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lunes, 29 de julio de 2013

My First Kiss


My First Kiss


   -Buen trabajo, chicos- dijo el manager en cuanto los seis bajamos del escenario- vuestros compañeros también lo han hecho fantástico.

   Aquello nos hizo inmensamente felices a todos. Aunque nos hubiéramos tenido que separar para hacer las promociones y no los pudiéramos ver tan a menudo, sabíamos que lo daríamos todo por hacerlo lo mejor posible y hacernos un hueco en el mercado tan complicado que era el de la música.

   -Id a ducharos y luego os llevo a casa- dijo y eso fue lo que todos hicimos.

   Yo estaba muy cansado, demasiado cansado y la ducha, al contrario de lo que pensaba, me hizo estar más cansado en vez de despejarme. Por eso, cuando entramos en el coche y me senté entre SuHo hyung y JongInnie, no pude hacer más que quedarme dormido sobre el hombro de mi líder durante todo el camino a casa.

-oooOOOooo-

   Habíamos terminado de ducharnos y salimos del lugar para volver a casa. Me senté atrás, ya que ChanYeol había ocupado mi sitio delante porque estaba intentando ignorar a BaekHyun, que estaba más pesado que de costumbre, y aquello ya era decir.

   Nuestro maknae se sentó a mi lado y JongIn entró después. Me puse a mirar por la ventana para no ver al pequeño, porque con solo verlo, mi corazón comenzaba a latir fuertemente. Todo esto me pasaba desde que hacia unas semanas lo había pillado tocándose, en la cama, ajeno a que yo lo observaba y me ponía a cien con sus gemidos.

   Sacudí mi cabeza rojo como un tomate, desechando aquellos pensamientos para no volver a ponerme igual que aquella noche y acabar en el baño. Pero no pude dejar por mucho ese hilo de mis pensamientos, ya que de repente, su cabeza acabó sobre mi hombro, haciendo que mi cuerpo se tensara.

   -Hunnie...- llamó JongIn e intentó separarlo de mí, pero yo no lo dejé, rodeando al menor con mis brazos.
   -Déjalo dormir- salió de mis labios- está muy cansado.
   -¿No te molesta, hyung?- yo negué con la cabeza y él asintió, volviéndose hacia atrás para hablar con KyungSoo y BaekHyun.

   Me pasé todo el camino observándolo dormir. Era tan dulce, tan tierno, tan hermoso, que hacía que mi corazón se acelerara con cualquier acción o movimiento. Cuando llegamos a casa, JongIn intentó despertarlo de nuevo, pero yo negué con la cabeza.

   -Ya lo llevo yo- le dije y eso fue lo que hice. Lo saqué del coche, dormido y lo cargué en mi espalda, para dejarlo luego, cuando entramos a la habitación que compartíamos, sobre su cama. Debía estar muy dormido, ya que no se había despertado en ningún momento, por lo que me atreví a hacer algo que nunca me hubiera atrevido a hacer en cualquier otra circunstancia. Me incliné sobre él y rocé sus suaves labios con los míos- buenas noches, SeHun- murmuré contra estos- te quiero...- y salí de la habitación.

-oooOOOooo-

   Sentí algo cálido sobre mis labios, algo cálido y suave. Abrí mis ojos solo un poco y pude descubrir a SuHo hyung... Inclinado sobre mí, besándome. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y cerré mis ojos en el momento en el que noté que se separaba.

   -Buenas noches, SeHun... te quiero...- lo escuché murmurar y luego salir rápidamente de la habitación.

   Llevé mi mano a mis labios, notando todavía calor y un agradable cosquilleo. Sonreí, aquel había sido mi primer beso... y me lo había dado la persona que me gustaba... aunque él todavía no lo supiera...



martes, 15 de enero de 2013

SuHo (The Guardian)


SuHo
(The Guardian)



2/2


   Me desperté con dolor por todas las partes de mi cuerpo, me estiré como un gato y me levanté lentamente del incómodo sillón de la sala de espera del hospital en el que había dormido. Me dirigí hacia la máquina de bebidas y me saqué un té de burbujas, después, volví a aquel sillón, a la espera de noticias.

   La tarde anterior habían apuñalado a mi hyung, por defenderme y casi muere, bueno, todavía estaba en peligro, por eso no me dejaban visitarlo, pero si no llega a ser porque un chico se bajó de su coche y nos llevó al hospital, mi hyung ya no estaría aquí… y seguramente yo tampoco.

   Aunque todo aquello había sido horrible, y deseaba olvidar todo lo ocurrido, había una única cosa, bueno dos, que no me gustaría olvidar por nada del mundo, ese te amo y el roce de sus labios contra los míos. Eso me avergonzaba, pero a la vez me hacía sentir la persona más feliz del mundo, dentro de la preocupación que ahora sentía por él.

   Tan sumido en mis pensamientos estaba, que no vi la bata verde del médico de urgencias hasta que no lo tuve prácticamente delante.

