Titulo: Sexologist
Pareja: ChenBaek
(Chen x BaekHyun) (EXO)
Rating: NC–17
Género:
AU, humor, romance
Avisos:
smut, lenguaje vulgar
Numero de palabras:
4.941 palabras
Resumen:
BaekHyun es un sexólogo que sabe mucho de teoría pero poco de la práctica. JongDae
es su nuevo paciente y su problema es que tiene adicción al sexo.
Notas:
historia prometida como regalo a Yul por ganar el Trivial de Minako.
Comentario de la autora:
no tiene tanto humor como seguro que te esperabas, así que lo siento por eso,
también me disculpo por escribir sobre un tema del que no tengo mucha idea,
aunque me he estado informando, la psicología y sexología no son lo mío… Aun
así, espero que te guste ^^
BaekHyun llevaba ya tres años
arreglando los problemas sexuales de los demás y treinta sin haber probado el
sexo. Podría considerarse irónico que el mejor sexólogo de todo Seúl siguiera
siendo virgen, pero así era. El hombre pensaba que la teoría era mucho mejor
que la práctica y no echaba de menos no haber tenido encuentros sexuales —se
las apañaba de maravilla con su mano desde los quince años y, además, se estaba
reservando para alguien especial—. Sin embargo, todo esto estaba a punto de
cambiar, aunque él no lo supiera todavía.
Como todas las mañanas, BaekHyun se
arreglaba, desayunaba y cogía el coche para dirigirse a su lugar de trabajo, un
pequeño piso en el que su mejor amigo y socio ChanYeol y él se habían comprado
para pasar sus consultas. En el piso también pasaba las mañanas su
recepcionista KyungSoo que había comenzado a salir con ChanYeol la primavera
pasada.
Aquel día entró en su consulta tras
haber saludado a los dos chicos y colgó su chaqueta del perchero, después, se
sentó en su escritorio a esperar pacientemente a que la persona que tenía la
cita de primera hora llegase. La noche anterior se había estado leyendo los
informes que le había entregado KyungSoo sobre el chico y parecía todo un reto,
ya que se trataba de un adicto al sexo con todas las letras. Había estado en la
consulta del doctor JunMyeon y la de LuHan y ellos le habían mandado aquellos
informes sobre el chico. BaekHyun nunca se había enfrentado a un adicto al
sexo, por lo que le agradecía a los demás compañeros de profesión que lo
hubieran ayudado, ya que generalmente se dedicaba a arreglar los problemas de disfunción,
buscar alternativas a un matrimonio sumido en la rutina y poco más.
Cuando escuchó varios toques en su
puerta se tensó y dijo un débil "adelante"
tras carraspear para aclararse la voz y
que no le comenzara a temblar. Segundos después, ingresaba al lugar el chico
que reconoció como el adicto al sexo por la fotografía que venía en los informes.
Tenía un par de años menos que él y trabajaba en una cafetería del centro. Era
más o menos de su altura, tenía el cabello tintado de castaño claro, un pendiente
en su oreja izquierda, unos ojos inquisitorios y una sonrisa gatuna.
Caminó hacia el escritorio en el que
BaekHyun estaba sentado y se acomodó en la silla frente a él cuando este se lo
indicó, todo ello sin dejar de mirarlo a los ojos, cosa que intimido un poco a
BaekHyun porque generalmente las personas que iban a su consulta lo hacían con vergüenza.
El sexólogo tuvo que tragar saliva para bajar el nudo que se había instalado en
su garganta ante aquella mirada.
—Bienvenido a la clínica Thunder donde sus problemas sexuales serán resueltos de forma rápida
y contundente, como un rayo —recitó de memoria la presentación que se les había
ocurrido a ChanYeol y a él en una noche de borrachera cuando le pusieron el
nombre a la clínica—. Soy el doctor Byun BaekHyun y lo ayudaré en todo lo que
este en mi mano.
—Mi nombre es Kim JongDae —se presentó el
paciente.
—Lo sé, el doctor Kim y el doctor Xi me han
mandado su informe para que conociera el caso de antemano.
—Entonces ya sabe cuál es el problema que
tengo y que ninguno de los otros doctores han podido arreglar.
—Lo sé —respondió—, pero no por nada soy el
mejor sexólogo de la ciudad.
—Entonces seré claro —dijo, con sus ojos
ardiendo de pasión—. Me pones. Ahora mismo estoy duro y solo ha sido con verte.
