Parte III
ZiTao salió de su asombro y de su
estupor cuando escuchó un quejido por parte del chico que tenía delante.
Rápidamente se acercó a él y observó sus heridas con detenimiento, buscando en
su mente los conocimientos que le habían enseñado cuando era aprendiz sobre
cómo tratarlas. Estudió si estas eran profundas o superficiales a partir de lo
que quedaba visible de las flechas y se decidió por intentar retirar algunas y
desinfectar las heridas, después de eso, tendría que ser tratado por alguien
que supiera lo que hacía.
El Cazador miró a su alrededor,
recordando aquella zona del bosque y buscando el camino más rápido hacia el río
para poder hacer aquello. Cuando supo hacia dónde ir, ZiTao intentó coger el
cuerpo del chico para poder cargarlo, pero este, a pesar de la poca fuerza que
tenía en aquellos momentos, se resistió, haciéndose aún más daño.
—Por favor —murmuró
ZiTao—. Sabes que no voy a hacerte daño —el chico de pelo arcoíris lo miró
fijamente, con unos ojos castaños que lo hacían temblar por dentro, como los
del Dragón.
El otro estuvo reticente, pero
finalmente, dejó de resistirse y ZiTao lo cargó en sus brazos intentando no
rozar las flechas, que continuaban clavadas en su cuerpo, para no hacerle más
daño. Avanzó rápidamente a través del bosque en dirección al río y poco tiempo
después llegaba a la orilla de este. Con infinito cuidado, dejó al chico sobre el
suelo y se colocó junto a él después de lavar sus manos en el río.
—Te va a doler que te las saque —avisó—,
pero sentirás alivio en cuanto te cure las heridas.
Y dicho esto, arrancó una de las
flechas escuchando el grito desgarrador que el otro profirió. Rápidamente, e
intentando que el chico dejara de moverse y de hacerse daño, ZiTao comenzó a
lavar las heridas a medida que iba retirando las flechas que sabía que podía
quitar sin riesgo alguno para él. Notaba la penetrante mirada ajena de color
marrón fija en todo lo que hacía y sentía, de vez en cuando, escalofríos que
recorrían su cuerpo provocados por aquellos ojos.
Un poco después, había terminado de
curarle las heridas de una forma bastante rudimentaria, pero para que estas no
se le infectaran debía volver al pueblo rápidamente y que alguno de los
curanderos lo atendiera en condiciones, preferiblemente Chen o YiXing, ya que
no harían tantas preguntas como los demás. No obstante, antes de eso, tenía que
hacer que el chico confiase en él para poder llevarlo hasta allí.
—Mi nombre es ZiTao —murmuró en voz
baja, para no sobresaltarlo. Esperó una respuesta, pero no la obtuvo, por lo
que continuó—. Todavía no entiendo cómo ha podido suceder esto que ha sucedido,
así que, me vendría bien alguna explicación —otra vez el silencio y la mirada
penetrante del chico frente a él—. ¿Sabes hablar? ¿Entiendes mi idioma? —esta
vez hubo un leve asentamiento y ZiTao sonrió—. Tengo que llevarte al poblado
para que te curen y que no se te infecten las heridas —anunció, pero en ese
momento notó el cabello arcoíris del chico—, aunque antes tendré que hacer algo
con ese pelo.
ZiTao se levantó del suelo y dio un
par de pasos, alejándose del chico, en busca de unas hierbas que utilizaban
para cambiar las tonalidades del cabello. LuHan y BaiXian lo utilizaban mucho y
había visto a este último prepararlo demasiadas veces, así que sabía qué era
exactamente lo que tenía que hacer. Sin embargo, no había podido hacer mucho,
cuando escuchó pasos apresurados en el bosque y voces que reconoció como las de
sus compañeros de equipo y de otros Cazadores de la aldea, cada vez más cerca
de la posición en la que se encontraba.
Rápidamente regresó al lugar en el
que había dejado al chico, quitándose la parte superior de su traje de cazador,
que consistía en una chaqueta de cuero ajustada pero algo larga con una capucha
a su espalda. Vistió al chico con ella y le echó la capucha, justo en el
momento en el que casi una decena de Cazadores irrumpía en el lugar.
—ZiTao —dijo Kai—. ¿Dónde está el
Dragón?
—Busqué por el bosque el lugar en el
que había caído —contestó—, pero cuando llegué solamente encontré los destrozos
que había provocado este al caer, no había ningún rastro de él —Kai lo miró
fijamente, intentando determinar si mentía o decía la verdad, y ZiTao le
aguantó la mirada hasta que BaiXian notó al chico que tenía a sus pies.
—¿Quién es él? —preguntó acercándose.
—No lo sé —contestó con naturalidad—.
Estaba buscando al Dragón cuando apareció cubierto de heridas y lo traje
corriendo hasta aquí para curarlo.
Chen se acercó rápidamente al
escuchar aquellas palabras al chico, pero cuando fue a tocar una de las heridas
de sus brazos, este le gruñó y se aferró a la pierna de ZiTao, haciendo una
mueca de dolor por el movimiento tan brusco. Este se agachó hasta él, dejándose
mirar por aquellos ojos castaños y le acarició la mejilla. El chico cerró sus
ojos unos segundos y ZiTao sonrió levemente.
—No tengas miedo de las personas que
hay aquí —le susurró—. No quieren hacerte daño —pero aunque le dijera eso, el chico no dejó que Chen se
le acercara.
—ZiTao —llamó Kris—. Averigua quién
es este chico y YiXing, quédate con ellos a ver si a ti te deja acercarte —el
otro asintió—. Los demás venid conmigo, tenemos que encontrar a ese maldito
Dragón Arcoíris.
BaiXian, Chen, Kai, LuHan, QuingZhu
y CanLie lo siguieron cuando Kris se adentró en el bosque de nuevo y YiXing se
acercó a ZiTao.
