martes, 30 de enero de 2024

[Chapter X] Kingdom of Rain {Dannthur}

 Chapter X: the holy wood

 

Azul, gris, negro, rojo. Los colores se mezclaban los unos con los otros de una forma muy rápida, tan rápida, que a Arthur le costaba seguir el movimiento. Tan caótica e intensa era la forma en la que se mezclaban, que al chico no le di buena espina y, durante todo el tiempo que duró el sueño, hasta que se despertó, estuvo observando aquellos colores con una opresión en el pecho. Cuando Arthur finalmente despertó, lo hizo jadeando y con aquella opresión todavía instalada en su pecho, estando un poco desubicado porque el sueño lo había mareado un poco debido a la forma en la que los colores se habían mezclado en su mente y tuvo que cerrar sus ojos de nuevo e inspirar hondo un par de veces. Su mente se calmó un poco, aunque la mala sensación que le había dejado el sueño siguió resonando por todo su cuerpo y cuando abrió sus ojos de nuevo, lo primero que hizo fue buscar a Dann, hallándolo al otro lado de la hoguera, tumbado, probablemente durmiendo. Había sido un día duro para todos, pero para él debía de haberlo sido todavía más, por la lucha y por quedarse a hacer la guardia a pesar del cansancio. Al menos, su guardia había terminado y en ese momento quien estaba despierto, vigilando que todos estuviesen bien, era MuJin.

 

Arthur se sentó, incorporándose del suelo y MuJin lo observó, levantando una de sus cejas de forma inquisitoria. El chico negó con su cabeza, diciéndole de esa forma que no se preocupase, que no pasaba nada, y buscó luego entre sus pertenencias que se encontraban a su lado, el zurrón con agua para beber un poco. Arthur cerró sus ojos, todavía sentado, e inspiró profundamente para tratar de calmarse de nuevo y así poder dormir, pero su corazón seguía latiendo demasiado rápido dentro de su pecho, a pesar de que pasó un buen rato intentándolo. Arthur se mordió el labio inferior, indeciso. Si se echaba de nuevo a dormir, era bastante probable de que no terminara conciliando el sueño porque hacía semanas que no dormía bien... pero la única opción que tenía para poder dormir bien era ir junto a Dann y no sabía si era correcto hacerlo. El chico estuvo durante un buen rato considerando sus opciones y, después, antes de cambiar de idea y de arrepentirse, acabó levantándose y caminando con cuidado por el lugar que habían adecuado como su campamento aquella noche, tratando de no despertar a nadie, hasta llegar al otro lado de la hoguera, donde se encontraba Dann tumbado. El chico sintió la atenta mirada de MuJin sobre todos sus movimientos, pero trató de ignorarla y simplemente se tumbó junto a Dann, pegándose a su espalda y pasando sus brazos por su cintura. Inmediatamente sintió cómo el cuerpo de Dann se tensaba y, antes de que éste pudiera decirle nada, rechazarlo y pedirle que se fuera a dormir a su sitio al otro lado de la hoguera de nuevo, habló en apenas un murmullo.

 

No puedo dormir... llevo semanas que no puedo hacerlo... solo necesito un poco de descanso...

 

Dann no dijo nada, pero el chico sintió cómo su cuerpo se destensaba entre sus brazos y luego éste se movió, dejando de darle la espalda y encarándolo. Arthur sintió que su corazón iba a estallar dentro de su pecho bajo la intensa mirada que le dedicó el mayor y tuvo miedo de que su errático latido fuera escuchado por todo el mundo en el lugar, pero sobre todo, por Dann. Sin embargo, éste pareció ajeno a lo que provocaba en él con aquella mirada y simplemente suspiró de forma profunda antes de abrir sus brazos, indicándole de aquella forma a Arthur que podía dormir entre ellos. El chico tragó saliva, su garganta quedándose completamente seca y su corazón latiendo todavía más rápidamente en su pecho. Normalmente dormía pegado a su espalda para tranquilizarse, pero no entre sus brazos, aquello era una novedad que Arthur no sabía exactamente cómo encajar. No obstante, antes de que Dann se pudiera arrepentir de abrirle sus brazos, el chico se pegó a su cuerpo, encajando su rostro entre su pecho y cerrando sus ojos, inspirando profundamente, sintiendo el rápido latido del corazón del mayor contra su oreja y no pudiendo evitar esbozar una sonrisa. Su cuerpo se relajó de forma inmediata, presionado contra el de Dann y Arthur no tardó prácticamente nada en quedarse profundamente dormido.

