Título: You Know, You
Got It
Pareja: JongYu
(JongHyun x Onew) (SHINee)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, high school
Número de palabras:
2.862 palabras
Resumen:
JinKi es el típico nerd, JongHyun el típico chico popular y rompecorazones que
lo tiene comiendo de su mano… Pero… ¿Qué pasaría si los papeles se tornaran?
Comentario de Autora: llevaba
bastante tiempo sin escribir un JongYu, me había centrado en EXO demasiado y
había dejado de lado algo que también me encanta, pero a partir de ahora será diferente.
Espero que os guste ^^
You Know, You Got It
Él lo sabía, él sabía que me tenía
en el bote, que me tenía comiendo de su mano, que me gustaba y que haría todo
lo que él me dijera. Él sabía que tenía control sobre mí y que jamás me
alejaría de su lado. Él me tenía, él tenía mi vida y mi corazón en sus manos y
lo utilizaba, me utilizaba.
Pero a mí no me importaba, no lo
hacía porque era él, porque era Kim JongHyun.
Entré a la clase cuando apenas
quedaban unos minutos para que el profesor llegara. Siempre había sido así.
Saludé a un par de chicos conocidos y les guiñé el ojo a las chicas, que se
pusieron a dar grititos ultrasónicos al momento. Después, sentí sobre mí el
peso de una mirada fija que supe inmediatamente de quien era y de dónde
provenía, así que me giré hacia allí. Le sonreí al chico de pelo castaño largo
y con gafas de culo de vaso, casi tan grandes como su cara y me acerqué a él.
―Hey, JinKi ―dije. Él,
avergonzado, me miró tímidamente.
―Buenos días, JongHyun ―murmuró.
―¿Me dejas la terea para que la copie? ―le pregunté y él inmediatamente
asintió―. O… Espera… Hoy no tengo mucho tiempo… ―comenté―. ¿Podrías hacérmela
tú?
―Sí… Claro ―le dediqué una
sonrisa que seguro lo derritió por dentro y luego me largué a mi sitio, junto a
él, me esperaba mi amigo KiBum.
―¿No te da cargo de conciencia lo que haces? ―me preguntó nada más
llegar y yo resoplé.
―¿Por qué debería?
―Porque lo utilizas. Te aprovechas de él porque
sabes que está enamorado de ti y porque haría cualquier cosa que le pidieses ―dijo.
―¿Y qué si lo hago? ―pregunté exasperado―. Él es feliz haciendo
lo que yo le digo.
―¿Es eso lo que te dices para no sentirte
culpable? ―alcé una ceja y él frunció el ceño―. Sabes que no es así,
JinKi también tiene sentimientos y los estás pisoteando.
―¿Acaso eres ahora la voz de mi conciencia,
KiBum?
―No, no lo soy ―contestó―, esa voz tan bonita
que tienes debería sonar en tu cabeza diciéndote que no es bueno aprovecharse
de la gente.
―Bah.
―Jjong… ―iba a comenzar a protestar
y a contradecirme, pero el profesor llegó en esos momentos y no tuvo tiempo de
hacerlo. Lo vi morderse el labio y luego mirar un momento en dirección a JinKi,
para después sentarse en el pupitre que estaba a mi lado e ignorarme durante el
resto de la mañana.
―¿Por qué lo haces? ―escuché esa pregunta
de una voz que conocía bastante bien. Era la voz de Kim KiBum, el amigo de
JongHyun. Alcé mi cabeza de los deberes que le estaba copiando a este último y
lo vi con las manos cruzadas sobre su pecho, mirándome fijamente.
―¿Por qué hago qué?
―pregunté
sin comprender.
―No te hagas el loco, JinKi ―dijo―. Sabes muy bien de lo
que te estoy hablando ―señaló los folios que estaban sobre la mesa.
―Sabes el porqué.
―Sí, lo sé, pero no lo entiendo.
―Yo tampoco lo entiendo ―contesté y aquella
era la verdad. No entendía por qué hacía aquello, por qué hacía todo lo que él
me pedía. Quizás era porque estaba tan irremediablemente enamorado de él que
aunque supiera que él nunca me iba a mirar de otra manera que no fuera como una
ayuda para aprobar los cursos, esto me acercaba a él.
―Quiero proponerte algo ―dijo KiBum. Lo miré
por encima de mis gafas de pasta―. No me mires así.
―¿Y cómo quieres que te mire?
―Déjalo, dime si aceptas o no.
―Primero dime de qué se trata ―nos miramos durante
unos segundos fijamente hasta que él cedió.
