sábado, 3 de abril de 2021

[One Shot] (Inter)National Producers Picks: Playing Together {PyoJunz}

Título: Playing Together

Autora: Riz Aino

Parejas: PyoJunz (Son DongPyo + Song HyeongJun) (X1 | CRAVITY + MIRAE)

Clasificación: R

Géneros: AU, high school, romance, fluff, pwp, smut

Numero de palabras: 2.555 palabras

Resumen: HyeongJun está muy harto de que DongPyo vaya a su casa, pero no le haga caso alguno… DongPyo le propone entonces que jueguen juntos.

Advertencias: masturbación mutua… pero nada más (?) solo dos adolescentes descubriendo un poco su sexualidad.

Notas: historia escrita por petición de una persona que ha querido quedar en el anonimato para que “no la apedreen” en sus propias palabras.

Comentario de autora: estos dos bichillos son unos bebés por mucha edad que cumplan y me ha costado un poco bastante sacar adelante las fantasías de esta persona anónima a la que exposearé en algún momento (?) pero, en fin, espero que os guste.

 

Playing Together

 

            —A ver… Pyo —murmuró HyeongJun, girándose en la silla para encararse con su amigo, que acaba de llegar a su habitación y se había sentado en su cama—. Igual es una pregunta que te cae mal… pero creo que es la pregunta más normal que te puedo hacer en esta situación —comenzó, provocando que el chico levantara su vista de la pantalla de su móvil y se centrara en él—. ¿Por qué vienes a masturbarte a mi casa?

 

            El chico, que ya había cogido un pañuelo desechable y se había desabrochado los pantalones y sacado prácticamente su miembro en la habitación, le dedicó a HyeongJun una sonrisa pícara antes de contestarle.

 

            —En tu casa no tienes el control parental activado y se puede navegar por todas las páginas porno —dijo, como si fuera lo más normal del mundo.

            —Me dan ganas de activarlo yo mismo ahora para que dejes de hacerlo —replicó el chico dueño de la habitación y de la cama sobre la cual su mejor amigo DongPyo se masturbaba al menos una vez a la semana desde que hacía poco más de un mes había descubierto que en casa de HyeongJun podía acceder a webs de contenido erótico—. Últimamente solo vienes a mi casa a esto y ya ni jugamos, ni leemos mangas, ni planeamos cómo molestar a DoHyon juntos…

 

            Un puchero se formó en los labios de HyeongJun al decir aquello. De verdad que echaba demasiado de menos todas aquellas cosas y… aunque realmente no le molestaba en lo más mínimo que el otro se masturbara en su habitación mientras él estaba con el ordenador jugando, odiaba aquella situación porque el chico no le hacía el más mínimo caso. Llegaba, se masturbaba durante un rato y después se iba del lugar. Estaba un poco harto de que su mejor amigo solo considerara su casa el sitio al que ir a masturbarse a salvo y que no le importara absolutamente nada más.

 

            —¿Quieres entonces hacerlo juntos? —cuestionó DongPyo.

            —¿Qué? —preguntó HyeongJun, incrédulo, sin saber si había entendido lo que su amigo le había querido decir con “hacerlo juntos”.

            —Masturbarnos juntos —respondió el otro tranquilamente, confirmando sus peores temores.

 

            HyeongJun no supo si reír o llorar. Tirarse por la ventana no era una opción porque vivía en un primer piso y romperse solo algún hueso no le apetecía mucho porque le iba a doler demasiado y no le iba a solucionar el problema… aunque si DongPyo decía alguna tontería más como aquella, subir a la azotea de su edificio no le parecía una opción tampoco tan mala.

 

            —Pero no pongas esa cara —rio DongPyo—. No es como si fuera algo raro que dos amigos se masturben mientras ven algo de porno.

            —¿Quién te ha enseñado esas cosas, Pyo? —le preguntó, porque realmente la persona que le hubiera dicho aquello tenía los cojones muy gordos.

