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jueves, 24 de marzo de 2022

[Chapter VI] Kingdom of Rain {Darnthur}

 

Chapter VI: a revealed secret

 

            Arthur nunca había estado en la habitación en la que se encontraban en esos momentos, no había estado en la mayoría de lugares del castillo a pesar de que había explorado algunos sitios junto a JaHan, que le habían enseñado las habitaciones más importantes, el comedor principal, el salón del trono, una sala donde se solían celebrar los festejos más importantes, algunas habitaciones vacías que habían pertenecido a los nobles que se alojaban de forma permanente o intermitentemente en la corte del lugar, pero nunca había entrado a aquella pequeña habitación en la que solo había una mesa y un par de sillas, con sus paredes repletas de estanterías que estaban a rebosar de pergaminos, algunos cofres cerrados desperdigados por el suelo. Estaba en un lugar bastante recóndito y Dann había abierto la puerta con una llave que se había sacado de entre sus ropajes, por lo que suponía debía de ser un lugar bastante importante, lo más probable que fuera la sala del archivo del reino o la de las cuentas. Era un sitio bastante cerrado y privado, la pesada puerta de madera y metal que la cerraba y la mantenía alejada de oídos indiscretos, con solo una ventana en la parte alta que Arthur imaginaba que daba a la parte de la muralla externa del castillo, donde nadie podría acceder a ella. Dann se había sentado en una de las sillas que se encontraban en el lugar y le había indicado al recién llegado que se sentara en la otra, pero éste había rechazado su oferta y seguía en pie, apoyándose en su vara blanca que relucía bajo la luz amarillenta de las velas que iluminaban la estancia con un color extraño, casi parecía refulgir con magia. El recién llegado era una persona bastante misteriosa, casi mística, Arthur había leído mucho en sus libros sobre magia, sobre las personas que la practicaban y ante él parecía tener a un practicante, su piel, su cabello, sus ropajes, todo en él era blanquecino, menos sus ojos, de color oscuro, que contrastaban de una forma irremediablemente atractiva y cautivadora, unos ojos oscuros que parecían querer arrancar todos sus más profundos secretos cada vez que lo miraba.

 

jueves, 1 de agosto de 2019

[Chapter 6] Love Game {Varias}


Chapter 6

HyunJin sabía que a SeungMin le pasaba algo con él porque estaba raro. Estaba demasiado raro y no le gustaba ni un pelo que estuviera así. Suponía, por otras cosas que habían pasado anteriormente en el tiempo que llevaban saliendo, que la culpa del por qué el chico se comportaba así, la tenía él. ¿El motivo? Eso era ya algo más complicado de averiguar. HyunJin nunca había sido demasiado espabilado para pillar ese tipo de cosas, así que le había tratado de preguntar a su novio qué era lo que había hecho mal para poder solucionarlo y estar bien de nuevo porque odiaba muchísimo no estar bien con SeungMin, no verlo sonreír y no poder acercarse a él a menos de tres metros. Sin embargo, aunque le había preguntado, éste lo único que había hecho era encogerse de hombros y soltarle un “tú sabrás” antes de irse junto a JeongIn para tratar de darle un abrazo por sorpresa.

martes, 13 de noviembre de 2018

[Chapter Six] 20th Century Love {SeungIn}


Chapter Six

Después de la tempestad, siempre llegaba la calma. Aquello era lo que le había dicho su madre toda la vida, se lo había dicho cuando habían pasado penurias económicas, cuando su padre había fallecido o cuando InSeong había fallado en entrar al equipo de baloncesto porque no era lo suficientemente alto. Su madre le había dicho siempre que los malos momentos se acababan y que los buenos prevalecían sobre estos… pero InSeong se había metido en un pozo sin fondo lleno de mierda hasta los topes del que no podía escapar por más que lo intentara. ¿No tenía él ya suficiente con el tema de su “nueva familia”? No. Lo que fuera que hubiera en el cielo había decidido castigarlo todavía más, porque se veía que todavía no estaba en lo más hondo de aquel infinito pozo de mierda.

jueves, 28 de septiembre de 2017

[Capítulo 6] The Secret {Varias}



Capitulo Sexto


            El camino de regreso a casa había sido emprendido en el instante en el que la elfa se despertó con las fuerzas renovadas después de haber descansado lo suficiente. Ya no tenía nada que hacer en aquel lugar, había cumplido con su misión y ahora todo se desarrollaría de la forma en la que debía ser, por lo que YeoReum ya no podía hacer nada más que esperar y rezar porque todo fuera bien, sin que hubiera ningún contratiempo. Y con esa determinación, la joven avanzaba a paso rápido por el suelo del Bosque Sagrado, en la dirección contraria a la que había seguido la vez anterior, cuando se había adentrado hasta su más profundo corazón. A su lado, siempre pendiente de todo lo que los rodeaba, iba el espíritu del bosque en su forma animal, protegiéndola con su simple presencia.

martes, 18 de abril de 2017

[Capítulo 6] 첫사랑 (First Love) {BamMin}



Chapter Six
Do you have problems?


