domingo, 7 de octubre de 2012

FIRE


FIRE


Camino por los pasillos del hospital rápidamente. Ha sonado mi busca, así que me necesitan. Miro de nuevo el lugar al que quieren que vaya. La unidad de quemados. Entro y me dirijo a la habitación 012. Allí, está el médico especializado en quemaduras, el doctor Park ChanYeol, y unas cuantas enfermeras, yo también era enfermero, pero porque no me había dado la nota para entrar a Medicina, también tenía bastante experiencia en cuidar de las quemaduras, ya que no me asustaban como a las chicas que había allí.

Me acerco a la cama y me pongo al lado del doctor. Hay un chico, más o menos de mi edad y muy alto, tumbado en la cama. Las vendas lo cubren casi por completo. Respira lentamente, y algo débil también, apenas se puede apreciar que se mueve. Si el monitor no diera pitiditos de vez en cuando, podría pasar por un muerto.

-¿Qué le ha pasado?- le pregunto al doctor.
-Su vivienda se quemó- contesta- los bomberos apenas tuvieron tiempo de sacarlo- explica- el 30% de su cuerpo está quemado y quedarán unas cicatrices muy feas a no ser que te esmeres- sonríe de lado. Ése hombre era muy simpático, tenía un gran sentido del humor, pero a veces era mejor que se quedara callado.
-¿Nombre? ¿Edad?- digo.
-Kevin Wu- contesta- y es un año mayor que tú, os podréis llevar bien.
-ChanYeol- advierto sin ninguna formalidad, fuera de allí, somos amigos.
-Te quiero 24/7 aquí, a su lado- me contesta más serio- eres el mejor en esto, sólo tú puedes hacerlo volver a la normalidad.
-Está bien- digo, y todos los que están allí se retiran de la habitación.

Me siento en una de las sillas que hay allí y suspiro. Se me había olvidado preguntarle a ChanYeol si el chico tenía familiares o amigos, pero lo de 24/7 sólo podía significar que no tenía a nadie y que yo tendría que estar con él las 24 horas al día, los 7 días a la semana. No me importaba, de todos modos, yo no tenía a nadie que me esperara fuera de aquel lugar. Mis únicos amigos, trabajaban conmigo en el hospital.

Me quedo dormido, con la cabeza apoyada en la cama del chico. Era muy tarde cuando siento que algo se mueve cerca de donde yo tengo mi cabeza. Me levanto rápidamente y enciendo la luz. La anestesia que le aplicaran ya no está haciendo ningún efecto, y el chico se estaba despertando. Me siento derecho y miro la hora. Son las 3 a.m., he dormido cerca de cinco horas. El chico gime con algo de dolor por el roce de las vendas sobre la piel quemada. De repente, abre el único ojo que está visible y se sobresalta. Mira a todos lados muy confundido hasta que me descubre. Se ve asustado.

-¿Quién eres tú?- pregunta agarrándose a las sábanas.
-Mi nombre es YiXing- digo con voz calmada. Parece que su respiración se normaliza y su corazón late con menos fuera, por lo que me indica el aparato.
-¿Dónde estoy?
-En el hospital.
-¿Por qué?- parecía que todavía no había descubierto sus vendas.
-No tengo todos los detalles- susurro- pero por lo que me han contado, tu casa se quemó.
-¿Mi casa?- pregunta extrañado.
-¿No recuerdas nada?
-Sólo recuerdo estar viendo una película… y despertarme a tu lado- noto cómo mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho y no sé por qué.
-Bueno… eso ya es algo- veo cómo esboza una especie de pequeña sonrisa y yo también sonrío.
-Sí- su mano se desliza hacia su cabello y nota algo- ¿qué me ha pasado?- pregunta.
-El 30% de tu cuerpo se ha quemado- respondo dulcemente. Según ChanYeol, mi voz amansa a las fieras, y por la mirada que el chico me está echando, debo intentar ser muy dulce- pero podrás volver a ser como antes del incendio si confías en mí- noto que me sigue mirando muy mal- soy experto en esto.
-Fuera.
-Pero…
-¡FUERA!

Salgo de la habitación antes de que ese chico se abalance contra mí. Ni siquiera había intercambiado muchas palabras con él cuando ya parecía que me quería matar. No todos reaccionaban así de mal. Muchos quedaban en shock, otros se enfadaban, pero ninguno tanto.

Paseo de nuevo por los pasillos y me encuentro en la pequeña sala de descanso del personal con LuHan, un traumatólogo. Duerme sentado en una mala postura. Me coloco a su lado y echo mi cabeza en su hombro. Necesito pensar un poco en la reacción que ha tenido el chico.

Cuando me despierto noto que mi cabello está siendo mesado por una mano. Alzo la cabeza y me encuentro con LuHan acariciándome como si fuera un animal de compañía.

-¿Ya estás despierto?- susurra.
-En primer lugar, mi intención no fue quedarme dormido- le contesto separándome y apartando su mano de mi pelo- siento haberte tenido aprisionado y que no pudieras levantarte.
-No, si no es ningún problema- dice- de ti me podría haber librado- señala a su otro costado- pero de él no- me inclino un poco para ver bien y descubro a SeHun, el oftalmólogo, medio abrazado medio echado sobre él.
-Oh, ya veo- LuHan sonríe.
-Lo más probable es que te viera durmiendo conmigo y quisiera acapararme- susurra- es así de celoso.
-¿Y quién no?- pregunto acariciándole la mejilla- teniendo un novio tan guapo yo también me pondría celoso- LuHan es un chico bastante guapo, y aparenta menos edad de la que realmente tiene. Tiene a tod@s l@s enfermer@s  y médic@s del hospital, loquitos por sus huesos, pero él sólo tiene ojos para su novio.
-No soy tan guapo.
-Te menosprecias- contesto.
-No, pero…- mueve la cabeza de un lado a otro- tú seguro que tienes algo que contarme, ¿no?
-No cambies de tema- advierto.
-Pero tenías que venir a algo- contesta- todos venís a preguntarme qué hacer cuando no tenéis ni idea.
-LuHan…
-Lo veo en tu cara- me dice. Además de ser muy guapo era muy inteligente.
-Bueno… es que…
-Ves, lo sabía- murmura. No le hago caso y sigo con lo que le iba a decir.
-Tengo un nuevo paciente- susurro- y es… algo brusco- lo miro- él tiene el 30% de su cuerpo quemado y acaba de sacarme de su habitación a gritos, no quiere que lo ayude.
-Ya se le pasará, a todos se le pasa en algún momento.
-No, él es diferente.
-¿Cómo lo sabes?- en realidad no lo sabía, pero tenía esa sensación, ése chico era muy diferente a todo lo que me había encontrado anteriormente- ¿YiXing?- me vuelvo hacia él- te has quedado en blanco.
-Perdona, pero es que pienso en qué hacer.
-Deja que todo siga su curso- me aconseja.
-Sí, será lo mejor- me quedo callado unos momentos, pensando, pero lo único que se me ocurra es que no puedo perder el tiempo- LuHan…- comienzo, pero, él me corta.
-No me vas a hacer caso, ¿cierto?- pregunta.
-Cierto.
-¿Y qué piensas hacer?
-Pues, la verdad, no tengo ni idea- contesto- el listo aquí eres tú.
-Muy gracioso- estamos haciendo algo de ruido, y LuHan se mueve, así que, SeHun se despierta.
-¿Qué pasa?- pregunta desperezándose.
-Nada, cariño- susurra LuHan. Se ven muy bien juntos. A veces les tengo un poco de envidia, pero de la sana. Ojalá yo pueda encontrar a alguien con quien compartirlo todo y ser tan feliz como ellos.

Me levanto del sofá y con un gesto les indico que me voy de allí. No sé dónde ir. En la sala de descanso está la parejita y dónde se supone que debo estar 24/7 me quieren matar. Doy vueltas y deambulo por los pasillos. Al cabo de una media hora me veo en la unidad de quemados, frente a la puerta de la habitación de Kevin.

