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lunes, 15 de junio de 2015

Yerushalayim

Título: Yerushalayim
Pareja: SuTao (SuHo x Tao) (EXO)
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Clasificación: PG–13
Géneros: caballeros!AU, drama
Número de palabras: 893 palabras
Resumen: SuHo es un caballero medieval con la gran convicción de que debe rescatar Tierra Santa de las manos de los turcomanos.
Avisos: violencia leve.
Aclaraciones: nos movemos en un contexto histórico de la Cruzada de los Príncipes (conocida como la Primera Cruzada) en la que diversos grupos de la nobleza sitiaron Jerusalén y la conquistaron, matando a todos los musulmanes y judíos de la ciudad, sin respetar ni a mujeres ni a niños.
Notas: historia escrita para la Cuarta Gala de Doce Dioses, en la que se debía hacer un drabble a partir de la palabra asignada. Yo escogí caballero.
Notas de traducción: Yerushalayim es el nombre hebreo de la ciudad de Jerusalén que significa algo así como “Ciudad de Paz”.
Comentario de autora: las Cruzadas siempre han sido un tema que me ha llamado mucho la atención de la Historia Medieval, así que espero que se note y que os guste esta pequeña historia.


martes, 4 de marzo de 2014

Noche de Tormenta

Noches de Tormenta

            Llevaba lloviendo en Seúl desde algunas horas, pero ahora había comenzado a apretar y el único sonido que se escuchaba era el de la lluvia golpear de forma incesante contra el asfalto y contra los cristales de las ventanas. Poca gente se aventuraba a salir a la calle con la que estaba cayendo.

            JunMyeon se levantó de la silla de su escritorio y se estiró hasta que algunos de sus huesos crujieron. Llevaba horas estudiando sentado en aquella silla que había sido fabricada por el mismísimo demonio. Se acercó a la ventana y miró a través del cristal. No se veía absolutamente nada, el agua difuminaba la visión. El tifón que los llevaba azotando desde la mañana cada vez era más intenso.

            En ese momento una gran luminosidad surcó el cielo y JunMyeon se apartó de delante de la ventana rápidamente, segundos después se escuchó el trueno tan cerca que el chico tuvo que taparse los oídos por el estruendo. La luz de su flexo se apagó de pronto y la estufa hizo lo mismo. Afuera, las luces del vecindario se iban apagando poco a poco. Parecía que el rayo había ido a parar justo en el transformador que abastecía a toda aquella zona.

            JunMyeon suspiró y se resignó a que no podría seguir estudiando. Fue a tientas hacia la cama y se tumbó en ella dispuesto a dormir un poco. Su espalda no había hecho más que chocar contra el colchón cuando la puerta de su habitación se abrió y la luz procedente de un móvil lo dejó ciego unos instantes.

            ―Hyung… ―escuchó que lo llamaban e inmediatamente supo quién era.

            ZiTao era el hermano pequeño de YiFan, el chico con el que compartía piso. Había ido a visitar a su hermano durante unos días, pero el otro se había ido a la universidad temprano y todavía no había vuelto porque el metro estaba cortado y los autobuses no circulaban debido al tifón. Por eso se había pasado todo el día allí con aquel chico y por eso este, asustado, había ido hacia él.

            ―¿Qué pasa, ZiTao? ―preguntó esbozando una sonrisa tranquilizadora.

            El chico cerró la puerta de la habitación y guiado por la luz del móvil, se dirigió a la cama en la que JunMyeon se había ahora incorporado y se sentó cerca de él.

            ―Estoy asustado. No me gusta la tormenta ―contestó en un coreano macarrónico que al mayor le había parecido encantador desde que lo conoció.
            ―¿Quieres quedarte aquí conmigo? ―preguntó. El chico asintió―. Entonces vamos a aprovechar para conocernos mejor.



sábado, 13 de julio de 2013

Fear {SuTao}

1/8 Fear {SuTao}

   Llegamos al apartamento a las 2 a.m., derrotados de tanto bailar, de los viajes, de las entrevistas, los programas, los ensayos. Lo que todos queríamos hacer era morirnos sobre nuestras camas y no revivir hasta que el manager no nos obligara, pero claro, este tenía otros planes para nosotros a estas horas de la noche, ¿qué digo noche? MADRUGADA.