JiMin terminó su agenda en la radio la mañana del lunes y tras despedirse de las personas con las que trabajaba en aquel lugar y recoger todas sus cosas, se fue directa al coche con su mánager para que la llevara hasta la empresa, donde pensaba pasarse el resto del día. Los días que tenía cosas programadas, generalmente la chica iba a la cita y después, sin ninguna prisa volvía al edificio de la JYP para practicar un poco y para trabajar algo en el próximo álbum que sacaría; sin embargo, aquel día estaba un poco apurada porque tenía que encontrarse aunque fuera solo unos momentos con BamBam.

jueves, 17 de noviembre de 2016

[Capítulo 6] El Instituto de la Muerte {Varias}






            Lu Han apenas había podido pegar ojo aquella noche por la anticipación que sentía por lo que al día siguiente tenía dos grandes ojeras bajo sus ojos casi tan grandes como las que solía tener ZiTao, solo que el menor las tenía porque se quedaba enganchado a los videojuegos hasta altas horas de la madrugada y las de Lu Han habían aparecido porque quería que llegara ya el momento de regresar al instituto a la mañana siguiente para poder maquinar con sus amigos qué era lo siguiente que iban a hacer para poder encontrar a su hermano lo más rápido posible. Ya casi hacía una semana de lo sucedido y estaba preocupado por lo que les hubiera podido suceder a los chicos.

miércoles, 10 de junio de 2015

Triwizard Tournament

Capítulo 6
Parejas

            Habían pasado un par de días desde que la primera de las tres pruebas había tenido lugar y JongIn ya se sentía mejor. Tanto la directora McGonagall, como JunMyeon, el chico de Ravenclaw, le habían dado unas pociones para que su cuerpo se recuperara más rápidamente de la fatiga y el chico les estaba muy agradecido a ambos por cuidarlo de aquella manera. Al volver a subir, por primera vez después de la prueba, aquella empinada pendiente para poder llegar al castillo de Durmstrang, el chico sintió que los músculos se le resentían un poco, pero no era para tanto, por lo que ni siquiera se quejó.

viernes, 17 de abril de 2015

Nothing Matters (when you're in love)

Capítulo 6
Separación



            Escuché una puerta de las de la planta en la que nos encontrábamos abrirse e intenté mucho más alejarme de JunMyeon porque era seguro que quien había abierto la puerta era Fan. No había nadie más en aquel lugar. Pero mis esfuerzos solo sirvieron para redoblar la fuerza que me mantenía contra la pared. Sentí unos pasos apresurados a mi derecha y supe que Fan venía para quitarme a aquel tipo de encima, sin embargo, estos se detuvieron de pronto, justo cuando la voz de mi abuela se alzaba en el silencio del pasillo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

One last time

Capítulo VI
When love and death embrace

            El bosque estaba oscuro y silencioso. Los únicos sonidos que podían escucharse eran los que provocaban los pies de su presa al pisar el suelo lleno de hojarasca y su respiración acelerada por la carrera. Huía de él, Chanyeol lo había escondido bien y le había dado instrucciones para que huyera si notaba algo extraño, pero él jamás dejaría que se le escapara ahora que había encontrado a aquel que le había arrebatado lo que era suyo. Era mucho más rápido que el humano, pero no utilizó toda su fuerza para alcanzarlo, si seguía persiguiéndolo el otro acabaría por cansarse tarde o temprano. Débiles humanos. Vio cómo tropezaba y caía al suelo sin poder levantarse de este y supo que la culminación de su venganza estaba cada vez más cerca. Sonrió burlonamente dejando que sus colmillos crecieran, llegando hasta él a la vez que este alzaba la cabeza. Notó el reconocimiento en sus ojos y su sonrisa se amplió antes de dejar su puño caer contra su torso para poder romperle las costillas y así poder extraer su palpitante corazón.


21 de Noviembre 2013

            Jongdae se despertó de golpe con el corazón latiendo desbocadamente en su pecho y los ojos algo desenfocados. Todavía podía ver en la blanca pared aquellos iris rojos como la sangre que lo habían perseguido por el bosque durante su pesadilla. Intentó tranquilizarse porque solo había sido un sueño, no era nada real y no tenía por qué preocuparse, pero no lo consiguió hasta que sintió la fría mano de Chanyeol agarrando la suya y apretándola para hacerle saber que estaba ahí con él. Aun así, su corazón no consiguió calmarse hasta varios minutos después y la sensación de miedo tampoco lo abandonó.

            —¿Estás bien? — escuchó preguntar a la persona con la que compartía la cama.
            —Sí, solo he tenido una pesadilla —contestó, girándose hacia él. El vampiro se encontraba tumbado de costado, sujetando su cabeza con su mano y apoyando su codo contra la almohada, sus ojos oscuros le transmitían su preocupación por él—. Estoy bien, de verdad —aseguró de nuevo.
            —Está bien —Chanyeol sonrió—. ¿Qué quieres de desayunar? —se alzó un poco y lo besó en los labios para acompañar así su pregunta, distrayéndolo momentáneamente del mal rato que había pasado.
            —Lo que sea —respondió con una sonrisa, devolviendo otro beso antes de que el otro se levantara de la cama que habían compartido en las últimas noches.
            —Iré a ver que hay por la cocina, entonces.

            Una vez Chanyeol desapareció de su vista Jongdae borró la sonrisa de su rostro. A pesar de estar perfectamente con la compañía del vampiro quería volver a casa, quería saber cómo se encontraba su hermano y quería asegurarse de que todo fuera como debería ir. Jongin lo informaba de las cosas que pasaban en casa dejándole mensajes en kakao talk o llamándolo y hablando directamente de vez en cuando, pero quería ver que todo iba bien con sus propios ojos. Así que, aquel sería el día en el que volvería a casa, lo había decidido, y como para apoyar su decisión, le llegó un mensaje de Jongin en el que le decía que lo echaba de menos y que quería que regresara a casa lo más pronto posible.

            Por eso, tras el desayuno, Jongdae le había pedido a Chanyeol que lo llevara a casa. El vampiro había objetado que aún era posible que no fuera seguro ir a su hogar, pero el chico quería volver a toda costa porque estaba preocupado por su familia y también por los trabajadores del lugar, que desde que era pequeño lo habían cuidado, mimado y regañado a partes iguales. Por eso, y porque le había puesto una expresión de súplica demasiado adorable, Chanyeol no le había podido decir que no finalmente, así que, casi una hora más tarde, se encontraban allí, en la casa de los Kim.

