sábado, 26 de mayo de 2018

[Drabble] EVERY DAY6: War {JaeSung}



Título: War
Autora: Riz Aino
Pareja: JaeSung (Jae + SungJin) (DAY6)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, drama, historical
Número de palabras: 826 palabras
Resumen: en la guerra… cada decisión tomada significa la vida o muerte de alguien…
Aclaraciones: fanfic ambientado en la Guerra de Corea.
Advertencias: a pesar que va sobre guerra no hay por lo que advertir, podéis leerlo sin tener miedo sobre algo (?)
Notas: drabble escrito a través de la palabra ‘war’ que me dejó Dark Paradise.
Comentario de autora: este es mi primer ff de DAY6, el primero primerísimo de todos. Espero que os guste.

War

29 de Abril, 1951, Gwangwon-do

La respiración de SungJin era acelerada, de la misma forma que lo eran los latidos de su corazón mientras corría lo más rápido que podía a través del bosque. Un sudor frío le recorría la espalda, partiendo desde su nuca y perdiéndose entre la cinturilla de sus pantalones de camuflaje. El arma que llevaba en sus manos era un peso reconfortante que le recordaba que no estaba totalmente solo, a pesar de que el resto de su escuadrón había sido capturado o asesinado frente a sus ojos, sin que él pudiera hacer nada por evitarlo. No era más que uno, los enemigos eran al menos un centenar, ni siquiera tenía balas para tantos y necesitaba refuerzos para poder hacer algo por ellos. Por eso corría en mitad de la oscura noche, tratando de llegar lo más rápido posible hasta su campamento, porque las comunicaciones habían sido cortadas.


No obstante, antes de que llegara a la base, a un par de kilómetros de ella, escuchó el sonido de unos pasos y SungJin se puso alerta. Rápidamente, encontró un lugar desde el cual poder obtener una ventaja sobre aquel que se acercaba hasta él y le quitó el seguro a su pistola, preparado para usarla en cualquier momento. Agudizó su oído, prestó atención a su alrededor, y un par de minutos después volvió a escuchar los pasos, esta vez mucho más cerca de él.

SungJin esperó. Si era algún enemigo no podía dejar que se acercara más al campamento o comprometería su misión en aquella guerra. Por eso, en cuanto lo escuchó cerca de donde él se encontraba, echó un breve vistazo. La luz de la luna era insuficiente para iluminar aquel bosque de árboles tupidos, pero SungJin tenía la suficiente luz para poder disparar sin fallar. Sin embargo, en cuanto vio quién era la persona que se acercaba hasta su escondite detrás de un árbol, se relajó y se puso al descubierto. El otro chico tardó unos momentos en darse cuenta de que se encontraba allí, pero en cuanto lo vio, esbozó una sonrisa.

—SungJin… —dijo—. ¿La misión se ha visto comprometida? ¿Dónde están los demás?
—Debemos llegar a la base lo más pronto posible, Jae —respondió él, acercándose al otro y observándolo a la luz de la luna—. Mis compañeros han sido capturados durante la misión y yo solo no podía hacer frente a los enemigos.
—Vamos.

Echaron a andar hacia el campamento, pero no dieron más de un par de metros antes de que SungJin se detuviera de golpe, dejando que Jae avanzara solo unos pasos antes de alzar su pistola y colocarla contra la nuca del mayor. En cuanto el frío metal le rozó la piel, el otro se detuvo, tensando su cuerpo.

—Nuestra misión era secreta —murmuró SungJin—. Solo sabían de ella los oficiales de mayor rango, tú no debías tener ningún conocimiento. Así que, ¿por qué lo sabías? ¿Por qué estás en los alrededores del campamento? ¿Y por qué no vas armado?
—Lo siento mucho, SungJin —fue lo único que dijo.

Inmediatamente después, SungJin notó en la esquina derecha de su campo de visión a seis soldados, apuntándolo con sus armas, y vestidos con el uniforme del enemigo. En aquel momento, todo cobró sentido para el joven. El por qué su misión secreta había fracasado, el por qué las comunicaciones con la base habían sido cortadas y el por qué Jae se encontraba de aquella forma. Se había descubierto todo y, probablemente, no quedarían muchos de sus compañeros con vida en el campamento.

—Malditos comunistas —resopló.
—Lo siento mucho —volvió a escuchar decir a Jae.
—No es tu culpa —murmuró.

SungJin soltó su pistola en el suelo, sabiendo que no iba a poder hacer nada con ella y que aquella pelea estaba totalmente perdida antes de comenzarla. Después dio un par de pasos lentos hasta Jae, para pegarse a su cuerpo por la espalda, a la vez que hacía que ambos levantaran sus brazos en señal de rendición. Probablemente no era la mejor idea del universo entregarse al enemigo, cuando seguramente serían torturados, pero aunque ellos hubieran perdido aquella batalla, estaba totalmente seguro de que sus compatriotas ganarían aquella guerra y los liberarían. Por el momento, él trataría de hacer todo lo posible para mantenerlos a ambos con vida hasta que ese día llegara.






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