martes, 24 de junio de 2014

I Wish to Stop the Time (And Go Back to when You Smiled)

Título: I Wish to Stop the Time (And Go Back to when You Smiled)
Pareja: ChenYeol (Chen x ChanYeol) (EXO)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, songfic (?)
Número de palabras: 3.486 palabras
Resumen: ChanYeol está arrepentido por todo lo que hizo y lo único que desea a es regresar al momento en el que JongDae era feliz.
Notas: historia escrita para la octava edición de Doce Reyes (12eyes) que tiene como Rey de una Noche a Chen.
Comentario de Autora: esta historia está inspirada en las canciones Miracles in December y My Turn to Cry – EXO; Paradise y Tic Toc – Infinite. Os animo a escucharlas, son preciosas y ambientan muy bien para el sentimiento que quiero expresar. Espero que os guste ^^


I Wish to Stop the Time
(And Go Back to when You Smiled)




            Hacía un calor agradable dentro de su hogar a pesar de que fuera hacía un frío invernal. Estaban a finales de Noviembre, así que no era de extrañar, aunque según las previsiones para las próximas semanas, el frío iba a aumentar en la ciudad de Seúl. ChanYeol agradecía que su profesión no lo obligara a salir de casa, ya que los cuadros los pintaba perfectamente en la habitación que habían destinado para tal fin.

            Dejó el pincel suspendido en el aire unos momentos mientras observaba cómo avanzaba su última obra. Le habían encargado que pintase un cuadro sobre mitología occidental al estilo de los autores italianos del cinquecento y él había elegido el pasaje de la infidelidad de Venus con Marte a Vulcano, así que, una mujer de cabellos dorados desparramados sobre la almohada le devolvía la mirada desde el lienzo mientras un hombre se acercaba a la cama con una expresión lujuriosa.

            En ese momento, el chico tuvo la idea de añadir algunos destellos dorados y plateados por el cuerpo de ambos personajes para que parecieran dioses, desprendiendo luz propia. Comenzó a mezclar en su paleta los colores hasta que obtuvo lo que deseaba, levantó el pincel y, cuando estaba a punto de aplicar el color, sintió unos brazos abrazándose a su cuello, dejando una bufanda de lana sobre este. Del susto, casi acabó pintando una raya sobre el cuadro, destrozándolo, pero controló su mano antes de que rozara el lienzo.

            —Feliz cumpleaños —escuchó decir a la voz de su novio en su oído. Esto tendría que haber aplacado su creciente furia por casi echar a perder el cuadro en el que llevaba trabajando desde mediados de Septiembre, pero lo que hizo fue aumentarla porque algo así lo podría haber hecho cuando él no estuviera pintando.
            —¿Eres idiota? ¡Casi haces que destroce mi cuadro! —le gritó.
            —Yo… Lo siento… —murmuró el otro, encogiéndose un poco por el grito—. No quería que pasara nada malo, solo darte una sorpresa con la bufanda… Fui con tu hermana cuando te compró los guantes que te ha dado esta mañana y yo compré la bufanda compañera.
            —Vale, muchas gracias —dijo bruscamente—. Ahora vete porque tengo que terminar esto.
            —Pero he hecho una cena para celebrar tu cumpleaños —protestó JongDae.
            —Más tarde estará fría y…
            —Más tarde —volvió a decir. Su chico asintió lentamente y se fue de la habitación, dejando lo solo, aunque ChanYeol creyó que escuchó murmurar algo parecido a “JunMyeon tiene razón”, pero hizo oídos sordos y siguió pintando.

♡♡♡

            Park ChanYeol abrió la puerta del bloque de apartamentos en el que vivía con su novio y entró en él, cerrando rápidamente para que no se escapara el calor que hacía en el interior y para que no entrara ni una gota del frío que hacía en el exterior. En el mes de Diciembre había llegado el frío a la ciudad de Seúl en forma de una ola gélida procedente de Siberia.

            El chico cruzó el hall y se dirigió al ascensor, quitándose los guantes de piel que le había regalado su hermana por su vigésimo tercer cumpleaños no hacía muchos días. Cuando entró en el elevador se despojó de la bufanda y se miró en el espejo que cubría una de las paredes de aquel cubículo. Tenía las mejillas rojas por el frío y no se sentía la nariz. Esperaba que en casa la calefacción estuviera encendida y JongDae le hubiera cocinado algo rico y calentito.