—¿Sabes cómo se
llama? —negó con la cabeza—. ¿Ha dicho algo desde que lo encontraste? —volvió a
negar—. Quizás haya pasado por alguna situación traumática y por eso ahora no
puede hablar —se acercó hasta el chico con una sonrisa amable en su rostro—. No
voy a hacerte daño, solo quiero ayudarte —le dijo con voz calmada y
tranquilizadora—. Mi nombre es YiXing —se presentó, tendiéndole una mano al
chico. Este simplemente lo miró, no se alejó, así que el Cazador lo tomó como
una invitación a acercarse y así lo hizo—. ZiTao, ¿te importaría ir a por unas
hierbas que te voy a decir?
—En absoluto.
Escuchó con atención qué era lo que
YiXing necesitaba y luego fue en busca de todo, dejándolos a solas a pesar de
que no quería alejarse demasiado del chico. Buscó por los alrededores y
encontró todo lo que le había pedido, además de las plantas para decolorar el
cabello. Unos minutos más tarde, volvía al lugar en el que había dejado a los
otros dos y se acercaba a ellos. YiXing había hecho avances con el chico y
estaba curando sus heridas mejor de lo que ZiTao lo había hecho y, cuando le
dejó las hierbas al lado, el Cazador comenzó a aplicarlas sobre estas.
—Creo que no nos has contado toda la
verdad —dijo YiXing rompiendo el silencio, haciendo que ZiTao se tensara—.
Sabes que no soy tan cerrado de mente como Kris y Kai, así que puedes contarme
lo que sea.
El chico suspiró. Sabía que si le
contaba a YiXing lo que había visto le ayudaría a intentar entender las cosas
que se le escapaban. El Cazador no era como los demás, él lo sabía; tenía un
aura extraña a su alrededor que hacía que la gente confiase en él, pero ZiTao
no podía permitirse desvelar lo que había descubierto así como así. La vida del
Dragón Arcoíris estaba en sus manos ahora y no podía permitirse que lo mataran.
—Yo…
—Sé que este chico es el Dragón
Arcoíris —lo cortó, mirándolo por primera vez en ese tiempo a los ojos—, y si
no quieres que los demás lo descubran, tienes que contármelo todo.
—¿Vas a ayudarme?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque él no ha hecho nada malo
para que quieran matarlo —murmuró mirando al otro chico—. ¿Tienes las plantas
para decolorar el cabello? —ZiTao asintió—. Déjame hacerlo a mí, tengo
experiencia con LuHan.
Cuando el sol estaba en su punto más
alto, ZiTao y YiXing ayudaron al otro a levantarse y luego hicieron que se
apoyara en ellos para caminar e ir al poblado. Todavía no sabían que decir
sobre él, ni lo que iban a hacer exactamente al llegar; pero estaba bastante
claro que no podía volver a convertirse en Dragón por las heridas que tenía por
todo su cuerpo, por lo que no había ningún peligro por el momento. El chico aún
no había dicho ni una sola palabra, pero a pesar de eso, ambos intuían las
cosas que no habían sido dichas.
Lo llevaron hasta la aldea y luego,
bajo la atenta mirada de muchos de los Cazadores y aprendices, lo condujeron
hasta la cabaña que ZiTao compartía con sus compañeros. Habían decidido que era
mejor que se quedase allí porque Kris iba a sospechar demasiado si se quedaba
con él. Lo recostaron sobre las mantas de piel que había tendidas en el suelo y
luego salieron del lugar para dejarlo descansar, quedándose en la puerta para
poder estar pendiente de él y además hablar con tranquilidad.
—¿Cómo sabías…? —comenzó
ZiTao, deteniéndose antes de acabar la frase porque uno de los Cazadores estaba
pasando por su lado en aquel momento.
—Lo intuía —contestó YiXing—. Sé bastante
acerca de los Dragones. Cuando era pequeño me pasaba los días junto a SuHo
escuchando las historias que tenía que contar de estos y de nuestros
antepasados y cuando me convertí en Cazador, dejó que manipulara sus tablillas
de arcilla y leyera por mí mismo las cosas que quería aprender —esbozó una
pequeña sonrisa—. Creo que a ti te pasó lo mismo, pero SuHo todavía no confía
tanto en ti como para dejarte las tablillas.
—Exactamente —confesó—, de hecho, me
sorprende que le deje sus tablillas a alguien.
—Es muy celoso con esas cosas, pero
a mí hace tiempo que me considera alguien responsable —comentó—. Leyendo
aquellas tablillas aprendí mucho sobre el tratamiento de todo tipo de heridas y
también sobre los Dragones, llamándome especialmente la atención el Dragón
Arcoíris —dijo—. Es un Dragón muy especial, ¿sabes? Es el único que puede
transformarse en humano si su cuerpo no puede soportar ser un Dragón.
—No lo comprendo.
—Ser Dragón consume mucha energía y,
en determinadas ocasiones, cuando necesitan mucha más energía de la que
disponen, se convierten en humanos para poder sobrevivir —aclaró—. Suele pasar
cuando están gravemente heridos, por eso pensé que el Dragón que todos están
buscando en estos momentos es el chico que está en tu cabaña.
—¿Qué podemos hacer con él?
—¿Por ahora? Solo esperar a que se
recupere e intentar en este tiempo que se comunique, al menos que lo haga
contigo —ZiTao asintió—. Intenta también que no te descubran tus compañeros y
que Kai no sospeche nada.
Después de decir esto, se despidió
de él y se alejó hacia su propia cabaña a esperar a sus dos compañeros. ZiTao
inspiró hondo y entró a la suya propia, encontrando al chico sentado en el
mismo lugar en el que lo habían dejado, mirando a su alrededor como si todo
fuera nuevo para él. Se acercó lentamente y luego se sentó frente a él.
—Sé que eres el
Dragón Arcoíris —dijo—, pero debes tener un nombre, ¿cuál es? —ZiTao no se
esperaba que le contestara, así que cuando susurró un nombre se quedó
boquiabierto y tuvo que pedirle que repitiera lo que había dicho.
—SeHun… —volvió a murmurar.
