Título: Deeds of the flesh (pt.2)
Autora:
Riz Aino
Parejas:
WookSung (Love + Nine), mención a YongWookSung (Love + Mill + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, smut, pwp
Numero de palabras:
3.520 palabras
Resumen:
después de su experiencia con WookJin, JiSung no puede dejar de pensar en que
quiere volver a repetirla.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas, incluido en ellas un
trío.
Notas: esta historia
es la segunda parte de su homónima, si no la habéis leído antes os recomiendo
que lo hagáis porque se mencionan cosas que pasan ahí.
Comentario de autora:
al final acabé decidiéndome por escribirlo porque me había quedado con las
ganas de hacer algo más de este mini universo creado para el primer fic. Espero
que os guste.
Deeds
of the flesh (pt.2)
Y
manifiestas son las obras de la carne, que son:
Inmoralidad sexual, impureza, sensualidad…
Gálatas 5:19
(Now the deeds of the flesh are evident, which are:
sexual immorality, impurity, sensuality…
Galatians 5:19)
El piso estaba en completa oscuridad cuando JiSung entró
a él. Aquello le extrañó, porque normalmente a aquellas horas de la noche,
WookJin ya había vuelto de las clases y si no iba a llegar hasta más tarde lo
avisaba. Con ese sentimiento extraño, caminó por el piso, pasando por la cocina
y el salón primero y dirigiéndose hacia las habitaciones después. El piso
seguía sin luz porque no había encendido ninguna, pero por la rendija de la
puerta de la habitación de WookJin se filtraba un haz de luz hacia el pasillo.
Curioso, JiSung alargó la mano hacia el pomo de la puerta, girándolo, sin
cuestionarse si entrar sin llamar a la habitación de su compañero de piso
estaba bien o no. Simplemente la abrió.
La escena que JiSung se encontró ante sus ojos fue algo que
lo dejó con la boca abierta y completamente paralizado en el umbral de la
puerta. En la cama se encontraba WookJin, desnudo, de rodillas sobre el
colchón, junto con su mejor amigo, YongSoo, también desnudo, éste a cuatro
patas. Las manos de WookJin sujetaban a YongSoo por la cintura y además le
servían como punto de apoyo para no desequilibrarse mientras embestía
fuertemente su trasero. Una y otra vez. Con un ritmo acelerado y salvaje que
los hacía gemir a ambos con locura, sus ojos cerrados disfrutando del sexo, sin
darse cuenta de que JiSung se estaba allí, mirando, observándolos fijamente,
sin perder detalle.
WookJin alzó la cabeza en ese momento y sus ojos se
encontraron con los de JiSung, que le sostuvo la mirada, aunque todo su ser le
gritaba que saliera corriendo de aquella habitación y del piso sin mirar atrás
si no quería hacer algo de lo que pudiera arrepentirse por el resto de su vida.
Sin embargo, sus pies estaban clavados en el suelo y no pudo moverse. Una
sonrisa pícara apareció entonces en el rostro del menor, como si se hubiera
dado cuenta de que no podía moverse y tuviera un plan maléfico en mente.
—Hyung —lo llamó—. Únete a nosotros.
En ese momento, YongSoo alzó su cabeza y lo miró también,
replicando en su rostro la sonrisa pícara que WookJin le acababa de mostrar.
JiSung tragó saliva. Quería escapar, quería salir de allí. Tenía que hacerlo…
pero sus pies no le obedecieron. Tenía que haberse dado la vuelta para salir de
la habitación, pero en su lugar, éstos se movieron hacia delante y lo acercaron
a la cama. A cámara lenta, se subió al colchón con ellos, colocándose delante
de YongSoo, sin decir ni una palabra, sin poder procesar qué era lo que estaba
haciendo. El menor se alzó entonces, llevando sus manos al cuello de JiSung,
pegando su espalda al pecho de WookJin, que lo sujetó con más fuerza mientras
lo seguía penetrando. Los ojos de YongSoo y los suyos se encontraron unos
segundos antes de que el chico acercara su rostro al suyo y tomara sus labios
en un beso desenfrenado en el que, desde el primer momento, buscó con su lengua
entrar a la boca de JiSung, quien la abrió sin ningún problema, enredando su
lengua con la del menor, quedándose sin respiración al segundo de hacerlo, empezando
a sentir el calor que se había acumulado en el lugar en sus propias carnes,
notando además las rítmicas penetraciones de WookJin, porque los labios de
YongSoo se movían contra los suyos gracias a ellas, deteniendo el beso a veces
para gemir de placer.