            El ascensor se detuvo en su planta y él salió. Atravesó los metros que lo separaban de la puerta de su apartamento y luego introdujo la clave en el panel para poder entrar en casa. Nada más poner un pie en el lugar supo que algo no iba bien. Las luces de la entrada estaban apagadas y ChanYeol tuvo que encenderlas para poder cruzar el pasillo y dirigirse a las demás dependencias del piso. Llegó al salón y le dio al interruptor para que la lámpara que colgaba del techo iluminara la habitación.

            En el sillón más alejado, con la mirada perdida en el mar de luces que se veía por la ventana, se encontraba su novio. Hacía días que el chico estaba un poco lúgubre y pensativo, ChanYeol lo había achacado a que él se había pasado las últimas semanas intentando acabar un cuadro que le habían encargado y no había podido prestarle la atención que se merecía, pero a partir de aquel momento y hasta que no le encargaran otra cosa estaría solo para él.

            Se acercó al sillón y se colocó frente a él, dándose cuenta en ese momento de que JongDae estaba llorando silenciosamente. Llevó una mano a su mejilla, para limpiar sus lágrimas con sus dedos, pero el otro se apartó bruscamente, como si el roce de ChanYeol le hubiera provocado una descarga eléctrica nada agradable.

            —JongDae —llamó—. ¿Pasa algo? —durante unos minutos, el chico no respondió, se limitó a mirarlo fijamente con las lágrimas recorriendo su rostro—. Jong…
            —¿Quieres saber qué me pasa? —preguntó, alzando la voz en cada sílaba—. Sabes perfectamente qué me pasa y aun así te atreves a preguntarme.
            —JongDae…
            —¡Pasa que esto no va a ninguna parte! —gritó el chico, levantándose del sillón—. ¡Para ti yo ya no soy nada más que un estorbo, alguien a quien no merece la pena prestarle atención! ¡Parezco un objeto más de esta casa!
            —Claro que no… —ChanYeol intentó acercarse, pero el otro no lo dejó, apartándolo con un manotazo.
            —¡Encima te atreves a negarlo! —la mirada de JongDae era penetrante y oscura, a pesar de la humedad de sus ojos—. ¡Me voy! ¡No puedo soportarlo más! —pasó por el lado de su chico, en dirección a la puerta del apartamento. ChanYeol alzó la mano para detenerlo, pero luego lo pensó mejor y la bajó.
            —Esto es por culpa de JunMyeon —murmuró. JongDae se giró rápidamente para encararlo de nuevo.
            —Él no tiene nada que ver con esto —siseó.
            —Mientes.
            —¡Vete a la mierda, Park ChanYeol! —gritó JongDae—. ¡Lo nuestro ha terminado!

            Diciendo estas palabras, el chico avanzó por el pasillo y luego cogió su abrigo antes de salir por la puerta. Los pies de ChanYeol echaron a andar hacia aquel lugar, pero se detuvieron a medio camino. Si quería dejarlo, que lo hiciera.

            —Ya vendrá llorando para que vuelva con él —dijo para sí mismo, como si estuviera auto-convenciéndose de ese hecho. JongDae regresaría arrastrándose a él, pidiéndole su perdón, así que no se iba a rebajar a correr tras él en aquella noche tan fría de primeros de Diciembre.

♡♡♡

            ChanYeol caminó por el salón apartando con sus pies la ropa sucia que se había ido acumulando en el suelo los anteriores seis días. No tenía ganas de meterla en el cesto cuando se la quitaba, simplemente la tiraba al suelo, dejando que cayera donde fuera. Desde que JongDae se había ido no había nadie que le pusiera pegas por ello ni que la recogiera, así que, ¿por qué iba a molestarse?

            Fue hacia la cocina a prepararse un café, pero al abrir el armario se dio cuenta de que no le quedaban más vasos limpios. Miró el montón de platos sin lavar que había en el fregadero y enseguida se le quitaron las ganas del café. Se dirigió entonces hacia la nevera y cogió el cartón de leche, ignorando que estuviera caducada, y bebió a morro mientras se dirigía de nuevo al salón y se sentaba en el sillón en el que había estado su novio justo antes de irse.

            En el momento de la ruptura, ChanYeol hubiera pensado que al día siguiente iba a tenerlo de nuevo en casa pidiendo perdón, pero ahora veía la posibilidad de que JongDae no volviera nunca y eso lo aterraba. Llevaban viviendo juntos prácticamente desde que empezaron la universidad y habían comenzado a salir poco después. Siete largos años de convivencia en los que habían pasado por buenos y malos momentos, pero nunca habían sido tan malos como los últimos días para el chico.