—SeHun… —dijo él también, esbozando
una sonrisa—. En este lugar nadie, a parte de la persona que estaba conmigo,
YiXing, y yo, no deben saber que eres el Dragón Arcoíris —el chico asintió—.
Voy a cuidarte y a protegerte de todo aquel que quiera hacerte daño mientras
estés en forma humana —susurró.
—Gracias.
Cuando ZiTao sintió que sus
compañeros regresaban la segunda luna hacía ya tiempo que había salido.
Inconscientemente, rodeó con sus brazos el delgado y magullado cuerpo de SeHun
para que nadie pudiera hacerle daño y se hizo el dormido hasta que escuchó la
respiración lenta y profunda de los otros tres, indicando que se habían rendido
al mundo de los sueños. En ese momento, SeHun se abrazó fuertemente a él,
pasando una de sus piernas sobre su cintura y hundiendo su nariz en el cuello
ajeno. Esa noche, ZiTao no pudo volver a conciliar el sueño hasta bastantes
horas más tarde.
A la mañana siguiente, ZiTao fue
también el primero en despertar. Se encontró entre los brazos de SeHun y tuvo
que desembarazarse de él teniendo cuidado de no rozar sus heridas y de no
despertarlo, pero haciendo esto último de todas maneras. Sus ojos castaños fue
lo primero que vio con claridad y se sumergió en ellos durante más tiempo del
que debería. En un primer momento, SeHun se asustó, pero segundos después, al recordar
seguramente los hechos del día anterior se relajó en sus brazos y cerró los
ojos de nuevo.
ZiTao aprovechó ese
momento para terminar de separarse del cuerpo del Dragón y gateó hasta llegar a
donde dormía BaiXian para despertarlo, sacudiendo sus hombros levemente.
Haciendo unos ruiditos extraños, como si fuera un cachorro, comenzó a abrir los
ojos. Cuando vio al Cazador se incorporó rápidamente y dirigió su mirada hacia
SeHun, para después, mirar a ZiTao pidiéndole una explicación.
El chico le aseguró mudamente que se
la daría y luego fue a despertar a Chen, mientras que el otro hacía lo propio
con Kai. Cuando todos estuvieron despiertos y arreglados, tres de ellos
salieron de la cabaña mientras que ZiTao se quedaba unos momentos con SeHun.
—SeHun… SeHun… —lo zarandeó un poco
hasta que el chico se despertó—. SeHun, tengo que dejarte unos momentos, pero
volveré muy pronto —este asintió—. No salgas, por favor.
Después de eso, salió de la cabaña,
cerrando la puerta y fue a desayunar con sus compañeros. Guardó un poco de
comida para dársela luego a SeHun y tras esto se dirigieron hacia la cabaña del
jefe. XiuMin les había dicho el día anterior que quería hablar con todos, así
que, seguramente, el grupo de Kris y el de CanLie también estarían allí. Y,
efectivamente, cuando llegaron al lugar, los demás ya habían llegado.
—Muy bien —comenzó el jefe—. Ya que
estáis todos, quiero que comencéis a explicarme lo que ocurrió el día de ayer.
Kai, como líder, se adelantó y
comenzó a explicarle al hombre cómo habían seguido las huellas de ZiTao porque
estaban preocupados por su desaparición y cómo habían sido atacados por el
Dragón Arcoíris. También, cómo se había ocupado de disparar al Dragón y cómo
este había caído a los árboles del bosque. Después le contó que ellos habían
ido a la aldea a buscar ayuda y que había sido ZiTao el que había ido en busca
del lugar en el que el Dragón había caído, así que luego fue su turno de
explicar lo ocurrido.
—Llegué al lugar en el que había
caído el Dragón, pero no había ni rastro de él —comenzó, tragando saliva por
los nervios—. Fui a buscarlo, pero en ese momento, apareció el chico que
trajimos medio moribundo y tuve que atender sus heridas. En ese momento
llegaron los demás y reanudaron la búsqueda del Dragón mientras YiXing y yo nos
ocupábamos del chico.
El jefe XiuMin asintió, pensando en
todo lo que había escuchado. Después, se acercó a Kris y le susurró algo que
ninguno de los presentes pudo escuchar. El Cazador asintió y salió de la
cabaña.
—YiXing me ha contado antes que el
chico no dijo una palabra en su presencia, ¿lo hiciste hablar, ZiTao? —este
asintió—. ¿Qué dijo?
—Su nombre —contestó.
—¿Nada sobre cómo se había hecho las
heridas? —negó con la cabeza.
—No he querido presionarlo.
—Cuando se vaya recuperando y vaya
sintiéndose a gusto, el chico comenzará a hablar —dijo YiXing.
—Muy bien —el jefe asintió—. No le
quitéis los ojos de encima, no me fío de él.
—Descuide —murmuró ZiTao—. No me
separaré de él.
Después de esto, la reunión se dio
por terminada y todos los Cazadores, excepto ZiTao, fueron a entrenarse. Este
se dirigió a su cabaña y entró, encontrando a SeHun tendido en el mismo lugar
en el que lo había dejado cuando se había ido, suspiró aliviado. Tenía el
pensamiento de que el chico podría haberse ido y eso lo había angustiado un
poco el tiempo que había estado fuera. Se acercó a él y lo despertó por tercera
vez en esa mañana. SeHun abrió pesadamente los ojos, parpadeando varias veces
para quitarse el sueño.
—Te he traído algo de comer —murmuró
el Cazador y sacó la comida que había cogido antes. El chico comió con avidez,
en silencio.
ZiTao aprovechó esos momentos de
tranquilidad para observarlo con detenimiento. Tenía la piel raspada en
múltiples lugares y algunas de las heridas más profundas habían comenzado a
desarrollar una costra protectora. Su cuerpo era muy delgado y parecía aún más
escuálido porque todavía vestía la parte superior del traje de Cazador de
ZiTao, tendría que buscarle otro tipo de ropa porque cuando él saliera a cazar
no podía dejarlo desnudo. Buscó su muda limpia de ropa entre la colada que
habían hecho hacía unos días y se la tendió. SeHun acababa de comer y miró la
ropa con una ceja alzada.
