domingo, 15 de junio de 2014

Laboratorios EXO

Título: Laboratorios EXO
Pareja: XiuRis (XiuMin x Kris) (EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, laboratorios
Número de palabras: 2.071 palabras
Resumen: Kim MinSeok nunca pensó que al entrar a trabajar a los Laboratorios EXO tendría que hacer ese tipo de cosas con los experimentos.
Notas: pre-cuela de ‘Experimento 365’
Comentario de Autora: Yehet! Y con este fic acabo con todas las parejas potenciales de Kris y me quito una fila más del ‘Reto EXO 66 OTPs’, además de que os pongo un poco en situación con la historia de 'Experimento 365'. Espero que os guste ^^

Laboratorios EXO

            Kim MinSeok era un chico de veinticinco años que, después de haber acabado su carrera universitaria, no había podido encontrar trabajo. Había estudiado Biología, le apasionaban los misterios que todavía encerraba el cuerpo humano y quería ser útil para la humanidad, haciendo algún trabajo de laboratorio. Sin embargo, por más que buscara, ningún lugar necesitaba personal. El chico estuvo a punto de darse por vencido un par de veces, dejarlo todo y volver con sus padres, ayudarlos en la cafetería como ellos siempre habían querido. Pero había algo que se lo impedía, que le impedía tragarse su orgullo y regresar.

            Un día, encontró una oferta bastante interesante navegando por internet. Un nuevo laboratorio buscaba personal porque había sido recientemente creado. Por fin la suerte le sonreía y no la iba a desperdiciar, aunque apenas hubiera podido encontrar información sobre aquel laboratorio llamado EXO y sus investigaciones.

            MinSeok envió su e-mail, adjuntando su curriculum vitae y unos minutos después le llegaba la respuesta. Tendría su entrevista de trabajo al día siguiente.


            Se vistió para la ocasión, poniéndose su único traje que merecía la pena ser usado en algo así. Se arregló el cabello e incluso dejó de lado su aversión por el maquillaje, para estar un poco más presentable para la entrevista. Se tomó una taza de café para calmar sus nervios y luego condujo su coche a través de la ciudad hacia la dirección en la que el laboratorio estaba ubicado.

            Las instalaciones eran bastante modernas y decenas de trabajadores entraban y salían del lugar. MinSeok se sintió un poco perdido en el enorme lugar, por eso detuvo al primer trabajador que pudo y le preguntó la dirección del despacho del jefe de personal. El chico, de sonrisa traviesa, lo guio personalmente hasta el sitio y le deseó suerte para que pasara la entrevista, después, se fue para seguir con su propio trabajo.

            MinSeok estuvo unos minutos decidiendo si llamar o no, cómo se iba a presentar si finalmente lo hacía e imaginando todos los escenarios posibles con los que pudiera encontrarse al hacer aquella entrevista. Después, inspiró hondo y se decidió a llamar. Un “adelante” inmediato se escuchó desde dentro del despacho y el chico tragó saliva antes de girar el pomo de la puerta y entrar.

            —Con permiso —murmuró.
            —Bienvenido —dijo el hombre que había tras la mesa. MinSeok se sorprendió un poco al verlo, ya que parecía no tener más de quince años. Su rostro era muy aniñado—. ¿Su nombre es…?
            —MinSeok, Kim MinSeok —se presentó haciendo una reverencia tras salir de su estupor.
            —Yo soy Xi LuHan, jefe del personal —contestó, indicándole que podía sentarse en una de las dos sillas que había frente a la mesa—. He estado leyendo su curriculum y es todo lo que necesitamos —le confesó una vez el chico se hubo acomodado—. ¿Te gustaría trabajar con nosotros?
            —Sí, me gustaría mucho —contestó emocionado. LuHan sonrió, tendiéndole unos papeles.
            —Es el contrato, léelo con calma y si estás de acuerdo con él, fírmalo —se levantó de la silla de cuero negro en la que estaba sentado—. Te dejaré a solas para no entorpecer tu lectura —MinSeok le sonrió y el otro salió de la habitación.

            El chico comenzó a leer las cláusulas del contrato y le parecieron perfectamente asumibles. Tras algunos minutos, tenía muy claro que no iba a rechazar aquella oferta, así que firmó. Lo que MinSeok no se imaginó siquiera era lo que hacían con los experimentos ni quiénes eran estos cuando fue guiado por el mismo chico de sonrisa traviesa por las instalaciones. Cuando supo qué era lo que se cocía allí dentro, ya era demasiado tarde.


            Su primer día de trabajo, MinSeok se levantó temprano porque no había podido dormir en toda la noche. Se vistió y tomó su taza de café para dejar el nerviosismo de lado y después condujo a las afueras. Cuando llegó al lugar en el que se encontraba el edificio del laboratorio EXO, aparcó el coche en el aparcamiento subterráneo y después le enseñó su identificación, la que le habían entregado el mismo día de la entrevista, para luego fichar, deseando que su primer día en aquel lugar fuera inolvidable.

            El mismo chico que lo había guiado por las instalaciones el día anterior, y del que había descubierto que su nombre era JongDae, lo esperaba junto a la puerta de las salas en las que se encontraban los experimentos. Allí no habían entrado el día anterior, por lo que MinSeok estaba un poco perdido, caminado por pasillos blancos con puertas de metal a cada lado cada varios metros. Tras algunos minutos, JongDae finalmente se detuvo ante una puerta en la que había pintado unos números en gran tamaño y color blanco: 365.

