1/8 Fear {SuTao}
Llegamos
al apartamento a las 2 a.m., derrotados de tanto bailar, de los viajes, de las
entrevistas, los programas, los ensayos. Lo que todos queríamos hacer era
morirnos sobre nuestras camas y no revivir hasta que el manager no nos
obligara, pero claro, este tenía otros planes para nosotros a estas horas de la
noche, ¿qué digo noche? MADRUGADA.
-Aquí
no se va nadie a la cama hasta que no os hayáis duchado- esas fueron sus
palabras.
Escuché
varias quejas por parte de Kai y de Kris ge, que lo que querían era irse a
dormir. Los demás también se quejaron, pero lo hicieron hablando tan rápido que
no me enteré de nada de lo que dijeron.
-Vamos,
dejad de protestar- SuHo hyung comenzó a dar palmas para hacerse oír entre el
barullo- que se vayan duchando los peques y luego vamos los mayores- dijo-
vamos, vamos- casi metió a empujones a Kai en un baño y a SeHun en el otro.
Tras
esto, me llevaron a rastras hasta el salón, donde nos sentamos todos y cerramos
nuestros ojos para dormir un rato mientras los otros se duchaban. Me hubiera
quejado de que Kai no era el Maknae y yo sí, y que me tocaba a mí, pero estaba
demasiado cansado como para hablar, así que para patalear, no tenía ninguna
gana.
En
algún momento sentí un peso a mi lado que hundía levemente el sofá y me
abrazaba para que pudiera echar mi cabeza en su hombro. Tenía los ojos
cerrados, por lo que no sabía quién era, pero era más bajito que yo y tenía las
manos suaves que acariciaban mi cabello y mi cuello, al igual que la piel, que
también era muy suave. No era muy bueno adivinando cosas, pero no había que ser
muy listo para saber que sólo él haría eso.
-Umma-
susurré y él paró de mesar mi cabello.
-¿Estás
despierto?- asentí levemente con mi cabeza- no quería despertarte.
-No
me has despertado- moví un poco mi cabeza intentando amoldarme a su hombro para
estar más cómodo y lo noté sonreír.
-Mi
pequeño…- susurró y siguió pasando sus manos por mi cabello.
Era completamente reconfortante estar así con
él. Su voz suave me reconfortaba, su cálido abrazo, sus manos en mi cabello.
Además, todo esto hacía que me entrara todavía más sueño del que ya tenía de
por sí. Me abracé más a él y me quedé dormido.
Volví
a abrir mis ojos cuando sentí una cálida voz en mi oído diciéndome que
despertara. Parpadeé varias veces para poder enfocar mi vista a mi alrededor y
me di cuenta de que no había nadie en el salón ya. Me giré hacia el lugar del
que procedía da voz y vi a SuHo hyung con una pequeña sonrisa.
-Sé
que te tocaba ducharte después de Kai y SeHun…- susurró- pero estabas tan mono
dormido que me dio pena despertarte…- agachó su rostro.
-No
pasa nada- logré decir mientras un bostezo se abría paso por mi boca- ¿qué hora
es?- pregunté- vi cómo sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y lo miró.
-Las
3- suspiré y luego hice un puchero.
-Es
muy tarde- murmuré.
-Lo
sé, pero cuánto más remolonees, más tarde se nos hará- se levantó del sofá y
luego me tendió la mano para levantarme. Me hice el remolón, pero él consiguió
que me incorporara- vamos- fue tirando de mí por toda la casa hasta que me
metió en el baño, como había hecho con los otros dos pequeños antes.
-Umma…-
susurré poniendo cara de pena- me da miedo…
El
baño a esas horas era bastante tétrico. Las luces y sombras creadas por la luz
del techo eran demasiado escalofriantes y en el otro baño era igual. Me abracé
a hyung y no lo dejé ir. Él seguramente tenía tanto o más miedo que yo. Ninguno
de los dos gozaba de una gran valentía, sólo había que vernos viendo películas
de miedo para darse cuenta de ello.
-Tao…-
murmuró.
-Vamos…
no hay nadie despierto…- estuvo varios minutos pensando y al final suspiró.
-Está
bien…
Lo
metí en el baño conmigo y cerré la puerta con pestillo para que nadie pudiera
entrar y molestar. Sonreí y él me devolvió la sonrisa tímidamente. Me giré y comencé
a echar un poco de agua en la bañera, después, me quité mi camiseta y la lancé
a la canasta de la ropa sucia. Encesté y sonreí. La próxima vez que jugara al
basket le ganaría a Kris ge. Me volví hacia mi hyung y lo vi todavía con la
ropa puesta y mirando al suelo.