―Jjong te tiene en sus manos, pero… ¿Qué
pasaría si tú llegaras a tenerlo en las tuyas?
―Eso nunca pasará.
―Nunca des nada por perdido.
―Y tú no vendas la piel del oso antes de
cazarlo ―repliqué.
―¿Crees que no pasará? ―asentí―. ¿Me subestimas
tanto? ―alcé una ceja.
―¿Qué quieres decir con eso?
―Acepta venir conmigo esta tarde, JinKi, y lo
sabrás ―aquel chico, a pesar de dárselas de
importante, parecía una buena persona y estaba seguro al noventa por ciento de
que no me haría daño si aceptaba ir con él. Últimamente, su relación con
JongHyun había sido un poco forzada.
―¿Dónde vamos a ir? ―pregunté al final.
―¿Eso es un sí?
―Sí.
―Perfecto ―contestó―. Primero iremos de
compras y luego te haré un cambio radical ―tomó uno de los
mechones de mi pelo que caían por mi rostro y lo colocó detrás de mi oreja―.
Tienes potencial y voy a sacar partido de este.
―Oppa~ ―dijo la chica junto a
la que paseaba.
―Dime, princesa ―no
recordaba su nombre, así que aquella era la única forma de llamarla. Ella esbozó una
sonrisa de oreja a oreja, pero yo no la miré. Tras ella, vi cómo mi amigo KiBum
y JinKi, iban juntos a algún lado. Eso me mosqueó. ¿Qué hacía KiBum con ese
nerd? ¿No lo intentaría poner en contra mía para que no me volviera a hacer los
deberes?
―¿Qué es lo que
vamos a hacer? ―fijé mi atención en ella. No era demasiado guapa, pero tenía su
punto, aunque claro, para lo que la quería no necesitaba que fuera guapa.
―¿Te gustaría venir a mi casa? Mis
padres no están ―pregunté con una sonrisa pícara que ella me devolvió
avergonzada.
Una buena tarde de sexo para no
pensar en la escena que acababa de ver, eso era todo lo que necesitaba.
―¿Por qué estamos en tu casa? ―le pregunté a KiBum
al entrar en su habitación, tras saludar a su madre en la entrada.
―Porque quiero probar una cosa antes de nada ―lo miré y luego tapé
mi cuerpo con mis manos.
―¿No me irás a hacer algo pervertido? ―él alzó una ceja,
pero sonrió.
―Lo siento, pero no eres mi tipo ―contestó―. Me gustan los
hombres altos y con músculos.
―¿Entonces?
―Tienes potencial, sólo voy a desarrollarlo ―contestó y me dejó
igual de confundido que estaba antes de su respuesta.
―¿Potencial para qué? ―KiBum se acercó a mí
y me quitó las gafas, haciendo que no viera ni tres en un burro y eso que su cara
estaba a un metro de la mía―. KiBum, no veo una mierda ―dije, intenté
encontrar mis gafas moviendo mis manos hacia delante, sin éxito alguno.
―Mmm… Eso es un problema… Pero puedo
solucionarlo ―lo escuché decir―. Mi padre es óptico
y por casa hay un montón de lentes de contacto.
―KiBum…
―Tú solo confía en mí.
―Creo que me voy a
arrepentir de hacerlo ―murmuré.
―Buenas, Jjong ―me dijo KiBum cuando
se sentó en su pupitre, que estaba junto al mío―. Es muy raro que
llegues temprano a clase. ¿Ha pasado algo?
―Quería hablar contigo ―contesté.
―Muy bien, dime ―se giró hacia mí,
haciéndome entender que me prestaba toda su atención.
―El viernes te vi con JinKi por la calle ―él sonrió de una
manera maliciosa que no me gustó nada.
―¿Celoso?
―¿Por qué iba a estarlo? ―contesté―.
No te
ofendas, KiBum, pero no eres mi tipo.
―No… Tu tipo son las mujeres con las que
acuestas a todas horas ―respondió con sarcasmo.
―Veo que has pillado de qué lado estoy.
―Del mismo que yo ―dijo y yo alcé una
ceja.
―No soy gay, KiBum.
―Eso se lo cuentas a otro ―se acercó a mí para
susurrarme al oído―. Yo sé que te acostaste con TaeMin… ―me separé rápidamente
de él y me levanté de mi asiento. ¿Cómo era posible que supiera aquello?
―No sé de qué me hablas… ―carraspeé e intenté
no mirarlo a los ojos.
―Os vi en el almacén donde se guardan las
cosas para Gimnasia, así que no intentes engañarme.
