Chapter 2
Kyubin se despertó al escuchar cómo
una puerta se cerraba y se revolvió en la cama, sintiendo un enorme dolor de
cabeza, como si alguien le estuviese taladrando el cerebro. Ni siquiera abrió
los ojos, completamente seguro de que, si lo hacía, la luz que estaba entrando
a través de los enormes ventanales que tenía aquel apartamento provocaría que
le doliera aún más. Tenía que comprar cortinas, pero todavía le faltaban un
montón de cosas que comprar para su nuevo hogar que eran mucho más urgentes,
sobre todo, porque la falta de cortinas y la entrada de luz hacía que se
despertase por las mañanas para ir al trabajo mucho más fácilmente… el problema
eran los fines de semana y, al parecer, era un problema todavía mayor si había
salido a beber. Quizás no debería haber salido a beber o, al menos, no tenía
que haber bebido tanto porque la resaca no era ni medio normal. Kyubin se
removió en la cama, tumbándose bocabajo, las manos bajo su almohada, hundiendo
su cara en ésta, para ocultar sus ojos de la luz de la mañana que entraba por
la ventana, inspirando hondo el olor a mandarina y lima que estaba incrustado
en la tela. Mandarina y lima… su colonia no olía a para nada así. Abrió sus
ojos y sacó la cara de su almohada con rapidez, extrañado, girándose en la cama
para darle la espalda a la ventana y poder pensar con claridad sin que los
rayos del sol lo cegaran y le provocaran aún más dolor de cabeza. Fue entonces
cuando la vio, la pequeña figura de una grulla hecha con el envoltorio plateado
de un chicle, sobre la tele y en la cabeza de Kyubin comenzaron a aparecer, una
tras otra, escenas de la noche anterior.