            —Esta es la habitación en la que se encuentra tu experimento —le comentó, entregándole unas carpetas que MinSeok tomó rápidamente—. Aquí tienes todos los datos sobre él, léelos antes de comenzar tu trabajo —hizo una expresión extraña en su rostro que hizo que el chico se comenzara a mostrar intranquilo.
            —¿Pasa algo? —JongDae negó con la cabeza.
            —Intenta que esto no te afecte —le respondió. Introdujo un número en el panel que se encontraba junto a la puerta y esta se abrió emitiendo un chirrido. JongDae le apremió a entrar y en cuanto estuvo dentro, le cerró la puerta a sus espaldas. MinSeok se giró hacia él y vio como le dedicaba una sonrisa algo incómoda antes de marcharse.
            —Esto es algo raro… —murmuró para sí mismo antes de darse la vuelta y encontrar algo que no se esperaba.

            La habitación era completamente blanca, incluyendo la cama que se encontraba justo enfrente de él. MinSeok se escandalizó al descubrir sobre la cama el cuerpo de un hombre desnudo y esposado al cabecero de la cama. El chico se acercó a él y le tomó el pulso, descubriendo que estaba vivo. Suspiró aliviado por esto, pero aun así estaba nervioso.

            No sabía por qué estaba aquel chico allí ni qué querían que hiciera con él. Recordó entonces las carpetas que JongDae le había entregado y comenzó a leer los papeles que allí había, escandalizándose con cada párrafo que leía. No podían estar pidiéndole aquello, no era ético, no era correcto.

            Rápidamente se levantó y fue hacia la puerta, golpeándola y llamando a JongDae. Unos minutos después, el chico llegaba hasta allí y abría un poco la puerta, lo suficiente como para poder hablar con comodidad, pero no tanto como para que MinSeok pudiera salir de la habitación si él no se lo permitía.

            —¿Qué es esto? —preguntó—. Dime que es una broma para los recién llegados —el otro negó con la cabeza.
            —No, este es tu trabajo —le contestó—. Simplemente cíñete a lo que te piden los papeles y todo irá bien.
            —No puedo hacerle eso a un ser humano.
            —Sí que puedes, seguramente lo habrás hecho antes, solo se te pide que trates eso de forma científica.
            —¿Cómo se puede tratar un acto como ese de forma científica? —replicó MinSeok.
            —Es fácil, solo hazlo sin amor —y dicho esto, le cerró la puerta en las narices, largándose después.

            MinSeok se dejó caer contra la puerta, observando al chico que se encontraba sobre la cama. Era bastante alto y estaba muy delgado. Su pelo estaba teñido de rubio, aunque las raíces ya eran visibles. ¿Cuánto tiempo llevaría allí encerrado y qué le habrían hecho? El chico se acercó lentamente hasta él y pudo ver algunos moretones repartidos por su blanca piel y algunos pinchazos donde se encontraban las venas. MinSeok tragó saliva cuando el otro se removió y comenzó a abrir sus ojos lentamente, pestañeando para librarse del sueño, hasta que finalmente abrió sus ojos y le dedicó una mirada oscura, sin vida, con mucho miedo. Su cuerpo, sin embargo, no demostró ninguna reacción, estaba relajado.

            El chico se acercó un poco a la cama, levantando su mano lentamente. El otro chico se encogió de miedo, por lo que la bajó inmediatamente.

            —No voy a hacerte daño —murmuró, pero el chico le dirigió una mirada que delataba que no lo creía, así que, MinSeok intentó relajarlo para que confiara en él—. La verdad es que es mi primer día aquí, así que no sé muy bien cómo va esto —confesó—, de hecho, creía que me iban a poner a experimentar medicamentos nuevos en ratones como he hecho en las prácticas de la universidad —suspiró—, pero al parecer no es exactamente lo que yo me pensaba.

            El chico seguía estando asustado, pero ahora también estaba un poco interesado en lo que él le estaba contando.

            —Puedes estar tranquilo —murmuró—, no voy a tocarte hasta que no me hayan explicado qué es exactamente lo que se hace en este lugar.


            Cuando horas después, JongDae lo sacó de aquella habitación, MinSeok pidió que lo llevara hasta LuHan, ya que tenía que pedirle explicaciones sobre lo que allí se estaba haciendo, pero el chico le dijo que eso no era competencia del jefe de personal y que si quería hablar con alguien sobre aquello, debía hacerlo con el director del laboratorio EXO.

            Avanzaron a través de los pasillos hasta salir de la zona de experimentos y luego JongDae lo guio hace el despacho del director. Cuando llegaron al lugar, JongDae llamó a la puerta y después la abrió, entrando antes de MinSeok para hablar con el director antes. Aquella habitación tenía un par de estanterías de una madera que se veía bastante cara y un escritorio de esa misma manera, sobre el cual, estaban apoyados dos hombres.

            JongDae se dirigió al más bajito, el que tenía un rostro amable, para susurrarle algo al oído. Este, miró a MinSeok y luego a la persona que estaba en la habitación con él anteriormente.