—Me siento halagado, pero la ley dice que no
puedo mantener relaciones personales con mis pacientes —respondió.
—¿Y tú que dices?
—Estoy aquí para ayudarte en lo que pueda sin
mantener una relación extra profesional —dijo seriamente, intentando que la persona
que se encontraba ante él entendiera que hiciera lo que hiciera no iba a
obtener nada se él más que sus consejos.
—Muy bien.
—Perfecto —BaekHyun sonrió triunfante—. Vamos
a comenzar con la primera sesión buscando el origen del problema. Cuéntame tu
infancia, ¿fuiste feliz? ¿Cómo eran tus padres?
—Mis padres se pasaban el día fuera
trabajando, por lo que los veía poco y con quien más trato tuve fue con la
asistenta —comenzó—, también eran muy conservadores y no podía expresarme
sexualmente, así que, como método de rebeldía comencé a acostarme con quien
fuera y donde fuera, mujeres, hombres, transexuales; me daba todo igual y hasta
ahora no he parado —el sexólogo notó que tenía aprendido de memoria el
discurso, así que suspiró antes de hablar.
—¿Con qué frecuencia mantienes
relaciones sexuales?
—Todos los días, al menos una vez, si
no es por mis propios métodos me busco a alguien que me proporcione placer.
BaekHyun estaba tan atento al relato
que no se percató de la sonrisa malvada que el otro esbozó, ni que se descalzó
el pie derecho y lo llevó a su entrepierna hasta que sintió este contra su pene.
Rápidamente se alejó de su alcance, mirando seriamente a JongDae.
—No vas a conseguir nada de mí, así que no te
molestes.
—Tus labios dicen una cosa pero tu cuerpo dice
otra. Te has estremecido cuando te he tocado.
BaekHyun decidió hacer oídos sordos
a aquello que había dicho el chico —aunque tuviera toda la razón—, y siguió
haciendo su trabajo, tomando nota de aquello que había hecho y de lo que había
dicho en un pequeño cuaderno que luego se llevaría a casa y revisaría.
—¿A qué edad comenzaste a practicar sexo?
—A los diecinueve, cuando cumplí la mayoría de
edad y me dejaron entrar sin ningún problema a las discotecas.
—¿Cómo fue tu primera experiencia? ¿Dónde? ¿Y
con quién?
—Ligué con una chica mayor que yo que estaba
de intercambio en la universidad, me llevó a su apartamento y lo hicimos en
todas las habitaciones, durante toda la noche y todo fue perfecto porque ella
me guio en lo que yo desconocía —contestó—. Comenzamos a salir, pero un par de
meses después a ella se acabó el curso y tuvo que volver.
—¿Eso cómo influyó en ti?
—Estaba dolido por la ruptura, así
que me acosté con un chico para intentar olvidarla y después con otra chica.
—¿Fue en ese momento cuando
comenzaste a practicar el sexo sin control?
—Sí, y a partir de ahí no he parado —mientras
hablaba, JongDae se había levantado y había caminado hacia BaekHyun sin que
este lo notara—, estoy aquí porque sé y reconozco que tengo un problema, pero
no creo que nadie sea capaz de curarlo, me gusta demasiado el sexo.
BaekHyun se alejó al recibir el
aliento cálido de su paciente en su oreja, retirándose hacia atrás aprovechando
para ello las ruedas de la silla, saliendo de la protección que le ofrecía la
mesa y dejando al descubierto la parte inferior de su cuerpo, al no estar ya
bajo esta. JongDae le miró las piernas descaradamente —concretamente la
entrepierna—, como si tuviera rayos X en los ojos y pudiera ver a través de la
tela.
—Nada de acercamientos así o hago que te trate
mi compañero —avisó BaekHyun—, y él no va a avisarte antes de tirarte por la
ventana.
—Ya he visto a tu compañero y no me pone —respondió—,
te prefiero a ti.
Antes de que el sexólogo pudiera
reaccionar, JongDae se había colocado de rodillas en el suelo y había sujetado
sus manos con una de las suyas, mostrando una fuerza que no pensó que poseería,
aprisionando sus piernas para que no pudiera moverlas y colocándose entre ellas
para que no las cerrara.
—JongDae… Aléjate —pidió.
