Mi día comenzaba como cualquier
otro. Llegaba a clase el primero, me sentaba en mi pupitre en la
primera fila, cerca de la mesa del profesor, y esperaba a que ese día
terminara sin ninguna incidencia. Pero siempre acababa mal. Yo era un
chico algo solitario, aunque me gustaba la gente y hablar con ella,
era muy tímido y por eso la soledad era lo único que había en mi
vida, bueno, la soledad, los kilos de más y los golpes.
Todos los días, unos chicos de mi
clase me golpeaban y se metían conmigo. Yo nunca los podía parar,
solo lloraba mientras recibía los golpes. No podía hacer nada más.
Ya había intentado perder peso, pero la comida siempre era una
tentación. Había intentado abandonar mi timidez, y lo único que
había conseguido, habían sido más golpes. Nunca había devuelto
los golpes, eso hubiera sido incluso peor. Lo único que deseaba, era
acabar mis estudios y salir de aquel lugar lo más pronto posible.
Llegó la hora del almuerzo y me fui
a un lugar tranquilo en el que nadie me molestara. Pero mi
tranquilidad duró lo que me duró la comida, unos minutos escasos.
Los chicos que siempre me molestaban me acorralaron.
-Mirad a quién tenemos aquí- dijo
uno de ellos.
-Oh, pero si es el cerdito- dijo
otro. “Cerdito” era solo una de las cosas que me llamaban
para hacerme sentir mal. Yo no dije, nada, ¿para qué?
-¿Se te comió la lengua un gato?-
preguntó otro de ellos. Me levanté, dispuesto a irme a otro lugar,
con más gente, para que no pudieran hacerme nada, pero el primero de
ellos me retuvo.
-¿Dónde te crees que vas, bola de
sebo?- agarró fuertemente mi hombro, clavándome las uñas, yo sólo
miré al suelo- ¿eh? Respóndeme- y me pegó un puñetazo en el
estomago que me hizo doblarme y caer al suelo.
Comenzaron entonces las patadas y
puñetazos, siempre en lugares no visibles. Yo solo me encogí en el
suelo y comencé a llorar. Ya no podía soportarlo más. Cuando se
cansaron de molestar, se fueron y me dejaron allí tirado, llorando y
magullado por todas partes. Pasé un buen rato así y de un momento
a otro escuché pasos. Volvían al ataque. Los pasos se pararon a mi
lado.
-No, por favor- susurré
encogiéndome aún más.
-¿Estás bien?- me quedé
paralizado al oír una voz hermosa que no reconocía- ¿hola?- sentí
como se agachaba a mi lado. Poco a poco fui descubirendo mi cara y lo
miré. Era el chico más guapo que había visto en toda mi vida. Sus
ojos oscuros, su pelo rubio, su rostro perfecto. Era un ángel.
Él sonrió al verme- no te asustes, no te haré nada- yo sólo pude
confiar ante sus palabras, me levanté poco a poco, con dolor en
todas las partes de mi cuerpo hasta que me quedé sentado frente a
él- ¿Qué es lo qué te ha pasado?- me preguntó, pero yo no quería
hablar de eso y agaché la cabeza- oh, bueno, intentemos otra cosa-
suspiró- mmm, mi nombre es Jung DaeHyun- se presentó tendiéndome
la mano- ¿cómo te llamas tú?- miré su mano, me daba vergüenza
estrechársela- tranquilo, no voy a comerte ni nada por el estilo-
dijo con una sonrisa en los labios. Estreché su mano delicadamente,
parecía que si lo hacía más fuerte se rompería.
-Yu YoungJae- susurré.
-Muy bien, Yu YoungJae- dijo él-
¿quieres ser mi amigo?- yo sólo acerté a asentir levemente con la
cabeza y a sonreir ampliamente. Tenía un amigo. Jung DaeHyun, mi
ángel, iba a ser mi amigo, mi primer amigo.
Gracias a él, ya no estuve solo,
siempre tuve alguien con quien contar. Los chicos que me molestaban
dejaron de hacerlo y DaeHyun y yo nos hicimos muy amigos al
principio, y algo más después de que pasara algún tiempo. La vida
me sonreía por fin, gracias a mi ángel.
Habían pasado ya unos años,
habíamos terminado los estudios y entrábamos a la Universidad. La
noche antes, en nuestro apartamento, estábamos tirados en el sofá,
él sobre mi pecho, siempre decía que le gustaba escuchar mi corazón
y nuestras manos estaban entrelazadas.
-DaeHyunnie- susurré.
-Hum- me contestó él alzando su
cabeza para mirarme.
-Te quiero.
-Yo también te quiero, baboo-
respondió dándome un breve beso en los labios y volvió a su
posición original. Yo comencé a tocar su pelo, me encantaba
hacerlo, mientras pensaba en como le diría lo que quería decirle
desde hacía mucho tiempo.
-Mi ángel- susurré.
-¿Qué?- preguntó sin entender.
-Tú eres mi ángel.
-¿Y eso?- dijiste interesado.
-Tú me salvaste y me haces feliz,
¿no es eso lo que hacen los ángeles?- le dije algo
avergonzado. Él me miró fijamente y luego sonrió.
-Está bien- dijo finalmente- soy tu
ángel, y tú también eres el mío, porque me salvaste y me
haces feliz- repitió mis palabras- y por eso quiero que estemos
juntos toda la eternidad, porque somos inmortales, ¿no?- reí antes
sus palabras y lo besé.
-Para toda la eternidad, mi ángel.
asdsdsfsf lo amo<3 definitivamente lo amo!!! sabes...creo que sabrás quien soy XD safhfashgfshgsfd es que..lo amo!! definitivamente lo amo!!
ResponderEliminarDe verdad, me alegra que te guste ^^
EliminarCreo que sí, que me hago una idea ^^
Gracias por comentar ^^
Hola! :)
ResponderEliminarEsto es demasiado triste por como sufría Youngjae y luego es tan lindo, son un amor, ya quisiera que en la realidad fuera así ^^
Si... ojala en la realidad fuera asi... menos en lo de que Jae sufre... XD
EliminarSimplemente me encanto :3 Amo esta couple..
ResponderEliminarMe alegra que te gustara ^^
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