Título: I wish I knew how to quit you
Autora:
Riz Aino
Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Género: AU, romance, drama, fluff, smut, pwp
Número de palabras: 9.576 palabras
Resumen: KyuBin va a aquella
clase de pole dance por perder una apuesta con WookJin, pero vuelve a ella por
el precioso instructor que da la clase.
Advertencias: mucha sensualidad,
mucho thirsting de KB por YooJung, un poco de bondage y
relaciones sexuales explícitas.
Notas: historia escrita para @taesbaguette y
@shOuldbedancin, gracias por darme la idea y por ayudarme con el plot y todo lo
demás.
Comentario de autora: le he
dedicado al final mucho más tiempo del que pretendía porque la historia no ha
dejado de crecer poco a poco, convirtiéndose en esta maravilla. Espero que os
guste.
—Esto tiene que ser una broma —dijo KyuBin, sin
levantar la vista del pequeño trozo de papel que tenía en sus manos.
—Sabes
que no bromeo con cosas tan serias como no gastar cupones gratis o de
descuentos —replicó WookJin, frente a él—, menos cuando quien me ha dado este
cupón es JiSung.
—Dime
la verdad, Jung WookJin —KyuBin finalmente alzó su mirada, encontrándose con
los ojos del menor, en los que se reflejaba un brillo travieso—. ¿Te gusta
verme sufrir?
—No,
para nada —respondió el chico, teniendo la desfachatez de ponerse serio incluso
al decirlo, cuando por dentro debía de estar luchando por no morirse de risa
delante de su cara—. JiSung me dio este cupón de una clase gratis porque quería
que le hiciera un bailecito sexy la próxima vez que me tocara guardia por la
noche y viniera a visitarme, pero yo ya sé manejarme bastante bien en la barra,
así que, pensé que tú le podrías dar un buen uso —le explicó.
KyuBin quiso alargar
las manos y retorcerle el pescuezo, primero por lo que le acababa de dar, aquel
cupón para una clase gratis —y descuentos para las siguientes cinco sesiones—
de pole dance en una academia nueva de baile que había sido abierta
hacía poco en la ciudad y en la que JiSung, el novio de WookJin, parecía
conocer al instructor; segundo porque se acababa de enterar que cuando aquel
idiota se quedaba de guardia por la noche, se llevaba a su novio para
probablemente montárselo en cualquier lugar de aquella estación de bomberos…
incluida aquella barra que usaban para bajar al garaje rápidamente si había
algún aviso de incendio o emergencia que requiriera sus servicios. Se tuvo que
contener a duras penas porque no podía manchar su impecable servicio como
profesional con un homicidio en primer grado, pero ganas tenía. Muchas.
—Has
perdido la apuesta, esto es lo que tienes que hacer como castigo —le dijo
WookJin—. Y tampoco es para tanto, tienes experiencia en agarrarte a barras, al
menos no vas a hacer el ridículo y te va a salir gratis —y añadió—: además, el
amigo de JiSung es muy guapo, te vas a alegrar la vista.
KyuBin
estuvo a punto de replicarle varias cosas, pero en ese momento, la alarma de la
estación de bomberos comenzó a sonar y KyuBin no pudo hacerlo porque ambos
salieron corriendo a por su equipamiento, el mayor guardando aquel estúpido
cupón en el bolsillo interior de su ropa.
~
KyuBin
dejó escapar un suspiro profundo. Todavía no podía creerse que estuviera allí,
en aquella academia de baile donde las clases para pole dance iban a comenzar
en apenas unos minutos. Se había intentado escaquear hasta el último momento,
pero WookJin se había presentado aquel día en su casa y lo había llevado casi a
rastas hasta aquel lugar, inscribiéndolo para aquella clase. KyuBin solía
consentirle demasiadas cosas al menor, pero se había pasado de la raya con su
castigo por perder la apuesta que había hecho con él. La próxima vez que
hicieran una apuesta se aseguraría de ganar —aunque fuera haciendo trampas—
para apuntarlo a traición a clases de ballet, por ejemplo, porque en aquellos
momentos no se le ocurría otra cosa más vergonzosa. Tenía que ser algo que
diera igual o más vergüenza que la que estaba pasando allí KyuBin, que era el
único hombre de la clase y que, además, iba a tener que estar restregándose
contra aquella barra durante algo más de una hora que duraba la clase. Él tenía
experiencia con las barras porque solía bajar por una en la estación de
bomberos hacia el camión cuando había alguna emergencia, pero no era la
experiencia que iba a necesitar para hacer piruetas en ella.
KyuBin
no pudo evitar suspirar de nuevo, queriendo que la clase terminara lo más
rápido posible para salir de allí y así poder comenzar a planear su venganza
contra WookJin; sin embargo, para eso todavía tenía que llegar el profesor, que
según le había comentado WookJin era amigo de su novio, aunque no le había dado
más detalles aparte de ese. Como si lo hubiera invocado pensando en él, la
puerta de la clase se abrió y por ella apareció un muchacho joven, con el pelo
algo largo, casi por los hombros, y de facciones delicadas y limpias. KyuBin no
pudo evitar seguirlo con la mirada desde que entró hasta que se colocó frente a
la clase, no perdiendo detalle de aquellos ojos grandes color café, su nariz
larga y labios jugosos de color rojizo. Era bastante alto, casi tanto como él,
pero de complexión delgada y KyuBin estaba completamente seguro de que si
estuvieran al lado parecería mucho más pequeño de lo que en realidad era. La
simple idea de tenerlo al lado, cerca de su cuerpo, lo hizo sonreír como un
idiota y KyuBin se quiso pegar con la barra que tenía frente a él por aquel pensamiento
intrusivo.
—Bienvenidas
—dijo, saludando a la clase—, y bienvenido —añadió cuando sus ojos se
encontraron con los suyos—. Soy TaeYeob, el instructor de las clases de pole
dance —se presentó—. Espero que esta clase haga que os pique la curiosidad por
esta disciplina y que os apuntéis a más sesiones —sonrió y su sonrisa le quitó
el aliento a KyuBin porque parecía todavía más precioso de aquella forma—.
¿Empezamos?
Su
pregunta recibió un coro de síes por parte de las mujeres que había en la sala
y su sonrisa se amplió, llegándole hasta los ojos, que se cerraron en dos
medias lunas. Realmente aquel muchacho era la persona más preciosa que KyuBin
había visto en toda su vida y estaba seguro de que en otras vidas habría hecho
caer imperios con aquella belleza… pero en aquellos momentos, lo único que
estaba haciendo era que KyuBin cayera absolutamente prendado por él, porque el
bombero no prestó prácticamente atención a lo que éste dijo durante toda la
clase, haciendo las cosas que les pedía que hicieran de forma mecánica, solo
enfocado en observarlo con una sonrisa boba en su rostro que debía ser de lo
más obvia porque TaeYeob lo miró en varias ocasiones y en su expresión pudo ver
que se había dado cuenta de la forma en la que lo miraba. No obstante, a KyuBin
no le pudo dar más igual aquello porque la manera en la que éste se movía
contra aquella barra, girando, agarrándose firmemente y sus expresiones,
sensuales, invitándolo a pecar con él, eran demasiado como para que KyuBin se
preocupara por estar mirándolo con cara de tonto.
