viernes, 25 de julio de 2014

I want to Be Your Hero

Título: I Want to Be Your Hero
Pareja: ChenYin (Chen x LiYin) (S.M. The Ballad)
Clasificación: G
Géneros: AU, romance, angst.
Número de palabras: 1.284 palabras
Resumen: LiYin siempre había estado allí para cuidar de él, siempre había sido la hermana mayor que nunca tuvo; pero JongDae siempre la quiso como más que una hermana.
Comentario de Autora: son tan adorablemente adorables juntos estos dos que se merecen tantos fics como pueda hacerles. Espero que os guste ^^
Aclaraciones:
—ZhongDa es el nombre en chino de JongDae (Chen).
—YiXing es el nombre real de Lay.
—LiYin es la chica con la que Chen canta la versión china de Breath en S.M. The Ballad.

I Want to Be Your Hero




            ZhongDa no lo recuerda todo de su infancia, hay cosas que se le escapan y otras que olvidó para dejar hueco a sus nuevas memorias, pero lo único que sabe es que desde su primer recuerdo, ella está allí. El chico tenía tres años y caminaba de la mano de su madre por la calle de su barrio, pero al ver un pequeño gatito blanco, moteado con pintitas negras se había soltado y había corrido hasta el animal. No recuerda exactamente lo que sucedió ni cómo fue todo, pero sí que lo que recuerda es a una niña un poco más mayor, abrazándolos al gato y a él y el sonido de un coche haciendo sonar el claxon.

            Aquel era el primer recuerdo de ZhongDa, la primera vez que vio a LiYin, la vez que lo salvó de ser atropellado por un coche. A partir de aquel día, el chico recuerda otros momentos junto a ella y con su hermano menor YiXing. Siempre jugando los tres en casa de uno o de otros o en el parque que no estaba muy lejos y siempre ella, mayor por dos y tres años, cuidaba de que los pequeños no se hicieran daño.

            ZhongDa la vio como una hermana mayor durante mucho tiempo, como la hermana mayor que nunca tuvo y siempre quiso, y rivalizaba con YiXing por ella. LiYin era su heroína, su salvadora y la persona a la que más abrazaba después de su madre; pero a medida que fue creciendo y los recuerdos se acumulaban en su mente, el chico dejó de pensar en ella como su hermana, queriéndola como algo más.

            Se dio cuenta de que se había enamorado cuando ella llegó del instituto, acompañada por un chico y este le dio un beso en los labios muy poco casto antes de que entrara en casa. ZhongDa se sintió inexplicablemente muy enfadado y, a sus doce años no sabía que lo que sentía eran celos, pero lo que sí tuvo muy claro en ese momento, era que ningún otro chico podía acercarse a LiYin más que él y YiXing.

            ZhongDaa recuerda también con mucha claridad su primer beso. Se había quedado en casa de los Zhang haciendo una fiesta de pijamas con los hermanos porque sus padres no estaban en casa. Tenía catorce años y, aunque al principio no tenía el coraje para hacerlo, se armó de valor y cuando LiYin estaba profundamente dormida, le robó un beso de sus cálidos, suaves y dulces labios. Recuerda perfectamente la sonrisa en los labios ajenos y el calor en sus propias mejillas.

            Algo que jamás podría olvidar, aunque lo hubiera intentado muchas veces, fue el día en el que LiYin llamó a la puerta de su casa, con el rostro lleno de lágrimas y los ojos hinchados, abrazándose a su cuerpo casi antes de entrar y sollozando en su pecho. ZhongDa la agarró fuertemente con sus brazos y dejó que llorara hasta que no le quedara ninguna lágrima. Había pillado a su novio desde hacía tres años con otra chica y tenía el corazón destrozado. El propio corazón del chico aulló de dolor porque no quería que le volvieran a hacer daño a LiYin, no quería que nadie la hiciera llorar.

            Aquel día lo tuvo muy claro, a partir de ese momento, él sería su héroe.

            Protegió a LiYin de todo aquel que se acercaba a ella con malas intenciones, dándole igual que fuera tres años mayor que él, porque lo único que quería era que no volviera a sufrir. Estuvo con ella en los buenos y malos momentos y su amistad cada día fue más y más profunda, hasta que ella fue admitida en la universidad.

            Los kilómetros que los separaban hicieron mella en su relación y ella acabó saliendo con un chico mayor en la universidad de la capital, ZhouMi, al que llevó a casa para que todos lo conocieran, haciendo que su lazo fuera más fuerte. ZhongDa probó intentar tener alguna relación, apoyado por su amigo YiXing, pero ninguna chica era tan buena como LiYin y no pudo olvidarla por más que saliera a conocer mujeres. LiYin era una flecha clavada demasiado hondo en su corazón.

            Uno de los mejores y más reciente de los recuerdos de ZhongDa, fue el del día que recibió el mensaje de que había sido admitido en la universidad de la capital. Llamó a todo el mundo para darle la buena noticia, incluida LiYin, y esta lo felicitó, deseándole suerte y concertando una cita para poder verse, ya que llevaban mucho tiempo sin hacerlo. En aquel encuentro vio todo lo que la chica había cambiado, lo hermosa que se había vuelto y todo lo que le había beneficiado la vida en la capital. ZhongDa se sintió pequeño a su lado, como un niño y supo que si quería ganar el corazón de aquella mujer en la que se había convertido la persona que amaba, él también tendría que crecer.