Suspiro. Miro mi reloj y veo que son las 6:30 a.m., ChanYeol empieza su turno en media hora y querrá avances, además, debo cambiarle las vendas y curarlo. Suspiro de nuevo. A lo mejor, las horas de sueño lo han aplacado y ahora es un gatito manso con el que se puede tratar sin ningún problema. A veces soy tan optimista que me asusto.

Cuando entro a la habitación, me lo encuentro medio tumbado medio sentado, mirando a la nada. Sin hacer ruido me acerco a la cama y él me mira con muy mala hostia. Si las miradas mataran yo ya llevaría muerto un buen rato.

-¿No te dije que te fueras?- es lo único que me dice, muy cortante.
-Tengo que curarte… las quemaduras- digo con voz neutra y calmada, no quiero que me vuelva a gritar. Él no dice nada, sólo me mira- sino lo hago… no volverás a tener la piel como antes- el chico me sigue mirando, pero ya no tan duramente. Parecía tener un conflicto interior sobre qué hacer, ¿matarme o permitirme que lo curara? Yo preferiría que eligiera la segunda opción, así disfrutaría de mi vida.
-¿Qué significa eso?- pregunta.
-¿El qué?- digo sin comprender a lo que se refiere.
-Lo de que si no me curas mi piel no quedará igual- ajá, había dado con su debilidad.
-Pues, la verdad, sí- contesto- me asignaron a ti porque soy el mejor en esto y puedo hacer maravillas- sonrío intentando hacerlo sentir cómodo conmigo, pero sigue muy distante- mira- digo y me siento en la cama, a su lado- yo sé que todo esto es muy difícil, que debes estar en shock por lo sucedido y que ahora un tío esté todo el rato dándote la lata debe ser un coñazo- cuento con voz calmada- pero yo estoy aquí para ayudarte con todo y darte todo lo que necesites de mí- ahora me mira con otros ojos, ya no siento como si me fuera a estampar contra la pared.
-Está bien- dice después de un rato en silencio y suspira- quiero quedarme como nuevo otra vez.
-Dalo por hecho- contesto, y comienzo a curarlo.

Han pasado dos meses desde que Kevin está ingresado en el hospital. Ya no está en la unidad de quemados, sino que lo han subido a planta. Está mejor, mucho mejor. Tiene buen color, come y buen humor, que eso es lo que más me preocupa. No ha vuelto a ser tan desconfiado como el primer día, e incluso bromea de cuando en cuando.

Salgo de esa habitación lo mínimo, sólo voy a mi apartamento para darme una ducha, cambiarme de ropa y poner una lavadora, así que en un par de horas estoy de nuevo en el hospital. Duermo con Kevin, no en su cama, en el sofá que me han llevado a la habitación. Paso tanto tiempo con él que podría incluso decir que nos hemos hecho amigos y todo, aunque no lo puedo asegurar con certeza.

ChanYeol se pasa mucho por allí, tanto para verme como para ver la evolución de Kevin. Normalmente se pasa el rato haciendo bromas e insinuando que estamos liados. Él siempre ve cosas donde no las hay, aunque fue el primero que se dio cuenta de la relación entre LuHan y SeHun, pero entre Kevin y yo no hay nada.

Estaba tan en mi mundo pensando en todo que no me había dado cuenta que Kevin me estaba hablando. Sacudo la cabeza y lo miro a los ojos antes de hablar.

-Lo siento- susurro- estaba en otro lado.
-¿Se estaba bien en ese otro lado?- pregunta.
-Ni bien ni mal- contesto- ¿querías algo?
Sí- de pronto se puso serio- me gustaría ver mis quemaduras la próxima vez que me cures.
-No creo que sea producente- le digo como el profesional que era. No podía dejar que se viera a medio curar o le daría un ataque y me volvería a sacar de la habitación, de su vida, de mi vida. Pareció adivinar lo que pensaba por lo siguiente que dijo.
-Prometo no enfadarme, ni gritarte, ni entrar en shock, ni nada, sólo quiero ver cómo va.
-¿Tampoco llorar?- pregunto al ver que no lo ha mencionado.
-¿Tan malo es cómo para que tenga que llorar?
-No- digo rápidamente moviendo mis manos para quitarle importancia- es sólo que no lo has dicho y me ha parecido raro.
-Apenas lloro- confiesa esbozando una pequeña sonrisa.
-Las lágrimas, a veces, ayudan a superar las cosas.
-¿Lloras muy a menudo?
-Sólo cuando la situación lo requiere- admito. Kevin sonríe- por cierto, ¿de dónde te viene tu nombre?- pregunto- es raro aquí en Corea que te llames Kevin.
-Bueno, soy mitad canadiense- dice pasándose una mano por el cabello, que ahora ya le había crecido un poco- y mitad chino, tú debes ser chino, ¿no?- asiento- tu nombre tampoco es muy coreano- nos sonreímos los dos, y sentí, que cada día que pasaba, estábamos más cerca.

Al curarlo la siguiente vez y le enseñé como se estaba quedando, tal y como prometió, no tuvo ninguna reacción mala, sólo me elogió por el buen trabajo que estaba haciendo con él. Sentí como mi corazón se paraba y luego continuaba latiendo pasado un rato.

Cuando salgo del hospital no puedo quitarme de la cabeza sus palabras, aunque fueran una tontería. Tanto calaron en mí, que tras ducharme y cambiarme de ropa, me encontré de camino a la joyería que quedaba cerca del hospital, donde siempre compraba, aunque realmente, tampoco es que comprara muchas joyas.

Después de una hora escuchando al vendedor sobre qué cosas eran mejores o peores, me llevo lo que había ido a buscar y regreso al hospital. La verdad, no sé por qué me dio por comprarlo. Ni siquiera sabía si era producente o no el dárselo, pero sentí que era lo correcto.

Minutos después, estoy recorriendo el pasillo de arriba abajo, deteniéndome de vez en cuando en frente de la habitación de Kevin. No sabía que hacer. De repente, en mi caminata, una voz familiar me detiene, al darme la vuelta veo que es LuHan.

-¿Qué haces dando vueltas de un lado a otro como un alma en pena?- pregunta.
-Yo… es que…- no sé que decirle y me pongo nervioso.
-Venga- pasa su brazo por mis hombros- tampoco puede ser tan horrible.
-He… comprado…- inspiro y trago saliva- otro colgante…- escondo mi rostro entre mis manos, avergonzado.
-Oh- me dice- ¿hay un nuevo miembro en nuestra familia y no nos lo has presentado?
-LuHan…- le reclamo.
-Sí, no digo nada- contesta- eso no es nada malo, a todo aquel que consideras tu amigo acabas comprándole un colgante, es como una manía tuya.
-Ya, ya sé que es una manía mía, pero…- no sé como expresarle lo que me pasa, así que opto por lo más fácil, soltárselo de sopetón y ya- creo que me he enamorado del paciente al que trato.
-¿Del que al principio era brusco pero ahora ya no?- pregunta y asiento- ¿ése del que apenas te separas?- asiento de nuevo- ¿ése con el que ChanYeol te está molestando cada vez que os encontráis?
-Sí, el mismo- contesto algo cabreado por lo que LuHan está haciendo, y eso que yo tengo tendencia a ser alguien calmado.
-Vale, no te enfades- sonríe- déjate llevar.
-¿Qué significa eso?- pregunto sin comprender.
-Quiero decir- suspira- que si has tenido el impulso de comprar el colgante, deberías dárselo, siempre que has hecho esto te ha salido bien, ¿por qué debe ser diferente ahora?
-Las demás veces lo he hecho para un amigo- contesto- esta vez, sinceramente, no sé realmente para qué se lo daré- cierro mis ojos para alejarme del lugar, por lo menos mentalmente- no sé si lo quiero como amigo o como algo más- susurró.
-Pues entra ahí- abro los ojos mucho- y según lo que sientas nada más verle, sabrás cómo actuar- LuHan tenía razón, casi siempre la tenía.
-Está bien- susurro.