            —YiXing, cariño —dijo con voz dulce—, tengo unos asuntos que atender, ¿te importaría volver a casa antes? —el chico negó con la cabeza, esbozando una cálida sonrisa antes de despedirse y salir del despacho—. ¿Y bien? —su voz se endureció en cuanto la puerta fue cerrada tras el chico—. ¿Qué es lo que te trae por aquí?
            —Vengo a hablar del trabajo que se realiza dentro de los laboratorios —contestó MinSeok—. No me parece que se algo ético que los experimentos sean humanos y que se le pida a los trabajadores que realicen esas pruebas.
            —¿No te parece bien? —dijo el director—. Entonces no deberías haber firmado el contrato.
            —En el contrato no se mencionaba la clase de trabajo que tendría que realizar, si lo hubiera sabido, jamás habría firmado.
            —Pero ya es tarde, ¿verdad? —la sonrisa cínica de aquel hombre no le gustó ni un pelo—, ahora tendrás que trabajar aquí durante el tiempo que se te haya asignado en tu contrato y realizarás con éxito lo que se te pida o sufrirás graves consecuencias —MinSeok tragó saliva ante la amenaza—. Y ahora, si no hay nada más, será mejor que te vayas y te ganes el sueldo.

            JongDae se dirigió a la puerta y la abrió, indicándole a MinSeok que saliera rápidamente. Caminaron a través de los pasillos, haciendo el camino inverso, en dirección a la zona de los experimentos.

            —Lo siento —murmuró JongDae—. Los primeros días son así… Luego… Te vas acostumbrando a todo…

            En apenas unos minutos estuvieron de vuelta en la habitación 365 y MinSeok tuvo que ingresar de nuevo. El chico que había sobre la cama alzó su cabeza y lo miró mientras comenzaba a acercarse a él.

            —Yo… —comenzó MinSeok.
            —Todos sois iguales… —murmuró con voz grave y ronca el chico—. Todos os asustáis al principio, ninguno quiere hacerme daño, pero luego me lo hacéis…
            —Lo siento… —susurró MinSeok, con una lágrima recorriendo su mejilla—. No sabes cuánto lo siento…

            

miércoles, 11 de junio de 2014

Homo Janai!

Título: Homo Janai!
Pareja: HanSoo (D.O. x LuHan) (EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, humor,
Número de palabras: 1.282 palabras
Resumen: Do KyungSoo NO es gay (aunque sus amigos estén empeñados en que es uno más de ellos) y por eso se busca una novia preciosa… Pero quizás no todo es lo que parece.
Notas: el título está sacado de aquí porque adoro a Nakatsu y me acuerdo de él cada vez que escribo cosas sobre hetero-flexibles.
Comentario de Autora: os juro que cuando se me vino esto a la cabeza estuve al menos un cuarto de hora riéndome porque es demasiado incluso para mí XD Espero que os guste ^^


Homo Janai!


            Do KyungSoo estaba harto de ser la única persona de su grupo de amigos que era tratada de esa forma. Cada vez que se reunían acababan hablando del mismo tema y avergonzando al chico, por eso, había acabado decidiendo que debía buscarse una novia, porque estaba muy harto de que lo metieran en el mismo saco en el que estaban ellos. Que tuviera amigos gays no quería decir que él lo fuera también, era muy hetero y lo único que le gustaba eran las mujeres.

            Aquella noche salió de casa y deambuló por los clubes de HongDae, buscando a la chica de sus sueños y —con mucha fortuna—, hallándola. Era una chica preciosa, tenía unos ojos grandes que brillaban con luz propia y un rostro fino digno de pertenecer a un ángel caído del cielo. Su cuerpo era esbelto y, aunque era algunos centímetros más alta que KyungSoo y eso le hubiera molestado en otro tiempo, simplemente lo dejó correr, anotándose mentalmente comprarse plantillas para ser más alto.

            Se acercó a la chica y la sedujo con sus encantos, descubriendo que se llamaba LuHan y que era de origen chino. Ella era todo sonrisas brillantes para KyungSoo y al final de la noche, quedaron para salir otro día cualquiera y conocerse mejor.

            Era la chica perfecta para KyungSoo, por fin la había encontrado y, en cuanto su relación estuviera un poco más afianzada, se la presentaría a sus amigos para que dejaran de decirle que era gay como ellos y para que vieran también la preciosa mujer que había conseguido, a pesar de no tener ningún encanto en especial —según ellos—.


            Un mes había pasado desde que se conocieron y KyungSoo no podía estar más enamorado de LuHan. Su relación iba viento en popa aunque ella todavía se resistiera a pasar por su cama —decía que al menos debían pasar un par de meses para que se sintiera tan cómoda con alguien como para acostarse—. Cualquier otro hombre la hubiera dejado por ser una estrecha, pero KyungSoo solo quería hacerla feliz —y si eso significaba estar en sequía un poco más, haría el sacrificio—.

            Durante todo este tiempo, sus amigos habían estado molestándolo para que les presentara a su chica, pero él no quería asustarla tan pronto —sus amigos eran bastante brutos y algo deslenguados, sobre todo BaekHyun y JongDae—. Por eso tardó un poco en decidirse si presentársela o no. Finalmente, cedió cuando LuHan le pidió, poniendo ojitos que quería conocer a sus amigos y él por más que quiso no pudo resistirse a aquella mirada y a aquel revoloteo de pestañas que lo hizo volverse loco.

            Y así, llegó el día en el que habían quedado para hacer las presentaciones. Quedaron en el lugar de siempre, un bar mediocre al que apenas iba gente y que solo se llenaba cuando iban ellos, a la misma hora de siempre y con las mismas personas, excepto por una excepción: LuHan.