—Cuando practico sexo me gusta que
me llamen Chen —susurró roncamente, utilizando su mano libre para desabrochar
el cinturón de sus pantalones, pero los movimientos que hacía el chico
intentando liberarse lo hicieron algo difícil, aunque al final consiguiera su
objetivo—. No te olvides de él y grítalo cuando llegues al orgasmo.
La cremallera de su pantalón fue
bajada con rapidez y destreza y su miembro flácido sacado de la tela de su
bóxer de Bob Esponja. BaekHyun ahogó un suspiro al notar el tacto de otros
dedos que no eran los suyos en su pene. JongDae sonrió pícaro y comenzó a
tocarlo, con lentitud y mimo, esperando a que se pusiera duro. El sexólogo
intentó soltarse de la mano que lo mantenía preso para poder alcanzar el
teléfono que descansaba sobre la mesa del escritorio y llamar a KyungSoo para
que lo sacara de allí, pero no tenía fuerzas para ello, así que simplemente
maldijo en silencio el día que se les ocurrió insonorizar las paredes de los
despachos para preservar la intimidad de sus clientes.
—Relájate… Te va a gustar… —susurró
JongDae. Intentó soltarse de nuevo, pero en ese momento, el otro agarró con fuerza
su miembro y tuvo que ahogar un gemido—. Te gusta, déjate llevar y nos ahorras
problemas a ambos.
BaekHyun quiso negarse a aquello,
pero los dedos y la palma de JongDae estaban haciéndolo sentir de una forma que
jamás antes se había sentido cuando se masturbaba él mismo. Casi sin darse
cuenta, dejó de esforzarse por escapar y el otro utilizó la mano que lo
sujetaba, ahora libre, para masajear sus testículos haciendo que el otro
sintiera el doble de placer y que su miembro creciera firme y recto hacia el
techo de la habitación, con la punta segregando líquido pre seminal.
Una sonrisa que no hacía presagiar
nada bueno apareció en el rostro de JongDae antes de inclinarse sobre el
miembro de BaekHyun y recorrer una de sus venas de abajo a arriba con su lengua,
arrancando un gemido de los labios del sexólogo, que había sido incapaz de
contenerlo. Nunca había sentido algo que no fuera su mano contra su pene y la
lengua de JongDae era algo para lo que no estaba preparado.
—Por favor, para —suplicó, pero el
otro jugó con su lengua en el glande, introduciéndola un poco por la abertura
de la uretra, haciéndolo suspirar y jadear.
—Te gusta, ¿por qué debería parar?
Siguió jugando con su lengua hasta
que dejó todo el miembro de BaekHyun embadurnado con su saliva y luego, hinchó
las mejillas antes de tragarse su pene. En ese momento, el sexólogo ya no pudo
contener ninguno de sus gemidos y estos escapaban si control de su boca, uno
detrás de otro y aumentando en intensidad y frecuencia a medida que la velocidad
de succión de JongDae se incrementaba. Unos minutos más tarde, BaekHyun intentó
jadear que estaba a punto de llegar —porque no podía hablar con coherencia—,
pero la boca del chico lo había hecho perder la razón y esta capacidad y acabó
corriéndose en esta poco después. El otro se tragó todo su semen y luego se
retiró, dejando que el miembro de BaekHyun fuera perdiendo su rigidez.
—Eso ha sido rápido —comentó—, como
si no estuvieras acostumbrado a esto.
Con la mente ida todavía y los ojos
desenfocados, BaekHyun intentó decir una respuesta coherente, pero lo único que
pudo decir fue:
—Porque soy virgen.
En ese estado en el que se
encontraba se esperaba risas por parte del otro, pero lo único que pasó fue que
JongDae tomó un pañuelo de papel de la caja del escritorio y se limpió el semen
de la comisura de sus labios, luego, salió de la habitación sin mirar a
BaekHyun, que se quedó sentado en la silla sin poder pensar en nada, teniendo
muy presente aquel encuentro.
Byun BaekHyun nunca antes se había sentido
tan usado ni tan sucio, por lo que en cuanto llegó a casa después de su jornada
laboral se lavó a conciencia todo el cuerpo y restregó la esponja llena de gel
por sus partes hasta que las dejó rojas, intentando borrar todo paso de JongDae
por el lugar.
Un poco más calmado después de la
ducha, BaekHyun se tumbó en la cama y se dio el privilegio —o tortura—, de
pensar y reflexionar lo que había pasado
aquella mañana en su consulta. Había dejado que un cliente le hiciera sexo oral
sin poner resistencia y eso no podía permitirlo. Él era un profesional en su
trabajo y por más que el otro fuera adicto al sexo, no tendría que haber dejado
que tocara y lamiera su miembro. Aquel chico había tomado su primera
experiencia en ese campo y eso lo iba a pagar.
