Título: All You Need
is LOVE
Pareja:
ChanLay (ChanYeol x Lay), mención a TaoHan (Tao x LuHan) (EXO)
Géneros:
AU, romance, música.
Número de palabras:
3.781 palabras
Resumen: YiXing
lo tenía todo y podía conseguir cualquier cosa que desease solo chasqueando sus
dedos, menos la felicidad.
Notas:
historia escrita para la séptima gala de Doce Reyes (12eyes), que tiene como
Rey de una Noche a ChanYeol.
Comentario de Autora:
pitch-hit de última hora al no haber sido entregada la historia
correspondiente. La idea para el fic salió de haber estado escuchando la
canción All You Need is Love – The Beatles. Espero que os guste, a pesar del
poco tiempo que he tenido para realizarlo.
Aclaraciones:
los nombres de todos los personajes son sus nombres en mandarín porque la
historia está ambientada en China.
—Lay / YiXing.
—CanLie / ChanYeol.
—Kris / YiFan.
All You Need is LOVE
Zhang YiXing tenía todo cuanto
quería y podía conseguirlo relativamente rápido. Era el único hijo y heredero
de la compañía de entretenimiento Zhang que lanzaba al estrellato cada año a
decenas de artistas en todos los campos —música, cine, televisión—, y sus
padres siempre lo habían consentido en demasía desde que comenzó a hablar e
incluso desde antes. Sin embargo, a pesar de todo, el chico no era feliz.
Con sus veintitrés años recién
cumplidos, YiXing se dio cuenta de que tenía un vacío en el lugar en el que
debía latir con fuerza su corazón que no podía ser llenado con nada que el
dinero pudiera comprar y el chico no sabía qué hacer para llenarlo. Lo había
intentado todo en los últimos meses, pero nada le daba resultado.
YiXing se dejó caer con pesadez
sobre la cama de su mejor amigo y se tumbó ella lanzando un suspiro.
—No sé qué hacer, de verdad —murmuró—.
No hay nada que llene este vacío que siento.
—Vamos, vamos, no desesperes —dijo
LuHan dándole unos golpecitos en la pierna—, seguro que habrá algo que se pueda
hacer.
—¿El qué? —preguntó YiXing
desesperado.
Su amigo se sentó en la cama junto a
él y cruzó las piernas mientras miraba a la pared de enfrente como si el color
blanco inmaculado fuera la cosa más interesante del mundo. Durante unos
minutos, el silencio que reinó en la habitación solo fue roto por los sonidos
ahogados por las ventanas de doble cristal del tráfico de la calle. Cuando
YiXing comenzaba a desesperarse por el mutismo de LuHan, este dio una palmada a
la vez que esbozaba una sonrisa de satisfacción.
—Lo tengo —dijo.
—¿Qué?
—¿Y si trabajas? —el chico abrió los
ojos como platos, sin poder creerse lo que había escuchado.
—¿No estarás hablando en serio?
—A ver, lo has intentado todo y has
conseguido todo cuanto querías, pero nada ha sido con tu esfuerzo, todo te ha
venido desde arriba —explicó—, así que, ¿por qué no intentar conseguir las
cosas con tus propios medios como las personas corrientes? Quizás así, sientas
que el vacío se llena.
—Está loco, no pienso ponerme a
trabajar como cualquier persona de clase media o baja.
—Tú piénsalo.
—Jamás.
Jamás digas jamás. YiXing no
entendió el significado de aquella frase hasta que entró en una pequeña tienda
de música tras ver en el cartel que había en la puerta que se necesitaba un
dependiente. Una pequeña campanita colgada de esta, indicó su presencia en el
lugar e inmediatamente salió un chico de la trastienda. Era bastante alto,
tenía los ojos grandes para ser asiático y orejas de duende; su sonrisa también
era muy amplia y a YiXing, a pesar de que supiera que a LuHan le hubiera
parecido escalofriante, le transmitió un sentimiento cálido.
