jueves, 19 de junio de 2014

You Know, You Got It

Título: You Know, You Got It
Pareja: JongYu (JongHyun x Onew) (SHINee)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, high school
Número de palabras: 2.862 palabras
Resumen: JinKi es el típico nerd, JongHyun el típico chico popular y rompecorazones que lo tiene comiendo de su mano… Pero… ¿Qué pasaría si los papeles se tornaran?
Comentario de Autora: llevaba bastante tiempo sin escribir un JongYu, me había centrado en EXO demasiado y había dejado de lado algo que también me encanta, pero a partir de ahora será diferente. Espero que os guste ^^



You Know, You Got It



            Él lo sabía, él sabía que me tenía en el bote, que me tenía comiendo de su mano, que me gustaba y que haría todo lo que él me dijera. Él sabía que tenía control sobre mí y que jamás me alejaría de su lado. Él me tenía, él tenía mi vida y mi corazón en sus manos y lo utilizaba, me utilizaba.

            Pero a mí no me importaba, no lo hacía porque era él, porque era Kim JongHyun.



            Entré a la clase cuando apenas quedaban unos minutos para que el profesor llegara. Siempre había sido así. Saludé a un par de chicos conocidos y les guiñé el ojo a las chicas, que se pusieron a dar grititos ultrasónicos al momento. Después, sentí sobre mí el peso de una mirada fija que supe inmediatamente de quien era y de dónde provenía, así que me giré hacia allí. Le sonreí al chico de pelo castaño largo y con gafas de culo de vaso, casi tan grandes como su cara y me acerqué a él.

            ―Hey, JinKi dije. Él, avergonzado, me miró tímidamente.
            ―Buenos días, JongHyun murmuró.
            ―¿Me dejas la terea para que la copie? le pregunté y él inmediatamente asintió―. O… Espera… Hoy no tengo mucho tiempo… comenté―. ¿Podrías hacérmela tú?
            ―Sí… Claro le dediqué una sonrisa que seguro lo derritió por dentro y luego me largué a mi sitio, junto a él, me esperaba mi amigo KiBum.
            ―¿No te da cargo de conciencia lo que haces? me preguntó nada más llegar y yo resoplé.
            ―¿Por qué debería?
            ―Porque lo utilizas. Te aprovechas de él porque sabes que está enamorado de ti y porque haría cualquier cosa que le pidieses dijo.
            ―¿Y qué si lo hago? pregunté exasperado―. Él es feliz haciendo lo que yo le digo.
            ―¿Es eso lo que te dices para no sentirte culpable? alcé una ceja y él frunció el ceño―. Sabes que no es así, JinKi también tiene sentimientos y los estás pisoteando.
            ―¿Acaso eres ahora la voz de mi conciencia, KiBum?
            ―No, no lo soy contestó―, esa voz tan bonita que tienes debería sonar en tu cabeza diciéndote que no es bueno aprovecharse de la gente.
            ―Bah.
            ―Jjong… ―iba a comenzar a protestar y a contradecirme, pero el profesor llegó en esos momentos y no tuvo tiempo de hacerlo. Lo vi morderse el labio y luego mirar un momento en dirección a JinKi, para después sentarse en el pupitre que estaba a mi lado e ignorarme durante el resto de la mañana.



