Capítulo VI
When love and death embrace
El bosque estaba
oscuro y silencioso. Los únicos sonidos que podían escucharse eran los que
provocaban los pies de su presa al pisar el suelo lleno de hojarasca y su
respiración acelerada por la carrera. Huía de él, Chanyeol lo había escondido
bien y le había dado instrucciones para que huyera si notaba algo extraño, pero
él jamás dejaría que se le escapara ahora que había encontrado a aquel que le
había arrebatado lo que era suyo. Era mucho más rápido que el humano, pero no
utilizó toda su fuerza para alcanzarlo, si seguía persiguiéndolo el otro
acabaría por cansarse tarde o temprano. Débiles humanos. Vio cómo tropezaba y
caía al suelo sin poder levantarse de este y supo que la culminación de su
venganza estaba cada vez más cerca. Sonrió burlonamente dejando que sus
colmillos crecieran, llegando hasta él a la vez que este alzaba la cabeza. Notó
el reconocimiento en sus ojos y su sonrisa se amplió antes de dejar su puño
caer contra su torso para poder romperle las costillas y así poder extraer su
palpitante corazón.
21
de Noviembre 2013
Jongdae
se despertó de golpe con el corazón latiendo desbocadamente en su pecho y los
ojos algo desenfocados. Todavía podía ver en la blanca pared aquellos iris
rojos como la sangre que lo habían perseguido por el bosque durante su
pesadilla. Intentó tranquilizarse porque solo había sido un sueño, no era nada
real y no tenía por qué preocuparse, pero no lo consiguió hasta que sintió la
fría mano de Chanyeol agarrando la suya y apretándola para hacerle saber que
estaba ahí con él. Aun así, su corazón no consiguió calmarse hasta varios minutos
después y la sensación de miedo tampoco lo abandonó.
—¿Estás
bien? — escuchó preguntar a la persona con la que compartía la cama.
—Sí,
solo he tenido una pesadilla —contestó, girándose hacia él. El vampiro se
encontraba tumbado de costado, sujetando su cabeza con su mano y apoyando su
codo contra la almohada, sus ojos oscuros le transmitían su preocupación por él—.
Estoy bien, de verdad —aseguró de nuevo.
—Está
bien —Chanyeol sonrió—. ¿Qué quieres de desayunar? —se alzó un poco y lo besó
en los labios para acompañar así su pregunta, distrayéndolo momentáneamente del
mal rato que había pasado.
—Lo
que sea —respondió con una sonrisa, devolviendo otro beso antes de que el otro
se levantara de la cama que habían compartido en las últimas noches.
—Iré
a ver que hay por la cocina, entonces.
Una
vez Chanyeol desapareció de su vista Jongdae borró la sonrisa de su rostro. A
pesar de estar perfectamente con la compañía del vampiro quería volver a casa,
quería saber cómo se encontraba su hermano y quería asegurarse de que todo
fuera como debería ir. Jongin lo informaba de las cosas que pasaban en casa
dejándole mensajes en kakao talk o
llamándolo y hablando directamente de vez en cuando, pero quería ver que todo
iba bien con sus propios ojos. Así que, aquel sería el día en el que volvería a
casa, lo había decidido, y como para apoyar su decisión, le llegó un mensaje de
Jongin en el que le decía que lo echaba de menos y que quería que regresara a
casa lo más pronto posible.
Por
eso, tras el desayuno, Jongdae le había pedido a Chanyeol que lo llevara a
casa. El vampiro había objetado que aún era posible que no fuera seguro ir a su
hogar, pero el chico quería volver a toda costa porque estaba preocupado por su
familia y también por los trabajadores del lugar, que desde que era pequeño lo
habían cuidado, mimado y regañado a partes iguales. Por eso, y porque le había
puesto una expresión de súplica demasiado adorable, Chanyeol no le había podido
decir que no finalmente, así que, casi una hora más tarde, se encontraban allí,
en la casa de los Kim.
—¿Subirías
a la habitación de mi hermano para ver cómo se encuentra? —le preguntó—. Te
daré permiso para que puedas entrar y acercarte a él —agregó, recordando que
los vampiros no podían entrar a ningún lugar si no habían sido invitados con
anterioridad.
—Lo
haré —respondió, sacándole una pequeña sonrisa al otro.
Unos
momentos más tarde, abandonaban en coche y entraban a la casa. La puerta les
fue abierta por Kyungsoo, que saludó cariñosamente al chico, pero que miró con
un poco de recelo a Chanyeol; después, Jongdae lo guio escaleras arriba y
cuando llegaron a la habitación en la que dormía su hermano mayor, abrió y lo
invitó a pasar con él.
Minseok
estaba tumbado en la cama y parecía tener mejor color que la anterior vez que
lo había visto, así que el chico suspiró aliviado a la vez que se acercaba a su
durmiente hermano. Al llegar a su lado, tocó su frente, notando que ya no tenía
la fiebre alta y su interior se quedó mucho más tranquilo. Se giró entonces
hacia Chanyeol, concediéndole el permiso para que se acercase a su hermano y
viera así cuál era su estado.