            —Te extraño… JongDae… —murmuró para sí mismo, pensando que si lo repetía una y otra vez su chico aparecería por la puerta.

            ChanYeol había descubierto que no podía vivir sin él, que lo necesitaba a su lado para poder sobrevivir y no se había percatado de eso en ningún momento. Dejó el cartón de leche en el suelo, ya vacío, y se dedicó a mirar por la ventana, con la mirada perdida en los transeúntes que, vivían sus vidas aceleradamente, ajenos a que él los observaba buscando a una persona en particular, teniendo la esperanza de que regresara.

♡♡♡

            ChanYeol se despertó alarmado por el sonido de su despertador. Rápidamente lo apagó porque aquella canción, aunque le gustaba, era demasiado ruidosa por las mañanas. Se levantó de la cama y se preparó para ir a la universidad. Había elegido Arte finalmente, aunque también había estado pensando en elegir Música, pero su imposibilidad para hacer la escala musical cantando lo había decantado por la otra carrera. Lavándose los dientes mientras tomaba todo lo que necesitaba para aquel día el chico sintió que aquel iba a ser un gran día.

            La universidad era siempre un hervidero. Chicos y chicas jóvenes, aunque también algunos más mayores, iban de un lado a otro del campus y ChanYeol siempre se veía arrastrado por esta masa. Se dirigía hacia la biblioteca para tomar algunos libros que le harían falta para sacar apuntes cuando escuchó gritar su nombre entre la multitud. Rápidamente se giró, viendo a su mejor amigo agitando su mano para que lo viera.

            Ir a la biblioteca enseguida pasó a un segundo plano y el chico se dirigió hacia su amigo, aunque a mitad de camino se dio cuenta de que este no estaba solo, sino que lo acompañaba un chico de mirada risueña y sonrisa felina.

            —Buenas, Baek —saludó al llegar a su altura.
            —Hey, Yeol —le respondió—. Te presento a JongDae —le señaló al chico que iba  con él—. Es nuevo en la ciudad, así que habrá que enseñarle cada rincón.
            —Encantado, soy ChanYeol —se presentó, dirigiéndole al nuevo una sonrisa enorme plagada de dientes y el chico se la devolvió, aunque fue una más tímida y cálida.


            ChanYeol se despertó de golpe. Había soñado con el primer día que vio JongDae, de nuevo. Hacía varios días que le pasaba lo mismo y se despertaba sobresaltado por el sueño. No podía estar tranquilo ni dormido ni despierto ya que cuando abría sus ojos, le parecía ver a su chico en todos los lugares de la casa, a veces sonriendo, otras veces llorando, como la última vez que lo vio.

            El corazón del chico se encogió de dolor. Quería que volviese con él, que lo abrazase por las noches y lo consolase cuando no encontraba comprador para sus pinturas. Necesitaba a JongDae para conservar la poca cordura que aún le quedaba. Sin poder retenerla más, una lágrima cayó por su mejilla y a esta le siguieron otras más, no había llorado desde que murió su abuela, se había prometido no llorar más, pero lo echaba tanto de menos.

♡♡♡

            ChanYeol se había levantado aquel día pulcro y no quería que el lugar en el que vivía siguiera siendo una pocilga. Comenzó recogiendo la ropa del suelo y metiéndola luego en la lavadora por colores, como su madre le había enseñado cuando se había ido a vivir solo. Después comenzó a limpiar la suciedad de dos semanas, lavó los platos sucios y fue a tirar las bolsas de basura que había acumulado. A medida que la lavadora iba acabando con una tanda de ropa la iba tendiendo para que se secara y metía otra para que se lavase.

            Al final de la mañana, el chico consiguió que el lugar pareciese al menos habitable. Sin más que hacer y sin ganas de pintar nada que no fuera un lienzo en negro completamente, como sus sentimientos, se sentó en el sillón y comenzó a mirar a la gente pasar. Tan ensimismado estaba en eso, que casi no escuchó cómo la puerta del apartamento se abría y algunos pasos que atravesaban el pasillo. Con el corazón en un puño, se giró esperanzado al ver a JongDae entrando al salón.

            El recién llegado apenas había puesto un pie en el interior cuando ChanYeol ya estaba levantado y caminaba con decisión hacia él, abrazándolo fuertemente contra su pecho segundos después. JongDae se dejó abrazar, pero no se lo devolvió, por lo que el otro se separó, mirándolo a los ojos, pidiendo una explicación.

