sábado, 20 de enero de 2024

[One Shot] Veni, Vidi, Vici {MiniMo}

Título: Veni, Vidi, Vici

Autora: Riz Aino

Pareja: MiniMo (Koo Jungmo + Kang Minhee) [CRAVITY]

Clasificación: PG13

Géneros: AU, racers, “romance”, humor

Número de palabras: 2.855 palabras

Resumen: cuando Minhee le propone una apuesta para así hacer aún más interesante la final del torneo, Jungmo la acepta sin cuestionárselo mucho porque él nunca se ha echado atrás ante un reto y no va a comenzar ahora.

Advertencias: mención a ingesta abusiva de alcohol.

Notas: historia escrita usando el MV de “God’s Menu” de Stray Kids como base para el #MVFest24 y también para completar las casillas del Seasons of Bingo 6 “crepuscular rays” y “rivals to lovers”.

Comentario de autora: hacía demasiado tiempo que no escribía del grupo y después de tanto tiempo, me tocaba hacer algo. Espero que os guste.

 


El cielo encapotado le dio la bienvenida a Jungmo en cuanto salió del garaje de su equipo, amenazando con una lluvia inminente que iba a hacer la carrera mucho más peligrosa que de normal. Su equipo de mecánicos había puesto en el coche las ruedas para la lluvia un rato antes debido a que la previsión del tiempo había cambiado en las últimas horas y ahora anunciaba que las nubes negras y compactas que se encontraban sobre el circuito descargarían todo su contenido en mitad de la carrera, mojando el asfalto y haciéndolo resbaladizo, por lo que todo el agarre que pudieran proporcionarle las ruedas, era poco. A Jungmo no le gustaba conducir con lluvia, pero no tenía el poder de controlar el tiempo atmosférico, así que, le tocaba apretar los dientes y apechugar con la lluvia si ésta decidía hacer su aparición en mitad de la carrera... la última carrera de la temporada, en la que se decidiría finalmente quién sería el ganador. Durante todo aquel año, cuando Jungmo sentía que estaba a punto de sacar la suficiente ventaja a su rival, éste lo acababa adelantando y ganaba la carrera de turno para volver a ponerse por delante de él en la clasificación y, al final, en esa última carrera, se decidiría al ganador, a aquel que se llevaría toda la gloria y la mayoría de anuncios y patrocinadores.

 

Jungmo suspiró profundamente y echó a andar por la zona de boxes hasta llegar a la parrilla de salida, evitando lo máximo posible a todos los periodistas que querían saltarle encima para conseguir la última entrevista antes de la carrera. Tres años en la máxima competición y todavía no se habían dado por aludidos con el hecho de que él no concedía entrevistas en los momentos previos a competir. Nunca había sido amigo de los medios, sí cordial con ellos cuando le tocaba serlo, pero todavía los despreciaba más cuando intentaban meterle las cámaras y los micros en la cara minutos antes de correr, cuando lo único que necesitaba era concentrarse en lo que se le venía por delante y relajarse un poco para ello. Fue un camino complicado, pero al final consiguió abrirse paso hasta la pista donde no podían seguirlo y donde se encontraba su coche, en la primera posición, preparado para darlo todo, como él, en la final de la temporada y no pudo evitar que una sonrisa ascendiera a sus labios. Por desgracia para él, la grata satisfacción por haber dejado a los medios atrás murió casi al instante, en cuanto vio la silueta de la última persona que quería ver al lado de su coche, claramente esperándolo. Jungmo puso los ojos en blanco porque no tenía ánimos para lidiar con aquella persona en esos momentos, pero estaba junto a su coche, así que no tenía más remedio que enfrentarlo y ver qué era lo que quería para estar allí esperándolo.

 

¿Qué te trae por aquí, Kang Minhee? preguntó a su máximo rival en la competición en cuanto llegó a su lado. No sé por qué, pero te hacía hablando con los medios todavía.

Ya estuve un rato con ellos antes replicó, girándose hacia él con una sonrisa pícara en su rostro. Ahora quería hablar contigo un poco antes de la carrera.