           Los meses pasaban y nuevas experiencias y recuerdos se abrían paso en el cerebro de ZhongDa, siendo los encuentros con LiYin los más vívidos e intensos de todos. El chico se quedaba prendado de ella, mirándola como un tonto enamorado, escuchando sus anécdotas, queriendo poder formar parte de ellas.

            Sin embargo, el recuerdo que aún hoy en día latía fuerte en su cabeza era el de su declaración. Hacía algunos meses que LiYin lo había dejado con ZhouMi, a pesar de llevar algunos años como pareja, y ZhongDa había aprovechado para estar ahí para ella siempre, apoyándola animándola, queriéndola, porque a pesar de que sufría porque ella estaba triste, no dejaba que los malos sentimientos lo superasen, quería ser su héroe, y para ello tenía que hacerla feliz.

            Ese día, LiYin le agradecía todo lo que había hecho por ella, lo mucho que la había cuidado y lo contenta que estaba por tenerlo a su lado; por eso, ZhongDa no pudo esperar más y lo dijo, dijo todo lo que había estado guardándose desde los doce años, cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de LiYin.

            —He hecho todo esto porque eres la persona más importante para mí —comenzó—, la persona a la que más quiero y admiro, la chica a la que quiero proteger a pesar de ser menor —la miró a los ojos, intentando demostrarle sus sentimientos—, la mujer de la que estoy enamorado —el silencio más largo que recordaba fue lo que le sucedió a su confesión, pero el chico no se impacientó, todo debía salir bien.
            —ZhongDa… Yo…
            —Déjame intentarlo —tomó sus manos entre las suyas—, déjame ser tu héroe.


            Una pequeña sonrisa llena de cariño apareció en el rostro de la chica antes de llevar una de las manos a la mejilla de ZhongDa. Un breve asentimiento fue lo único que necesitó él para inclinarse hacia delante y rozar sus labios con los de LiYin suavemente, como la vez de sus recuerdos, esperando que aquel momento fuera inolvidable para ambos.




Notas finales: son tan monos que no puedo resistirme a escribir sobre ellos, en serio. Miradlos que cucos son ^^











domingo, 20 de julio de 2014

I’m Scared (But I’ll Protect You)

Título: I’m Scared (But I’ll Protect You)
Pareja: TaoHun (Tao x SeHun) (EXO)
Clasificación: G
Géneros: romance, fluff.
Número de palabras: 811 palabras
Resumen: Grabando para el EXO’s Show Time, los miembros tienen que entrar a una casa embrujada y, a pesar de que ZiTao tenga mucho miedo, debe proteger a su dongsaeng.
Comentario de Autora: no pude evitar re-ver el episodio diez del EXO’s Show Time porque me encantan los gritos que dan todos y mientras me partía de risa, TaoHun salvaje apareció y tuve que escribir esto. Espero que os guste ^^


I'm Scared
(But I'll protect you)


             —Soy tu hyung —fue el argumento que ZiTao pudo enunciar en el estado catastrófico en el que se encontraba—. Tengo que ir delante y protegerte.
             —Pero estás asustado, déjame que... —SeHun intentó colocarse delante de él, pero su chico simplemente lo hizo a un lado y comenzó a andar, internándose en el interior de la casa del terror.

            Las piernas le temblaban y SeHun sabía que no iba a durar mucho sin gritar, llorar y aferrarse a él. JongDae les había dado la bandera que había conseguido para que pudieran ir juntos, para que ZiTao pudiera pasar por aquel mal trago junto a una persona que no lo iba a dejar tirado como había hecho KyungSoo con LuHan, pero si él no dejaba que lo protegiese, no iba a hacer mucho.

            A pesar de los gritos que los demás miembros proferían desde el interior, SeHun había estado intentando calmarlo para que cuando fuera su turno estuviera lo más tranquilo posible, pero BaekHyun se había dedicado a molestarlo y eso cada vez lo ponía más y más nervioso. Por eso, SeHun había decidido que sería el quien lo protegería mientras estuvieran en el interior, pero el cambio de planes de ZiTao lo había dejado tan sorprendido que no podía reaccionar.

            Avanzaron con cuidado por la oscura casa, entrando en la primera de las habitaciones lentamente, de la que salió un fantasma que hizo clamar a ZiTao por ayuda y pedir que por favor lo dejaran salir de aquel lugar. SeHun también se sorprendió, pero no tanto, así que cuando salieron de aquel cuarto, en busca del siguiente y fuera del plano de la cámara que había en la esquina de la habitación, lo cogió de la mano para transmitirle su fuerza y que seguía allí con él.

            Cuando los chicos estaban en la recta final para salir de la casa embrujada, JongIn y ChanYeol los esperaban para asustarlos y consiguieron hacer que ZiTao cayera al suelo de la impresión y el miedo y comenzara a llorar más fuerte, como el gatito asustadizo que siempre era. SeHun se agachó junto a él y lo abrazó para tranquilizarlo, echándoles a los otros dos una mirada de reproche. Cuando minutos más tarde, el chico se tranquilizó lo suficiente y dejó de llorar, lo ayudó a levantarse del suelo y lo hizo salir de la casa.