            —Solo he venido a recoger mi ropa y mis cosas —anunció.
            —No… Por favor… —murmuró, su corazón rompiéndose en pedazos—. No te vayas, quédate conmigo. Prometo que cambiaré, pasaré más tiempo contigo, te cuidaré… Por favor, no te vayas…

            A pesar de que le suplicó, JongDae no mostró signos de ablandarse y querer volver con él, y ChanYeol se preguntó cuándo se había acabado su amor por él para que ni siquiera sintiera pena al verlo de aquel modo.

            Sumido en sus pensamientos depresivos, observó cómo JongDae sacaba toda su ropa de los cajones, del armario y la metía en un par de maletas y en cajas, al igual que hacía con sus demás pertenencias, todo lo que había ido atesorando en sus siete años juntos. Cuando acabó el proceso y comenzó a bajar todo, ChanYeol se acercó a ayudarlo, pero este no lo dejó y, con la última caja en sus brazos, se despidió de él para siempre.

            —Viviré feliz —prometió—. Encuentra a alguien a quien hacer feliz y que te quiera.

            La puerta se cerró y por ella salió su primer y único amor sin que pudiera detenerlo. Las lágrimas recorrían sus mejillas mientras se preguntaba cuándo su relación se había convertido en una rutina, cuándo JongDae había dejado de sonreír por él, cuándo lo había descuidado tanto y por qué lo había hecho cuando estaba perdidamente enamorado de él. ChanYeol no encontró un momento exacto porque desde hacía años no veía una sonrisa sincera en los labios de su, ahora confirmado, ex novio. Cerró sus manos en puños y golpeó la pared antes de dejarse resbalar por ella y caer al suelo llorando sin consuelo.

            “Ojalá pudiera cambiar el pasado” pensó, “ojalá pudiera regresar a los momentos en los que él era feliz y no cometer los mismo errores”.

♡♡♡

            Había recibido un encargo el día anterior, tenía que pintarle a un empresario rico un retrato que luego seguramente colgaría en su despacho para alardear de su poder, pero el lienzo seguía en blanco delante de él. Hacía menos de una semana que JongDae se había ido para siempre de su vida y no podía concentrarse en nada. Se pasaba los días y las noches llorando, no cogía las llamadas preocupadas de su madre, de su hermana, ni siquiera respondía a las de BaekHyun, simplemente se hundía más y más en su miseria. Quiso rechazar la oferta de hacer el retrato, pero en un momento de lucidez recordó que necesitaba dinero para vivir aunque lo único que quisiera hacer fuera abrir la ventana y dejarse caer desde el duodécimo piso.

            Con un suspiro, mojó el pincel en uno de los colores de la paleta sin fijarse mucho y comenzó a pintar, dejando su mente volar al hacerlo. Solo volvió en sí cuando se dio cuenta de que a quien estaba pintando no era al empresario de la foto que había colocado en una de las esquinas del lienzo, sino que estaba dibujando a JongDae. Se levantó del taburete, dispuesto a tirarlo o romperlo en mil pedazos, pero un sentimiento de nostalgia se lo impidió y se sentó de nuevo para seguir pintando.

            Al final del día había acabado su retrato, pero cuando lo miró, aunque era JongDae, no había captado su esencia, lo que le hacía ser la persona de la que ChanYeol estaba enamorado. Gritó frustrado y tiró el lienzo al suelo. No podía seguir así, JongDae había pasado página, JongDae se había ido y él iba a hacer lo mismo.

♡♡♡

            La noche se convirtió en su día y las discotecas en su segunda casa. Primero fue BaekHyun, luego LuHan y más tarde JongIn; todos pasaron por su cama y no compartieron más que un par de noches a lo sumo. ChanYeol quería olvidar el tacto de JongDae en su piel, el olor de su pelo, el sonido de su voz; quería olvidarse de todo lo que tuviera que ver con él, dejar de estar enamorado.

            La bebida lo ayudó, al igual que el sexo, pero solo tenían una duración determinada y sus efectos cada vez se pasaban más rápido. Una vez que ChanYeol volvía al mundo real, no podía parar de llorar porque sabía que estaba echando su vida a perder porque no podía dejar de amarlo. Lo dejó todo y de nuevo volvió a esconderse en su casa, asustado de sí mismo.

♡♡♡

            Esa noche hacían seis meses desde que JongDae lo había dejado y ChanYeol estaba demasiado susceptible. Cogió un botellín de cerveza de su nevera y se asomó al balcón de su habitación, había escuchado por la tele que habría un eclipse total de luna y no quería perdérselo porque su madre le había dicho una vez que los eclipses totales tenían poderes mágicos.