            —¿Subirías a la habitación de mi hermano para ver cómo se encuentra? —le preguntó—. Te daré permiso para que puedas entrar y acercarte a él —agregó, recordando que los vampiros no podían entrar a ningún lugar si no habían sido invitados con anterioridad.
            —Lo haré —respondió, sacándole una pequeña sonrisa al otro.

            Unos momentos más tarde, abandonaban en coche y entraban a la casa. La puerta les fue abierta por Kyungsoo, que saludó cariñosamente al chico, pero que miró con un poco de recelo a Chanyeol; después, Jongdae lo guio escaleras arriba y cuando llegaron a la habitación en la que dormía su hermano mayor, abrió y lo invitó a pasar con él.

            Minseok estaba tumbado en la cama y parecía tener mejor color que la anterior vez que lo había visto, así que el chico suspiró aliviado a la vez que se acercaba a su durmiente hermano. Al llegar a su lado, tocó su frente, notando que ya no tenía la fiebre alta y su interior se quedó mucho más tranquilo. Se giró entonces hacia Chanyeol, concediéndole el permiso para que se acercase a su hermano y viera así cuál era su estado.

            —A ver… —el vampiro no dijo mucho más mientras daba algunos pasos hasta colocarse a su lado y comenzaba luego a examinar a Minseok. Parecía muy concentrado en su tarea y eso hacía que Jongdae estuviera feliz porque estaba ayudándolo aun cuando no tenía por qué hacerlo, pero seguramente era para verlo contento—. Mmm… creo que el vampiro no ha tomado mucha sangre de su cuerpo —comentó mientras observaba las marcas de los colmillos—, aunque sí que lo hace con bastante frecuencia.
            —¿Eso es bueno o malo? —preguntó un poco alarmado.
            —Depende, no creo que le pase nada a no ser que él venga a tomarle grandes cantidades, tiene las defensas bajas y está muy delgado, así que eso sería un problema —murmuró—, pero si hace esto, se quedaría sin más sangre y sin la posibilidad de volver a esta casa, así que no creo que lo haga.
            —Entonces solo debemos evitar que vuelva a beber, ¿no? —dijo—. Para estar completamente seguros de que no le va a pasar nada —Chanyeol asintió lentamente.
            —No tienes que preocuparte demasiado, por ahora está estable.
            —Está bien —murmuró—. Gracias. Muchas gracias —le dedicó una sonrisa sincera y luego se acercó hasta él para pasar los brazos por su cintura y apretarse contra su cuerpo.
            —¿Estarás bien si me voy? —cuestionó Chanyeol. Jongdae hizo un puchero, aunque este no pudo ser visto por el otro ya que tenía la cara pegada a su torso.
            —Si no estoy bien lo sabrás inmediatamente —dijo únicamente.
            —Vale —murmuró el otro, haciendo que se separara de él. Jongdae le dedicó una sonrisa tranquilizadora para que pudiera irse sin preocuparse por lo que le podría pasar ahora que no lo tenía cerca en todo momento—. Si pasa algo extraño o…
            —Lo sé, lo sé —el chico lo rodeó, colocándose tras él y comenzó a darle algunos empujones por la espalda para que saliera—. Eres una persona muy ocupada, tienes que revisar que tu dinero siga creciendo más y más, así que deja de pensar en si estaré bien o no, lo estaré.
            —Jongdae… —se giró hacia él, seguramente para decirle lo peligroso que era el vampiro, pero no lo dejó pronunciar más que su nombre.
            —Sí, sí —le dio un breve beso en los labios y luego le sonrió—, estaré bien, de verdad, puedo arreglármelas solo.

            Chanyeol lo miró unos momentos y luego asintió, dándose la vuelta y saliendo de la habitación. Jongdae lo siguió de cerca hasta que llegó a la planta baja y le abrió la puerta principal para que pudiera irse de la casa. El chico no le quitó el ojo de encima hasta que el coche salió de la propiedad de los Kim y se perdió de su vista en la carretera que llevaba a la ciudad.

            Jongdae suspiró.

            Claro que entendía la gravedad de todo aquello, entendía que si daban un paso en falso podría morir él, Chanyeol o alguien de su familia y no quería que nada de eso ocurriera, pero no podía quedarse de brazos cruzados en el apartamento de Chanyeol, no cuando era su hermano mayor quién estaba sufriendo por algo que no era culpa suya. Por ese motivo, quería quedarse en su propia casa, para poder observar a Minseok, ver cómo evolucionaba y alejar cualquier peligro que pudiera acecharle. Le debía muchas cosas a su hermano, que siempre lo había cuidado y quería devolverle todo lo que había hecho por él a lo largo de los años.


21 de Noviembre 2013

            Chanyeol arrancó el coche y luego lo puso en movimiento para salir de la propiedad de los Kim bajo la atenta mirada de Jongdae. Se sentía mal por haberle mentido de aquella manera al chico. Sabía perfectamente que Minseok no iba a sobrevivir si él volvía a tomar su sangre, ya fuera una pequeña o gran cantidad de esta, pero no quería preocuparlo por aquello porque eso haría que no se separase de su hermano, lo que lo pondría en un grave peligro. Había visto la expresión de felicidad en su rostro cuando vio a su hermano más estable y no quería entristecerlo de nuevo dándole aquella noticia, pero sobre todo, quería alejarlo lo máximo posible de él.

            El vampiro condujo velozmente hacia el centro financiero de la ciudad y aparcó en el primer lugar que vio libre en el parking para después comenzar a merodear por las concurridas calles de Seúl buscando un objetivo. Chanyeol sabía que el momento final se acercaba a marchas forzadas porque, ahora que estaba tan cerca, él no esperaría mucho tiempo más para llevar a cabo su venganza de nuevo, por eso debía estar preparado y fuerte para combatirlo en cualquier momento.