 

~

 

Cuando Arthur se despertó aquella mañana, lo hizo entre los brazos de Dann. El calor de su cuerpo seguía envolviéndolo y el chico sentía su respiración contra la parte superior de su cabeza fuerte y acompasada, indicándole de esa forma que el guerrero estaba despierto. Cuando había ido en busca del consuelo y la calma que le provocaba dormir junto a él después del mal sueño que había tenido, Arthur había esperado que, en algún momento del alba, Dann simplemente se desembarazara de su cuerpo para comenzar el día y no estaba preparado para despertar en sus brazos. El chico sintió cómo su rostro se calentaba y notó a la perfección que tanto sus mejillas como la punta de sus orejas se volvieron de color rojo intenso, a la vez que su corazón comenzó a martillear rápidamente dentro de su pecho. Dann también debió notarlo porque su cuerpo vibró levemente contra el suyo por la risa y después llevó una de sus manos hasta su rostro, para retirar el flequillo de su frente con delicadeza antes de hablar en apenas un susurro, haciéndole una pregunta.

 

¿Has descansado bien?

contestó Arthur tras unos momentos.

Me alegra murmuró Dann. Hoy nos espera un duro día de camino si queremos llegar al bosque antes de que anochezca.

 

Dann se desembarazó de él inmediatamente y el calor que había envuelto a Arthur toda aquella noche que había dormido entre sus brazos se fue con él, pero el chico trató de no pensar en ello y simplemente levantarse del lugar en el que había dormido para comenzar a recoger sus cosas y ayudar a levantar el campamento que habían levantado esa noche. Tal y como había dicho Dann, les quedaba un largo día por delante y si todo iba bien, debían de llegar hasta el bosque un poco más tarde del medio día. Por ese motivo, ignoró la mirada que le dedicó MuJin, una mirada en la que decía demasiadas cosas sobre lo que había visto la noche anterior cuando se había acurrucado con Dann y sobre cómo habían amanecido juntos aquella mañana y ni siquiera se acercó a hablarle porque no sabía si estaba preparado para que este bromease con él sobre aquello, no después de las semanas en camino y el cansancio acumulado y, no antes de que llegaran al bosque, con todo lo que eso suponía.

 

Arthur todavía no podía creerse que, después de las semanas que habían pasado en movimiento, en busca del bosque que había visto en sus sueños, estuvieran a punto de llegar hasta él, le parecía de alguna forma surrealista y sentía que, en el fondo, no estaba preparado para todo aquello. Había salido de la torre en la que había vivido toda so vida por primera vez tan solo unos meses atrás y después se había embarcado en un viaje intenso y largo que lo llevaría a encontrar su verdadero destino. Había pasado todo demasiado rápido y en ocasiones sentía que no terminaba de asimilar lo que había sucedido en aquel tiempo, pero Arthur también seguía que debía de seguir adelante, aunque se acabase forzando un poco, para construir su nueva vida y viviría como le correspondía, no estando encerrado en aquella habitación que lo había sido todo para él desde su mismo nacimiento. Era difícil y a veces sentía que muchas cosas lo sobrepasaban, pero estaba luchando cada día por convertirse en una mejor persona y, sobre todo, en alguien fuerte que fuera capaz de luchar en contra de todas las adversidades y de enfrentarse a todos sus miedos. Quizás para algunos de ellos necesitase un poco de tiempo, pero Arthur sabía que al final se enfrentaría a ellos sin miedo a lo que pudiera salir como resultado.