Pronto,
los labios de YongSoo abandonaron los suyos y comenzó un camino descendente por
su cuello, su clavícula, desabrochando los botones de su camisa, besando su
pecho y su estómago, metiéndole la lengua en el ombligo, desabrochándole los
pantalones y sacando su miembro erecto al caliente aire de la habitación,
tomándolo inmediatamente con su boca, besándolo, lamiéndolo, introduciéndoselo
en la boca. JiSung no pudo evitar los gemidos que crecían desde el fondo de su
garganta, muriéndose de placer porque aquella era la mejor felación que le
habían hecho en su vida. Estaba al borde del abismo, sintiendo también los
movimientos de WookJin a través de su conexión con YongSoo y el fuego del
orgasmo no tardó en acumularse en su cuerpo, pugnando por salir.
Y, sin embargo, a pesar de que estaba a punto de estallar
en el más delicioso de los orgasmos, no lo hizo.
JiSung abrió sus ojos en la oscuridad de su propia
habitación, apenas adivinando las siluetas del lugar, con un sudor frío recorriéndole
la espalda, jadeando, el corazón latiéndole rápidamente dentro de su pecho y
notándolo bombear en su cerebro también, con una erección prominente en su
entrepierna y el recuerdo del sueño tan vívido que acababa de tener todavía
detrás de sus párpados cada vez que cerraba los ojos una milésima de segundo.
JiSung se sentía trastornado, perdido. Todo había ido a peor.
No hacía más que unas semanas que se había encontrado con
WookJin y YongSoo liándose en el sofá al volver al piso y apenas hacía unos
días que su compañero de piso lo había tocado y le había propuesto mantener
relaciones sexuales si quería. Hasta hacía solo unas semanas, si a JiSung
alguien le hubiera preguntado sobre su sexualidad, habría contestado
completamente seguro que él era hetero, que estaba totalmente enamorado de su
novia y que incluso estaba planeando un futuro con ella… pero desde que había
pillado a aquellos dos juntos, su mundo se había ido al traste y JiSung ya no
tenía nada seguro. Había comenzado a tener pensamientos extraños sobre WookJin
y, en más de una ocasión —y en más de dos— había querido saltarle encima al
chico, arrancarle toda la ropa y comérselo enterito de arriba abajo. Eso había
hecho que acabara dejándolo con su novia para no hacerle daño con toda aquella
maraña de pensamientos y sentimientos encontrados y comenzara a plantearse su
sexualidad… y, desde que WookJin lo había tocado, la cosa había ido a peor. No
había ni un solo día en el que JiSung no se planteara aceptar la proposición
que WookJin le había hecho. Generalmente recobraba la cordura y se le pasaba el
calentón antes de hacer algo de lo que se pudiera arrepentir más adelante…
aunque cada vez le costaba más controlarse.
JiSung se levantó de la cama con la intención de bajarse
aquella erección sin tener que recurrir a tocarse porque eso solo haría que la
fantasía que acababa de tener en aquel sueño se le presentara en su mente de
nuevo y lo hiciera volverse loco. Por ese motivo, primero iría a la cocina y se
bebería un par de vasos de agua y después se metería en la ducha a darse una
ducha de agua fría que le bajara aquel calentón que le había dado de madrugada.
Esa había sido su intención… pero ésta se vio truncada en cuanto salió de su
dormitorio y fue a la cocina, donde se encontró a WookJin, comiéndose un
helado, su lengua terminando de chupetear el palo de éste, sus labios
envolviéndolo de forma distraída. A JiSung se le paró el corazón al verlo así,
todo el aire de sus pulmones se le escapó de repente y sintió cómo la erección
entre sus piernas crecía aún más en los pantalones de su pijama.
—Oh, hyung —dijo WookJin con una sonrisa al verlo
entrar—. ¿Tampoco puedes dormir por el calor? —le preguntó.
JiSung no le contestó. Sus ojos habían dejado de
prestarle atención a la boca del menor y habían trazado un camino descendente
por el cuerpo de éste porque lo único que llevaba puesto eran unos calzoncillos
negros, solo eso.
