Título: Playing Together
Autora: Riz Aino
Parejas: PyoJunz (Son DongPyo + Song
HyeongJun) (X1 | CRAVITY + MIRAE)
Clasificación: R
Géneros: AU, high school, romance, fluff, pwp, smut
Numero de palabras: 2.555 palabras
Resumen: HyeongJun está muy harto de que DongPyo vaya a su casa,
pero no le haga caso alguno… DongPyo le propone entonces que jueguen juntos.
Advertencias: masturbación mutua… pero nada más (?) solo dos adolescentes descubriendo
un poco su sexualidad.
Notas: historia escrita por petición de una persona que ha
querido quedar en el anonimato para que “no la apedreen” en sus propias
palabras.
Comentario de
autora: estos dos bichillos son
unos bebés por mucha edad que cumplan y me ha costado un poco bastante sacar
adelante las fantasías de esta persona anónima a la que exposearé en algún
momento (?) pero, en fin, espero que os guste.
Playing Together
—A ver… Pyo —murmuró HyeongJun,
girándose en la silla para encararse con su amigo, que acaba de llegar a su
habitación y se había sentado en su cama—. Igual es una pregunta que te cae
mal… pero creo que es la pregunta más normal que te puedo hacer en esta
situación —comenzó, provocando que el chico levantara su vista de la pantalla
de su móvil y se centrara en él—. ¿Por qué vienes a masturbarte a mi casa?
El chico, que ya había cogido un
pañuelo desechable y se había desabrochado los pantalones y sacado
prácticamente su miembro en la habitación, le dedicó a HyeongJun una sonrisa
pícara antes de contestarle.
—En tu casa no tienes el control
parental activado y se puede navegar por todas las páginas porno —dijo, como si
fuera lo más normal del mundo.
—Me dan ganas de activarlo yo mismo
ahora para que dejes de hacerlo —replicó el chico dueño de la habitación y de
la cama sobre la cual su mejor amigo DongPyo se masturbaba al menos una vez a
la semana desde que hacía poco más de un mes había descubierto que en casa de
HyeongJun podía acceder a webs de contenido erótico—. Últimamente solo vienes a
mi casa a esto y ya ni jugamos, ni leemos mangas, ni planeamos cómo molestar a
DoHyon juntos…
Un puchero se formó en los labios de
HyeongJun al decir aquello. De verdad que echaba demasiado de menos todas
aquellas cosas y… aunque realmente no le molestaba en lo más mínimo que el otro
se masturbara en su habitación mientras él estaba con el ordenador jugando,
odiaba aquella situación porque el chico no le hacía el más mínimo caso.
Llegaba, se masturbaba durante un rato y después se iba del lugar. Estaba un
poco harto de que su mejor amigo solo considerara su casa el sitio al que ir a
masturbarse a salvo y que no le importara absolutamente nada más.
—¿Quieres entonces hacerlo juntos? —cuestionó
DongPyo.
—¿Qué? —preguntó HyeongJun,
incrédulo, sin saber si había entendido lo que su amigo le había querido decir
con “hacerlo juntos”.
—Masturbarnos juntos —respondió el
otro tranquilamente, confirmando sus peores temores.
HyeongJun no supo si reír o llorar.
Tirarse por la ventana no era una opción porque vivía en un primer piso y
romperse solo algún hueso no le apetecía mucho porque le iba a doler demasiado
y no le iba a solucionar el problema… aunque si DongPyo decía alguna tontería
más como aquella, subir a la azotea de su edificio no le parecía una opción
tampoco tan mala.
—Pero no pongas esa cara —rio
DongPyo—. No es como si fuera algo raro que dos amigos se masturben mientras
ven algo de porno.
—¿Quién te ha enseñado esas cosas,
Pyo? —le preguntó, porque realmente la persona que le hubiera dicho aquello
tenía los cojones muy gordos.
—DoHyon se encontró a su hermano y
SeungYoun hyung hace unas semanas y le dijeron eso —replicó—. DoHyon me
lo contó a mí cuando le comenté que tú no tenías el control parental activado
en casa.