~
—¿No
me vas a contar nada de la clase de pole dance? —le preguntó WookJin, dándole
un codazo en las costillas ante las taquillas del vestuario.
—¿Qué
quieres que te cuente? —replicó, girándose hacia él y cruzando los brazos sobre
su pecho—. ¿Que era el único hombre de la clase y que pasé una vergüenza
terrible porque se me estaba rozando todo el rato la polla contra la barra?
¿Eso quieres que te cuente? ¿O quieres que te cuente que te voy a hacer pagar
esto durante el resto de tu vida? —WookJin tuvo la desfachatez de reírse en ese
momento, haciendo que el enfado que KyuBin tenía con él fuera en aumento—.
¿Quieres que te lance a la cabeza una de las pesas del gimnasio?
—No,
hyung, la violencia nunca es el camino —contestó, tratando de aguantarse
la risa—, además, no eras el único hombre de la clase, también estaba TaeYeob hyung
—dijo y se acercó de nuevo a él para darle otro codazo y comenzar a mover sus
cejas de forma sugerente—. ¿A qué es guapo?
KyuBin
abrió la boca para contestar y estuvo a punto de darle la razón, a punto de
decirle que era la persona más preciosa que había visto en toda su vida, pero
antes de hacerlo, cerró la boca de nuevo y frunció el ceño.
—No
me cambies de tema, Jung WookJin —le dijo.
—No
es cambiar de tema, estamos hablando de lo mismo, las clases de pole dance —contestó,
con aquella sonrisa traviesa que lo caracterizaba, esa sonrisa con la que le
decía que sabía perfectamente lo que había pasado en la clase—. De las clases y
de su precioso instructor, ese al que te quedaste mirando embobado todo el
rato.
KyuBin
puso los ojos en blanco y después suspiró. Tenía que haberlo sabido.
Obviamente, TaeYeob se había dado cuenta de que no le había podido quitar el
ojo de encima y, obviamente, se lo debía de haber contado a JiSung y éste se lo
había contado a WookJin para que lo martirizara. Como si no hubiera tenido
bastante con asistir a aquella clase, ahora también tenía toda una red de
marujas cotilleando sobre lo que hacía o dejaba de hacer allí.
—Es
guapo —acabó admitiendo—. ¿Contento?
—En
realidad si, muchísimo —respondió WookJin, con una sonrisa de oreja a oreja—.
Pero lo que más feliz me hace es saber que te has apuntado a todas las sesiones
que tenían descuento por el cupón porque quieres volver a ver a TaeYeob hyung.
KyuBin
abrió la boca para repicarle, pero después se lo pensó mejor y simplemente fue
en busca de WookJin para darle una paliza. El menor le vio las intenciones y
salió corriendo para que no lo pillara, así que, echó a correr tras él,
advirtiéndole mientras recorrían toda la estación de bomberos que como lo
pillara no iba a dejar hueso de su cuerpo intacto.
~
KyuBin realmente no
podía creerse que estuviera haciendo aquella locura, pero allí estaba, de nuevo
en la clase de pole dance, solo porque el instructor era precioso y estaba muy
interesado en él y, sobre todo, en verlo bailar con la barra de metal, usándola
como si fuera otra parte más de sí mismo, subiendo y bajando por ella, girando,
haciendo alguna acrobacia, de forma infinitamente sensual. Solo estaba haciendo
una pequeña demostración de algunos de los movimientos más fáciles, los que
iban a aprender en aquellas clases iniciales, pero era completamente increíble
la forma en la que se movía contra la barra y KyuBin no podía dejar de mirarlo,
totalmente absorto en él.
—En la clase anterior
os enseñé cómo usar las manos y los pies para agarrarse bien a la barra —dijo,
encaramado a esta, sentado en el aire, como si fuera la postura más cómoda del
mundo—. Vamos a practicar eso y a tratar de comenzar con los primeros
movimientos.
KyuBin
trató de enfocarse en lo que TaeYeob explicaba e imitó sus movimientos lo mejor
que pudo, agarrándose a la barra de la forma que éste decía y practicando cómo
debía de hacerlo. Estaba acostumbrado a la barra del trabajo, pero lo único que
hacía era bajar por ella; sin embargo, KyuBin tenía experiencia con todo tipo
de ejercicios porque la preparación física que requería su trabajo era bastante
completa e intensa y podía subir y bajar por la barra, sin mayor problema,
usando la fuerza de sus brazos y sus piernas.
Una
vez TaeYeob terminó sus explicaciones, comenzó a acercarse a sus alumnas para
ver cómo lo estaban haciendo, corregir sus posturas o enseñarles desde más
cerca la forma de agarrarse para que lo hicieran lo mejor posible, mientras
seguían practicando lo que les había enseñado. KyuBin estaba al fondo de la
clase, porque ya que estaba yendo a aquel lugar, no quería tampoco estar en
primera fila, donde las demás personas pudieran verlo hacer el ridículo, así
que, para cuando TaeYeob llegó a su lado, la clase estaba a punto de terminar y
él llevaba ya un buen rato subiendo y bajando por la barra de la forma que éste
había explicado. TaeYeob se paró frente a él y lo observó detenidamente, una
mirada de arriba abajo, penetrante y profunda con la que KyuBin sintió su
cuerpo temblar, mientras repetía el ejercicio.
—Estás
usando tus músculos para agarrarte a la barra —le dijo, llevando su mano
izquierda hasta el brazo derecho de KyuBin y tocando su bíceps—. No necesitas
usar toda tu fuerza, debe ser algo mucho más suave y gentil, como agarrarías a
alguien con quien estás haciendo el amor, haz el amor con la barra.
TaeYeob
se agarró entonces a la barra, con firmeza, pero a la vez con suavidad y KyuBin
dio un par de pasos atrás para dejarle espacio para que se pudiera mover bien y
para poder observarlo bien. El chico subió por la barra casi sin esfuerzo,
rozándose contra ésta y agarrándola de la forma en la que le había explicado al
inicio de la clase y, sobre todo, expresando lo que le acababa de decir a
KyuBin, enseñándole cómo debía sujetarse en ella, siendo suave, gentil, casi
delicado, como si estuviera abrazándose a su amante en la cama. KyuBin no pudo
dejar de mirarlo, completamente embelesado, de la misma forma que no pudo dejar
de imaginarse a TaeYeob en su cama, completamente desnudo, agarrándose a sus
hombros de la misma forma en la que se agarraba a la barra, mientras sus
piernas estaban enredadas en su cintura y su trasero engullía su miembro una y
otra vez, mirándolo a los ojos fijamente, con aquella expresión que encarnaba
la sensualidad absoluta en su rostro.
~
KyuBin
no tenía por costumbre masturbarse a todas horas, solo en alguna ocasión,
cuando se sentía especialmente caliente y no tenía ganas de salir a buscar
algún rollo de una noche o usar alguna de las aplicaciones para ligar que tenía
en el móvil, pero desde que había vuelto de la última clase de pole dance, no
podía dejar de hacerlo. Se tocaba en la cama, en la ducha, en el sofá mientras
veía distraídamente la tele, sin poder dejar de pensar en la forma en la que
TaeYeob se movía en la barra, sin dejar de vislumbrar en su mente aquellos ojos
de color café que lo observaban fijamente, como si pudieran ver a través de él.