            Afuera los esperaban las cámaras y sus compañeros, que intentaron ayudarlo a calmar a ZiTao, aunque también se burlaron un poco de él. Acabó la grabación poco después y, tras hacer el saludo del EXO’s Show Time, los dejaron tranquilos.

            SeHun se empeñó que en la vuelta a casa lo dejaran sentarse junto a ZiTao para poder abrazarlo y poder hacerle sentir que ya estaba a salvo y que no tenía que temer a los fantasmas más porque él estaba ahí para protegerlo ahora que las cámaras se habían apagado.

             —No hace falta que te hagas el fuerte por mí —murmuró en su oído, sujetando su mano fuertemente ya que esta seguía temblando, al igual que su cuerpo—. Sabes que no es necesario, ante mi puedes mostrarte débil.

            ZiTao asintió levemente y luego echó la cabeza sobre su hombro, dejando que las lágrimas escaparan de nuevo de sus ojos.

             —Has sido muy valiente y me he sentido protegido a tu lado —le susurró—, después de todo, harías lo que fuera para que no me sucediera nada, ¿verdad?
             —Eres la persona a quien más quiero —le contesto con voz queda y en medio de un sollozo—. Te protegería incluso si alguien viene a pegarte con una cucaracha en la mano —SeHun sonrió, porque eso, viniendo de ZiTao era lo más bonito que podía decirle en el estado en el que se encontraba en aquel momento.
             —Te quiero —susurró.

            ZiTao se acurrucó contra él y murmuró una especie de "yo también" que quedó ahogado porque había escondido su lloroso rostro en el hombro del menor. Ambos estaban en su pequeña burbuja de felicidad, por lo que no se dieron cuenta de que los demás los miraban con sonrisas que no presagiaban nada bueno; pero el momento era suyo, en el apartamento seguro que lo pasaban algo mal, pero ahora solo existían ellos y nada podía ensombrecerles el ambiente.

lunes, 14 de julio de 2014

Sexologist

Titulo: Sexologist
Pareja: ChenBaek (Chen x BaekHyun) (EXO)
Rating: NC–17
Género: AU, humor, romance
Avisos: smut, lenguaje vulgar
Numero de palabras: 4.941 palabras
Resumen: BaekHyun es un sexólogo que sabe mucho de teoría pero poco de la práctica. JongDae es su nuevo paciente y su problema es que tiene adicción al sexo.
Notas: historia prometida como regalo a Yul por ganar el Trivial de Minako.
Comentario de la autora: no tiene tanto humor como seguro que te esperabas, así que lo siento por eso, también me disculpo por escribir sobre un tema del que no tengo mucha idea, aunque me he estado informando, la psicología y sexología no son lo mío… Aun así, espero que te guste ^^





            BaekHyun llevaba ya tres años arreglando los problemas sexuales de los demás y treinta sin haber probado el sexo. Podría considerarse irónico que el mejor sexólogo de todo Seúl siguiera siendo virgen, pero así era. El hombre pensaba que la teoría era mucho mejor que la práctica y no echaba de menos no haber tenido encuentros sexuales —se las apañaba de maravilla con su mano desde los quince años y, además, se estaba reservando para alguien especial—. Sin embargo, todo esto estaba a punto de cambiar, aunque él no lo supiera todavía.

            Como todas las mañanas, BaekHyun se arreglaba, desayunaba y cogía el coche para dirigirse a su lugar de trabajo, un pequeño piso en el que su mejor amigo y socio ChanYeol y él se habían comprado para pasar sus consultas. En el piso también pasaba las mañanas su recepcionista KyungSoo que había comenzado a salir con ChanYeol la primavera pasada.

            Aquel día entró en su consulta tras haber saludado a los dos chicos y colgó su chaqueta del perchero, después, se sentó en su escritorio a esperar pacientemente a que la persona que tenía la cita de primera hora llegase. La noche anterior se había estado leyendo los informes que le había entregado KyungSoo sobre el chico y parecía todo un reto, ya que se trataba de un adicto al sexo con todas las letras. Había estado en la consulta del doctor JunMyeon y la de LuHan y ellos le habían mandado aquellos informes sobre el chico. BaekHyun nunca se había enfrentado a un adicto al sexo, por lo que le agradecía a los demás compañeros de profesión que lo hubieran ayudado, ya que generalmente se dedicaba a arreglar los problemas de disfunción, buscar alternativas a un matrimonio sumido en la rutina y poco más.

            Cuando escuchó varios toques en su puerta se tensó y dijo un débil "adelante" tras carraspear para aclararse  la voz y que no le comenzara a temblar. Segundos después, ingresaba al lugar el chico que reconoció como el adicto al sexo por la fotografía que venía en los informes. Tenía un par de años menos que él y trabajaba en una cafetería del centro. Era más o menos de su altura, tenía el cabello tintado de castaño claro, un pendiente en su oreja izquierda, unos ojos inquisitorios y una sonrisa gatuna.

            Caminó hacia el escritorio en el que BaekHyun estaba sentado y se acomodó en la silla frente a él cuando este se lo indicó, todo ello sin dejar de mirarlo a los ojos, cosa que intimido un poco a BaekHyun porque generalmente las personas que iban a su consulta lo hacían con vergüenza. El sexólogo tuvo que tragar saliva para bajar el nudo que se había instalado en su garganta ante aquella mirada.