HyeongJun quiso pegarse una palmada
en la frente después de escuchar aquella respuesta. De verdad que SeungYoun y
HanGyul tenían una cara muy dura, de piedra… pero no de una piedra normal y
corriente, no, la piedra más dura del mundo —que no sabía cuál era porque en la
vida le habían interesado los minerales… pero la que fuera—. ¿Cómo se les había
podido ocurrir decirle aquello a DoHyon y cómo se le había ocurrido al menor
comentárselo a DongPyo? Pero… lo peor de todo… ¿cómo se le podía ocurrir a
DongPyo que ellos dos debían de hacer eso juntos.
—Pyo… no pienso tocarte la polla, lo
sabes, ¿verdad?
—No hace falta que lo hagas —respondió
el otro, con una sonrisa ilusionada—. Tú te tocas la tuya y yo la mía mientras
vemos algo de porno y ya está… si quieres podemos hacer una apuesta para que
quien acabe antes tenga un castigo o algo.
—No he dicho que quiera hacerlo —replicó
HyeongJun, sintiéndose un poco (bastante) ofendido—. Que te echo de casa con la
polla al aire como la tienes ahora.
—No, no, no —dijo el chico
rápidamente—. No me eches —HyeongJun suspiró profundamente—. Pero… yo qué sé…
es otra cosa que podríamos hacer estando juntos —murmuró después—. Ambos nos
masturbamos y nos lo hemos contado y llevas unas cuantas semanas viéndome
hacerlo y… no sé… era otra idea para pasar la tarde… ya no somos niños…
Toda aquella retahíla la dijo en voz
muy baja y con carilla de pena y a HyeongJun eso hizo que algo se removiera en
su interior, porque en el fondo era gilipollas y odiaba ver cómo su amigo
estaba triste y parecía que estaba muy triste porque acababa de declinar su oferta
de masturbarse juntos y, aunque la idea fuera una estupidez, HyeongJun no
quería que su mejor amigo estuviera así de triste. Quizás aquella mañana cuando
se había levantado de la cama y se había pegado con el marco de la puerta al
salir de su habitación, todavía dormido, se había dado un golpe muy fuerte en
la cabeza, porque si no, el chico no sabía cómo explicarse que estuviera a
punto de aceptar aquella estúpida oferta solo por ver cómo DongPyo se volvía a
ilusionar.
—Bueno, mira, vale —respondió rápidamente—.
Pero si te corres antes que sepas que te obligaré a no volver a masturbarte en
mi habitación nunca jamás.
El rostro de DongPyo se iluminó como
si el sol que había estado oculto detrás de una oscura y densa nube saliera de
nuevo al cielo azul y bañara todo con su luz y HyeongJun tuvo que recordarse
que tenía que volver a respirar.
—Te aseguro que va a ser genial —le
dijo el chico—. Y ahora mismo no se me ocurre ningún castigo para ti, pero se
me ocurrirá más pronto que tarde —aseguró—. Ahora ven aquí a la cama conmigo y
coge el portátil.
HyeongJun suspiró profundamente,
todavía no creyéndose que hubiera aceptado hacer aquella gilipollez y, antes de
pensarlo más y arrepentirse de ello, simplemente hizo lo que le había dicho su
amigo y cogió el portátil, poniéndolo en la silla en la que él había estado
sentado hasta hacía tan solo unos segundos, colocando ésta al lado de la cama,
cogiendo un pañuelo desechable y sentándose junto a DongPyo, con la espalda
apoyada contra la pared. Dejó que el otro buscara en su portátil lo que
quisiera y simplemente se bajó la cremallera de los pantalones y sacó su
miembro flácido de sus calzoncillos. No hacía falta cerrar la puerta porque ya
estaba cerrada y nadie iba a molestarlos aquella tarde tampoco porque no había
nadie en casa. DongPyo terminó de buscar y colocó un vídeo en pantalla, dándole
después uno de sus auriculares para que escuchara el sonido tal vídeo también —podía
no haber nadie en el piso en aquellos momentos, pero eso no quitaba que en
cualquier momento pudiera aparecer algún miembro de la familia Song y no era
cosa que lo primero que escucharan al entrar a la vivienda familiar fueran
gemidos, cuando sabían perfectamente que solo estaban en el lugar ellos dos.