WookJin
había comenzado a ir al gimnasio y éste estaba dando sus frutos porque el chico
tenía los brazos marcados, los pectorales fuertes y los músculos de su estómago
completamente definidos. JiSung tuvo que tragar saliva porque el recuerdo
vívido de aquel sueño erótico que acababa de tener se le acababa de mezclar con
la realidad y la boca se le había quedado completamente seca. Probablemente, en
su rostro se le debió notar cuáles eran los pensamientos que estaba teniendo en
aquellos momentos, porque la risa de WookJin se escuchó alta y clara en el
silencio de la noche, devolviéndolo a la realidad.
—Creo que el calor que me ha despertado a mí y el que te
ha despertado a ti son bastante diferentes —bromeó, señalándole descaradamente
su erección.
—No estoy para bromas, Jung WookJin —le respondió.
—Para bromas no… pero listo para follar sí que estás —replicó
éste—. Te recuerdo, hyung, que mi oferta sigue en pie.
JiSung lo miró a los ojos, tratando de buscar algo en
ellos que le dijera que realmente no pensaba lo que acababa de decir, que lo
que había salido de sus labios no era más que una broma de las suyas. Sin embargo,
los ojos de WookJin brillaban divertidos y con un toque de deseo
oscureciéndolos, como si estuviera esperando por JiSung para que éste diera el
siguiente paso. Y JiSung había tratado por todos los medios que aquello no se
le fuera de las manos, había tratado y tratado que las pajas mentales que tenía
en su cabeza no terminasen provocando que hiciera algo con WookJin de lo que
ambos pudieran arrepentirse luego… pero en aquellos momentos, completamente
excitado como se encontraba por aquel maldito sueño erótico y con WookJin,
prácticamente desnudo ante él, invitándolo a jugar y a pasarlo bien con él,
JiSung ya no pudo contenerse más.
Cruzó la escasa distancia que lo separaba del cuerpo de
WookJin en un par de zancadas grandes y acabó acorralando al menor contra la
encimera de la cocina, metiéndose entre sus piernas, provocando que el chico
acabara subido sobre la superficie. WookJin pareció divertido por aquello que
acababa de pasar y abrió la boca probablemente para soltar algún comentario
sarcástico de los suyos, pero en el momento en el que sus labios se partieron,
JiSung se inclinó hacia delante, salvando los pocos centímetros que habían
quedado entre sus rostros, besándolo. Aquella era la primera vez que besaba a
un tío, aquella era la primera vez que besaba a WookJin… pero JiSung no se pudo
entretener en pensar, no pudo hacerlo porque los labios del menor respondieron
a su beso con ganas y sus brazos se enredaron en su cuello, atrayéndolo mucho
más a su cuerpo.
WookJin separó sus labios para dejar escapar un jadeo
contra la boca de JiSung y éste aprovechó el momento para introducir su lengua
en la boca ajena, jugando con la de WookJin, explorando todos los rincones de
aquel desconocido lugar, buscando más del otro, más y más. Sus bocas se movían,
sus cabezas se ladeaban de un lado a otro, queriendo más contacto, más
profundidad, sus lenguas se tocaban, se saboreaban el uno al otro y JiSung
sintió que aquel era el mejor beso que le habían dado en su vida porque la boca
de WookJin encajaba perfectamente con la suya y se amoldaban el uno al otro,
llevando el mismo ritmo acelerado y demandante hasta que se separaron porque
necesitaban respirar.
—Wow… Park JiSung… wow —murmuró WookJin contra sus
labios.
JiSung no dijo nada, simplemente volvió a besarlo, esta
vez lento, un beso lánguido y perezoso, pero moviendo sus caderas, rozando su
entrepierna con la de WookJin levemente. Estaba duro y el menor lo sabía, de
hecho, había sido él quien le había propuesto que hicieran algo más, así que no
debía que tener ningún pudor por rozarse contra él como si fuera un perro en
celo. Su miembro duro y caliente dentro de sus pantalones del pijama notaba
alivio al rozarse con la entrepierna de WookJin que, poco a poco, comenzó a
responder a los roces. Los besos lentos comenzaron a ser una mezcla de labios,
dientes, lenguas y jadeos, respiraciones compartidas cuando las sensaciones en
sus cuerpos se volvían demasiado como para poder soportarlas. JiSung estaba a
punto, a punto de correrse, de liberarse por fin en el mejor orgasmo de su
vida, pero antes de poder hacerlo, WookJin se separó de sus labios para hablar.