―¿Qué quieres a cambio de no decir nada? ―KiBum sonrió y yo me
odié por no haber sido cuidadoso y cerrar la puerta antes de empotrar a aquel
chico contra la pared.
―No quiero nada ―contestó―, pero a mí no
intentes engañarme.
Me sentía un estúpido por haberle
hecho caso a KiBum en todo lo que me había dicho. También me sentía raro de
aquella manera, pero debía de aceptar, que había hecho un buen trabajo, que
digo buen… KiBum había hecho un grandioso trabajo.
Recorrí los pasillos del Instituto
recibiendo toda clase de miradas que me incomodaban. Intenté ignorarlas, como
me había aconsejado KiBum, al igual que intenté ignorar los comentarios que
tanto chicas como chicos hacían sobre mí. Cuando llegué a la puerta de mi clase
inspiré hondo e intenté que el pánico no me dominara, pero eso no era tarea
fácil. Pasaron unos momentos hasta que al final pude calmarme, y entonces,
entré.
En el momento en el que puse un pie
en la clase, atraje todas las miradas de mis compañeros, algo que jamás me
había sucedido. Kim KiBum había hecho realmente un gran trabajo, lo reconocía,
aunque no me gustaba eso de que me prestaran tanta atención.
Ahora ya no llevaba las grandes
gafas de pasta que ocultaban mis ojos, ni el pelo largo con el que solía cubrir
mi cara. Tampoco llevaba la ropa que solía, el chico me había hecho salir de
compras para cambiar todo mi vestuario y antes de irse me dio unos cuantos de
modelos para ponerme a lo largo de toda la semana.
Me senté bajo la atenta mirada de
todos, pero sobre todo, bajo la atenta mirada de Kim JongHyun y mi corazón
comenzó a latir rápidamente. Se había fijado en mí, tal y como había predicho
KiBum, y no sabía cómo reaccionar ante eso exactamente, pero ya le pediría al
chico que me diera algún consejo.
Ahora comprendía perfectamente el
motivo por el que había visto a KiBum con JinKi el viernes. Le había dado un
cambio de imagen radical. Todavía no entendía el por qué lo había hecho, pero
se lo sonsacaría o sino, lo averiguaría por mí mismo. No obstante, por el
momento se conformaba con comérselo por los ojos. Jamás había pensado que aquel
nerd pudiera estar tan bueno con un par de cambios en su aspecto y había que
aprovechar las vistas que tenía de él desde su ubicación.
El chico se removió nervioso en su
asiento, como si sintiera mi mirada y como si esta le incomodara bastante.
Esbocé una sonrisa torcida. Quizás estaría bien aprovecharse de los
sentimientos que tenía por él y ponerlo contra la pared para tirárselo ahora
que veía que era un tipo guapo. Quizás estaría más que bien. Me mordí el labio
inferior y luego pasé mi lengua por mis labios, se me había secado la boca al
imaginármelo haciéndome una mamada.
Sí. Buscaría cualquier excusa para
follar con él.
―¿Viste cómo te
miraba? ―fue la pregunta que KiBum me hizo nada más
llegar a su habitación.
―No lo vi, pero lo sentí ―contesté.
―Yo lo vi perfectamente y te deseaba
―comentó―. Le hemos sorprendido mucho con esto y no ha parado de buscarte con
la mirada durante todas las clases.
―¿Desearme?
―Sí. Jjong no toma interés especial
por nadie con quien no quiera primero sexo ―aclaró―. Primero va eso, a partir
de ahí, puede gustarle y llamarte algunas veces más o no hacerlo, pero si le
gusta eso, puedo que comience a sentir algo por ti.
―JongHyun es hetero… Así que no sé
siquiera por qué me esfuerzo en esto ―murmuré.
―JongHyun es como tú y como yo
―dijo, sorprendiéndome―. Ha estado con varios hombres y con uno de ellos tuvo
lo que se podría llamar una relación, aunque siempre creyó que yo no me había
dado cuenta de que estaba saliendo con MinHo.
―¿El capitán del club de fútbol?
―El mismo.
―Jamás…
―¿Lo hubieras imaginado? Yo tampoco,
pero es así ―contestó―. Y ahora, voy a darte unos consejos sobre cómo
comportarte a su alrededor para hacerte el interesante y que pases a
convertirte en un objetivo para él.
―No creo que pueda hacerlo ―susurré.
―Hazme caso en todo, como hasta
ahora y todo irá bien.
―Está bien.