HyeongJun podía haber perdido un poco la cabeza accediendo a aquello… pero
tampoco quería que su familia se enterara de esa actividad estúpida que estaba
a punto de realizar—.
—¿Preparado? —le cuestionó DongPyo.
A HyeongJun le dieron ganas de
decirle que sí, que preparado para darle una paliza estaba, pero se contuvo y
simplemente asintió. Su amigo le dio al play al vídeo y él simplemente se quedó
observando la pantalla, viendo cómo el dichoso vídeo porno comenzaba
directamente entrando al tema sin ningún tipo de advertencia. Llevó su mano a
su miembro y comenzó a tocarlo unos momentos después, dejándose encandilar un
poco más por los gemidos de los tres participantes del vídeo, dos chicos y una
chica, que por lo que veía, notándose poco a poco más sensible y más
necesitado. No le prestó atención ninguna a DongPyo a su lado, simplemente
tocándose, no queriendo ser tampoco el primero en acabar porque no sabía qué
era lo que el otro había pensado.
Quizás sí que debería haberse fijado
en lo que hacía el otro chico a su lado… porque de aquella forma habría visto
cómo éste no estaba mirando la pantalla, sino que, lo estaba observando de
reojo a él, registrando todas y cada una de sus reacciones y tocándose por él y
no por lo que se estaba reproduciendo en el portátil.
El vídeo dio un giro inesperado
cuando los dos chicos dejaron de tocar a la chica y, de repente, comenzaron a
tocarse el uno al otro, besándose y gimiendo mucho más fuerte y alto de lo que
lo habían hecho antes. HyeongJun se percató que aquello lo estaba encendiendo
más de lo que lo había estado haciendo todo el vídeo antes y detuvo su mano
ante lo que aquello debía de implicar. Se sentía a punto de estallar y todo por
ver cómo dos tíos se estaban tocando el uno al otro… además, un pensamiento
fugaz había cruzado su mente, un pensamiento en el que se preguntaba cómo se
sentiría hacer aquello mismo con DongPyo. El chico cerró sus ojos para borrar
aquella imagen mental de su cabeza y trató de enfocarse en el vídeo… no
obstante, antes de que lo pudiera conseguir, su amigo habló.
—¿Quieres… que… probemos nosotros
también…? —le preguntó, llamando su atención.
—¿Hacer… qué…? —preguntó, como si no
hubiera entendido lo que DongPyo le acababa de decir, a pesar de que lo había
entendido a la perfección.
—Tocarnos el uno al otro —murmuró el
otro.
Y HyeongJun cometió el error de
despegar sus ojos de la pantalla y dirigirlos hacia su amigo, viéndolo
demasiado cerca, con sus ojos oscuros siendo dos pozos negros de deseo
contenido. Ante aquello, el chico no supo cómo ni por qué, pero acabó asintiendo
y, antes de que pudiera darse cuenta, DongPyo ya había hecho que su mano
agarrara su miembro, para después él tomar con la suya el de HyeongJun,
comenzando a moverla delicadamente arriba y abajo. HyeongJun se tuvo que morder
los labios para que un gemido que ascendió por su garganta no escapara de su
boca. El chico nunca había sentido la necesidad de gemir cuando se masturbaba,
pero los dedos de DongPyo envolviendo su erección provocaron que sintiera esa
imperiosa necesidad y HyeongJun tuvo ganas de llorar porque estaba descubriendo
muchas cosas de las que no se había percatado antes y que estaban provocando
que su cabeza se sintiera cada vez más y más confusa aquella tarde.
—Tienes que moverla tú también —le
dijo DongPyo, ante la falta de movimiento de su mano sobre su miembro.