-¿Hyung?-
llamé y él me miró.
-¿Sí?
-¿No
te quitas la ropa?- él negó con la cabeza- ¿te vas a bañar vestido?- volvió a negar.
-Sabes
que me da algo de vergüenza…- murmuró.
-Estamos
en confianza- dije acercándome a él- vamos…- agarré el filo de su camiseta y
aunque al principio se resistió, luego me dejó quitársela y dejarla con el
resto de la ropa sucia.
Yo
terminé de desnudarme, quitándome la ropa que me quedaba y me metí en la
bañera, sentándome tranquilamente y cerrando el grifo para que el agua dejara
de correr. Miré a mi hyung y este aún seguía plantando en mitad del baño, con
su torso descubierto, pero con el resto de su ropa puesta. Lo llamé con la mano
para que viniera conmigo al agua y él asintió. Desabrochó sus pantalones y los
dejó caer por sus delgadas y blancas piernas, al igual que luego hizo con sus
boxers, dejando al descubierto todo su cuerpo.
Me
relamí los labios y me mordí el labio inferior sin poder contenerme al verlo y
aparté rápidamente mi mirada antes de que él se diera cuenta que lo miraba así.
Comencé a jugar con el agua hasta que vi su pierna blanca introducirse en ella.
Se metió lentamente en el líquido y este subió un poco su nivel, tapando
nuestras caderas completamente.
Sonreímos
y estuvimos unos momentos jugando con el agua y con el patito de goma de Chen,
que siempre se lo dejaba allí dentro. Pero se nos hacía tarde y si no nos
duchábamos, no dormiríamos mucho tiempo y al día siguiente… ¿qué digo día?, en
unas horas estaríamos en pie de nuevo para tener otro día igual de agotador.
Suspiré
y busqué con mi mirada el gel. Lo encontré detrás del hombro de mi hyung, que
apoyaba su cabeza en los azulejos y tenía sus ojos cerrados, descansando. Yo
quería mi jabón, pero no quería molestar a hyung. Parecía tan tranquilo, tan
perfecto como un Ángel. Así que hice lo único que pude hacer para no perturbar
su paz.
Acerqué
mi mano, pero no llegaba. Bufé de una manera casi inaudible y luego me moví un
poco intentando que el agua no se desarbolara y me coloqué de rodillas sobre la
bañera y alargué el brazo de nuevo, apoyándome con la otra mano a los azulejos,
para no caer sobre mi hyung. Cuando estaba a punto de tocar el bote del gel, él
abrió los ojos.
Mi
corazón comenzó a latir rápidamente. La mano con la que me sujetaba a la pared
se resbaló y acabó dentro de la bañera, tocando algo blando. Escuché a SuHo
hyung gemir mientras cerraba sus ojos y yo abrí los míos de tal forma que se
hicieron tan grandes como los de ChanYeol hyung. Me retiré rápidamente y me
agazapé en el rincón más alejado de aquella bañera que siempre me parecía
grande, pero que ahora encontraba pequeña.
Ambos
estábamos en silencio y lo único que hacía que este no fuera absoluto, eran las
olas provocadas, por mi rápido movimiento, que chocaban contras las paredes de
la bañera. Tenía mi cabeza gacha, mis ojos cerrados y no me atrevía ni a
alzarla ni a abrirlos. Hyung debía de estar muy cabreado. Apreté más mis ojos
cuando sentía un movimiento cerca de mi rostro, pero al contrario de lo que
pensaba, no fue un golpe lo que recibí, sino una caricia.
Abrí
mis ojos rápidamente y lo miré. Él estaba observándome, con una sonrisa de
circunstancia en su rostro que me indicaba que estaba incómodo, pero no
enfadado.
-¿Hyung…?
-No
digas nada, por favor…- pidió y yo asentí. Él volvió a cerrar sus ojos e
inspiró fuertemente- esto… ha sido… muy raro…- susurró- sin embargo… me ha
gustado… mucho más de lo que me hubiera imaginar…- abrí mis ojos al máximo.
-Hyung…
-No
quiero que te asustes…- dijo abriendo sus ojos y mirándome de una forma muy
dulce- pero te deseo…
Mi
corazón comenzó a golpear rápidamente contra mi pecho, tal y cómo lo había
hecho hacía unos pocos minutos, cuando había tocado a mi hyung y lo había hecho
gemir. Su voz había sido tan dulce y tan excitante en ese momento. Me puse rojo
hasta las orejas al tener ese pensamiento y mis partes bajas dieron un tirón.