            —DoHyon se encontró a su hermano y SeungYoun hyung hace unas semanas y le dijeron eso —replicó—. DoHyon me lo contó a mí cuando le comenté que tú no tenías el control parental activado en casa.

 

            HyeongJun quiso pegarse una palmada en la frente después de escuchar aquella respuesta. De verdad que SeungYoun y HanGyul tenían una cara muy dura, de piedra… pero no de una piedra normal y corriente, no, la piedra más dura del mundo —que no sabía cuál era porque en la vida le habían interesado los minerales… pero la que fuera—. ¿Cómo se les había podido ocurrir decirle aquello a DoHyon y cómo se le había ocurrido al menor comentárselo a DongPyo? Pero… lo peor de todo… ¿cómo se le podía ocurrir a DongPyo que ellos dos debían de hacer eso juntos.

 

            —Pyo… no pienso tocarte la polla, lo sabes, ¿verdad?

            —No hace falta que lo hagas —respondió el otro, con una sonrisa ilusionada—. Tú te tocas la tuya y yo la mía mientras vemos algo de porno y ya está… si quieres podemos hacer una apuesta para que quien acabe antes tenga un castigo o algo.

            —No he dicho que quiera hacerlo —replicó HyeongJun, sintiéndose un poco (bastante) ofendido—. Que te echo de casa con la polla al aire como la tienes ahora.

            —No, no, no —dijo el chico rápidamente—. No me eches —HyeongJun suspiró profundamente—. Pero… yo qué sé… es otra cosa que podríamos hacer estando juntos —murmuró después—. Ambos nos masturbamos y nos lo hemos contado y llevas unas cuantas semanas viéndome hacerlo y… no sé… era otra idea para pasar la tarde… ya no somos niños…

 

            Toda aquella retahíla la dijo en voz muy baja y con carilla de pena y a HyeongJun eso hizo que algo se removiera en su interior, porque en el fondo era gilipollas y odiaba ver cómo su amigo estaba triste y parecía que estaba muy triste porque acababa de declinar su oferta de masturbarse juntos y, aunque la idea fuera una estupidez, HyeongJun no quería que su mejor amigo estuviera así de triste. Quizás aquella mañana cuando se había levantado de la cama y se había pegado con el marco de la puerta al salir de su habitación, todavía dormido, se había dado un golpe muy fuerte en la cabeza, porque si no, el chico no sabía cómo explicarse que estuviera a punto de aceptar aquella estúpida oferta solo por ver cómo DongPyo se volvía a ilusionar.

 

            —Bueno, mira, vale —respondió rápidamente—. Pero si te corres antes que sepas que te obligaré a no volver a masturbarte en mi habitación nunca jamás.

 

            El rostro de DongPyo se iluminó como si el sol que había estado oculto detrás de una oscura y densa nube saliera de nuevo al cielo azul y bañara todo con su luz y HyeongJun tuvo que recordarse que tenía que volver a respirar.

 

            —Te aseguro que va a ser genial —le dijo el chico—. Y ahora mismo no se me ocurre ningún castigo para ti, pero se me ocurrirá más pronto que tarde —aseguró—. Ahora ven aquí a la cama conmigo y coge el portátil.

 

            HyeongJun suspiró profundamente, todavía no creyéndose que hubiera aceptado hacer aquella gilipollez y, antes de pensarlo más y arrepentirse de ello, simplemente hizo lo que le había dicho su amigo y cogió el portátil, poniéndolo en la silla en la que él había estado sentado hasta hacía tan solo unos segundos, colocando ésta al lado de la cama, cogiendo un pañuelo desechable y sentándose junto a DongPyo, con la espalda apoyada contra la pared. Dejó que el otro buscara en su portátil lo que quisiera y simplemente se bajó la cremallera de los pantalones y sacó su miembro flácido de sus calzoncillos. No hacía falta cerrar la puerta porque ya estaba cerrada y nadie iba a molestarlos aquella tarde tampoco porque no había nadie en casa. DongPyo terminó de buscar y colocó un vídeo en pantalla, dándole después uno de sus auriculares para que escuchara el sonido tal vídeo también —podía no haber nadie en el piso en aquellos momentos, pero eso no quitaba que en cualquier momento pudiera aparecer algún miembro de la familia Song y no era cosa que lo primero que escucharan al entrar a la vivienda familiar fueran gemidos, cuando sabían perfectamente que solo estaban en el lugar ellos dos. HyeongJun podía haber perdido un poco la cabeza accediendo a aquello… pero tampoco quería que su familia se enterara de esa actividad estúpida que estaba a punto de realizar—.