   -Aquí no se va nadie a la cama hasta que no os hayáis duchado- esas fueron sus palabras.

   Escuché varias quejas por parte de Kai y de Kris ge, que lo que querían era irse a dormir. Los demás también se quejaron, pero lo hicieron hablando tan rápido que no me enteré de nada de lo que dijeron.

   -Vamos, dejad de protestar- SuHo hyung comenzó a dar palmas para hacerse oír entre el barullo- que se vayan duchando los peques y luego vamos los mayores- dijo- vamos, vamos- casi metió a empujones a Kai en un baño y a SeHun en el otro.

   Tras esto, me llevaron a rastras hasta el salón, donde nos sentamos todos y cerramos nuestros ojos para dormir un rato mientras los otros se duchaban. Me hubiera quejado de que Kai no era el Maknae y yo sí, y que me tocaba a mí, pero estaba demasiado cansado como para hablar, así que para patalear, no tenía ninguna gana.

   En algún momento sentí un peso a mi lado que hundía levemente el sofá y me abrazaba para que pudiera echar mi cabeza en su hombro. Tenía los ojos cerrados, por lo que no sabía quién era, pero era más bajito que yo y tenía las manos suaves que acariciaban mi cabello y mi cuello, al igual que la piel, que también era muy suave. No era muy bueno adivinando cosas, pero no había que ser muy listo para saber que sólo él haría eso.

   -Umma- susurré y él paró de mesar mi cabello.
   -¿Estás despierto?- asentí levemente con mi cabeza- no quería despertarte.
   -No me has despertado- moví un poco mi cabeza intentando amoldarme a su hombro para estar más cómodo y lo noté sonreír.
   -Mi pequeño…- susurró y siguió pasando sus manos por mi cabello.

   Era completamente reconfortante estar así con él. Su voz suave me reconfortaba, su cálido abrazo, sus manos en mi cabello. Además, todo esto hacía que me entrara todavía más sueño del que ya tenía de por sí. Me abracé más a él y me quedé dormido.

   Volví a abrir mis ojos cuando sentí una cálida voz en mi oído diciéndome que despertara. Parpadeé varias veces para poder enfocar mi vista a mi alrededor y me di cuenta de que no había nadie en el salón ya. Me giré hacia el lugar del que procedía da voz y vi a SuHo hyung con una pequeña sonrisa.

   -Sé que te tocaba ducharte después de Kai y SeHun…- susurró- pero estabas tan mono dormido que me dio pena despertarte…- agachó su rostro.
   -No pasa nada- logré decir mientras un bostezo se abría paso por mi boca- ¿qué hora es?- pregunté- vi cómo sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y lo miró.
   -Las 3- suspiré y luego hice un puchero.
   -Es muy tarde- murmuré.
   -Lo sé, pero cuánto más remolonees, más tarde se nos hará- se levantó del sofá y luego me tendió la mano para levantarme. Me hice el remolón, pero él consiguió que me incorporara- vamos- fue tirando de mí por toda la casa hasta que me metió en el baño, como había hecho con los otros dos pequeños antes.
   -Umma…- susurré poniendo cara de pena- me da miedo…

   El baño a esas horas era bastante tétrico. Las luces y sombras creadas por la luz del techo eran demasiado escalofriantes y en el otro baño era igual. Me abracé a hyung y no lo dejé ir. Él seguramente tenía tanto o más miedo que yo. Ninguno de los dos gozaba de una gran valentía, sólo había que vernos viendo películas de miedo para darse cuenta de ello.

   -Tao…- murmuró.
   -Vamos… no hay nadie despierto…- estuvo varios minutos pensando y al final suspiró.
   -Está bien…

   Lo metí en el baño conmigo y cerré la puerta con pestillo para que nadie pudiera entrar y molestar. Sonreí y él me devolvió la sonrisa tímidamente. Me giré y comencé a echar un poco de agua en la bañera, después, me quité mi camiseta y la lancé a la canasta de la ropa sucia. Encesté y sonreí. La próxima vez que jugara al basket le ganaría a Kris ge. Me volví hacia mi hyung y lo vi todavía con la ropa puesta y mirando al suelo.