            Hacía varias semanas que no cazaba, desde aquella vez que había tomado la sangre del delgado chico que finalmente había perecido entre sus brazos, así que estaba hambriento y más débil de lo que era habitual. Así que dejó que sus sentidos fueran los que lo guiaran a través de la multitud, buscando un aroma característico que le hiciera desear la sangre de alguna de las personas que caminaban a su alrededor ajenos a él y a sus intenciones. Aquella vez no tardó tanto en encontrar lo que deseaba, y quizás fuera porque sabía que no podía perder el tiempo buscando una víctima porque necesitaba la sangre inmediatamente.

            En algún lugar en la periferia de sus sentidos dio con un aroma agradable y no tardó en ir en su busca. Era una chica de la que provenía aquel dulce aroma por el que se había sentido atraído y se encontraba caminando tranquilamente por la calle, escuchando música con unos grandes auriculares de color amarillo chillón que contrastaban bastante con el cabello dorado que ondeaba tras ella al andar sin prestar atención a nada más.

            Sería una presa muy fácil, así que Chanyeol la siguió a una distancia prudente durante varios minutos, casi saboreando su sangre en el paladar, hasta que la chica se detuvo frente a una tienda de cosméticos interesada en los productos que había en el escaparate. El vampiro vio el reflejo de su rostro fino en el cristal, completamente concentrado, y supo que aquel era su momento.

            Se acercó a ella con paso firme y tocó su hombro con su mano derecha para que se girara. Durante unos segundos, la chica no le prestó la más mínima atención, pero después, lentamente se volvió hacia él. Una vez conectó sus ojos castaños con los suyos, Chanyeol usó su influencia para inhibirle todos los sentidos, para que no tuviera ningún dominio sobre sí misma e hiciera todo aquello que le pidiera sin cuestionarse siquiera por qué lo hacía.

            —Ven conmigo —le susurró en el oído antes de echar a andar.

            La chica lo siguió sin vacilar ni un segundo y Chanyeol sonrió. Era tan fácil obtener lo que quería de los humanos, tan simple, que no le suponía ningún reto cazar y obtener así su tan deseado premio. Un sentimiento de remordimiento se instaló en su pecho porque cuando había conocido a Jongdae había utilizado su influencia en numerosas ocasiones para que hiciera lo que él quería. Si el chico se enteraba alguna vez de aquello, estaba seguro de que se enfadaría, por lo que no podía contárselo. No obstante, los remordimientos seguían estando en su mente. Negó con la cabeza, tenía que centrarse en cazar y olvidarse de aquello.

            Chanyeol se adentró en un callejón, mirando a un lado y a otro antes de hacerlo, asegurándose de que nadie lo hubiera visto y vigilando que no hubiera cámaras que pudieran delatar lo que estaba a punto de hacer. La chica lo siguió hasta lo más profundo del callejón, donde las sombras los ocultaban de la vista de cualquier curioso. En ese momento, el vampiro se abandonó a sus instintos más primitivos y dejó que sus colmillos crecieran y que sus ojos oscuros cambiaran a un color rojizo, unos segundos después, hundía sus dientes en la suave piel del cuello de la chica y le succionaba la sangre, teniendo cuidado de no mancharse para no delatar sus actividades, hasta que sintió cómo esta se desmayaba en sus brazos por la pérdida de aquel líquido rojo.

            En ese momento se detuvo y buscó el pulso de la chica, suspirando aliviado cuando lo encontró. No podría deshacerse de nuevo de un cadáver, y menos a la luz del día, por lo que agradecía tener un gran autocontrol en casos como aquel. Dejó a la chica apoyada contra la pared y sentada en el suelo del callejón, luego salió a la calle principal con gran cuidado, buscando a su próxima víctima.


27 de Noviembre 2013

            La lluvia que caía desde la mañana contra el cristal de su ventana era el único sonido que Jongdae se permitía poder escuchar. A pesar de que todavía estaba en mitad de las semana no había podido ir a la universidad porque el aguacero era demasiado fuerte, así que se había pasado el día intentando repasar algunos temas porque le habían puesto un examen en la segunda semana de diciembre, así que no le quedaba mucho tiempo.

            No había salido de la habitación más que para almorzar unos diez minutos y apenas le había prestado un mínimo de atención a Minah, que continuaba subida a su regazo, intentando que le hiciera caso mordisqueando el cordón que hacía que los viejos pantalones de chándal que vestía no se le cayesen. La gata lo había recibido el día que llegó bufándole porque seguramente olía demasiado a Chanyeol y se llevó un buen arañazo en el brazo que aceptó con gusto porque la había abandonado mucho tiempo. Sabía que había estado bien cuidada por Kyungsoo, porque se había asegurado de ello, pero aunque Minah había congeniado bien con el mayordomo, le reclamaba por su ausencia.

            A mitad de la tarde, Jongdae sintió a su estómago rugir como si se tratase de un león que llevara sin probar bocado más de una semana y decidió que era tiempo de hacer un descanso y dejar el tema para bajar a la cocina y coger algo para piquear antes de la cena de la nevera. Levantó a la gata de sus pantorrillas, desenganchando de sus uñas la tela del pantalón cuando se aferró a este para que no la alejara de él, pero finalmente se dio por vencida al ver que no era rival para Jongdae y dejó que la dejara sobre el suelo, después salió de su habitación.

           El timbre de la puerta sonó justo cuando pasaba por delante de esta, por eso fue él quien se encargó de abrirla, encontrándose al hacerlo a Luhan algo mojado por la incesante lluvia que caía desde la mañana. Sin pensarlo, lo dejó pasar al interior de la cálida casa para que no cogiera un resfriado.