—Hyung… hyung… —le dijo, respirando de
forma entrecortada—. Yo también quiero correrme y quiero hacerlo ya… pero
estamos en la cocina… no quiero estar mañana cocinando algo y… encontrarme
semen en la encimera.
Aquellas palabras devolvieron a JiSung a la realidad y
cayeron sobre él como un jarro de agua fría. Rápidamente se separó de WookJin,
jadeando, con el corazón latiendo demasiado fuerte dentro de su pecho, sus
pensamientos opacando cualquier ruido del exterior, pensamientos en los que no
paraba de reprocharse lo que acababa de hacer porque estaba tan caliente que le
había saltado encima a WookJin en mitad de la cocina. Se había dejado llevar
sin detenerse a pensar en nada.
—Hyung… vamos a mi cuarto —le dijo WookJin,
llevando sus dos manos a su rostro y sacándolo de sus pensamientos por el
contacto—. No puedo aguantarme las ganas de seguir tocándote.
JiSung asintió y una sonrisa apareció en el rostro del
menor. WookJin se bajó de la encimera y lo cogió de la mano para llevarlo hasta
la habitación, abriendo la puerta de golpe y tirando de él para que sus cuerpos
volvieran a estar en contacto, abrazándose a él con fuerza, hincando los dedos
en su espalda, buscando su boca de nuevo con una desesperación idéntica a la
que JiSung le había mostrado antes en la cocina. JiSung respondió al beso sin
pensarlo, jadeando porque las manos de WookJin eran fuertes y se agarraban a su
cuerpo como nunca nadie se había agarrado a él, a su espalda, a su cintura, a
su trasero. Las chicas no hacían tanto daño, pero JiSung estaba dispuesto a
acabar con las marcas de los dedos de WookJin en su cuerpo. Cuando se separaron
fue por necesidad, la necesidad de respirar, pero sus rostros se quedaron
cerca, sus narices todavía rozándose, sus respiraciones chocando la una con la
otra.
—Quiero comerte entero —no pudo evitar decir, reflejando
por primera vez en voz alta lo que quería hacerle a WookJin desde que aquella
locura había comenzado—. No quiero dejar ni un solo centímetro de tu cuerpo sin
probar.
—Hazlo
—replicó WookJin en una especie de gemido ahogado.
JiSung dio varios pasos adelante, provocando que WookJin
retrocediera hasta acabar chocando contra su cama y, una vez allí, ambos se
montaron sobre ella, JiSung sobre WookJin, éste de espaldas sobre el colchón,
prácticamente desnudo, con los ojos velados por el deseo, jadeando, los labios
hinchados y las mejillas levemente sonrosadas. Su cuerpo estaba sensible a su
toque y JiSung lo comprobó cuando paseó sus manos por el pecho del chico,
entreteniéndose en tocar sus pezones. A las chicas les gustaba que jugara con
ellos y JiSung descubrió que a WookJin también le gustaba porque un escalofrío
le recorrió todo el cuerpo de arriba abajo.
Inmediatamente se inclinó sobre él para comenzar a
comérselo entero. Empezó besando su cuello, arrancando gemidos de la boca de
WookJin en el mismo instante en el que sus labios rozaron su piel. Nunca se
había imaginado que el cuello fuera una de las zonas sensibles del menor, así
que, se lo apuntó como dato mientras jugaba con su lengua y con sus labios en
el lugar, dejando que los jadeos de WookJin llenaran la habitación y que lo
calentaran aún más. JiSung se sentía a punto de estallar dentro de sus
pantalones del pijama, pero quería hacer aquello antes de liberarse, quería
comerse entero a WookJin, para poder dejar de pensar en él a todas horas y en
todo lo que le quería hacer. Quería cumplir todas sus fantasías de las últimas
semanas, quería hacer que el chico se corriera diciendo su nombre, quería que
todo aquello dejara de ser un sueño febril y se convirtiera en realidad.