   -¿Hyung?- llamé y él me miró.
   -¿Sí?
   -¿No te quitas la ropa?- él negó con la cabeza- ¿te vas a bañar vestido?- volvió a negar.
   -Sabes que me da algo de vergüenza…- murmuró.
   -Estamos en confianza- dije acercándome a él- vamos…- agarré el filo de su camiseta y aunque al principio se resistió, luego me dejó quitársela y dejarla con el resto de la ropa sucia.

   Yo terminé de desnudarme, quitándome la ropa que me quedaba y me metí en la bañera, sentándome tranquilamente y cerrando el grifo para que el agua dejara de correr. Miré a mi hyung y este aún seguía plantando en mitad del baño, con su torso descubierto, pero con el resto de su ropa puesta. Lo llamé con la mano para que viniera conmigo al agua y él asintió. Desabrochó sus pantalones y los dejó caer por sus delgadas y blancas piernas, al igual que luego hizo con sus boxers, dejando al descubierto todo su cuerpo.

   Me relamí los labios y me mordí el labio inferior sin poder contenerme al verlo y aparté rápidamente mi mirada antes de que él se diera cuenta que lo miraba así. Comencé a jugar con el agua hasta que vi su pierna blanca introducirse en ella. Se metió lentamente en el líquido y este subió un poco su nivel, tapando nuestras caderas completamente.

   Sonreímos y estuvimos unos momentos jugando con el agua y con el patito de goma de Chen, que siempre se lo dejaba allí dentro. Pero se nos hacía tarde y si no nos duchábamos, no dormiríamos mucho tiempo y al día siguiente… ¿qué digo día?, en unas horas estaríamos en pie de nuevo para tener otro día igual de agotador.

   Suspiré y busqué con mi mirada el gel. Lo encontré detrás del hombro de mi hyung, que apoyaba su cabeza en los azulejos y tenía sus ojos cerrados, descansando. Yo quería mi jabón, pero no quería molestar a hyung. Parecía tan tranquilo, tan perfecto como un Ángel. Así que hice lo único que pude hacer para no perturbar su paz.

   Acerqué mi mano, pero no llegaba. Bufé de una manera casi inaudible y luego me moví un poco intentando que el agua no se desarbolara y me coloqué de rodillas sobre la bañera y alargué el brazo de nuevo, apoyándome con la otra mano a los azulejos, para no caer sobre mi hyung. Cuando estaba a punto de tocar el bote del gel, él abrió los ojos.

   Mi corazón comenzó a latir rápidamente. La mano con la que me sujetaba a la pared se resbaló y acabó dentro de la bañera, tocando algo blando. Escuché a SuHo hyung gemir mientras cerraba sus ojos y yo abrí los míos de tal forma que se hicieron tan grandes como los de ChanYeol hyung. Me retiré rápidamente y me agazapé en el rincón más alejado de aquella bañera que siempre me parecía grande, pero que ahora encontraba pequeña.

   Ambos estábamos en silencio y lo único que hacía que este no fuera absoluto, eran las olas provocadas, por mi rápido movimiento, que chocaban contras las paredes de la bañera. Tenía mi cabeza gacha, mis ojos cerrados y no me atrevía ni a alzarla ni a abrirlos. Hyung debía de estar muy cabreado. Apreté más mis ojos cuando sentía un movimiento cerca de mi rostro, pero al contrario de lo que pensaba, no fue un golpe lo que recibí, sino una caricia.

   Abrí mis ojos rápidamente y lo miré. Él estaba observándome, con una sonrisa de circunstancia en su rostro que me indicaba que estaba incómodo, pero no enfadado.

   -¿Hyung…?
   -No digas nada, por favor…- pidió y yo asentí. Él volvió a cerrar sus ojos e inspiró fuertemente- esto… ha sido… muy raro…- susurró- sin embargo… me ha gustado… mucho más de lo que me hubiera imaginar…- abrí mis ojos al máximo.
   -Hyung…
   -No quiero que te asustes…- dijo abriendo sus ojos y mirándome de una forma muy dulce- pero te deseo…

   Mi corazón comenzó a golpear rápidamente contra mi pecho, tal y cómo lo había hecho hacía unos pocos minutos, cuando había tocado a mi hyung y lo había hecho gemir. Su voz había sido tan dulce y tan excitante en ese momento. Me puse rojo hasta las orejas al tener ese pensamiento y mis partes bajas dieron un tirón. Pero… ¿qué hacía? ¿Él me decía eso y yo pensaba en que quería escucharlo gemir de nuevo? Me reprendí mentalmente y volví mi atención a hyung, que me miraba.