—Bienvenido a XOXO —le dijo con una
voz grave que lo sorprendió—. ¿Puedo ayudarlo en algo? —durante algunos
segundos, el chico estuvo ordenando sus ideas en la cabeza, por lo que no
contestó al momento.
—He visto un cartel en la puerta y
yo…
—Oh, ¿quieres trabajar aquí? —lo
cortó el chico. YiXing asintió—. ¡Genial! Tengo que avisar a mi hermano, que es
el dueño de la tienda, y tú necesitas traer un curriculum… Por cierto, ¿Cómo te llamas? Yo soy CanLie —se
presentó, tendiéndole la mano.
—YiXing —contestó estrechándosela
con una sonrisa en sus labios que le marcaba un hoyuelo en la mejilla derecha.
—YiXing, ¿me das tu número de
teléfono para poder contactar contigo y decirte la hora de la entrevista?
—Claro.
Horas después, cuando YiXing ya
estaba en su casa diciéndose tonto por haberle hecho caso a LuHan, recibió un
mensaje de un número desconocido que lo citaba en la tienda de música al día
siguiente, a media mañana. En ese momento, el chico recordó que él no tenía un curriculum y que no tenía ni la más
remota idea de cómo hacer uno. Así que, y sin que sirviera de precedente, se
conectó a Weibo y le mandó un mensaje privado a LuHan preguntándole cómo se
hacía uno. No habían pasado ni cinco minutos cuando ya tenía su respuesta,
además de un gran párrafo en el que se jactaba de tener razón, como siempre.
YiXing supo que había tardado más en recibir su respuesta por este párrafo que
por lo que había tardado su amigo en explicarle cómo se hacía un curriculum vitae.
A la mañana siguiente YiXing se
encontraba sentado muy recto en una silla de madera frente a una mesa que hacía
las veces de escritorio en la trastienda teniendo una entrevista de trabajo con
un chico algo más mayor que él y que era el dueño de la tienda, se llamaba
YiFan, o eso había entendido, ya que el chico se lo gruñó antes de comenzar con
las preguntas. Tenía cara de malas pulgas y el ceño siempre fruncido durante
todo lo que duró esta y lo que tardó en leer su curriculum y ver que era el único heredero de la empresa Zhang,
después, una gran sonrisa —aunque no tan amplia como la que su hermano menor
siempre parecía tener en su rostro—, apareció y le dio la bienvenida a la
tienda como trabajador para, seguidamente, comenzar a hablar de los términos
del contrato.
Cuando salió de la trastienda, YiFan
le anunció a su hermano que ya podía quitar el cartel de la puerta porque
habían encontrado a la persona perfecta para el puesto. CanLie le sonrió
ampliamente.
—Espero que podamos llevarnos bien —le
dijo y YiXing asintió, esperando no arrepentirse luego de hacer aquello.
Su primer día de trabajo fue un par
de días después y la mayor parte del tiempo lo pasó memorizando dónde estaba
cada cosa en el lugar para poder darle inmediatamente al cliente lo que
buscaba. Los CDs que vendían estaban organizados por temática y después por
autor en orden alfabético, así que no había mucha pérdida, pero con la gran
cantidad de estanterías y de música que había en la tienda, el chico creía que
iba a volverse loco.
CanLie lo ayudaba en todo lo que
podía y, cada vez que se equivocaba, lo corregía suavemente, indicándole el
lugar correcto y dándole algunos trucos o reglas mnemotécnicas para que lo
aprendiera. YiXing pensaba que trabajar era algo aburrido y cansado, pero
aunque en lo segundo tenía razón —porque cuando llegó a su casa se tiró sobre
la cama más muerto que vivo—, en lo primero se había equivocado completamente,
ya que cuando se quedó dormido, agotado, lo hizo con una sonrisa en los labios.
—¿Qué música te gusta? —le preguntó
CanLie un día que la tienda estaba desierta—. Quiero decir, estás trabajando en
una tienda que vende CDs, así que presupongo que te gusta la música —YiXing le
sonrió antes de responder.