 

El chico se movió en automático, recogiéndolo todo y, cuando quiso darse cuenta, ya se había montado en el caballo de Dann, sujetándose fuertemente a él y el guerrero se subía justo tras él escasos minutos después. El brazo izquierdo de Dann se aferró con fuerza a su cintura. Pegándose a su cuerpo mucho más de lo que lo había hecho en las anteriores semanas y la derecha se aferró a las riendas del caballo, instándolo a comenzar la marcha. Habían pasado semanas montando juntos, semanas en las que había aprendido a sentarse correctamente sobre el caballo, semanas en las que había pasado por dolores terribles en su trasero y en la cara interna de sus muslos por no estar acostumbrado a montar, hasta que los ungüentos que le daba Ivan habían hecho efecto, semanas en las que debía de haberse acostumbrado a la presencia tras él, a aquellos brazos fuertes que rodeaban su cintura, a aquel pecho firme que se pegaba contra su espalda, a aquella respiración caliente contra su oreja... pero Arthur solo se había acostumbrado al caballo, no a la persona que montaba junto a él, y su corazón todavía latía rápidamente dentro de su pecho en cuanto el mayor se pegaba a su cuerpo para cabalgar y, viendo el tiempo que había pasado y que no había sido capaz de controlar su corazón en todas esas semanas, quizás era algo a lo que no terminaría de acostumbrarse nunca. Arthur, no obstante, trató de enfocarse en el camino que tenían ante ellos, porque para llegar hasta el bosque que tenían como destino todavía les quedaba algo más de medio día de camino y aquellas tierras fronterizas con el Reino de la Nieve les habían demostrado que eran bastante peligrosas, no solo por los bandidos que les habían atacado el día anterior, sino por la orografía del terreno, donde podían ser atacados en cualquier momento. El chico quería estar atento a ello y no a la persona sentada tras él para poder sentirse un poco útil y ayudar. Quizás sus sentidos no eran tan agudos como los de Ivan, ni su vista tan afilada como la de Dann, ni sus habilidades con la espada tan increíbles como las de MuJin, pero él también formaba parte de aquella compañía, él era quien los había embarcado en aquel peligroso viaje, y quería aportar algo también.

 

El camino que les quedaba hasta llegar al bosque era duro, escarpado y lento, a veces tenían que bajar de los caballos para poder avanzar más rápido y para que éstos no se agotasen terriblemente por el peso que cargaban encima, pero después de todo, no tuvieron ningún contratiempo y llegaron hasta su destino más o menos a la hora en la que habían previsto, poco después del medio día, cuando el sol estaba alto y sus rayos caían fuertemente sus cabezas. Se acercaron hasta la linde del bosque buscando la sombra de los árboles y, una vez llegaron hasta allí, desmontaron de los caballos, dándoles un poco de agua a los animales para saciar su sed y bebiendo ellos también para paliar el calor. Arthur vio cómo Ivan deambuló un par de veces por la linde del bosque, afianzando su vara blanca sobre el suelo con cada paso que daba o acercándose a los árboles, cerrando sus ojos y quedándose terriblemente quieto, como si estuviera enfocándose en algo que solo él podía escuchar y sentir. A aquellas alturas, Arthur había aprendido que el mago de verdad tenía afinidad con la madre tierra, como él la llamaba, y que ésta le hablaba o le indicaba cosas, algo que los demás eran incapaces de sentir, por eso, simplemente lo siguió con la mirada, curioso por saber cuál era el veredicto final de su incursión.

 

Mientras el mago deambulaba por el lugar, MuJin se acercó hasta Arthur, colocándose a su lado y echándole un brazo por encima, sobresaltándolo porque no lo había sentido ni escuchado llegar. A veces, pensaba que el espadachín era como un gato, tan sigiloso y rápido que su presencia era incapaz de ser detectada hasta que estaba prácticamente encima, un cazador nato.

 

Sé que no soy nadie para hablar sobre esto comenzó, provocando que a Arthur le diera mala espina el resto de lo que tuviera que decirle, pero quizás estaría bien que tuvieras una conversación con Dann sobre esta tensión no resuelta que tenéis juntos.