   -No hace falta que me respondas…- lo oí decir- esto solo son cosas de tu hyung… no me hagas caso- esbozó una sonrisa y se levantó de la bañera, dispuesto a salir.

   Lo miré y pude darme cuenta que la sonrisa ya se había borrado de su rostro y ahora este mostraba tristeza. Yo no quería que mi hyung estuviera triste, lo quería mucho, pero no sabía si ese sentimiento era el mismo que él tenía hacia mí. Lo que sí sabía… era que no quería que me dejara solo, no ya por miedo, sino porque quería que estuviera a mi lado.

   -Hyung…-susurré tomándolo de la mano y deteniéndolo- no quiero que te vayas…
   -Si me quedo no haré cosas muy inocentes.

   Aquello resonó en mis oídos como si fuera la cosa más excitante del mundo. En realidad era la más excitante que había oído en mi vida. Tragué saliva y la noté bajar por mi garganta seca. Él me seguía mirando de aquella manera y yo no podía hacer que mi corazón dejara de latir como si acabara de correr una maratón.

   -Me da igual… que no hagas cosas inocentes…- conseguí decir, aunque no sabía por qué lo había dicho, en primer lugar.
   -No sabes lo que dices… Hwang ZiTao…- susurró introduciéndose de nuevo en el agua, pero quedando de rodillas entre mis piernas, muy cerca de mí, demasiado cerca.

   No, no sabía lo que decía, ni tampoco porque lo decía, pero su aliento en mi piel tampoco me dejó pensar con mucha claridad, solo pude estremecerme y cerrar mis ojos por unos segundos, intentando calmarme. Otro tirón en mis partes bajas hizo eso completamente imposible y miré a mi hyung completamente decidido.

   Nunca me había pasado nada como eso con nadie.

   -Me da igual- repetí y una sonrisa se extendió por su rostro.
   -Entonces no voy a contenerme.

   No fui capaz de prever el siguiente movimiento de mi hyung, así que me tomó completamente por sorpresa que se inclinara hacia mí y tomara mis labios con desesperación. Al principio no pude responderle, estaba en shock, pero sus suaves labios y su movimiento constante contra los míos hicieron que de una manera completamente inconsciente intentara moverme al ritmo me que él marcaba. Se separó cuando acababa de comenzar a cogerle el tranquillo.

   Hice un puchero y él sonrió. Poco duró esta expresión en mi cara, porque volvió a juntar sus labios con los míos, esta vez de una manera más demandante. Una de sus manos me agarró por la nuca para apegarme más a él mientras yo me concentraba en devolverle el beso, en enredar mi lengua con la suya y en saborear completamente toda su boca.

   Me agarré a sus hombros, para tener algún punto de apoyo y apenas dejé distancia entre nuestros cuerpos. Su lengua se movía por toda mi boca, sin dejarme apenas respirar, pero el aire no me era necesario, me eran necesarios sus besos. Cuando nos volvimos a separar, él me dio un pequeño mordisco en el labio inferior y jadeé.

   No nos separamos mucho, nuestras respiraciones seguían mezclándose, y eso no me desagradaba para nada. ¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Qué estaba ocurriendo? Dejé de pensar cuando sentí un roce en mi entrepierna. Fue algo pequeño, pero me hizo abrir los ojos de golpe. Estaba excitado y ni me había dado cuenta.

   -El pequeño guardaba un gran secreto- lo oí susurrar y gemí, pero no porque él me hubiera rozado, ya que no había tocado nada. Había gemido por sus palabras.
   -Hyung…- susurré y él me tapó la boca con su mano.
   -No digas nada… solo siente…

   A partir de ahí no pude parar de gemir. Las manos de hyung se movían por todo mi cuerpo, tocando cada rincón. Sus manos eran como el fuego sobre mi piel, quemaban, pero no me hacían daño. Sus labios sobre los míos eran algo que no podía soportar, eran tan suaves, tan firmes, tan decididos. Jadeé cuando estos pasaron de besar mis labios a besar y a mordisquear mi mandíbula.

   Eché mi cabeza hacia atrás ahogando un grito de placer cuando me mordió el cuello y doblé los dedos de mis pies. Lo noté moverse, abriendo mis piernas  colándose entre ellas para poder pegarse todavía más a mi cuerpo. Sentí un escalofrío cuando una de sus manos comenzó a tocar mi miembro a la vez que respiraba rápidamente, con mi corazón latiendo a mil por hora.