—Me gusta la música tradicional, las
baladas y son fan de algunos de los artistas pop del momento. ¿Qué es lo que te
gusta a ti?
—Me gustan todos los estilos, pero
el hip hop es mi preferido… Aunque el rock es bastante bueno también —miró a
YiXing—. Nuestros estilos no coinciden para nada, podríamos intercambiar grupos
y escuchar las canciones que le gusten al otro —propuso y el chico estuvo de
acuerdo, porque cuando CanLie le decía algo con una sonrisa ilusionada no se
veía capaz de decirle que no a nada.
Los siguientes días, YiXing los pasó
forzándose a escuchar la lista de reproducción que CanLie le había dado cuando
llegaba a casa. A pesar de estar agotado, siempre se quitaba una media hora de
sueño y la aprovechaba para escuchar aquellos grupos, descubriendo que el rock
inglés era algo que le gustaba también. En sus jornadas laborales, hablaba con
el otro sobre la música que había escuchado la noche anterior y ayudaba a las
personas que iban buscando algo concreto.
Por primera vez en su vida, Zhang
YiXing sentía que el vacío que había en su pecho estaba siendo llenado de
alguna manera y le gustaba el sentimiento.
Un fin de semana como otro
cualquiera, dos meses después de que comenzara a trabajar en la tienda de
discos XOXO, YiXing recibió la visita de su amigo LuHan en casa. Hacía bastante
tiempo que no se veían porque el chico trabajaba duro y cuando llegaba a casa
lo único que quería era dormir. Igual ocurría los fines de semana, ya que los
tenía libres, aprovechaba para descansar como era debido y LuHan no se había
pasado a molestarlo, pero eso se había acabado.
—¿Por qué no vienes a verme? —le
preguntó nada más entrar en la habitación—. Me siento muy solo ahora que no
estás conmigo.
—Fuiste tú quien propuso la idea de
que trabajara —respondió YiXing, tapándose con las sábanas a pesar de que en la
habitación hacía calor.
—Ya, pero una cosa es trabajar y
otra abandonarme completamente… ¿No será que tienes a alguien y por eso ya no
me quieres?
—Ve a contarle a ZiTao tus
paranoias, que seguro que le hace ilusión y a mí déjame dormir —se echó las
sábanas por la cabeza, esperando que el sonrojo que había subido a sus mejillas
no fuera notado por su amigo, pero LuHan ya lo había visto y no quería perder
la oportunidad de sonsacarle algo.
—Tienes a alguien —repitió—. No
estáis saliendo pero te gusta.
—No digas tontería, LuHan.
—Soy tu mejor amigo desde que ambos
tenemos memoria, así que no me mientas porque te conozco mejor que a mí mismo…
Y eso ya es decir —durante unos momentos, YiXing pensó que si se quedaba
callado y quieto podría desaparecer y que LuHan diera por perdida aquella
batalla, pero luego recordó que era LuHan y que con él no serviría jamás aquel
truco.
—¿Recuerdas que comencé a trabajar
para llenar el vacío que sentía en mi pecho? —murmuró—. Se está comenzando a
llenar. Me lo paso genial en la tienda ayudando a la gente y hablando con
CanLie de miles de cosas sobre música.
—Así que se llama CanLie…
—Es un chico encantador, le gusta el
rock inglés y sabe muchísimo sobre bandas coreanas.
—Mi pequeño se ha enamorado —dijo
LuHan dramáticamente, haciéndose el compungido. Rápidamente, YiXing se quitó la
sábana de la cabeza y se levantó.
—¿Qué? ¡NO!
—Niégalo lo que quieras, pero yo
siempre tengo razón.
YiFan, el hermano de CanLie, salía
por la puerta justo después de hacer su revisión semanal para ver si la tienda
seguía en buenas condiciones y todavía no la habían quemado, arrasado o tirado
por un puente, cuando CanLie se volvió hacia YiXing. El chico estaba colocando
unos CDs en las estanterías que habían llegado hacía unos minutos, así que no
se dio cuenta de la fuerte mirada del otro hasta que se giró y lo pillo in fraganti.