            ―¿Por qué lo haces? escuché esa pregunta de una voz que conocía bastante bien. Era la voz de Kim KiBum, el amigo de JongHyun. Alcé mi cabeza de los deberes que le estaba copiando a este último y lo vi con las manos cruzadas sobre su pecho, mirándome fijamente.
            ―¿Por qué hago qué?pregunté sin comprender.
            ―No te hagas el loco, JinKi dijo―. Sabes muy bien de lo que te estoy hablando señaló los folios que estaban sobre la mesa.
            ―Sabes el porqué.
            ―Sí, lo sé, pero no lo entiendo.
            ―Yo tampoco lo entiendo contesté y aquella era la verdad. No entendía por qué hacía aquello, por qué hacía todo lo que él me pedía. Quizás era porque estaba tan irremediablemente enamorado de él que aunque supiera que él nunca me iba a mirar de otra manera que no fuera como una ayuda para aprobar los cursos, esto me acercaba a él.
            ―Quiero proponerte algo dijo KiBum. Lo miré por encima de mis gafas de pasta―. No me mires así.
            ―¿Y cómo quieres que te mire?
            ―Déjalo, dime si aceptas o no.
            ―Primero dime de qué se trata nos miramos durante unos segundos fijamente hasta que él cedió.
            ―Jjong te tiene en sus manos, pero… ¿Qué pasaría si tú llegaras a tenerlo en las tuyas?
            ―Eso nunca pasará.
            ―Nunca des nada por perdido.
            ―Y tú no vendas la piel del oso antes de cazarlo repliqué.
            ―¿Crees que no pasará? asentí―. ¿Me subestimas tanto? alcé una ceja.
            ―¿Qué quieres decir con eso?
            ―Acepta venir conmigo esta tarde, JinKi, y lo sabrás aquel chico, a pesar de dárselas de importante, parecía una buena persona y estaba seguro al noventa por ciento de que no me haría daño si aceptaba ir con él. Últimamente, su relación con JongHyun había sido un poco forzada.
            ―¿Dónde vamos a ir? pregunté al final.
            ―¿Eso es un sí?
            ―Sí.
            ―Perfecto ―contestó―. Primero iremos de compras y luego te haré un cambio radical ―tomó uno de los mechones de mi pelo que caían por mi rostro y lo colocó detrás de mi oreja―. Tienes potencial y voy a sacar partido de este.



            ―Oppa~ dijo la chica junto a la que paseaba.
            ―Dime, princesa ―no recordaba su nombre, así que aquella era la única forma de llamarla. Ella esbozó una sonrisa de oreja a oreja, pero yo no la miré. Tras ella, vi cómo mi amigo KiBum y JinKi, iban juntos a algún lado. Eso me mosqueó. ¿Qué hacía KiBum con ese nerd? ¿No lo intentaría poner en contra mía para que no me volviera a hacer los deberes?
            ―¿Qué es lo que vamos a hacer? ―fijé mi atención en ella. No era demasiado guapa, pero tenía su punto, aunque claro, para lo que la quería no necesitaba que fuera guapa.
            ―¿Te gustaría venir a mi casa? Mis padres no están ―pregunté con una sonrisa pícara que ella me devolvió avergonzada.

            Una buena tarde de sexo para no pensar en la escena que acababa de ver, eso era todo lo que necesitaba.



            ―¿Por qué estamos en tu casa? le pregunté a KiBum al entrar en su habitación, tras saludar a su madre en la entrada.
            ―Porque quiero probar una cosa antes de nada lo miré y luego tapé mi cuerpo con mis manos.
            ―¿No me irás a hacer algo pervertido? él alzó una ceja, pero sonrió.
            ―Lo siento, pero no eres mi tipo ―contestó―. Me gustan los hombres altos y con músculos.
            ―¿Entonces?
            ―Tienes potencial, sólo voy a desarrollarlo contestó y me dejó igual de confundido que estaba antes de su respuesta.
            ―¿Potencial para qué? KiBum se acercó a mí y me quitó las gafas, haciendo que no viera ni tres en un burro y eso que su cara estaba a un metro de la mía―. KiBum, no veo una mierda dije, intenté encontrar mis gafas moviendo mis manos hacia delante, sin éxito alguno.
            ―Mmm… Eso es un problema… Pero puedo solucionarlo lo escuché decir. Mi padre es óptico y por casa hay un montón de lentes de contacto.
            ―KiBum…
            ―Tú solo confía en mí.
            ―Creo que me voy a arrepentir de hacerlo ―murmuré.



            ―Buenas, Jjong me dijo KiBum cuando se sentó en su pupitre, que estaba junto al mío―. Es muy raro que llegues temprano a clase. ¿Ha pasado algo?
            ―Quería hablar contigo contesté.
            ―Muy bien, dime se giró hacia mí, haciéndome entender que me prestaba toda su atención.
            ―El viernes te vi con JinKi por la calle él sonrió de una manera maliciosa que no me gustó nada.
            ―¿Celoso?
            ―¿Por qué iba a estarlo? contesté―. No te ofendas, KiBum, pero no eres mi tipo.
            ―No… Tu tipo son las mujeres con las que acuestas a todas horas respondió con sarcasmo.
            ―Veo que has pillado de qué lado estoy.
            ―Del mismo que yo dijo y yo alcé una ceja.
            ―No soy gay, KiBum.
            ―Eso se lo cuentas a otro se acercó a mí para susurrarme al oído―. Yo sé que te acostaste con TaeMin… me separé rápidamente de él y me levanté de mi asiento. ¿Cómo era posible que supiera aquello?
            ―No sé de qué me hablas… carraspeé e intenté no mirarlo a los ojos.
            ―Os vi en el almacén donde se guardan las cosas para Gimnasia, así que no intentes engañarme.
            ―¿Qué quieres a cambio de no decir nada? KiBum sonrió y yo me odié por no haber sido cuidadoso y cerrar la puerta antes de empotrar a aquel chico contra la pared.
            ―No quiero nada contestó―, pero a mí no intentes engañarme.



