Título: War
Autora: Riz Aino
Pareja: JaeSung (Jae + SungJin)
(DAY6)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, drama, historical
Número de palabras: 826 palabras
Resumen: en la guerra… cada decisión tomada significa
la vida o muerte de alguien…
Aclaraciones: fanfic ambientado en la Guerra de Corea.
Advertencias: a pesar que va sobre guerra no hay por lo
que advertir, podéis leerlo sin tener miedo sobre algo (?)
Notas: drabble escrito a través de la palabra ‘war’
que me dejó Dark Paradise.
Comentario de autora: este es mi primer ff de DAY6, el
primero primerísimo de todos. Espero que os guste.
War
29 de Abril, 1951,
Gwangwon-do
La
respiración de SungJin era acelerada, de la misma forma que lo eran los latidos
de su corazón mientras corría lo más rápido que podía a través del bosque. Un
sudor frío le recorría la espalda, partiendo desde su nuca y perdiéndose entre
la cinturilla de sus pantalones de camuflaje. El arma que llevaba en sus manos
era un peso reconfortante que le recordaba que no estaba totalmente solo, a
pesar de que el resto de su escuadrón había sido capturado o asesinado frente a
sus ojos, sin que él pudiera hacer nada por evitarlo. No era más que uno, los
enemigos eran al menos un centenar, ni siquiera tenía balas para tantos y
necesitaba refuerzos para poder hacer algo por ellos. Por eso corría en mitad
de la oscura noche, tratando de llegar lo más rápido posible hasta su
campamento, porque las comunicaciones habían sido cortadas.
No
obstante, antes de que llegara a la base, a un par de kilómetros de ella,
escuchó el sonido de unos pasos y SungJin se puso alerta. Rápidamente, encontró
un lugar desde el cual poder obtener una ventaja sobre aquel que se acercaba
hasta él y le quitó el seguro a su pistola, preparado para usarla en cualquier
momento. Agudizó su oído, prestó atención a su alrededor, y un par de minutos
después volvió a escuchar los pasos, esta vez mucho más cerca de él.
SungJin
esperó. Si era algún enemigo no podía dejar que se acercara más al campamento o
comprometería su misión en aquella guerra. Por eso, en cuanto lo escuchó cerca
de donde él se encontraba, echó un breve vistazo. La luz de la luna era
insuficiente para iluminar aquel bosque de árboles tupidos, pero SungJin tenía
la suficiente luz para poder disparar sin fallar. Sin embargo, en cuanto vio
quién era la persona que se acercaba hasta su escondite detrás de un árbol, se
relajó y se puso al descubierto. El otro chico tardó unos momentos en darse
cuenta de que se encontraba allí, pero en cuanto lo vio, esbozó una sonrisa.
—SungJin… —dijo—. ¿La misión se ha visto
comprometida? ¿Dónde están los demás?
—Debemos llegar a la base lo más pronto
posible, Jae —respondió él, acercándose al otro y observándolo a la luz de la
luna—. Mis compañeros han sido capturados durante la misión y yo solo no podía
hacer frente a los enemigos.
—Vamos.
Echaron a andar hacia el campamento, pero no
dieron más de un par de metros antes de que SungJin se detuviera de golpe,
dejando que Jae avanzara solo unos pasos antes de alzar su pistola y colocarla
contra la nuca del mayor. En cuanto el frío metal le rozó la piel, el otro se
detuvo, tensando su cuerpo.
—Nuestra misión era secreta —murmuró SungJin—.
Solo sabían de ella los oficiales de mayor rango, tú no debías tener ningún
conocimiento. Así que, ¿por qué lo sabías? ¿Por qué estás en los alrededores
del campamento? ¿Y por qué no vas armado?
—Lo siento mucho, SungJin —fue lo único que
dijo.
Inmediatamente después, SungJin notó en la
esquina derecha de su campo de visión a seis soldados, apuntándolo con sus
armas, y vestidos con el uniforme del enemigo. En aquel momento, todo cobró
sentido para el joven. El por qué su misión secreta había fracasado, el por qué
las comunicaciones con la base habían sido cortadas y el por qué Jae se
encontraba de aquella forma. Se había descubierto todo y, probablemente, no
quedarían muchos de sus compañeros con vida en el campamento.
—Malditos comunistas —resopló.
—Lo siento mucho —volvió a escuchar decir a
Jae.
—No es tu culpa —murmuró.
SungJin soltó su pistola en el suelo,
sabiendo que no iba a poder hacer nada con ella y que aquella pelea estaba
totalmente perdida antes de comenzarla. Después dio un par de pasos lentos
hasta Jae, para pegarse a su cuerpo por la espalda, a la vez que hacía que
ambos levantaran sus brazos en señal de rendición. Probablemente no era la
mejor idea del universo entregarse al enemigo, cuando seguramente serían
torturados, pero aunque ellos hubieran perdido aquella batalla, estaba
totalmente seguro de que sus compatriotas ganarían aquella guerra y los
liberarían. Por el momento, él trataría de hacer todo lo posible para
mantenerlos a ambos con vida hasta que ese día llegara.
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