Me despido de mi amigo y entro a la habitación, sonriente. Kevin me espera, sentado en la cama, mirando su reloj preocupado. Mi corazón da un vuelco y sé exactamente qué es lo que quiero. Él me mira y siento que deja de latir.

-Hola- susurro, no sé ni cómo he podido hablar.
-Hola- contesta él- ¿dónde has estado?- pregunta- me tenías preocupado, no sueles tardar más de dos horas y hoy tardaste el doble- escucharle decir que estaba preocupado por mí fue como si todo en mi mente se aclarara.
-Pues… es que…- comencé a titubear y Kevin  me indicó que me sentara con él en la cama. Cuando lo hice me pasó el brazo por los hombros tal y como había hecho LuHan, pero ésta vez, mi corazón comenzó a latir con un ritmo desenfrenado.
-Puedes contármelo- dice- si quieres, claro.
-Claro que quiero- sonrío- me gustaría darte algo- me retuerzo un poco para sacar el colgante del bolsillo delantero del pantalón.
-¿A mí?- pregunta algo sorprendido.
-A ti, sí, no hay nadie más en la habitación- sonrío y le enseño el colgante del dragón. Veo cómo sus ojos se abren por la sorpresa, luego me mira cómo pidiendo permiso para poder cogerlo y asiento. Kevin coge el colgante y lo observa detenidamente con una sonrisa en sus labios, la más amplia que le he visto hasta ahora.
-¿Por qué?- susurra.
-Por ser un buen paciente- veo que su sonrisa se borra y confirmo que a lo mejor también siente algo por mí- por ser un gran amigo- ahora sonríe triste- y porque siento algo por ti- sus ojos comienzan a brillar y se abalanza sobre mí para besarme los labios con desesperación. Nuestros labios se amoldan a la perfección en ese beso húmedo y excitante que muestra que nuestros sentimientos son correspondidos.
-YiXing…- susurra al separarnos por la falta de aire, aunque nuestras frentes se están tocando- yo también siento algo por ti- me vuelve a besar, pero esta vez es suave, lento, calmado- ¿me puedes colocar el colgante?- pregunta sobre mis labios.
-Claro- me da el colgante y se lo paso por el cuello rozando con mis dedos su sensible piel y tras abrocharlo, le doy un pequeño beso en el hueco de la clavícula. Kevin toma la figura del dragón y la mira detenidamente de nuevo, embelesado.
-Es precioso- susurra. Es dragón es de plata, al igual que la fina cadena de la que cuelga, y su ojo es verde esmeralda. Por lo que me ha costado supongo que puede ser una esmeralda de verdad, pero tampoco le echo muchas cuentas, su voz me saca de mis pensamientos- ¿por qué un dragón?- pregunta.
-Porque tú eres como un dragón- le contesto- fiero y hermoso, a la vez que noble- me sonríe y me mira a los ojos fijamente, como intentando averiguar si es realmente lo que pienso.
-¿Siempre te das cuenta de cómo es la gente en poco tiempo?- pregunta mientras me abraza y me coloca bien a su lado.
-LuHan dice que tengo un don para ello- contesto.
-¿Quién es LuHan?- dice algo ¿celoso? Sonrío.
-Él es un médico de este hospital y un muy buen amigo- le doy un beso en el cuello- tiene novio- aclaro para aplacar a los posibles celos.
-Hum- se limita a responder de modo neutro. Sonrío de nuevo, es como un niño pequeño.
-A todas las personas que me importan les he regalado un colgante que los define- continúo- a Minako, una amiga de la Universidad le regalé una estrella, a LuHan un ángel y un demonio unidos por una flecha, a SeHun, su novio, un tornado y a ChanYeol, un fénix.
-Dime los porqués- pide Kevin y yo comienzo a explicarle los significados de cada colgante.
-Una estrella, porque Minako brilla con luz propia- digo- un ángel y un demonio, porque LuHan aunque tenga una apariencia angelical, en su interior es todo lo contrario- continúo- Un tornado para SeHun, porque su personalidad es muy cambiante, brusca y muy revuelta; y para terminar, el fénix de ChanYeol, porque es una criatura única.
-Dirás persona- corrige.
-No, no, criatura- reímos durante un buen rato, Kevin estaba muy feliz, yo también, y apenas sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos, abrazados echados en su cama.

Al día siguiente, caminábamos por los pasillos del hospital para que comenzara a dar paseos más largos, ya que la habitación se le había quedado pequeña. Al principio le costó caminar, ya que al andar, le rozaban las quemaduras. Pero ahora que ya estaban medio curadas, no tenía ningún problema.

Lo guío por todo aquello y le indico donde estaba cada cosa, hasta que mi busca comienza a sonar. Hacía tiempo que no sonaba, así que supuse que sería algo muy importante.

-Perdona- digo- me necesitan- me giro y lo encuentro a escasos centímetros de mí.
-No pasa nada- contesta medio sonriendo. Me da un beso en la mejilla y se aparta de mí revolviéndome el cabello. Lo veo alejarse hasta que dobla la esquina. Casi sin ser consciente siquiera de mis actos, noto que me sonrojo y toco con la yema de mis dedos el lugar dónde él me besó.
-Disimulad un poquito- escucho decir a ChanYeol y me giro rápidamente. Allí estaban él, LuHan y SeHun, todos mirándome burlonamente. Les pongo mala cara.
-No tengo tiempo para tonterías, mi busca ha sonado- les digo y ellos se ríen- ¿qué?- pregunto.
-Era una estratagema para separarte un rato de tu amado- me contesta ChanYeol.
-¿Qué, qué?- digo indignado, muy indignado.
-Tenemos que tener una reunión- explica LuHan al ver pasar a unos cuantos compañeros por allí.
-Sí, no te escaquees- remata SeHun, y antes de que me de cuenta, entre los tres, me llevan hasta el despacho de ChanYeol.
-Queremos que nos lo cuentes todo- dice el más alto emocionado una vez nos hubo encerrado allí para que no me escapara.
-LuHan…- lo miro y él agacha la cabeza. Había sido él al que se le había soltado la lengua, más que nada, porque nadie más lo sabía.
-Lo siento- susurra- pero SeHun es tan adorable, que no puedo decirle que no.
-¿Y eso que tiene que ver?- pregunto.
-Pues… me preguntó porque nos vio hablando… y…
-Vale, está bien- contesto- de todas maneras os lo iba a contar, no inmediatamente, pero sí cuando estuviera seguro de todo.
-No, si nos lo vas a contar- dice SeHun- tenemos curiosidad- los otros dos asienten ante sus palabras. Los miro durante un buen rato, pero ellos no dan su brazo a torcer. Al final, avergonzado, lo cuento.
-Pues… ayer nos… declaramos…
-¿Sois novios?- pregunta ChanYeol.
-No lo sé… sólo… le dije lo que… sentía…- coloqué las manos sobre mi cara, ocultándola. Tenía mucha vergüenza en esos momentos, y no lo arreglaba el hecho de tener a tres tíos sacándote información.
-¿Lo habéis hecho?- pregunta SeHun.
-¡SeHun!- advierte LuHan.
-¡NO!- grito yo y todos se vuelven hacia mí- ¿cómo íbamos a hacerlo?
-Pues… su cosa se mete por tu agujerito- aclara el pequeño.
-¡SEHUN!-gritamos todos.
-No hace falta que des detalles- digo poniendo caras raras. Me había imaginado a Kris metiéndomela, y, me gustaba la situación, pero no podía demostrarlo.
-Exacto- sigue ChanYeol- además, no sabes si YiXing será al que se la metan o el que la meta.
-Eso se denomina uke o seme- contesta SeHun.
-Oh, vaya, no sabía eso- comenta el alto.
-Claro, como no eres gay no sabes de estas cosas- dice LuHan metiéndose en la conversación.
-Por cierto, ¿quién sería el seme y el uke en esta relación?- pregunta interesado. Antes de que la conversación siga decido pararlos. No soy virgen ni nada de eso, he estado con varias mujeres, pero no me gusta hablar de sexo.
-¡Hey! ¿¡Que sigo aquí!? ¿Podéis dejar de hablar de “eso”?
-Ni que fueras virgen- dice ChanYeol- porque mi novia antes salió contigo, que si no, lo creería- era verdad, Minako, mi novia de la Universidad, lo dejamos y ahora está con ChanYeol.
-Muy bien, dejemos el tema- paso de ellos, estoy harto. Me levanto.
-Pero nos tienes que contar muchas cosas- dice SeHun.
-No ha pasado nada, así que, no hay nada que contar.