—A
ver… —el vampiro no dijo mucho más mientras daba algunos pasos hasta colocarse
a su lado y comenzaba luego a examinar a Minseok. Parecía muy concentrado en su
tarea y eso hacía que Jongdae estuviera feliz porque estaba ayudándolo aun
cuando no tenía por qué hacerlo, pero seguramente era para verlo contento—.
Mmm… creo que el vampiro no ha tomado mucha sangre de su cuerpo —comentó
mientras observaba las marcas de los colmillos—, aunque sí que lo hace con
bastante frecuencia.
—¿Eso
es bueno o malo? —preguntó un poco alarmado.
—Depende,
no creo que le pase nada a no ser que él venga a tomarle grandes cantidades,
tiene las defensas bajas y está muy delgado, así que eso sería un problema
—murmuró—, pero si hace esto, se quedaría sin más sangre y sin la posibilidad
de volver a esta casa, así que no creo que lo haga.
—Entonces
solo debemos evitar que vuelva a beber, ¿no? —dijo—. Para estar completamente
seguros de que no le va a pasar nada —Chanyeol asintió lentamente.
—No
tienes que preocuparte demasiado, por ahora está estable.
—Está
bien —murmuró—. Gracias. Muchas gracias —le dedicó una sonrisa sincera y luego
se acercó hasta él para pasar los brazos por su cintura y apretarse contra su
cuerpo.
—¿Estarás
bien si me voy? —cuestionó Chanyeol. Jongdae hizo un puchero, aunque este no
pudo ser visto por el otro ya que tenía la cara pegada a su torso.
—Si
no estoy bien lo sabrás inmediatamente —dijo únicamente.
—Vale
—murmuró el otro, haciendo que se separara de él. Jongdae le dedicó una sonrisa
tranquilizadora para que pudiera irse sin preocuparse por lo que le podría
pasar ahora que no lo tenía cerca en todo momento—. Si pasa algo extraño o…
—Lo
sé, lo sé —el chico lo rodeó, colocándose tras él y comenzó a darle algunos
empujones por la espalda para que saliera—. Eres una persona muy ocupada,
tienes que revisar que tu dinero siga creciendo más y más, así que deja de
pensar en si estaré bien o no, lo estaré.
—Jongdae…
—se giró hacia él, seguramente para decirle lo peligroso que era el vampiro,
pero no lo dejó pronunciar más que su nombre.
—Sí,
sí —le dio un breve beso en los labios y luego le sonrió—, estaré bien, de
verdad, puedo arreglármelas solo.
Chanyeol
lo miró unos momentos y luego asintió, dándose la vuelta y saliendo de la
habitación. Jongdae lo siguió de cerca hasta que llegó a la planta baja y le
abrió la puerta principal para que pudiera irse de la casa. El chico no le
quitó el ojo de encima hasta que el coche salió de la propiedad de los Kim y se
perdió de su vista en la carretera que llevaba a la ciudad.
Jongdae
suspiró.
Claro
que entendía la gravedad de todo aquello, entendía que si daban un paso en
falso podría morir él, Chanyeol o alguien de su familia y no quería que nada de
eso ocurriera, pero no podía quedarse de brazos cruzados en el apartamento de
Chanyeol, no cuando era su hermano mayor quién estaba sufriendo por algo que no
era culpa suya. Por ese motivo, quería quedarse en su propia casa, para poder
observar a Minseok, ver cómo evolucionaba y alejar cualquier peligro que
pudiera acecharle. Le debía muchas cosas a su hermano, que siempre lo había
cuidado y quería devolverle todo lo que había hecho por él a lo largo de los
años.
21
de Noviembre 2013
Chanyeol
arrancó el coche y luego lo puso en movimiento para salir de la propiedad de
los Kim bajo la atenta mirada de Jongdae. Se sentía mal por haberle mentido de
aquella manera al chico. Sabía perfectamente que Minseok no iba a sobrevivir si
él volvía a tomar su sangre, ya fuera una pequeña o gran cantidad de esta, pero
no quería preocuparlo por aquello porque eso haría que no se separase de su
hermano, lo que lo pondría en un grave peligro. Había visto la expresión de felicidad
en su rostro cuando vio a su hermano más estable y no quería entristecerlo de
nuevo dándole aquella noticia, pero sobre todo, quería alejarlo lo máximo
posible de él.
El
vampiro condujo velozmente hacia el centro financiero de la ciudad y aparcó en
el primer lugar que vio libre en el parking para después comenzar a merodear
por las concurridas calles de Seúl buscando un objetivo. Chanyeol sabía que el
momento final se acercaba a marchas forzadas porque, ahora que estaba tan
cerca, él no esperaría mucho tiempo más para llevar a cabo su venganza de
nuevo, por eso debía estar preparado y fuerte para combatirlo en cualquier
momento.