Pero… ¿qué hacía? ¿Él me decía eso y yo pensaba en que quería escucharlo gemir
de nuevo? Me reprendí mentalmente y volví mi atención a hyung, que me miraba.
-No
hace falta que me respondas…- lo oí decir- esto solo son cosas de tu hyung… no
me hagas caso- esbozó una sonrisa y se levantó de la bañera, dispuesto a salir.
Lo
miré y pude darme cuenta que la sonrisa ya se había borrado de su rostro y
ahora este mostraba tristeza. Yo no quería que mi hyung estuviera triste, lo
quería mucho, pero no sabía si ese sentimiento era el mismo que él tenía hacia
mí. Lo que sí sabía… era que no quería que me dejara solo, no ya por miedo,
sino porque quería que estuviera a mi lado.
-Hyung…-susurré
tomándolo de la mano y deteniéndolo- no quiero que te vayas…
-Si
me quedo no haré cosas muy inocentes.
Aquello
resonó en mis oídos como si fuera la cosa más excitante del mundo. En realidad
era la más excitante que había oído en mi vida. Tragué saliva y la noté bajar
por mi garganta seca. Él me seguía mirando de aquella manera y yo no podía
hacer que mi corazón dejara de latir como si acabara de correr una maratón.
-Me
da igual… que no hagas cosas inocentes…- conseguí decir, aunque no sabía por
qué lo había dicho, en primer lugar.
-No
sabes lo que dices… Hwang ZiTao…- susurró introduciéndose de nuevo en el agua,
pero quedando de rodillas entre mis piernas, muy cerca de mí, demasiado cerca.
No,
no sabía lo que decía, ni tampoco porque lo decía, pero su aliento en mi piel
tampoco me dejó pensar con mucha claridad, solo pude estremecerme y cerrar mis
ojos por unos segundos, intentando calmarme. Otro tirón en mis partes bajas
hizo eso completamente imposible y miré a mi hyung completamente decidido.
Nunca
me había pasado nada como eso con nadie.
-Me
da igual- repetí y una sonrisa se extendió por su rostro.
-Entonces
no voy a contenerme.
No
fui capaz de prever el siguiente movimiento de mi hyung, así que me tomó
completamente por sorpresa que se inclinara hacia mí y tomara mis labios con
desesperación. Al principio no pude responderle, estaba en shock, pero sus
suaves labios y su movimiento constante contra los míos hicieron que de una
manera completamente inconsciente intentara moverme al ritmo me que él marcaba.
Se separó cuando acababa de comenzar a cogerle el tranquillo.
Hice
un puchero y él sonrió. Poco duró esta expresión en mi cara, porque volvió a
juntar sus labios con los míos, esta vez de una manera más demandante. Una de
sus manos me agarró por la nuca para apegarme más a él mientras yo me
concentraba en devolverle el beso, en enredar mi lengua con la suya y en saborear
completamente toda su boca.
Me
agarré a sus hombros, para tener algún punto de apoyo y apenas dejé distancia
entre nuestros cuerpos. Su lengua se movía por toda mi boca, sin dejarme apenas
respirar, pero el aire no me era necesario, me eran necesarios sus besos.
Cuando nos volvimos a separar, él me dio un pequeño mordisco en el labio
inferior y jadeé.
No
nos separamos mucho, nuestras respiraciones seguían mezclándose, y eso no me
desagradaba para nada. ¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Qué estaba ocurriendo? Dejé
de pensar cuando sentí un roce en mi entrepierna. Fue algo pequeño, pero me
hizo abrir los ojos de golpe. Estaba excitado y ni me había dado cuenta.
-El
pequeño guardaba un gran secreto- lo oí susurrar y gemí, pero no porque él me
hubiera rozado, ya que no había tocado nada. Había gemido por sus palabras.
-Hyung…-
susurré y él me tapó la boca con su mano.
-No
digas nada… solo siente…
A
partir de ahí no pude parar de gemir. Las manos de hyung se movían por todo mi
cuerpo, tocando cada rincón. Sus manos eran como el fuego sobre mi piel,
quemaban, pero no me hacían daño. Sus labios sobre los míos eran algo que no
podía soportar, eran tan suaves, tan firmes, tan decididos. Jadeé cuando estos
pasaron de besar mis labios a besar y a mordisquear mi mandíbula.