Salgo del despacho y los dejo allí refunfuñando. Eran muy buenos amigos, pero a veces se pasaban. Tengo un gran conflicto interior, y ellos no paran de dar la vara. Antes me gustaban las mujeres, pero mientras estaba con Minako, me empezaron a atraer los hombres. Lo malo era que no había estado físicamente con ninguno de los chicos con los que había salido. Sinceramente, tenía algo de miedo. Pero acabábamos de declararnos, no podemos tener sexo inmediatamente después de eso. ¿O sí?

Los días pasan y Kevin se está curando, en poco tiempo le darán el alta, pero yo no quiero separarme de él. Me he acostumbrado a estar cada segundo de mi vida junto a él. Unos días después de declararnos aclaramos lo que éramos, dos chicos que sentían cosas el uno por el otro, pero cada día que pasaba, me daba cuenta de que esos sentimientos eran eso llamado amor.

Nunca salió el tema de acostarnos juntos, digo, tener sexo, dormir dormíamos juntos cada noche. Kevin me abraza fuertemente, no quiere que me vaya a dormir al sofá ahora, prefiere tenerme cerca de si.

El día más temido por mí, llegó. Tenía que llegar, ya lo sabía, pero no quería que nunca llegara. Me llaman para que firme el alta de Kevin. Ya está completamente curado de sus quemaduras, he hecho un gran trabajo, no se nota nada la zona que se había quemado. Voy a la habitación con unos cuantos de papeles en las manos y entro totalmente desanimado. Kevin se da cuenta enseguida de que me pasa algo.

-¿Qué sucede?- pregunta haciéndome hueco en su cama y me siento junto a él antes de responder.
-Mañana por la mañana te dan el alta- digo con voz neutra. El silencio se instaura entre nosotros. Sé lo que pensamos ambos. ¿Qué será de nosotros cuando Kevin salga del hospital? De repente, noto que me abraza y me pega a él. Toma mi cabeza entre sus manos y me da un beso en la frente.
-Quiero proponerte algo- susurra y me mira a los ojos muy fijamente- quiero…- se ve nervioso, aunque sigue mirándome, siento su cuerpo temblar un poco y sus mejillas están algo rojas. Las mías deben de ser un huerto de tomates maduros- yo… quiero…- al final no puede mirarme y oculta su cara en mi hombro- quiero…- respira hondo, supongo que está encontrando las palabras adecuadas- hagamos el amor- se separa de mí para ver mi reacción, yo sólo atino a asentir con la cabeza.

Nos encontramos de rodillas en la cama, muy cerca, mirándonos a los ojos y respirando con dificultad. Sus manos comienzan a desabrocharme la camisa blanca del uniforme. Con cada botón que desabrocha, va tocando suavemente la parte de piel que descubre poco a poco, provocándome escalofríos que recorren cada parte de mi cuerpo haciéndome estremecer.

Mi camisa vuela fuera y mientras él se concentra en rozar mi cuerpo con la yema de sus dedos, yo intento que mis manos no tiemblen a la hora de quitar la camiseta roída que usa como pijama. Agarro el filo de su camiseta y tiro de ella hacia arriba. Kevin  para de tocar mi torso y sube los brazos, haciéndome más fácil esta tarea.

Dejo que me recorra lentamente el cuerpo con sus manos y yo hago lo mismo con el suyo. Defino las miles de cicatrices casi invisibles que el fuego dejó y lo siento estremecer. Salvo la poca distancia que nos separa y ataco sus labios. Sus labios carnosos que se mueven a la par que los míos y que parecen haber nacido para ser besados por éstos. Comienza siendo suave, armonioso, pero después se torna fuerte, desesperado. Su lengua lucha con la mía en una batalla que tiene su fin al separarnos para coger aire.

Nuestras frentes descansan juntas. Nuestras respiraciones se mezclan. Nuestros ojos están fijos en el otro. Sus manos ahora rodean mi cintura, apegándome a él, mientras que las mías descansan sobre sus hombros. Noto como la temperatura de la habitación comienza a subir, como la temperatura de mi cuerpo.

Volvemos a besarnos desesperadamente, tomo su cabello y tironeo de él. Kevin aprieta firmemente su agarre a mi espalda, y lentamente, me va acostando sobre la cama. Sus labios pasan de mi boca a mi barbilla, a mi oreja, a mi cuello, donde se entretiene dando pequeños mordisquitos y haciéndome suspirar.

-Ah… ah… ah… Ke…vin…

Comienza a besar mi pecho, deteniéndose ahora en los pezones. Casi ni puedo respirar. El contacto de su lengua húmeda contra ellos me está volviendo loco, tanto que no puedo dejar mis manos quietas sobre su espalda y la acaricio en toda su extensión intentando recobrar la cordura.

Sigue besando y chupando mi abdomen, cada vez más abajo. Sus manos han tomado ahora el relevo de su boca en mis pezones y es delicioso. Junto con las mini-penetraciones que está haciendo con su lengua a mi ombligo, siento que voy a morir de placer de un momento a otro.

Su boca sigue el mismo camino al regresar a mis labios y tras besarme lenta y pausadamente se separa un poco de mí para poder quitarme mis pantalones. Se deshace del cinturón antes de que me de tiempo a nada y baja la cremallera del pantalón. Aun con la poca abertura ya se puede apreciar mi erección. Estaba muy caliente, y Kevin, también. Baja la prenda y la saca por mis pies, tirando de ella de una forma algo brusca.

Aprovecho el momento para sacarle sus pantalones rápidamente y sentarme justo encima de su cadera, haciendo que  nuestras erecciones se rozasen con el más mínimo movimiento.

-Ahhh…- gime y su voz es música en mis oídos- ahh… ahhh… ahh… Yi… Xing… ahh…

Esa es mi banda sonora mientras beso su torso tal y como hiciera él antes, además de mover mi cadera, haciendo entrar en contacto nuestras erecciones para que se friccionaran entre ellas. El colgante del dragón que le regalé, cuelga de su cuello y me excita de una manera que no llego a comprender.

Me bajo un poco de su cuerpo y comienzo a tocar su erección con mis manos primero, y besándola y lamiéndola aun por encima de la tela. Kevin se retuerce de placer. Tiene el antebrazo tapando sus ojos y con la mano libre se agarra a las sábanas mientras se muerde el labio inferior sexymente intentando no gemir demasiado fuerte.

Quito los boxers y empiezo a dar pequeños besos a la punta, mojándome los labios con el amargo pre-semen. Agarro sus testículos y comienzo a masajearlos a la vez que doy lamidas a su pene, recorriendo toda su extensión. Estoy tan caliente que no aguanto más y llevo mi mano libre a mi propia erección y comienzo a masajearme por encima de la prenda que aún llevo puesta.

No puedo evitar soltar gemidos de vez en cuando sobre su pene. Miro unos segundos a Kevin y veo como está todo sonrojado, respirando entrecortado y no lo dudo un segundo. Introduzco su pene en mi boca y me la penetro una y otra vez. Uso mi lengua y mis dientes para darle más placer, y sus gemidos y los míos, provocados por mi insistente masturbación, llenan la habitación.