Hacía
varias semanas que no cazaba, desde aquella vez que había tomado la sangre del
delgado chico que finalmente había perecido entre sus brazos, así que estaba
hambriento y más débil de lo que era habitual. Así que dejó que sus sentidos
fueran los que lo guiaran a través de la multitud, buscando un aroma
característico que le hiciera desear la sangre de alguna de las personas que
caminaban a su alrededor ajenos a él y a sus intenciones. Aquella vez no tardó
tanto en encontrar lo que deseaba, y quizás fuera porque sabía que no podía
perder el tiempo buscando una víctima porque necesitaba la sangre
inmediatamente.
En
algún lugar en la periferia de sus sentidos dio con un aroma agradable y no
tardó en ir en su busca. Era una chica de la que provenía aquel dulce aroma por
el que se había sentido atraído y se encontraba caminando tranquilamente por la
calle, escuchando música con unos grandes auriculares de color amarillo chillón
que contrastaban bastante con el cabello dorado que ondeaba tras ella al andar sin
prestar atención a nada más.
Sería
una presa muy fácil, así que Chanyeol la siguió a una distancia prudente
durante varios minutos, casi saboreando su sangre en el paladar, hasta que la
chica se detuvo frente a una tienda de cosméticos interesada en los productos
que había en el escaparate. El vampiro vio el reflejo de su rostro fino en el
cristal, completamente concentrado, y supo que aquel era su momento.
Se
acercó a ella con paso firme y tocó su hombro con su mano derecha para que se
girara. Durante unos segundos, la chica no le prestó la más mínima atención,
pero después, lentamente se volvió hacia él. Una vez conectó sus ojos castaños
con los suyos, Chanyeol usó su influencia para inhibirle todos los sentidos,
para que no tuviera ningún dominio sobre sí misma e hiciera todo aquello que le
pidiera sin cuestionarse siquiera por qué lo hacía.
—Ven
conmigo —le susurró en el oído antes de echar a andar.
La
chica lo siguió sin vacilar ni un segundo y Chanyeol sonrió. Era tan fácil
obtener lo que quería de los humanos, tan simple, que no le suponía ningún reto
cazar y obtener así su tan deseado premio. Un sentimiento de remordimiento se
instaló en su pecho porque cuando había conocido a Jongdae había utilizado su
influencia en numerosas ocasiones para que hiciera lo que él quería. Si el
chico se enteraba alguna vez de aquello, estaba seguro de que se enfadaría, por
lo que no podía contárselo. No obstante, los remordimientos seguían estando en
su mente. Negó con la cabeza, tenía que centrarse en cazar y olvidarse de
aquello.
Chanyeol
se adentró en un callejón, mirando a un lado y a otro antes de hacerlo,
asegurándose de que nadie lo hubiera visto y vigilando que no hubiera cámaras
que pudieran delatar lo que estaba a punto de hacer. La chica lo siguió hasta
lo más profundo del callejón, donde las sombras los ocultaban de la vista de
cualquier curioso. En ese momento, el vampiro se abandonó a sus instintos más
primitivos y dejó que sus colmillos crecieran y que sus ojos oscuros cambiaran
a un color rojizo, unos segundos después, hundía sus dientes en la suave piel
del cuello de la chica y le succionaba la sangre, teniendo cuidado de no
mancharse para no delatar sus actividades, hasta que sintió cómo esta se
desmayaba en sus brazos por la pérdida de aquel líquido rojo.
En
ese momento se detuvo y buscó el pulso de la chica, suspirando aliviado cuando
lo encontró. No podría deshacerse de nuevo de un cadáver, y menos a la luz del
día, por lo que agradecía tener un gran autocontrol en casos como aquel. Dejó a
la chica apoyada contra la pared y sentada en el suelo del callejón, luego
salió a la calle principal con gran cuidado, buscando a su próxima víctima.
27
de Noviembre 2013
La
lluvia que caía desde la mañana contra el cristal de su ventana era el único
sonido que Jongdae se permitía poder escuchar. A pesar de que todavía estaba en
mitad de las semana no había podido ir a la universidad porque el aguacero era
demasiado fuerte, así que se había pasado el día intentando repasar algunos
temas porque le habían puesto un examen en la segunda semana de diciembre, así
que no le quedaba mucho tiempo.
No
había salido de la habitación más que para almorzar unos diez minutos y apenas
le había prestado un mínimo de atención a Minah, que continuaba subida a su
regazo, intentando que le hiciera caso mordisqueando el cordón que hacía que los
viejos pantalones de chándal que vestía no se le cayesen. La gata lo había
recibido el día que llegó bufándole porque seguramente olía demasiado a
Chanyeol y se llevó un buen arañazo en el brazo que aceptó con gusto porque la
había abandonado mucho tiempo. Sabía que había estado bien cuidada por
Kyungsoo, porque se había asegurado de ello, pero aunque Minah había congeniado
bien con el mayordomo, le reclamaba por su ausencia.