—No puedes ir desnudo por el poblado
—dijo. El chico asintió y se despojó de lo que llevaba para después intentar
ponerse la otra ropa. Sin embargo, no sabía exactamente qué agujero era por el
que tenía que meter la cabeza o las piernas y ZiTao acabó ayudándolo a
vestirse.
—Gracias —susurró SeHun, con un
rubor apoderándose de sus mejillas.
—No es nada —el chico sonrió y
después bostezó, echándose de nuevo sobre las mantas, cerrando los ojos—. ¿Los
Dragones dormís mucho? —le preguntó y SeHun asintió.
—La mayor parte del
día… —murmuró con pesadez.
El chico solo salió de la cabaña
cuando se aseguró de que SeHun se había quedado profundamente dormido. Después,
el Cazador se dirigió hacia la zona de entrenamientos y ese día, se dedicó a
hacer una competición de puntería de tiro con arco con Chen, que no podía
perdonarse no haber podido calmarse y enfocarse en disparar al Dragón el día
anterior. Su deber era protegerlos con su puntería, pero no había parado de
temblar y tenía que agradecerle a su líder por no haber dicho exactamente lo
que había sucedido porque por esa cobardía, lo habrían expulsado inmediatamente
del poblado, dejando de ser así, un Cazador de Dragones.
ZiTao sabía lo que rondaba por la
cabeza de su compañero, por eso se dejó ganar, siendo una derrota aplastante y
después se acercó a él para abrazarlo por la espalda, como tantas veces había
hecho el mayor, para calmarlo y susurrarle al oído que un momento de duda, de
miedo, lo tenía cualquiera y que él seguía respetándolo por ser la persona con
mejor puntería que conocía. El chico le sonrió amablemente tras dejarse mimar
un poco y luego volvió a enfocarse en entrenar, esta vez de una forma decidida.
Había cumplido con el objetivo que
se había marcado y había hecho que el chico dejara de recriminarse lo que había
pasado para concentrarse en mejorar y hacerlo mejor la próxima vez.
—¡ZiTao! —lo llamó
su líder en aquel momento, haciendo que el chico saliera de sus pensamientos y
se girara hacia el lugar desde el que había salido la voz, encontrándose a Kai
con una espada en alto—. ¿Un combate?
—Claro.
ZiTao se encaminó hasta donde estaba
el otro y tomó una de las espadas, calculando inmediatamente su peso, forma y
tamaño; desechó esta por ser demasiado ligera y tomó otra que se adecuaba más a
lo que buscaba —su espada propia estaba en la cabaña, como todas las armas de
los demás Cazadores, que entrenaban con otras para no desgastarlas a diario—,
justo después, encaró a Kai.
Comenzaron a moverse en círculos,
tanteándose ambos. Habían luchado tantas veces juntos que sabían perfectamente
cuáles eran las virtudes y carencias del otro, cuáles eran sus puntos débiles y
fuertes, por lo que cuando alzaron las espadas, su combate fue uno digno de
presenciar durante todo el tiempo que duró. Finalmente, cuando se había formado
una capa de sudor en sus cuerpos, perlándolos y cuando sus respiraciones
agitadas eran demasiado agitadas, ambos decidieron que era mejor detenerse para
no sobre esforzarse y dejar aquel combate como empate.
Cuando dejaron las espadas en sus
respectivos lugares, Kai se acercó a ZiTao y le susurró al oído:
—Me fío de ti porque eres un miembro
de mi equipo, pero últimamente has mentido más que hablado; así que no voy a
quitarte los ojos de encima, ni a ti, ni al chico ese que está ahora en nuestra
cabaña.
Tras decir esto, Kai se alejó de él
y fue en busca de BaiXian porque últimamente, aquellos dos pasaban mucho tiempo
juntos —aunque era de esperar, ZiTao ya no le prestaba la misma atención al
chico que acostumbraba cuando eran aprendices y este había tenido que buscarse
a otra persona—. El chico se dio la vuelta y fue en dirección a la cabaña,
cuando llegó, abrió la puerta lentamente para que no hiciera ningún ruido y se
aseguró de que SeHun seguía durmiendo antes de ir a la parte de atrás para
quitarse todo el sudor del entrenamiento. Una vez aseado, entró en la cabaña
intentando no despertar al Dragón y se sentó con la espalda apoyada contra la
pared para observarlo dormir. SeHun era precioso tanto en su forma de Dragón
como en su forma humana.
Los días comenzaron a pasar sin
ninguna novedad en el poblado de los Cazadores de Dragones. ZiTao se había
acostumbrado a despertarse todas las mañanas, enredado en los brazos de SeHun
cuando los primeros rayos de sol acariciaban su rostro y a pasar casi todas las
horas del día a su lado —menos cuando entrenaba por las
mañanas—. Por una parte, estaba siguiendo las instrucciones del jefe XiuMin al
pie de la letra; pero por otra, no quería despegarse de SeHun ni un solo
momento y no tenía nada que ver con eso. Solo quería pasar el máximo tiempo
junto a él. Se había acostumbrado a su presencia y ahora ya no podía estar sin
SeHun.
Todas las tardes, antes de que el
sol se pusiera, le curaba las heridas atentamente, intentando que no le doliera
mientras le untaba la pasta de hierbas y algunos días, lo ayudaba a lavarse
detrás de la cabaña —porque aunque no tuviera mucha actividad ya que se pasaba
la mayor parte del día durmiendo, el verano comenzaba a ser caluroso—.
BaiXian lo observaba a veces y lo
molestaba porque él nunca había recibido semejantes cuidados por parte de
ZiTao, ni siquiera cuando casi se ahogó en el río algunos años atrás; pero el
Cazador simplemente lo dejaba hablar sin prestarle la más mínima atención hasta
que su compañero le bufaba e iba junto a su líder, a molestarlo a él, ahora que
ZiTao no se dejaba. Las miradas de Kai siempre habían sido oscuras y
penetrantes, pero cuando BaiXian se acercaba a él después de estar con ZiTao,
estas eran todavía peores, aunque el Cazador se había acostumbrado a ellas en
los últimos tiempos.