            —Hola y gracias —dijo el recién llegado—. Se me ha hecho eterno el camino desde donde he dejado el coche hasta llegar aquí —comentó.
            —Hola —lo saludó Jongdae—. ¿No traías paraguas?
            —Sí, está en el maletero, pero para dos minutos no lo iba a sacar —rio quedamente, pero su rostro se puso serio de repente—. ¿Cómo sigue Minseok?
            —Por ahora está estable, aunque hace unos días me dio un susto de muerte —respondió—. Se pasa la mayor parte del día durmiendo o haciendo muy pocos esfuerzos para que no se ponga peor.
            —Subiré a verlo —le anunció.
            —Claro, está en su habitación.
            —Ok.

            Jongdae se despidió de Luhan y lo siguió con la mirada hasta que lo vio desaparecer en el piso de arriba. Después, retomó su camino hacia la cocina cuando un pequeño gruñido de su estómago le recordó por qué había bajado. En la estancia se encontró con Joonmyun y Sehun, hablando animadamente sentados en la mesa tomando un café. Ninguno de los dos notó su presencia, así que se dirigió directamente a uno de los armarios y cogió unas cuantas galletas, poniéndolas luego en una servilleta de papel para hacer más fácil su traslado hasta la mesa. Tan enfrascados estaban el jardinero y su hijo en su conversación que no se dieron cuenta de que estaba ahí hasta que el chico no se sentó en la mesa frente a ellos y les habló.

            —Está lloviendo a mares —ambos se giraron hacia él y le sonrieron.
            —Sí, por eso estamos aquí dentro —le comentó Joonmyun—. Con este tiempo no se puede hacer nada fuera —se quejó—. La primavera es mejor estación que el otoño, se pueden ver las flores, hace una temperatura agradable y yo no tengo tiempo para aburrirme porque hay muchas cosas por hacer, aunque la lluvia es buena para las plantas, pero no lo es para mis huesos, ya me voy haciendo mayor.
            —No digas eso, papá, estás hecho un chaval —el chico le dio una palmadita en la espalda que hace que casi se atragante con el buche de café que había tomado—. O quizás sí que te estás haciendo un poco mayor —sonrió.

            Jongdae esbozó una sonrisa también. Había echado de menos aquellas cosas y eso que no había estado en el apartamento de Chanyeol ni una semana, pero desde mucho antes había dejado de pasar tiempo con las personas que trabajaban en la casa. Cuando era pequeño y no tenía tantas responsabilidades le gustaba sentarse de vez en cuando en un taburete detrás de Joonmyun y escuchar todas sus explicaciones sobre las flores que había en el jardín y sobre cómo había que cuidarlas correctamente para que sobrevivieran al invierno y llegaran sanas a la primavera.

            Estaba meditando sobre aquello y sobre la solución que podía darle para pasar un poco de tiempo más en su compañía, cuando en aquel momento, la puerta de la calle se abrió y por ella entró su padre, acompañado de Zitao. Al chico aún le parecía un poco extraño que, a pesar de que su guardaespaldas fuera quien mantuviera una relación amorosa con su mujer, siguiera estando a su lado, protegiéndolo de todo aquel que no estaba de acuerdo con la ideología que seguía. Aquello era, al menos, curioso.

            Su padre se acercó a la cocina cuando los vio y saludó a sus empleados cordialmente, para después darle un beso en la cabeza a Jongdae y preguntarle dónde había estado.

            —Jongin dijo que te estabas quedando en casa de un amigo, pero no dijo por qué o por cuanto tiempo —le comentó—. Sé que no paso mucho tiempo en casa, pero cuando pregunté dónde estabas y no me supieron decir me alarmé porque creía que te había pasado algo.
            —No me pasó nada —le contestó con una cálida sonrisa—. Me quedé en casa de mi amigo porque estábamos haciendo un trabajo bastante extenso y complicado, así que cuando cerraba la universidad seguíamos haciéndolo en su casa.
            —Esa universidad te consume mucho tiempo —murmuró su padre cogiendo una de las galletas que había sacado el chico—. Creo que voy a tener que hacer algo con ello.

            Le dio otro beso en la cabeza y luego se despidió de los demás antes de irse al piso de arriba, a encerrarse seguramente en su despacho y continuar haciendo su trabajo. Si Jongdae no recordaba mal, ese día debía haber tenido un evento político al aire libre que lo más probable es que no se hubiera podido realizar por culpa de la lluvia. Una vez su padre salió de la cocina, Zitao se adentró en ella.

            —Buenas tardes —saludó, sentándose con ellos a la mesa. Todos le devolvieron el saludo y la sonrisa, el hombre parecía un poco cansado—. Jongdae —lo llamó—, ¿sabes dónde está tu hermano?
            —¿Jongin? —el guardaespaldas asintió—. Debe de estar en su habitación —contestó—. No lo he visto en todo el día, pero supongo que tiene que estar allí, no le gusta mucho la lluvia.
            —¿Te importaría decirle que baje?
            —No, sin problema —contestó—, me como las galletas y subo.

            Jongdae se terminó las pocas galletas que le quedaban en un santiamén, mientas la conversación en la mesa de la cocina se reanudaba y giraba en torno a las pocas horas que dormía el guardaespaldas en comparación con todo el trabajo que realizaba y que necesitaba unas vacaciones urgentemente. Después, se levantó de la mesa y salió de la cocina, subiendo las escaleras hasta llegar a la segunda planta y caminando hacia la habitación de su hermano menor. Llamó a la puerta y esperó unos segundos a que le dieran permiso para pasar al interior.