A
mitad de la tarde, Jongdae sintió a su estómago rugir como si se tratase de un
león que llevara sin probar bocado más de una semana y decidió que era tiempo
de hacer un descanso y dejar el tema para bajar a la cocina y coger algo para
piquear antes de la cena de la nevera. Levantó a la gata de sus pantorrillas,
desenganchando de sus uñas la tela del pantalón cuando se aferró a este para
que no la alejara de él, pero finalmente se dio por vencida al ver que no era
rival para Jongdae y dejó que la dejara sobre el suelo, después salió de su
habitación.
El
timbre de la puerta sonó justo cuando pasaba por delante de esta, por eso fue
él quien se encargó de abrirla, encontrándose al hacerlo a Luhan algo mojado
por la incesante lluvia que caía desde la mañana. Sin pensarlo, lo dejó pasar
al interior de la cálida casa para que no cogiera un resfriado.
—Hola
y gracias —dijo el recién llegado—. Se me ha hecho eterno el camino desde donde
he dejado el coche hasta llegar aquí —comentó.
—Hola
—lo saludó Jongdae—. ¿No traías paraguas?
—Sí,
está en el maletero, pero para dos minutos no lo iba a sacar —rio quedamente,
pero su rostro se puso serio de repente—. ¿Cómo sigue Minseok?
—Por
ahora está estable, aunque hace unos días me dio un susto de muerte —respondió—.
Se pasa la mayor parte del día durmiendo o haciendo muy pocos esfuerzos para
que no se ponga peor.
—Subiré
a verlo —le anunció.
—Claro,
está en su habitación.
—Ok.
Jongdae
se despidió de Luhan y lo siguió con la mirada hasta que lo vio desaparecer en
el piso de arriba. Después, retomó su camino hacia la cocina cuando un pequeño
gruñido de su estómago le recordó por qué había bajado. En la estancia se
encontró con Joonmyun y Sehun, hablando animadamente sentados en la mesa
tomando un café. Ninguno de los dos notó su presencia, así que se dirigió
directamente a uno de los armarios y cogió unas cuantas galletas, poniéndolas
luego en una servilleta de papel para hacer más fácil su traslado hasta la
mesa. Tan enfrascados estaban el jardinero y su hijo en su conversación que no
se dieron cuenta de que estaba ahí hasta que el chico no se sentó en la mesa
frente a ellos y les habló.
—Está
lloviendo a mares —ambos se giraron hacia él y le sonrieron.
—Sí,
por eso estamos aquí dentro —le comentó Joonmyun—. Con este tiempo no se puede
hacer nada fuera —se quejó—. La primavera es mejor estación que el otoño, se
pueden ver las flores, hace una temperatura agradable y yo no tengo tiempo para
aburrirme porque hay muchas cosas por hacer, aunque la lluvia es buena para las
plantas, pero no lo es para mis huesos, ya me voy haciendo mayor.
—No
digas eso, papá, estás hecho un chaval —el chico le dio una palmadita en la
espalda que hace que casi se atragante con el buche de café que había tomado—.
O quizás sí que te estás haciendo un poco mayor —sonrió.
Jongdae
esbozó una sonrisa también. Había echado de menos aquellas cosas y eso que no
había estado en el apartamento de Chanyeol ni una semana, pero desde mucho
antes había dejado de pasar tiempo con las personas que trabajaban en la casa.
Cuando era pequeño y no tenía tantas responsabilidades le gustaba sentarse de
vez en cuando en un taburete detrás de Joonmyun y escuchar todas sus
explicaciones sobre las flores que había en el jardín y sobre cómo había que
cuidarlas correctamente para que sobrevivieran al invierno y llegaran sanas a
la primavera.
Estaba
meditando sobre aquello y sobre la solución que podía darle para pasar un poco
de tiempo más en su compañía, cuando en aquel momento, la puerta de la calle se
abrió y por ella entró su padre, acompañado de Zitao. Al chico aún le parecía
un poco extraño que, a pesar de que su guardaespaldas fuera quien mantuviera
una relación amorosa con su mujer, siguiera estando a su lado, protegiéndolo de
todo aquel que no estaba de acuerdo con la ideología que seguía. Aquello era,
al menos, curioso.
Su
padre se acercó a la cocina cuando los vio y saludó a sus empleados
cordialmente, para después darle un beso en la cabeza a Jongdae y preguntarle
dónde había estado.
—Jongin
dijo que te estabas quedando en casa de un amigo, pero no dijo por qué o por
cuanto tiempo —le comentó—. Sé que no paso mucho tiempo en casa, pero cuando
pregunté dónde estabas y no me supieron decir me alarmé porque creía que te
había pasado algo.