El día en el que el Dragón Arcoíris
le dijo que sus heridas ya estaban lo suficientemente bien como para salir de
casa y hacer un poco de actividad, ZiTao no pudo decirle que no y se lo llevó a
sus entrenamientos. SeHun no participó en ninguna lucha, ya fuera cuerpo a
cuerpo, con espada o de puntería, simplemente se quedó observándolo todo con
los ojos muy abiertos y con leves temblores por todo su cuerpo que no le
pasaron desapercibidos al Cazador. Después de esto, ZiTao lo guio hasta el río Sif
y dieron un pequeño paseo lejos de los oídos indiscretos que había por todas
partes dentro de la aldea para poder hablar con tranquilidad.
—He estado pensando en una historia
que contar para que tu estancia aquí, ahora que estás mejor, sea aceptada por
los demás miembros de la comunidad —comenzó, pero se detuvo al ver la expresión
que el chico había puesto—. ¿Qué pasa?
—Ese entrenamiento que has estado
haciendo es para estar en forma y poder matar más Dragones, ¿verdad? —le
preguntó. ZiTao no quería mentirle, así que simplemente asintió, pero no le dio
tiempo al otro para que le respondiera.
—Los Cazadores no nos dedicamos a
matar a todos los Dragones así como así —explicó—. Simplemente lo hacemos con
aquellos que han atacado a las aldeas que están bajo nuestra protección.
—Aun así, matáis a los de mi
especie…
—Igual que matamos a los de la
nuestra cuando han cometido algún crimen imperdonable.
—¿Y quién decide qué es un crimen
imperdonable?
—Los Dioses.
—Los Dioses no existen —dijo SeHun
mirándolo fijamente a los ojos. Hubo un silencio bastante incómodo en el que se
sostuvieron las miradas hasta que el Dragón volvió a hablar—. Me voy del
poblado.
—No puedes hacer eso.
—¿Por qué?
—Si vuelven a verte, irán a por ti y
no podré protegerte —contestó ZiTao con miedo porque el chico se alejara.
—No necesito que nadie me proteja,
soy un Dragón —SeHun dio media vuelta y el Cazador salió corriendo para
alcanzarlo y lo sujeto, abrazándolo por la espalda.
—Aquí estás seguro, por favor, no te
vayas.
Pasaron un tiempo de esta forma,
ZiTao apretando fuertemente el delgado cuerpo de SeHun entre sus brazos para
que este no pudiera escaparse de su agarre y el otro mordiéndose el labio
inferior, decidiendo qué era lo mejor que podía hacer. Lo único que podía
escucharse era sonido del agua que llevaba el río Sif y los pasos apresurados
de una persona que se acercaba a ellos.
—Viene alguien —le susurró a SeHun
contra su oído—. No te vayas, por favor.
Se alejó de SeHun lentamente, pero
continuó dejando una mano apoyada sobre su cintura para notar que el cuerpo del
chico seguía allí, obviando el escalofrío que sintió recorrer aquel cuerpo y se
encaró a la persona que venía corriendo hacia el lugar en el que estaban ellos.
Era un aprendiz el que había sido enviado en su busca y cuando llegó a unos
metros del Cazador, se detuvo frente a él e inspiró el aire que le faltaba tras
la carrera. El niño no podía tener más de diez años y a ZiTao no le sonaba
mucho por eso, todavía no tenía la edad para comenzar las Cacerías.
—Cazador ZiTao —dijo—. El jefe
XiuMin quiere verlo, también al forastero.
—En seguida vamos —le contestó. El
niño sonrió, feliz por haber entregado el mensaje perfectamente y después se
fue haciendo una pequeña reverencia. ZiTao se giró hacia SeHun—. Tenemos que ir
a ver al jefe de los Cazadores —murmuró—, y por el camino debemos inventarnos
una historia que sea creíble del porqué de tus heridas.
—Pero…
—Si después de esto, el jefe XiuMin
dice que debes abandonar el poblado, lo debes hacer y conseguirás lo que
quieres —lo cortó.
—Pero tú no quieres que me vaya.
—No —SeHun suspiró.
—Llévame hasta ese
hombre y explícame lo que tengo que decir.
Se adentraron en el poblado mientras
ZiTao le susurraba al oído todo lo que tenía que decir y SeHun asentía a todo,
recordando las palabras que escuchaba salir de los labios del otro. En apenas
unos minutos se encontraron ante la cabaña más grande de la aldea, la que
pertenecía al jefe y llamaron a la puerta para que les dieran paso antes de
entrar al lugar. XiuMin estaba en el lugar, pero también se encontraban con él Kris,
SuHo y Kai.
—Gracias por venir —dijo
el jefe—. Kai me informó que el forastero había salido de la casa porque se
encontraba mejor y quise aprovechar el momento para conocerlo —se dirigió hacia
SeHun—. Mi nombre es XiuMin, soy el jefe de los Cazadores de Dragones, ¿cómo te
llamas?
—Mi nombre es SeHun —murmuró.
—Y bien, SeHun… Cuéntanos tu
historia… —el chico se giró hacia ZiTao, mordiéndose el labio inferior,
nervioso.
—Está bien, a ellos puedes
contársela, no te harán daño —SeHun asintió lentamente.
—Vengo de un pueblo que hay al otro
lado de las montañas en las que viven los Dragones —comenzó, captando la
atención de los presentes, ya que se sabía que al otro lado había algunos
pueblos de hombres, pero no habían mantenido contactos muy frecuentes, de
hecho, el último contacto que habían tenido había sido un batalla en la que los
Cazadores había perdido muchos hombres hacía al menos medio siglo. Por eso, a
partir de entonces se les enseñaba cómo combatir contra otros hombres igual o
más fuertes que ellos, además de con Dragones—. Me escapé de allí y ellos me
persiguieron durante días. Cuando crucé las montañas y me adentré en el bosque
pensé que estaba a salvo, pero en aquel momento aparecieron ellos y me
dispararon las flechas. Seguí andando, como pude entre los árboles, escapando
de ellos hasta que me encontré con ZiTao y los hombres que me perseguían
dejaron de hacerlo.
