido o algo así… por estar siempre encima tuya… y de los demás… pero es que soy cariñoso… y no lo puedo evitar… también sé que… no te quejas… ni tú ni ninguno… pero es que a veces…- estaba viendo cómo se estaba enrollando como una persiana y lo corté antes de que pudiera seguir con su retahíla de cosas sin sentido.
   -Hyung, al grano.
   -¡Qué me gustas!- soltó de golpe y sopetón escondiendo su rostro en mi pecho, avergonzado- ale… ya lo he dicho…

   No sabía cómo sentirme con esa declaración, pero todo las cosas raras que me pasaban interiormente, parecían haberse calmado y ahora sonreía cómo un estúpido. No sabía qué podía significar eso, pero… bueno… sí lo sabía, me agradaba que mi hyung hubiera dicho que yo le gustaba, por algún motivo desconocido, me agradaba de sobremanera… bueno… motivo desconocido, no. Mi corazón no paraba de latir cómo si se le fuera la vida en ello, y de mi rostro no se quitaba aquella sonrisa. Tenía todos los síntomas de lo que se definiría como rareza dentro de aquella sociedad anticuada que era la coreana, pero tampoco debería de importarme mucho, yo ya era raro de serie, así que, tampoco me costaba tanto aceptar lo que hacía tiempo que sabía que me pasaba pero que no había tenido el valor o la cabeza para reconocer. Me gustaba mi hyung, y ya.

   -Tú también me gustas…- estas palabras salieron de mis labios, y vi cómo una sonrisa se extendía por su rostro, antes de lanzarse a darme un tímido beso.

-oooOOOooo-

   ¿Cuánto tiempo había pasado desde que confesamos nuestros sentimientos? ¿Seis meses? No podía decirlo con exactitud, pero podría jurar que fue más o menos por ahí. Las promociones, grabaciones y ensayos, me volvían medio loco y ya no sabía prácticamente ni en que día vivía.

   Bueno, mi relación con JongHyun, delante de los demás seguía siendo igual, pero en cuanto nos quedábamos a solas, salía a relucir su lado cariñoso y pegajoso, que en los últimos tiempos se había desarrollado hasta niveles insospechados, y nos besábamos por las esquinas, en lugares apartados, en lugares en los nadie pudiera vernos, también al despiste de los demás cuando veíamos una película, pero no habíamos pasado más de ahí.

   Siempre que lo intentábamos, aparecía un problema u otro. La primera vez que lo intentamos, en el baño, se rompió la ducha y lo inundamos, la segunda, rompimos la cama, la tercera, casi nos pilla YongHwa en el sofá y la cuarta, a MinHyuk se le ocurrió volver antes de cualquier lado al que hubiera ido y nos descubrió en la cocina, comiendo fresas.

   Ya no lo intentamos más veces, aunque ambos queríamos, pero ni queríamos ser objeto de burla de los otros dos miembros, ni queríamos traumatizarlos o algo, así que, nos aguantábamos sólo con besos excitantes y caricias exploradoras que acababan con largas sesiones de desahogo en el baño para poder tranquilizarnos. Aunque a veces, eso no era suficiente, y las ganas nos iban a poder algún día, y ese día llegó.

   Estaba dormido, pero en cuanto sentí que mi cama se hundía por el peso de otra persona, me desperté sobresaltado, viendo cómo en penumbra, JongHyun, mi hyung y mi novio, se subía en mi cama y me acechaba como un felino a punto de atacar a su presa.

   -Hyung…- lo llamé adormilado cuando lo noté sentarse sobre mi cuerpo, tras haber retirado las sábanas que me cubrían.
   -JungShin- susurró- quiero hacerlo.
   -¿Hacer qué, hyung?- pregunté sin entender. Todavía estaba más dormido que despierto y no sabía a lo que JongHyun se refería. Tenía mucho sueño, demasiado.
   -Quiero sexo- mi cerebro tardó un buen rato en procesar estas palabras, pero cuando lo hizo, abrí mis ojos como platos, mientras comencé a sentir sus manos traviesas tocando mi cuerpo por debajo de la ropa con la que anoche me había quedado dormido.
   -Hyung… para…- le sujeté las manos intentando pararlo, y en el intento se quedó, porque no pude detenerlo- los demás nos escucharán.
   -No están aquí- susurró en mi oído, y me mordisqueó y lamió esa parte de mi cuerpo, haciéndome suspirar y poniendo mi piel como la de una gallina.

   Mi ropa fue lentamente retirada por sus manos, hasta que me quedé completamente desnudo y mientras, éstas, iban tocando mi piel. Comencé a palpar su torso desnudo, su espalda, su trasero por debajo de los boxers, la única prenda que llevaba puesta, y se la quité, a la vez me giraba y ahora era yo el que me ponía encima, haciendo rozar así, nuestros miembros ya erectos. Ambos gemimos ante el contacto y nos miramos con los ojos brillantes por el deseo y la lujuria. Empecé a moverme sobre él, de adelante hacia atrás, haciendo que la fricción nos llevara al placer más absoluto.

   -Ah~ ah~ JongHyun~ ah~ más…

   En el momento en el que gemí eso, noté su mano sobre mi pene, tocándolo a la vez que el suyo, moviendo ambos más rápido, más fuerte, hasta que los dos nos corrimos y yo caí sobre su cuerpo, con un sueño impresionante.

   Quería seguir, quería ir más allá de aquello con él, pero mi cuerpo no me respondía, mis párpados comenzaron a pesar y mis ojos se cerraban poco a poco.