—No
me pasó nada —le contestó con una cálida sonrisa—. Me quedé en casa de mi amigo
porque estábamos haciendo un trabajo bastante extenso y complicado, así que
cuando cerraba la universidad seguíamos haciéndolo en su casa.
—Esa
universidad te consume mucho tiempo —murmuró su padre cogiendo una de las
galletas que había sacado el chico—. Creo que voy a tener que hacer algo con
ello.
Le
dio otro beso en la cabeza y luego se despidió de los demás antes de irse al
piso de arriba, a encerrarse seguramente en su despacho y continuar haciendo su
trabajo. Si Jongdae no recordaba mal, ese día debía haber tenido un evento
político al aire libre que lo más probable es que no se hubiera podido realizar
por culpa de la lluvia. Una vez su padre salió de la cocina, Zitao se adentró
en ella.
—Buenas
tardes —saludó, sentándose con ellos a la mesa. Todos le devolvieron el saludo
y la sonrisa, el hombre parecía un poco cansado—. Jongdae —lo llamó—, ¿sabes
dónde está tu hermano?
—¿Jongin?
—el guardaespaldas asintió—. Debe de estar en su habitación —contestó—. No lo
he visto en todo el día, pero supongo que tiene que estar allí, no le gusta
mucho la lluvia.
—¿Te
importaría decirle que baje?
—No,
sin problema —contestó—, me como las galletas y subo.
Jongdae
se terminó las pocas galletas que le quedaban en un santiamén, mientas la
conversación en la mesa de la cocina se reanudaba y giraba en torno a las pocas
horas que dormía el guardaespaldas en comparación con todo el trabajo que
realizaba y que necesitaba unas vacaciones urgentemente. Después, se levantó de
la mesa y salió de la cocina, subiendo las escaleras hasta llegar a la segunda
planta y caminando hacia la habitación de su hermano menor. Llamó a la puerta y
esperó unos segundos a que le dieran permiso para pasar al interior.
—Jongin
—llamó—. Zitao te está buscando, ¿puedes bajar? —dijo entrando en la habitación
de su hermano menor, sin embargo no fue a este a quien encontró, sino a su
amigo Baekhyun frente al espejo maquillándose el rostro—. Oh, lo siento —se
disculpó—, no sabía que estabas aquí…
—No
pasa nada —le contestó el chico con una sonrisa, aplicándose los polvos de un
color bastante más claro que el tono real de su piel.
—¿Dónde
está Jongin?
—En
el baño —le contestó mirándolo a través del espejo—, saldrá en unos momentos.
—Le
puedes decir que…
Jongdae
no pudo seguir hablando porque en ese momento unas palabras aparecieron en su
mente. “Piel fría y pálida, facciones
sensuales, labios rojos”. Miró de arriba abajo a Baekhyun, notando cómo
sólo tenía la piel pálida en los lugares en los que se había aplicado el
maquillaje y cómo sus labios no eran rojos como las anteriores veces que lo
había visto, sino de un rosa pálido. Entonces, cayó en la cuenta de que había
una persona que conocía con aquellas mismas características que diferenciaban a
los vampiros de los humanos y salió de la habitación como alma que llevaba el
diablo, sin importarle lo más mínimo haber dejado a Baekhyun muy confuso.
No
quería creerlo, pero no había más opciones, solo podía ser él. Lo había dejado
entrar en su casa, lo había dejado que fuera con Minseok, le había servido en
bandeja la sangre de su hermano mayor y Jongdae jamás se lo perdonaría.
Abrió
la puerta de la habitación de Minseok de par en par, encontrándose al hacerlo con
la escena que más temía. Luhan estaba inclinado sobre su hermano, pero cuando
lo escuchó, alzó la cabeza y el chico pudo ver la roja sangre recorriendo su
barbilla, sus colmillos afilados y sus ojos de color escarlata. Aquellos ojos que
lo miraban con odio y que Jongdae sintió que ya había visto antes, en sus
pesadillas. El vampiro se lamió los labios para limpiarlos de la sangre de su
hermano sin dejar de mirarlo fijamente y luego esbozó una sonrisa triunfal.
—Por
fin puedo consumar mi venganza —lo escuchó decir con una voz que le recordaba
al hielo—, de nuevo.
“Chanyeol”.
27
de Noviembre 2013
La
lluvia golpeaba contra el cristal de las ventanas del salón creando una música
de ritmo constante. Chanyeol se encontraba tumbado en el sofá con su portátil
sobre las rodillas leyendo las últimas noticias sobre el aumento del valor de
algunas de las acciones que tenía de una empresa de informática que se
encontraba en auge cuando de repente sintió que ya no estaba solo en su
apartamento. El vampiro suspiró y cerró la tapa del portátil a la vez que se
incorporaba para ver qué quería aquella persona. Yifan estaba plantado frente a
él con una sonrisa cínica pintada en su rostro que hizo a Chanyeol bufar.
