No One, Who Care About Me?
Cuando
uno es huérfano aprende a no confiar en las personas, porque siempre hacen
daño, intenten ayudar o simplemente hacer el mal. Por eso él siempre andaba
solo, metido en su mundo y saliendo adelante por sí mismo en aquel lugar en el
que vivía y que no consideraba su hogar.
“No confíes en nadie, es mejor estar solo,
porque solo estás desde que naciste y solo estarás hasta el día de tu muerte”.
Ese parecía ser el lema de todos los que estaban o habíamos estado en aquel
lugar, antes de salir de él, pero no era del todo cierto. Las personas se
necesitan las unas a las otras.
Aunque yo en parte lo entendía. Me había
comportado igual hasta hacía muy poco tiempo. Pero desde que salí del Orfanato,
todo había ido mejor en mi vida, claro que él, no podía decir lo mismo. Todavía
le faltaban algunos meses para cumplir la mayoría de edad y salir al mundo.
Entré al lugar que olía a moho y me dirigí
por los pasillos hasta el lugar en el que todos los chicos que vivían allí,
dormían apiñados y donde yo había dormido hasta solo hacía tres años. Lo busqué
con la mirada y lo encontré sentado en su cama, mirando al techo de manera
perdida. Me acerqué a él y cuando estuve a su lado, me miró y esbozó una
pequeña sonrisa.
-Buenos días, JongIn- dije y él me saludó
con la cabeza- ¿cómo estás?- pregunté.
-Como siempre- se encogió de hombros y miró
a otro lado. En ese momento me di cuenta de que tenía los ojos hinchados y
rojos y un reguero brillante corría por su mejilla.
-Sabes que puedes contar conmigo siempre que
quieras- comenté y él me miró fijamente.
-¿Por qué dice eso?- preguntó poniéndose a
la defensiva. Suspiré, no le iba a sacar el por qué lloraba, pero por lo menos
le haría saber que yo estaba con él.
-Porque no estás solo, me tienes a mí y yo
haré todo lo que sea por ti.
-Si estoy solo, JunMyeon y no puedes hacer
nada para cambiarlo- contestó de una manera seca.
-No lo estás, me tienes a mí- repliqué
pegándome a él y tomándolo de las manos.
-Tú no estás aquí…
-Vengo a verte cada día.
-No es lo mismo- protestó.
-Lo sé- suspiré y lo miré a los ojos- pero
pronto saldrás de aquí… y tú y yo no nos separaremos más.
Esa era la promesa que le había hecho hace
tres años, que no lo dejaría solo, que no lo abandonaría, que esperara por mí,
que él era mi vida y que por mucho tiempo que pasara, aquello no cambiaría
nunca.
-Necesito salir de aquí- se acercó a mí y
pasó sus brazos por mi cuello, abrazándome fuertemente contra él.
-Sólo quedan unos meses…- murmuré en su
oreja- aguanta un poco más…
-Está bien- sonreí tras escuchar su
respuesta.
-En cuanto salgas de aquí viviremos en mi
apartamento y te buscaré algún trabajo- susurré- pasaremos malos tiempos, como
todo el mundo- lo noté reír contra mi cuello- pero juntos lo sobrellevaremos…
yo cuidaré de ti…
-Te quiero…
-Y yo a ti…