            KyungSoo avanzó hasta la mesa en la que sus amigos se encontraban, guiando a LuHan, agarrándola por la cintura, a través de las mesas del local. Sus amigos lo esperaban ansiosos y, en cuanto lo vieron, no se hicieron esperar los cuchicheos. El chico estaba orgulloso porque finalmente había podido hacer que las bocas de sus amigos hablaran de él y no le dijeran que era gay.

            Hizo las pertinentes presentaciones y todos se sentaron. La conversación fue agradable, pero KyungSoo sentía que algo iba mal. Sus amigos no paraban de reír cada vez que decía algo sobre lo encantadora que era LuHan y lo bien que lo trataba, así que comenzaba a mosquearse. Aprovechó el momento en el que LuHan fue al baño para preguntarles a sus amigos qué era lo que les pasaba.

            —¿De verdad no te has dado cuenta? —le preguntó JongDae.
            —¿De qué tengo que darme cuenta?
            —Vamos, pero si es obvio —comentó BaekHyun—. Si hasta el despistado YiXing se ha dado cuenta de eso —todos rieron y KyungSoo se mosqueó más.
            —Para vosotros será muy gracioso reíros de vuestro amigo y ya no me importa, son muchos años de esto y estoy acostumbrado —comenzó—, pero no puedo permitir que os riais de una encantadora mujer —la mesa volvió a estallar en risas, confundiendo y cabreando a partes iguales al chico.
            —Me sabe mal tener que decírtelo yo, pero alguien tiene que hacerlo —ChanYeol le colocó una mano en su hombro y suspiró—. LuHan no es una mujer, Soo… Es un hombre, como tú y como yo —los ojos de KyungSoo se abrieron como platos porque no era posible y debían estar tomándole el pelo.
            —Eso es imposible —dijo.
            —¿En serio no te has dado cuenta de su pajarito cuando lo habéis hecho? —le preguntó SeHun.
            —Aún no nos hemos acostado —murmuró.
            —¿En serio? —todos volvieron a reír.
            —¿Qué pasa? —ladró KyungSoo.
            —Nada, solo que es algo extraño… ¿Eso no te ha dado qué pensar? —dijo JunMyeon.
            —No… ¿Por qué tendría que pensar que es un tío porque no se acuesta conmigo a los dos días de conocerme? —KyungSoo negó con la cabeza, cansado de todo aquello—. Me da igual lo que digáis, LuHan es una mujer, es hermosa, encantadora y la amo y todos vosotros tenéis envidia de mi felicidad, por eso queréis hacerme creer cosas que no son.
            —¿Y por qué no se lo preguntas a ella? —aconsejó YiFan.
            —¿Queréis que le pregunte a mi novia si es un tío? ¿Estáis locos?
            —No estamos locos —dijo MinSeok—. Y quizás te lleves una agradable sorpresa —el chico señaló más allá de KyungSoo y este se volvió, encontrándose a LuHan un poco pálida.
            —Honey —se levantó corriendo y fue hacia ella—. ¿Qué has escuchado de la conversación?
            —La he oído prácticamente toda —confesó—, y tus amigos tienen razón… Soy un hombre —la cara de KyungSoo se desencajó. No podía estar hablando en serio, no podía ser un hombre. Él era hetero, no podía estar enamorado de un hombre—. Siento no habértelo contado antes, estabas tan ilusionado conmigo que no quería decepcionarte, así que lo mantuve en secreto, esperando el momento oportuno para decírtelo.
            —Yo… Creo que necesito sentarme… —murmuró KyungSoo antes de desmayarse, oyendo la angustiada voz de LuHan diciendo su nombre.


            Al día siguiente despertó, encontrado el hermoso rostro de LuHan sobre su almohada, tan cerca y tan lejos a la vez. Parecía algo de otro mundo y cuando comenzó a despertar, con sus ojos brillantes pero aún con rastros de sueño y su preciosa sonrisa, KyungSoo decidió que quizás el género no era tan importante, que quizás, lo que contaban eran las personas. Así que, se acercó a LuHan y besó sus finos labios dándole los buenos días importándole poco que aquello significara que sus amigos finalmente habían tenido razón y él era gay, como todos ellos. KyungSoo solo quería ser feliz y parecía que todo lo que necesitaba para serlo era a LuHan, aunque fuera un chico como él.

           




sábado, 7 de junio de 2014

All You Need is LOVE

Título: All You Need is LOVE
Pareja: ChanLay (ChanYeol x Lay), mención a TaoHan (Tao x LuHan) (EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, música.
Número de palabras: 3.781 palabras
Resumen: YiXing lo tenía todo y podía conseguir cualquier cosa que desease solo chasqueando sus dedos, menos la felicidad.
Notas: historia escrita para la séptima gala de Doce Reyes (12eyes), que tiene como Rey de una Noche a ChanYeol.
Comentario de Autora: pitch-hit de última hora al no haber sido entregada la historia correspondiente. La idea para el fic salió de haber estado escuchando la canción All You Need is Love – The Beatles. Espero que os guste, a pesar del poco tiempo que he tenido para realizarlo.
Aclaraciones: los nombres de todos los personajes son sus nombres en mandarín porque la historia está ambientada en China.
—Lay / YiXing.
—CanLie / ChanYeol.
—Kris / YiFan.


All You Need is LOVE


            Zhang YiXing tenía todo cuanto quería y podía conseguirlo relativamente rápido. Era el único hijo y heredero de la compañía de entretenimiento Zhang que lanzaba al estrellato cada año a decenas de artistas en todos los campos —música, cine, televisión—, y sus padres siempre lo habían consentido en demasía desde que comenzó a hablar e incluso desde antes. Sin embargo, a pesar de todo, el chico no era feliz.