KyuBin se sentía casi como un adolescente de nuevo, a pesar de que hacía ya
demasiado tiempo que había dejado atrás aquella etapa de su vida, porque lo único
en lo que podía pensar era en sexo, en cómo sería el sexo con TaeYeob y en lo
mucho que quería follar con él, no solo una vez, sino siempre, porque estaba
completamente seguro de que el cuerpo del otro sería suave y a la vez firme,
flexible y se amoldaría perfectamente a él… y que WookJin le hubiera confirmado
que TaeYeob también era gay, no hacía más que empeorarlo todo, porque quería
demasiado acostarse con él.
Aquella
noche no podía dejar de pensar en ello y no se quedaba dormido, así que, KyuBin
acabó llevando su mano derecha a su miembro y comenzó a tocarse, cerrando los
ojos e imaginándose que era TaeYeob el que lo tocaba. Ni siquiera tardó mucho
en correrse, demasiado excitado y con demasiadas ganas de que lo que sucedía en
su mente se hiciera realidad. Se limpió con un pañuelo más por costumbre que
por otra cosa y se quedó dormido finalmente, gracias a la debilidad y paz que
le había llevado el orgasmo a su cuerpo y su mente, soñando con TaeYeob
mirándolo fijamente mientras engullía su miembro con su boca una y otra vez.
~
KyuBin
no quería ser un iluso, nunca lo había sido y no quería comenzar a serlo en
aquellos momentos, pero no podía dejar de pensar en que TaeYeob quizás sentía
algún tipo de interés por él. No podía dejar de pensarlo porque éste no dejaba
de mirarlo fijamente en todo momento durante las sesiones y una parte de KyuBin
no quería hacerse ilusiones y solo quería encontrarle una explicación lo más
lógica posible, porque no creía que fuera posible que también tuviera interés
en él. Seguro que se fijaba en él porque era el único hombre de las clases y
seguro que estaba más pendiente porque era el único que tenía un poco de
experiencia con las barras, no era por otra cosa. No obstante, otra parte de
él, la parte ilusa, lo único que le decía era que TaeYeob no dejaba de mirarlo
porque también estaba interesado en él, sumamente interesado. KyuBin era guapo,
más que guapo, muy atractivo, y además tenía un cuerpo de escándalo, forjado
por demasiadas horas en el gimnasio, estaba acostumbrado a que las mujeres y
los hombres lo mirasen de arriba abajo cuando pasaba por su lado, así que, no
era extraño que lo mirara y que estuviera interesado.
Las
dos posturas, totalmente contradictorias, convivían en su mente y no tenía
forma de llegar a un consenso consigo mismo porque ambos pensamientos tenían
sus propios puntos fuertes y débiles; no obstante, después de la siguiente
clase, la parte ilusa de KyuBin ganó un poco de fuerza y confianza.
Como
en la sesión anterior, la primera de las cinco más baratas por las que había
pagado por aquel bono, TaeYeob no había dejado de mirarlo en todo momento
fijamente y aquellas miradas provocaban que todo el cuerpo de KyuBin anticipara
algo más, recordando sus sueños húmedos con él y rememorando las eróticas imágenes
con las que se tocaba.
—Voy
a ir ayudándoos personalmente con este movimiento como la otra vez —comentó
TaeYeob después de bajarse de su barra—. Id practicando por vuestra cuenta
mientras llego hasta vosotras.
Y,
en aquella ocasión, en lugar de comenzar desde la primera fila, solo les echó
un pequeño vistazo a todas mientras trataban de imitar lo que les había estado
enseñando hasta aquel momento, caminando por la sala hasta llegar al fondo,
donde se encontraba KyuBin, empezando a ayudarlo a él. Cuando se colocó a su
lado para observarlo fijamente, KyuBin sintió cómo las manos le sudaban
repentinamente, por eso se las secó en su ropa antes de agarrarse a la barra,
subir un poco por ella y tratar el movimiento que tenía que hacer bajo su
atenta mirada. No era algo especialmente complicado, solo debía quedarse
sentado, enroscando su pierna derecha alrededor de la barra y sujetándose de
aquella forma, sin usar la fuerza de sus brazos para ello. KyuBin tenía piernas
fuertes, pero cortas y poco flexibles, así que, algo que no era demasiado
difícil, para él se convirtió en una verdadera odisea.
—Tienes
que pegar tu torso más a la barra para que la barra se pueda ajustar a tu ingle
y así puedas jugar más con la pierna —le dijo TaeYeob—. Deja que te ayude un
momento, agárrate fuerte con las manos, tú que tienes esos músculos,
aprovéchalos.
KyuBin
se sintió un poco desconcertado debido a la última frase, pero hizo lo que le
pidió, agarrándose fuertemente a la barra con sus brazos, sujetando su peso de
aquella forma. Inmediatamente después, TaeYeob se acercó a él y comenzó a tocar
su cuerpo, su trasero, sus muslos, indicándole de aquella forma la posición
correcta en la que debía colocarse y cada roce, aun por encima de la tela del
pantalón de chándal que llevaba, provocaban que su piel se erizara por el
contacto, pidiendo más. KyuBin tuvo que esforzarse muchísimo en atender a las
explicaciones de TaeYeob más que a sus manos, aquellas manos de largos y
delicados dedos que podrían estar envolviendo su miembro, además de tener que
esforzarse muchísimo para dejar de pensar en él de forma sexual porque no podía
tener una erección en medio de la clase, pero finalmente consiguió hacer el
ejercicio y TaeYeob finalmente se alejó de su cuerpo, aplaudiendo y dándole la
enhorabuena antes de ir a ayudar a las demás asistentes a la clase. No
obstante, aunque se hubiera alejado de él, KyuBin no pudo dejar de pensar el
resto del tiempo en sus manos sobre su cuerpo y, sobre todo, no dejó de sentir
sus miradas fijas en él, a pesar de estar en la otra punta de la clase.
~
—¿Crees
que estoy loco? —le preguntó a WookJin, después de contarle brevemente lo que
había sucedido en su última clase de pole dance. Todavía seguía un poco
enfadado con él por la encerrona, pero habían limado algunas asperezas porque
el menor había comenzado a contarle cosas de TaeYeob aquellos días, cosas que
le contaba JiSung sobre su amigo que le podían interesar a KyuBin, porque a
aquellas alturas estaba claro que había seguido yendo a las clases de pole
dance por el instructor y no por la disciplina en sí misma—. Quiero decir,
nunca he sido especialmente espabilado para darme cuenta de cuando le gustaba a
alguien, ¿te acuerdas de YongSoo, mi último novio? —WookJin asintió—. Estuvo
como medio año flirteando conmigo y hasta que no me dijo “hyung, quiero
que me folles en el baño hasta que pierda el sentido” el día que se emborrachó
cuando salimos a beber con unos amigos, no me di cuenta de que le gustaba.