—¿Qué
haces aquí? —le preguntó.
—Ahora
que puedo entrar a tu casa sin ningún problema, me apetecía pasarme a saludar
—le contestó—. Tenemos mucho de qué hablar, los años han transcurrido rápido y
nos hemos perdido muchas de las vivencias del otro.
—Esa
mentira cuéntasela a otro —le pidió—. Yo sé que tienes otra intención al venir
aquí —Chanyeol se levantó del sofá para ponerse a su altura—. ¿A qué has venido?
—Parece
que me conoces mejor de lo que creía —comentó el vampiro.
—Deja
los rodeos, Yifan, y dime a qué has venido.
—Luhan
está próximo a hacer su movimiento —contestó—. Venía a avisarte de ello.
—Lo
sé, ha estado bebiendo la sangre de uno de los hermanos de Jongdae —respondió—.
No tardará mucho en presentarse.
—¿Y
dónde está el chico? —le preguntó—. Pensaba que lo tendrías custodiado bajo
llave en este lugar para que él no lo encontrara.
—Jongdae
no quería abandonar a su familia a su suerte, así que dejé que se marchara,
aunque sigo brindándole mi protección.
—¿El
bautismo del vampiro? —cuestionó.
—Exacto.
—Una
buena estrategia —le comentó—. Convertirlo en vampiro no hubiera solucionado el
asunto.
—Lo
sé.
En
aquel momento, Chanyeol escuchó algo en su mente, pero no podía distinguirlo
bien, estaba demasiado lejos. Esperó a que volviera a repetirse, pero fue la
angustia en su pecho la que lo avisó de que algo iba terriblemente mal antes de
poder oír la voz de Jongdae llamándolo por su nombre. Abrió los ojos como
platos y miró a Yifan antes de volver a hablar.
—¿Qué
pasa?
—Ya
ha hecho su movimiento —anunció antes de transportarse a la propiedad de los
Kim.
27
de Noviembre 2013
En
cuanto escuchó aquellas palabras, Jongdae salió corriendo de la habitación.
Sabía que tenía que alejarse de casa, que no tenía que involucrar a su familia
en aquello porque podrían salir heridos y no se lo perdonaría, así que bajó las
escaleras de tres en tres, teniendo cuidado de no tropezar y caer porque sería
peor. Pasó como una exhalación por el vestíbulo y abrió la puerta que daba al
exterior. Seguía lloviendo a mares, pero lo único que le importaba en el
momento era escapar, atrapar un resfriado era la cosa más insignificante que le
podía llegar a pasar. Tenía a un vampiro persiguiéndolo, eso era muchísimo más
importante.
Salió
al jardín, cerrando la puerta tras de sí y llamando a Chanyeol una y otra vez
en su mente, tal y como el otro le había dicho que hiciera si se encontraba en
peligro. Estaba angustiado porque lo único que podía hacer era correr, no podía
plantarle cara porque el vampiro era demasiado fuerte y sabía que, más pronto
que tarde, este acabaría alcanzándolo si Chanyeol no escuchaba su llamada.
Al
bajar la escalinata de la entrada y pisar el embarrado suelo el chico se quedó
clavado unos segundos en este, sin poder moverse. Levantó sus pies ejerciendo
mucha más fuerza de la que creía que poseía y pudo salir de allí, yendo luego
hacia el camino empedrado para no verse otra vez en aquella situación que lo
retrasaría y lo haría una presa aún más fácil para el vampiro. Todavía no podía
creer que Luhan fuera aquel que quería hacerle daño, las pocas veces que habían
coincidido se había mostrado muy amable y pensaba que era bueno con Minseok,
pero tras verlo chuparle la sangre no quedaba ninguna duda.
La
sangre. Chanyeol le había dicho que si volvía a succionarle sangre su hermano
podría estar en peligro de muerte.
“Chanyeol” llamó de nuevo con una gran
angustia instalada en su pecho, sin escuchar ninguna respuesta.
Jongdae
frunció los labios en una fina línea y se forzó a seguir corriendo, a pesar de
que jamás había sido buen deportista, en dirección a la verja que daba acceso a
la propiedad. Comenzaba a sentir punzadas en los gemelos que lo hacían querer
detenerse, pero tenía que continuar, no tenía que dejarse atrapar. Cuando casi
alcanzaba la valla, de repente alguien apareció frente a él y se detuvo
abruptamente para no chocar contra la persona, después, echó a correr en la
otra dirección al darse cuenta de que había sido Luhan.
Escuchó
una maldición por parte del otro, demasiado cerca, tan cerca que si no
aligeraba lo atraparía, pero sus piernas no podían aguantar mucho más. Otra
vez, alguien apareció frente a él, pero en esta ocasión el chico no pudo frenar
y chocó de contra la persona. Intentó alejarse una vez recibió el golpe, pero
unos brazos largos que su cuerpo conocía demasiado bien lo rodearon en un
abrazo protector.