             —Bienvenido a la clínica Thunder donde sus problemas sexuales serán resueltos de forma rápida y contundente, como un rayo —recitó de memoria la presentación que se les había ocurrido a ChanYeol y a él en una noche de borrachera cuando le pusieron el nombre a la clínica—. Soy el doctor Byun BaekHyun y lo ayudaré en todo lo que este en mi mano.
             —Mi nombre es Kim JongDae —se presentó el paciente.
             —Lo sé, el doctor Kim y el doctor Xi me han mandado su informe para que conociera el caso de antemano.
             —Entonces ya sabe cuál es el problema que tengo y que ninguno de los otros doctores han podido arreglar.
             —Lo sé —respondió—, pero no por nada soy el mejor sexólogo de la ciudad.
             —Entonces seré claro —dijo, con sus ojos ardiendo de pasión—. Me pones. Ahora mismo estoy duro y solo ha sido con verte.
             —Me siento halagado, pero la ley dice que no puedo mantener relaciones personales con mis pacientes —respondió.
             —¿Y tú que dices?
             —Estoy aquí para ayudarte en lo que pueda sin mantener una relación extra profesional —dijo seriamente, intentando que la persona que se encontraba ante él entendiera que hiciera lo que hiciera no iba a obtener nada se él más que sus consejos.
             —Muy bien.
             —Perfecto —BaekHyun sonrió triunfante—. Vamos a comenzar con la primera sesión buscando el origen del problema. Cuéntame tu infancia, ¿fuiste feliz? ¿Cómo eran tus padres?
             —Mis padres se pasaban el día fuera trabajando, por lo que los veía poco y con quien más trato tuve fue con la asistenta —comenzó—, también eran muy conservadores y no podía expresarme sexualmente, así que, como método de rebeldía comencé a acostarme con quien fuera y donde fuera, mujeres, hombres, transexuales; me daba todo igual y hasta ahora no he parado —el sexólogo notó que tenía aprendido de memoria el discurso, así que suspiró antes de hablar.
            —¿Con qué frecuencia mantienes relaciones sexuales?
            —Todos los días, al menos una vez, si no es por mis propios métodos me busco a alguien que me proporcione placer.

            BaekHyun estaba tan atento al relato que no se percató de la sonrisa malvada que el otro esbozó, ni que se descalzó el pie derecho y lo llevó a su entrepierna hasta que sintió este contra su pene. Rápidamente se alejó de su alcance, mirando seriamente a JongDae.

             —No vas a conseguir nada de mí, así que no te molestes.
             —Tus labios dicen una cosa pero tu cuerpo dice otra. Te has estremecido cuando te he tocado.

            BaekHyun decidió hacer oídos sordos a aquello que había dicho el chico —aunque tuviera toda la razón—, y siguió haciendo su trabajo, tomando nota de aquello que había hecho y de lo que había dicho en un pequeño cuaderno que luego se llevaría a casa y revisaría.

             —¿A qué edad comenzaste a practicar sexo?
             —A los diecinueve, cuando cumplí la mayoría de edad y me dejaron entrar sin ningún problema a las discotecas.
             —¿Cómo fue tu primera experiencia? ¿Dónde? ¿Y con quién?
             —Ligué con una chica mayor que yo que estaba de intercambio en la universidad, me llevó a su apartamento y lo hicimos en todas las habitaciones, durante toda la noche y todo fue perfecto porque ella me guio en lo que yo desconocía —contestó—. Comenzamos a salir, pero un par de meses después a ella se acabó el curso y tuvo que volver.
            —¿Eso cómo influyó en ti?
            —Estaba dolido por la ruptura, así que me acosté con un chico para intentar olvidarla y después con otra chica.
            —¿Fue en ese momento cuando comenzaste a practicar el sexo sin control?
            —Sí, y a partir de ahí no he parado —mientras hablaba, JongDae se había levantado y había caminado hacia BaekHyun sin que este lo notara—, estoy aquí porque sé y reconozco que tengo un problema, pero no creo que nadie sea capaz de curarlo, me gusta demasiado el sexo.

            BaekHyun se alejó al recibir el aliento cálido de su paciente en su oreja, retirándose hacia atrás aprovechando para ello las ruedas de la silla, saliendo de la protección que le ofrecía la mesa y dejando al descubierto la parte inferior de su cuerpo, al no estar ya bajo esta. JongDae le miró las piernas descaradamente —concretamente la entrepierna—, como si tuviera rayos X en los ojos y pudiera ver a través de la tela.

             —Nada de acercamientos así o hago que te trate mi compañero —avisó BaekHyun—, y él no va a avisarte antes de tirarte por la ventana.
             —Ya he visto a tu compañero y no me pone —respondió—, te prefiero a ti.

            Antes de que el sexólogo pudiera reaccionar, JongDae se había colocado de rodillas en el suelo y había sujetado sus manos con una de las suyas, mostrando una fuerza que no pensó que poseería, aprisionando sus piernas para que no pudiera moverlas y colocándose entre ellas para que no las cerrara.

            —JongDae… Aléjate —pidió.
            —Cuando practico sexo me gusta que me llamen Chen —susurró roncamente, utilizando su mano libre para desabrochar el cinturón de sus pantalones, pero los movimientos que hacía el chico intentando liberarse lo hicieron algo difícil, aunque al final consiguiera su objetivo—. No te olvides de él y grítalo cuando llegues al orgasmo.