   -¿Familia de Kim JunMyeon?- me preguntó y yo negué con la cabeza.
   -Pareja… creo…- murmuré. El hombre me miró de una manera extraña, pero siguió hablando.
   -¿Conoces a algún familiar suyo?- negué.
   -Sólo lo conozco a él.
   -Entendido- el hombre iba a retirarse, pero no lo dejé, el que no me hubiera comentado su estado de salud y sólo preguntara por su familia, me hacía pensar en lo peor.
   -¿Cómo está?- pregunté desesperado.
   -Su vida no corre peligro- contestó- deberías irte a casa, pequeño, tus padres deben de estar preocupados y por lo que veo no tienes pinta de ser mayor de edad.
   -Quiero quedarme aquí hasta que se despierte y pueda verlo- dije seguro de mí mismo. El hombre esbozó una pequeña sonrisa.
   -No podrás pasar a verlo hasta que su situación se normalice- respondió- será mejor que te vayas a casa, deja un número de contacto en recepción y ya te contactaremos- iba a protestar, pero sabía que él tenía razón, así que simplemente asentí y me levanté apesadumbrado.
   -Gracias por todo, ajussi- me incliné y me fui.

   Pasé una semana en blanco, sin saber nada de JunMyeon. En el colegio ya no me molestaban, sino que me miraban con miedo y no se acercaban a mí. En casa, varios vecinos bajaron a preguntar por él, ya que lo necesitaban para hacer unos arreglillos, y cuando les conté la situación, todos y cada uno de ellos fueron a visitarlo al hospital, pero tampoco los dejaron pasar a la habitación en la que estaba, como a mí, que me pasaba todas las tardes allí para que sólo me dijeran que evolucionaba. Cómo si fuera un Pokemon. Eso me ponía de los nervios.

   Y allí estaba, de nuevo en aquel hospital. Los enfermos y personal del hospital pasaban a mi lado casi sin mirarme, a lo suyo, porque la mayoría, ya me conocían y sabían por qué estaba en aquel lugar. De repente, un muchacho se acercó a mí y yo alcé la cabeza.

   -¿Eres Oh SeHun?- me preguntó y yo rápidamente asentí- no sé si debería decírtelo o no- murmuró- tampoco sé si está bien, pero…- miró a un lado y a otro y se acercó a mí- el paciente al que estoy ayudando a tratar pregunta por ti, se ve muy preocupado y está desesperado por verte- mi corazón comenzó a dar botes de alegría dentro de mi pecho- yo… si vienes conmigo… te llevaré a su habitación.
   -Iré contigo- dije y él sonrió.

   Me llevó por los pasillos, cuidándose de que nos vieran las menos personas posibles. Parecía que todavía no podía recibir visitas, pero mi hyung había ablandado el corazón de ese muchacho de prácticas que lo cuidaba y así podía ir a verlo. Llegamos a un pasillo, él abrió la primera puerta a la derecha y me hizo pasar rápidamente al interior.

   Era una habitación blanca muy pequeña, con una cama en el centro, en la que me esperaba mi hyung, con una sonrisa hermosa en su rostro y con una bata de hospital, de estas horrorosas que te dejan la espalda y el trasero al aire. Fui corriendo hacia él y lo abracé por el cuello, mientras comenzaba a llorar.

   -Hey… tranquilo…- pasó sus brazos a mi alrededor- no llores, pequeño… estoy bien…
   -Hyung…- fue lo único que pudo salir de mis labios.
   -No sabes cómo me alegra estar vivo- susurró y yo me aparté un poco para mirarlo a los ojos.
   -Yo… hyung…
   -No recuerdo mucho lo que pasó- dijo- pero recuerdo lo que te dije… y tu respuesta…- mi corazón comenzó a latir rápidamente- quiero saber… sino lo dijiste porque me… moría… porque yo…-lo callé tapándole la boca con mi mano.
   -Te amo… hyung- me sonrojé al decirlo, pero era la verdad y él tenía que saberlo. Me apartó la mano de su boca y mis labios fueron atrapados por los suyos.
   -Yo también te amo… Hunnie…- susurró contra mis labios al separarnos, íbamos a comenzar otro beso, pero una tos incómoda nos hizo separarnos y girarnos hacia el lugar de donde procedía. En la puerta estaba el chico que me había llevado allí.
   -Siento interrumpir este momento tan bonito y eso…- dijo- pero tengo que sacarte de aquí antes de que alguien te descubra y me suspendan las prácticas- asentí y sentí un suave beso contra mis labios al separarme.
   -Gracias, YiXing- dijo mi hyung.
   -No hay de qué- y el chico me sacó de allí. Salimos al pasillo y nos dirigimos de nuevo a la sala de espera, sin cruzarnos con apenas nadie.
   -Muchísimas gracias- me incliné y él sonrió.
   -Ha sido sólo por esta vez- contestó- en un par de días lo dejaran tener visitas, así que, podrás visitarlo más a menudo- sonreí- y para la semana que viene le darán el alta.

