[Capítulo 7] Terrorist In Love {Bang YongGuk}

Capítulo 7

Alcohol, Sexo y Rock&Roll

Desenganché mis brazos de él y me quité la chaqueta con su ayuda, luego repetimos el proceso con la suya. Entonces comencé a acariciar su espalda baja y su trasero, apretando éste a veces y sonriendo ante los respingos que daba. Sus manos, por otra parte, se colaron por debajo de mi camiseta, tocando mi abdomen subiendo cada vez más en su camino. Llegó hasta mis pechos y los tocó por en cima del sujetador. Arqueé mi cuerpo buscando más contacto y él aprovechó mi momento de debilidad para sacarme rápidamente la camiseta y tirarla por algún lugar del pasillo. Lo abracé fuerte contra mí y lo besé de una manera húmeda y excitante. Mi cuerpo se calentaba como si el fuego me recorriera, pero sin llegar a quemarme. Metí mis manos bajo su camiseta y se la saqué mientras notaba como bajaba sus manos demandantes hasta mi trasero haciendo que envolviera mis piernas en su cintura. Cuando lo hice me agarró fuertemente las caderas y me aplastó contra la pared. Solté un gemido más fuerte que los anteriores. YongGuk me miró fijamente y respirando entrecortado.

-¿La... habitación?- me preguntó.

-La segunda... puerta a... la derecha...- no había terminado casi ni de dar las indicaciones cuando ya me estaba cargando hasta allí.

Me dejó tumbada de espaldas en el colchón y él se situó arriba. Me incorporé y me agarré a sus hombros, comenzando a besar y morder su cuello y su clavícula sexy. Sus manos recorrían mi abdomen descubierto ya que mi camiseta había volado hacía ya un rato a algún lugar, pero mi sujetador seguía intacto. Él intentó quitármelo, pero sus dedos temblaban, al ver que nos podríamos pasar toda la noche así, aparté sus manos delicadamente y me desabroché yo misma la prenda. Me puse de rodillas en la cama y me pegué fuertemente a su pecho. Mientras, mis labios jugaban con los suyos.

Notaba como mis pechos se endurecían al entrar en contacto con su piel desnuda, me sentía muy bien, era la primera vez, que nada más con caricias y besos, sentía que estaba completa. YongGuk me volvió a tumbar en la cama y se colocó sobre mí para besarme, morderme y chuparme cada parte de mi cuerpo que estuviera al descubierto.

No atinaba a nada más que a gemir con el roce de su cuerpo sobre el mío.

Al poco rato pude serenarme un poco, dentro de lo que cabe, y bajé mis manos desde sus hombros hasta la parte baja de su abdomen, acariciándolo suavemente. Escuché salir de sus labios un suspiro que identifiqué como un gemido y sonreí.

Bajé más mis manos mientras sentía sus labios chocar una y otra contra mi piel. Encontré el cierre de su pantalón y lo desabroché antes de notar su baca contra mis pezones y gemir muy alto.

Me agarré a las sábanas mientras arqueaba mi cuerpo buscando esos labios suyos del pecado.

YongGuk se dedicó a ello en cuerpo y alma, y, minutos después, cuando dejé de sentir su boca, agarré la cintura de su pantalón vaquero y tiré hacia abajo, dejándoselos en las rodillas, pudiendo así admirar por encima de los boxers toda la extensión de su erección.

-¿Te gusta lo que ves?- me preguntó sensualmente con su voz grave. Sonreí pícaramente.

-Sí- fue lo único que dije antes de comenzar a tocarlo por encima de la tela y escucharlo gemir al ritmo al que yo lo masturbaba.

Tenía una visión magnífica de YongGuk. Sus ojos cerrados, su boca entreabierta lanzando gemidos, su cabeza echada hacia atrás, el sudor cayendo por su cuello y recorriendo su torso. Casi podrís llegar al orgasmo viendo esa imagen. De repente, me apartó la mano.

-Si sigues así, no tendré nada para ti- susurró.

Se levantó de la cama y se sacó los pantalones y los boxers, después, se volvió a colocar sobre mí. Me bajó de un tirón mis pantalones ajustados y se escuchó como se rompían. En otra situación, me habría importado, pero en esos momentos, con sus manos acariciándome las piernas, me daba igual que un huracán destrozara toda mi ropa. Me bajó también las braguitas y noté como la humedad se escurría por mis muslos.

Ante la inminente penetración, me estiré un poco y abrí el primer cajón de mi mesita. De allí saqué el primer condón que pillé y lo abrí mientras sentía sus manos recorriéndome las piernas.

-Yong- susurré.

-Lo sé- se alejó de mí y me puse de rodillas. Coloqué el trozo de látex en su poderoso miembro con la boca y lo saboreé unos segundos antes de tumbarme de nuevo en el colchón. YongGuk se colocó de nuevo sobre mí y me besó salvájemente, instantes antes de penetrarme.

Comenzó con las embestidas, una y otra vez su miembro entraba en mi cuerpo provocándome maravillosas sensaciones. Sus labios tampoco me daban tregua, sino me comía literalmente la boca, pasaba a degustar mi cuello. Tras algunos minutos, me agarré fuertemente a YongGuk e intercambié posiciones. Me senté sobre él y mientras saltaba sobre su miembro tocaba su torso bastante musculado. Mi pelo caía sobre mi frente y se pegaba a ella casi sin dejarme ver nada.

Gemidos ahogados, entrechocar de nuestros cuerpos y los muelles del viejo colchón, era lo único que se escuchaba en la habitación, y fue lo único que se escuchó hasta que al llegar al climax, nuestros gritos de placer se hicieron más fuertes dejándose escuchar por todo el lugar.

El sol me deslumbraba. Abrí los ojos haciéndome visera con una mano y aún adormilada miré a mi alrededor. Las cortinas no estaban echadas, y por eso el amanecer me había despertado. Mis pantalones rotos estaban tirados en el suelo de la habitación... ¿Mis pantalones rotos? Un dolor de cabeza muy fuerte me asaltó mandándome las imágenes de mi noche salvaje. Intenté normalizar mi respiración y mi pulso que se habían disparado al recordar el rostro y el nombre del chulo de aquélla noche.

-¿Pero qué he hecho?