MuJin... murmuró, dándole una pequeña advertencia en la forma en la que dijo su nombre, para que no siguiera por allí, pero éste lo ignoró deliberadamente.

Lo digo porque en los últimos tiempos he escuchado y he visto cosas entre ambos que deberíais tratar de solucionar, por vosotros y por el resto, para que el aire no esté tan cortante entre vosotros y para que no haya más titubeos y miradas robadas continuó. No sé si te has dado cuenta de cómo te mira Dann, de cómo eres para él la prioridad más absoluta y no solo por quién eres, por lo importante que eres para la expedición y para este reino, sino porque para él eres importante en sí Arthur abrió la boca para protestar, pero antes de que pudiera hacerlo, MuJin dijo unas últimas palabras. Quizás ahora que vamos a entrar al bosque no es el mejor momento, pero antes de volver al castillo estaría bien que tuvierais un momento para vosotros solos.

 

A Arthur no le dio tiempo a replicarle, primero porque en el momento en el que el otro dijo todo lo que tenía que decirle, se alejó de él rápidamente, segundo porque el chico se había quedado completamente paralizado por lo que había escuchado, sin saber cómo procesar todo aquello, y tercero porque después de todo el rato que Ivan había pasado explorando el lugar, el mago finalmente alzó la voz para confirmar lo que todos habían esperado, que el lugar era el correcto.

 

Siento una fuerte energía espiritual fue lo que dijo. Este debe de ser el lugar correcto y añadió: hay una cantidad enorme de plantas con propiedades especiales en los alrededores, si me permitís unos minutos, voy a recolectar algunas que sirven para preparar un aceite y unos ungüentos muy efectivos.

 

Tras decir aquello, el mago volvió a acercarse a la linde del bosque, esta vez agachándose sobre el suelo y recolectando las plantas que había dicho que le iban a servir para preparar sus mejunjes, aquellos que les habían ayudado a sobrellevar el agotamiento del camino y las heridas. Arthur se percató de que Dann se movió en aquellos momentos también, pero para acercarse a ChiWoo, el chico con quien se habían encontrado a medio camino y que había hecho posible que llegaran hasta aquel lugar, siendo su guía y haciendo que dejasen de perder el tiempo dando vueltas una y otra vez por las mismas regiones del reino.

 

Gracias por todo le dijo al muchacho, inclinando levemente su cabeza hacia él. Has cumplido tu palabra y nos has guiado hasta este lugar, acompañándonos en el camino y compartiendo tanto tus conocimientos sobre la región como tus habilidades en el combate.

No tiene que darme las gracias respondió ChiWoo, para esto accedí a acompañaros.

Aun así, gracias contestó Dann. Tu misión como guía ha terminado y eres libre de volver a tu vida anterior ahora que nos has traído hasta aquí, sabiendo que en el bosque nos acechan peligros que no soy capaz ni de imaginar, no puedo pedirte que nos acompañes más allá.

La reputación de este lugar es lo suficientemente terrible como para que tenga curiosidad por ver qué es lo que hay más allá de esos árboles por una vez respondió el chico. Sabiendo lo diestros que sois todos en la lucha, siento que esta expedición al bosque puede salir con vida de él sin ningún problema, por lo que me gustaría acompañaros hasta el final.

¿Seguro? preguntó Dann.

Seguirísimo.

Así sea.

 

��� ���

 