—Es
verdad que eres bastante despistado y no te sueles dar cuenta de que le molas a
alguien —respondió WookJin—, pero tampoco creo que te estés volviendo loco.
El
chico le dedicó entonces una mirada significativa y KyuBin no pudo evitar
levantar una ceja, interrogante. Algo sabía que no le estaba contando y nada ni
nadie lo iba a detener hasta que no supiera de qué se trataba.
—Elabora
—le pidió.
Y
KyuBin esperaba que WookJin se riera de él o que cambiara de tema, porque nunca
era fácil sonsacarle información y, sobre todo, cuando sabía que tenía el poder
sobre él de alguna forma, era casi imposible hacer que contara nada, pero el
menor lo sorprendió, e inesperadamente le respondió al instante y sin dar
ningún rodeo.
—Puede
que me haya dicho un pajarito que conoce bien a la persona que te trae loco que
dicha persona le ha comentado lo mucho que está interesado en cierto bombero
buenorro que se ha apuntado a sus clases.
KyuBin
no pudo evitar la amplia sonrisa que se formó en su rostro al escuchar aquello,
de la misma forma que no pudo evitar abrazar a WookJin como si le fuera la vida
en ello como agradecimiento por esa información tan necesaria como interesante,
porque gracias a ésta, su cerebro por fin podía dejar de estar dividido y podía
pensar en qué hacer para encandilar a TaeYeob en lugar de preocuparse por si el
menor estaba interesado en él o no.
~
—Espero
no haberos dado una paliza hoy y que no me odiéis —comentó TaeYeob con una
amplia sonrisa—. Nos vemos en la siguiente clase.
La
clase se despidió de él y comenzaron a recoger sus cosas para salir del lugar,
todo el mundo menos KyuBin, que decidió remolonear un poco para quedarse el
último allí con él, queriendo poner en marcha algo con él, por si tenía un poco
de suerte. Ese día tampoco había dejado de mirarlo de aquella forma penetrante
en la que siempre lo miraba y KyuBin se sentía casi desnudo bajo su atenta
mirada, casi necesitado, por eso había decidido que tenía que intentarlo, al
menos, la hora a la que había sido aquella clase le ayudaba en su tarea, pero
no estaba especialmente seguro de que TaeYeob quisiera aceptar su propuesta.
—Hoy
lo has hecho muy bien, Shin KyuBin —dijo TaeYeob, haciendo que se sobresaltara
porque no se había esperado que le hablara en el momento en el que la clase se
hubiera quedado vacía, pero se sobrepuso del sobresalto al instante—. Me sorprende
que seas capaz de moverte de esa forma en la barra teniendo tanto músculo.
—Muchas
gracias —respondió, girándose hacia él y colocándose en el hombro su mochila
mientras se soltaba el pelo de la coleta en la que se lo había sujetado para
que no le molestara en la clase—. Tengo un buen profesor que me ayuda en todo
lo que puede.
TaeYeob
le dedicó una sonrisa sincera, agradeciéndole que lo tuviera en tan buena
estima mientras salían de la sala y éste cerraba la puerta. Ambos caminaron
juntos por la academia de baile hasta salir a la calle, hablando de la clase de
aquel día, que había sido un poco más dura que las anteriores sesiones y que
seguro que les dejaba aún más moratones y rozaduras en el cuerpo. Cuando
bajaron los escalones hasta la acera, KyuBin vio cómo TaeYeob tenía la
intención de despedirse de él y antes de que lo pudiera hacer, habló.
—Hoy
hemos tenido la clase bastante tarde —le dijo—, me he traído el coche, ¿quieres
que te lleve a casa?
Aquella
no había sido la mejor forma de decirlo, ni tampoco había salido natural en la
conversación, pero KyuBin lo había dicho y eso era lo único que contaba.
TaeYeob no le contestó inmediatamente, tardó unos momentos en hacerlo, pero
cuando lo hizo, asintió, moviendo su cabeza, provocando que el corazón de
KyuBin diera un vuelco porque había aceptado que lo llevara a casa. Le sonrió y
le indicó que lo siguiera hasta el coche y ambos continuaron con la
conversación que habían dejado a medias sobre las clases. De aquella forma era
cómodo, porque KyuBin no sabía de qué hablar realmente que no fuera de aquello
que tenían en común, porque WookJin le había contado cosas que le gustaban,
pero se suponía que él no debía de saberlas, así que, la conversación sobre el
pole dance eran el tema más fácil y seguro. En el coche KyuBin puso un poco de
música suave para llenar los silencios y condujo a la dirección que TaeYeob le
había dado, siguiendo en camino que le mostraba el GPS, tratando de no parecer
idiota porque a veces los nervios lo traicionaban. No creyó hacer mucho el
ridículo en ese rato porque solo tardaron unos pocos minutos en llegar.
—Gracias
por tráeme a casa —le dijo TaeYeob, soltándose el cinturón.
—No
ha sido nada —respondió—. Podría hacerlo todos los días por un chico tan
increíble como tú.
KyuBin
soltó aquello casi sin pensar, arrepintiéndose al momento porque quizás había
sido demasiado directo, pero TaeYeob esbozó una sonrisa que lo tranquilizó por
completo.
—No
soy el único tío increíble de este coche, pero ahora mismo eres mi alumno y no
puedo tener favoritos —replicó, acercándose a él, dejando un beso corto sobre
sus labios que dejó a KyuBin con ganas de más y con un montón de mariposas
aleteando en su estómago—. ¡Nos vemos en la próxima clase!
TaeYeob
se despidió de él, saliendo del coche y moviendo su mano, con una sonrisa más
que encantadora en sus labios, aquellos labios que lo acababan de besar y de
los cuales todavía podía sentir el contacto, aunque éste había sido demasiado
breve para su gusto.
~
Las
llamas comenzaron a rodear a KyuBin y tuvo que caminar sobre unos escombros un
poco inestables para poder seguir su camino hacia el exterior, tratando de que
el pequeño perro blanco que temblaba metido dentro de la chaqueta ignífuga de
su traje se asustara más de lo que ya estaba. El suelo bajo sus pies estaba tan
poco estable que tuvo que andar con lentitud, demasiada para su gusto, pero
tenía que pisar firme para no perder el equilibrio e ir sobre seguro, a pesar
de que cada segundo que pasaba allí dentro la estructura del edificio se
debilitaba y era más peligroso para él y para el perro. Cuando pudo salir
finalmente de la zona de escombros, KyuBin siguió avanzando hacia la salida,
tratando de que las llamas no rozaran su cuerpo, pero sintiendo su calor
demasiado cerca, envolviéndolo y haciéndolo sudar dentro del traje. Tardó unos
pocos minutos en llegar a la puerta, saliendo del edificio lo más rápido que
pudo y alejándose de éste, yendo hacia el camión, donde estaban el resto.
—Joder,
hyung, creía que te había paso algo porque no salías —le dijo WookJin en
cuanto llegó a su lado, pegándole en el hombro—. Estábamos a punto de entrar a
por ti.
—Lo
siento, lo siento —respondió—. Me he entretenido un poco más tratando de coger
a esta cosita —KyuBin se abrió la chaqueta y sacó con cuidado al pequeño bichón
frisé que seguía temblando por el miedo—. Su dueño debe de andar por aquí, hay
que buscarlo para que lo lleve al veterinario y vea si está bien.
