domingo, 21 de mayo de 2023

[One Shot] History of KINGDOM (part II): No more rainy days {Dannthur}

Título: No more rainy days

Autora: Riz Aino

Pareja: Dannthur (Dann + Arthur) (KINGDOM)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, drama, fluff

Número de palabras: 1.584 palabras

Resumen: Yunho no puede evitar ver su futuro más negro que los espesos nubarrones que amenazan con lluvia.

Notas: historia inspirada en una escena del dorama Reply 1994.

Comentario de autora: llevaba demasiado tiempo queriendo escribir esto, muchos años, y la idea ha pasado por varios grupos hasta encontrar finalmente su sitio en este colección. Espero que os guste.

 

No more rainy days

 

¿Puedes venir a recogerme? fue lo primero que dijo Yunho cuando la llamada fue descolgada, sin siquiera saludar.

¿Ha pasado algo? le preguntó la voz de Seungbo al otro lado de la línea.

No... solo me he hecho un poco de daño en el pie y no quiero forzarlo para llegar hasta casa respondió, tratando de sonar normal, como si su mundo no se estuviera tambaleando desde los cimientos. ¿Puedes venir a por mí? volvió a preguntar.

Sí, sí, claro contestó Seungbo. Estás cerca del estudio, ¿verdad?

Hum... en la tienda de la esquina murmuró Yunho.

Termino un par de cosas en la facultad y voy a por ti, ¿vale?

Vale.

 

Seungbo se despidió de él antes de cortar la llamada y Yunho suspiró profundamente, guardando su teléfono móvil en el bolsillo de su sudadera, dejando caer su cabeza hacia atrás y viendo cómo el cielo encapotado, lleno de nubarrones más oscuros que su futuro se cernían sobre aquella parte de la ciudad, amenazaban con lluvia inminente. El chico bajó su mirada entonces hacia su pierna izquierda, estirada sobre el asfalto aprovechando que en aquella callejuela no podían pasar coches, para no apoyar su pie en el suelo y no hacerse más daño. Sentado sobre el bordillo de la acera, con su mochila tirada a su lado, en aquella silenciosa calle que no parecía pertenecer al bullicioso Seúl al que estaba acostumbrado, se sentía completamente miserable. Yunho no pudo evitar suspirar de nuevo profundamente, pasándose sus manos por la cara, frustrado, triste, con ganas de llorar.

 

La pequeña dance crew a la que pertenecía había sido contratada por un artista importante para que lo acompañasen en los conciertos que iba a tener en Seúl en las próximas semanas y Yunho había sido la persona más feliz del universo porque por fin todo el esfuerzo que le habían puesto a aquello había sido reconocido y, por ello, iban a estar en el escenario con alguien grande, algo que les serviría de plataforma para obtener más y mejores trabajos en el futuro... pero para Yunho aquello se había acabado tan solo unas horas antes. Ni siquiera había sido un movimiento especialmente complicado, no era algo que no hubiera hecho antes tres millones de veces, pero quizás por el cansancio, su pie izquierdo había cedido y había acabado con un esguince y el pie hinchado como una bota. Sus compañeros lo habían llevado hasta el hospital para que se lo mirasen y para que se lo vendasen y luego le habían dicho que se fuera a casa para descansar, pero Yunho había decidido volver al estudio con ellos para al menos ver las coreografías aunque no las pudiera ensayar junto a los demás. Según el médico que lo había atendido necesitaba mínimo dos semanas de absoluto reposo y después no forzar el pie, sino ir poco a poco, por lo que no iba a poder subirse al escenario con el resto si seguía sus instrucciones, pero si no las seguía y se ponía como loco a ensayar antes de estar bien, era probable que aquello no se le curase bien y fuera un problema más grave en el futuro. Al chico no le gustaban ninguna de las opciones, porque la primera lo alejaba de los escenarios justo cuando tenía una oportunidad única en la vida y la segunda le crearía problemas en el futuro.

 

Una gota de agua cayó sobre su nariz sacándolo de sus pensamientos y Yunho alzó su mirada al cielo una vez más, dándose cuenta de que este se había vuelto todavía más oscuro y que la lluvia estaba comenzando a caer lentamente sobre él mientras había estado perdido en sus pensamientos. No se había dado cuenta de que había comenzado a llover, pero ya habían caído unas gotas a su alrededor, oscureciendo la acera y el asfalto. El chico miró a los dos lados de aquella callejuela en la que se encontraba, buscando a Seungbo que iba a ir a por él, pero el mayor todavía no había hecho aparición, así que, simplemente se echó la capucha por encima de la cabeza y subió sus rodillas hacia su pecho, haciéndose lo más pequeño posible, sintiendo todavía más ganas de llorar de las que había sentido antes y, por una vez, dejándose llevar por aquella tristeza, comenzando a derramar toda su frustración, toda su rabia, todo su miedo, con aquellas lágrimas que caían por sus mejillas.

