Día 16: Para los escritores, un drabble spin-off de lo
que hubieras querido que sucediera en cualquier fanfic REDEXO. He estado
buscando como loca fanfics de SeulGi y Kai porque de todas formas es la única
pareja de estos dos grupos que la gente parece conocer y me encontré con este
fanfic extraño, pero bonito y triste al que me gustaría darle su epílogo: Heart
Stops.
Heart Stops
Hacía varios años que Kim JongIn había entrado en su
vida, escribiendo con ella un prólogo y una historia de amor que jamás tuvo su
epílogo porque él repentinamente se fue, sin dejar rastro, sin escribir con
ella el final de su historia, sin dejarla avanzar. SeulGi quería dejar atrás
todo aquello, dejar atrás a JongIn y vivir de nuevo… pero tenía sentimientos
encontrados en su corazón, a pesar de su determinación a olvidarlo y ser feliz,
como antes de que él llegara a su vida.
El día estaba gris y SeulGi le sonrió a la masa de nubes
que cubría el cielo de la ciudad de Seúl. Le gustaban aquellos días más que los
soleados, le gustaba el sentimiento que le dejaba aquel cielo cubierto y sobre
todo, le gustaba cómo la lluvia besaba su piel y mojaba su ropa. Nunca había
pensado que si se quedaba bajo la lluvia se mojaría, nunca había pensado que
algo como eso pudiera hacerla sentir mal porque la lluvia era como ella y ella
era como la lluvia, triste, melancólica y plagada de recuerdos.
La gente la miraba raro mientras ella estaba allí parada
sobre la acera, delante de una tienda de ropa cuyo escaparate no había mirado
ni una sola vez porque lo único que podía hacer en aquellos momentos era mirar
al cielo y empaparse con la lluvia que caía de él porque aquello era lo único
que la hacía sentir bien aunque le recordara terriblemente a JongIn, a su
paraguas negro, a sus ojos penetrantes y a su sonrisa cálida e infantil.
Repentinamente, el cielo cubierto de nubes grises que
derramaban lágrimas amargas pero purificadoras, quedo tapado por una superficie
de color negro con varias varas de metal que iban desde el centro hacia los
extremos. Un paraguas negro la resguardaba de la lluvia desde atrás y su
corazón se detuvo por unos segundos, recordando aquella primera vez.
Lentamente, SeulGi se giró para ver quién era la persona que se había tomado la
molestia de cubrirla y cuando se encontró con unos ojos penetrantes y una
sonrisa infantil sintió que su corazón volvía a detenerse.
—JongIn… —susurró, conteniendo las inmensas ganas que
tenía de llorar en aquellos momentos.
—Te resfriarás si te quedas aquí —respondió él.
En sus ojos castaños SeulGi podía ver emoción contenida,
como en los suyos propios y estuvo tentada a preguntarle “¿Por qué?” Por qué
había hecho todo aquello, por qué la había dejado hacía tanto tiempo para
después volver a ella de la misma forma que la primera vez. Pero luego recordó
que él jamás le había respondido a una pregunta como aquella, así que la
reformuló.
—¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿No viste mis
mensajes ni mis llamadas? ¿No se te ocurrió avisarme que un día te irías sin
más y que volverías un año más tarde?
—Nunca me ha gustado dar excusas —respondió—, y no quería
hacerte daño…
SeulGi se mordió el labio inferior y luego se dio la
vuelta para comenzar a caminar. Kim JongIn había salido de su vida, ella se
había afanado por sacarlo de su corazón y de repente volvía, como la primera
vez. Sin embargo, ella no quería que fuera como la primera vez, por eso deseó
que JongIn no la siguiera con su paraguas simplemente hasta casa, sin decir
nada, y que la detuviera, que le diera explicaciones, que le respondiera alguno
de sus por qué y sobre todo, que le dijera que la amaba.
—SeulGi —escuchó cómo la llamaba, pero no se detuvo hasta
que una de sus manos la agarró por la muñeca—. SeulGi, por favor.
—No quiero lo de antes —murmuró. Ya no podía contener las
lágrimas en sus ojos, así que simplemente las dejó salir para que corrieran
libremente por sus mejillas—. No quiero continuar escribiendo la historia que
dejamos a medias —se dio la vuelta para mirar fijamente a JongIn a los ojos—.
Quiero darle un final a nuestra anterior historia y comenzar de nuevo, comenzar
una historia bonita, hacerlo bien desde el principio.
—¿Y qué podría hacer yo para que eso sucediera?
—cuestionó JongIn.
—Escríbele el epílogo a nuestra historia —respondió—.
Dale un final para que podamos comenzar otra vez.
—Te quiero.
SeulGi sonrió levemente y esperó a que JongIn salvara la
poca distancia que los separaba para darle un beso en los labios en el que por
primera vez, sus castaños ojos estaban cerrados. En aquel momento, la chica
sintió cómo por fin su anterior historia estaba cerrada y cómo una nueva
empezaba a escribirse, llena de posibilidades junto a JongIn.
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