martes, 15 de enero de 2013

SuHo (The Guardian)


SuHo
(The Guardian)



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   Me desperté con dolor por todas las partes de mi cuerpo, me estiré como un gato y me levanté lentamente del incómodo sillón de la sala de espera del hospital en el que había dormido. Me dirigí hacia la máquina de bebidas y me saqué un té de burbujas, después, volví a aquel sillón, a la espera de noticias.

   La tarde anterior habían apuñalado a mi hyung, por defenderme y casi muere, bueno, todavía estaba en peligro, por eso no me dejaban visitarlo, pero si no llega a ser porque un chico se bajó de su coche y nos llevó al hospital, mi hyung ya no estaría aquí… y seguramente yo tampoco.

   Aunque todo aquello había sido horrible, y deseaba olvidar todo lo ocurrido, había una única cosa, bueno dos, que no me gustaría olvidar por nada del mundo, ese te amo y el roce de sus labios contra los míos. Eso me avergonzaba, pero a la vez me hacía sentir la persona más feliz del mundo, dentro de la preocupación que ahora sentía por él.

   Tan sumido en mis pensamientos estaba, que no vi la bata verde del médico de urgencias hasta que no lo tuve prácticamente delante.

   -¿Familia de Kim JunMyeon?- me preguntó y yo negué con la cabeza.
   -Pareja… creo…- murmuré. El hombre me miró de una manera extraña, pero siguió hablando.
   -¿Conoces a algún familiar suyo?- negué.
   -Sólo lo conozco a él.
   -Entendido- el hombre iba a retirarse, pero no lo dejé, el que no me hubiera comentado su estado de salud y sólo preguntara por su familia, me hacía pensar en lo peor.
   -¿Cómo está?- pregunté desesperado.
   -Su vida no corre peligro- contestó- deberías irte a casa, pequeño, tus padres deben de estar preocupados y por lo que veo no tienes pinta de ser mayor de edad.
   -Quiero quedarme aquí hasta que se despierte y pueda verlo- dije seguro de mí mismo. El hombre esbozó una pequeña sonrisa.
   -No podrás pasar a verlo hasta que su situación se normalice- respondió- será mejor que te vayas a casa, deja un número de contacto en recepción y ya te contactaremos- iba a protestar, pero sabía que él tenía razón, así que simplemente asentí y me levanté apesadumbrado.
   -Gracias por todo, ajussi- me incliné y me fui.

   Pasé una semana en blanco, sin saber nada de JunMyeon. En el colegio ya no me molestaban, sino que me miraban con miedo y no se acercaban a mí. En casa, varios vecinos bajaron a preguntar por él, ya que lo necesitaban para hacer unos arreglillos, y cuando les conté la situación, todos y cada uno de ellos fueron a visitarlo al hospital, pero tampoco los dejaron pasar a la habitación en la que estaba, como a mí, que me pasaba todas las tardes allí para que sólo me dijeran que evolucionaba. Cómo si fuera un Pokemon. Eso me ponía de los nervios.

   Y allí estaba, de nuevo en aquel hospital. Los enfermos y personal del hospital pasaban a mi lado casi sin mirarme, a lo suyo, porque la mayoría, ya me conocían y sabían por qué estaba en aquel lugar. De repente, un muchacho se acercó a mí y yo alcé la cabeza.

   -¿Eres Oh SeHun?- me preguntó y yo rápidamente asentí- no sé si debería decírtelo o no- murmuró- tampoco sé si está bien, pero…- miró a un lado y a otro y se acercó a mí- el paciente al que estoy ayudando a tratar pregunta por ti, se ve muy preocupado y está desesperado por verte- mi corazón comenzó a dar botes de alegría dentro de mi pecho- yo… si vienes conmigo… te llevaré a su habitación.
   -Iré contigo- dije y él sonrió.

   Me llevó por los pasillos, cuidándose de que nos vieran las menos personas posibles. Parecía que todavía no podía recibir visitas, pero mi hyung había ablandado el corazón de ese muchacho de prácticas que lo cuidaba y así podía ir a verlo. Llegamos a un pasillo, él abrió la primera puerta a la derecha y me hizo pasar rápidamente al interior.

   Era una habitación blanca muy pequeña, con una cama en el centro, en la que me esperaba mi hyung, con una sonrisa hermosa en su rostro y con una bata de hospital, de estas horrorosas que te dejan la espalda y el trasero al aire. Fui corriendo hacia él y lo abracé por el cuello, mientras comenzaba a llorar.

   -Hey… tranquilo…- pasó sus brazos a mi alrededor- no llores, pequeño… estoy bien…
   -Hyung…- fue lo único que pudo salir de mis labios.
   -No sabes cómo me alegra estar vivo- susurró y yo me aparté un poco para mirarlo a los ojos.
   -Yo… hyung…
   -No recuerdo mucho lo que pasó- dijo- pero recuerdo lo que te dije… y tu respuesta…- mi corazón comenzó a latir rápidamente- quiero saber… sino lo dijiste porque me… moría… porque yo…-lo callé tapándole la boca con mi mano.
   -Te amo… hyung- me sonrojé al decirlo, pero era la verdad y él tenía que saberlo. Me apartó la mano de su boca y mis labios fueron atrapados por los suyos.
   -Yo también te amo… Hunnie…- susurró contra mis labios al separarnos, íbamos a comenzar otro beso, pero una tos incómoda nos hizo separarnos y girarnos hacia el lugar de donde procedía. En la puerta estaba el chico que me había llevado allí.
   -Siento interrumpir este momento tan bonito y eso…- dijo- pero tengo que sacarte de aquí antes de que alguien te descubra y me suspendan las prácticas- asentí y sentí un suave beso contra mis labios al separarme.
   -Gracias, YiXing- dijo mi hyung.
   -No hay de qué- y el chico me sacó de allí. Salimos al pasillo y nos dirigimos de nuevo a la sala de espera, sin cruzarnos con apenas nadie.
   -Muchísimas gracias- me incliné y él sonrió.
   -Ha sido sólo por esta vez- contestó- en un par de días lo dejaran tener visitas, así que, podrás visitarlo más a menudo- sonreí- y para la semana que viene le darán el alta.

   Me alegró mucho el poder escuchar eso, pronto podría verlo cada día y también muy pronto podría estar de nuevo junto a él y en alguna de esas ocasiones, le daría las gracias, por hacerme sonreír cada día, por salvarme la vida y por amarme, porque nunca nadie había sido capaz de hacerlo, y nunca nadie más que él, sería capaz de volver a hacerlo.



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