Cuando Kim JongDae llegó a su
consulta a la mañana siguiente para su cita, BaekHyun se había mentalizado para
todas las situaciones posibles y para todos los escenarios, así que, cuando el
otro llegó, pidiendo permiso para entrar en un todo de voz bajo cuando llamó a
la puerta, el sexólogo supo qué era lo que tenía que hacer en aquel momento.
—Buenos días, JongDae —el chico
saludó con la cabeza y sin pronunciar palabra se sentó en la silla frente a él—.
Comencemos hoy con una pregunta, ¿por qué ayer me hiciste sexo oral? —JongDae
dio un respingo ante la cuestión—. Debiste tener un motivo.
—Soy un adicto al sexo —contestó.
—Eso es algo que ambos sabemos, dime
algo que no sepa.
—Fue por culpa de la represión de
mis padres.
—Ese fue el motivo por el que
comenzaste, te estoy preguntando cuál fue el motivo por el que ayer me hiciste
aquello.
—No lo sé…
—Muy bien, vamos a empezar por ahí —dijo
el sexólogo—, voy a ponerte una rutina en la que el sexo no forme parte de tu
vida para que poco a poco tu adicción se vaya curando —JongDae asintió—. Cada
vez que tengas ganas, haz ejercicio, del tipo que sea. Ocupa tu mente con el
ejercicio físico.
—Está bien…
—KyungSoo te dará cuando salgas cita
para tres días. Si logras no masturbarte o tener sexo el día antes, estaré
feliz.
—¿Ahora no estás feliz?
—No, porque si ayer no te hubieras
parado en aquel momento lo que hiciste se podría haber convertido en una
violación y tendría que haberte denunciado —contestó con seriedad.
—Entonces, ¿no lo harás?
—No puedo porque no llegó a serlo,
pero JongDae, tienes que aprender a controlarte o cualquier día acabarás
violando a alguien y te meterán por ello en la cárcel.
—Lo intentaré —susurró.
—Lo digo por tu bien… Estoy aquí
para ayudarte a superar este problema…
Una media hora después, se acababa
el tiempo de la cita tras haberlo empleado en comentarle y explicarle algunos
ejercicios para mantener la mente alejada de la necesidad de practicar sexo.
JongDae salió de su consulta prometiéndole que el viernes volvería sin haberse
tocado ni una sola vez en lo que quedaba de semana. BaekHyun sabía que no lo
iba a conseguir, pero aquel era su castigo por haberle tocado… Y lamido.
Unos minutos más tarde, tocaban a la
puerta y por ella entraba el matrimonio chino al que llevaba aconsejando un par
de meses. Habían caído en la rutina y ya no se deseaban como al principio, por
eso decidieron ir en su busca antes de llegar al divorcio y él había hecho que
su relación volviera a renacer, que la pasión se reavivara.
—Bienvenidos, YiFan, Fei —saludó—,
¿cómo os han ido las cosas esta semana? ¿Habéis probado lo que os dije de los
disfraces? —ambos asintieron, ella con una sonrisa enorme que mostraba por fin
satisfacción.
—Hemos tenido el mejor sexo de
nuestras vidas —confesó ella, habiendo dejado su vergüenza después de la
segunda sesión—. Por fin sabe cómo utilizar el gran don que le ha sido dado y
cómo estimularme.
—Te sirvieron entonces los libros
que te recomendé —dijo girándose hacia el hombre.
—Mucho —contestó este. Era un hombre
de pocas palabras, algo serio y un poco reacio al principio a seguir sus
consejos—. Muchas gracias.
El viernes llegó antes de que
BaekHyun fuera consciente ya que había estado los anteriores días muy liado
haciendo un cursillo online sobre el control de la sexualidad a través de la
mente, para poder serle de alguna ayuda a JongDae ahora que había recibido una
lección. Era sexólogo y no psicólogo, así que había algunas cosas que se le
escapaban.
Llegó a la consulta y KyungSoo ya lo
esperaba sentado tras su mesa con una sonrisa encantadora cuando le dio la
bienvenida, pero además de al secretario, BaekHyun notó la presencia de JongDae
en la sala de espera. Les dedicó una sonrisa y un saludo a ambos y luego le
indicó a su cliente que lo siguiera e ingresara a su despacho.