            Hacía años que no creía en la magia, desde que había dejado de esperar que le llegara la carta de admisión en Hogwarts, pero necesitaba magia, o un milagro, para poder dejar de pensar en JongDae. Apoyó los codos en la barandilla de hierro forjado y miró al cielo, quedándose embobado durante todo el tiempo que la luna tardó en ser cubierta por el otro cuerpo celeste. Un halo de luz plateada brilló en torno a la oscuridad reinante en el cielo y ChanYeol pidió su deseo.

            “Quiero volver al pasado, regresar al momento en el que JongDae era feliz y detener el tiempo para no hacerlo sufrir de nuevo”.

            El chico observó cómo la luna iba apareciendo de nuevo en el firmamento poco a poco hasta que minutos después brillaba con toda su fuerza. ChanYeol terminó de beberse la botella de cerveza pensando que era un estúpido por pedirle un deseo al eclipse y se fue a dormir.

♡♡♡

            ChanYeol se despertó alarmado por el sonido de su despertador. Rápidamente lo apagó porque aquella canción, aunque le gustaba, era demasiado ruidosa por las mañanas. Se levantó de la cama y miró extrañado su teléfono móvil, hacía años que había tirado aquella antigualla. Se dirigió al calendario y abrió los ojos como platos al ver el día que era.

            —8 de Abril de 2012 —murmuró, recordando en ese momento que aquel fue el día en que BaekHyun le presentó a JongDae—. ¿Qué significa esto?

            ¿Había viajado al pasado? No había otra explicación para que se encontrara en aquel día. El chico se miró en el espejo y se vio a sí mismo con siete años menos, cuando recién empezaba la universidad. ¿Cómo había podido volver al pasado? ¿Y para qué?

            Una luz se encendió en su cabeza. Le había pedido al eclipse volver al tiempo en el que JongDae era feliz y este lo había devuelto al día en que lo conoció, lo que significaba que después de conocerlo, JongDae no volvió a ser feliz. ChanYeol se mordió el labio inferior, conteniendo las ganas de llorar. Si él no hubiera aparecido en su vida, JongDae jamás habría sufrido, así que tomó una decisión. Cuando BaekHyun lo llamara, no se giraría y seguiría su camino hacia la biblioteca.

            Si la felicidad de JongDae significaba que ChanYeol no se cruzara en su vida, haría todo lo posible por no hacerlo, porque no quería que volviera a sufrir y llorar por él.





Notas finales:
—Os dejo los enlaces a las canciones con sus respectivas traducciones.
—Y perdón por hacer esto tan corto, pero con los exámenes apenas he podido ponerme a escribir.


6 comentarios:

  1. Joeee que bonito y triste. Yo pensaba que Yeol lo que haria era hacer bien las cosas desde el principio, no hacer que no se conocieran :(

    Pd: ánimos con los examenes xd

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    1. Bueno... No todas las relaciones son éxitos... Y al menos él le ha dado la oportunidad de ser feliz...
      Gracias ^^

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  2. LOL Me sentí identificada con eso de dejar de creer en la magia desde que dejó de esperar la carta de Hogwarts xDDD

    Joo. Primero pensé que terminaría mal, luego que terminaría bien, luego mal de nuevo y después bien otra vez. ¡Y al final terminó mal! Q.Q Al menos me queda el consuelo de que aunque él pretenda no girarse, siendo BaekHyun como es seguro que termina consiguiendo que se conozcan :/

    Besos <3

    PD: Suerte con los exámenes, que ya te queda nada ;)

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    1. Creo que a todos nos pasó lo mismo XD
      Bueno, él lo hace para que JongDae sea feliz, seguro que encontrará a otra persona que lo hará dichoso ^^
      Besos <3
      PD: Sí, ya uno solo, por fin!!

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  3. Yo generalmente soy una persona un poco insensible, que no se emociona mucho pero...¡Dios! Este One Shot me hizo sentir mucha tristeza y pena. Es que lo que hizo el orejón fue tan lindo y triste a la vez :,(
    Valorar mas la felicidad del otro que la tuya, es tan...no puedo con esto, en serio.
    De verdad me gusto mucho el One Shot, aunque me haya hecho sentir muy triste y me encanta como escribís

    Besos <3

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    1. Bueno, también tienes tu corazoncito, aunque haya que meter la mano un poco más hondo de lo normal para encontrarlo... Sí... es un poco triste... aunque de esa forma, los dos podrán ser felices...
      Me alegra mucho que te gustara a pesar de eso y muchísimas gracias <3
      Besitos >3<

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