—¿Tengo algo en la cara? —preguntó
intentando no sonrojarse, aunque sin mucho éxito. Si CanLie le preguntaba el
motivo podía achacarlo al calor que hacía.
—No.
—¿Entonces? —CanLie pareció dudar si
decir algo o no—. Puedes decírmelo —lo animó con el corazón latiendo a mil por
hora y recordando la conversación que había tenido con LuHan el domingo
anterior.
—Te quería preguntar si este domingo
estabas libre —dijo finalmente.
—Sí, no tengo nada que hacer.
—¿Te importaría venir conmigo a un
concierto?
—¿Es de alguno de los grupos que me
has enseñado? —CanLie asintió—. ¿Quién?
—Prefiero que sea una sorpresa —sonrió—.
¿Vienes?
—Por supuesto.
Los días se le pasaron volando y el
domingo llegó antes de que se diera cuenta. YiXing salió de su casa y a la hora
acordada llegaba frente al estadio en el que se iba a celebrar el concierto.
Pancartas y carteles por todos lados anunciaban que el grupo que actuaba
aquella noche era One OK Rock, un grupo japonés que a CanLie le encantaba y del
que YiXing había escuchado algunas canciones y le habían gustado. Tras unos
minutos de espera, llegaba el chico en cuestión agitando unas entradas con una
gran sonrisa en su rostro.
—¿Has esperado mucho? —YiXing negó
con la cabeza—. ¿Te gusta el grupo? —le preguntó señalándole los carteles.
—Me gusta.
—Entonces no perdamos más tiempo —CanLie
lo tomó de la mano y lo guio al interior del estadio ignorando el cosquilleo
que provocaba en YiXing esta acción.
Horas después, con la voz ronca por
haber estado cantando a pleno pulmón y los pies molidos después de que los de
delante se pasaran todo el concierto saltando y pisándolos, decidieron que lo
mejor que podían hacer era sentarse en uno de los bancos que había cerca del
estadio y descansar un poco antes de emprender la marcha a casa. CanLie se
ofreció a comprar unos helados de un quiosco que había visto en el otro lado
del estadio y por mucho que YiXing se negara y le dijera que él era el mayor y
por lo tanto quien debía ir, el otro lo ignoró y fue a comprarlo. Unos minutos
después volvía con dos helados en la mano y le tendía el de vainilla a YiXing.
—¿Te ha gustado el concierto? —le
preguntó.
—Me ha encantado —dijo el otro
sinceramente. Ambos se sonrieron y cuando CanLie estuvo a punto de hablar de
nuevo, una voz demasiado conocida para YiXing lo llamó.
—¡YIXING! —el nombrado maldijo su
suerte al ver llegar a LuHan arrastrando a ZiTao hasta donde estaban ellos.
—Hola, LuHan —dijo el chico—. ¿Qué
haces aquí?
—Bueno, ZiTao quería dar un paseo y
vinimos aquí —dijo, pero YiXing no se creyó aquella historia y cuando volviera
a casa le preguntaría a su madre si le había hablado de su paradero a su amigo—.
¿Quién es este chico tan alto y tan mono? —preguntó señalando a CanLie.
—Es CanLie, mi compañero de trabajo,
ya te hablé de él —presentó—. CanLie, este es mi amigo LuHan y su… ¿Novio?
¿Amigo con derecho a roce? ¿Qué sois?
—Amigos —contestó LuHan mirándolo de
forma asesina—. Solo amigos.
—Bueno, pues, su amigo ZiTao.
—Encantado —dijo CanLie.
—Bueno… ¿Y vosotros qué hacíais
aquí? —preguntó ZiTao, hablando por primera vez.
—Vinimos a ver un concierto, acaba
de terminar y como estábamos cansados nos hemos sentado un rato —respondió
YiXing.