—La
próxima vez avisa, ¿vale? —WookJin suspiró aliviado y luego volvió a pegarle en
el hombro—. No queremos que te pase una desgracia y te hayas quedado sin probar
el sexo con cierto profesor de pole dance.
KyuBin
puso los ojos en blanco y le quiso contestar a aquello, pero antes de que pudiera
hacerlo, uno de sus compañeros lo llamó a gritos y tuvo que irse, dejándole el
perro a WookJin y el encargo de buscar al dueño mientras él iba a ayudar donde
lo habían llamado.
~
KyuBin
estaba con la boca abierta, sin poder hacer nada por cerrarla. No podía apartar
tampoco su mirada del cuerpo que se movía haciendo una rutina de baile
completamente increíble y sensual en la barra, enseñándolo a la clase. TaeYeob
tenía que saber que era el tío más sensual del universo y el efecto que causaba
en las personas que lo miraban, tenía que ser plenamente consciente de ello y
tenía que estar haciendo aquello, mirándolo fijamente, porque sabía a la
perfección qué era lo que estaba provocando en KyuBin… nada más y nada menos
que una erección del tamaño de la Torre de Namsan.
—Esta
rutina no es complicada —dijo TaeYeob todavía subido a la barra, todavía
mirándolo fijamente a los ojos—. Tiene todos los movimientos que hemos estado
ensayando estos días, pero hay que unirlos para que sean vistosos y tengan
sentido en el baile —esbozó una sonrisa encantadora en la que sus ojos se
perdieron, cerrándose en dos medias lunas—. Cinco minutos de descanso y
comenzamos.
En
cuanto dijo las últimas palabras, KyuBin salió corriendo de la clase, camino al
baño, tratando de que nadie se diera cuenta de su erección, y se encerró en uno
de los cubículos, sentándose sobre la tapa del váter y sacando su miembro de
sus pantalones, completamente duro. Se había excitado mucho con aquella
demostración y necesitaba descargarse allí mismo antes de volver a clase, con
los cinco minutos que tenía de margen le bastaba porque estaba tan sensible,
tan al borde, que no iba a necesitar ni mucho para correrse. Se tocó
rápidamente, porque necesitaba descargarse ya, apretando sus dientes para que ningún
ruido saliera de su boca, moviendo su mano arriba y abajo hasta que el orgasmo
le sobrevino. KyuBin se quedó unos momentos tratando de recuperar el aliento
después de alcanzar el clímax y, todavía con la mente un poco en blanco, se
limpió y guardó su miembro dentro de sus pantalones de nuevo y después limpió
todo rastro de lo que allí había pasado, tirando el papel. Cuando salió del
cubículo, lo último que se esperaba fue a TaeYeob sentado sobre la losa de los
lavabos, balanceando sus piernas en el aire, como si estuviera esperando por él
allí.
—¿Te
ha gustado la rutina que os voy a enseñar ahora? —le preguntó al acercarse
KyuBin para lavarse las manos. Con aquella pregunta y viendo la forma en la que
la había expresado, sugerentemente y sin apartar la mirada de él, KyuBin se dio
cuenta de que sí que lo había estado esperando y que, además, sabía a la
perfección lo que había hecho en el cubículo—. No es una rutina difícil, así
que, creo que en lo que queda de clase de hoy y la siguiente sesión, muchos la
podréis aprender.
—Me
alegra saberlo —contesto KyuBin a la segunda parte, lavándose las manos—, será
mi última sesión.
—¿La
última ya? —cuestionó TaeYeob, su voz sonando más excitada que decepcionada.
KyuBin se giró hacia él para contestarle afirmativamente a la pregunta, pero
antes de que pudiera decir nada, los labios del chico encontraron los suyos
durante unos segundos—. Estoy deseando que llegue tu última sesión —le dijo, su
aliento rozando contra su boca—, porque te tengo muchas ganas.
Y,
tras decir aquello, TaeYeob se alejó de él, con una sonrisa pícara en su
rostro, bajándose de los lavabos y saliendo del baño, como si no acabara de
insinuarle que quería acostarse con él cuando acabara de ser su alumno en las
clases de pole dance. KyuBin tuvo que echarse agua fría en la cara y pensar en
las cosas más desagradables que se le ocurrieron en el momento para no tener
que volver al cubículo a masturbarse. Él sí que le tenía ganas a TaeYeob, cada
vez más ganas, y no podía esperar a terminar su última sesión para acostarse
con él.
~
—Quiere
acostarse contigo tanto como tú quieres acostarte con él —le dijo WookJin,
repanchigado en su sofá, como si estuviera su propia casa—. Está clarísimo.
—¿Eso
lo dices como mi amigo? ¿Cómo el novio del amigo del TaeYeob? ¿O simplemente
como mero espectador al que le gusta ver el mundo arder? —no pudo evitar
cuestionar KyuBin.
Los
dos tenían día libre y WookJin se había presentado allí sin avisar para apalancarse
en su casa porque su novio trabajaba y no quería quedarse todo el día solo. Era
algo que había hecho tantas veces que ya ni se lo cuestionaba, además, ya que
estaba allí, quizás lo podía seguir ayudando con lo que se traía con TaeYeob,
porque desde lo que había pasado el otro día en el baño, KyuBin estaba que no
cabía dentro de su piel.
—Primero,
soy bombero, no me gusta ver el mundo arder —respondió WookJin, pareciendo
indignado por aquella insinuación—, y sobre lo otro, te lo digo porque no
quiero que te comas mucho más la cabeza y porque por lo que he estado
escuchando tanto de tu parte como de parte de TaeYeob a través de JiSung, se
nota que estáis un poco, quizás bastante, interesados en liaros.
KyuBin
asintió, pero había otra cosa que le rondaba la cabeza y no estaba muy seguro
de si decirlo o no porque era algo mucho más profundo que todo lo que habían
estado hablando hasta el momento, algo que estaba enterrado en lo más hondo de
su corazón. TaeYeob era precioso y bailaba en aquella barra de una forma que lo
encendía por completo, pero había algo más, algo que había estado ocurriendo
desde sus besos, aunque éstos no hubieran sido nada más que apenas unos roces.
Esa excitación, esa forma de latir desesperadamente su corazón, esas ganas de
querer besarlo hasta el último día de sus vidas y poder sostener su cuerpo
mientras se acostaban juntos por toda la eternidad era otra cosa aparte de una
calentura momentánea, si solo fuera una calentura sería todo mucho más fácil.
Se lo pensó unos momentos, si contárselo a WookJin o no… y al final decidió que
no perdía nada por hacerlo.
—¿Crees
que aparte de querer liarse conmigo quiera tener una relación?
WookJin
casi saltó del sofá al escucharlo decir aquello y KyuBin casi se arrepintió de
haber hecho la pregunta, pero el daño ya estaba hecho y solo le quedaba esperar
la respuesta.
—Te
has enchochado de verdad —murmuró WookJin.
