Epílogo
30
de Noviembre de 2013
Las
gotas de agua recorrían el cristal de la ventanilla del coche que estaba
detenido frente a las puertas de forja del cementerio, dentro de este, se
encontraban tres chicos, uno en el asiento del conductor y los otros dos en los
traseros. Ninguno de ellos quería abandonar el vehículo porque eso significaba
que el momento que temían había llegado y, todavía, tenían la esperanza de que
todo aquello fuera un mal sueño. En cuanto abrieran la puerta la realidad los
golpearía contundentemente, con un gran mazo de madera, en el rostro y
preferían el mundo de los sueños. Sin embargo, tenían que enfrentarse a ella si
querían seguir adelante.
Su
hermano mayor, Minseok había muerto y ellos debían asistir a su entierro.
Unos
golpecitos en su cristal hicieron que Jongdae se sobresaltara un poco y mirara
en la dirección de la que procedía el ruido. Encontró a su padre vistiendo un
traje parecido al suyo y al de Jongin tras este, cubierto por una sombrilla
negra que era sujetada por Zitao. Le hizo un par de señas para que saliera del
coche y el chico inspiró hondo antes de coger su propio paraguas para salir al
exterior, no podía retrasar más el momento. Una vez estuvo fuera, su padre le
indicó que lo siguiera y se alejó un poco del Audi.
Las
gotas salpicando en la acera y chocando contra sus paraguas fue lo único que se
pudo escuchar durante unos momentos, mientras su padre parecía recoger las
fuerzas que necesitaba para hablar.
—Ahora
que Minseok ya no se encuentra entre nosotros recae sobre tus hombros toda la
responsabilidad como el hijo mayor de los Kim —nada más escuchar aquellas
palabras, Jongdae supo qué era lo que su padre le iba a pedir después—, así que
se espera de ti que sigas mis pasos.
El
chico asintió, no porque estuviera de acuerdo, sino porque no quería discutir
con su padre en aquellos momentos. Ni siquiera habían enterrado a su hermano y
ya estaba pensando en quién sería su sucesor. Jongdae apretó sus ojos, decidido
a no dejar escapar ninguna lágrima y luego se disculpó, retirándose del lugar,
caminando de nuevo al coche. Jongin estaba saliendo del vehículo cuando llegó,
así que lo ayudo, tapándolo con su sombrilla mientras él abría la suya para que
no se mojara y luego le pasó el brazo por los hombros y lo apretó fuertemente
contra su cuerpo durante unos momentos, aunque aquella acción fuera incómoda
por los paraguas.
Tras
darse ánimos mutuamente se encaminaron al cementerio, cruzando aquellas grandes
puertas de forjas y dando un paso tras otro por el embarrado camino hasta que
llegaron al mausoleo de los Kim. Allí se encontraban los familiares más
cercanos y algunos de los amigos de la familia, Chanyeol también estaba
presente frente a las puertas del edificio y, en cuanto lo vio, fue hacia él
para darle un gran abrazo. Entre los brazos de Chanyeol se sentía seguro y
protegido, como si el vampiro fuera su escudo ante el mundo y solo quería
quedarse entre estos el resto de la eternidad, pero aquel no era el momento.
Se
separó a regañadientes del otro y le dedicó una pequeña sonrisa forzada en
respuesta a la pregunta muda de si estaba bien. Después, cogió su mano y
entrelazó sus dedos antes de caminar hacia donde se encontraban los demás. La
pequeña ceremonia no tardó en empezar y tampoco tardó en terminar, ya que
algunos minutos después ya había acabado todo. Jongdae volvió a apretar sus
ojos para que las lágrimas no empezaran a caer por sus mejillas, porque tenía
que ser fuerte y retenerlas, al menos hasta salir de aquel lugar.
Había
sido culpa suya, porque si tan solo no hubiera dejado entrar a Luhan aquel día
a su casa, si tan solo se hubiera dado cuenta de que este era un vampiro mucho
antes, nada de aquello habría sucedido.
—No
te culpes —escuchó que le decía la voz grave de Chanyeol en su oído—. No es tu
culpa, no podías hacer nada por él.
—Pero…
—Recuerda
a tu hermano en los buenos momentos, recuerda que él no querría que te
hundieras en la miseria, él querría que fueras fuerte, valiente y que siguieras
adelante.
—Chanyeol…
yo… —no sabía qué era lo que había estado a punto de decir, pero se alegró un
poco de escuchar la voz de Jongin tras él, llamándolo, para no tener que
terminar su oración.