Después de reponer fuerzas almorzando, decidieron que lo mejor era no perder más tiempo y decidieron adentrarse en el bosque antes de que la noche se les echase encima para poder caminar por el lugar viendo lo que tenían delante de ellos y, para cuando la noche cayese, haber encontrado un lugar que pudiera ser bien defendible en el que poder montar el campamento para pasar la noche antes de seguir su camino por el lugar hasta encontrar el sitio con el que Arthur había soñado. Ivan les había dicho que el bosque estaba lleno de una fuerte energía espiritual y que se concentraba con más fuerza en el centro del bosque, así que, allí debía de estar aquel campo de espadas, pero no había aclarado si esta era benévola o maliciosa, por lo que Dann no quería arriesgarse a nada y quería que todos estuvieran con los ojos bien abiertos a lo que pudiera aparecer en su camino. Aquel bosque tenía una terrible reputación según lo que les había comentado ChiWoo, las personas que entraban allí no solían salir con vida del lugar y la sangre derramada en la antigua batalla que se había desarrollado allí, junto con la magia que se respiraba en el aire, eran suficientes para que Dann no se encontrase cómodo allí y que lo que más desease fuera encontrar la espada rápido, para poder salir de allí antes de que ocurriese nada malo, antes de que le ocurriese nada a sus compañeros, que no le sucediese nada a Arthur.

 

La formación dentro del bosque era la misma que habían tenido durante el viaje, con la diferencia de que en aquellos momentos, a través del bosque y sin un camino que les facilitase atravesarlo, habían desmontado de sus caballos y simplemente los llevaban a su lado, cogidos por las riendas, con Ivan y ChiWoo a la cabeza, guiándolos a través de la espesura, hablando de algo que no llegaba a escuchar desde su posición central junto a Arthur, y MuJin y JaHan cerrando las filas y el avance era lento, pero Dann lo prefería de aquella manera, porque de esa forma era más fácil para él estar atento a todo lo que sucedía a su alrededor. El bosque le erizaba la piel a pesar de que él no tenía ninguna clase de afinidad con la magia ni con la energía, pero por lo general, por lúgubres que fueran los bosques debido a que las copas de los árboles apenas dejasen de pasar la luz del sol, siempre había un poco de viento que hacía mover las hojas de los árboles, siempre había animales que llenaban el lugar de sonidos, pájaros cantando, pequeños animales correteando o arrastrándose sobre el suelo, grandes herbívoros huyendo del ruido que provocaban sus pisadas, pero en aquel bosque no se escuchaba nada, ni un solo sonido externo al que hacía la comitiva atravesándolo. Era un bosque muerto, a pesar de que los árboles rebosaban de vida y estaban sanos y Dann no se terminaba de sentir cómodo allí... pero tampoco parecía ser el único que se sentía de aquella forma. JaHan había dicho en varias ocasiones desde que habían entrado que sentía cómo el vello se le erizaba y Arthur caminaba a su lado con los ojos muy abiertos, las pupilas nerviosamente mirando de un lado a otro, provocando que Dann quisiera caminar más cerca del chico, alargar su mano y tomar la de Arthur, apretándola fuertemente para darle confianza, apoyo y fuerza, entrelazando sus dedos. No obstante, no tuvo la oportunidad ni el coraje para hacerlo.

 

Dann siempre había pensado que era un guerrero valeroso, que no se dejaba vencer por sus miedos, que superaba todas las adversidades y que ganaba todas sus batallas, hasta el momento siempre había sido así y, aunque en ocasiones sintiese miedo, porque no sentirlo nunca no sería de valientes, sino de necios, se enfocaba en superar sus miedos, en enfrentarse a ellos. Desde que se había cruzado Arthur en su vida ya no lo sentía así. Seguía siendo un guerrero valiente en el campo de batalla, seguía tomando las decisiones correctas en el momento exacto en el que debía de tomarlas y seguía saliendo victorioso de ellas, no importándole interponerse entre la espada de un enemigo y Arthur por protegerlo... y sin embargo, Dann era incapaz de enfrentarse a lo que crecía dentro de él, a ese afecto, a ese cariño, a la forma en la que toda la piel de su cuerpo se erizaba en el momento en el que el cuerpo del chico entraba en contacto con el suyo y cuando recordaba las dos veces en las que se habían besado, no podía evitar que un calor intenso se extendiese por todo su ser. Cuando había hablado con MuJin sobre el tema le había dicho que era un hombre de fe, le había puesto mil y una excusas sobre cómo lo que pudiera sentir no era lo correcto y, una parte de él pensaba de esa forma, que no era para nada correcto, mucho menos, cuando Arthur iba a ser el heredero al trono del Reino de la Lluvia. No obstante, había otra parte dentro de él que ansiaba el contacto de Arthur, cualquier tipo de contacto, ya fuera uno de aquellos besos que habían compartido, su estrecha espalda pegada a su pecho mientras cabalgaban o su cuerpo entre sus brazos en la cama cuando dormían.