Y
KyuBin quiso responder quitándole hierro al asunto, pero al final optó por
seguir siendo sincero y contarle cómo sentía que era de verdad lo que le pasaba
con TaeYeob.
—Creo
que es como una especie de droga —dijo—. Ojalá supiera cómo dejarlo.
~
—Muchas
gracias por haber compartido este viaje de cinco semanas conmigo, espero que
sigáis atendiendo a las clases, aunque se haya acabado la promoción porque os
haya picado la curiosidad o gustado esta disciplina —dijo TaeYeob al acabar la
clase, haciendo una pequeña reverencia y con una sonrisa encantadora en su
rostro.
Todas
las asistentes a la clase le dieron las gracias y algunas de quienes no iban a
seguir con ellas se acercaron a él para hacerlo personalmente. KyuBin esperó a
que la clase se fuera vaciando un poco para acercarse también a él, aunque no
era para darle las gracias por las clases como el resto, sino porque quería
hablar con él de otra cosa, hablar de qué era lo que iban a hacer ahora que
finalmente ya había dejado de ser su alumno. Quizás hacerlo de una forma tan
repentina y, sobre todo, rápida, podía hacerlo parecer desesperado, pero
realmente KyuBin estaba desesperado y por la intensa forma en la que TaeYeob lo
había mirado en aquella clase —mucho más intensa que las anteriores veces, lo
cual era un incremento casi hasta el infinito—, estaba seguro de que éste
también tenía demasiadas ganas de poder establecer cuál era el límite.
KyuBin
esperó hasta que la clase estuvo prácticamente vacía y ya ninguna de las demás
personas se iba a acercar a TaeYeob para finalmente llegar hasta él, dejándose
caer sobre una de las barras y cruzándose de brazos, llamando su atención de
aquella forma y recibiendo una sonrisa.
—Acabo
de dejar de ser tu alumno —le dijo—. ¿Qué es lo que deberíamos hacer ahora?
TaeYeob
miró a su alrededor, viendo que en la sala de baile ya no había nadie más que
ellos dos porque las últimas personas que quedaban acababan de salir por la
puerta. Una sonrisa pícara apareció en su rostro y después le indicó con su
dedo a KyuBin que se acercara a él, éste lo hizo, inclinándose un poco en su
dirección. Rápido como el rayo, TaeYeob llevó sus manos hasta los tirantes de
su camiseta y tiró de su cuerpo hacia delante, provocando que sus labios
chocaran en un beso que desde el principio fue intenso, moviéndose sus bocas la
una contra la otra, queriendo más desde el primer momento. KyuBin rozó con su
lengua los labios de TaeYeob y éste abrió su boca, dándole entrada, sus lenguas
encontrándose, buscándose, lamiéndose la una a la otra a la vez que se besaban
desesperadamente, hasta que irremediablemente se quedaron sin aire y tuvieron
que separarse para poder recuperar el aliento, jadeando, mirándose el uno al
otro con intensidad, sus respiraciones mezclándose por lo cerca que seguían sus
rostros. El agarre de TaeYeob en los tirantes de su camiseta era férreo, como
si no lo quisiera dejar escapar todavía, y KyuBin tampoco quería que lo dejaran
escapar.
—Ahora
que ya no eres mi alumno, podemos hacer algo juntos —le dijo TaeYeob—. ¿Cuándo
tienes un día libre?
—El
jueves… creo… —respondió, con su cuerpo vibrando de felicidad por lo que
acababa de escuchar.
—Perfecto.
~
Cuando
ese jueves llegó, KyuBin estaba nervioso por lo que podía pasar. No sabía si
realmente sus personalidades casarían, si metería la pata diciendo alguna
chorrada, como le solía pasar, o si fuera de aquel ambiente intenso, lleno de
sensualidad, que eran las clases de pole dance, iban a seguir sintiéndose
atraídos el uno por el otro… pero se había preocupado de más porque aquel día,
aquella cita en una cafetería de moda, fue bastante bien. Hablaron mucho y poco
a poco fueron descubriendo cosas sobre ellos mismos, aunque los dos ya habían
hecho sus pequeñas averiguaciones con anterioridad usando a JiSung y a WookJin
como nexo entre ambos. No les gustaban las mismas cosas, es más, no coincidían
en prácticamente nada, cada cosa de la que hablaban, o el uno o el otro
comentaban lo contrario, porque si a KyuBin le encantaba hacer ejercicio,
TaeYeob decía que lo detestaba y que el único ejercicio que hacía era bailar, o
si TaeYeob comentaba que las películas de miedo eran sus favoritas, KyuBin solo
podía horrorizarse ante ellas. Como en el pole dance, eran también en la vida,
porque KyuBin hacía siempre movimientos bruscos y fuertes, mientras que los de
TaeYeob eran suaves y delicados. No obstante, eso solo hizo que el interés por
el otro, fuera a más, por conocer qué cosas tenían en común y por encontrar sus
diferencias, por eso, la primera cita fue bien… de la misma forma que lo fueron
las tres siguientes.
~
—Estás
enchochado —comentó WookJin—, y no digas que no porque es que sí, estás peor
que cuando JunHyung hyung se pilló por aquel sanitario de urgencias que
siempre aparecía en la ambulancia para atender a los heridos en los incendios
—el chico se detuvo unos segundos, pensativo, antes de añadir—: ¿cómo se
llamaba?
—SungHo
—respondió KyuBin a su pregunta—, y no estoy enchochado, me gusta, me gusta
mucho y me encantaría poder seguir saliendo con él —le dijo a lo primero—.
Quiero seguir saliendo con él y quiero meterme en la cama con él, pero todavía
no hemos tenido ocasión.
—Os
tirasteis más de un mes con la tontería de que como estabas en sus clases no
podíais salir juntos y ahora no encontráis la ocasión para enrollaros —comentó
el chico—. Con las ganas que os teníais, suponía que en vuestra primera cita os
comeríais salvajemente el uno al otro… parecéis dos mojigatos.
—No
somos mojigatos —replicó—. No es como si no nos hubiéramos liado, pero la
ocasión no termina de darse… —KyuBin suspiró profundamente porque le tenía
muchísimas ganas desde el principio, quería comérselo entero, que TaeYeob se lo
comiera a él y adentrarse en su cuerpo hasta que los dos se quedaran
completamente satisfechos y exhaustos, pero no se había terminado de dar la
oportunidad de hacerlo—. No sé cómo guiar la cita para que acabemos en la casa
de alguno follando.
—A
YongSoo te lo follaste antes incluso de salir con él, no sé cómo ahora de
repente no encuentras la ocasión —le dijo WookJin y no pudo evitar poner los
ojos en blanco ante aquello.
—Te
recuerdo que se emborrachó y me pidió que me lo follara en el baño.
—Pues
haz eso —respondió el chico—. Sé directo y dile que te lo quieres follar de
todas las formas que existen, si quieres te paso el pdf del Kamasutra
que lo tengo en el móvil, para que podáis ver todas las formas y como él es
medio contorsionista seguro que os salen la mayoría.
KyuBin
suspiró de nuevo profundamente y sintió que, si giraba más sus ojos en sus
cuencas, éstos se le iban a quedar en la nuca, así que, simplemente ignoró a
WookJin con lo del Kamasutra y se perdió en sus propios pensamientos.