 

Yunho no supo cuánto tiempo estuvo de aquella forma, empapándose bajo la lluvia y sintiéndose completamente miserable, ni siquiera le importaba, pero en algún momento, cuando el agua había comenzado a calarle la ropa, la voz de Seungbo, gritando su nombre, hizo que alzase la cabeza, descubriendo al mayor a unos pocos metros de él, mirándolo con una expresión de infinita preocupación en su rostro. El chico no supo si ver a Seungbo lo hizo sentir más calmado o más miserable, pero no pudo evitar sollozar con más fuerza al saber que estaba allí con él y el mayor no tardó en correr hacia él, agachándose frente a él y abrazándolo con fuerza.

 

No llores, no llores le pidió, apretándolo fuertemente contra su cuerpo. No sé lo que ha pasado, pero estoy aquí, estoy contigo.

 

Yunho simplemente se aferró a él como si el mayor fuese su salvavidas y él hubiera caído al mar mientras la lluvia los empapaba a ambos, como si el tiempo no existiese, como si lo único que existiese en el universo fueran sus cuerpos abrazados hasta que, poco a poco, se fue calmando, dejando de llorar, sintiéndose mucho más tranquilo a pesar de que ni las lágrimas ni la lluvia se habían llevado todos los miedos que tenía sobre su futuro. Con algo de reticencia, pero también sabiendo que no podían pasarse horas en aquel lugar, mojándose por la lluvia, Yunho acabó separándose lentamente del mayor hasta que pudo mirar a su rostro y enfocar sus facciones bien.

 

¿Mejor? le preguntó Seungbo, acariciando sus mejillas con las yemas de sus dedos, quitándole los restos de lágrimas.

Mejor... murmuró.

Vamos entonces hasta el coche y te llevo a casa para que te duches con agua caliente y te cambies antes de que te resfríes le dijo.

 

Yunho asintió a aquello y Seungbo se levantó del suelo, recogiendo su mochila y colgándosela en la espalda, tendiéndole los brazos después para ayudarlo a levantarse del suelo. Yunho aceptó la ayuda y, en cuanto estuvo de pie, el echó el brazo por los hombros al mayor para poder caminar. Seungbo no hizo ninguna pregunta cuando lo vio cojeando y simplemente lo ayudó a caminar bajo la lluvia hasta donde había aparcado el coche, unas calles más allá. Una vez llegaron a él, le abrió la puerta del copiloto y también lo ayudó a sentarse y acomodarse en el asiento, cerrándole la puerta después y dando la vuelta para sentarse en el asiento del conductor, arrancando el coche e inmediatamente después encendiendo la calefacción. Seungbo no dijo absolutamente nada durante todo aquel tiempo y solo le tocó el muslo de forma cariñosa a Yunho, apretándolo levemente antes de poner el coche en marcha hacia el pequeño apartamento que compartían.

 

La mayor parte del trayecto la hicieron en completo silencio, Yunho con la cabeza echada contra la ventanilla, sintiendo cómo su cuerpo entraba un poco en calor con la calefacción, relajándose un poco en aquel ambiente y queriendo hablar, queriendo contarle a Seungbo lo que sucedía a pesar de que este no le había preguntado, dejándole todo el espacio y el tiempo que necesitase para que se sintiera lo suficientemente cómodo para hablar. Y Yunho comenzó a hablar, contándole sobre su lesión y sobre cómo no iba a poder participar con el resto de sus compañeros en el concierto para el cual llevaban ensayando tanto tiempo. Seungbo no dijo nada, no hizo ningún comentario durante toda su explicación, no lo interrumpió, no le pidió más detalles, solo se dedicó a escucharlo con atención mientras conducía hasta que Yunho terminó. El silencio los volvió a invadir durante unos momentos, hasta que Seungbo se detuvo en un semáforo y se giró hacia él, mirándolo con infinito cariño a los ojos antes de hablar.

 

Quiero llamarte idiota dijo, con una de aquellas sonrisas que solían desarmarlo, pero sé perfectamente que ahora mismo lo estás pasando mal por no poder estar en el escenario con los demás porque has trabajado mucho para ello Seungbo volvió a acariciar su muslo con su mano y continuó: no obstante, lo único por lo que te tienes que preocupar ahora es por recuperarte y, en cuanto lo hagas, seguro que habrá una oportunidad aún mejor ahí fuera, esperándote.

 

Yunho quiso decirle gracias porque sus palabras lo habían reconfortado de una manera que parecía imposible, pero lo único que pudo hacer fue echarse a llorar de nuevo mientras el coche se volvía a poner en marcha y el sol comenzaba a asomar entre las nubes, como un buen augurio.

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