lunes, 15 de junio de 2015

Yerushalayim

Título: Yerushalayim
Pareja: SuTao (SuHo x Tao) (EXO)
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Clasificación: PG–13
Géneros: caballeros!AU, drama
Número de palabras: 893 palabras
Resumen: SuHo es un caballero medieval con la gran convicción de que debe rescatar Tierra Santa de las manos de los turcomanos.
Avisos: violencia leve.
Aclaraciones: nos movemos en un contexto histórico de la Cruzada de los Príncipes (conocida como la Primera Cruzada) en la que diversos grupos de la nobleza sitiaron Jerusalén y la conquistaron, matando a todos los musulmanes y judíos de la ciudad, sin respetar ni a mujeres ni a niños.
Notas: historia escrita para la Cuarta Gala de Doce Dioses, en la que se debía hacer un drabble a partir de la palabra asignada. Yo escogí caballero.
Notas de traducción: Yerushalayim es el nombre hebreo de la ciudad de Jerusalén que significa algo así como “Ciudad de Paz”.
Comentario de autora: las Cruzadas siempre han sido un tema que me ha llamado mucho la atención de la Historia Medieval, así que espero que se note y que os guste esta pequeña historia.



Yerushalayim


            El calor era insoportable bajo aquel sol abrasador de mediados de julio que quemaba su blanca piel en los pocos sitios en los que estaba expuesta. Ya llevaban sitiando aquella ciudad un tiempo y no tardaría en caer, pero a pesar de eso, su blanca piel no se había acostumbrado al sol de aquella Tierra Santa para los cristianos que debían recuperar de las manos de los turcos que se habían hecho con ella. SuHo se retiró algunas gotas de sudor de la frente con el dorso de su mano, usando la tela que asomaba del puño de la camisa que vestía debajo de su armadura de metal para aquel menester. Las  protecciones que llevaba sobre su cuerpo hacían que este se recalentara aún más, pero sabía por experiencia que eran necesarias, los turcos tenían muy buena mano con el arco.

            Una señal auditiva procedente de los hombres que avanzaban en la vanguardia del asedio de aquel día le indicó a SuHo que las puertas de la muralla de la ciudad habían sido abiertas y que era hora de atacar con todo lo que tenían. El príncipe al que le había prestado juramento había sido muy claro con ellos en cuanto a lo que debían hacer una vez la ciudad cayera. Todos los habitantes debían morir, ya fueran musulmanes o judíos, hombres o mujeres, ancianos o niños.

            SuHo corrió todo lo rápido que le permitió su armadura, ya que su caballo había sido alcanzado algunos días antes por una flecha certera y todavía no había podido ser repuesto, en dirección a la ciudad, atravesando las puertas a la vez que sacaba su espada. Con ella había ganado decenas de contiendas, e incluso con ella había ganado aquella justa que lo había hecho merecedor de poseer a una de las hijas de un duque poderoso, a pesar de que aquella chica todavía no despertara ningún deseo sexual. En parte, SuHo había acabado embarcado en aquella cruzada contra los infieles no tanto por su fe, aunque esta también había jugado una gran baza en su decisión, sino con la esperanza de que si regresaba con vida, a su mujer le hubieran salido al menos algunas curvas deseables.

            El caballero blandió su espada, luchando en la caótica batalla que se sucedía entre los muros de la ciudad, atacando a todos aquellos infieles que habían mantenido bajo su domino y matando a aquellos que se interponían en su camino. Al principio, matar había sido algo difícil, pero tras años luchando, a SuHo ya no le afectaba en lo más mínimo derramar la sangre de sus enemigos… o eso pensaba.

            Había caído la noche en la ciudad de Jerusalén cuando SuHo se topó repentinamente durante su turno de guardia con un infiel, agazapado en el estrecho hueco entre dos casas. Parecía un adolescente, no mucho mayor de lo que lo era su hermano menor SeHun y parecía muy asustado. No llevaba ningún arma visible, pero eso no hizo que SuHo se acercara con menos cautela. Hasta el más indefenso de los infieles podía ser mortal. Aquel chico era claramente un turcomano, tenía todos los rasgos propios de su raza y SuHo no tenía ninguna duda en que debía matarlo.

            El caballero se colocó muy cerca y alzó su espada, dispuesto a dejarla caer sobre su cuerpo delgado, pero el chico alzó su cabeza y lo miró con aquellos ojos negros como la noche que mostraban lo asustado que estaba. En ese momento, SuHo sintió que su corazón se contraía dentro de su pecho y supo inmediatamente que no podría hacerlo, así que se agachó junto al chico y le retiró el pelo negro de la frente para poder verlo mejor antes de decir:

            —No tengas miedo… yo cuidaré de ti.






Notas finales: últimamente he querido hacer fics con un poco de fondo histórico, pero los oppas son coreanos/chinos y yo tengo más conocimiento de la historia europea/mediterránea que otra cosa, así que no me atrevía. Luego llegué a la conclusión de que, bueno, es un fic, aberraciones peores he visto que meter a gente asiática en un contexto en el que las comunicaciones con ellos no eran para nada fluidas y era menos común encontrarlos por Europa que a una aguja en un pajar.

2 comentarios:

  1. JAJAJAJAJA haz aberraciones, la historia mola. Ellos molan. Si lo juntas puede que salga bien xd

    La razón de irse a la batalla de Suho me ha matado completamente jajaja

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    1. Jajajajajajajajaja XD Es que no me siento bien conmigo misma cuando empiezo a escribir cosas de estas... me quedo muy tocada porque no los veo XD

      Su razón es la de todos los de la época: hay que rescatar Tierra Santa de las manos de los musulmanes porque no se merecen la ciudad XD

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