Durante las siguientes semanas al
cambio de imagen que había sufrido JinKi se había mostrado demasiado distante
conmigo y eso me molestaba y me excitaba por igual. Los retos eran lo mío y si
antes no me había fijado en él por ser un objetivo demasiado fácil, ahora era
el único objetivo que me había marcado. Lee JinKi iba a ser mío, tardara lo que
tardase.
Aproveché ese día, que la clase de
Educación Física era la última antes de la hora del almuerzo para aprovechar mi
oportunidad. Lo seguí sin que se diera cuenta a las duchas y lo empojé a
meterse conmigo en la más alejada. Me miró sorprendido, ya que no se lo
esperaba, pero después me ignoró completamente e intentó salir del lugar. Sin
embargo, yo no lo iba a dejar irse así como así.
Le quité la ropa de gimnasia y el
bóxer, después, pegué mi cuerpo al suyo y comencé a morderle el cuello, a la
vez que llevaba mi mano a su entrepierna y comenzaba a masturbarlo. A medida
que su miembro se iba poniendo duro, jadeos y gemidos bajos llenaban mi oído,
haciendo que yo también comenzara a excitarme solo con ellos.
Me quité la ropa yo también y luego
volví a pegar nuestros cuerpos, tomando ambos miembros con mi mano y
masturbándolos a la vez. Apoyé mi frente contra la suya para poder mirarlo a
los ojos y, aunque JinKi intentó sostenerme la mirada, el placer que le estaba
proporcionando hacía que se le cerrasen. Unos minutos después, nos corríamos a
la vez. Las piernas le flaquearon y lo tuve que sujetar para que no cayera al
suelo de la ducha. La expresión que tenía en su rostro hizo que mi corazón
diera un vuelco y no pude evitar acercarme a él para besarlo en los labios.
Justo después, cogí mi ropa y salí
de la ducha, buscando otra en la que quitarme el sudor del deporte, el del sexo
y para dejar que se llevase unos pensamientos que no deberían estar ahí. Ya
había saciado la sed de su cuerpo, ¿por qué seguía queriendo más?
―¿Qué te hizo?
―Me masturbó en la ducha ―murmuré
avergonzado.
―Sabía que intentaría algo contigo,
pero pensé que todavía era un poco pronto ―dijo KiBum―. Lo siento.
―No pasa nada… Me gustó ―confesé.
―Viciosillo ―rio dándome un codazo y
poniendo una expresión pícara.
―No es eso…
―Bueno, lo que tú digas.
―¿Sabes cuál será su próximo
movimiento?
―Sí.
―¿Cuál?
―Si no ha perdido el interés por ti
después de esto… Te pedirá salir…
―¿Cómo?
―Lo que oyes ―KiBum me sonrió―. No pasará
ni una semana cuando te lo pida y por fin lo tendrás comiendo de tu mano, como
él te tenía a ti.
Me alejé de KiBum, metido en mis
pensamientos. No podía ser posible que en tan poco tiempo JongHyun hubiera
cambiado de intenciones conmigo. No hacía ni un mes que me estaba pidiendo los
deberes para copiarlos y el día anterior me había masturbado en la ducha. Todo iba
muy rápido, pero no me desagradaba, de hecho, que KiBum estuviera tan seguro de
que me pediría salir en menos de una semana me gustaba, a pesar de la celeridad
de los acontecimientos.
Doblé la esquina y me encontré con
JongHyun. Intenté pasar de él, cómo me había enseñado KiBum, pero cuando pasé a
su lado, me tomó del brazo para detenerme.
―Tengo que hablar
contigo.
Tras esto, me llevó del brazo por
los pasillos del instituto hasta que estuvimos fuera del edificio. Después, me
guio a través del patio para llegar hasta el almacén en el que se guardaban las
cosas de gimnasia. Una vez allí, me hizo entrar y luego cerró la puerta tras
él.
―¿De qué querías hablar? ―le
pregunté.
―Sal conmigo, Lee JinKi ―pidió.
―Cuando quieras ―susurré.
Apenas había terminado la frase y ya
estaba besando mis labios con hambre. Sonreí dentro del beso, por fin tenía lo
que quería, por fin tenía a Kim JongHyun.
Él lo sabía, él sabía que me tenía
en el bote, que me tenía comiendo de su mano, que me gustaba y que haría todo
lo que él me dijera. Él sabía que tenía control sobre mí y que jamás me
alejaría de su lado. Él me tenía, él tenía mi vida y mi corazón en sus manos y
lo utilizaba, me utilizaba.
Pero a mí no me importaba, no lo
hacía porque era él, porque era Lee JinKi.
Comentario Final:
―Perdonad
esta porquería. Al principio iba a ser una cosa pero luego acabó siendo esto.