domingo, 11 de abril de 2021

[One Shot] (Inter)National Producers Picks: Playful Flame {2Park}

Título: Playful Flame

Autora: Riz Aino

Parejas: 2Park (Park JiHoon + Park WooJin) (Wanna One | AB6IX)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, smut, pwp

Numero de palabras: 1.459 palabras

Resumen: a JiHoon y WooJin los consume el fuego del deseo.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas y uso de esposas como parafilia.

Notas: esta historia la planteé hace bastantes años y al final, con el tema del disband, acabé dejándola aparcada, pero era hora de que viera la luz.

Comentario de autora: tengo un problema y es problema se llama que 2Park son novios porque tengo muchas pruebas y cero dudas de ello. Espero que os guste.

 

Playful Flame

 

            La espalda de JiHoon acaba chocando por tercera vez contra la pared del pasillo por la precipitación y un jadeo por el dolor escapa de sus labios. Al menos aquella vez no se ha dado en la cabeza, pero necesita que lleguen ya al dormitorio para que lo único con lo que choque sea el mullido colchón de su cama.

 

            —Lo siento —murmura WooJin contra sus labios, un susurro que apenas escucha, ahogado por el frenético juego de sus bocas.

 

            JiHoon no contesta, como tampoco lo hizo las anteriores dos veces y simplemente sigue moviendo sus manos por el cuerpo del chico, agarrándose fuertemente a su espalda, hincando sus dedos en su carne por debajo de la camisa del recién estrenado uniforme, sin llegar a hacerle daño porque no tiene las uñas lo suficientemente largas para ello, cuando sus miembros duros se rozan, todavía con toda la ropa entre ellos. Sí deja escapar un jadeo, esta vez de infinito placer, aunque sabe perfectamente que aquello no es más que el inicio de una gran noche.

 

            —La cama… —acaba murmurando cuando los labios de WooJin abandonan los suyos durante solo unos instantes, para besar la línea de su mandíbula hasta llegar al lóbulo de su oreja—, ahhhhhhh —gime, porque sus orejas son su punto débil, agarrándose mucho más fuerte a la espalda del otro y pegándose aún más a su cuerpo caliente.

            —La cama… —coincide WooJin, susurrando aquello en su oído, antes de darle un mordisquito al lóbulo de su oreja que deja a JiHoon temblando por un escalofrío que recorre toda su columna vertebral.

 

            El fuego del deseo que siente ambos apenas los deja separarse los instantes que necesitan para llegar hasta la habitación de JiHoon en el pequeño apartamento en el que vive y, cuando finalmente lo consiguen, JiHoon toma la mano de WooJin para guiarlo hasta el dormitorio, a pesar de que el chico ha estado muchas otras veces en aquel lugar y sabe perfectamente dónde está. Caminan a trompicones hasta llegar a la habitación porque se detienen un par de veces más por el camino para besarse y después, WooJin lo abraza por la espalda para no separarse de su cuerpo, rozando su miembro duro contra su trasero, provocando que caminar fuera una completa odisea. Durante unos segundos, JiHoon casi cede a tirarse sobre el sofá y hacerlo allí mismo porque no puede aguantar más las ganas de que WooJin se lo coma vivo aquella noche, pero la última vez que lo hicieron allí le dolió la espalda mucho más de lo habitual porque al final acabaron rodando por el suelo ante la poca movilidad que tenían allí.

 

            Cuando por fin consiguen atravesar la puerta del dormitorio, JiHoon guía hasta la cama a WooJin y trata de que éste le suelte la cintura para poder seguir en la cama. No obstante, WooJin está demasiado entretenido besándole el cuello y metiendo sus manos grandes por debajo de su ropa, acariciándole el abdomen, la cadera y aventurándose de vez en cuando bajo la cinturilla de sus pantalones, bordeando su entrepierna, sin terminar de llegar a ella y rozar su miembro, pero a escasos centímetros de hacerlo.

 

            —Me vas a volver loco… —termina diciendo JiHoon entre jadeos.

            —Eso es lo que quiero… —murmura WooJin contra su oreja, provocándole un escalofrío que recorre todo su cuerpo, poniéndole la carne de gallina—. Aunque también quiero celebrar que ya tengo un puesto oficial en el cuerpo de una forma especial.