Como quieras respondió Jungmo, encogiéndose de hombros. No se imaginaba qué era lo que Minhee quería decirle y tenía algo de curiosidad, pero tampoco quería mostrar mucho interés por ello. Hasta que nos avisen de que la carrera va a empezar tenemos unos minutos para charlar.

Bien... quería hacerte una propuesta dijo el chico, pasando sus dedos por su pelo rubio y retirándoselo de la cara. Algo que no podrás rechazar: una apuesta Jungmo no pudo evitar que una de sus cejas se alzase con incredulidad al escucharlo. No me pongas esa cara, hombre, que te va a encantar replicó Minhee inmediatamente. O sea, no es nada demasiado original, pero me apetecía hacer algo para añadirle un poco más de chispa a la carrera aparte de la que ya tiene.

Te voy a escuchar porque estás justo delante de la puerta que tengo que abrir para entrar al coche contestó Jungmo, cruzándose de brazos, pero en cuanto lo digas todo, vete cagando leches de aquí.

Vale, perfecto accedió. La apuesta es simple, el ganador de la carrera será el ganador del campeonato y, además, podrá pedirle un favor al otro que no podrá rechazar y añadió además: pero con algunas reglas, nada tenga que ver con dinero o, no sé, ilegal. Cualquier pequeño favor tipo lavar el coche del otro o perrear hasta el suelo en la fiesta de esta noche.

 

Jungmo observó a Minhee, queriendo identificar por qué le proponía aquello y si tenía algún motivo oculto para hacerlo, pero el chico solo parecía un poco nervioso por cómo se reía levemente o cómo se pasaba de nuevo los dedos por su pelo. No conocía demasiado a la persona que tenía delante a pesar de que tenían casi la misma edad y de que literalmente trabajaban en el mismo campo porque, al ser sus equipos rivales, eran pocas las ocasiones en las que tenían la oportunidad de coincidir en un ambiente no laboral, así que no sabía si le estaba tomando el pelo o no con aquello; sin embargo, no supo por qué, pero Jungmo decidió darle un pequeño voto de confianza, de todas formas, si jugaba bien sus cartas, tenía muchísimas más posibilidades que Minhee de ganar aquella carrera y, por consecuencia, el campeonato.

 

Me parece bien dijo, provocando que una sonrisa apareciese en el rostro de Minhee. Tener un aliciente más para ganarte no viene mal.

Entonces... ¿sellamos nuestro trato? el chico le tendió la mano y Jungmo la estrechó inmediatamente. Que gane el mejor deseó.

 

Jungmo no lo dijo en voz alta, pero mientras Minhee se iba hasta su coche, solo pudo pensar en que el mejor de los dos era él y, por ello, ganaría la carrera y su apuesta.

🏎️

 

Efectivamente... Jungmo perdió la carrera, el campeonato y la apuesta. Todo había ido bien durante la mayor parte de la carrera, había tenido una buena salida, había aguantado bien todos los intentos que el bólido de color azul de Minhee hacía por adelantarlo y había tardado lo mínimo posible en todas sus paradas en boxes para repostar... pero entonces, a tan solo diez vueltas del final, había hecho por fin aparición la maldita lluvia y lo había tenido que estropear todo. Jungmo se había pasado de frenada en la segunda curva y había derrapado, solo fue durante un instante, pero eso fue todo lo que Minhee necesitó para adelantarlo y ponerse en cabeza, ganando la carrera y arrebatándole a Jungmo absolutamente todo por lo que había trabajado durante aquel año. Cuando al cabo de una hora salió de nuevo a la pista para subirse a la segunda posición en el podio, las nubes negras se habían dispersado casi por completo y en el horizonte podían verse rayos crepusculares adornando el cielo, como si se rieran de él. Jungmo quería tirarse por la ventana más cercana de la vergüenza que se daba a sí mismo, pero en esos momentos estaba en un puñetero sótano en el hotel más exclusivo de la ciudad, en la fiesta que celebraban para dar final a la temporada y a la que, desde su equipo, lo habían obligado a ir porque las apariencias importaban demasiado en aquel mundo y no podía dejar que la gente ni la prensa hablasen mal de él y lo llamasen “mal perdedor” por no ir. Había pactado con ellos que estaría el tiempo que durase la cena y una hora más, después alegaría el cansancio para retirarse a su habitación y por fin salir de allí, pero los minutos pasaban como si fueran horas y Jungmo no lo podía soportar más.