—No me creo tu historia —dijo el
jefe XiuMin en cuanto la acabó—. Envié a Kris al día siguiente a localizar tus
huellas en el bosque y no encontró absolutamente nada.
—Bueno —intervino SuHo captando
todas las miradas—. Según lo que he leído en las tablillas, los hombres del
otro lado de las montañas son muy buenos haciendo desaparecer su rastro y si no
querían que relacionáramos al chico como uno de los suyos, bien pudieron borrar
todo su paso por el bosque, o al menos, las huellas más inmediatas al lugar en
el que el chico se encontró con ZiTao.
Tras unos minutos de silencio, en
los que el jefe XiuMin pensó en las palabras que habías escuchado de unos y de
otros, asintió lentamente, dando así su permiso para que SeHun se quedara en el
poblado todo el tiempo que quisiera.
—Sin embargo, tendrás que realizar
algunas tareas para la comunidad, en este lugar no puede quedarse nadie si no
aporta nada —le dijo. SeHun asintió lentamente—. Os podéis ir ahora.
ZiTao asintió también y tomó
delicadamente de la muñeca a SeHun para tirar de él y sacarlo de la cabaña del
jefe antes de que este pudiera cambiar de opinión. Caminaron por el poblado de
este modo hasta que llegaron a la puerta de su propia cabaña, en ese momento,
SeHun soltó su mano con un movimiento un poco brusco y lo miró fijamente a los
ojos.
—Sigo queriendo
irme de este lugar —murmuró.
—Aquí estarás a salvo —la mirada
castaña de SeHun era muy penetrante y estuvo tentado a desviar sus ojos varias
veces y dejar que ganara, pero simplemente no podía hacerlo. Si dejaba que se
fuera no se lo perdonaría en la vida, por fin tenía al Dragón Arcoíris con él y
no iba a permitir que se alejara de su lado porque en cuanto alzara el vuelo,
los demás Cazadores no iban a descansar hasta matarlo.
—ZiTao… —el Cazador se acercó a él
para susurrarle contra el oído.
—Si vuelves a convertirte en Dragón
los Cazadores no descansarán hasta matarte —murmuró—. Creen que eres un peligro
que amenaza nuestras vidas y…
—Eso solo me da más motivos para
alejarme de aquí.
—SeHun, aquí estarás protegido, solo
tienes que quedarte así —el chico intentó poner en esas palabras que lo único
que debía hacer era quedarse siendo humano y esperó a que el otro las
entendiera. Sin embargo, la reacción que se esperaba no fue la que luego tuvo
SeHun.
—¿Estás pidiéndome que renuncie a lo
que soy?
—No… Yo… —intentó explicarse.
—Gracias por todo lo que has hecho
por mí, gracias por haberme cuidado —dijo, alejándose de ZiTao—, pero tengo que
irme de aquí.
—¡SeHun! —gritó yendo tras él. El
Dragón se giró y lo miró fijamente.
—No me sigas, no intentes buscarme.
Si lo haces otra vez no dudaré en matarte en vez de dejarte dormir junto a mí.
Con esa amenaza saliendo de sus
labios, volvió a girarse y echó a correr, alejándose del poblado de los
Cazadores de Dragones, dejando en él a ZiTao con un vacío en su pecho que no
sabía que significaba.
Los siguientes días para ZiTao
pasaron de una forma muy lenta, aunque realmente no era muy consciente del
tiempo, simplemente se le hacía eterno cada momento que pasaba y no estaba
junto a SeHun. Realizaba sus tareas con la mente en otro sitio y en los
entrenamientos, a pesar de que lo daba todo, parecía en otro mundo. No hablaba
mucho y, aunque antes tampoco se caracterizase por ser una persona habladora,
el Cazador se había sumido en un mutismo del que ni siquiera Chen había sido
capaz de sacarle con sus bromas. Sus compañeros de grupo lo habían intentado
todo, pero nada había surtido efecto.
BaiXian estaba un poco preocupado
por él, por lo que no pudo aguantar verlo más tiempo de aquella forma en la que
se encontraba y se llevó a ZiTao a la cabaña para hablar tranquilamente del
porqué de su estado —aunque tuvo que echar a Chen de esta
con muy malos modos porque no se quería ir para poder estar completamente solos—.
—¿Qué te pasa, ZiTao? —le preguntó,
pero al no obtener respuesta, continuó—. Estás muy perdido últimamente... Desde
que SeHun se fue de la aldea.
—No me pasa nada —fue lo que
contestó el chico tras unos minutos de silencio.
—No me mientas, ZiTao —dijo BaiXian
seriamente—. Estás mal y la partida de SeHun es por lo que parece que siempre
estás en tu mundo. ¿Tanto significaba para ti ese chico?
—Solo quería protegerlo —murmuró
cabizbajo—, pero él no quería que lo cuidara, quería irse de la aldea, alejarse
de mi lado.
—Eso me suena a algo… —BaiXian
sonrió—. Kai siempre me dice esas mismas palabras y yo le contesto que no hace
falta que me proteja, que yo sé cuidarme perfectamente sin la ayuda de nadie.
—Últimamente estáis muy juntos —comentó
ZiTao.
—Porque somos más que compañeros de
grupo —respondió el otro—, compartimos muchas más cosas, al igual que creo que
tú las compartías con SeHun antes de que se marchara.
—No creo que…
—¿Cómo te sientes ahora que no está
aquí? —lo cortó BaiXian. El chico se quedó pensativo unos momentos.
—Siento como si los días no tuvieran
fin… —contestó al fin.
—¿Y cómo te sentías cuando estabas
junto a él?
—Feliz —dijo sin pensar.
—Creo que puedo decir más o menos qué
es lo que te sucede —murmuró BaiXian.
—¿Y qué es?
—Estás enamorado de él y quieres
estar a su lado —respondió.