—Es difícil… concentrarse… —murmuró
HyeongJun en respuesta.
—¿Se siente bien…? —cuestionó su
amigo y él simplemente asintió—. Entonces… déjame hacer una cosa.
A HyeongJun no le dio tiempo a
preguntar “¿qué cosa?” porque, inmediatamente, la mano de DongPyo de sujetar su
miembro y el chico se movió sobre la cama para sentarse sobre sus muslos, con
sus rodillas hundidas en el colchón, una a cada lado de sus caderas, sus
miembros erectos peligrosamente cerca, casi rozándose. HyeongJun lo miró a los
ojos, con una pregunta no expresada sobre por qué hacía aquello y cómo sabía
que debía hacer aquello, pero DongPyo no contestó a absolutamente nada y, solo
se acercó un poco más a su cuerpo, hasta que sus miembros se rozaron el uno con
el otro, calientes, erectos, sensibles. HyeongJun tuvo que morderse de nuevo el
labio inferior para que ningún gemido saliera de su boca, pero DongPyo dejó escapar
un débil gemido que provocó un escalofrío recorrer la espalda del chico de
arriba abajo. Aquello había sido rarísimo, pero era mil veces mejor que su
mano, que la de DongPyo y que la de cualquier otra persona… necesitaba más de
aquello.
DongPyo llevó sus manos a sus
hombros y se apretó fuertemente a ellos mientras comenzaba a moverse, delicadamente
para que sus miembros se rozasen una y otra vez a la vez que HyeongJun se
agarraba a su delgada y pequeña cintura y lo ayudaba con aquel movimiento que
los enloquecía a ambos.
Pronto, el vídeo porno quedó
completamente olvidado, los auriculares quitados de sus orejas porque hacían el
movimiento más difícil, de la misma forma que los pantalones del uniforme de
DongPyo acabaron en el suelo de su habitación por aquel mismo motivo. HyeongJun
dejó de contener sus gemidos, acompasándolos con los de DongPyo y se dejó
llevar completamente por lo que estaba sintiendo en aquellos momentos sin
pensar en absolutamente nada más, disfrutando de las sensaciones. En algún
momento, sin saber por qué y sin cuestionárselo, buscó los labios de DongPyo
para besarlo de forma desacompasada y torpe en un primer beso compartido que,
si bien no fue perfecto porque sus dientes chocaron más veces de las necesarias
y sus lenguas inexpertas no sabían cómo moverse con la otra, hizo que todo su
cuerpo se llenara de calidez, una calidez que comenzó a concentrarse en la zona
de su bajo vientre y que provocó que su cuerpo se terminara por tensar unos
momentos antes de llegar al orgasmo más increíble de su vida. Su cuerpo se
quedó completamente laxo, su mente totalmente en blanco… pero su piel, todavía
sensible por su reciente orgasmo sintió cómo DongPyo también temblaba contra él
y acababa corriéndose poco después que él, dejándose caer contra su cuerpo,
abrazándose a él y respirando entrecortadamente.
Había sido increíble. Totalmente
increíble. Se acababa de masturbar junto a su mejor amigo, se habían besado y
habían llegado al clímax juntos… y había sido la mejor experiencia de toda su existencia.
—Has acabado antes que yo… —murmuró
DongPyo momentos después, cuando pareció recuperar su compostura, todavía sin
dejar de abrazarlo—. Tienes un castigo —HyeongJun asintió, cualquier castigo
sería aceptado porque aquello se había sentido increíble y le daba igual perder—.
Tu castigo es hacer esto conmigo más veces.
HyeongJun no se había esperado
aquello, pero su sorpresa solo fue inicial, después, simplemente volvió a
asentir mientras abrazaba mucho más fuerte el cuerpo delgado de DongPyo. Haría
aquello todas las veces que éste quisiera… y más adelante pensaría en lo que
todo aquello significaba, en aquellos momentos solo quería estar abrazado
fuertemente a su amigo.
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