—Ya
no tienes que correr más, estoy aquí —dijo la voz de Chanyeol en su oído—. Te
protegeré de él.
—Chanyeol
—susurró.
27
de Noviembre 2013
Había
llegado justo a tiempo. Luhan no había podido alcanzarlo por muy poco, pero con
eso le bastaba, había truncado sus planes por el momento. Abrazó
protectoramente el chico que se encontraba entre sus brazos y miró con gran
odio al vampiro que había a unos metros de él tras la cortina de lluvia. Tenía
que poner a Jongdae fuera de su alance, lejos de Luhan y en un lugar donde el
agua no pudiera provocarle un resfriado.
—¡Qué
conmovedor! —se burló este—. ¿Te protegeré? No has sido capaz de protegerlo en
setecientos años, ¿por qué lo ibas a poder proteger esta vez?
—¡Cállate!
—le gritó—. Las otras veces me pillaste desprevenido, no sabía nada de él y
cuando llegaba ya era demasiado tarde. Esta vez he llegado justo a tiempo para
matarte.
—¿Y
cómo vas a hacerlo? —preguntó con una sonrisa cínica que le recordó de cierta
manera a Yifan, desafiándolo y enfadándolo por igual—. Si lo proteges no podrás
acercarte a mí para matarme, pero si te alejas de él, no dudaré ni un segundo
en asesinarlo delante de ti, como en las anteriores ocasiones. ¿No lo prefieres
así? De esta forma no romperías una tradición tan antigua.
Jongdae
se apretó un poco más fuerte contra su cuerpo al escuchar aquellas palabras.
No, no podía dejar que lo tocara, pero tenía razón, no podía hacer las dos
cosas a la vez, así que primero tendría que dejar al chico en algún lugar en el
que el otro no pudiera entrar para ponerlo a salvo mientras se enfrentaba a él.
Miró
de reojo a un lado y a otro, encontrando a su derecha la caseta donde debía
guardar sus herramientas el jardinero de la familia. Podía llegar a ella en no
más de dos segundos cargando con Jongdae y dejarlo allí para que no pudiera
tocarlo en caso de que a él le ocurriera algo, pero durante ese tiempo los
dejaría expuestos y dudaba que Luhan no aprovechara una oportunidad de oro como
aquella. No tenía mucho tiempo y tampoco tenía muchas opciones porque no podía
dejarlo en ningún otro lugar. Debía decidirse rápido.
En
ese momento, una figura imponente se interpuso entre él y Luhan y giró su
cabeza hacia él levemente.
—Llévatelo
de aquí, yo lo entretengo —le dijo Yifan.
Por
primera vez en varios siglos, Chanyeol obedeció sus órdenes inmediatamente.
Bajó una de sus manos hacia el trasero de Jongdae e hizo que envolviera sus
piernas en su cintura antes de echar a correr hacia la caseta. No miró hacia atrás,
así que se perdió el momento en el que Yifan detuvo a Luhan para que no saliera
tras ellos. Un segundo después llegaba al pequeño lugar y abría la puerta,
dejando al chico en el suelo al hacerlo.
—Entra,
rápido —lo apremió.
—No.
Entra conmigo —dijo Jongdae agarrando con su puño su camiseta para no dejarlo
ir—, así sabré que eres tú quien viene a buscarme cuando todo acabe —Chanyeol
asintió e ingresó durante un momento al lugar junto a él.
—Volveré
pronto —murmuró, besando su frente.
—Ten
cuidado.
El
vampiro se mordió el labio inferior al ver la preocupación que mostraba el
rostro de Jongdae y no pudo detener el impulso de besar sus labios un segundo
porque quizás podría ser la última vez que lo hiciera. Una vez se separó de él,
salió de la caseta y cerró la puerta para aislar al chico y para que Luhan no
pudiera hacerle ningún daño si él no podía finalmente detenerlo. Después, corrió
hacia el lugar en el que se encontraban los otros dos vampiros intentando
alcanzar al otro y se colocó junto a Yifan, haciendo que el otro se alejara un
poco de ambos.
—No
creí que fueras a ayudarme —le comentó.
—Hace
años lo ayudé a él pensando que era lo correcto —contestó, confirmando sus sospechas
de que había sido él quien le había desvelado el paradero de Jongdae la primera
vez—, pero he visto que lo que persigue desde entonces es una venganza sin
sentido, así que es mi deber pararle los pies de una vez por todas.
—Gracias,
aunque la ayuda definitiva llega un poco tarde.
—No
lo hago por ti, ni por el chico —le respondió, cortante—. Nunca es tarde para
un vampiro, siempre hace las cosas en el momento preciso.
—Gracias
de todos modos.
—¡Dejaos
de tanta charla inútil y luchad! —les gritó Luhan—. Tengo un humano al que
matar y no puedo perder el tiempo con vosotros.
