Título: 아가씨 (Agasshi)
Autora: Riz Aino
Parejas: NaKyung (Son NaYoung + Zhou
KyulKyung) (I.O.I | PRISTIN)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, historical, romance, fluff
Numero de palabras: 1.266 palabras
Resumen: KyulKyung es la doncella de la señorita NaYoung y, por
ello, tiene que servirla.
Notas: historia inspirada en una escena de la película coreana
‘The Handmaiden’, podéis ver la peli porque es una obra maestra y llorar
conmigo, que quiero llorar con alguien.
Comentario de
autora: no tenía ni idea de qué
hacer con esta historia, porque tenía varias ideas a seguir, pero al final se
me encendió la bombilla y pensé que esta era la mejor forma de escribirla.
Espero que os guste.
아가씨
(Agasshi)
—AHHHHHHHHHHH.
El grito desesperado y desgarrador
rompió el silencio de la noche y despertó a la chica que dormía en un pequeño
hueco que, anteriormente había sido un armario. Rápidamente, la chica se
levantó de la balda en la que se encontraba el fino colchón sobre el cual dormía,
trastabillando con sus zapatos al poner sus pies en el suelo y casi cayendo de
bruces sobre la superficie de madera. La chica se recompuso de inmediato,
preocupada por llegar lo más rápido posible junto a la persona a la que había
comenzado a servir no hacía más que unos pocos meses, porque sabía que la
necesitaba. Sin ponerse los zapatos, sin arreglarse el camisón que usaba para
dormir y sin prestarle atención a su pelo enredado abrió las puertas de la habitación,
entrando a ella como un tornado, dirigiéndose a la enorme cama inmediatamente,
subiéndose al colchón y acunando el rostro de la otra chica entre sus manos.
—Señorita NaYoung… —murmuró, en
apenas un susurro, un susurro que estaba destinado a calmarla—. Todo está bien,
estoy aquí con usted…
La chica a la que servía abrió sus
ojos lentamente para mirarla, los tenía llorosos y cuando la miró y la
reconoció, las lágrimas comenzaron a caer de sus preciosos ojos castaños.
Inmediatamente, KyulKyung se metió bajo las sábanas con la otra chica y la
acunó entre sus brazos, sintiendo sus lágrimas mojarle el camisón, acariciando
su cabeza y su espalda mientras trataba de calmarla con palabras dulces. Sabía
que iba a pasar algo de tiempo hasta que ésta se calmara lo suficiente como
para dejar de llorar, pero para ello estaba ella allí, para conseguirlo,
tardara lo que tardara. La señorita a la que servía solía tener pesadillas con
frecuencia, pesadillas en las que veía el espíritu de su tía, que se había
quitado la vida años atrás, colgándose de la rama de uno de los árboles del
jardín.
—Todo está bien… —volvió a decir una
y otra vez hasta que la chica que se encontraba entre sus brazos dejó de
llorar.
NaYoung se despegó de su cuerpo con
lentitud para mirarla y KyulKyung le dedicó una pequeña sonrisa tranquilizadora
que fue correspondida en el rostro ajeno. Llevó sus manos al rostro de su
señorita y comenzó a secar delicadamente con sus dedos las lágrimas que todavía
no se le habían secado. La chica era muy dependiente, demasiado, más en noches como
aquellas, KyulKyung lo había ido aprendiendo en los meses que llevaba en aquel
lugar sombrío que la otra llamaba hogar, un hogar en el que no había realmente
nadie para ella, solo KyulKyung.
—¿Está mejor, señorita? —le
cuestionó, recibiendo un pequeño asentimiento por parte de la otra, quien no
era especialmente dada a las palabras.
KyulKyung amplió su sonrisa y
después se acercó al rostro de NaYoung para dejar un corto beso sobre su
frente, antes de volver a acunarla entre sus brazos, encajando el bello rostro
de la chica a la que servía como doncella en su pecho y notando los largos
brazos de la otra envolver su cintura y abrazarse fuertemente a ella,
apretándose contra su cuerpo y no dejando un solo milímetro de espacio entre ellas.