            Me sentía un estúpido por haberle hecho caso a KiBum en todo lo que me había dicho. También me sentía raro de aquella manera, pero debía de aceptar, que había hecho un buen trabajo, que digo buen… KiBum había hecho un grandioso trabajo.

            Recorrí los pasillos del Instituto recibiendo toda clase de miradas que me incomodaban. Intenté ignorarlas, como me había aconsejado KiBum, al igual que intenté ignorar los comentarios que tanto chicas como chicos hacían sobre mí. Cuando llegué a la puerta de mi clase inspiré hondo e intenté que el pánico no me dominara, pero eso no era tarea fácil. Pasaron unos momentos hasta que al final pude calmarme, y entonces, entré.

            En el momento en el que puse un pie en la clase, atraje todas las miradas de mis compañeros, algo que jamás me había sucedido. Kim KiBum había hecho realmente un gran trabajo, lo reconocía, aunque no me gustaba eso de que me prestaran tanta atención.

            Ahora ya no llevaba las grandes gafas de pasta que ocultaban mis ojos, ni el pelo largo con el que solía cubrir mi cara. Tampoco llevaba la ropa que solía, el chico me había hecho salir de compras para cambiar todo mi vestuario y antes de irse me dio unos cuantos de modelos para ponerme a lo largo de toda la semana.

            Me senté bajo la atenta mirada de todos, pero sobre todo, bajo la atenta mirada de Kim JongHyun y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Se había fijado en mí, tal y como había predicho KiBum, y no sabía cómo reaccionar ante eso exactamente, pero ya le pediría al chico que me diera algún consejo.



            Ahora comprendía perfectamente el motivo por el que había visto a KiBum con JinKi el viernes. Le había dado un cambio de imagen radical. Todavía no entendía el por qué lo había hecho, pero se lo sonsacaría o sino, lo averiguaría por mí mismo. No obstante, por el momento se conformaba con comérselo por los ojos. Jamás había pensado que aquel nerd pudiera estar tan bueno con un par de cambios en su aspecto y había que aprovechar las vistas que tenía de él desde su ubicación.

            El chico se removió nervioso en su asiento, como si sintiera mi mirada y como si esta le incomodara bastante. Esbocé una sonrisa torcida. Quizás estaría bien aprovecharse de los sentimientos que tenía por él y ponerlo contra la pared para tirárselo ahora que veía que era un tipo guapo. Quizás estaría más que bien. Me mordí el labio inferior y luego pasé mi lengua por mis labios, se me había secado la boca al imaginármelo haciéndome una mamada.

            Sí. Buscaría cualquier excusa para follar con él.



            ¿Viste cómo te miraba? ―fue la pregunta que KiBum me hizo nada más llegar a su habitación.
            ―No lo vi, pero lo sentí ―contesté.
            ―Yo lo vi perfectamente y te deseaba ―comentó―. Le hemos sorprendido mucho con esto y no ha parado de buscarte con la mirada durante todas las clases.
            ―¿Desearme?
            ―Sí. Jjong no toma interés especial por nadie con quien no quiera primero sexo ―aclaró―. Primero va eso, a partir de ahí, puede gustarle y llamarte algunas veces más o no hacerlo, pero si le gusta eso, puedo que comience a sentir algo por ti.
            ―JongHyun es hetero… Así que no sé siquiera por qué me esfuerzo en esto ―murmuré.
            ―JongHyun es como tú y como yo ―dijo, sorprendiéndome―. Ha estado con varios hombres y con uno de ellos tuvo lo que se podría llamar una relación, aunque siempre creyó que yo no me había dado cuenta de que estaba saliendo con MinHo.
            ―¿El capitán del club de fútbol?
            ―El mismo.
            ―Jamás…
            ―¿Lo hubieras imaginado? Yo tampoco, pero es así ―contestó―. Y ahora, voy a darte unos consejos sobre cómo comportarte a su alrededor para hacerte el interesante y que pases a convertirte en un objetivo para él.
            ―No creo que pueda hacerlo ―susurré.
            ―Hazme caso en todo, como hasta ahora y todo irá bien.
            ―Está bien.



