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domingo, 23 de septiembre de 2012

GET OUT MY KITCHEN


GET OUT MY KITCHEN


   ¿Cuándo me enamoré de él? Ni idea, este sentimiento no surgió de la noche a la mañana, sino del día a día y ahora estoy enamorado como un perro de él (N.A: nunca mejor dicho XD). Me desperté esa mañana y lo primero que hice fue mirar hacia la cama de al lado. Él no estaba. Miré el reloj. Las 6 a.m. ¿Dónde podría haberse metido? Él no tenía que despertarse temprano hoy, al igual que yo, sólo los otros tres miembros de nuestro grupo debían hacerlo para ir a la sesión de fotos que tenían. Me levanté pesadamente de la cama y agucé el oído por si estaba en el baño. No se escuchaba nada de ruido en aquel lugar, así que descarté ese sitio. Entré después de asegurarme que no estaba. Aunque amaba a mi compañero de habitación, nunca se me había ocurrido hacerle nada, quiero decir, sólo lo abrazaba o daba besos de vez en cuando, nunca había ido más allá de eso.

   Sumido en mis pensamientos como estaba, salí del baño y me dirigí a la búsqueda del desaparecido, no podría haber ido muy lejos, la casa no era muy grande. Busqué por todas las habitaciones del piso superior. No estaba, aunque tampoco es que tuviera mucha esperanza de encontrarlo por allí. Bajé las escaleras y me dirigí directamente hacia la cocina al notar el rico olor de algo dulce haciéndose allí.
   Estaba de espaldas a mí, mirando el horno fijamente, aún en pijama pero con un delantal puesto. Sabía lo que estaba haciendo. ¿Cómo no podía haberme acordado antes? Hoy era su cumpleaños y estaba haciendo su pastel. Llevaba tiempo planeando cuál iba a ser su regalo, y me había metalizado, incluso, para todas las reacciones posibles, pero al ser tan olvidadizo, no había recordado su cumpleaños.

   Me quedé en la puerta de la cocina, observándolo. Miraba con atención el horno y de vez en cuando se revolvía nervioso el cabello y consultaba el reloj de la cocina. No quería sobresaltarlo, por lo que esperé en silencio hasta que una alarma sonó y él apagó el horno dando saltitos feliz. Al girarse me descubrió echado sobre el marco de la puerta y pegó un grito.

   -¿Qué haces ahí?- preguntó- menudo susto que me has dado- dijo colocándose la mano ceca del corazón y girándose de nuevo. Me había quedado embobado, tenía su rostro lleno de harina, y eso me parecía excitante, pero tenía que controlarme- ¿vas a decir algo o te vas a quedar todo el día mirándome con cara de bobo?
   -Feliz Cumpleaños, KiBum- dije solamente. Él se volvió lentamente y me miró durante bastante tiempo a los ojos.
   -Creía que te habías olvidado- comentó.
   -¿Cómo me voy a olvidar del cumpleaños de mi diva caprichosa?- pregunté acercándome y le di un largo abrazo, seguido por un beso en la mejilla.
   -Oish, ya, aparta, lapa- me dijo intentando deshacerse de mí, cosa que no logró, así que pasó a lo siguiente- y… ¿dónde está mi regalo?
   -Yo soy tu regalo- contesté.
   -¡Ja!- rio fuerte- yo no quiero un perro- comentó- ahora, venga, dame ya lo que sea que me hayas comprado.
   -Es en serio.
   -Jong…- se mordió el labio inferior, nervioso. Lo abracé más fuerte y pegué mis labios a su oreja.
   -Te quiero, KiBum- susurré. Noté como temblaba de los pies a la cabeza- éste es mi regalo, mis sentimientos por ti- me separé un poco- puedes aceptarlos o no, pero es lo más preciado que tengo, y te los regalo.

   KiBum se quedó estático, mirándome fijamente. No decía nada, no hacía nada, sólo me miraba.

   -Ya veo…- susurré al darme cuenta de que mis sentimientos no eran correspondidos. Comencé a darme la vuelta lentamente, pero su voz me detuvo.
   -No, espera…- susurró- Jong… yo…- me giré y lo vi abriendo el horno- yo… también… te quiero.

   Mi corazón comenzó a dar saltos de alegría dentro de mi pecho y lo primero que hice fue salir corriendo a abrazarlo por la espalda. Él pegó un respingo y soltó el plato con el pastel recién hecho que cayó al suelo, rompiéndose. Pero no me importó, era la persona más feliz del mundo. Noté como KiBum temblaba, pero lo achaqué a que era por mi cercanía y no porque me iba a pegar una voz.

   -¡KIM JONGHYUN!- gritó alejándose de mí- ¡LLEVABA PREPARANDO ESE PASTEL DESDE LAS DOCE DE LA NOCHE!
   -Lo siento- susurré, pero no fue suficiente para aplacar su enfado.
   -¡GET OUT MY KITCHEN!
   -Yeobo, no entiendo inglés…
   -¡QUÉ TE VAYAS DE MI COCINA O HOY COMEREMOS PERRO PARA ALMORZAR!- gritó agarrando un cuchillo peligrosamente.
   -Te quiero- dije mientras salía de la cocina y lo escuché reír mientras decía: “Y yo a ti, babo.”