   Me alegró mucho el poder escuchar eso, pronto podría verlo cada día y también muy pronto podría estar de nuevo junto a él y en alguna de esas ocasiones, le daría las gracias, por hacerme sonreír cada día, por salvarme la vida y por amarme, porque nunca nadie había sido capaz de hacerlo, y nunca nadie más que él, sería capaz de volver a hacerlo.



viernes, 11 de enero de 2013

SuHo (The Guardian)


SuHo
(The Guardian)


1/2


   Dejé la maleta sobre la cama y luego comencé a explorar el lugar que sería mi hogar por un buen tiempo. No era excesivamente grande, ni excesivamente pequeño, además, estaba tirado de precio cuando lo alquilé, debido a que el anterior chico que vivía aquí, murió, o algo así. Me tiré en el sofá, cansado del viaje, y cuando estaba a punto de quedarme frito, sonó el timbre de la puerta. Me levanté desganado a abrir, y allí me encontré con un chico, que parecía mayor que yo.

   -Hola, soy el conserje- se presentó- ¿eres el nuevo chico?
   -Mmm sí… soy yo…
   -Kim JunMyeon- me tendió su mano y la acepté.
   -Oh SeHun- él sonrió ampliamente.
   -Para lo que necesites, aquí me tienes- y se despidió.

   Me dejó sumamente confuso la aparición de este chico. Notaba como algo raro a su alrededor, pero debía ser mi imaginación. Apenas en una semana y ya se me había roto un grifo, atrancado el fregadero, partido una pata de la cama y la tele no pillaba la señal. Ahí descubrí que el piso no estaba tirado de precio por la muerte del anterior inquilino, sino porque estaba hacho mierda.

   En aquella semana, el conserje se pasó más tiempo en mi piso que en cualquier otro sitio, y al final, casi sin pretenderlo, comenzamos a hacernos muy amigos. Resultaba que él estaba en la Universidad, y que se pagaba los estudios, trabajando de conserje de día, y estudiaba de noche. Yo todavía estaba en el instituto, pero como mis padres pasaban de mí y tenía dinero, me fui a vivir solo.

   JunMyeon hyung se pasaba las tardes conmigo, ayudándome en todo lo que podía. Decía que los vecinos ya sabían que él estaría allí siempre y que sólo tenían que tocar a mi puerta si lo necesitaban. Al final, después de un tiempo, la amistad se fue convirtiendo en cariño, y el cariño en amor, por lo menos por mi parte, porque él me trataba como a alguien a quien cuidar.

   Su presencia me hacía calmarme, ser feliz y disfrutar de la vida, en cuanto se iba, mi vida se desmoronaba. En el instituto no tenía un in amigo y sino todos, casi todos los días, me llevaba un par de golpes, que con mucho atino, le ocultaba a JunMyeon hyung para que no lo notara. Pero un día, no lo pude ocultar.

   -¿Qué te ha pasado, Hunnie?- peguntó preocupado nada más verme. Tenía un ojo algo hinchado y el labio partido, ése día me habían dado fuerte.
   -Yo… pues… en el instituto… me maltratan…- y antes de que mediera cuenta ya estaba entre sus brazos, sollozando como el niño pequeño que era mientras él me consolaba.
   -¿Por qué no me contaste nada?
   -No quería preocuparte…
   -Yo estoy aquí para protegerte…- acarició levemente mi rostro- descansa- me tumbé sobre su pecho- yo te cuidaré.

   El color rojo dominó mis sueños esa noche y cuando me desperté por la mañana, me encontré en mi cama. Me levanté y me arreglé para ir otro día a aquel lugar infernal. La mañana la pasé tranquila, pero cuando me disponía a volver, los chicos que siempre me atacaban, me rodearon en un callejón y comenzaron a pegarme de nuevo. Me encogí y dejé que lo hicieran, si me defendía, sería peor.

    De repente, sentí cómo dejaban de golpearme. Alcé la cabeza y vi una figura entre ellos y yo. Era JunMyeon. Forcejeaba con los cuatro chicos, hasta que uno se separó y sacó una navaja. Intenté alzarme, pero las piernas me fallaron, intenté gritar, pero la voz no me respondía y antes de que pudiera hacer nada, ese trozo de metal, ya estaba clavado en el cuerpo de la persona que amaba.

   Los chicos se miraron asustados y luego, tras dejar caer la navaja al suelo, salieron corriendo. Atrapé el cuerpo de mi hyung antes de que cayera al suelo. La herida de su abdomen sangraba en abundancia y yo intenté taponarla. Las lágrimas caían de mis ojos sin que yo pudiera detenerlas.

   -No… hyung…- susurré.
   -¿Estás bien… Hunnie?- dijo con una voz casi inaudible.
   -¡AYUDA!- grité, pero nadie me hizo caso- hyung…- él llevó una mano a mi rostro y me secó las lágrimas- ¿por… por qué…?
   -Porque soy tu guardián… yo… tenía que protegerte…
   -No… hyung… no…
   -Te amo… Hunnie… te amo… mucho…
   -Yo también te amo…- sentí sus labios sobre los míos y cuando nos separamos una sonrisa apareció en sus labios, justo antes de que sus ojos se cerraran y su cabeza dejaba de sostenerse, cayendo hacia atrás. Comencé a llorar desconsoladamente sobre su cuerpo- te amo… hyung…