            Durante las siguientes semanas al cambio de imagen que había sufrido JinKi se había mostrado demasiado distante conmigo y eso me molestaba y me excitaba por igual. Los retos eran lo mío y si antes no me había fijado en él por ser un objetivo demasiado fácil, ahora era el único objetivo que me había marcado. Lee JinKi iba a ser mío, tardara lo que tardase.

            Aproveché ese día, que la clase de Educación Física era la última antes de la hora del almuerzo para aprovechar mi oportunidad. Lo seguí sin que se diera cuenta a las duchas y lo empojé a meterse conmigo en la más alejada. Me miró sorprendido, ya que no se lo esperaba, pero después me ignoró completamente e intentó salir del lugar. Sin embargo, yo no lo iba a dejar irse así como así.

            Le quité la ropa de gimnasia y el bóxer, después, pegué mi cuerpo al suyo y comencé a morderle el cuello, a la vez que llevaba mi mano a su entrepierna y comenzaba a masturbarlo. A medida que su miembro se iba poniendo duro, jadeos y gemidos bajos llenaban mi oído, haciendo que yo también comenzara a excitarme solo con ellos.

            Me quité la ropa yo también y luego volví a pegar nuestros cuerpos, tomando ambos miembros con mi mano y masturbándolos a la vez. Apoyé mi frente contra la suya para poder mirarlo a los ojos y, aunque JinKi intentó sostenerme la mirada, el placer que le estaba proporcionando hacía que se le cerrasen. Unos minutos después, nos corríamos a la vez. Las piernas le flaquearon y lo tuve que sujetar para que no cayera al suelo de la ducha. La expresión que tenía en su rostro hizo que mi corazón diera un vuelco y no pude evitar acercarme a él para besarlo en los labios.

            Justo después, cogí mi ropa y salí de la ducha, buscando otra en la que quitarme el sudor del deporte, el del sexo y para dejar que se llevase unos pensamientos que no deberían estar ahí. Ya había saciado la sed de su cuerpo, ¿por qué seguía queriendo más?



            ―¿Qué te hizo?
            ―Me masturbó en la ducha ―murmuré avergonzado.
            ―Sabía que intentaría algo contigo, pero pensé que todavía era un poco pronto ―dijo KiBum―. Lo siento.
            ―No pasa nada… Me gustó ―confesé.
            ―Viciosillo ―rio dándome un codazo y poniendo una expresión pícara.
            ―No es eso…
            ―Bueno, lo que tú digas.
            ―¿Sabes cuál será su próximo movimiento?
            ―Sí.
            ―¿Cuál?
            ―Si no ha perdido el interés por ti después de esto… Te pedirá salir…
            ―¿Cómo?
            ―Lo que oyes ―KiBum me sonrió―. No pasará ni una semana cuando te lo pida y por fin lo tendrás comiendo de tu mano, como él te tenía a ti.

            Me alejé de KiBum, metido en mis pensamientos. No podía ser posible que en tan poco tiempo JongHyun hubiera cambiado de intenciones conmigo. No hacía ni un mes que me estaba pidiendo los deberes para copiarlos y el día anterior me había masturbado en la ducha. Todo iba muy rápido, pero no me desagradaba, de hecho, que KiBum estuviera tan seguro de que me pediría salir en menos de una semana me gustaba, a pesar de la celeridad de los acontecimientos.
           
            Doblé la esquina y me encontré con JongHyun. Intenté pasar de él, cómo me había enseñado KiBum, pero cuando pasé a su lado, me tomó del brazo para detenerme.

            ―Tengo que hablar contigo.

            Tras esto, me llevó del brazo por los pasillos del instituto hasta que estuvimos fuera del edificio. Después, me guio a través del patio para llegar hasta el almacén en el que se guardaban las cosas de gimnasia. Una vez allí, me hizo entrar y luego cerró la puerta tras él.

            ―¿De qué querías hablar? ―le pregunté.
            ―Sal conmigo, Lee JinKi ―pidió.
            ―Cuando quieras ―susurré.

            Apenas había terminado la frase y ya estaba besando mis labios con hambre. Sonreí dentro del beso, por fin tenía lo que quería, por fin tenía a Kim JongHyun.