            Con sus veintitrés años recién cumplidos, YiXing se dio cuenta de que tenía un vacío en el lugar en el que debía latir con fuerza su corazón que no podía ser llenado con nada que el dinero pudiera comprar y el chico no sabía qué hacer para llenarlo. Lo había intentado todo en los últimos meses, pero nada le daba resultado.

            YiXing se dejó caer con pesadez sobre la cama de su mejor amigo y se tumbó ella lanzando un suspiro.

            —No sé qué hacer, de verdad —murmuró—. No hay nada que llene este vacío que siento.
            —Vamos, vamos, no desesperes —dijo LuHan dándole unos golpecitos en la pierna—, seguro que habrá algo que se pueda hacer.
            —¿El qué? —preguntó YiXing desesperado.

            Su amigo se sentó en la cama junto a él y cruzó las piernas mientras miraba a la pared de enfrente como si el color blanco inmaculado fuera la cosa más interesante del mundo. Durante unos minutos, el silencio que reinó en la habitación solo fue roto por los sonidos ahogados por las ventanas de doble cristal del tráfico de la calle. Cuando YiXing comenzaba a desesperarse por el mutismo de LuHan, este dio una palmada a la vez que esbozaba una sonrisa de satisfacción.

            —Lo tengo —dijo.
            —¿Qué?
            —¿Y si trabajas? —el chico abrió los ojos como platos, sin poder creerse lo que había escuchado.
            —¿No estarás hablando en serio?
            —A ver, lo has intentado todo y has conseguido todo cuanto querías, pero nada ha sido con tu esfuerzo, todo te ha venido desde arriba —explicó—, así que, ¿por qué no intentar conseguir las cosas con tus propios medios como las personas corrientes? Quizás así, sientas que el vacío se llena.
            —Está loco, no pienso ponerme a trabajar como cualquier persona de clase media o baja.
            —Tú piénsalo.
            —Jamás.



            Jamás digas jamás. YiXing no entendió el significado de aquella frase hasta que entró en una pequeña tienda de música tras ver en el cartel que había en la puerta que se necesitaba un dependiente. Una pequeña campanita colgada de esta, indicó su presencia en el lugar e inmediatamente salió un chico de la trastienda. Era bastante alto, tenía los ojos grandes para ser asiático y orejas de duende; su sonrisa también era muy amplia y a YiXing, a pesar de que supiera que a LuHan le hubiera parecido escalofriante, le transmitió un sentimiento cálido.

            —Bienvenido a XOXO —le dijo con una voz grave que lo sorprendió—. ¿Puedo ayudarlo en algo? —durante algunos segundos, el chico estuvo ordenando sus ideas en la cabeza, por lo que no contestó al momento.
            —He visto un cartel en la puerta y yo…
            —Oh, ¿quieres trabajar aquí? —lo cortó el chico. YiXing asintió—. ¡Genial! Tengo que avisar a mi hermano, que es el dueño de la tienda, y tú necesitas traer un curriculum… Por cierto, ¿Cómo te llamas? Yo soy CanLie —se presentó, tendiéndole la mano.
            —YiXing —contestó estrechándosela con una sonrisa en sus labios que le marcaba un hoyuelo en la mejilla derecha.
            —YiXing, ¿me das tu número de teléfono para poder contactar contigo y decirte la hora de la entrevista?
            —Claro.

            Horas después, cuando YiXing ya estaba en su casa diciéndose tonto por haberle hecho caso a LuHan, recibió un mensaje de un número desconocido que lo citaba en la tienda de música al día siguiente, a media mañana. En ese momento, el chico recordó que él no tenía un curriculum y que no tenía ni la más remota idea de cómo hacer uno. Así que, y sin que sirviera de precedente, se conectó a Weibo y le mandó un mensaje privado a LuHan preguntándole cómo se hacía uno. No habían pasado ni cinco minutos cuando ya tenía su respuesta, además de un gran párrafo en el que se jactaba de tener razón, como siempre. YiXing supo que había tardado más en recibir su respuesta por este párrafo que por lo que había tardado su amigo en explicarle cómo se hacía un curriculum vitae.



            A la mañana siguiente YiXing se encontraba sentado muy recto en una silla de madera frente a una mesa que hacía las veces de escritorio en la trastienda teniendo una entrevista de trabajo con un chico algo más mayor que él y que era el dueño de la tienda, se llamaba YiFan, o eso había entendido, ya que el chico se lo gruñó antes de comenzar con las preguntas. Tenía cara de malas pulgas y el ceño siempre fruncido durante todo lo que duró esta y lo que tardó en leer su curriculum y ver que era el único heredero de la empresa Zhang, después, una gran sonrisa —aunque no tan amplia como la que su hermano menor siempre parecía tener en su rostro—, apareció y le dio la bienvenida a la tienda como trabajador para, seguidamente, comenzar a hablar de los términos del contrato.

            Cuando salió de la trastienda, YiFan le anunció a su hermano que ya podía quitar el cartel de la puerta porque habían encontrado a la persona perfecta para el puesto. CanLie le sonrió ampliamente.

            —Espero que podamos llevarnos bien —le dijo y YiXing asintió, esperando no arrepentirse luego de hacer aquello.