 

Dann se sentía un cobarde porque, al fin y al cabo, sabía a la perfección qué era lo que quería... pero le daba demasiado miedo aceptarlo y tomarlo, a pesar de que ahora sabía también que Arthur quería algo de él, algo que, en el fondo, Dann quería darle y no se atrevía.

 

Perdido en sus pensamientos, Dann apenas se dio cuenta de lo mucho que habían avanzado aquel día, pero cuando la oscura noche comenzaba a caer sobre ellos, llegaron a su destino, en el centro del bosque. El día que Arthur había hablado con él, junto a Ivan, del sueño que había tenido, de la forma vívida en la que éste había aparecido ante él, no dejándole ningún lugar a la interpretación, el chico le había contado cómo en el centro de un bosque, se encontraba un gran campo de espadas clavadas en el suelo, espadas de diferentes formas, de diferentes calidades, todas ellas hundidas en la tierra, fusionadas con ella como si fueran uno mientras una pequeña y fina capa de niebla se extendía por la superficie, cubriéndolo todo. Lo que encontraron al llegar al centro del bosque fue eso exactamente y Dann no pudo evitar sorprenderse por la precisión en la que su sueño le había descrito la realidad que se iba a encontrar ante él. Arthur, a su lado, soltó un leve sonido de sorpresa también al verlo porque, a pesar de todo, no parecía creer que todo fuera tan idéntico a como lo había soñado.

 

Es aquí... murmuró. Es aquí.

 

Arthur comenzó a caminar lentamente hacia una de las espadas más cercanas que se encontraba hundida en el suelo y Dann lo siguió de cerca, pero sin perturbar lo que el chico quisiera hacer. No quería detenerlo porque imaginaba que para él era algo importante que debía de hacer, pero tampoco quería separarse de él porque el lugar, ese bosque sin vida, no le inspiraba ninguna confianza. El chico se detuvo delante de la espada y la observó, inclinando su cabeza hacia un lado y a otro, como si estuviese buscando algo en ella que no terminaba de encontrar. Dann notó cómo el resto de sus compañeros también decidieron acercarse hasta donde ellos estaban, con curiosidad, pero ninguno sobrepasó la imaginaria línea que Dann había establecido entre su posición y la de Arthur junto a la espada, quedándose tras él, observando atentamente lo que el chico hacía. Durante unos momentos, nada ni nadie se movió, hasta que Arthur llevó su mano al mango de la espada que había ante él. El aire seguía siendo imperturbable, raro, ni un solo sonido se escuchó resonar en el claro, ni siquiera el de sus respiraciones, porque todos la contuvieron ante el movimiento del chico; sin embargo, no pasó absolutamente nada. Arthur trató de empuñar la espada, sacarla del suelo en el que estaba hundida su punta, pero a pesar del esfuerzo que pareció realizar para alzarla y sacarla de la tierra, ésta no se movió ni un ápice.

 

Es como mi sueño... dijo, girándose hacia ellos, esbozando una pequeña sonrisa. Las espadas están aquí, pero soy incapaz de sacarlas... tengo que buscar el lago...

 

Lo último lo dijo en un tono de voz tan bajo, que Dann no estuvo seguro de si de verdad lo había escuchado o se lo había imaginado. Recordaba el sueño de Arthur, lo que éste le había contado, a la perfección y el chico le había dicho que tras el campo de espadas debía de dirigirse hacia un lago, donde finalmente encontraría a Excalibur, la legendaria espada mágica que pertenecía a la familia real del Reino de la Lluvia, que le pertenecía a Arthur por derecho si era el heredero y que probaría que lo era si esta se dejaba empuñar. Habían encontrado el lugar, después de tantas semanas vagando por el reino, después de todas las dificultades que se habían cruzado en su camino, después de la guía de ChiWoo... y ya solo le que daba dar el último paso.