   Su mano envolvió todo mi miembro y gemí alto, sin poder contenerme. Él capturó de nuevo mis labios, ahogando mis sonidos en el excitante beso que nos dimos. Mientras, su mano se movía arriba y abajo en mi pene, mandándome como estallidos eléctricos por toda la espalda. Esta, cada vez iba más y más rápido, me sentía próximo a llegar, el calor se extendía por mi bajo vientre, ya, pero en ese momento, él paró y yo lo miré mal.

   -Solo serán unos momentos- susurró roncamente en mi oído.

   Cuando sentí el roce de su pene contra el mío gemí sin poder controlarlo. Aquello era exquisito, mucho mejor que su mano. Abrí mis ojos, que había cerrado antes por el placer y lo vi inclinado sobre mí, agarrándose a los filos de la bañera para no caer sobre mí. Hizo un movimiento y nuestros miembros volvieron a rozarse.

   Siguió así, haciendo aquel movimiento, parecido al que haría si estuviera penetrándome, sin embargo, solo rozaba nuestros penes, haciendo que mis nervios se pusieran a flor de piel. De repente, paró todo movimiento de nuevo y se sentó en la bañera, pasando sus piernas sobre las mías y pegándose a mi cuerpo. Tenía una sonrisa pícara en el rostro.

   -Cógelos- susurró señalando nuestros miembros- juntos- y yo lo hice, sintiendo cómo se retorcía de placer- mueve la mano.

   Agarré firmemente nuestras erecciones y comencé a jugar con ambas, subiendo y bajando mi mano, juntándolas lo máximo posible. Escuchaba cómo él gemía levemente y eso me excitaba más de lo que ya estaba. Sus labios, separados rojos e hinchados me invitaban a devorarlos y eso fue lo que hice. Por primera vez me acerqué y tomé sus labios con desesperación, mordiéndolos, succionándolos.

   Fui haciendo el movimiento de mi mano más y más acelerado, anticipándome a lo que sería el mayor orgasmo de mi vida, y solo era una paja.

   Nuestros gemidos quedaban ahogados en nuestros labios, unidos. No se escuchaba más que el sonido del agua chocando contra las paredes de la bañera, provocado por el movimiento. Volví a sentir el mismo calor que ya había sentido antes y con un par de movimientos más, me corrí, gimiendo su nombre, tal como él gimió el mío.

   Un placer inmenso me recorrió el cuerpo desde la cabeza a la punta de los pies y mi cuerpo se relajó. Me fui un poco hacia atrás incapaz de estar más en aquella posición, con mis ojos cerrados.

   Fue lo mejor que había experimentado en mi vida. Jadeé un poco y abrí mis ojos levemente. Él estaba igual que yo, respiraba entrecortado y sus mejillas sonrojadas. Abrió sus ojos y me sonrió, de una manera pícara. Me moví un poco para poder abrazarme a su cuerpo, pero un ruido detuvo todo mi movimiento.

   Ambos nos miramos sin saber dónde meternos cuando descubrimos que el ruido procedía de la puerta, que estaba siendo golpeada por alguien que quería entrar en el baño.

   -¿Quién?- preguntó mi hyung.
   -Soy yo, Chen- contestó al otro lado de la puerta- déjame entrar, hyung, me estoy meando.
   -Y yo me estoy duchando- replicó con una sonrisa divertida mientras pasaba sus dedos por mi pierna, subiendo cada vez más.
   -Lo sé, pero me estoy meando.
   -¿Por qué no entras al otro baño?
   -Porque está Duizhang echándose potingues en la cara- contestó el otro un poco desesperado. Lo podía imaginar dando pequeños saltitos mientras ponía cara de circunstancia y se agarraba la entrepierna. Sonreí.
   -Ah… está bien…- dijo mi hyung- me enjuago y entras.
   -Gracias.
   -Me parece que tendremos que seguir otro día…- me susurró. Se inclinó un poco sobre mí para poder atrapar mis labios brevemente- escóndete en cuanto salga de aquí y entre Chen- dijo contra mis labios y yo asentí- he pasado un buen rato...
   -Yo también…- y le devolví el beso.