Noto su cuerpo estremecerse unos instantes antes de que un líquido blanco con sabor amargo inunde mi boca. Me aparto rápidamente, pero algo de semen ya ha entrado. Kevin apenas si puede respirar. Jadea. Se estremece y su rostro tiene una expresión exquisita.

Un poco después, abre sus ojos y me mira con una gran sonrisa en los labios. Ésta era la primera vez que me sonreía así. Me sentí muy feliz y me tumbo sobre él. Pasamos algo de tiempo abrazados, hasta que él deja de temblar. Me agarra y nos sienta a los dos en la cama. Me quita mis boxers y comienza a masajear mi miembro. Si sentía placer cuando yo mismo me proporcionaba las caricias, ahora estaba en el paraíso. Sus dedos hábiles lo recorren de arriba abajo provocándome escalofríos. Acabo corriéndome antes incluso de que él se lo meta en la boca.

Estamos pringosos de semen y sudor, pero no importa, ahora no importa nada más allá de darnos placer mutuamente. Kevin me hace girarme y ponerme a cuatro patas sobre el colchón y es entonces, cuando noto su lengua juguetona penetrándome una y otra vez el trasero. Se siente bien, es caliente y húmeda. Poco después dio paso a un dedo embadurnado en el semen que chorrea por todas partes. Al principio me molesta algo. No es que fuera insoportable, pero si molesta. Su dedo entra y sale del agujero, y se mueve de un lado a otro creando espacio en mi interior. Cuando noto que introduce el segundo dedo grito de dolor y me agarro a las sábanas fuertemente con las manos.

-Shhh- susurra Kevin abrazándome y dándome pequeños besitos en la espalda- tranquilo… shh… no te haré daño… nunca te haría daño....

Me intento relajar un poco mientras noto que los dedos siguen haciendo su trabajo dilatando mi entrada. Es desagradable, no me gusta para nada al principio, pero después de un rato, comienza a gustarme un poco la sensación que me produce.

-YiXing…- susurra- agárrate a algo… o muerde algo…-  aprieto los puños fuertemente.

Otro dedo más se introduce en mi ano y grito de dolor. Parece que me están desgarrando por dentro. Sin poder evitarlo, las lágrimas salen de mis ojos y comienzo a sollozar como un niño pequeño.

-Lo siento…- lo oigo decir en mi oído- lo siento… mucho…- suena muy afligido. Quiero hacerlo con él, pero nunca me imaginaba que dolería tanto. Noto cómo intenta sacar los dedos de mi trasero y lo detengo.
-No- susurro agarrando su mano- no he llegado hasta aquí para nada…

Me auto-penetro con sus dedos moviendo mi trasero y él capta el mensaje, porque los comienza amover de nuevo como antes, en círculos, abriéndolos en tijeras. Tras un buen rato comienzo a gemir. Se siente bien. De pronto noto como Kevin saca los dedos cuidadosamente de mi interior y sin previo aviso, antes de que me diera cuenta siquiera, su miembro ocupa su lugar. Doy un grito, pero más bien de sorpresa que de dolor.

-Lo siento- vuelve a decir.
-No… pasa… nada…- consigo decir, ya que la penetración me ha dejado sin aire.

Le doy mi permiso después de unos momentos para que siga y Kevin comienza con las embestidas. Al principio son pequeñas, casi no se mueve, pero a medida que la resistencia de mis paredes a su intromisión se va haciendo menor, sus penetraciones son más salvajes, más duras, y llegan más a fondo.

Al principio me duele, pero poco después, me encanta la sensación. Tener a Kevin dentro de mí es algo que no puedo ni describir, me hace sentir pleno, feliz. De repente, sale completamente de mí y me echa sobre el colchón, después vuelve a penetrarme de nuevo. Coloca una de sus manos junto a mi cabeza, para sostenerse mientras embiste y la otra comienza a masturbar a mi erecto miembro.

-Ahh… ahhh… ahhh…

Nuestros gemidos y respiraciones aceleradas son lo único que se escucha en la habitación del hospital. Noto el cosquilleo que me avisa de que me voy a correr y lo hago. Una inmensa debilidad se apodera de mi cuerpo y comienzo a temblar. He llegado al orgasmo y una paz y placer enormes son lo único que siento, aparte de las embestidas que Kevin sigue dando dentro de mi cuerpo. De repente, él grita de placer y mi recto se llena de la sustancia líquida que se derrama en cuanto sale de mí y se echa a mi lado respirando entrecortado.

Nos quedamos mirándonos y sonriendo. No importa nada, sólo nosotros, el mundo exterior no existe para nosotros en este momento. Me entra frío de repente y me pego mucho a él, acurrucándome. Kevin nos echa las sábanas por la cabeza y me abraza dándome calor. Pasamos así bastante rato y me comienza a entrar sueño. Cuando casi me he quedado dormido, escucho su voz.

-YiXing… -susurra- no sé… si tú… sientes lo mismo… que yo… pero yo te amo…- me da un beso en la frente.
-Yo también te amo…- le contesto medio dormido y siento cómo sonríe contra mi frente. Me quedo dormido entre sus brazos.

Cuando a la mañana siguiente me despierto no lo encuentro por ningún lado y me asusto. Lo busco por la habitación y encuentro una nota.

“No te preocupes, estoy bien, pero recuerda que hoy por la mañana me dan el alta, así que, no puedo permanecer más a tu lado, lo siento. Te dejo mi dirección y mi número de teléfono, aunque no sé lo que puede quedar de ambos después del incendio.
Te quiero, Kevin.”

Guardo la nota, me visto y salgo corriendo de la habitación, tras memorizar la dirección de su casa. Por los pasillos no está permitido correr, así que, cuando me cruzo con el director del hospital me detiene y me regaña. Después, sigo mi camino hasta casa de Kevin como alma que lleva el diablo. Al llegar me lo encuentro todo destrozado, quemado y a él, dando vueltas por el lugar.

-¡Kevin!- lo llamo y él se vuelve con una sonrisa en los labios. Corro hacia él y lo abrazo fuertemente. Ya lo extrañaba y apenas habían pasado unas horas desde que no estaba a mi lado- ¿por qué te has ido?- pregunto.
-No podía quedarme más tiempo- contesta.
-Me asusté al no verte- lo abrazo más fuerte.
-Tenía que venir a ver esto- dice- tenía que ver cómo había quedado- me agarra fuertemente- y no ha quedado nada…

Kevin lo había perdido todo tras el incendio medio año atrás, lo había perdido todo menos su vida. Pero había ganado algo en el proceso, a mí, y yo no iba a dejar que me perdiera a así.

-Vive conmigo- susurro.
-No puedo aceptarlo.
-Puedes y lo harás- le digo separándome y agarrando su rostro con mis manos- quiero que vivas conmigo- me mira durante unos momentos y al final asiente.
-Está bien- lo abrazo fuertemente intentando transmitirle la alegría de poder vivir con él- de todas maneras, no puedo vivir sin ti- coge mi rostro con sus manos y me besa dulcemente- te quiero- dice contra mis labios.
-Yo también te quiero.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Cosas que debe saber un/a buen/a escritor/a de FanFics


Cosas que debe saber un/a buen/a escritor/a de FanFics


Bueno, esta entrada es para dar algunos consejos sobre cómo escribir un buen fanfic. No me considero la mejor para poder hacer esto, pero sí os quiero enseñar mis técnicas, porque creo que os puede interesar.

Os voy a poner como ejemplo mi único fic completo en el blog, Terrorist In Love. Lo primero que yo hago normalmente, es pensar en la historia de una manera muy simple, en este caso, B.A.P. tiene una nueva mánager que se acaba enamorando de Bang, y luego, voy desarrollando los capítulos. En el primero, la chica se presenta y conoce a los miembros. Queda bien algo divertido o dramático en cada capítulo, y dejarlo en tensión o interesante, para el siguiente, cortando un diálogo o dejando una acción a medias.