            —¿De qué forma? —pregunta JiHoon, tratando de girarse un poco para ver al chico, pero están tan pegados el uno al otro que le es imposible hacerlo si éste no saca sus manos de sus pantalones y lo deja moverse… algo que no va a hacer hasta que no quiera, parece.

            —Una forma especial —responde, con un deje de picardía en su voz—. Ahora la verás —añade y JiHoon casi puede imaginarse su sonrisa torcida al decir aquello.

 

            No puede evitar suspirar por el secretismo, pero al final no tiene más opción que aceptarlo. Fue él quien le dijo cuando pasó los exámenes a policía que cuando tuviera su primer puesto de trabajo dejaría que el sexo esa noche corriera de su cuenta, que podía hacer con él todo lo que quisiera. Obviamente, está allí para cumplir esa promesa, por lo que no vuelve a preguntarle, aunque lo carcome la curiosidad.

 

            —Desnúdate —le pide WooJin, por fin alejando sus manos de él.

 

            JiHoon frunce su ceño, extrañado porque por lo general se desnudan mientras se besan, se enredan en la ropa, se ríen porque no terminan de coordinarse y al final acaban por detenerse un momento para poder quitarse la ropa sin más incidentes. Es casi una norma no escrita ni hablada entre ellos. Pero aún así, hace lo que le pide y se quita la camiseta y los pantalones con rapidez, antes de girarse hacia él para bajarse los calzoncillos mirándolo a los ojos, aquellos ojos oscuros que arden con deseo contenido. Cuando finalmente se queda desnudo, solo con los calcetines, se acerca a WooJin para darle un beso largo y perezoso en los labios que éste le corresponde con ganas, agarrándose a su trasero y apretando sus cachetes.

 

            —A la cama —murmura WooJin contra sus labios—. No puedo aguantarme más.

 

            JiHoon sonríe dentro del beso, pero al final acaba alejándose de él y tirándose sobre la cama, WooJin siguiendo su movimiento, gateando sobre el colchón con lentitud, desabrochándose la camisa, botón a botón, descubriendo aquella piel de color caramelo que a JiHoon tanto le gusta tocar y saborear y que contrasta con su piel blanca y suave como la porcelana.

 

            —Cierra los ojos —le pide.

 

            Y JiHoon cierra sus ojos, sabiendo que WooJin debe de tener algo especial preparado que no quiere que vea. Inmediatamente lo nota moverse sobre la cama, acercándose a él, tocando con sus grandes y calientes manos su cuerpo, recolocándolo bien sobre la cama, poniendo algunas almohadas entre su espalda y los barrotes que conforman el cabecero de su cama porque más de una y más de dos veces ambos se han hecho daño con aquellos barrotes y JiHoon ha pensado muchas veces tirar aquella cama y comprar una con el cabecero acolchado, pero está allí de alquiler y no le puede decir al casero que algún día se va a abrir la cabeza con ellos cuando su novio se la mete. WooJin deja algún beso por aquí y por allí mientras lo coloca todo y después sigue con sus dedos el contorno de sus brazos, apremiándole con aquellas caricias que JiHoon los levante por encima de su cabeza y él, inocentemente, le sigue el juego. Es entonces cuando escucha un tintineo y, antes de que se dé cuenta de lo que sucede, sus muñecas están rodeadas por un metal frío, unidas al cabecero de la cama sin que él pueda moverlas. Abre los ojos y mira hacia arriba para darse cuenta de que WooJin acaba de esposarlo a la cama.

 

            —Te han dado esas esposas para que se las pongas a los delincuentes que detengas —protesta, totalmente indignado.

            —Pero tú eres un delincuente —le replica WooJin con una sonrisa—. Uno de los peores que seguramente me cruzaré jamás —añade, acercándose de nuevo a él—, porque me has robado el corazón.

 

            A JiHoon le da un escalofrío por todo el cuerpo porque aquella es una de las cosas más cursis que le ha escuchado decir y no le gustan las cosas cursis. Pero no puede protestar más, ni por las esposas ni por las cursilerías porque en ese momento WooJin comienza a jugar con su cuerpo y la cabeza deja de funcionarle como debe, solo llevando órdenes de cualquier punto de su piel a su cerebro que lo colman de placer. Después de todo, aquella no es una experiencia tan mala, dejarse tocar por WooJin de todas las formas posibles, dejar que éste lo prepare concienzudamente para la penetración, dejar que lo embista una y otra vez sin tener que hacer nada más que disfrutar de todas las atenciones y el placer.

 

 

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