—Oh… Perdonad por interrumpir
vuestra cita —murmuró compungido—. Ya nos vamos… —cogió a ZiTao de la mano—.
Hacéis muy buena pareja, ojalá que duréis mucho.
En ese momento, YiXing deseó que la
tierra lo tragase por las palabras que acababa de decir LuHan. ¿Cómo se
atrevía?
—No le hagas mucho caso a LuHan… —murmuró—.
Su hobby es emparejar a todo ser viviente, pero él no es capaz de asimilar que
está colgado por ZiTao.
—No pasa nada —contestó CanLie
dándole un bocado a su helado con una sonrisa—. Es un tío gracioso.
Los siguientes días a las palabras
de LuHan fueron algo incómodos para ambos chicos, ya que no sabían que hacer o
decir el uno al otro. Tropezaban con cualquier cosa que se interpusiera en su
camino y, en general, eran mucho más torpes que de costumbre. Sin embargo, a
pesar de esto, YiXing se sentía muy a gusto en compañía de CanLie y se
preguntaba si en realidad no tenía sentimientos por el otro chico.
—Voy a desempaquetar los CDs que
trajeron esta mañana —le dijo CanLie un día y el chico asintió, viendo como
desaparecía en la trastienda con un par de cajas en sus brazos.
YiXing se dedicó entonces a pasar un
trapo por el mostrador aprovechando que eran horas bajas porque este estaba
lleno de marcas de dedos. Estaba tan concentrado en su tare que cuando escuchó
la campanita que avisaba de la entrada de algún cliente, no le prestó mucha
atención y simplemente dijo “bienvenido”
sin levantar la mirada del cristal que limpiaba con esmero. Solo se dio cuenta
de que algo iba mal cuando notó metal frío contra su frente.
—¡Dame todo el dinero de la caja!
¡Ahora mismo! —le gritó una voz. YiXing alzó lentamente la cabeza,
encontrándose con un tipo con la cara cubierta por un pasamontañas y una
pistola contra su cabeza.
—Yo… —consiguió articular, pero el
otro lo interrumpió, apretando la pistola más contra su carne.
—¡Qué me lo des ya, hijo de puta!
—Sí… —susurró.
YiXing fue lentamente hacia la caja
registradora sin quitarle la vista de encima al tipo ni al arma. Introdujo los
números que le pedía la máquina con dedos temblorosos y cuando estaba a punto
de darle al último dígito, vio cómo CanLie salía de la trastienda, intentando
no hacer ruido y que el otro no lo viera. YiXing le quiso gritar que saliera de
ahí lo más rápido posible, pero no le dio tiempo. Un instante después, CanLie
se echaba encima del atracador y lo inmovilizaba contra el mostrador,
quitándole el arma y tirándola al suelo, lejos del alcance de nadie.
—Llama a la policía —le dijo a
YiXing y este, aunque le costó un poco reaccionar, cogió su teléfono móvil y
marcó el número de la policía, dando parte de lo que había ocurrido en el
local.
Horas después, todo se había
solucionado. La policía había llegado a la tienda y se había llevado al
atracador, que gritaba como un poseso. Después, les tomaron declaración a ambos
y ellos explicaron lo que había pasado. Tuvieron que llamar a YiFan y este se
alegró de ver que ni al local, ni a la mercancía, ni al dinero, ni a ellos, les
había pasado nada. Luego les ordenó que se fueran a casa y que descansaran ya
que al día siguiente no abrirían.
Los chicos estaban en la parada del
autobús, esperando a que CanLie tomara el que lo llevaría a su apartamento,
ambos muy callados. No se habían dicho ninguna palabra desde lo ocurrido, pero
los dos tenían muchas cosas que decir.
—Yo… —comenzó CanLie.
—Has sido muy valiente —lo cortó
YiXing—. Yo no hubiera tenido valor para hacer eso… Simplemente me he quedado
temblando y he hecho lo que el tipo me ha dicho.