 

Quizás... usando un poco más de fuerza, la espada saldría murmuró JaHan tras él.

 

Dann no estaba seguro de ello. Las espadas, al fin y al cabo, estaban hundidas en la tierra, no en ninguna roca, por muy dura que ésta estuviese, por muy honda que la espada estuviese clavada, alguien de la complexión de Arthur debería haber sido capaz de sacar aquella espada, o cualquier otra de las que se encontraban en el lugar. Debía de haber algo más. Ivan había dicho que el bosque estaba imbuido con magia, ChiWoo les había contado cómo aquel lugar había sido un campo de batalla muchos siglos atrás, las espadas debían de estar atadas a la tierra por algo que era mucho más poderoso y antiguo que todos ellos, algo que causaba que el aire fuera tan pesado y que no hubiese ni un solo ser vivo en el lugar. Dann quiso decirle a JaHan que estaba equivocado y que las espadas no saldrían de su hendidura en el suelo aunque usaran la fuerza bruta, aunque lo intentasen todos a la vez, ni siquiera Ivan con su magia podría porque éstas eran uno con el lugar, pero antes de que pudiera hacerlo, el chico ya se había adelantado, había caminado hacia la espada frente a la que se encontraba Arthur y había agarrado su empuñadura... un segundo después, la espada se iluminaba con una luz cegadora y JaHan salía despedido por los aires, como si una gran fuerza lo hubiese empujado. A todos los pilló desprevenidos, Arthur trató de alargar sus brazos hacia el chico para sujetarlo y MuJin reaccionó un segundo más tarde, moviéndose, corriendo hacia la dirección en la que el chico había salido despedido, queriendo llegar antes que él a la zona en la que el chico caería para tratar de frenar su impacto contra el suelo, sin embargo, no iba a ser lo suficientemente rápido. Un segundo antes de que el cuerpo de JaHan impactase contra uno de los centenarios y robustos árboles que bordeaban el claro lleno de espadas, Ivan movió su vara, golpeándola con fuerza y precisión contra el suelo, provocando que una porción de tierra se levantase del suelo con rapidez y se colocase justo en la trayectoria del impacto, amortiguando la caída del chico para que, de esa forma, no se estampase fuertemente contra el tronco del árbol.

 

¡JaHan! gritó Arthur, corriendo hacia él, y todos lo imitaron.

¿Estás bien? le preguntó MuJin al llegar hasta el chico, su voz, alarmada, resonando en el silencio sepulcral de la noche. ¿Estás herido?

Estoy... bien... murmuró JaHan. Solo he sentido una especie de descarga, como lo que cuentan aquellos que han sido golpeados por un rayo en una tormenta eléctrica... antes de que la espada me empujase lejos de ella explicó. No me lo esperaba... a mi señor Arthur no le había pasado nada al tocarla.

 

Todos se giraron hacia Arthur ante las palabras del chico porque lo que había dicho era verdad. Apenas un minuto antes, Arthur había hecho exactamente lo mismo, había agarrado la empuñadura de esa misma espada y había tirado de ella hacia arriba durante unos segundos antes de darse por vencido y no había sufrido daño alguno, ni descarga eléctrica, ni había sido propulsado por una fuerza extraña hacia atrás. Quizás era algo raro de decir, pero aquello había sido como si la espada hubiese dejado que el chico la tocara, mientras que no había querido que JaHan la empuñase, lo que indicaba que, además de ser un lugar lleno de magia, era una magia que reconocía a Arthur y, si Excalibur andaba cerca, eso solo quería decir que Arthur era, sin lugar a dudas, quien le había dicho la vieja Jill que era desde el principio: el legítimo heredero al trono del Reino de la Lluvia.

 

La magia del lugar parece reconocer a Arthur dijo entonces Ivan, pero no al resto de nosotros, por lo que no es un lugar seguro y añadió: deberíamos buscar el lago lo más rápido posible para estar a salvo.