            La cremallera de su pantalón fue bajada con rapidez y destreza y su miembro flácido sacado de la tela de su bóxer de Bob Esponja. BaekHyun ahogó un suspiro al notar el tacto de otros dedos que no eran los suyos en su pene. JongDae sonrió pícaro y comenzó a tocarlo, con lentitud y mimo, esperando a que se pusiera duro. El sexólogo intentó soltarse de la mano que lo mantenía preso para poder alcanzar el teléfono que descansaba sobre la mesa del escritorio y llamar a KyungSoo para que lo sacara de allí, pero no tenía fuerzas para ello, así que simplemente maldijo en silencio el día que se les ocurrió insonorizar las paredes de los despachos para preservar la intimidad de sus clientes.

            —Relájate… Te va a gustar… —susurró JongDae. Intentó soltarse de nuevo, pero en ese momento, el otro agarró con fuerza su miembro y tuvo que ahogar un gemido—. Te gusta, déjate llevar y nos ahorras problemas a ambos.

            BaekHyun quiso negarse a aquello, pero los dedos y la palma de JongDae estaban haciéndolo sentir de una forma que jamás antes se había sentido cuando se masturbaba él mismo. Casi sin darse cuenta, dejó de esforzarse por escapar y el otro utilizó la mano que lo sujetaba, ahora libre, para masajear sus testículos haciendo que el otro sintiera el doble de placer y que su miembro creciera firme y recto hacia el techo de la habitación, con la punta segregando líquido pre seminal.

            Una sonrisa que no hacía presagiar nada bueno apareció en el rostro de JongDae antes de inclinarse sobre el miembro de BaekHyun y recorrer una de sus venas de abajo a arriba con su lengua, arrancando un gemido de los labios del sexólogo, que había sido incapaz de contenerlo. Nunca había sentido algo que no fuera su mano contra su pene y la lengua de JongDae era algo para lo que no estaba preparado.

            —Por favor, para —suplicó, pero el otro jugó con su lengua en el glande, introduciéndola un poco por la abertura de la uretra, haciéndolo suspirar y jadear.
            —Te gusta, ¿por qué debería parar?

            Siguió jugando con su lengua hasta que dejó todo el miembro de BaekHyun embadurnado con su saliva y luego, hinchó las mejillas antes de tragarse su pene. En ese momento, el sexólogo ya no pudo contener ninguno de sus gemidos y estos escapaban si control de su boca, uno detrás de otro y aumentando en intensidad y frecuencia a medida que la velocidad de succión de JongDae se incrementaba. Unos minutos más tarde, BaekHyun intentó jadear que estaba a punto de llegar —porque no podía hablar con coherencia—, pero la boca del chico lo había hecho perder la razón y esta capacidad y acabó corriéndose en esta poco después. El otro se tragó todo su semen y luego se retiró, dejando que el miembro de BaekHyun fuera perdiendo su rigidez.

            —Eso ha sido rápido —comentó—, como si no estuvieras acostumbrado a esto.

            Con la mente ida todavía y los ojos desenfocados, BaekHyun intentó decir una respuesta coherente, pero lo único que pudo decir fue:

            —Porque soy virgen.

            En ese estado en el que se encontraba se esperaba risas por parte del otro, pero lo único que pasó fue que JongDae tomó un pañuelo de papel de la caja del escritorio y se limpió el semen de la comisura de sus labios, luego, salió de la habitación sin mirar a BaekHyun, que se quedó sentado en la silla sin poder pensar en nada, teniendo muy presente aquel encuentro.



            Byun BaekHyun nunca antes se había sentido tan usado ni tan sucio, por lo que en cuanto llegó a casa después de su jornada laboral se lavó a conciencia todo el cuerpo y restregó la esponja llena de gel por sus partes hasta que las dejó rojas, intentando borrar todo paso de JongDae por el lugar.

            Un poco más calmado después de la ducha, BaekHyun se tumbó en la cama y se dio el privilegio —o tortura—, de pensar  y reflexionar lo que había pasado aquella mañana en su consulta. Había dejado que un cliente le hiciera sexo oral sin poner resistencia y eso no podía permitirlo. Él era un profesional en su trabajo y por más que el otro fuera adicto al sexo, no tendría que haber dejado que tocara y lamiera su miembro. Aquel chico había tomado su primera experiencia en ese campo y eso lo iba a pagar.



            Cuando Kim JongDae llegó a su consulta a la mañana siguiente para su cita, BaekHyun se había mentalizado para todas las situaciones posibles y para todos los escenarios, así que, cuando el otro llegó, pidiendo permiso para entrar en un todo de voz bajo cuando llamó a la puerta, el sexólogo supo qué era lo que tenía que hacer en aquel momento.