            Su primer día de trabajo fue un par de días después y la mayor parte del tiempo lo pasó memorizando dónde estaba cada cosa en el lugar para poder darle inmediatamente al cliente lo que buscaba. Los CDs que vendían estaban organizados por temática y después por autor en orden alfabético, así que no había mucha pérdida, pero con la gran cantidad de estanterías y de música que había en la tienda, el chico creía que iba a volverse loco.

            CanLie lo ayudaba en todo lo que podía y, cada vez que se equivocaba, lo corregía suavemente, indicándole el lugar correcto y dándole algunos trucos o reglas mnemotécnicas para que lo aprendiera. YiXing pensaba que trabajar era algo aburrido y cansado, pero aunque en lo segundo tenía razón —porque cuando llegó a su casa se tiró sobre la cama más muerto que vivo—, en lo primero se había equivocado completamente, ya que cuando se quedó dormido, agotado, lo hizo con una sonrisa en los labios.



            —¿Qué música te gusta? —le preguntó CanLie un día que la tienda estaba desierta—. Quiero decir, estás trabajando en una tienda que vende CDs, así que presupongo que te gusta la música —YiXing le sonrió antes de responder.
            —Me gusta la música tradicional, las baladas y son fan de algunos de los artistas pop del momento. ¿Qué es lo que te gusta a ti?
            —Me gustan todos los estilos, pero el hip hop es mi preferido… Aunque el rock es bastante bueno también —miró a YiXing—. Nuestros estilos no coinciden para nada, podríamos intercambiar grupos y escuchar las canciones que le gusten al otro —propuso y el chico estuvo de acuerdo, porque cuando CanLie le decía algo con una sonrisa ilusionada no se veía capaz de decirle que no a nada.

            Los siguientes días, YiXing los pasó forzándose a escuchar la lista de reproducción que CanLie le había dado cuando llegaba a casa. A pesar de estar agotado, siempre se quitaba una media hora de sueño y la aprovechaba para escuchar aquellos grupos, descubriendo que el rock inglés era algo que le gustaba también. En sus jornadas laborales, hablaba con el otro sobre la música que había escuchado la noche anterior y ayudaba a las personas que iban buscando algo concreto.

            Por primera vez en su vida, Zhang YiXing sentía que el vacío que había en su pecho estaba siendo llenado de alguna manera y le gustaba el sentimiento.



            Un fin de semana como otro cualquiera, dos meses después de que comenzara a trabajar en la tienda de discos XOXO, YiXing recibió la visita de su amigo LuHan en casa. Hacía bastante tiempo que no se veían porque el chico trabajaba duro y cuando llegaba a casa lo único que quería era dormir. Igual ocurría los fines de semana, ya que los tenía libres, aprovechaba para descansar como era debido y LuHan no se había pasado a molestarlo, pero eso se había acabado.

            —¿Por qué no vienes a verme? —le preguntó nada más entrar en la habitación—. Me siento muy solo ahora que no estás conmigo.
            —Fuiste tú quien propuso la idea de que trabajara —respondió YiXing, tapándose con las sábanas a pesar de que en la habitación hacía calor.
            —Ya, pero una cosa es trabajar y otra abandonarme completamente… ¿No será que tienes a alguien y por eso ya no me quieres?
            —Ve a contarle a ZiTao tus paranoias, que seguro que le hace ilusión y a mí déjame dormir —se echó las sábanas por la cabeza, esperando que el sonrojo que había subido a sus mejillas no fuera notado por su amigo, pero LuHan ya lo había visto y no quería perder la oportunidad de sonsacarle algo.
            —Tienes a alguien —repitió—. No estáis saliendo pero te gusta.
            —No digas tontería, LuHan.
            —Soy tu mejor amigo desde que ambos tenemos memoria, así que no me mientas porque te conozco mejor que a mí mismo… Y eso ya es decir —durante unos momentos, YiXing pensó que si se quedaba callado y quieto podría desaparecer y que LuHan diera por perdida aquella batalla, pero luego recordó que era LuHan y que con él no serviría jamás aquel truco.
            —¿Recuerdas que comencé a trabajar para llenar el vacío que sentía en mi pecho? —murmuró—. Se está comenzando a llenar. Me lo paso genial en la tienda ayudando a la gente y hablando con CanLie de miles de cosas sobre música.
            —Así que se llama CanLie…
            —Es un chico encantador, le gusta el rock inglés y sabe muchísimo sobre bandas coreanas.
            —Mi pequeño se ha enamorado —dijo LuHan dramáticamente, haciéndose el compungido. Rápidamente, YiXing se quitó la sábana de la cabeza y se levantó.
            —¿Qué? ¡NO!
            —Niégalo lo que quieras, pero yo siempre tengo razón.



            YiFan, el hermano de CanLie, salía por la puerta justo después de hacer su revisión semanal para ver si la tienda seguía en buenas condiciones y todavía no la habían quemado, arrasado o tirado por un puente, cuando CanLie se volvió hacia YiXing. El chico estaba colocando unos CDs en las estanterías que habían llegado hacía unos minutos, así que no se dio cuenta de la fuerte mirada del otro hasta que se giró y lo pillo in fraganti.

            —¿Tengo algo en la cara? —preguntó intentando no sonrojarse, aunque sin mucho éxito. Si CanLie le preguntaba el motivo podía achacarlo al calor que hacía.
            —No.
            —¿Entonces? —CanLie pareció dudar si decir algo o no—. Puedes decírmelo —lo animó con el corazón latiendo a mil por hora y recordando la conversación que había tenido con LuHan el domingo anterior.
            —Te quería preguntar si este domingo estabas libre —dijo finalmente.
            —Sí, no tengo nada que hacer.
            —¿Te importaría venir conmigo a un concierto?
            —¿Es de alguno de los grupos que me has enseñado? —CanLie asintió—. ¿Quién?
            —Prefiero que sea una sorpresa —sonrió—. ¿Vienes?
            —Por supuesto.