—También has sido valiente, has
mantenido la calma a pesar de todo.
—Por dentro estaba como un flan —confesó.
CanLie le sonrió de una forma cálida que lo tranquilizó y luego, lo abrazó
fuertemente contra su pecho.
—Me alegra que no te haya pasado
nada —le susurró en el oído—. He pasado mucho miedo —tras decir esto, se separó
de él y se giró, buscando con la mirada a su autobús. YiXing sonrió con un
sonrojo apoderándose de sus mejillas.
—Pero… ¿tú estás bien? —le preguntó
LuHan con voz preocupada al otro lado del teléfono.
—Perfectamente.
—¿Y el otro chico?
—También, a ninguno nos pasó nada,
gracias al cielo —respondió.
—Entonces solo ha sido un susto.
—Solo eso, sí —se escuchó exhalar
profundamente y YiXing supo que su amigo había estado conteniendo el aliento
todo el tiempo desde que le había dado la noticia.
—¿Pasó algo más?
—CanLie me abrazó y me dijo que
había pasado mucho miedo —contó, aunque en cuanto lo hizo se arrepintió.
—¿Solo eso? ¿No te besó ni te dijo
que te quería, que sin ti no podría vivir y que si te hubiera pasado algo él te
habría vengado y luego se habría suicidado para estar contigo?
—LuHan, no te montes películas tú
solo —lo cortó YiXing—. Somos compañeros de trabajo, nos llevamos bien… Pero ya
está… —aquella verdad le dolió decirla, pero sabía que no tendría ninguna
oportunidad con él.
—Eres un soso, YiXing —murmuró LuHan—.
All you need is Love~
—cantó.
—Si
sigues por ahí, te cuelgo.
—Lo siento, pero es la verdad —dijo—.
Estáis loquitos el uno por el otro, lo vi el otro día cuando nos encontramos y
si lo seguís negando y alargando solo os haréis daño.
—LuHan… El día que te apliques tus
propios consejos, los seguiré yo —fue lo último que dijo antes de colgar.
Había pasado una semana desde el
atraco y estaban solos en la tienda. Ya era de noche y estaban por cerrar.
CanLie había estado todo el día nervioso, como si se estuviera debatiendo si
decirle algo o no al otro y esto estaba poniendo de los nervios a YiXing. Si
tenía algo que decir, lo podía decir, no se lo iba a comer ni nada por el
estilo, él siempre había sido una persona muy pacífica.
—YiXing —lo llamó cuando solo
quedaba salir por la puerta y bajar la persiana.
—Dime.
—Yo… Tengo algo que decirte —el chico
le sonrió, dándole a entender que podía decirle lo que fuera. CanLie se aclaró
la garganta antes de volver a hablar—. YiXing… Me gustas.
Cinco minutos antes, el chico había
pensado que dijera lo que dijese no se lo iba a comer, pero en aquellos
momentos, lo primero que hizo fue lanzarse contra CanLie en busca de sus labios
con un hambre de estos que había sentido repentinamente. Cuando sus bocas se
encontraron lo hicieron bruscamente y las lenguas y dientes entraron en
contacto desde el primer momento. CanLie al principio no se esperaba aquello,
por lo que tardó unos segundos en responder, pero en cuanto lo hizo, fue tan
desesperado como YiXing.
—También me gustas —murmuró el otro
cuando se separaron, mirándose fijamente a los ojos.
—Perfecto —susurró CanLie contra sus
labios antes de volver a besarlo—. Pero yo voy arriba…
—Ya se verá… —contestó YiXing
profundizando el beso.
Hacía algunos meses, Zhang YiXing
estaba desesperado por encontrar aquello que pudiera llenar el vacío que se
había instalado en su pecho; en aquel momento, sentía que lo había encontrado,
porque allí donde latía acelerado su corazón, sentía una enorme calidez que se
extendía por todo su cuerpo.
Notas finales:
perdón por este bodrio ;;___;;