Parte II
BaekHyun abrió los ojos y se
encontró frente a la puerta de la casa de sus padres. Hacía tiempo que no iba
por allí, pero parecía que todo seguía igual que hacía cinco años, cuando se
fue de casa. Sin saber qué hacer, buscó a SuHo, hallándolo a unos metros detrás
de él, animándolo con la mano a que entrara en casa. El chico se encogió de
hombros y sacó del bolsillo de sus vaqueros las llaves de su casa y se detuvo
cuando las vio en su mano. hacía años que las había tirado a la basura, después
de haberlas partido por la mitad. Aquello no tenía ningún sentido. Volvió a
girarse hacia SuHo y este le volvió a indicar que debía entrar en la casa.
Con lentitud, el chico asintió y
luego introdujo la llave en la cerradura, girándola hasta que esta se abrió con
un leve clic. BaekHyun empujó la puerta y entró en casa. Todo estaba muy
silencioso y demasiado igual: la misma distribución de los muebles, el mismo
olor, el mismo programa de televisión que su padre siempre veía y que hacía un
par de años que habían quitado de la programación…
En ese momento, BaekHyun se acordó.
SuHo le había dicho que iba a viajar a tres momentos de su pasado en los que
debió haber declarado lo que realmente pensaba y parecía que aquel era el
primero. El chico todavía recordaba aquel día. Sus padres habían estado
hablando sobre los homosexuales y sobre lo enfermos que los ponían, sobre que
ningún hijo suyo sería gay porque aquello era una aberración. BaekHyun calló
durante toda la conversación a pesar de las ganas que tenía por gritar que él
era HOMOSEXUAL y aquella misma noche guardó todas sus cosas en una maleta y se
fue a vivir con su hermano mayor a Seúl.
El chico entendió que el motivo por
el que había ido a aquel lugar era porque debía decirles a sus padres lo que
había callado en ese momento.
BaekHyun se dirigió decididamente a
la cocina, donde recordaba que había sido la conversación y entró a esta. Sus
padres estaban allí, hablando seriamente sobre el tema.
—El hijo de los señores Kim les ha
confesado a sus padres esta mañana que es “gay” —comentaba su madre, remarcando
la palabra—. He escuchado los gritos que salían de su casa y los portazos.
—No puedo creerme que aquel chico
fuera de “esa manera” —su padre escupió aquello como si fuera algo venenoso—,
parecía alguien normal, un buen chico.
—Es una plaga —dijo la mujer—, ya
mismo no quedarán personas normales.
—Si alguno de nuestros hijos dijera
que es marica no podría soportarlo, sería una aberración y no querría verlo
nunca más.
BaekHyun estaba en el marco de la
puerta de la cocina, sin poder entrar, sin poder salir, sin poder hablar, tal y
como le había pasado años atrás. Quería hablar, quería ser fuerte, pero algo se
lo impedía. Cuando pensaba que no podría solucionar nada y que había sido todo
una pérdida de tiempo, sintió una mano en su espalda y se giró rápidamente,
encontrándose con el rostro tranquilo de SuHo.
—Puedes hacerlo —le susurró—. Todo
saldrá bien… Yo estoy aquí contigo.
El chico asintió y tomó aire antes
de hablar, llamando la atención de sus padres desde sus primeras palabras.
—¿Entonces pensáis que yo soy una
aberración?
—¿Qué estás diciendo, BaekHyunnie?
—preguntó su madre, desconcertada.
—Soy homosexual, gay, marica, como
queráis llamarlo —contestó—. Me gustan los hombres, pero por eso no me considero
una aberración.
—TÚ —gritó su padre—. TÚ ERES UNA
DESHONRA PARA LA FAMILIA, UNA ABOMINACIÓN Y QUIERO QUE SALGAS INMEDIATAMENTE DE
MI VISTA.
—No —replicó BaekHyun—. Simplemente
soy sincero con mis sentimientos y quería que mis padres supieran algo que he
estado manteniendo en secreto por miedo, pero si no me quieres volver a ver, no
pasa nada. No me volverás a ver —el chico salió de la cocina y se dirigió a su
habitación, cerrándola con pestillo tras de sí. Allí ya lo esperaba SuHo—. No
sé en qué va esto a ayudarme —le dijo.
—Dentro de algunos meses, tus padres
buscarán tu perdón y así arreglarás la situación —contestó—. Tu vida no
cambiará mucho, simplemente, no pasarás las Navidades solo, lo harás en
familia.
BaekHyun pensaba que lo tenía todo
en su vida, que no necesitaba nada, que no quería que aquel ángel que había
aparecido ante él lo ayudara, pero ahora que su mente comenzaba a estar llena
de buenos recuerdos con la familia, sentía que le debía mucho a SuHo y que le
iba a estar eternamente agradecido.
—Muchas gracias —susurró. El otro
sonrió y le tendió la mano.
—No tenemos mucho tiempo y aún nos
quedan dos lugares más que visitar —le contestó SuHo con una sonrisa y BaekHyun
agarró la mano con gusto, antes de que la habitación en la que había pasado su
adolescencia se desvaneciera como lo había hecho el salón de la cabaña.
BaekHyun abrió sus ojos cuando notó
el calor de los rayos del sol en su rostro y se encontró en la terraza del piso
que había compartido con su novio Kris durante todo el tiempo que había estado
juntos y hasta que este se había ido de su lado porque le había sido infiel con
su mejor amigo, ChanYeol. Recuerdos dolorosos vinieron a su mente, recuerdos
del día en que los encontró follando como animales salvajes en celo sobre “su”
cama y del día en que fueron a pedirle perdón por lo que habían hecho.