Había una razón por la que en todas las citas que habían tenido no había
mencionado las ganas que tenía de acostarse con él, a pesar de que todos sus
besos habían sido candentes, intensos. KyuBin no quería cagarla. La tensión
sexual estaba ahí, siempre había estado ahí y no creía que se disipara tan
pronto como para que tuvieran que acelerar las cosas, solo quería hacerlo bien
y esperar al momento oportuno para hundirse en su cuerpo, cuando llegara ese
momento, KyuBin estaba seguro de que ambos lo sabrían, por el momento, podía
seguir viviendo conociendo más y más a TaeYeob, con aquellos calientes besos
como extra, y masturbándose con su imagen cada vez más clara en su mente.
~
Desde
que habían acabado las cinco clases con descuento que había conseguido gracias
al cupón KyuBin no había vuelto a la academia de baile, pero aquella noche
TaeYeob salía tarde y él se había ofrecido a ir a buscarlo porque esa semana le
tocaban los turnos por la mañana y podía ir a por el chico en el coche. Lo
había estado esperando en el coche, pero cuando la clase había acabado, TaeYeob
le había dicho que fuera a la clase porque quería enseñarle algo y había
acabado entrando al lugar, a la clase, encontrándola completamente a oscuras,
pero con un pequeño foco de luz apuntando a la barra en la que el otro enseñaba
los movimientos al resto de la clase. KyuBin se extrañó bastante por aquello,
pero cuando TaeYeob apareció ante el foco y le pidió que se sentara en una
silla que había en el centro de la clase, no se lo cuestionó y simplemente lo
hizo. Le había dicho que quería enseñarle algo, así que, lo más probable era
que quisiera enseñarle una rutina de baile en la barra y no se iba a quejar de
aquel pequeño espectáculo privado que le había montado.
TaeYeob
puso música en su teléfono móvil, una música suave, sensual, sugerente y
después se subió ágilmente a la barra, comenzando a girar en ella suavemente.
El chico hizo un par de movimientos con sus piernas y acabó en la zona alta de
la barra, dejándose caer luego hacia atrás y quedándose bocabajo, mirando a
KyuBin con aquella mirada intensa, penetrante, como siempre lo había mirado
cuando estaba en la barra, provocando que tuviera que tragar saliva, porque de
aquella forma, TaeYeob lo estaba tentando, invitando a mirarlo y no apartar la
mirada de él, provocativamente y obviamente KyuBin se iba a dejar tentar porque
tenía muchísimas ganas. El pequeño espectáculo duró solo lo que duró la
canción, unos pocos minutos que a KyuBin se le hicieron especialmente cortos,
porque le encantaba ver a TaeYeob moviéndose contra la barra, girando,
subiendo, bajando, a veces agarrándose con sus brazos y otras con sus piernas
solo, haciendo movimientos increíbles que desafiaban todas las leyes de la
gravedad; pero aunque duró solo unos pocos minutos, KyuBin lo disfrutó como
nunca había disfrutado nada, casi conteniendo la respiración y sintiendo cómo
su cuerpo ardía, su miembro se endurecía y se le quedaba la boca seca.
—¿Te
ha gustado? —le preguntó TaeYeob, bajando de la barra, cogiendo su teléfono del
suelo—. Lo he estado ensayando estos días porque quería que lo vieras.
—Me
ha encantado —respondió, tragando saliva para poder hablar, con su corazón
latiendo aceleradamente dentro de su pecho porque TaeYeob había pensado en él y
habían ensayado para enseñarle aquello—. Ha sido increíble —y añadió—: me has
dejado con la boca abierta, eres una fantasía bailando en la barra.
—Muchas
gracias —le dijo, caminando hacia él, deteniéndose cuando sus piernas se
tocaron—. La verdad es que no solo so me da bien bailar en la barra, hago
muchos más estilos de baile y todos se me dan de lujo.
—Me
gustaría poder verlos todos —comentó, sin pensarlo, porque si TaeYeob se movía
de la misma forma que lo hacía en la barra haciendo otras cosas, le encantaría
verlo. Una sonrisa preciosa apareció en el rostro del chico y KyuBin se dio
cuenta de que lo acababa de hacer muy feliz con aquello.
—Si
quieres, puedo enseñarte uno de los bailes que mejor hago —le dijo.
—Claro,
por supuesto.
—Cierra
los ojos, que tengo que preparar una cosa —le pidió TaeYeob.
KyuBin
obedeció al instante, cerrando sus ojos y en el momento en el que lo hizo,
escuchó cómo TaeYeob caminaba por la sala, probablemente a preparar lo que le
había dicho que necesitaba. Se relajó en la silla, esperando, porque no podía
hacer otra cosa más que esperar a que TaeYeob volviera y le dijera que podía
abrir los ojos de nuevo. No pasó mucho tiempo con los ojos cerrados cuando
escuchó cómo los pasos del chico se acercaban a él de nuevo y se colocaban esta
vez detrás de él, pasándole las manos por los brazos, tirando de ellos
levemente hacia atrás hasta unirlos en sus muñecas, comenzando a atarlo. KyuBin
se sorprendió por aquello y abrió sus ojos, girando su cabeza y mirándolo por
el rabillo del ojo, pero no dijo nada, solo esperó a que TaeYeob se explicara.
—Es
para que no tengas la tentación de tocarme —le dijo, pasando junto a él,
tocando con la yema de sus dedos su brazo hacia arriba hasta su hombro,
provocando que un escalofrío de placer y anticipación recorriera su cuerpo de
arriba abajo—. Porque sé perfectamente que si no tienes las manos sujetas vas a
tocar y si tocas, no me puedo concentrar en hacerlo bien.
Después
de decir aquello, TaeYeob cogió de nuevo su teléfono y puso música, esta vez
una canción mucho más excitante, con la voz grave y sensual del cantante
sonando como si gimiera por encima de los acordes del bajo y el piano. Se subió
a sus piernas en ese momento y comenzó a moverse contra él, bailando,
tocándolo, haciendo un lap dance demasiado sensual que acentuaba las curvas de
su cuerpo y que estaba destinado a ser un juego sexual entre los dos. Si KyuBin
hubiera tenido las manos sin atar, estaba seguro de que lo habría sujetado y le
habría dicho que lo único que necesitaba era que se frotara contra él, pero con
las manos atadas solo podía disfrutar de aquel intenso espectáculo sintiéndose
cada vez más excitado y caliente por la forma en la que se movía el cuerpo de TaeYeob
contra el suyo y por la forma en la que no le quitaba la vista de encima
tampoco.
Cuando
la canción terminó, TaeYeob se quedó sentado sobre sus muslos y pasó sus manos
por detrás de su cuello, acercándose a su rostro para besarlo intensamente y KyuBin
le devolvió el beso, casi demasiado necesitado de él, totalmente excitado por
lo que acababa de pasar y con su miembro erecto dentro de sus pantalones,
queriendo liberarse.
—Eres
increíble —le dijo, entre besos—. Eres el tío más increíble que me he cruzado
jamás.
—Puedo
ser todavía más increíble —respondió TaeYeob.