            Los días se le pasaron volando y el domingo llegó antes de que se diera cuenta. YiXing salió de su casa y a la hora acordada llegaba frente al estadio en el que se iba a celebrar el concierto. Pancartas y carteles por todos lados anunciaban que el grupo que actuaba aquella noche era One OK Rock, un grupo japonés que a CanLie le encantaba y del que YiXing había escuchado algunas canciones y le habían gustado. Tras unos minutos de espera, llegaba el chico en cuestión agitando unas entradas con una gran sonrisa en su rostro.

            —¿Has esperado mucho? —YiXing negó con la cabeza—. ¿Te gusta el grupo? —le preguntó señalándole los carteles.
            —Me gusta.
            —Entonces no perdamos más tiempo —CanLie lo tomó de la mano y lo guio al interior del estadio ignorando el cosquilleo que provocaba en YiXing esta acción.

            Horas después, con la voz ronca por haber estado cantando a pleno pulmón y los pies molidos después de que los de delante se pasaran todo el concierto saltando y pisándolos, decidieron que lo mejor que podían hacer era sentarse en uno de los bancos que había cerca del estadio y descansar un poco antes de emprender la marcha a casa. CanLie se ofreció a comprar unos helados de un quiosco que había visto en el otro lado del estadio y por mucho que YiXing se negara y le dijera que él era el mayor y por lo tanto quien debía ir, el otro lo ignoró y fue a comprarlo. Unos minutos después volvía con dos helados en la mano y le tendía el de vainilla a YiXing.

            —¿Te ha gustado el concierto? —le preguntó.
            —Me ha encantado —dijo el otro sinceramente. Ambos se sonrieron y cuando CanLie estuvo a punto de hablar de nuevo, una voz demasiado conocida para YiXing lo llamó.
            —¡YIXING! —el nombrado maldijo su suerte al ver llegar a LuHan arrastrando a ZiTao hasta donde estaban ellos.
            —Hola, LuHan —dijo el chico—. ¿Qué haces aquí?
            —Bueno, ZiTao quería dar un paseo y vinimos aquí —dijo, pero YiXing no se creyó aquella historia y cuando volviera a casa le preguntaría a su madre si le había hablado de su paradero a su amigo—. ¿Quién es este chico tan alto y tan mono? —preguntó señalando a CanLie.
            —Es CanLie, mi compañero de trabajo, ya te hablé de él —presentó—. CanLie, este es mi amigo LuHan y su… ¿Novio? ¿Amigo con derecho a roce? ¿Qué sois?
            —Amigos —contestó LuHan mirándolo de forma asesina—. Solo amigos.
            —Bueno, pues, su amigo ZiTao.
            —Encantado —dijo CanLie.
            —Bueno… ¿Y vosotros qué hacíais aquí? —preguntó ZiTao, hablando por primera vez.
            —Vinimos a ver un concierto, acaba de terminar y como estábamos cansados nos hemos sentado un rato —respondió YiXing.
            —Oh… Perdonad por interrumpir vuestra cita —murmuró compungido—. Ya nos vamos… —cogió a ZiTao de la mano—. Hacéis muy buena pareja, ojalá que duréis mucho.

           En ese momento, YiXing deseó que la tierra lo tragase por las palabras que acababa de decir LuHan. ¿Cómo se atrevía?

            —No le hagas mucho caso a LuHan… —murmuró—. Su hobby es emparejar a todo ser viviente, pero él no es capaz de asimilar que está colgado por ZiTao.
            —No pasa nada —contestó CanLie dándole un bocado a su helado con una sonrisa—. Es un tío gracioso.



            Los siguientes días a las palabras de LuHan fueron algo incómodos para ambos chicos, ya que no sabían que hacer o decir el uno al otro. Tropezaban con cualquier cosa que se interpusiera en su camino y, en general, eran mucho más torpes que de costumbre. Sin embargo, a pesar de esto, YiXing se sentía muy a gusto en compañía de CanLie y se preguntaba si en realidad no tenía sentimientos por el otro chico.

            —Voy a desempaquetar los CDs que trajeron esta mañana —le dijo CanLie un día y el chico asintió, viendo como desaparecía en la trastienda con un par de cajas en sus brazos.

            YiXing se dedicó entonces a pasar un trapo por el mostrador aprovechando que eran horas bajas porque este estaba lleno de marcas de dedos. Estaba tan concentrado en su tare que cuando escuchó la campanita que avisaba de la entrada de algún cliente, no le prestó mucha atención y simplemente dijo “bienvenido” sin levantar la mirada del cristal que limpiaba con esmero. Solo se dio cuenta de que algo iba mal cuando notó metal frío contra su frente.

            —¡Dame todo el dinero de la caja! ¡Ahora mismo! —le gritó una voz. YiXing alzó lentamente la cabeza, encontrándose con un tipo con la cara cubierta por un pasamontañas y una pistola contra su cabeza.
            —Yo… —consiguió articular, pero el otro lo interrumpió, apretando la pistola más contra su carne.
            —¡Qué me lo des ya, hijo de puta!
            —Sí… —susurró.