            —Jongin —llamó—. Zitao te está buscando, ¿puedes bajar? —dijo entrando en la habitación de su hermano menor, sin embargo no fue a este a quien encontró, sino a su amigo Baekhyun frente al espejo maquillándose el rostro—. Oh, lo siento —se disculpó—, no sabía que estabas aquí…
            —No pasa nada —le contestó el chico con una sonrisa, aplicándose los polvos de un color bastante más claro que el tono real de su piel.
            —¿Dónde está Jongin?
            —En el baño —le contestó mirándolo a través del espejo—, saldrá en unos momentos.
            —Le puedes decir que…

            Jongdae no pudo seguir hablando porque en ese momento unas palabras aparecieron en su mente. “Piel fría y pálida, facciones sensuales, labios rojos”. Miró de arriba abajo a Baekhyun, notando cómo sólo tenía la piel pálida en los lugares en los que se había aplicado el maquillaje y cómo sus labios no eran rojos como las anteriores veces que lo había visto, sino de un rosa pálido. Entonces, cayó en la cuenta de que había una persona que conocía con aquellas mismas características que diferenciaban a los vampiros de los humanos y salió de la habitación como alma que llevaba el diablo, sin importarle lo más mínimo haber dejado a Baekhyun muy confuso.

            No quería creerlo, pero no había más opciones, solo podía ser él. Lo había dejado entrar en su casa, lo había dejado que fuera con Minseok, le había servido en bandeja la sangre de su hermano mayor y Jongdae jamás se lo perdonaría.

            Abrió la puerta de la habitación de Minseok de par en par, encontrándose al hacerlo con la escena que más temía. Luhan estaba inclinado sobre su hermano, pero cuando lo escuchó, alzó la cabeza y el chico pudo ver la roja sangre recorriendo su barbilla, sus colmillos afilados y sus ojos de color escarlata. Aquellos ojos que lo miraban con odio y que Jongdae sintió que ya había visto antes, en sus pesadillas. El vampiro se lamió los labios para limpiarlos de la sangre de su hermano sin dejar de mirarlo fijamente y luego esbozó una sonrisa triunfal.

           —Por fin puedo consumar mi venganza —lo escuchó decir con una voz que le recordaba al hielo—, de nuevo.
            “Chanyeol”.


27 de Noviembre 2013

            La lluvia golpeaba contra el cristal de las ventanas del salón creando una música de ritmo constante. Chanyeol se encontraba tumbado en el sofá con su portátil sobre las rodillas leyendo las últimas noticias sobre el aumento del valor de algunas de las acciones que tenía de una empresa de informática que se encontraba en auge cuando de repente sintió que ya no estaba solo en su apartamento. El vampiro suspiró y cerró la tapa del portátil a la vez que se incorporaba para ver qué quería aquella persona. Yifan estaba plantado frente a él con una sonrisa cínica pintada en su rostro que hizo a Chanyeol bufar.

            —¿Qué haces aquí? —le preguntó.
            —Ahora que puedo entrar a tu casa sin ningún problema, me apetecía pasarme a saludar —le contestó—. Tenemos mucho de qué hablar, los años han transcurrido rápido y nos hemos perdido muchas de las vivencias del otro.
            —Esa mentira cuéntasela a otro —le pidió—. Yo sé que tienes otra intención al venir aquí —Chanyeol se levantó del sofá para ponerse a su altura—. ¿A qué has venido?
            —Parece que me conoces mejor de lo que creía —comentó el vampiro.
            —Deja los rodeos, Yifan, y dime a qué has venido.
            —Luhan está próximo a hacer su movimiento —contestó—. Venía a avisarte de ello.
            —Lo sé, ha estado bebiendo la sangre de uno de los hermanos de Jongdae —respondió—. No tardará mucho en presentarse.
            —¿Y dónde está el chico? —le preguntó—. Pensaba que lo tendrías custodiado bajo llave en este lugar para que él no lo encontrara.
            —Jongdae no quería abandonar a su familia a su suerte, así que dejé que se marchara, aunque sigo brindándole mi protección.
            —¿El bautismo del vampiro? —cuestionó.
            —Exacto.
            —Una buena estrategia —le comentó—. Convertirlo en vampiro no hubiera solucionado el asunto.
            —Lo sé.

            En aquel momento, Chanyeol escuchó algo en su mente, pero no podía distinguirlo bien, estaba demasiado lejos. Esperó a que volviera a repetirse, pero fue la angustia en su pecho la que lo avisó de que algo iba terriblemente mal antes de poder oír la voz de Jongdae llamándolo por su nombre. Abrió los ojos como platos y miró a Yifan antes de volver a hablar.

            —¿Qué pasa?
            —Ya ha hecho su movimiento —anunció antes de transportarse a la propiedad de los Kim.


27 de Noviembre 2013

            En cuanto escuchó aquellas palabras, Jongdae salió corriendo de la habitación. Sabía que tenía que alejarse de casa, que no tenía que involucrar a su familia en aquello porque podrían salir heridos y no se lo perdonaría, así que bajó las escaleras de tres en tres, teniendo cuidado de no tropezar y caer porque sería peor. Pasó como una exhalación por el vestíbulo y abrió la puerta que daba al exterior. Seguía lloviendo a mares, pero lo único que le importaba en el momento era escapar, atrapar un resfriado era la cosa más insignificante que le podía llegar a pasar. Tenía a un vampiro persiguiéndolo, eso era muchísimo más importante.

            Salió al jardín, cerrando la puerta tras de sí y llamando a Chanyeol una y otra vez en su mente, tal y como el otro le había dicho que hiciera si se encontraba en peligro. Estaba angustiado porque lo único que podía hacer era correr, no podía plantarle cara porque el vampiro era demasiado fuerte y sabía que, más pronto que tarde, este acabaría alcanzándolo si Chanyeol no escuchaba su llamada.