ZiTao asintió, pero no lo hizo
porque pensara que fuera cierto lo que su compañero le había dicho, sino que
había asentido para que el otro creyera eso mientras que él se dedicaba a
pensar en silencio en sus palabras. No tenía sentido que se hubiera enamorado
de SeHun, el Dragón Arcoíris era una criatura hermosa tanto en forma humana
como en su verdadera forma y era muy cariñoso, pero de ahí a que ZiTao sintiera
aquello, había un gran paso. Solo sentía admiración por él.
—Creo que iré a pasear por la orilla
del río mientras pienso en esto —murmuró. BaiXian le sonrió y le despidió con
la mano cuando salió de la cabaña.
ZiTao caminó con lentitud,
atravesando el poblado de los Cazadores de Dragones en dirección al río Sif.
Cuando llegó, no pudo evitar fijar su vista en el bosque que se encontraba un
poco más adelante. En aquel lugar vio por primera vez al Dragón Arcoíris,
durmió por primera vez con él y le curó las heridas que Kai le había hecho al
lanzarle las flechas. Echaba de menos a SeHun, lo echaba mucho de menos y la
opresión que sentía en su pecho desde el momento en que lo vio marchar se hizo
más aguda. Lo extrañaba y lo necesitaba a partes iguales.
Entonces, se dio cuenta de que
quizás BaiXian tenía razón. Si eso era lo que se sentía cuando se amaba a una
persona, ZiTao se había enamorado de SeHun.
ZiTao caminaba por el poblado un
poco más tranquilo que los anteriores doce días. Se había acostumbrado a que
SeHun no estuviera allí con él, aunque le había costado después de descubrir
cuáles eran sus sentimientos hacia el chico; pero eso no quería decir que no lo
echara de menos y que quisiera ir a buscarlo a todas horas al bosque en el que
sabía que se encontraba.
Sus días seguían siendo demasiado
largos y, aunque intentaba mantenerse ocupado haciendo todas las tareas que
debía realizar en el poblado y entrenando a cada momento libre, no podía dejar
de pensar en él, en su sonrisa, en sus ojos castaños que lo miraban fijamente y
en el calor que emanaba de su cuerpo cuando se abrazaba a él y dormía
enroscando sus piernas en la cintura ajena.
Sin embargo, aquel día fue distinto
a todos. ZiTao lo supo en cuanto divisó al anciano SuHo caminando hacia él con
decisión. Sabía que le había prometido hace meses que iba a pasar por su cabaña
de vez en cuando y hacerle algo de compañía porque al hombre no le gustaba
mucho salir de casa y que no había cumplido su promesa, pero el anciano nunca
lo había buscado por estos motivos, siempre lo había esperado en casa.
Extrañado, cruzó la distancia que lo separaba de SuHo para encontrarse a medio
camino y que el anciano no hiciera mucho más esfuerzo con el calor que hacía en
el exterior.
—ZiTao —lo llamó
cuando solo los separaban unos pasos—. Tengo que tratar un tema muy importante
contigo —el chico asintió—. Ven a mi cabaña, allí no habrá oídos indiscretos.
El anciano se dio la vuelta y ZiTao
lo siguió, ofreciendo su brazo al llegar a su altura para que el hombre pudiera
utilizarlo como apoyo, este lo tomó y le dedicó una pequeña sonrisa agradecida.
No tenía ni la más mínima idea de cuál sería ese tema tan importante que tenía
que hablar con él y que no podía ser escuchado por los demás Cazadores del
poblado. Cuando llegaron a la cabaña del anciano SuHo, este lo hizo entrar y
luego ingresó en el lugar tras él.
—Usted dirá —murmuró
ZiTao una vez estuvieron instalados, SuHo en su silla de mimbre y el menor en
el suelo junto a él.
—En el momento en el que vi a SeHun llegar
contigo a la reunión con el jefe XiuMin supe que él era el Dragón Arcoíris —el
chico contuvo la respiración ante estas palabras—. No dije nada en el momento
porque parecía inofensivo y después de eso se fue del poblado, pero XiuMin ha
estado viniendo a mi cabaña en busca de información sobre el Dragón Arcoíris y sobre
los hombres del otro lado de las Montañas de Fuego. En esta búsqueda descubrió
que solo los Dragones Arcoíris tienen la capacidad de transformarse en humanos.
—Entonces ató cabos —comentó el
chico.
—Nuestro jefe es muy listo y en ese
momento me increpó que yo no le hubiera avisado que tenía al Dragón tan cerca —dijo
el hombre con gran cansancio—. Simplemente le contesté que no me había leído
todas las tablillas que tengo en mi poder y que el Dragón Arcoíris no era un
tema que me interesara especialmente —ZiTao asintió lentamente—. Dejó correr el
tema en cuanto a que no le hubiera dicho nada, a pesar de que estoy casi seguro
de que intuía que yo sabía aquella información; pero no sobre el Dragón y ahora
mismo hay una partida de Cazadores buscándolo.
—Está en grave peligro…
—No más que si se hubiera quedado en
el poblado —contestó el anciano—. SeHun hizo bien en irse.
Durante los siguientes días ZiTao se
sintió desplazado en el poblado y también bastante vigilado. Sabía, porque el
anciano SuHo se lo había contado, que estaban mandando partidas de Cazadores en
busca del Dragón Arcoíris, pero su equipo no había recibido ninguna misión
todavía y eso significaba que el jefe XiuMin no se fiaba de ellos, que no se
fiaba de él. Por eso ZiTao les rezaba a los Dioses de su pueblo para que no
pudieran encontrarlo, para que este se hubiera ido lo más lejos posible del
bosque.
Sin embargo, sus ruegos y súplicas
no se vieron satisfechos. Iba de camino a entrenarse como todas las mañanas,
cuando el Cazador YiXing lo tomó por el brazo y lo alejó de sus compañeros,
bajo el desconcierto de estos y el del propio ZiTao. Lo guio lejos de la aldea,
caminando velozmente y solo cuando se encontraron cerca del vado que cruzaba el
río Sif se detuvo y lo encaró.