            —Buenos días, JongDae —el chico saludó con la cabeza y sin pronunciar palabra se sentó en la silla frente a él—. Comencemos hoy con una pregunta, ¿por qué ayer me hiciste sexo oral? —JongDae dio un respingo ante la cuestión—. Debiste tener un motivo.
            —Soy un adicto al sexo —contestó.
            —Eso es algo que ambos sabemos, dime algo que no sepa.
            —Fue por culpa de la represión de mis padres.
            —Ese fue el motivo por el que comenzaste, te estoy preguntando cuál fue el motivo por el que ayer me hiciste aquello.
            —No lo sé…
            —Muy bien, vamos a empezar por ahí —dijo el sexólogo—, voy a ponerte una rutina en la que el sexo no forme parte de tu vida para que poco a poco tu adicción se vaya curando —JongDae asintió—. Cada vez que tengas ganas, haz ejercicio, del tipo que sea. Ocupa tu mente con el ejercicio físico.
            —Está bien…
            —KyungSoo te dará cuando salgas cita para tres días. Si logras no masturbarte o tener sexo el día antes, estaré feliz.
            —¿Ahora no estás feliz?
            —No, porque si ayer no te hubieras parado en aquel momento lo que hiciste se podría haber convertido en una violación y tendría que haberte denunciado —contestó con seriedad.
            —Entonces, ¿no lo harás?
            —No puedo porque no llegó a serlo, pero JongDae, tienes que aprender a controlarte o cualquier día acabarás violando a alguien y te meterán por ello en la cárcel.
            —Lo intentaré —susurró.
            —Lo digo por tu bien… Estoy aquí para ayudarte a superar este problema…

            Una media hora después, se acababa el tiempo de la cita tras haberlo empleado en comentarle y explicarle algunos ejercicios para mantener la mente alejada de la necesidad de practicar sexo. JongDae salió de su consulta prometiéndole que el viernes volvería sin haberse tocado ni una sola vez en lo que quedaba de semana. BaekHyun sabía que no lo iba a conseguir, pero aquel era su castigo por haberle tocado… Y lamido.

            Unos minutos más tarde, tocaban a la puerta y por ella entraba el matrimonio chino al que llevaba aconsejando un par de meses. Habían caído en la rutina y ya no se deseaban como al principio, por eso decidieron ir en su busca antes de llegar al divorcio y él había hecho que su relación volviera a renacer, que la pasión se reavivara.

            —Bienvenidos, YiFan, Fei —saludó—, ¿cómo os han ido las cosas esta semana? ¿Habéis probado lo que os dije de los disfraces? —ambos asintieron, ella con una sonrisa enorme que mostraba por fin satisfacción.
            —Hemos tenido el mejor sexo de nuestras vidas —confesó ella, habiendo dejado su vergüenza después de la segunda sesión—. Por fin sabe cómo utilizar el gran don que le ha sido dado y cómo estimularme.
            —Te sirvieron entonces los libros que te recomendé —dijo girándose hacia el hombre.
            —Mucho —contestó este. Era un hombre de pocas palabras, algo serio y un poco reacio al principio a seguir sus consejos—. Muchas gracias.



            El viernes llegó antes de que BaekHyun fuera consciente ya que había estado los anteriores días muy liado haciendo un cursillo online sobre el control de la sexualidad a través de la mente, para poder serle de alguna ayuda a JongDae ahora que había recibido una lección. Era sexólogo y no psicólogo, así que había algunas cosas que se le escapaban.

            Llegó a la consulta y KyungSoo ya lo esperaba sentado tras su mesa con una sonrisa encantadora cuando le dio la bienvenida, pero además de al secretario, BaekHyun notó la presencia de JongDae en la sala de espera. Les dedicó una sonrisa y un saludo a ambos y luego le indicó a su cliente que lo siguiera e ingresara a su despacho.

            Nada más entrar, JongDae lo empujó contra la pared más cercana, apresándolo con su cuerpo para justo después comenzar a besar sus labios con desespero mientras frotaba las partes inferiores de sus cuerpos, buscando mayor contacto cada vez que movía sus caderas contra las de BaekHyun. Los ojos del sexólogo estaban abiertos, sorprendido por la repentina acción y contemplaba, en medio de su estupor cómo JongDae parecía desesperado por conseguir que abriera su boca para introducir así su lengua en esta y por tener más contacto, friccionando sus entrepiernas.

            No había sido buena idea privarlo del sexo cuando recién comenzaban las sesiones, pero BaekHyun no había pensado en el momento en el que le puso aquel castigo que se le iba a volver en contra. El sexólogo lo tendría en cuenta las próximas veces porque su virginidad pendía de un hilo que JongDae se moría por cortar y no de una forma delicada y suave. Aquello activó todas sus defensas.

            —JongDae —murmuró cuando los labios del otro pasaron a saborear su cuello—. JongDae… Recuerda lo que te dije de que cuando tuvieras deseo sexual lo reprimieras pensando y haciendo otra cosa, como ejercicio.
            —Lo he retenido demasiado tiempo —murmuró—. Y tú eres irresistible.
            —JongDae… —susurró cuando sintió una de las manos del chico colarse por debajo de su camisa, haciendo que su cuerpo se estremeciera—. Si sigues con esto me veré obligado a denunciarte por acoso y no podrás verme ni tocarme más —en cuanto terminó de pronunciar aquellas palabras, el otro se alejó de él como si de repente le hubiera dado un calambre, agachando su cabeza e intentando normalizar su agitada respiración.
            —Intenta pensar en cosas que te bajen el libido y cálmate —pasó por su lado, cuando lo hagas y estés tranquilo, puedes venir y sentarte frente a mí.

            BaekHyun se sentó en su mesa y comenzó a revisar algunos papeles que tenía sobre esta, aprovechando para calmarse él también. La fricción de JongDae había hecho que su miembro despertara levemente, así que intentó que este bajara, con bastante poco éxito, porque todavía podía sentir los labios de JongDae sobre su cuello. Unos quince minutos más tarde, el chico se sentaba en la silla frente a él.