            Al bajar la escalinata de la entrada y pisar el embarrado suelo el chico se quedó clavado unos segundos en este, sin poder moverse. Levantó sus pies ejerciendo mucha más fuerza de la que creía que poseía y pudo salir de allí, yendo luego hacia el camino empedrado para no verse otra vez en aquella situación que lo retrasaría y lo haría una presa aún más fácil para el vampiro. Todavía no podía creer que Luhan fuera aquel que quería hacerle daño, las pocas veces que habían coincidido se había mostrado muy amable y pensaba que era bueno con Minseok, pero tras verlo chuparle la sangre no quedaba ninguna duda.

            La sangre. Chanyeol le había dicho que si volvía a succionarle sangre su hermano podría estar en peligro de muerte.

            “Chanyeol” llamó de nuevo con una gran angustia instalada en su pecho, sin escuchar ninguna respuesta.

            Jongdae frunció los labios en una fina línea y se forzó a seguir corriendo, a pesar de que jamás había sido buen deportista, en dirección a la verja que daba acceso a la propiedad. Comenzaba a sentir punzadas en los gemelos que lo hacían querer detenerse, pero tenía que continuar, no tenía que dejarse atrapar. Cuando casi alcanzaba la valla, de repente alguien apareció frente a él y se detuvo abruptamente para no chocar contra la persona, después, echó a correr en la otra dirección al darse cuenta de que había sido Luhan.

            Escuchó una maldición por parte del otro, demasiado cerca, tan cerca que si no aligeraba lo atraparía, pero sus piernas no podían aguantar mucho más. Otra vez, alguien apareció frente a él, pero en esta ocasión el chico no pudo frenar y chocó de contra la persona. Intentó alejarse una vez recibió el golpe, pero unos brazos largos que su cuerpo conocía demasiado bien lo rodearon en un abrazo protector.

            —Ya no tienes que correr más, estoy aquí —dijo la voz de Chanyeol en su oído—. Te protegeré de él.
            —Chanyeol —susurró.


27 de Noviembre 2013

            Había llegado justo a tiempo. Luhan no había podido alcanzarlo por muy poco, pero con eso le bastaba, había truncado sus planes por el momento. Abrazó protectoramente el chico que se encontraba entre sus brazos y miró con gran odio al vampiro que había a unos metros de él tras la cortina de lluvia. Tenía que poner a Jongdae fuera de su alance, lejos de Luhan y en un lugar donde el agua no pudiera provocarle un resfriado.

            —¡Qué conmovedor! —se burló este—. ¿Te protegeré? No has sido capaz de protegerlo en setecientos años, ¿por qué lo ibas a poder proteger esta vez?
            —¡Cállate! —le gritó—. Las otras veces me pillaste desprevenido, no sabía nada de él y cuando llegaba ya era demasiado tarde. Esta vez he llegado justo a tiempo para matarte.
            —¿Y cómo vas a hacerlo? —preguntó con una sonrisa cínica que le recordó de cierta manera a Yifan, desafiándolo y enfadándolo por igual—. Si lo proteges no podrás acercarte a mí para matarme, pero si te alejas de él, no dudaré ni un segundo en asesinarlo delante de ti, como en las anteriores ocasiones. ¿No lo prefieres así? De esta forma no romperías una tradición tan antigua.

            Jongdae se apretó un poco más fuerte contra su cuerpo al escuchar aquellas palabras. No, no podía dejar que lo tocara, pero tenía razón, no podía hacer las dos cosas a la vez, así que primero tendría que dejar al chico en algún lugar en el que el otro no pudiera entrar para ponerlo a salvo mientras se enfrentaba a él.

            Miró de reojo a un lado y a otro, encontrando a su derecha la caseta donde debía guardar sus herramientas el jardinero de la familia. Podía llegar a ella en no más de dos segundos cargando con Jongdae y dejarlo allí para que no pudiera tocarlo en caso de que a él le ocurriera algo, pero durante ese tiempo los dejaría expuestos y dudaba que Luhan no aprovechara una oportunidad de oro como aquella. No tenía mucho tiempo y tampoco tenía muchas opciones porque no podía dejarlo en ningún otro lugar. Debía decidirse rápido.

            En ese momento, una figura imponente se interpuso entre él y Luhan y giró su cabeza hacia él levemente.

            —Llévatelo de aquí, yo lo entretengo —le dijo Yifan.

            Por primera vez en varios siglos, Chanyeol obedeció sus órdenes inmediatamente. Bajó una de sus manos hacia el trasero de Jongdae e hizo que envolviera sus piernas en su cintura antes de echar a correr hacia la caseta. No miró hacia atrás, así que se perdió el momento en el que Yifan detuvo a Luhan para que no saliera tras ellos. Un segundo después llegaba al pequeño lugar y abría la puerta, dejando al chico en el suelo al hacerlo.

            —Entra, rápido —lo apremió.
            —No. Entra conmigo —dijo Jongdae agarrando con su puño su camiseta para no dejarlo ir—, así sabré que eres tú quien viene a buscarme cuando todo acabe —Chanyeol asintió e ingresó durante un momento al lugar junto a él.
            —Volveré pronto —murmuró, besando su frente.
            —Ten cuidado.

            El vampiro se mordió el labio inferior al ver la preocupación que mostraba el rostro de Jongdae y no pudo detener el impulso de besar sus labios un segundo porque quizás podría ser la última vez que lo hiciera. Una vez se separó de él, salió de la caseta y cerró la puerta para aislar al chico y para que Luhan no pudiera hacerle ningún daño si él no podía finalmente detenerlo. Después, corrió hacia el lugar en el que se encontraban los otros dos vampiros intentando alcanzar al otro y se colocó junto a Yifan, haciendo que el otro se alejara un poco de ambos.