El chico sentía cómo su corazón
volvía a resquebrajarse como la primera vez, pero si SuHo lo había llevado allí
tendría que ser por algo. Se giró en redondo, buscando al ángel y cuando lo
encontró, se acercó a él para preguntarle el por qué lo había llevado a aquel
momento.
—¿Por qué…
—Porque tienes que ser sincero con
tus sentimientos —contestó.
—Los odio por lo que me hicieron.
—Eso es lo que quieres creer.
—Eso no lo sabes —replicó el chico.
—Sí que lo sé, BaekHyun, puedo verlo.
Tras escuchar aquellas palabras, se
quedó mudo. Él odiaba a aquellos dos, lo habían hecho sufrir mucho durante un
tiempo y nada de lo que hacía le salía bien por su culpa. Los odiaba, pero
también echaba de menos los fines de semana de fiesta y resaca, las películas
en el sofá acurrucados por una manta, las charlas sobre sexo que ponían a Kris
demasiado incómodo. Parecía imposible, pero en lo más fondo de su ser, quería
que todo volviera a ser como antes y SuHo lo había visto perfectamente.
—¿Van a venir a casa? —preguntó.
—Vienen a pedirte perdón por todo y
a buscar que los perdones —respondió SuHo y, en ese momento, el timbre sonó—. Haz
aquello que le traiga paz y felicidad a tu corazón —dijo, dedicándole una
sonrisa.
BaekHyun se alejó de él y fue a
abrir la puerta de su apartamento, encontrando en el rellano a su exnovio y a
su ex mejor amigo. Los chicos parecían sorprendidos por ver que les había
abierto la puerta, así que, durante algunos segundos no dijeron nada, pero
después, fue ChanYeol quien habló primero.
—BaekHyun… De verdad… Nosotros… Nosotros
no queríamos hacerte daño… —comenzó—. Simplemente… Pasó una vez y luego
quisimos distanciarnos… Pero dolía mucho y no pudimos evitar enamorarnos del
otro… —el chico se puso de rodillas en el suelo—. Por favor, perdónanos… No
queríamos que esto sucediera, no fue planeado —la voz le tembló y BaekHyun supo
que había comenzado a llorar.
Quiso acercarse a él y consolarlo,
pero Kris se le adelantó y se tiró al suelo con él para abrazarlo. Parecía que
realmente se querían el uno al otro y BaekHyun los había echado de menos. Si la
primera vez que fueron les hubiera abierto la puerta, seguro que los habría
perdonado sin la intervención de SuHo al ver aquella escena, pero en esa época
estaba demasiado dolido como para verles las caras siquiera.
—Os perdono —murmuró, los otros dos
alzaron la cabeza, sorprendidos—. Pero dadme un poco de tiempo para
acostumbrarme a la nueva situación.
—Gracias Baekkie… —susurró Kris—. Muchas
gracias.
El chico asintió y cerró la puerta
de su casa, adentrándose en el lugar y tumbándose sobre el sofá, con su cerebro
rellenando las tardes de soledad y miseria con nuevos recuerdos de risas y
felicidad de los tres juntos.
—Creo que voy a llorar —murmuró.
—No te juzgaré si lo haces —SuHo
apareció ante él, tendiéndole su mano—, pero antes nos queda otra cosa que
hacer —BaekHyun tomó su mano y todo a su alrededor desapareció en la oscuridad.
El tercer lugar en el que BaekHyun
apareció fue en su lugar de trabajo, un pequeño escritorio, rodeado de otros
tantos en los que sus compañeros trabajaban atareadamente. El chico miró a su
alrededor, viendo que en el calendario que colgaba de la pared que tenía al
lado ponía que era 10 de Diciembre.
Aquel había sido el día en el que si
jefe lo había mandado a hacer el reportaje sobre los milagros de aquel pueblo
de montaña, lejos de toda la civilización. Lo había enviado allí porque quería
probarlo antes de decidir cuál iba a ser su futuro. BaekHyun siempre había
querido ser periodista deportivo, pero nunca había tenido la oportunidad de
hacer alguno de aquellos reportajes y si hacía bien su trabajo aquella vez,
podría ver cumplido su sueño.
Notó una presencia a su lado y vio a
SuHo muy cerca de él, lo miró y el chico le sonrió de aquella forma tan
encantadora.
—¿Para qué me has traído aquí?
—Para que busques toda la
información que necesitas desde aquí, ya que estando en la cabaña no podías
hacer tu trabajo por la falta de internet —le contestó.
BaekHyun sonrió ampliamente y se
sentó en su escritorio, buscando todo aquello que necesitaba y que sabía que le
haría falta en los días que quedaría atrapado en la cabaña por la nieve hasta
que lo tuvo todo, después, lo guardó en su pendrive y se giró hacia SuHo.
—Listo.
—Entonces aquí acaba mi trabajo —dijo
él—. Ahora podrás ser completamente feliz y dichoso en tu vida.
—Gracias.
SuHo le tendió su mano por última
vez y BaekHyun la tomó, estándole eternamente agradecido a aquel ángel que
había aparecido en su vida y lo había ayudado a tener la vida que él pensaba
que ya poseía. Haría un gran artículo y conseguiría hacer realidad su sueño y todo
sería gracias a SuHo por haber aparecido entre la nieve, cumpliendo todos sus
deseos.