 

            —¿Preparado? —le cuestionó DongPyo.

 

            A HyeongJun le dieron ganas de decirle que sí, que preparado para darle una paliza estaba, pero se contuvo y simplemente asintió. Su amigo le dio al play al vídeo y él simplemente se quedó observando la pantalla, viendo cómo el dichoso vídeo porno comenzaba directamente entrando al tema sin ningún tipo de advertencia. Llevó su mano a su miembro y comenzó a tocarlo unos momentos después, dejándose encandilar un poco más por los gemidos de los tres participantes del vídeo, dos chicos y una chica, que por lo que veía, notándose poco a poco más sensible y más necesitado. No le prestó atención ninguna a DongPyo a su lado, simplemente tocándose, no queriendo ser tampoco el primero en acabar porque no sabía qué era lo que el otro había pensado.

 

            Quizás sí que debería haberse fijado en lo que hacía el otro chico a su lado… porque de aquella forma habría visto cómo éste no estaba mirando la pantalla, sino que, lo estaba observando de reojo a él, registrando todas y cada una de sus reacciones y tocándose por él y no por lo que se estaba reproduciendo en el portátil.

 

            El vídeo dio un giro inesperado cuando los dos chicos dejaron de tocar a la chica y, de repente, comenzaron a tocarse el uno al otro, besándose y gimiendo mucho más fuerte y alto de lo que lo habían hecho antes. HyeongJun se percató que aquello lo estaba encendiendo más de lo que lo había estado haciendo todo el vídeo antes y detuvo su mano ante lo que aquello debía de implicar. Se sentía a punto de estallar y todo por ver cómo dos tíos se estaban tocando el uno al otro… además, un pensamiento fugaz había cruzado su mente, un pensamiento en el que se preguntaba cómo se sentiría hacer aquello mismo con DongPyo. El chico cerró sus ojos para borrar aquella imagen mental de su cabeza y trató de enfocarse en el vídeo… no obstante, antes de que lo pudiera conseguir, su amigo habló.

 

            —¿Quieres… que… probemos nosotros también…? —le preguntó, llamando su atención.

            —¿Hacer… qué…? —preguntó, como si no hubiera entendido lo que DongPyo le acababa de decir, a pesar de que lo había entendido a la perfección.

            —Tocarnos el uno al otro —murmuró el otro.

 

            Y HyeongJun cometió el error de despegar sus ojos de la pantalla y dirigirlos hacia su amigo, viéndolo demasiado cerca, con sus ojos oscuros siendo dos pozos negros de deseo contenido. Ante aquello, el chico no supo cómo ni por qué, pero acabó asintiendo y, antes de que pudiera darse cuenta, DongPyo ya había hecho que su mano agarrara su miembro, para después él tomar con la suya el de HyeongJun, comenzando a moverla delicadamente arriba y abajo. HyeongJun se tuvo que morder los labios para que un gemido que ascendió por su garganta no escapara de su boca. El chico nunca había sentido la necesidad de gemir cuando se masturbaba, pero los dedos de DongPyo envolviendo su erección provocaron que sintiera esa imperiosa necesidad y HyeongJun tuvo ganas de llorar porque estaba descubriendo muchas cosas de las que no se había percatado antes y que estaban provocando que su cabeza se sintiera cada vez más y más confusa aquella tarde.