Eché
mi cabeza hacia atrás ahogando un grito de placer cuando me mordió el cuello y
doblé los dedos de mis pies. Lo noté moverse, abriendo mis piernas colándose entre ellas para poder pegarse
todavía más a mi cuerpo. Sentí un escalofrío cuando una de sus manos comenzó a
tocar mi miembro a la vez que respiraba rápidamente, con mi corazón latiendo a
mil por hora.
Su
mano envolvió todo mi miembro y gemí alto, sin poder contenerme. Él capturó de
nuevo mis labios, ahogando mis sonidos en el excitante beso que nos dimos.
Mientras, su mano se movía arriba y abajo en mi pene, mandándome como
estallidos eléctricos por toda la espalda. Esta, cada vez iba más y más rápido,
me sentía próximo a llegar, el calor se extendía por mi bajo vientre, ya, pero
en ese momento, él paró y yo lo miré mal.
-Solo
serán unos momentos- susurró roncamente en mi oído.
Cuando
sentí el roce de su pene contra el mío gemí sin poder controlarlo. Aquello era
exquisito, mucho mejor que su mano. Abrí mis ojos, que había cerrado antes por
el placer y lo vi inclinado sobre mí, agarrándose a los filos de la bañera para
no caer sobre mí. Hizo un movimiento y nuestros miembros volvieron a rozarse.
Siguió
así, haciendo aquel movimiento, parecido al que haría si estuviera
penetrándome, sin embargo, solo rozaba nuestros penes, haciendo que mis nervios
se pusieran a flor de piel. De repente, paró todo movimiento de nuevo y se
sentó en la bañera, pasando sus piernas sobre las mías y pegándose a mi cuerpo.
Tenía una sonrisa pícara en el rostro.
-Cógelos-
susurró señalando nuestros miembros- juntos- y yo lo hice, sintiendo cómo se
retorcía de placer- mueve la mano.
Agarré
firmemente nuestras erecciones y comencé a jugar con ambas, subiendo y bajando
mi mano, juntándolas lo máximo posible. Escuchaba cómo él gemía levemente y eso
me excitaba más de lo que ya estaba. Sus labios, separados rojos e hinchados me
invitaban a devorarlos y eso fue lo que hice. Por primera vez me acerqué y tomé
sus labios con desesperación, mordiéndolos, succionándolos.
Fui haciendo
el movimiento de mi mano más y más acelerado, anticipándome a lo que sería el
mayor orgasmo de mi vida, y solo era una paja.
Nuestros
gemidos quedaban ahogados en nuestros labios, unidos. No se escuchaba más que
el sonido del agua chocando contra las paredes de la bañera, provocado por el
movimiento. Volví a sentir el mismo calor que ya había sentido antes y con un
par de movimientos más, me corrí, gimiendo su nombre, tal como él gimió el mío.
Un placer
inmenso me recorrió el cuerpo desde la cabeza a la punta de los pies y mi
cuerpo se relajó. Me fui un poco hacia atrás incapaz de estar más en aquella
posición, con mis ojos cerrados.
Fue
lo mejor que había experimentado en mi vida. Jadeé un poco y abrí mis ojos
levemente. Él estaba igual que yo, respiraba entrecortado y sus mejillas
sonrojadas. Abrió sus ojos y me sonrió, de una manera pícara. Me moví un poco
para poder abrazarme a su cuerpo, pero un ruido detuvo todo mi movimiento.
Ambos
nos miramos sin saber dónde meternos cuando descubrimos que el ruido procedía
de la puerta, que estaba siendo golpeada por alguien que quería entrar en el
baño.
-¿Quién?-
preguntó mi hyung.
-Soy
yo, Chen- contestó al otro lado de la puerta- déjame entrar, hyung, me estoy
meando.
-Y
yo me estoy duchando- replicó con una sonrisa divertida mientras pasaba sus
dedos por mi pierna, subiendo cada vez más.
-Lo
sé, pero me estoy meando.
-¿Por
qué no entras al otro baño?
-Porque
está Duizhang echándose potingues en la cara- contestó el otro un poco
desesperado. Lo podía imaginar dando pequeños saltitos mientras ponía cara de
circunstancia y se agarraba la entrepierna. Sonreí.
-Ah…
está bien…- dijo mi hyung- me enjuago y entras.
-Gracias.
-Me
parece que tendremos que seguir otro día…- me susurró. Se inclinó un poco sobre
mí para poder atrapar mis labios brevemente- escóndete en cuanto salga de aquí
y entre Chen- dijo contra mis labios y yo asentí- he pasado un buen rato...
-Yo
también…- y le devolví el beso.