           

            Él lo sabía, él sabía que me tenía en el bote, que me tenía comiendo de su mano, que me gustaba y que haría todo lo que él me dijera. Él sabía que tenía control sobre mí y que jamás me alejaría de su lado. Él me tenía, él tenía mi vida y mi corazón en sus manos y lo utilizaba, me utilizaba.

            Pero a mí no me importaba, no lo hacía porque era él, porque era Lee JinKi.





Comentario Final:
―Perdonad esta porquería. Al principio iba a ser una cosa pero luego acabó siendo esto.


domingo, 15 de junio de 2014

Laboratorios EXO

Título: Laboratorios EXO
Pareja: XiuRis (XiuMin x Kris) (EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, laboratorios
Número de palabras: 2.071 palabras
Resumen: Kim MinSeok nunca pensó que al entrar a trabajar a los Laboratorios EXO tendría que hacer ese tipo de cosas con los experimentos.
Notas: pre-cuela de ‘Experimento 365’
Comentario de Autora: Yehet! Y con este fic acabo con todas las parejas potenciales de Kris y me quito una fila más del ‘Reto EXO 66 OTPs’, además de que os pongo un poco en situación con la historia de 'Experimento 365'. Espero que os guste ^^

Laboratorios EXO

            Kim MinSeok era un chico de veinticinco años que, después de haber acabado su carrera universitaria, no había podido encontrar trabajo. Había estudiado Biología, le apasionaban los misterios que todavía encerraba el cuerpo humano y quería ser útil para la humanidad, haciendo algún trabajo de laboratorio. Sin embargo, por más que buscara, ningún lugar necesitaba personal. El chico estuvo a punto de darse por vencido un par de veces, dejarlo todo y volver con sus padres, ayudarlos en la cafetería como ellos siempre habían querido. Pero había algo que se lo impedía, que le impedía tragarse su orgullo y regresar.

            Un día, encontró una oferta bastante interesante navegando por internet. Un nuevo laboratorio buscaba personal porque había sido recientemente creado. Por fin la suerte le sonreía y no la iba a desperdiciar, aunque apenas hubiera podido encontrar información sobre aquel laboratorio llamado EXO y sus investigaciones.

            MinSeok envió su e-mail, adjuntando su curriculum vitae y unos minutos después le llegaba la respuesta. Tendría su entrevista de trabajo al día siguiente.


            Se vistió para la ocasión, poniéndose su único traje que merecía la pena ser usado en algo así. Se arregló el cabello e incluso dejó de lado su aversión por el maquillaje, para estar un poco más presentable para la entrevista. Se tomó una taza de café para calmar sus nervios y luego condujo su coche a través de la ciudad hacia la dirección en la que el laboratorio estaba ubicado.

            Las instalaciones eran bastante modernas y decenas de trabajadores entraban y salían del lugar. MinSeok se sintió un poco perdido en el enorme lugar, por eso detuvo al primer trabajador que pudo y le preguntó la dirección del despacho del jefe de personal. El chico, de sonrisa traviesa, lo guio personalmente hasta el sitio y le deseó suerte para que pasara la entrevista, después, se fue para seguir con su propio trabajo.

            MinSeok estuvo unos minutos decidiendo si llamar o no, cómo se iba a presentar si finalmente lo hacía e imaginando todos los escenarios posibles con los que pudiera encontrarse al hacer aquella entrevista. Después, inspiró hondo y se decidió a llamar. Un “adelante” inmediato se escuchó desde dentro del despacho y el chico tragó saliva antes de girar el pomo de la puerta y entrar.

            —Con permiso —murmuró.
            —Bienvenido —dijo el hombre que había tras la mesa. MinSeok se sorprendió un poco al verlo, ya que parecía no tener más de quince años. Su rostro era muy aniñado—. ¿Su nombre es…?
            —MinSeok, Kim MinSeok —se presentó haciendo una reverencia tras salir de su estupor.
            —Yo soy Xi LuHan, jefe del personal —contestó, indicándole que podía sentarse en una de las dos sillas que había frente a la mesa—. He estado leyendo su curriculum y es todo lo que necesitamos —le confesó una vez el chico se hubo acomodado—. ¿Te gustaría trabajar con nosotros?
            —Sí, me gustaría mucho —contestó emocionado. LuHan sonrió, tendiéndole unos papeles.
            —Es el contrato, léelo con calma y si estás de acuerdo con él, fírmalo —se levantó de la silla de cuero negro en la que estaba sentado—. Te dejaré a solas para no entorpecer tu lectura —MinSeok le sonrió y el otro salió de la habitación.