Sus manos estaban frías contra su piel cálida, pero a KyulKyung nunca le había
importado… aquellas manos frías provocaban que su cuerpo se volviera más cálido
bajo su toque y calidez era lo que en aquellos momentos necesitaba NaYoung.
Pasaron largos minutos de aquella
forma, hasta que comenzó a escuchar la suave y relajada respiración de su
señorita, que le indicaba que se había calmado por completo. KyulKyung decidió
que aquel era el mejor momento para volver a su lugar dentro del armario y
dejar descansar el resto de la noche a NaYoung, por lo que se alejó de su
cuerpo e hizo el amago de salir de la cama. Sin embargo, antes de que pudiera
hacerlo, el agarre de su señorita se hizo mucho más fuerte y no la dejó moverse
más.
—Quédate esta noche conmigo,
KyulKyung… —susurró, abrazándose de nuevo a su cuerpo con fuerza cuando la
chica volvió a su antigua posición—. No me dejes sola… no esta noche…
—No lo haré, señorita… —murmuró ella
en respuesta—. Me quedaré con usted todo el tiempo que me necesite.
—¿Y si te necesito para siempre? —le
cuestionó su señorita, hundiendo su hermoso rostro aún más en su pecho, si eso
era posible—. ¿Te quedarías conmigo para siempre?
KyulKyung lo meditó unos momentos
antes de dar su respuesta. No hacía más que unos meses que estaba en aquella
enorme, fría y lúgubre casa trabajando, pero lo único que merecía la pena de
aquel lugar, era su señorita, siempre encantadora, siempre un poco atolondrada
y siempre buscándola a ella, queriendo que estuviera a su lado. La chica había
comenzado a adorar todo aquello y, sobre todo, en aquellos momentos no quería
estar en ningún otro lugar que no fuera entre los brazos de su señorita. Su
vida no había sido afortunada de ninguna de las maneras, conseguir aquel
trabajo en aquel lugar y conocer a NaYoung era lo único que había hecho que su
vida fuera mejor y no quería por nada del mundo alejarse de ella. Muchas
personas la podían ver como un estorbo o como alguien que no merecía la pena
cuidar, pero KyulKyung no la veía así.
—Me quedaría para siempre si ese es
su deseo, señorita —replicó finalmente.
—¿Y tu deseo? —le preguntó la otra,
alejándose de su cuerpo para observarla fijamente con aquellos ojos castaños
que la hacían ver estrellas en ellos.
Su deseo. Nunca antes nadie le había
preguntado cuáles eran sus mayores deseos. Su deseo era quedarse a su lado el
resto de su vida, aunque no sabía si aquello le sería permitido o si, una vez
su señorita fuera casada con algún hombre de gran estatus, podría soportar
estar a su lado, viendo cómo estaba tan cerca y a la vez tan inalcanzable. No
obstante, su deseo era aquel, estar a su lado siempre.
—Mi deseo es el mismo. Quiero estar
con usted todo el tiempo que me necesite y me quiera a su lado —dijo—. Si es
siempre, que así sea.
Su señorita esbozó una sonrisa
amplia al escuchar su respuesta y después acercó su hermoso rostro al suyo para
dejar un corto beso sobre sus labios antes de volver a encajar su rostro en su
pecho y abrazarse fuertemente a su cuerpo, preparándose para dormir entre sus
brazos y provocando una inmensa calidez en KyulKyung con aquellos gestos.
Sí. KyulKyung se quedaría con ella
todo el tiempo que le fuera posible. Si era para siempre, sería lo mejor que
podría pasarle en su vida.
Notas
finales:
—“Agasshi”,
el título de la historia, significa “señorita”, es la forma en la que un
sirviente se dirige a la persona a la que sirve.
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