Sus labios besando el cuello de WookJin, su mano tocando
su pecho, su abdomen, descendiendo por aquellos abdominales trabajados, más y
más, hasta que se encontró con la entrepierna del menor. No había hueco entre
sus cuerpos, pero, aun así, JiSung encajó su mano en aquel lugar, rozando el
miembro duro del menor, escuchando jadeos más fuertes salir de los labios de
WookJin y no pudiendo retener los suyos propios contra el cuello del chico.
Aquello era fascinante. Nunca había sentido el miembro de otro tío contra su
mano, solo el suyo, pero el de WookJin estaba caliente y duro dentro de sus
calzoncillos y encajaba en su mano a la perfección, así que, el mayor no se
pudo aguantar las ganas de sacarlo y tocarlo directamente, envolverlo con sus
dedos como WookJin había hecho con el suyo días atrás, mover su mano arriba y
abajo, lento, como le gustaba a él, disfrutando de las sensaciones que le
provocaba al menor, los escalofríos, los gemidos, su cuerpo que se tensionaba y
relajaba al ritmo de su mano.
JiSung nunca había tocado a otro tío… pero se había
tocado a sí mismo mucho y sabia qué zonas lo volvían loco, así que, aprovechó
para volver loco a WookJin, dejándolo al borde del abismo antes de separarse de
él para quitarse sus pantalones del pijama y sus calzoncillos y acabar
quitándole a WookJin los suyos. Al volver a echarse sobre él, lo primero que
JiSung buscó fue el contacto de sus miembros. Con sus antebrazos contra el
colchón, cada uno a un lado de la cabeza de WookJin, apoyándose en ellos para
no caerse sobre el menor, se pegó a su cuerpo, pegó sus entrepiernas,
internándose entre las piernas del chico, que las había abierto para que
estuviera más cómodo, y comenzó a moverse, rozando sus miembros el uno con el
otro, notando caliente y duro a WookJin, ambos a punto de estallar en un
orgasmo demasiado exquisito.
Sus labios se volvieron a encontrar mientras sus cuerpos
se movían al compás el uno del otro y las manos de WookJin se aferraron de
nuevo a su espalda, ayudándolo con el movimiento para que fuera mucho más
rápido, más fuerte, más profundo y JiSung no dejó de moverse, hundiendo los
dedos de sus pies en el colchón, ayudándose para poder mantener aquel ritmo
acelerado en el que sus cuerpos no paraban de resonar el uno con el otro. Ambos
calientes, ambos con la respiración acelerada, ambos a un paso de llegar al
clímax. No tardaron en hacerlo. Sus cuerpos se quedaron rígidos, tensos,
durante una milésima de segundo, justo antes de que sus miembros finalmente
liberaran todo su semen en sus estómagos, manchándolos a ambos. JiSung y
WookJin se corrieron dejando escapar un gemido grave de placer, mezclado en sus
bocas y después, sus cuerpos se relajaron y JiSung no tuvo las fuerzas
suficientes para seguir sujetando su peso, dejándose caer sobre el pecho de
WookJin, encajando su rostro entre su hombro y su cuello, sus cuerpos hinchándose
y deshinchándose cada vez que respiraban irregularmente, acompasados el uno con
el otro. Aquel había sido uno de los mejores orgasmos de su vida.
—Hyung… —murmuró
WookJin—. Ha sido increíble…
—Lo ha sido… —respondió él.
—Ahora mismo… tengo el culo temblando —dijo el chico—. La
próxima vez… te saco el lubricante y los condones.
—Sí… sí… —jadeó JiSung.
La próxima vez no dudaría en hacerlo, la próxima vez se
internaría en WookJin y haría que sus cuerpos se fundieran en uno solo. Solo de
pensarlo, su mente se volvía loca y su cuerpo se calentaba, volviendo a mandar
más sangre a su entrepierna. Solo de imaginarse penetrando a WookJin, JiSung se
sentía en el quinto infierno, caliente, húmedo, extasiado por el placer. Sí. La
próxima vez lo haría… porque habría una próxima vez… claro que la habría.
Notas finales:
—Tal y como dije con la
primera parte, me he quedado con las ganas de seguir profundizando en esta
historia, pero no sé si acabaré haciendo algo o no, todo depende de mis ganas y
de la aceptación que esta segunda parte tenga.
—Y… con respecto al
inicio… la autora se siente completamente arrepentida de haberos engañado
pensando que esto iba a ser un trío y dejaros con las ganas porque solo era un
sueño, pero era necesario.
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