            El chico comenzó a leer las cláusulas del contrato y le parecieron perfectamente asumibles. Tras algunos minutos, tenía muy claro que no iba a rechazar aquella oferta, así que firmó. Lo que MinSeok no se imaginó siquiera era lo que hacían con los experimentos ni quiénes eran estos cuando fue guiado por el mismo chico de sonrisa traviesa por las instalaciones. Cuando supo qué era lo que se cocía allí dentro, ya era demasiado tarde.


            Su primer día de trabajo, MinSeok se levantó temprano porque no había podido dormir en toda la noche. Se vistió y tomó su taza de café para dejar el nerviosismo de lado y después condujo a las afueras. Cuando llegó al lugar en el que se encontraba el edificio del laboratorio EXO, aparcó el coche en el aparcamiento subterráneo y después le enseñó su identificación, la que le habían entregado el mismo día de la entrevista, para luego fichar, deseando que su primer día en aquel lugar fuera inolvidable.

            El mismo chico que lo había guiado por las instalaciones el día anterior, y del que había descubierto que su nombre era JongDae, lo esperaba junto a la puerta de las salas en las que se encontraban los experimentos. Allí no habían entrado el día anterior, por lo que MinSeok estaba un poco perdido, caminado por pasillos blancos con puertas de metal a cada lado cada varios metros. Tras algunos minutos, JongDae finalmente se detuvo ante una puerta en la que había pintado unos números en gran tamaño y color blanco: 365.

            —Esta es la habitación en la que se encuentra tu experimento —le comentó, entregándole unas carpetas que MinSeok tomó rápidamente—. Aquí tienes todos los datos sobre él, léelos antes de comenzar tu trabajo —hizo una expresión extraña en su rostro que hizo que el chico se comenzara a mostrar intranquilo.
            —¿Pasa algo? —JongDae negó con la cabeza.
            —Intenta que esto no te afecte —le respondió. Introdujo un número en el panel que se encontraba junto a la puerta y esta se abrió emitiendo un chirrido. JongDae le apremió a entrar y en cuanto estuvo dentro, le cerró la puerta a sus espaldas. MinSeok se giró hacia él y vio como le dedicaba una sonrisa algo incómoda antes de marcharse.
            —Esto es algo raro… —murmuró para sí mismo antes de darse la vuelta y encontrar algo que no se esperaba.

            La habitación era completamente blanca, incluyendo la cama que se encontraba justo enfrente de él. MinSeok se escandalizó al descubrir sobre la cama el cuerpo de un hombre desnudo y esposado al cabecero de la cama. El chico se acercó a él y le tomó el pulso, descubriendo que estaba vivo. Suspiró aliviado por esto, pero aun así estaba nervioso.

            No sabía por qué estaba aquel chico allí ni qué querían que hiciera con él. Recordó entonces las carpetas que JongDae le había entregado y comenzó a leer los papeles que allí había, escandalizándose con cada párrafo que leía. No podían estar pidiéndole aquello, no era ético, no era correcto.

            Rápidamente se levantó y fue hacia la puerta, golpeándola y llamando a JongDae. Unos minutos después, el chico llegaba hasta allí y abría un poco la puerta, lo suficiente como para poder hablar con comodidad, pero no tanto como para que MinSeok pudiera salir de la habitación si él no se lo permitía.

            —¿Qué es esto? —preguntó—. Dime que es una broma para los recién llegados —el otro negó con la cabeza.
            —No, este es tu trabajo —le contestó—. Simplemente cíñete a lo que te piden los papeles y todo irá bien.
            —No puedo hacerle eso a un ser humano.
            —Sí que puedes, seguramente lo habrás hecho antes, solo se te pide que trates eso de forma científica.
            —¿Cómo se puede tratar un acto como ese de forma científica? —replicó MinSeok.
            —Es fácil, solo hazlo sin amor —y dicho esto, le cerró la puerta en las narices, largándose después.

