Título:
Dance with Me
Pareja: SeulRene (Irene x SeulGi) (Red Velvet)
Clasificación:
R
Género:
romance
Número de palabras:
623 palabras
Resumen: las
inseguridades en tiempos nada propicios para su debut crecen en sus corazones.
Comentario de autora:
os preguntaréis “¿por qué Minako ha escrito algo sobre un grupo que ni siquiera
ha debutado?” y yo os responderé… “No lo sé, simplemente noticia de debut
salvaje apareció, teaser salvaje apareció, fotos salvajes aparecieron e idea
salvaje apareció y no pude evitar ponerme a escribir”. Espero que os guste.
Dance with Me
El verano de 2014 no era la mejor
fecha para nuestro debut, las cuatro lo sabíamos, pero nosotras no teníamos ni
voz ni voto y, además, ¿no habíamos estado soñando tanto tiempo con nuestro
debut? ¿Por qué íbamos ahora a protestar? Eso solo serviría para que se nos
vetara el mundo del espectáculo para siempre y ya que lo habíamos estado
probando un poco durante los últimos meses, no íbamos a dejarlo escapar.
Pero estábamos asustadas.
Escándalos sobre cuentas en Suiza
con más dinero del que algún día seríamos capaz de ver en nuestras vidas,
escándalos sobre la marcha de un miembro del último grupo que la empresa había
hecho debutar, escándalos amorosos entre dos personas que tenían contratos en
la compañía y el consecuente enfado de los fans, escándalos sobre una chica que
conocía muy bien y a la que prácticamente habían acosado, difamándola de
aquella manera.
Definitivamente, no era el mejor
momento para nuestro debut.
Pero ya estaba todo hecho, las
fotos, el vídeo, el CD… Ya teníamos nombre como grupo: Red Velvet y el teaser
había sido lanzado, así que no había vuelta atrás.
SeulGi me encontró en la sala de
ensayo empapada en sudor de tanto practicar la coreografía y se acercó a mí
tendiéndome una toalla con una pequeña sonrisa. Le agradecí el gesto esbozando
otra y comencé a retirar aquel líquido que expulsaba mi piel. Una vez estuve
seca, ella se abrazó fuertemente a mí, pasando sus brazos por mi cintura y no dejándome
escapar.
Como yo, estaba insegura por todo,
su cabeza era un mar de dudas y lo único que podía hacer por ella en aquel
momento era apretarla tan fuerte contra mi cuerpo para que se fundiera conmigo
y pareciéramos solo una persona.
—JooHyeon… —murmuró.
—Recuerda que ahora tienes que
llamarme Irene —la corté. Hacía meses que aquel era mi nombre en la industria
del entretenimiento, pero ella seguía empeñada en llamarme por mi nombre real,
porque simplemente podía.
—JooHyeon es mucho más personal, mucho
más mío —respondió—. Todo el mundo te llamará Irene, pero solo yo JooHyeon —sonreí.
Esa chica era incorregible.
—Con que recuerdes llamarme Irene
cuando estemos ante las cámaras tengo suficiente —SeulGi asintió—. ¿Qué querías
decirme?
—Baila conmigo.
“Baila
conmigo”.
Aquel era nuestro código, nuestra
forma de decir que necesitábamos de la otra. Lo habíamos inventado cuando ella
comenzó a atraer la atención por unos comentarios que nuestro sunbae KyuHyun de
Super Junior había hecho referencia a ella y continuaron todo aquel tiempo
cuando algunos brotes de inseguridad acudían a ella, como la vez que la
relacionaron con BaekHyun de EXO, o cuando tuvimos que hacer una performance
cuando todavía éramos parte del proyecto SM Rookies.
Aquellas simples palabras pasaban
desapercibidas por las demás personas a nuestro alrededor, pero para nosotras
tenían un significado muy especial.
—Por supuesto.
Esa noche, treinta y uno de julio, antes de
que lanzaran nuestro vídeo completo, me colé en la cama de SeulGi e hicimos el
amor para calmar nuestros corazones, danzamos entre las sábanas, moviéndonos al
ritmo de nuestros latidos con una música que solo nosotras escuchábamos y
durante unos maravillosos instantes en los que juntas alcanzamos el cielo nos
olvidamos de todo.