 

Su gran idea para hacer aquello más soportable fue levantarse de la mesa en cuanto terminó de cenar e ir hacia la larga mesa que había en uno de los extremos de la sala, llena de copas con diferentes bebidas alcohólicas e ir cogiendo una tras otra, bebiéndoselas casi sin saborearlas, solo por tener el placer inmediato de la leve sensación de picazón en su garganta cuando bebía su contenido y la neblina que se formaba poco a poco en su mente. Jungmo no solía tener buenas ideas, así que, al igual que aceptar la apuesta de Minhee aquella tarde, beber hasta casi caer en un coma etílico se le volvió en su contra cuando los movimientos de su cuerpo se volvieron un poquito más descoordinados de la cuenta y acabó tirando la copa que quería coger de la mesa al suelo, rompiendo el cristal en mil pedazos y provocando que su contenido cayera sobre el suelo y sobre sus pantalones y zapatos nuevos. La desgracia de Jungmo podría haber acabado allí, pero como las desgracias nunca venían solas, su estropicio también había acabado salpicando a una persona que ni siquiera se había dado cuenta de que se había acercado a él hasta ese mismo instante: Kang Minhee.

 

¿Estás bien, Jungmo? le preguntó el chico, de una forma en la que el tono en su voz casi parecía preocupación. ¿Necesitas que te lleve hasta tu habitación?

No... no... estoy bien... respondió en primera instancia, pero en el momento en el que sus neuronas se reconectaron unos segundos después, añadió: creo... creo que... sí que es mejor que me vaya... a mi habitación...

Te acompaño declaró Minhee.

 

Y Jungmo quiso rechazarlo por segunda vez, pero en esa ocasión, sus neuronas reconectaron antes de que lo hiciera y simplemente asintió. Era una gran tontería negarse a aquello cuando todo lo que le podía traer que se le viera saliendo de la fiesta con Kang Minhee era absolutamente bueno, ya que así no quedaría como un amargado mal perdedor y alcohólico que no quería estar en la fiesta en la que el ganador se llevaba todo el protagonismo.  De esa forma, nada malo pasaría. Minhee se terminó de beber la copa que tenía en su mano y la dejó vacía sobre la mesa, para después coger a Jungmo por la cintura y guiarlo fuera de la sala en la que se encontraban. La acción hizo que un escalofrío recorriera la columna vertebral de Jungmo, que no se había esperado el repentino contacto, pero el chico no hizo nada para apartarlo, sabiendo que sus piernas en esos momentos estaban a pocos minutos de ceder bajo su peso y simplemente se apoyó un poco más en el cuerpo del otro, notando cómo los dedos que se aferraban a su cintura lo hacían de una forma mucho más fuerte, hundiéndose en su piel. El camino hasta la planta reservaba para los pilotos en aquel hotel fue corto y a la vez muy largo, corto porque en realidad los ascensores estaban a tan solo unos pocos metros de la puerta por la que salían, pero muy largo porque en el momento en el que se subieron en es ascensor, sus cuerpos todavía pegados, y Minhee no despegando sus ojos oscuros de él. Jungmo sintió una especie de calor por todo su cuerpo debido a aquello, pero aunque su cerebro trató de enviarle a sus músculos la orden de que se movieran y se alejaran del chico, éstos no le hicieron el más mínimo caso, ni durante el viaje en ascensor ni cuando el chico lo comenzó a guiar de nuevo por el pasillo de la planta hacia su propia habitación, sin que Jungmo le dijera el número siquiera.

 

Ya estamos aquí murmuró Minhee en el momento en el que se pararon delante de su puerta. Esta noche quería haberte pedido el favor por haber ganado la apuesta... pero creo que no es el mejor momento para hacerlo después de todo.

¿Por qué no? cuestionó Jungmo cuando el chico apenas había terminado de hablar.