Nada más entrar, JongDae lo empujó
contra la pared más cercana, apresándolo con su cuerpo para justo después
comenzar a besar sus labios con desespero mientras frotaba las partes inferiores
de sus cuerpos, buscando mayor contacto cada vez que movía sus caderas contra
las de BaekHyun. Los ojos del sexólogo estaban abiertos, sorprendido por la
repentina acción y contemplaba, en medio de su estupor cómo JongDae parecía
desesperado por conseguir que abriera su boca para introducir así su lengua en
esta y por tener más contacto, friccionando sus entrepiernas.
No había sido buena idea privarlo
del sexo cuando recién comenzaban las sesiones, pero BaekHyun no había pensado
en el momento en el que le puso aquel castigo que se le iba a volver en contra.
El sexólogo lo tendría en cuenta las próximas veces porque su virginidad pendía
de un hilo que JongDae se moría por cortar y no de una forma delicada y suave.
Aquello activó todas sus defensas.
—JongDae —murmuró cuando los labios
del otro pasaron a saborear su cuello—. JongDae… Recuerda lo que te dije de que
cuando tuvieras deseo sexual lo reprimieras pensando y haciendo otra cosa, como
ejercicio.
—Lo he retenido demasiado tiempo —murmuró—.
Y tú eres irresistible.
—JongDae… —susurró cuando sintió una
de las manos del chico colarse por debajo de su camisa, haciendo que su cuerpo
se estremeciera—. Si sigues con esto me veré obligado a denunciarte por acoso y
no podrás verme ni tocarme más —en cuanto terminó de pronunciar aquellas
palabras, el otro se alejó de él como si de repente le hubiera dado un
calambre, agachando su cabeza e intentando normalizar su agitada respiración.
—Intenta pensar en cosas que te
bajen el libido y cálmate —pasó por su lado, cuando lo hagas y estés tranquilo,
puedes venir y sentarte frente a mí.
BaekHyun se sentó en su mesa y
comenzó a revisar algunos papeles que tenía sobre esta, aprovechando para
calmarse él también. La fricción de JongDae había hecho que su miembro
despertara levemente, así que intentó que este bajara, con bastante poco éxito,
porque todavía podía sentir los labios de JongDae sobre su cuello. Unos quince
minutos más tarde, el chico se sentaba en la silla frente a él.
—Lo siento.
—No es nada —respondió—, vamos a
comenzar quitándote el deseo que sientes por mí, así que nos vamos a comenzar a
ver muy a menudo y si puedes contenerte, dado que yo no quiero mantener
relaciones sexuales contigo, podremos seguir con las sesiones sin que intentes
acosarme sexualmente —JongDae asintió—. ¿Qué haces esta tarde? ¿Estás libre?
Byun BaekHyun tenía un plan: pasar
todo el tiempo que le fuera posible junto a JongDae para que se acostumbrara
tanto a su presencia y dejara de verlo como a un objeto de deseo.
Ese viernes por la tarde, después de
que JongDae cambiara su turno en su
lugar de trabajo, fueron al cine, donde JongDae, a pesar de estar viendo una
película de dibujos animados, se envalentonó por la oscuridad y acabó
masturbando a BaekHyun. En la cena hablaron de ello y el chico se mostraba
arrepentido, así que, al día siguiente, decidieron ir a sitios con gente y muy
iluminados.
El sábado fueron a pasear por el río
Han, comieron en los puestos de comida tradicional, alquilaron unas bicicletas
y pasaron un día agradable. A veces, JongDae parecía querer acercarse a él para
comenzar a tocarlo, pero luego recobraba
el sentido cuando recordaba que estaban rodeados de personas. Así, llegó la
noche y JongDae se empeñó en acompañar a BaekHyun hasta su casa y este se dejó
para comprobar el autocontrol del otro. Pudo hacerlo cuando estaba ingresando
la clave en el panel de la puerta de su apartamento, ya que el otro se acercó a
él por detrás y le apretó con una mano el trasero.
—JongDae, ha sido un día agradable
en el que te has controlado perfectamente, no lo eches a perder ahora —le dijo.
—No puedo evitarlo —contestó
llevando las manos al abdomen ajeno, pegándose más a su cuerpo—. Normalmente,
cuando no puedo conseguir a alguien rápidamente, me voy a por otra persona que
sí esté receptiva. Pero contigo no puedo hacerlo, siento que si no eres tú, no
puedo hacerlo con nadie más.