El título debe ser algo que tenga que ver con la historia, que se pueda apreciar a simple vista o algo que sea explicado por algún personaje. En este fic, como al conejo de Bang (Shishimato) lo comparan con un Terrorista a veces, pues pensé que ese nombre le vendría al pelo al fic.

En cuanto a One Shots, más o menos lo mismo, pero en vez una trama con muchas acciones, hay que hacerlo más corto. Un ejemplo, podría ser Ángel, un One Shot corto en el que sólo hay tres acciones, una introducción breve, un desarrollo con algo de acción, y un final, que explica el título de la historia.

A parte de todo esto hay otra cosa muy importante, la más importante a mi parecer si lo que se va a escribir es un fic de personas reales, llámese idol o mi primo, es conocer su psicología. ¿Qué haría en una situación determinada la persona real? Claro, que lo más simple es inventarte su personalidad, pero para alguien como yo, esto es indispensable.

Ahora mismo sólo conozco a cuatro chicos así de bien y mi trabajo me ha costado. Hay que hacer una gran investigación, ver muchos videos, leer muchas entrevistas, etc, para poder llegar más allá del idol. Es algo realmente bonito poder llegar a conocer a una persona así, por lo menos intentarlo.

Bueno, dejo de daros la brasa con mis técnicas, porque seguro que nadie las leerá, o quien las lea no les hará ningún caso. Nos vemos en el cumpleaños de Lay ^^.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Only One Girl


Only One Girl

“Sólo una chica fue capaz de conquistar mi corazón antes que mi actual novia, a la que quiero más que a nada. Fue hace mucho tiempo. Super Junior apenas era reconocido en ese entonces y los miembros podíamos pasear por la calle sin miedo a que nos reconocieran y un grupo de fans o antifans nos saltaran encima, como pasaba ahora.

Recuerdo que ese día también era mi cumpleaños, pero en ese entonces yo era más joven, y estaba mucho más gordo que ahora, ahora soy un fideo, comparándome con aquel entonces, pero sigo, que me desvío del tema. Caminaba por la calle sin cuidado alguno cuando vi que una chica occidental se me quedó mirando fijamente.

De repente se levantó y me señaló, poniendo una cara de sorpresa. La gente de alrededor se la quedó mirando, y supe que no tenía escapatoria a no ser que hiciera algo. Abrió la boca para decir mi nombre, pero yo me acerqué a ella y se la tapé con la mano. Entonces comencé a disimular.

-Oh, cuánto tiempo- grité- ¿cuánto hace que no nos vemos?- la gente de alrededor volvió a sus cosas- no digas quien soy- susurré en ese momento-no quiero que nadie se entere de nada- ella asintió.
-Seguramente un par de años más o menos- dijo siguiéndome el rollo- wow, casi ni te reconocía cuando has pasado por mi lado, cambiaste mucho en este tiempo que no nos vimos.
-Gracias- susurré.
-¿Por?
-Por no decir quién soy.
-Y… ¿quién eres?- me preguntó extrañada.
-Pero si me conoces- dije un poco desesperado.
-No tengo ni pajorera idea de quien eres- me contestó simplemente.
-Pero… -entorné los ojos sin comprender.
-Nah, sólo jugaba- me dio un golpecito en el hombro mientras reía- eres Shin DongHee, más conocido como ShinDong, miembro del grupo Super Junior, tu cumpleaños es el día 28 de septiembre y, por cierto, me encanta como bailas- casi me contó mi vida en un momento, me asusté un poco.
-¿No serás una fan loca?
-Nah, qué va- contestó sonriendo- es que me encanta el grupo y todos vosotros me parecéis maravillosos.
-¿Podrías decir entonces todo lo que has dicho de mí de todos ellos?
-Claro, y más cosas, ¿por quién quieres que empiece?
-Déjalo, no hace falta, te creo- le dije. De repente su teléfono comenzó a sonar en un idioma que no reconocía.
-Perdona- me dijo y contestó. Se puso a hablar en ese idioma extraño y poco después, colgó- lo siento- miró su móvil y puso una cara rara- dios mío- gritó, y todo el mundo se quedó mirándola- hoy es 28 de septiembre- dijo.
-Sí, ¿y?
-Hoy es tu cumpleaños- contestó.
-Sí, ¿y?
-¿Y qué haces que no lo estás celebrando?- me agarró del brazo- vamos, que te invito a algo.

Me pasé toda la tarde a su lado, hablando de diversas cosas, riendo. Descubrí que teníamos muchas cosas en común y me lo pasé de maravilla. Cuando ya era tarde nos despedimos, y no he vuelto a saber de ella.”

-Vaya, hyung- me dijo RyeoWook- nunca nos habías contado esa historia.
-Es muy triste- continuó EunHyuk mientras se sonaba la nariz.
-¿Y te gustaba esa chica?- me preguntó DongHae.
-Sí, estuve bastante tiempo pensando en ella.
-Wow- dijo SungMin- ¿cómo se llamaba?
-Ni idea- respondí- no me dijo su nombre en ningún momento.
-¿Te gustaría encontrarla de nuevo?- preguntó KyuHyun.
-Pues sí, por lo menos para saber su nombre, siempre he tenido la duda de cómo se llamaba y de dónde era- contesté sincero.
 -Hey, chicos- dijo KangIn entrando al salón alegremente- ¿por qué esas caras tan tristes?- preguntó al verlos a todos con los ojos brillantes.
-ShinDong hyung nos ha contado una historia muy bonita- contestó SungMin.
-Sí, una vez en su cumpleaños conoció a una chica muy guapa y muy simpática, pero ya no volvió a saber de ella- contó RyeoWook.
-¿Quién te ha dicho que era guapa?- pregunté- si yo no he dicho nada.
-La cara que ponías lo decía todo- contestó KyuHyun- y además era occidental, las occidentales son guapas.
-Pues si buscas a una occidental guapa- comentó KangIn- en el portal hay una, he estado un rato hablando con ella, es muy maja.

No había terminado casi ni de escuchar la frase cuando ya salía corriendo en busca de la chica de la que él había hablado. La encontré de espaldas al portal, esperando nerviosamente. Parece ser que me escuchó, porque se giró y me sonrió.

Era ella, algo más mayor, pero era ella. Mi corazón latía rápido, por la carrera más que nada, pero también por la ilusión de verla de nuevo.

-Hola- dijo.
-Hola- contesté.
-Nos volvemos a encontrar- susurró.
-Sí.

Nos quedamos en silencio. Un silencio nada incómodo, era relajante a decir verdad, hasta que unos minutos después, ella habló.

-Sólo quería decirte: “Feliz Cumpleaños”.
-Gracias- contesté.
-Pues… ya es un poco tarde para invitarte a algo, así que… bueno, nos veremos otro día- comenzó a girarse pero la detuve agarrándola delicadamente de la mano.
-Dime tu nombre- susurré- para agradecerte como se debe por lo menos.
-Victoria, mi nombre es Victoria.
-Muchas gracias, Victoria- dije.

Y la dejé marchar. Por el momento. Sabía que la encontraría de nuevo. Otro 28 de septiembre.

domingo, 23 de septiembre de 2012

GET OUT MY KITCHEN


GET OUT MY KITCHEN


   ¿Cuándo me enamoré de él? Ni idea, este sentimiento no surgió de la noche a la mañana, sino del día a día y ahora estoy enamorado como un perro de él (N.A: nunca mejor dicho XD). Me desperté esa mañana y lo primero que hice fue mirar hacia la cama de al lado. Él no estaba. Miré el reloj. Las 6 a.m. ¿Dónde podría haberse metido? Él no tenía que despertarse temprano hoy, al igual que yo, sólo los otros tres miembros de nuestro grupo debían hacerlo para ir a la sesión de fotos que tenían. Me levanté pesadamente de la cama y agucé el oído por si estaba en el baño. No se escuchaba nada de ruido en aquel lugar, así que descarté ese sitio. Entré después de asegurarme que no estaba. Aunque amaba a mi compañero de habitación, nunca se me había ocurrido hacerle nada, quiero decir, sólo lo abrazaba o daba besos de vez en cuando, nunca había ido más allá de eso.