   -Quiero más…- logré murmurar.
   -Otro día- lo escuché susurrar mientras acariciaba mi cabeza- ahora descansa- noté sus labios sobre mi frente, depositando un beso cariñoso, y luego comenzó a cantar, My Love, fue entonces cuando me quedé dormido es sus brazos.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

LETTERS FOR A STRANGER


LETTERS FOR A STRANGER



1/2

   Me llegaban cartas, cartas a montón. Cuando tenía tiempo las leía, pero a veces las tiraba directamente a la basura. Era famoso y eso era lo normal. Pero yo no era para nada normal, yo era Onew, y con eso, se explica todo.

   Por eso de que yo no era como los demás, tenía otras cosas en mente, y me gustaban las cartas que las locas de mis fans me enviaban, me gustaba sentirme querido por ellas, e intentaba dar el máximo esfuerzo para agradarlas.

   También, como era yo, Onew, hacía algo que ninguno de los otros idols hacía, y que si alguien se enteraba, pues, me llevaría la bronca del siglo. Pero no me importaba.

Desde hacía varios meses, sólo esperaba la llegada de una carta en concreto. Una carta en un sobre verde, del mismo color de la ropa que me ponía en los escenarios, y con una letra pulcra y hermosa, en la que venía la dirección de la SM y mi nombre.

   Cuando entre el montón de cartas recibía esta en concreto, mi corazón la tía con fuerza, y la guardaba, para en el primer momento en el que estuviera solo, abrirla y leerla.

   Y en eso estaba, revolviendo en las cartas hasta que la encontré. Miré a los lados para observar que mis compañeros no se dieran cuenta de que me guardaba la carta. MinHo y TaeMin estaban enfrascados jugando al Pro y no miraban más que la pantalla de la tele, puesto que los botones del mando se los sabían de memoria. KiBum, estaba recostado en las piernas de JongHyun, durmiendo a pierna suelta, mientras que éste veía el partido que se libraba y acariciaba con sus dedos distraídamente el cabello del otro.

   Guardé la carta en el bolsillo de mi sudadera, disimuladamente y sin hacer movimientos bruscos, para no levantar sospechas. Después agarré el montón de cartas y me las llevé para tirarlas a la basura. Fui a mi habitación y me encerré para poder leer con tranquilidad la carta. Me tumbé en la cama y saqué la carta. La abrí lentamente. Mis manos temblaban y mi corazón latía desenfrenadamente. Esa carta era muy importante, demasiado importante.

   En la que le había enviado anteriormente, le había pedido si nos podíamos encontrar algún día. Quería, no, necesitaba conocer a aquella chica llamada Naye, que me tenía loco desde que recibía sus cartas.

   La carta estaba en mis manos, doblada, no me atrevía a desplegarla, dependiendo de lo que contuviera esa carta, mi vida daría un giro de 180º, para bien o para mal, pero cambiaría sí o sí, y eso me asustaba, no me gustaban mucho los cambios bruscos.

   Inspiré varias veces para calmarme antes de dignarme a desdoblarla y poder leer lo que me había escrito. Cuando fui capaz de hacerlo, pegué mis ojos al papel y comencé la lectura.

   Querido JinKi:

   Me alegro muchísimo que te vaya bien, intento estar pendiente cada vez que puedo de toda noticia que salga del grupo, pero a veces estoy tan saturada, que no tengo tiempo. Yo estoy bastante bien, con mucho que hacer, pero bien. En cuanto a lo de quedar, la verdad, JinKi, no sé si eso sea una buena idea o no, pero me gustaría muchísimo verte.

   Como me dijiste, elijo el lugar. Hay una cafetería muy bonita y apartada del mundo en una callejuela del centro de Seúl, te adjunto la dirección junto al mapa.

   Para que puedas reconocerme, te daré una descripción de lo que llevaré ése día y de cómo soy. Tengo el cabello castaño y rizado, y soy delgada también. Llevaré puesta una camisa blanca, con una rebeca verde y unos vaqueros. El pelo lo llevaré suelto, y estaré leyendo un libro, sentada en la mesa más lejana de la puerta, para que así nadie pueda molestarnos.

   El día y la hora. ¿Qué te parece el día 28 de este mes? Y la hora, las cinco de la tarde.

   Nos vemos allí,
Naye.

   Suspiré tranquilo al ver que había accedido y me puse a mirar el mapa para saber dónde quedaba esa cafetería de la que hablaba. Cuando me ubiqué, vi que quedaba relativamente cerca del apartamento de la SM en el que vivía con los chicos. Me tranquilicé al saber que por lo menos podría llegar el día acordado a tiempo.

   Me levanté de la cama y cogí mi móvil para ver a qué fecha estábamos y para ir tachando los días que faltaban en el calendario para el encuentro, cuando de repente, vi que día era, abrí los ojos desorbitadamente.

   Hoy era 28.

   Miré rápidamente la hora. Las 16:27. Casi me da un ataque. No tenía tiempo más que para salir corriendo del apartamento y correr como si no hubiera mañana hasta la cafetería con el mapa en la mano, cosa que hice, sin que me importara lo más mínimo lo que mis compañeros me dijeron.

   Llegué a la cafetería y miré la hora. Las 16:55. Tenía todavía cinco minutos para recobrar el aliento y pretender que nada había pasado. En cuanto dieron las cinco, entré al local y la busqué con la mirada. La encontré en el rincón más alejado y escondido de la cafetería, y al verla mi corazón dio un vuelco.

   Era hermosa, más de lo que me imaginaba. Me acerqué a ella lentamente, intentando calmar mi corazón y mi mente, pero me era imposible. Cuando estaba a un par de pasos me detuve, ella me había notado. Alzó su cabeza y me sonrió. Su sonrisa no era algo de este mundo, era preciosa.

   -Hola, JinKi- me saludó, y su voz resonó en mis oídos de una manera dulce.
   -Hola, Naye.