—JongDae… Apártate —le ordenó con
voz alta y clara—. El lunes hablaremos de esto en la consulta —el otro comenzó
a apartarse lentamente de su cuerpo—. Gracias, nos vemos el lunes. He pasado un
día agradable hasta ahora.
BaekHyun cerró la puerta en cuanto
entró a su apartamento, dejándose caer contra esta luego porque no entendía por
qué su corazón latía acelerado cada vez que JongDae lo tocaba.
—Tengo que hablar con ChanYeol —se
dijo—. Él sabrá qué hacer.
Al día siguiente contuvo sus ganas
de llamar a su amigo y compañero de profesión y no lo hizo hasta pasado el
mediodía, cuando sabía con seguridad que no iba a estar durmiendo y lo
despertaría. El chico tenía muy mal despertar, lo había comprobado cuando
vivieron juntos en sus años de facultad. Buscó en la agenda su número de
teléfono y pulsó en el nombre unos segundos para llamarlo. Esperó un par de
tonos con el móvil pegado a la oreja y la llamada fue cogida.
—¿Qué quieres, BaekHyun? —dijo la
voz grave de ChanYeol al otro lado de la línea.
—¿¡Qué modales son esos, Park
ChanYeol!?
—Me has despertado, ¿qué modales
quieres que tenga? —BaekHyun escuchó un murmullo al otro lado mientras
farfullaba que las tres de la tarde no eran horas para dormir y pensó que sería
KyungSoo. Confirmó sus sospechas cuando ChanYeol habló de nuevo—. No te
preocupes, cariño, es solo BaekHyun.
—Sí, soy solo yo.
—¿Qué querías?
—Preguntarte algo importante —su
tono de voz cambió a uno más serio.
—Cuéntame —le pidió ChanYeol, ya sin
bromas, entendiendo que tenía que ser una situación grave.
—¿Has visto a mi nuevo paciente?
—Sí, el viernes llegó a la consulta
antes que KyungSoo y yo, estaba en la puerta esperando —contestó.
—¿Qué te pareció?
—Desesperado por algo.
—Exacto. Está desesperado por
acostarse conmigo y lo peor, es que normalmente, si su objetivo no está
receptivo va a por otro, pero tiene una fijación conmigo impresionante y yo no
puedo darle ningún consejo porque solo quiere sexo.
—Quizás… Si te acuestas con él…
—ChanYeol! ¡No he guardado mi
virginidad por treinta años para luego acostarme con el primero que me lo
proponga!
—Te recuerdo que el primero en
proponértelo fui yo —dijo el otro—, y después el bailarín de aquella función
que fuimos a ver… El moreno de labios carnosos… ¿Cómo se llamaba…? ¿JongIn?
—Eso no viene al caso…
—Claro que viene al caso. BaekHyun,
no eres un cura católico, algún día tendrás que perder tu virginidad… No es muy
coherente que un sexólogo sea virgen.
—No lo haré si no es con alguien que
me ame.
—Eso es muy anticuado para lo
liberal que te vuelves a la hora de darles consejos sobre relaciones sexuales a
los que van a verte.
—Pero…
—Deberías aplicarte tus mismos
consejos —y dicho esto, le colgó.
BaekHyun se quedó unos momentos
mirando el teléfono, pensando. Era su mejor opción, desde luego, dejar que todo
sucediera y ver si así podía curar la adicción que JongDae tenía en cuanto
dejara de acosarlo y pasar a ser así sola mente su sexólogo, no la persona a la
que quería tirarse.
Sus pensamientos fueron
interrumpidos cuando alguien llamó al timbre de su puerta. Dejó el móvil en su mesita
y se dirigió a la entrada. Cuando miró por la mirilla y vio de quién se trataba
tuvo que tomar una decisión muy rápida, pero todavía no estaba seguro de querer
dejarlo entrar en su apartamento, entrar en él, aunque eso significara que
pudiera finalmente ayudarlo con su problema. No obstante, sabía que el momento
final tendría que llegar más pronto o más tarde, no iba a poder conservarse
virgen toda la vida como le había dicho ChanYeol.