            YiXing fue lentamente hacia la caja registradora sin quitarle la vista de encima al tipo ni al arma. Introdujo los números que le pedía la máquina con dedos temblorosos y cuando estaba a punto de darle al último dígito, vio cómo CanLie salía de la trastienda, intentando no hacer ruido y que el otro no lo viera. YiXing le quiso gritar que saliera de ahí lo más rápido posible, pero no le dio tiempo. Un instante después, CanLie se echaba encima del atracador y lo inmovilizaba contra el mostrador, quitándole el arma y tirándola al suelo, lejos del alcance de nadie.

            —Llama a la policía —le dijo a YiXing y este, aunque le costó un poco reaccionar, cogió su teléfono móvil y marcó el número de la policía, dando parte de lo que había ocurrido en el local.

            Horas después, todo se había solucionado. La policía había llegado a la tienda y se había llevado al atracador, que gritaba como un poseso. Después, les tomaron declaración a ambos y ellos explicaron lo que había pasado. Tuvieron que llamar a YiFan y este se alegró de ver que ni al local, ni a la mercancía, ni al dinero, ni a ellos, les había pasado nada. Luego les ordenó que se fueran a casa y que descansaran ya que al día siguiente no abrirían.

            Los chicos estaban en la parada del autobús, esperando a que CanLie tomara el que lo llevaría a su apartamento, ambos muy callados. No se habían dicho ninguna palabra desde lo ocurrido, pero los dos tenían muchas cosas que decir.

            —Yo… —comenzó CanLie.
            —Has sido muy valiente —lo cortó YiXing—. Yo no hubiera tenido valor para hacer eso… Simplemente me he quedado temblando y he hecho lo que el tipo me ha dicho.
            —También has sido valiente, has mantenido la calma a pesar de todo.
            —Por dentro estaba como un flan —confesó. CanLie le sonrió de una forma cálida que lo tranquilizó y luego, lo abrazó fuertemente contra su pecho.
            —Me alegra que no te haya pasado nada —le susurró en el oído—. He pasado mucho miedo —tras decir esto, se separó de él y se giró, buscando con la mirada a su autobús. YiXing sonrió con un sonrojo apoderándose de sus mejillas.



            —Pero… ¿tú estás bien? —le preguntó LuHan con voz preocupada al otro lado del teléfono.
            —Perfectamente.
            —¿Y el otro chico?
            —También, a ninguno nos pasó nada, gracias al cielo —respondió.
            —Entonces solo ha sido un susto.
            —Solo eso, sí —se escuchó exhalar profundamente y YiXing supo que su amigo había estado conteniendo el aliento todo el tiempo desde que le había dado la noticia.
            —¿Pasó algo más?
            —CanLie me abrazó y me dijo que había pasado mucho miedo —contó, aunque en cuanto lo hizo se arrepintió.
            —¿Solo eso? ¿No te besó ni te dijo que te quería, que sin ti no podría vivir y que si te hubiera pasado algo él te habría vengado y luego se habría suicidado para estar contigo?
            —LuHan, no te montes películas tú solo —lo cortó YiXing—. Somos compañeros de trabajo, nos llevamos bien… Pero ya está… —aquella verdad le dolió decirla, pero sabía que no tendría ninguna oportunidad con él.
            —Eres un soso, YiXing —murmuró LuHan—. All you need is Love~ —cantó.
            —Si sigues por ahí, te cuelgo.
            —Lo siento, pero es la verdad —dijo—. Estáis loquitos el uno por el otro, lo vi el otro día cuando nos encontramos y si lo seguís negando y alargando solo os haréis daño.
            —LuHan… El día que te apliques tus propios consejos, los seguiré yo —fue lo último que dijo antes de colgar.



            Había pasado una semana desde el atraco y estaban solos en la tienda. Ya era de noche y estaban por cerrar. CanLie había estado todo el día nervioso, como si se estuviera debatiendo si decirle algo o no al otro y esto estaba poniendo de los nervios a YiXing. Si tenía algo que decir, lo podía decir, no se lo iba a comer ni nada por el estilo, él siempre había sido una persona muy pacífica.

            —YiXing —lo llamó cuando solo quedaba salir por la puerta y bajar la persiana.
            —Dime.
           —Yo… Tengo algo que decirte —el chico le sonrió, dándole a entender que podía decirle lo que fuera. CanLie se aclaró la garganta antes de volver a hablar—. YiXing… Me gustas.

            Cinco minutos antes, el chico había pensado que dijera lo que dijese no se lo iba a comer, pero en aquellos momentos, lo primero que hizo fue lanzarse contra CanLie en busca de sus labios con un hambre de estos que había sentido repentinamente. Cuando sus bocas se encontraron lo hicieron bruscamente y las lenguas y dientes entraron en contacto desde el primer momento. CanLie al principio no se esperaba aquello, por lo que tardó unos segundos en responder, pero en cuanto lo hizo, fue tan desesperado como YiXing.

            —También me gustas —murmuró el otro cuando se separaron, mirándose fijamente a los ojos.
            —Perfecto —susurró CanLie contra sus labios antes de volver a besarlo—. Pero yo voy arriba…
            —Ya se verá… —contestó YiXing profundizando el beso.

            Hacía algunos meses, Zhang YiXing estaba desesperado por encontrar aquello que pudiera llenar el vacío que se había instalado en su pecho; en aquel momento, sentía que lo había encontrado, porque allí donde latía acelerado su corazón, sentía una enorme calidez que se extendía por todo su cuerpo.





Notas finales: perdón por este bodrio ;;___;;