            —Lo siento.
            —No es nada —respondió—, vamos a comenzar quitándote el deseo que sientes por mí, así que nos vamos a comenzar a ver muy a menudo y si puedes contenerte, dado que yo no quiero mantener relaciones sexuales contigo, podremos seguir con las sesiones sin que intentes acosarme sexualmente —JongDae asintió—. ¿Qué haces esta tarde? ¿Estás libre?

            Byun BaekHyun tenía un plan: pasar todo el tiempo que le fuera posible junto a JongDae para que se acostumbrara tanto a su presencia y dejara de verlo como a un objeto de deseo.

            Ese viernes por la tarde, después de que JongDae cambiara su turno  en su lugar de trabajo, fueron al cine, donde JongDae, a pesar de estar viendo una película de dibujos animados, se envalentonó por la oscuridad y acabó masturbando a BaekHyun. En la cena hablaron de ello y el chico se mostraba arrepentido, así que, al día siguiente, decidieron ir a sitios con gente y muy iluminados.

            El sábado fueron a pasear por el río Han, comieron en los puestos de comida tradicional, alquilaron unas bicicletas y pasaron un día agradable. A veces, JongDae parecía querer acercarse a él para comenzar a  tocarlo, pero luego recobraba el sentido cuando recordaba que estaban rodeados de personas. Así, llegó la noche y JongDae se empeñó en acompañar a BaekHyun hasta su casa y este se dejó para comprobar el autocontrol del otro. Pudo hacerlo cuando estaba ingresando la clave en el panel de la puerta de su apartamento, ya que el otro se acercó a él por detrás y le apretó con una mano el trasero.

            —JongDae, ha sido un día agradable en el que te has controlado perfectamente, no lo eches a perder ahora —le dijo.
            —No puedo evitarlo —contestó llevando las manos al abdomen ajeno, pegándose más a su cuerpo—. Normalmente, cuando no puedo conseguir a alguien rápidamente, me voy a por otra persona que sí esté receptiva. Pero contigo no puedo hacerlo, siento que si no eres tú, no puedo hacerlo con nadie más.
            —JongDae… Apártate —le ordenó con voz alta y clara—. El lunes hablaremos de esto en la consulta —el otro comenzó a apartarse lentamente de su cuerpo—. Gracias, nos vemos el lunes. He pasado un día agradable hasta ahora.

            BaekHyun cerró la puerta en cuanto entró a su apartamento, dejándose caer contra esta luego porque no entendía por qué su corazón latía acelerado cada vez que JongDae lo tocaba.

            —Tengo que hablar con ChanYeol —se dijo—. Él sabrá qué hacer.



            Al día siguiente contuvo sus ganas de llamar a su amigo y compañero de profesión y no lo hizo hasta pasado el mediodía, cuando sabía con seguridad que no iba a estar durmiendo y lo despertaría. El chico tenía muy mal despertar, lo había comprobado cuando vivieron juntos en sus años de facultad. Buscó en la agenda su número de teléfono y pulsó en el nombre unos segundos para llamarlo. Esperó un par de tonos con el móvil pegado a la oreja y la llamada fue cogida.

            —¿Qué quieres, BaekHyun? —dijo la voz grave de ChanYeol al otro lado de la línea.
            —¿¡Qué modales son esos, Park ChanYeol!?
            —Me has despertado, ¿qué modales quieres que tenga? —BaekHyun escuchó un murmullo al otro lado mientras farfullaba que las tres de la tarde no eran horas para dormir y pensó que sería KyungSoo. Confirmó sus sospechas cuando ChanYeol habló de nuevo—. No te preocupes, cariño, es solo BaekHyun.
            —Sí, soy solo yo.
            —¿Qué querías?
            —Preguntarte algo importante —su tono de voz cambió a uno más serio.
            —Cuéntame —le pidió ChanYeol, ya sin bromas, entendiendo que tenía que ser una situación grave.
            —¿Has visto a mi nuevo paciente?
            —Sí, el viernes llegó a la consulta antes que KyungSoo y yo, estaba en la puerta esperando —contestó.
            —¿Qué te pareció?
            —Desesperado por algo.
            —Exacto. Está desesperado por acostarse conmigo y lo peor, es que normalmente, si su objetivo no está receptivo va a por otro, pero tiene una fijación conmigo impresionante y yo no puedo darle ningún consejo porque solo quiere sexo.
            —Quizás… Si te acuestas con él…
            —ChanYeol! ¡No he guardado mi virginidad por treinta años para luego acostarme con el primero que me lo proponga!
            —Te recuerdo que el primero en proponértelo fui yo —dijo el otro—, y después el bailarín de aquella función que fuimos a ver… El moreno de labios carnosos… ¿Cómo se llamaba…? ¿JongIn?
            —Eso no viene al caso…
            —Claro que viene al caso. BaekHyun, no eres un cura católico, algún día tendrás que perder tu virginidad… No es muy coherente que un sexólogo sea virgen.
            —No lo haré si no es con alguien que me ame.
            —Eso es muy anticuado para lo liberal que te vuelves a la hora de darles consejos sobre relaciones sexuales a los que van a verte.
            —Pero…
            —Deberías aplicarte tus mismos consejos —y dicho esto, le colgó.