—Ríndete,
Luhan —dijo Yifan—. No podrás ganarnos a los dos, lo sabes.
—Claro
que puedo, solo tengo que matar primero a uno y luego a otro.
Diciendo
estas palabras, el vampiro se lanzó hacia Chanyeol con las manos en alto,
dispuesto a arrancarle la cabeza de un solo golpe, pero este lo esquivó rodando
sobre el suelo. Yifan, en ese momento, aprovechó para situarse tras Luhan para
atacarlo, pero este se giró rápidamente, dándole una patada que casi impactó en
su cuerpo, pero el vampiro se alejó a tiempo para no recibirla. Yifan lo miró y
en sus ojos vio que si no seguían una buena estrategia podían llegar a perder
aquella batalla.
El
vampiro saltó a un lado y el otro lo siguió inmediatamente, alcanzándolo al
instante y volviendo a atacarlo. Luhan debía acabar de tomar una gran cantidad
de sangre para contar con aquella fuerza, velocidad y agilidad y, aunque
Chanyeol se había saciado unos días antes, parecía no ser suficiente. Sin embargo,
no podía dejarse vencer, debía acabar con él para que Jongdae no sufriera daño
alguno, así que, lo más rápida y silenciosamente que pudo, cargó contra el
vampiro, tomándolo desprevenido y tumbándolo sobre el embarrado suelo,
inmovilizándolo contra este.
—¿Por
qué le tienes tanto odio a Jongdae? —siseó, apretando fuertemente su agarre
ante los esfuerzos del otro por soltarse.
—Él
te alejó de mí —respondió.
—No,
yo me alejé voluntariamente —le dijo—, no quería seguir a tu lado.
—¡Mientes!
—gritó—. Tú me pertenecías y yo te pertenecía.
—Las
relaciones entre nuestra especie no son eternas, Luhan.
—Yo
te amaba y te sigo amando —contestó—, por eso tengo que matarlo, para que él no
vuelva a alejarte de mí.
—¿En
todos estos siglos no has entendido nada? —murmuró Chanyeol—. Da igual las
veces que me lo arrebates, da igual el tiempo que pase, él volverá a nacer y yo
estaré buscándolo hasta que lo haga para volver a estar a su lado.
—¿Por
qué nunca me miraste como lo mirabas a él? —los ojos de Luhan reflejaban todos
su celos por Jongdae.
—Porque
no eras tú a quién amaba.
Tras
escuchar aquellas palabras de los labios de Chanyeol, en un último gran
despliegue de fuerzas, Luhan se zafó de su agarre y lo tiró al suelo,
colocándose esta vez sobre él, buscando su cuello para arrancarle la cabeza y
así matarlo. Chanyeol lo agarró por las manos para que no pudiera hacerlo, pero
la fuerza del otro era mayor que la suya y por mucho que apretara los dientes,
intentando empujar con más fuerza, no podía contenerlo y si aquello seguía así
no tardaría en perder.
Sin
embargo, mientras forcejeaba con él se olvidó de que tenía otro enemigo y Yifan
apareció tras él, colocando sus grandes manos en su cuello, haciendo que el
vampiro detuviera al instante todos sus movimientos, alejando sus manos del
cuerpo de Chanyeol.
—Levántate,
Luhan —le ordenó y este lo hizo con una lentitud pasmosa—. Hace años te ayudé
porque creía que era lo mejor para nuestra comunidad, pero has llevado tu
venganza por tus celos demasiado lejos y necesitas que se te aplique tu castigo
por ello.
Luhan
no dijo absolutamente nada. Sabía que aquel era su final y que dijera lo que
dijera nada lo iba a librar de este, así que simplemente se dedicó a mirar a
Chanyeol, con sus ojos ardiendo por la ira. Este se levantó del suelo en el
preciso instante en el que la cabeza de Luhan caía de sus hombros. Durante un
par de segundos, el cuerpo convulsionó y luego se convirtió en un montón de
cenizas.
—Polvo
eres y en polvo te convertirás —murmuró Yifan—, hace tiempo que nuestros
cuerpos debieron volver al lugar al que pertenecen.
—Gracias
—el vampiro lo miró unos momentos cambiando sus ojos escarlata a su color
oscuro habitual y luego desapareció.
Chanyeol
salió corriendo en cuanto se encontró solo en el jardín de la casa de los Kim hacia
la caseta y abrió la puerta de esta, entrando con precipitación al lugar
buscando a Jongdae por todos lados. Lo encontró en un lugar algo alejado de la
entrada, tras un fortín hecho de cajas de herramientas y sonrió aliviado,
acercándose a él. El chico se levantó del suelo y comenzó a retirar sus
defensas para dejarle paso y el vampiro no dudó ni un segundo en abrazarlo
fuertemente contra su cuerpo.
—Ya
ha pasado todo —le susurró, acariciando su espalda—. Él no volverá a hacerte
daño. Nunca más.