 

Dann estaba totalmente de acuerdo con ello. El ambiente enrarecido que se respiraba en aquel bosque no le había gustado desde que había entrado a él, pero que Ivan hubiera confirmado sus sospechas de que no era un lugar seguro, le había escamado todavía más. Debían de ser rápidos, sobre todo porque la noche ya había caído y no estaba seguro de que lo que fuera que hubiera allí estuviera dispuesto a dejarlo estar cuando habían entrado a aquel bosque en el que la magia se respiraba en el ambiente, un lugar en el que estaba claro que ninguno de ellos era bienvenido. Dann se alzó para dar la orden de que comenzaran a moverse para salir de aquel campo de espadas antes de que nada más sucediese, pero cuando lo hizo se dio cuenta de que la fina capa de niebla que cubría sus pies comenzaba a espesarse y a colarse entre los árboles hasta aquel claro, oscura y alta, tragándoselo todo a su paso rápidamente.

 

¡ARTHUR! gritó, moviéndose rápidamente para ir hasta su lado, pero antes de que lograra hacerlo, la niebla se los tragó a ambos y, aunque estiró su brazo hacia el lugar en el que el chico se encontraba, lo único que se tocó fue el vacío más absoluto. ¡ARTHUR! volvió a gritar, pero la niebla lo único que le trajo de vuelta fue el eco de su propia voz.

 

El corazón de Dann dio un vuelco dentro de su pecho y se encogió, doliendo tanto como si se lo hubieran atravesado con una espada y se lo estuvieran queriendo arrancar al tirar de la hoja hacia fuera. Arthur se había perdido entre la espesa niebla y no era capaz de llegar hasta él, ni con su voz, ni físicamente y un miedo terrible se apoderó de todo su ser porque lo único que Dann había deseado desde el primer momento en el que se habían cruzado sus destinos, tantos meses atrás, en aquella torre en llamas, había sido protegerlo de todo mal que pudiera acontecerle... y acababa de fallar, acababa de dejar que la niebla se lo tragase sin poder hacer nada para remediarlo. Dann tanteó a ciegas una vez más, sin poder ver más que a un escaso metro de distancia de él, buscando a Arthur en el lugar en el que había estado hacía menos de un minuto, gritando su nombre varias veces más, sin recibir respuesta de nuevo. Lo que Dann si escuchó en el instante en el que su voz se apagó, fue el sonido del metal chocando contra otro metal, las espadas siendo blandidas, las voces lejanas, pero a la vez inconfundibles de sus compañeros de viaje llamándose los unos a los otros, llamando a Atrhur sobre todo, mientras luchaban contra algo que Dann no atinaba a ver.

 

El guerrero cerró sus ojos y siguió el sonido de aquellas voces, acercándose a ellos hasta que su pie chocó contra algo que provocó un sonido metálico contra la punta de sus botas. Dann abrió de nuevo sus ojos, dándose cuenta de que se había tropezado con una de las muchas espadas que poblaban aquel lugar y al hacerlo, vio ante él cómo una figura comenzaba a formarse en la niebla, un cuerpo que tenía una apariencia humana, pero a través de la cual podía seguir viendo, una figura en cuyo rostro no había ni una sola facción, pero que tenía brazos y piernas y era imponente, mucho más alta de lo que lo era Dann. No pudo evitar quedarse completamente quieto, con la boca abierta por la impresión que le acababa de causar aquello, pero en el momento en el que vio cómo la mano de aquel ser se estiraba hacia la espada que había justo al lado de él y la replicaba en una forma fantasmal, Dann llevó su mano a su propia espada y la desenvainó, evadiendo por los pelos el ataque y dando un paso hacia atrás por la fuerza que había sentido y que había hecho vibrar a su espada.

 

El último pensamiento que Dann tuvo antes de lanzarse a la batalla contra aquel ser que ni siquiera sabía identificar y que no estaba seguro de que pudiera vencer, fue para Arthur, deseando que el chico estuviera escondido, alejado de aquel campo de batalla, esperando que se encontrase bien.

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