—Jongdae,
¿podemos hablar un momento?
—Claro
—se giró hacia el vampiro y este le indicó que no pasaba nada, así que fue
hacia su hermano—. ¿Qué sucede?
—Papá
me ha contado sobre la conversación de antes y ha visto claramente que tú no
quieres seguir los pasos de la familia Kim —comenzó, con la mirada decidida—.
No te fuerces a ello para protegerme, sigue tu propio camino porque yo no soy
un Kim y sé que jamás dejarán algo en mis manos, antes pasará todo a nuestro
primo —esbozó una pequeña sonrisa—. Sé que han pasado cosas que no quieres
contarme y que seguramente crees que tú tienes la culpa de todo, pero no es
así, no eres culpable de nada, así que sé feliz.
—¿Por
qué esta conversación suena un poco a despedida? —preguntó Jongdae algo
confundido.
—Porque
siento que a partir de ahora nuestras vidas se van a separar —respondió su
hermano—. Yo ya soy mayor y puedo cuidarme, así que comienza a pensar en ti
mismo y en tu futuro —Jongin se acercó a él y le dio un gran abrazo—. Al menos
mantén un poco de contacto, yo te llamaré siempre que pueda —y tras decir esto,
se alejó de él. Durante unos momentos simplemente se quedó bajo la lluvia, con
las palabras de su hermano resonando una y otra vez en su cerebro, pero cuando
encajó todo como si fuera un puzle, se giró rápidamente hacia Chanyeol.
—Cuando
me contaste el por qué no querías convertirme me dijiste que era muy duro dejar
atrás a las personas, pero estoy dispuesto a hacerlo porque quedarme con ellos
ha significado ponerlos en peligro y nunca ha sido una opción alejarme de ti
—dijo rápidamente, sin darse un tiempo para pensar y replantearse mejor las
cosas, porque sabía que si lo pensaba de nuevo antepondría a Jongin a sí mismo
otra vez. La sonrisa de Chanyeol le indicó que la opción que había elegido era
la correcta.
—Entonces,
habrá que ir buscando vasijas y cavando un hoyo en el jardín de tu casa
—murmuró.
Jongdae
esbozó una pequeña sonrisa antes de asentir. Ahora que Luhan ya no volvería a
cruzarse en sus vidas, que su hermano Minseok ya no se encontraba con ellos y
que Jongin podía valerse por sí solo, estaba preparado para dejarlo todo atrás
y comenzar una nueva vida, una vida junto a Chanyeol, una vida como vampiro.
Notas finales:
—Los títulos de los capítulos, así como el del fic,
están tomados de las canciones de HIM pertenecientes al álbum Razorblade Romance. Información sobre el
grupo (aquí).
—Información sobre el desarrollo de la Guerra de las
dos Coreas y su cronología (aquí).
—Información sobre el Audi A8 L de la página oficial
de Audi en Corea del Sur (aquí).
—Información sobre el Mercedes Clase SL de la página
oficial de Mercedes-Benz en Corea del Sur (aquí).
—Las edades de algunos de los personajes no
corresponden a las reales, como supongo que os habréis dado cuenta.
—La meteorología del periodo de tiempo abarcado en
esta historia no concuerda con la que hubo seguramente aquellos meses en Seúl,
así que, simplemente he hecho que esté despejado o nublado según me convenía.
—Siento si hay algún error con la localización de
los diversos sitios que nombro de Seúl.
—La información sobre los vampiros y la
caracterización de estos está tomada del libro Drácula de Bram Stoker.
—El señor Wu que regenta el quiosco de la facultad y
el vampiro Wu Yifan son la misma persona. ¿Cómo? Os preguntaréis. En la novela
de Bram Stoker, Drácula cambia su apariencia a placer y pasa de ser un hombre
de mediana edad, a un anciano, para luego convertirse en un treintañero.
Ventajas de ser un vampiro cuasi
inmortal.
—Información sobre la unificación de los tres reinos
(aquí) (León Márquez,
José Luis. Historia Mínima de Corea). Lo que he leído del libro está
bastante bien, así que si queréis conocer un poco la historia de Corea os lo
recomiendo.
—Agradezco enormemente
a las personas que han soportado mis locuras, mis días en blanco y mis ganas de
querer tirarme por puentes y ventanas por “no saber qué hacer con mi historia”
durante todo el verano. En especial a mi pequeña, que se tomó el tiempo de
sacarme de mis bloqueos a pesar de que ella también tenía miles de cosas que
hacer. Gracias. Sin vosotras no habría conseguido terminarlo a tiempo.