Porque... Minhee se rascó nerviosamente su nuca. Parecía que no sabía si realmente decirlo o no, hasta que sus ojos se volvieron a encontrar con los de Jungmo y pareció tomar una decisión, acercándose mucho más a su cuerpo para poder susurrar contra su oreja. Me habría gustado pedirte que me comieras la polla esta noche, pero estás muy borracho y ahora no quiero imponerte nada... el corazón de Jungmo se saltó un latido al escucharlo decir aquello, si recuerdas esta conversación mañana, puedes venir a buscarme a mi habitación para hablarlo.

 

Minhee alejó de nuevo su rostro de él para observarlo con esos ojos oscuros que habían provocado que se le subiera el calor a la cara momentos antes en el ascensor y Jungmo tragó saliva visiblemente. Su cerebro tenía una neblina espesa que no lo dejaba pensar ni razonar con la claridad que debía, así que, no entendía del todo por qué Minhee le acababa de proponer aquello. No lo entendía y no era capaz de dar con una respuesta a qué lo había llevado a decirle aquello. ¿Era una broma? ¿Minhee tenía algún tipo de sentimientos por él? ¿Querría pasar una buena noche con él? ¿Había ideado la apuesta para poder acostarse con Jungmo? No lo sabía. No sabía nada. Absolutamente nada porque apenas conocía a la persona que se encontraba ante él. No obstante, algo dentro de Jungmo lo guió a hacer algo que jamás habría hecho de haber estado completamente sobrio: coger el mentón del chico con su mano y acercar sus rostros hasta que sus labios se encontraron en el medio. Durante los primeros instantes, Minhee pareció tan confuso como el mismo Jungmo por lo que estaba haciendo, pero unos segundos después comenzó a mover su boca contra la suya, pegándose aún más a su cuerpo y arrinconándolo contra la puerta de su habitación, respondiendo con hambre al beso y dejando a Jungmo sin respiración, que irremediablemente tuvo que separarse de él para poder coger aire de nuevo.

 

Lo siento... lo siento... no debería estar haciendo esto... murmuró Minhee, dejando caer su cabeza contra el hombro de Jungmo.

No lo sientas le replicó él. Esta noche quizás no pueda hacer lo que me has pedido... comenzó, sin saber siquiera qué era lo que iba a decir. Pero si te quedas esta noche conmigo... quizás mañana podemos verlo...

 

Minhee asintió a aquello, dejando un pequeño beso contra su cuello que provocó escalofríos por todo el cuerpo de Jungmo y Jungmo trató de ser una persona normal y cuerda a pesar de llevar más copas encima de las que jamás debería haber bebido, metiendo la tarjeta en la cerradura de la puerta para que ambos pasasen a su habitación, consiguiéndolo al noveno intento.

🏎️


Jungmo se despertó a la mañana siguiente ante el insistente ruido que hacía su teléfono móvil cerca de su oreja. Con la cabeza punzándole con un inmenso dolor, el chico tanteó con su mano el lugar en donde le parecía escuchar el sonido hasta que finalmente dio con el aparato, desbloqueándolo con su huella dactilar sin siquiera abrir del todo sus ojos. Ante él aparecieron un montón de notificaciones de mensajes y llamadas perdidas de su manager y, aun más dormido que despierto, el chico abrió la conversación con éste, viendo un montón de mayúsculas y signos de exclamación, pero sin ser capaz de entender qué era lo que ponían las letras del todo. Jungmo tuvo que parpadear a un par de veces para que las legañas lo dejaran ver y luego se metió en la foto que éste le había mandado, viendo la portada de uno de los periódicos deportivos digitales... una portada en cuyo titular principal se podía leer “¿Son Kang Minhee y Koo Jungmo algo más que rivales fuera de la pista?” y la foto que lo acompañaba era una en la que se estaban besando en el pasillo del hotel. Jungmo observó la foto y observó el titular de nuevo, parpadeando un par de veces más, incrédulo, pero el dolor de cabeza y el sueño que tenía terminaron ganando a cualquier otra función que su cerebro quisiera desempeñar, así que, el chico simplemente apagó su móvil y lo dejó caer por la cama sin siquiera preocuparse donde acababa para después girarse y acurrucarse contra el cuerpo que yacía a su lado, ya lidiaría con todo aquello el Jungmo del futuro, el del presente solo quería dormir.

 

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