            —No creí que fueras a ayudarme —le comentó.
            —Hace años lo ayudé a él pensando que era lo correcto —contestó, confirmando sus sospechas de que había sido él quien le había desvelado el paradero de Jongdae la primera vez—, pero he visto que lo que persigue desde entonces es una venganza sin sentido, así que es mi deber pararle los pies de una vez por todas.
            —Gracias, aunque la ayuda definitiva llega un poco tarde.
            —No lo hago por ti, ni por el chico —le respondió, cortante—. Nunca es tarde para un vampiro, siempre hace las cosas en el momento preciso.
            —Gracias de todos modos.
            —¡Dejaos de tanta charla inútil y luchad! —les gritó Luhan—. Tengo un humano al que matar y no puedo perder el tiempo con vosotros.
            —Ríndete, Luhan —dijo Yifan—. No podrás ganarnos a los dos, lo sabes.
            —Claro que puedo, solo tengo que matar primero a uno y luego a otro.

            Diciendo estas palabras, el vampiro se lanzó hacia Chanyeol con las manos en alto, dispuesto a arrancarle la cabeza de un solo golpe, pero este lo esquivó rodando sobre el suelo. Yifan, en ese momento, aprovechó para situarse tras Luhan para atacarlo, pero este se giró rápidamente, dándole una patada que casi impactó en su cuerpo, pero el vampiro se alejó a tiempo para no recibirla. Yifan lo miró y en sus ojos vio que si no seguían una buena estrategia podían llegar a perder aquella batalla.

            El vampiro saltó a un lado y el otro lo siguió inmediatamente, alcanzándolo al instante y volviendo a atacarlo. Luhan debía acabar de tomar una gran cantidad de sangre para contar con aquella fuerza, velocidad y agilidad y, aunque Chanyeol se había saciado unos días antes, parecía no ser suficiente. Sin embargo, no podía dejarse vencer, debía acabar con él para que Jongdae no sufriera daño alguno, así que, lo más rápida y silenciosamente que pudo, cargó contra el vampiro, tomándolo desprevenido y tumbándolo sobre el embarrado suelo, inmovilizándolo contra este.

            —¿Por qué le tienes tanto odio a Jongdae? —siseó, apretando fuertemente su agarre ante los esfuerzos del otro por soltarse.
            —Él te alejó de mí —respondió.
            —No, yo me alejé voluntariamente —le dijo—, no quería seguir a tu lado.
            —¡Mientes! —gritó—. Tú me pertenecías y yo te pertenecía.
            —Las relaciones entre nuestra especie no son eternas, Luhan.
            —Yo te amaba y te sigo amando —contestó—, por eso tengo que matarlo, para que él no vuelva a alejarte de mí.
            —¿En todos estos siglos no has entendido nada? —murmuró Chanyeol—. Da igual las veces que me lo arrebates, da igual el tiempo que pase, él volverá a nacer y yo estaré buscándolo hasta que lo haga para volver a estar a su lado.
            —¿Por qué nunca me miraste como lo mirabas a él? —los ojos de Luhan reflejaban todos su celos por Jongdae.
            —Porque no eras tú a quién amaba.

            Tras escuchar aquellas palabras de los labios de Chanyeol, en un último gran despliegue de fuerzas, Luhan se zafó de su agarre y lo tiró al suelo, colocándose esta vez sobre él, buscando su cuello para arrancarle la cabeza y así matarlo. Chanyeol lo agarró por las manos para que no pudiera hacerlo, pero la fuerza del otro era mayor que la suya y por mucho que apretara los dientes, intentando empujar con más fuerza, no podía contenerlo y si aquello seguía así no tardaría en perder.

            Sin embargo, mientras forcejeaba con él se olvidó de que tenía otro enemigo y Yifan apareció tras él, colocando sus grandes manos en su cuello, haciendo que el vampiro detuviera al instante todos sus movimientos, alejando sus manos del cuerpo de Chanyeol.

            —Levántate, Luhan —le ordenó y este lo hizo con una lentitud pasmosa—. Hace años te ayudé porque creía que era lo mejor para nuestra comunidad, pero has llevado tu venganza por tus celos demasiado lejos y necesitas que se te aplique tu castigo por ello.

            Luhan no dijo absolutamente nada. Sabía que aquel era su final y que dijera lo que dijera nada lo iba a librar de este, así que simplemente se dedicó a mirar a Chanyeol, con sus ojos ardiendo por la ira. Este se levantó del suelo en el preciso instante en el que la cabeza de Luhan caía de sus hombros. Durante un par de segundos, el cuerpo convulsionó y luego se convirtió en un montón de cenizas.

            —Polvo eres y en polvo te convertirás —murmuró Yifan—, hace tiempo que nuestros cuerpos debieron volver al lugar al que pertenecen.
            —Gracias —el vampiro lo miró unos momentos cambiando sus ojos escarlata a su color oscuro habitual y luego desapareció.

            Chanyeol salió corriendo en cuanto se encontró solo en el jardín de la casa de los Kim hacia la caseta y abrió la puerta de esta, entrando con precipitación al lugar buscando a Jongdae por todos lados. Lo encontró en un lugar algo alejado de la entrada, tras un fortín hecho de cajas de herramientas y sonrió aliviado, acercándose a él. El chico se levantó del suelo y comenzó a retirar sus defensas para dejarle paso y el vampiro no dudó ni un segundo en abrazarlo fuertemente contra su cuerpo.

            —Ya ha pasado todo —le susurró, acariciando su espalda—. Él no volverá a hacerte daño. Nunca más.