   Sumido en mis pensamientos como estaba, salí del baño y me dirigí a la búsqueda del desaparecido, no podría haber ido muy lejos, la casa no era muy grande. Busqué por todas las habitaciones del piso superior. No estaba, aunque tampoco es que tuviera mucha esperanza de encontrarlo por allí. Bajé las escaleras y me dirigí directamente hacia la cocina al notar el rico olor de algo dulce haciéndose allí.
   Estaba de espaldas a mí, mirando el horno fijamente, aún en pijama pero con un delantal puesto. Sabía lo que estaba haciendo. ¿Cómo no podía haberme acordado antes? Hoy era su cumpleaños y estaba haciendo su pastel. Llevaba tiempo planeando cuál iba a ser su regalo, y me había metalizado, incluso, para todas las reacciones posibles, pero al ser tan olvidadizo, no había recordado su cumpleaños.

   Me quedé en la puerta de la cocina, observándolo. Miraba con atención el horno y de vez en cuando se revolvía nervioso el cabello y consultaba el reloj de la cocina. No quería sobresaltarlo, por lo que esperé en silencio hasta que una alarma sonó y él apagó el horno dando saltitos feliz. Al girarse me descubrió echado sobre el marco de la puerta y pegó un grito.

   -¿Qué haces ahí?- preguntó- menudo susto que me has dado- dijo colocándose la mano ceca del corazón y girándose de nuevo. Me había quedado embobado, tenía su rostro lleno de harina, y eso me parecía excitante, pero tenía que controlarme- ¿vas a decir algo o te vas a quedar todo el día mirándome con cara de bobo?
   -Feliz Cumpleaños, KiBum- dije solamente. Él se volvió lentamente y me miró durante bastante tiempo a los ojos.
   -Creía que te habías olvidado- comentó.
   -¿Cómo me voy a olvidar del cumpleaños de mi diva caprichosa?- pregunté acercándome y le di un largo abrazo, seguido por un beso en la mejilla.
   -Oish, ya, aparta, lapa- me dijo intentando deshacerse de mí, cosa que no logró, así que pasó a lo siguiente- y… ¿dónde está mi regalo?
   -Yo soy tu regalo- contesté.
   -¡Ja!- rio fuerte- yo no quiero un perro- comentó- ahora, venga, dame ya lo que sea que me hayas comprado.
   -Es en serio.
   -Jong…- se mordió el labio inferior, nervioso. Lo abracé más fuerte y pegué mis labios a su oreja.
   -Te quiero, KiBum- susurré. Noté como temblaba de los pies a la cabeza- éste es mi regalo, mis sentimientos por ti- me separé un poco- puedes aceptarlos o no, pero es lo más preciado que tengo, y te los regalo.

   KiBum se quedó estático, mirándome fijamente. No decía nada, no hacía nada, sólo me miraba.

   -Ya veo…- susurré al darme cuenta de que mis sentimientos no eran correspondidos. Comencé a darme la vuelta lentamente, pero su voz me detuvo.
   -No, espera…- susurró- Jong… yo…- me giré y lo vi abriendo el horno- yo… también… te quiero.

   Mi corazón comenzó a dar saltos de alegría dentro de mi pecho y lo primero que hice fue salir corriendo a abrazarlo por la espalda. Él pegó un respingo y soltó el plato con el pastel recién hecho que cayó al suelo, rompiéndose. Pero no me importó, era la persona más feliz del mundo. Noté como KiBum temblaba, pero lo achaqué a que era por mi cercanía y no porque me iba a pegar una voz.

   -¡KIM JONGHYUN!- gritó alejándose de mí- ¡LLEVABA PREPARANDO ESE PASTEL DESDE LAS DOCE DE LA NOCHE!
   -Lo siento- susurré, pero no fue suficiente para aplacar su enfado.
   -¡GET OUT MY KITCHEN!
   -Yeobo, no entiendo inglés…
   -¡QUÉ TE VAYAS DE MI COCINA O HOY COMEREMOS PERRO PARA ALMORZAR!- gritó agarrando un cuchillo peligrosamente.
   -Te quiero- dije mientras salía de la cocina y lo escuché reír mientras decía: “Y yo a ti, babo.”







viernes, 21 de septiembre de 2012

我愛你 (Wo Ai Ni)


我愛你
(Wo Ai Ni)

Ella fue quien me encontró, y él fue el que nos unió. Aún tengo muy buenos recuerdos de ellos, aunque hace mucho tiempo que ya no están a mi lado. Los recuerdos son lo único que te queda de las personas que quieres, pero que se fueron.

Se fueron a un lugar mejor, un lugar en el que pueden descansar en paz, sin ninguna preocupación. Los muertos tienen esa suerte. Sí, la chica a la que amaba, y aún amo, y su hermano, mi mejor amigo, están muertos.

Muertos por una estúpida guerra, muertos por el ansia de poder, y yo, sigo vivo. Vivo, pero en realidad, estoy muerto en vida. Todo lo que amaba en este mundo, se fue, ahora no me queda nada más que mis recuerdos. Recuerdos que pesan, recuerdos que hieren, recuerdos que me marchitan más a cada día que pasa.

Llovía a mares. Me escondí en un sucio callejón y me intenté resguardar de la lluvia bajo el saliente de una casa, pero el agua seguía mojándome, calándome hasta los huesos, aunque ya no con tanta rapidez. Me quedé allí, agazapado, medio escondido y llorando.

Me había escapado de casa de mis padres y no volvería jamás. Mi padre era un militar de alto rango que se alió con los japoneses cuando atacaron y conquistaron parte de Corea, así que tenía privilegios. Pero también tenía obligaciones, y debía prestar su servicio en la conquista de China, por eso nos habíamos mudado aquí.

El motivo por el cual me había escapado era porque no soportaba para nada el ambiente que allí dentro se respiraba. Prefería ser un vagabundo a tener que volver allí.

Me quedé dormido casi sin desearlo y me desperté cuando sentí un puntapié en mi pierna derecha. Me sobresalté y levanté corriendo del suelo mirando a todos lados hasta que vi a una chica menuda, con el pelo negro cayéndole en cascada hasta la cintura, tapando la mayor parte de su rostro. Estaba delante de mí, me señalaba con el dedo y miraba hacia atrás.