            MinSeok se dejó caer contra la puerta, observando al chico que se encontraba sobre la cama. Era bastante alto y estaba muy delgado. Su pelo estaba teñido de rubio, aunque las raíces ya eran visibles. ¿Cuánto tiempo llevaría allí encerrado y qué le habrían hecho? El chico se acercó lentamente hasta él y pudo ver algunos moretones repartidos por su blanca piel y algunos pinchazos donde se encontraban las venas. MinSeok tragó saliva cuando el otro se removió y comenzó a abrir sus ojos lentamente, pestañeando para librarse del sueño, hasta que finalmente abrió sus ojos y le dedicó una mirada oscura, sin vida, con mucho miedo. Su cuerpo, sin embargo, no demostró ninguna reacción, estaba relajado.

            El chico se acercó un poco a la cama, levantando su mano lentamente. El otro chico se encogió de miedo, por lo que la bajó inmediatamente.

            —No voy a hacerte daño —murmuró, pero el chico le dirigió una mirada que delataba que no lo creía, así que, MinSeok intentó relajarlo para que confiara en él—. La verdad es que es mi primer día aquí, así que no sé muy bien cómo va esto —confesó—, de hecho, creía que me iban a poner a experimentar medicamentos nuevos en ratones como he hecho en las prácticas de la universidad —suspiró—, pero al parecer no es exactamente lo que yo me pensaba.

            El chico seguía estando asustado, pero ahora también estaba un poco interesado en lo que él le estaba contando.

            —Puedes estar tranquilo —murmuró—, no voy a tocarte hasta que no me hayan explicado qué es exactamente lo que se hace en este lugar.


            Cuando horas después, JongDae lo sacó de aquella habitación, MinSeok pidió que lo llevara hasta LuHan, ya que tenía que pedirle explicaciones sobre lo que allí se estaba haciendo, pero el chico le dijo que eso no era competencia del jefe de personal y que si quería hablar con alguien sobre aquello, debía hacerlo con el director del laboratorio EXO.

            Avanzaron a través de los pasillos hasta salir de la zona de experimentos y luego JongDae lo guio hace el despacho del director. Cuando llegaron al lugar, JongDae llamó a la puerta y después la abrió, entrando antes de MinSeok para hablar con el director antes. Aquella habitación tenía un par de estanterías de una madera que se veía bastante cara y un escritorio de esa misma manera, sobre el cual, estaban apoyados dos hombres.

            JongDae se dirigió al más bajito, el que tenía un rostro amable, para susurrarle algo al oído. Este, miró a MinSeok y luego a la persona que estaba en la habitación con él anteriormente.

            —YiXing, cariño —dijo con voz dulce—, tengo unos asuntos que atender, ¿te importaría volver a casa antes? —el chico negó con la cabeza, esbozando una cálida sonrisa antes de despedirse y salir del despacho—. ¿Y bien? —su voz se endureció en cuanto la puerta fue cerrada tras el chico—. ¿Qué es lo que te trae por aquí?
            —Vengo a hablar del trabajo que se realiza dentro de los laboratorios —contestó MinSeok—. No me parece que se algo ético que los experimentos sean humanos y que se le pida a los trabajadores que realicen esas pruebas.
            —¿No te parece bien? —dijo el director—. Entonces no deberías haber firmado el contrato.
            —En el contrato no se mencionaba la clase de trabajo que tendría que realizar, si lo hubiera sabido, jamás habría firmado.
            —Pero ya es tarde, ¿verdad? —la sonrisa cínica de aquel hombre no le gustó ni un pelo—, ahora tendrás que trabajar aquí durante el tiempo que se te haya asignado en tu contrato y realizarás con éxito lo que se te pida o sufrirás graves consecuencias —MinSeok tragó saliva ante la amenaza—. Y ahora, si no hay nada más, será mejor que te vayas y te ganes el sueldo.

            JongDae se dirigió a la puerta y la abrió, indicándole a MinSeok que saliera rápidamente. Caminaron a través de los pasillos, haciendo el camino inverso, en dirección a la zona de los experimentos.

            —Lo siento —murmuró JongDae—. Los primeros días son así… Luego… Te vas acostumbrando a todo…

            En apenas unos minutos estuvieron de vuelta en la habitación 365 y MinSeok tuvo que ingresar de nuevo. El chico que había sobre la cama alzó su cabeza y lo miró mientras comenzaba a acercarse a él.

            —Yo… —comenzó MinSeok.
            —Todos sois iguales… —murmuró con voz grave y ronca el chico—. Todos os asustáis al principio, ninguno quiere hacerme daño, pero luego me lo hacéis…
            —Lo siento… —susurró MinSeok, con una lágrima recorriendo su mejilla—. No sabes cuánto lo siento…