Se mordió el labio inferior y tomó
una decisión. En cuanto abrió la puerta, sintió un cuerpo contra el suyo, que
lo llevó hasta pegarlo a la pared, haciendo imposible su escapatoria, a la vez
que comenzaba a recorrer este con manos traviesas. BaekHyun no tuvo tiempo de
pensar en nada y simplemente se dejó llevar en cuanto los labios de JongDae
aprisionaron los suyos en un beso voraz.
El chico se separó de él un par de
segundos solamente, viendo en la mirada de BaekHyun que podía seguir adelante
si eso era lo que quería. Se relamió los labios y luego se mordió el inferior
antes de comenzar a atacar el cuello del sexólogo, lamiendo, chupando y
mordisqueando. Un gemido se escapó de su garganta sin que pudiera detenerlo y a
partir de ahí ya no pudo contener ninguno más.
Avanzaron casi sin despegarse el uno
del otro por el apartamento del mayor, quitándose la ropa y dejándola por
cualquier lugar sin que les importase nada donde cayera. Llegaron al dormitorio
y cayeron en la cama, ya desnudos. JongDae comenzó a recorrer todo su cuerpo dándole
besos cálidos y lamiéndolo. BaekHyun se estremecía con cada roce y se sentía en
el paraíso. Notó sus labios sobre su pene, haciéndolo gemir más alto que nunca,
pero cuando notó la mano del otro comenzando a tantear su entrada, lo detuvo y
se incorporó, alejándose un poco.
—Prometo no hacerte mucho daño —murmuró
quedamente JongDae, intentando tranquilizarlo.
—Ten mucho cuidado, por favor —pidió.
El chico asintió, volviendo a
tumbarlo sobre la cama, besando sus labios ahora de una forma más lenta y pausada,
con devoción infinita y BaekHyun se dejó llevar, notando apenas al principio la
incomodidad producida por un dedo de JongDae, pero que acabó convirtiéndose
algo más doloroso que el otro tuvo más dedos en su interior. El chico intentaba
distraerlo mientras lo preparaba y se lo agradecía. Estaba perdiendo su
virginidad y, aunque le estaba doliendo bastante, las otras sensaciones que
JongDae le provocaba, estaban sirviendo para considerara que tampoco estaba
yendo tan mal.
Los dedos de JongDae fueron
sustituidos por su miembro y comenzó a penetrarlo, primero con lentitud, pero
después moviéndose más y más rápido dentro de él, masturbando su miembro a la
misma velocidad a la que lo embestía hasta que ambos llegaron al clímax, BaekHyun
primero, manchando sus estómagos y más tarde JongDae, saliendo de él antes de
correrse. El sexólogo sintió el orgasmo recorrer todo su cuerpo como una
corriente eléctrica que lo dejó sin poder moverse, con la respiración y el
pulso acelerada y la vista velada.
JongDae se levantó de la cama y tomó
un pañuelo de papel de la caja que había sobre la cómoda, después, volvió a
esta y comenzó a limpiar el abdomen de BaekHyun y el suyo propio del semen del
primero, que seguía tumbado en la cama sin poder moverse y sin creer qué era lo
que había sucedido. Una vez limpios, JongDae se dejó caer sobre BaekHyun con
cuidado y comenzó a repartir besos cálidos sobre su rostro, cuello y pecho,
acciones que le parecieron extrañas, pero aún más se lo pareció cuando el otro
atrapó su pene entre sus manos de nuevo.
—¿Qué haces? —le preguntó. Todavía
no estaba muy coherente, el orgasmo lo había dejado bastante perdido.
—Excitarte de nuevo.
—¿Por qué? Ya has terminado, ¿por
qué sigues queriendo tener sexo conmigo?
—Porque creo que me he vuelto adicto
a tener sexo contigo —susurró cálidamente en su oreja, lamiéndola y
mordisqueándola.
—¿Eso qué significa?
—Que jamás me separaré de ti porque
no quiero superar mi adicción.
JongDae se acercó a sus labios y
BaekHyun acortó la distancia entre ellos para besarlo con ganas. Le acababa de
entregar su virginidad a casi un extraño y este ahora le decía que no quería
separarse de él nunca. El sexólogo, en cualquier otro momento, hubiera salido
corriendo sin mirar atrás, pero por alguna razón que desconocía, algo en lo más
profundo de su ser le dijo que podía pasar perfectamente el resto de su vida
entre los brazos de JongDae.
Notas finales:
reitero lo dicho al principio, perdón si no era esto lo que esperabas y no te
gusta.