sábado, 15 de diciembre de 2012

The Promise


The Promise


   Dos niños corrían por un parque. La niña, de unos cinco años, con un vestido blanco de tirantes con pequeñas margaritas bordadas por toda la falda, escapaba de un niño de ocho, que la perseguía por el lugar. Jugaban al pilla pilla, reían, tropezaban con todas las personas que había allí, pero no les importaba, estaban felices y eso era todo. De repente, el niño la atrapó por la espalda y la abrazó por la cintura, alzándola unos centímetros del suelo y dando unas vueltas con ella en el aire mientras reía.

   -Te atrapé- dijo.
   -No es justo…- contestó la niña haciendo un puchero.
   -Soy mayor, corro más que tú- la dejó en el suelo y ella se volvió hacia él.
   -Algún día seré más grande que tú- dijo muy convencida con una sonrisa maliciosa- y entonces te ganaré al pilla pilla y me casaré contigo.
   -Nunca serás mayor que yo- se burló sacándole la lengua- pero cuando seamos más grandes nos casaremos- dijo más serio.
   -¿Lo prometes, YiXing?- la niña alzó su dedo meñique.
   -Lo prometo, Fabiana- y entrelazaron sus dedos meñiques, haciendo una promesa para toda la vida.
  
   Una promesa para toda la vida, una promesa que no se cumpliría, una promesa que pesaba sobre el pecho de ambos porque querían realizarla pero no podían, una promesa que los estaba consumiendo lentamente.

   YiXing yacía sobre la cama del hospital, rodeado de tubos y de máquinas que pitaban, máquinas que decían que seguía vivo, pero que poco a poco su vida se iba apagando. Fabiana lloraba, con la cabeza apoyada sobre la cama en la que se encontraba él.

   Trece años tenía ya YiXing en el momento en el que llegó a casa de Fabiana con un regalo. No era el cumpleaños de la niña de diez, pero aun así aceptó el regalo que él le ofrecía. Se sorprendió muchísimo al ver que era un collar de cuentas de colores.

   -Muchas gracias, pero ¿por qué?- preguntó ella muy desorientada- no es mi cumpleaños.
   -No es por eso boba- contestó él con la mirada baja- es porque te quiero…- y le dio un pequeño beso en la mejilla, tras el que salió corriendo, dejando a la chica sonrojada y con una amplia sonrisa de felicidad.

   YiXing abría los ojos lentamente y como cada vez que lo hacía, veía el dolor en el rostro de su amiga, de su compañera y de su amor de por vida. Alzó una mano hacia su rostro, acariciándoselo, limpiándole las lágrimas que tanto daño les hacían a los dos. La chica tomó su mano, aferrándose con fuerza.

   -No llores, por favor…- pidió él- no llores por mí.
   -YiXing te amo…- susurró ella.
   -Fabiana… sonríe… sonríe para mí estos últimos días… quiero que seas feliz…
   -No seré feliz si no es contigo…

   Dos meses antes YiXing se había desmayado durante un partido de fútbol con sus amigos. Todos ellos fueron a ayudarlo. En donde jugaban el partidillo entre barrios no había ningún médico, por lo que lo primero que hicieron fue cargarlo hasta el coche sin moverlo demasiado. Fabiana fue con él durante todo el rato, hasta que llegaron al hospital y metieron a YiXing en una sala a hacerle pruebas.

   Pasaron mucho rato allí, los once amigos de YiXing intentaban consolarla, los padres de ambos también. De repente, salió un médico de la sala y lo explicó todo. Tenía un tumor maligno y debían extirpárselo, pero estaba en un lugar de difícil acceso y en la operación peligraba su vida, pero si no se lo extirpaban, moriría.

   Fabiana corría por el hospital. Le daba lo mismo que el personal la regañara, sólo que ría llegar lo más pronto posible al lugar. Los padres de YiXing la habían llamado diciendo que en cuanto ella se fue el día anterior para ducharse y descansar, él había pedido que le hicieran la operación.

   La espera. La espera la estaba matando por dentro. No había ni una sola noticia de él, y ya llevaban cinco horas dentro de aquel quirófano. Cuando el doctor salió, todos se levantaron rápidamente y fueron hacia él.

   -¿Cómo está?- preguntó Fabiana muy angustiada. El silencio del médico le hizo pensar en lo peor, pero luego el hombre esbozó una pequeña sonrisa.
   -Se pondrá bien- y la chica pudo respirar tranquila de nuevo después de dos meses.

-oooOOOooo-

   La chica se adentró en la habitación de él lentamente, intentando no hacer ruido para no despertar al chico que dormía en la cama blanca tranquilamente, o eso parecía, porque él abrió sus ojos, nada más la sintió a su lado.

   -Fabiana…- susurró- podré cumplir… la promesa que te hice…
   -Estás muy loco- dije.
   -Por ti, te quiero.
   -Yo también te quiero.


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