 

            —Tienes que moverla tú también —le dijo DongPyo, ante la falta de movimiento de su mano sobre su miembro.

            —Es difícil… concentrarse… —murmuró HyeongJun en respuesta.

            —¿Se siente bien…? —cuestionó su amigo y él simplemente asintió—. Entonces… déjame hacer una cosa.

 

            A HyeongJun no le dio tiempo a preguntar “¿qué cosa?” porque, inmediatamente, la mano de DongPyo de sujetar su miembro y el chico se movió sobre la cama para sentarse sobre sus muslos, con sus rodillas hundidas en el colchón, una a cada lado de sus caderas, sus miembros erectos peligrosamente cerca, casi rozándose. HyeongJun lo miró a los ojos, con una pregunta no expresada sobre por qué hacía aquello y cómo sabía que debía hacer aquello, pero DongPyo no contestó a absolutamente nada y, solo se acercó un poco más a su cuerpo, hasta que sus miembros se rozaron el uno con el otro, calientes, erectos, sensibles. HyeongJun tuvo que morderse de nuevo el labio inferior para que ningún gemido saliera de su boca, pero DongPyo dejó escapar un débil gemido que provocó un escalofrío recorrer la espalda del chico de arriba abajo. Aquello había sido rarísimo, pero era mil veces mejor que su mano, que la de DongPyo y que la de cualquier otra persona… necesitaba más de aquello.

 

            DongPyo llevó sus manos a sus hombros y se apretó fuertemente a ellos mientras comenzaba a moverse, delicadamente para que sus miembros se rozasen una y otra vez a la vez que HyeongJun se agarraba a su delgada y pequeña cintura y lo ayudaba con aquel movimiento que los enloquecía a ambos.

 

            Pronto, el vídeo porno quedó completamente olvidado, los auriculares quitados de sus orejas porque hacían el movimiento más difícil, de la misma forma que los pantalones del uniforme de DongPyo acabaron en el suelo de su habitación por aquel mismo motivo. HyeongJun dejó de contener sus gemidos, acompasándolos con los de DongPyo y se dejó llevar completamente por lo que estaba sintiendo en aquellos momentos sin pensar en absolutamente nada más, disfrutando de las sensaciones. En algún momento, sin saber por qué y sin cuestionárselo, buscó los labios de DongPyo para besarlo de forma desacompasada y torpe en un primer beso compartido que, si bien no fue perfecto porque sus dientes chocaron más veces de las necesarias y sus lenguas inexpertas no sabían cómo moverse con la otra, hizo que todo su cuerpo se llenara de calidez, una calidez que comenzó a concentrarse en la zona de su bajo vientre y que provocó que su cuerpo se terminara por tensar unos momentos antes de llegar al orgasmo más increíble de su vida. Su cuerpo se quedó completamente laxo, su mente totalmente en blanco… pero su piel, todavía sensible por su reciente orgasmo sintió cómo DongPyo también temblaba contra él y acababa corriéndose poco después que él, dejándose caer contra su cuerpo, abrazándose a él y respirando entrecortadamente.

 

            Había sido increíble. Totalmente increíble. Se acababa de masturbar junto a su mejor amigo, se habían besado y habían llegado al clímax juntos… y había sido la mejor experiencia de toda su existencia.

 

            —Has acabado antes que yo… —murmuró DongPyo momentos después, cuando pareció recuperar su compostura, todavía sin dejar de abrazarlo—. Tienes un castigo —HyeongJun asintió, cualquier castigo sería aceptado porque aquello se había sentido increíble y le daba igual perder—. Tu castigo es hacer esto conmigo más veces.

 

            HyeongJun no se había esperado aquello, pero su sorpresa solo fue inicial, después, simplemente volvió a asentir mientras abrazaba mucho más fuerte el cuerpo delgado de DongPyo. Haría aquello todas las veces que éste quisiera… y más adelante pensaría en lo que todo aquello significaba, en aquellos momentos solo quería estar abrazado fuertemente a su amigo.

 

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