—Lo han encontrado —dijo YiXing. El
chico abrió los ojos como platos—. Han encontrado a SeHun.
—No es posible…
—Lo es y la mayoría de los Cazadores
han sido movilizados para matarlo —contestó.
—Pero…
—No podemos permitir que lo maten —lo
cortó YiXing—. Búscalo y oblígalo a marcharse lejos de aquí… Y vete tú con él o
el jefe XiuMin acabará contigo en su lugar.
Tras decir esto, le dio un fuerte
abrazo y se fue de su lado corriendo en dirección al bosque. Seguramente él
formaba parte de aquella movilización y lo había avisado de los planes que
tenía el jefe arriesgándose a que luego él fuera castigado si descubrían lo que
había hecho. YiXing era una gran persona.
Sin perder más tiempo, ZiTao salió
corriendo hacia el poblado en busca de su traje de Cazador y de sus armas,
también de algunas provisiones para poder pasar varios días sin tener que
preocuparse por la comida. Iba a dejar el lugar que había sido su hogar durante
los últimos diez años y no podía dejar de sentirse un poco nostálgico por ello,
pero era lo que tenía que hacer para sobrevivir. Entró en su cabaña y tomó todo
lo que necesitaba. Pensó en pasarse por la zona de entrenamientos y despedirse
de sus compañeros, pero eso solo lo retrasaría y, además, no quería que los
involucrasen en aquello, ya que ellos no tenían nada que ver.
Salió del lugar, intentando no ser
visto por los demás Cazadores y luego se fue de la aldea. Corrió lo más rápido
que pudo hacia el río y lo cruzó por el vado, mojándose solo hasta por debajo
de las rodillas; después, continuó su carrera hacia el bosque, donde debía
encontrarse el Dragón Arcoíris. ZiTao no sabía si seguiría estando en el lugar
en el que él había descubierto su nido hacía poco más de un mes, pero era el
único punto que tenía de referencia de su paradero, así que se dirigió hacia
allí velozmente.
Se adentró en el bosque y avanzó a
través de los huecos que dejaban los troncos de los árboles, sorteando raíces y
apartando ramas de su camino. Tropezó varias veces por culpa de las altas
hierbas que se enredaban en sus piernas y cayó al suelo en contadas ocasiones,
raspándose las manos y las rodillas; pero a pesar de todo no se rindió, tenía
que encontrar a SeHun antes de que lo hicieran los demás Cazadores.
En poco tiempo se encontraba en el
claro en el que el Dragón había establecido su nido y lo encontraba a él,
durmiendo tranquilamente sin tener ni idea de todo lo que se avecinaba.
Rápidamente se acercó a él y tocó su piel escamosa, intentando despertarlo del
profundo sueño en el que estaba sumido. Llevaba intentándolo unos minutos
cuando uno de los grandes ojos castaños del Dragón se abrió y lo miró
fijamente, con reproche. Sin embargo, antes de que pudiera hacer cualquier
movimiento, ya fuera para matarlo como había prometido o para al zar el vuelo,
ZiTao comenzó a hablar.
—Por favor, no te
vayas, SeHun, tengo que decirte algo importante —el Dragón lo miró dándole a
entender que lo escuchaba, así que el Cazador se apresuró a hablar—. Te han
encontrado, los demás Cazadores te han encontrado y vienen a matarte, debes
irte de aquí lo más rápido posible, irte lejos y no regresar.
En ese momento, el Dragón emitió una
luz cegadora de todas y cada una de sus coloridas escamas y se transformó en el
chico del que ZiTao se había enamorado. Casi sin darse cuenta de lo que hacía,
lo abrazó fuertemente contra su pecho y suspiró un poco aliviado por volver a
tenerlo entre sus brazos.
—No sabes cuánto te he echado de
menos —susurró, aunque fue tan bajo, que si SeHun no hubiera estado escuchando
atentamente no lo habría oído.
—Te dije que no vinieras —siseó.
—Solo he venido para avisarte del
peligro que corres —contestó, apartándose un poco para mirarlo a los ojos—.
Ahora me voy lejos de aquí.
—¿Dónde?
—No lo sé, pero no puedo seguir
aquí… —murmuró—. Me matarán si me quedo —SeHun se mordió el labio inferior
fuertemente.
—Yo no quiero
separarme de ti —dijo, haciendo que los ojos de ZiTao se abrieran por la
sorpresa—. Si no, me hubiera ido lejos de aquí cuando salí de la aldea.
—SeHun… —tomó el rostro del otro
chico entre sus manos y le acarició las mejillas—. Vámonos juntos… Al lugar que
sea… Lejos de aquí —el otro asintió lentamente y ZiTao no pudo soportar más las
ganas que tenía de cruzar la distancia que lo separaba de sus labios finos y
los besó, transmitiéndole todos los sentimientos que albergaba en su interior
por él. SeHun le devolvió el beso de la misma forma y el Cazador pudo notar los
mismos sentimientos por parte del Dragón—. Te quiero —susurró.
—Y yo a ti.
Ambos querían fundirse en otro beso,
pero el tiempo apremiaba, los Cazadores debían estar a punto de encontrarlos.
ZiTao se alejó un poco de SeHun y este se volvió a transformar en el hermoso
Dragón Arcoíris. Después se echó sobre el suelo y dejó que el Cazador se
subiera a su lomo y se agarrara a las escamas de su cuello antes de emprender
el vuelo dejando el suelo del bosque atrás y con este, todo el mundo que ambos
habían conocido durante sus cortas vidas para comenzar a volar hacia lo
desconocido.
Notas finales:
—En
unos días veréis por el blog una historia corta sobre la relación del KaiBaek
porque aquí no doy muchos detalles de ella.
Comentario final:
—Espero
que os haya gustado. Es el primero de todos los proyectos que estoy escribiendo
sobre fantasía que termino. Es mi género favorito en cuanto a lectura y los
dragones las criaturas fantásticas que más me apasionan, espero que eso se haya
notado durante toda la trama. Besos <3