            BaekHyun se quedó unos momentos mirando el teléfono, pensando. Era su mejor opción, desde luego, dejar que todo sucediera y ver si así podía curar la adicción que JongDae tenía en cuanto dejara de acosarlo y pasar a ser así sola mente su sexólogo, no la persona a la que quería tirarse.

            Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien llamó al timbre de su puerta. Dejó el móvil en su mesita y se dirigió a la entrada. Cuando miró por la mirilla y vio de quién se trataba tuvo que tomar una decisión muy rápida, pero todavía no estaba seguro de querer dejarlo entrar en su apartamento, entrar en él, aunque eso significara que pudiera finalmente ayudarlo con su problema. No obstante, sabía que el momento final tendría que llegar más pronto o más tarde, no iba a poder conservarse virgen toda la vida como le había dicho ChanYeol.

            Se mordió el labio inferior y tomó una decisión. En cuanto abrió la puerta, sintió un cuerpo contra el suyo, que lo llevó hasta pegarlo a la pared, haciendo imposible su escapatoria, a la vez que comenzaba a recorrer este con manos traviesas. BaekHyun no tuvo tiempo de pensar en nada y simplemente se dejó llevar en cuanto los labios de JongDae aprisionaron los suyos en un beso voraz.

            El chico se separó de él un par de segundos solamente, viendo en la mirada de BaekHyun que podía seguir adelante si eso era lo que quería. Se relamió los labios y luego se mordió el inferior antes de comenzar a atacar el cuello del sexólogo, lamiendo, chupando y mordisqueando. Un gemido se escapó de su garganta sin que pudiera detenerlo y a partir de ahí ya no pudo contener ninguno más.

            Avanzaron casi sin despegarse el uno del otro por el apartamento del mayor, quitándose la ropa y dejándola por cualquier lugar sin que les importase nada donde cayera. Llegaron al dormitorio y cayeron en la cama, ya desnudos. JongDae comenzó a recorrer todo su cuerpo dándole besos cálidos y lamiéndolo. BaekHyun se estremecía con cada roce y se sentía en el paraíso. Notó sus labios sobre su pene, haciéndolo gemir más alto que nunca, pero cuando notó la mano del otro comenzando a tantear su entrada, lo detuvo y se incorporó, alejándose un poco.

            —Prometo no hacerte mucho daño —murmuró quedamente JongDae, intentando tranquilizarlo.
            —Ten mucho cuidado, por favor —pidió.

            El chico asintió, volviendo a tumbarlo sobre la cama, besando sus labios ahora de una forma más lenta y pausada, con devoción infinita y BaekHyun se dejó llevar, notando apenas al principio la incomodidad producida por un dedo de JongDae, pero que acabó convirtiéndose algo más doloroso que el otro tuvo más dedos en su interior. El chico intentaba distraerlo mientras lo preparaba y se lo agradecía. Estaba perdiendo su virginidad y, aunque le estaba doliendo bastante, las otras sensaciones que JongDae le provocaba, estaban sirviendo para considerara que tampoco estaba yendo tan mal.

            Los dedos de JongDae fueron sustituidos por su miembro y comenzó a penetrarlo, primero con lentitud, pero después moviéndose más y más rápido dentro de él, masturbando su miembro a la misma velocidad a la que lo embestía hasta que ambos llegaron al clímax, BaekHyun primero, manchando sus estómagos y más tarde JongDae, saliendo de él antes de correrse. El sexólogo sintió el orgasmo recorrer todo su cuerpo como una corriente eléctrica que lo dejó sin poder moverse, con la respiración y el pulso acelerada y la vista velada.

            JongDae se levantó de la cama y tomó un pañuelo de papel de la caja que había sobre la cómoda, después, volvió a esta y comenzó a limpiar el abdomen de BaekHyun y el suyo propio del semen del primero, que seguía tumbado en la cama sin poder moverse y sin creer qué era lo que había sucedido. Una vez limpios, JongDae se dejó caer sobre BaekHyun con cuidado y comenzó a repartir besos cálidos sobre su rostro, cuello y pecho, acciones que le parecieron extrañas, pero aún más se lo pareció cuando el otro atrapó su pene entre sus manos de nuevo.

            —¿Qué haces? —le preguntó. Todavía no estaba muy coherente, el orgasmo lo había dejado bastante perdido.
            —Excitarte de nuevo.
            —¿Por qué? Ya has terminado, ¿por qué sigues queriendo tener sexo conmigo?
            —Porque creo que me he vuelto adicto a tener sexo contigo —susurró cálidamente en su oreja, lamiéndola y mordisqueándola.
            —¿Eso qué significa?
            —Que jamás me separaré de ti porque no quiero superar mi adicción.

            JongDae se acercó a sus labios y BaekHyun acortó la distancia entre ellos para besarlo con ganas. Le acababa de entregar su virginidad a casi un extraño y este ahora le decía que no quería separarse de él nunca. El sexólogo, en cualquier otro momento, hubiera salido corriendo sin mirar atrás, pero por alguna razón que desconocía, algo en lo más profundo de su ser le dijo que podía pasar perfectamente el resto de su vida entre los brazos de JongDae.





Notas finales: reitero lo dicho al principio, perdón si no era esto lo que esperabas y no te gusta.