-Hermano- dijo en chino- tenemos a un perro en la puerta de casa.
-No te acerques a los vagabundos- escuché decir a un chico que apareció por la esquina.
-Nosotros también somos vagabundos- contestó ella.
-No, nosotros tenemos casa- dijo- una casa a la que no podemos entrar porque alguien obstaculiza su entrada- y me miró con los ojos entornados.
-Lo siento- me aparté. Él pasó por mi lado sin apenas mirarme, retiró unos cuantos de escombros y se volvió hacia la chica, que no se había movido.
-Vamos, Li- la llamó, pero ella se colocó a mi lado y me agarró del brazo.
-¿No podemos quedarnos con el perro?- preguntó haciendo un puchero.
-NO.
-¿Por qué?- dijo ella con los ojos aguados- si es muy mono- tironeó de mis mejillas como una abuela y yo me quedé quieto, me agradaba sentir su piel en contacto con la mía- ¿ves? Muy cuco.
-Li…- dijo el chico un poco enfadado.
-¿Cómo te llamas?- me preguntó ella haciendo caso omiso de lo que su hermano le decía.
-J…- estuve a punto de decirle mi nombre coreano, pero me detuve. Ella estaba siendo muy amable, aunque su hermano no, y no podía decir que era una de las personas que venían a destruir su tierra. Miré al final de la calle y vi un naranjo, así se me ocurrió mi nombre (N.A.: “Naranja” en chino se dice “cheng”, muy parecido al nombre artístico de JongDae, de hecho, sus fans se autoproclamaron little oranges)- Chen- contesté.
-¿Te llamas naranja?- me dijo sin creérselo.
-Es… algo parecido… suena más o menos igual.
-Increíble- se volvió hacia el chico- me lo voy a quedar.
-Li…- advirtió, pero ella ya me estaba llevando de la mano hacia el agujero de la pared-Li- volvió a llamar, pero ya estábamos dentro.
-No seas aburrido YiXing- contestó ella- será divertido.
-Será duro, apenas puedo mantenernos a nosotros dos.
-Puedo mantenerme solo- dije. No quería causarles problemas a estas personas tan amables.
-¿Ves? Se puede largar.
-No- ella me agarró del brazo muy fuerte- no quiero que mi perrito “Naranja” se vaya.
-Me llamo Chen- susurré.
-Y eso he dicho, ¿no?- sonrió. Me caía muy bien esa chica.
-Se ha encaprichado- murmuró él- no hay nada que hacer- suspiró cansado.
-Puedo hacer cosas para ayudar, si me quedo- dije.
-Zhang YiXing- se presentó el chico haciendo una leve inclinación- ella es mi hermana pequeña Li- la chica me sonrió.
-Ven a comer- me agarró más fuerte la mano que me tenía agarrada y me llevó con ella- no es mucho, pero es mejor que nada- comentó tendiéndome la comida- antes no era así…- susurró- antes de la guerra nada de esto era así- me sentí realmente culpable, aunque yo no tuviera nada de culpa, pero sus ojos brillantes, amenazando con llorar de un momento a otro me hicieron sentir así- pero, bueno…- sonrió tristemente- lo malo no dura toda la eternidad.

Ése fue el momento en el que nos conocimos. De ahí en adelante me pasé mis días con ellos. Aunque al principio fue duro, después de un tiempo, YiXing y yo pudimos llevarnos mejor y nos hicimos los mejores amigos. Los dos traíamos comida a casa y nos turnábamos para cuidar de Li dentro de nuestro refugio, el sótano de una tienda abandonada que antiguamente vendía remedios de plantas medicinales. Lo pasaba bien con ellos, y olvidé por completo mi anterior vida.

Comencé a sentir algo más que cariño por Li cuando una noche de tormenta se acurrucó contra mí en busca de protección. YiXing no estaba ese día y yo la estuve cuidando hasta que se calmó y pudo dormir. Quien no pudo dormir finalmente, fui yo, ya que su cercanía, el olor de su piel y su pelo absorbían por completo todos mis sentidos. Me pasé toda la noche acariciándola, tocando su fino cuerpo, pero sin llegar a ningún lugar comprometedor. Sólo me sentía bien al rozar su piel y ella sonreía en sus sueños.

Apenas amanecía cuando Li despertó me descubrió mirándola y se sonrojó. Después de su personalidad lanzada al recogerme de la calle, nunca más se había mostrado así, era muy tímida, aunque hablaba bastante, pero ya no me agarraba de la mano o me abrazaba y lo extrañaba, aunque sólo lo hubiera hecho una vez.

-Buenos días, hermosa- ella se sonrojó. (N.A.: Li significa “hermosa” en chino, por eso elegí ese nombre ^^)
-Buenos días- me susurró- siento haber ocupado tu cama- se iba a levantar, pero la agarré de la cintura y la tumbé a mi lado.
-Acaba de amanecer- le dije- puedes ocupar un rato más mi cama y descansar- estaba muy roja, tanto que parecía como si fuera a explotar.
-No quiero ser una molestia.
-No lo eres, tranquila- Li se quedó muy quieta mientras la envolvía en mi abrazo y la pegaba a mí- duerme bien, hermosa- y caí en los brazos de Morfeo.

Se convirtió en una costumbre para nosotros el dormir juntos en las noches de tormenta, y poco a poco esa costumbre se fue extendiendo a las noches que YiXing pasaba fuera de casa, hasta que en los últimos tiempos, dormíamos abrazados todas las noches. No porque fuera algo nos gustara y por eso lo hacíamos, que también, por lo menos por mi parte; lo hacíamos porque la guerra había llegado a nuestra ciudad, y se volvía peligroso incluso respirar.

El feliz día en el que le declaré mi amor a Li, fue a la vez el día más fatídico. Acabábamos de darnos nuestro primer y casto beso cuando YiXing entró rápidamente al lugar al que llamábamos casa.

-¡Chen, cógela y llévatela de aquí!- me gritó y después cogió una gran bocanada de aire, intentando recobrar el aliento.

Agarré de la mano a Li y la levanté del suelo. Corrí hacia el boquete que nos servía de entrada y cuando estaba a punto de traspasar el hueco y salir a la calle, el sonido de un disparo rebotó en el callejón, al igual que el cuerpo inerte de YiXing contra el suelo. Escuché a Li gritar detrás de mí y salí de mi shock inicial.

Los japoneses nos atacaban y no podíamos hacer más que huir. Hice entrar a Li de nuevo en nuestro escondrijo y taponé la puerta como pude, antes de volverme hacia ella a comprobar su estado.

Acababan de matar a su hermano frente a sus ojos, estaba de una manera inclasificable. Temblaba de pies a cabeza, intentaba ocultar su rostro con sus manos, pero sus lágrimas ya lo surcaban. La abracé fuertemente y mientras fui andando hasta ocultarnos bajo las escaleras que subían a la antigua tienda.

Oía las voces de los soldados muy cerca y en pocos minutos desatrancaron la improvisada puerta y entraron a nuestra casa. Lo registraron todo, pero no dieron con nosotros. Después de bastante rato, se fueron, y cuando pensamos que todo había acabado, salí lentamente de nuestro escondite.

-Quédate aquí- le susurré y le di un beso en la cabeza- no hagas ruido- ella asintió- si ves que tardo intenta buscar alguna manera de salir de este lugar y encontrar algo seguro- Li negó con la cabeza.
-Por favor- le di un pequeño beso en los labios- wo ai ni…
-Yo también te quiero- le di otro beso en los labios.

Y salí a la calle. Justo en la puerta, estaba el cuerpo de YiXing, todavía tenía un leve temblor en el cuerpo, me agaché a su lado.

-YiXing- susurré.
-Ellos… están… aquí…

Me levanté corriendo, pero era tarde. Lo último que vi antes de sentir un golpe en la cabeza fue como Li asomaba la cabeza por el agujero y la sonrisa de satisfacción de mi padre.

Ha pasado un mes desde aquello. No me había imaginado lo de mi padre, él estaba allí, y me trajo de vuelta a casa después de un año de vivir libre. Me contó con todo lujo de detalles como todos sus soldados habían violado y después matado a Li, y como le llenaron el cuerpo de agujeros a YiXing.

Llevo todo este mes intentando suicidarme y reunirme con ellos en aquel lugar maravilloso que es el cielo, pero siempre hay algo que me lo impide. Mi madre, algún criado, o todos a la vez. Yo solo quiero dejar este mundo.

El día que mi corazón volvió a latir de nuevo, mi madre me había obligado a salir con ella, la cosa se ponía cada vez más peligrosa en las calles y era muy difícil salir sin recibir un tiro, ya fuera de fuego amigo o enemigo. Iba mirando en cada esquina para ponerme a tiro de alguien y morir, entonces la vi.

La vi. Vi a Li, a Li y a YiXing, esperando en un callejón, nuestro callejón. Justo después oí un disparo, un disparo, y en ese momento supe que mi ansiada muerte iba a llegar.

Noté que el fuego quemaba mi corazón y después, paz. Sonreí y cerré los ojos, abandonándome a lo que más ansiaba. Estar con Li y YiXing.

Wo ai ni, Li.