Y antes de que pudiera
preguntarle a qué se refería con aquello, el chico comenzó a moverse, sobre él,
moviendo sus caderas, rozando sus entrepiernas juntas, ambos duros, a punto de
estallar, algo que no tardaron mucho en hacer, entre besos y movimientos de caderas
que buscaban más y más contacto, con TaeYeob sobre él y KyuBin con las manos
atadas.
~
WookJin
no dejaba de mirarlo y de ponerle aquella cara de pervertido que tan bien se le
daba, evidenciando que sabía cosas que quizás no era de su competencia saber,
pero que imaginaba que habían llegado a sus oídos a través de JiSung. KyuBin
sabía que lo sabía y que quería hacer comentarios sobre ello, pero estaban en
una reunión importante sobre las nuevas normativas sobre la seguridad en los
incendios forestales y la importancia de llevar un plan de actuación calculado
al milímetro que pudiera ser además flexible a la situación con la que se
encontrasen o cuando ésta cambiase. El menor no le quitó la vista de encima
durante toda la reunión, con aquella misma expresión en su rostro y, cuando
finalmente terminó, poco le faltó para acercarse a él, dándole un codazo en las
costillas mientras movía las cejas sugerentemente.
—Me
ha dicho un pajarito que hubo tema entre vosotros el otro día —fue lo que le
dijo—. Deberías darme las gracias.
—Sí,
gracias al todopoderoso Jung WookJin que me hizo la encerrona de mandarme a
clases de pole dance porque tres meses después de eso he follado —respondió,
poniendo los ojos en blanco—. No te había querido contar nada porque sabía que
te ibas a poner así de pesado, con las miraditas y los codazos, pero está visto
que, si no lo cuento yo, lo cuenta él y al final te acabas enterando de todo.
—Porque
soy omnipotente y omnipresente —replicó WookJin, dándose aires de grandeza.
—No
sabía yo que eras impotente —dijo KyuBin en respuesta, haciendo que la
sonrisita socarrona se borrara del rostro del chico al momento—, pero la
próxima vez que vea a JiSung le daré el pésame por tener un novio al que no se
le levanta.
WookJin
le gritó y KyuBin salió corriendo antes de que la mano que había alzado acabara
dándole una buena paliza, con el chico corriendo tras él por todas las
instalaciones, amenazándolo con que lo iba a asesinar y a enterrar su cuerpo en
algún lugar recóndito en el que nunca lo encontrarían. Después de corretear un
poco, al final se dejó atrapar por WookJin y éste le dio un par de golpes no
demasiado fuertes, insultándolo también, sacando así su frustración y KyuBin lo
dejó hacer hasta que se cansó.
—¿Mejor?
—le preguntó.
—Con
mi virilidad no se juega —respondió WookJin, haciendo como que estaba
indignado, pero al instante, su expresión volvió a cambiar—. ¿Y la tuya?
—La
mía está perfectamente —contestó—, y como sé que quieres saber todos los
detalles, se me puso dura solo de verlo bailar en la barra, pero cuando se
comenzó a refregar contra mí, estaba tan excitado que no cabía en mí.
Y
aquella expresión de perversión absoluta apareció de nuevo en el rostro de
WookJin cuando escuchó aquello y le pidió que le contara todos, pero todos los
detalles, con pelos y señales.
~
Los
besos eran desesperados, rápidos, mientras avanzaban por el piso de KyuBin,
chocándose con todo, riendo porque la excitación era demasiado fuerte como para
que los moretones que les pudieran salir por pegarse contra los muebles les
importaran en lo más mínimo. Una cena tranquila en un bar que estaba de moda
había degenerado en el coche de camino a casa con TaeYeob tocándolo mientras
conducía, excitándolo, y apenas habían podido mantener sus manos lejos del otro
durante el camino hacia el piso del mayor, lanzándose el uno sobre el otro en
cuanto habían atravesado la puerta. En su precipitación, iban desnudándose por
el camino. Las chaquetas por un lado y los zapatos tirados por cualquier parte,
las camisetas salieron volando de sus cuerpos al pasar por el salón y se
estaban desabrochando los pantalones mientras entraban a la habitación de
KyuBin, para cuando llegaron a la cama, ambos estaban completamente desnudos y
el mayor solo se alejó del cuerpo de TaeYeob para sacar el lubricante y los
condones.
Las
manos de TaeYeob eran fuego en su cuerpo, de la misma forma que las suyas parecían
hacerle ver estrellas a TaeYeob, demasiado calientes, demasiado excitados, con
demasiadas ganas de comerse el uno al otro. Sus bocas abandonándose para
comenzar a besar otras partes y provocando que allí por donde pasaran, el fuego
se extendiera. KyuBin comenzó a preparar a TaeYeob, hundiendo lentamente sus
dedos en su cuerpo, acostumbrándolo a la presión y buscando su próstata,
encontrándola en tan solo unos momentos y provocando que los gemidos del menor
comenzaran a llenar el aire candente de la habitación, sonando como verdadera
música en los oídos de KyuBin, que cada minuto que pasaba se sentía a punto de
echar a arder. Estaba acostumbrado al calor y al fuego, pero aquel que se
estaba extendiendo por su cuerpo estando con TaeYeob era demasiado para él y le
molestaba su propia piel mientras toda la sangre se le acumulaba solo en su
miembro, pulsando deseando entrar en el cuerpo del menor.
Cuando
sacó sus dedos del interior de TaeYeob, este lo sorprendió, girándose y
moviéndose en la cama, KyuBin tumbado con su espalda en el colchón y él subido
a horcajadas sobre su cuerpo, de la misma forma que había estado cuando le
había hecho el lap dance días atrás, de la misma forma en la que KyuBin
siempre se lo había imaginado en sus fantasías eróticas, sobre él, montándolo,
engullendo su miembro con su trasero en cuanto le puso el condón. Se le quedó
la boca seca porque ni en sus fantasías más locas y más explicitas, había
podido imaginar lo increíblemente genial que era el sexo con TaeYeob, que
cuando descendió sobre su miembro, lo apretó de una forma completamente
deliciosa y cuando comenzó a moverse, frunciendo su ceño y mordiéndose el labio
inferior, con sus manos sobre sus pectorales para sujetarse, totalmente desnudo
sobre él, KyuBin se sintió que estaba en el paraíso. Ni siquiera tardaron mucho
en alcanzar el clímax, quedándose sus cuerpos completamente laxos, todavía
unidos mientras TaeYeob se dejaba caer sobre su pecho, agotado, sudado, respirando
entrecortadamente, precioso.
En
aquel momento, KyuBin pensó que lo daría todo por poder seguir de aquella forma
con TaeYeob para siempre y haría lo que fuera para no perderlo.
Notas finales:
—Creo que sobra decir que no tengo ni idea de
pole dance y que los vídeos que me vi para tratar de entender un poco no han
ayudado a que sea una experta, pero al menos lo he tratado y la intención es lo
que cuenta. También creo que sobra decir que lo que sé de los bomberos es el
conocimiento general de a lo que se dedican y poco más, pero ha sido un buen
cambio escribir sobre cosas de las que no tenía mucha idea.
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