jueves, 25 de octubre de 2012

Vampire Stories


Capítulo 2
La Universidad


   El silencio de la noche se transformó en un abrir y cerrar de ojos en cuanto llegó la mañana y los despertadores comenzaron a sonar.

   Ana estaba en el baño grande y Lorena en el pequeño, al que entraba desde su habitación. Inma estaba en su cama intentando despertarse y Lourdes en el pasillo junto a las puertas del baño y la habitación de Inma, que estaban justo enfrente una de la otra.

-*Inma, levántate- dijo llamando a la puerta de la habitación-*¡LORENA! ¡Quieres salir ya del baño!
-*Cinco minutos más...- murmuró Inma durmiendo.
-*¡Ya voy!- gritó Lorena.
-*¡Eso llevas diciendo media hora!
-*Es que me estoy haciendo la plancha.
-*Dimito- murmuró Lourdes. Lorena tenía el pelo muy largo y tardaba muchísimo en alisarse el pelo- ¡Ana! ¡Sal del baño!
-*Voy, ya voy- contestó ésta saliendo.
-*Y ve a avisar a Inma, que a mí no me hace caso.
-Ok.

Lourdes entró en el baño y Ana se dirigió hacia la habitación de Inma, allí, sin ni siquiera llamar, entró.

-*Venga, Inma, levanta- le dijo. Inma no contestó, así que, Ana se acercó a su cama y vio que estaba profundamente dormida- pues si que coge el sueño pronto- murmuró Ana para sus adentros.
 
   Después de un rato de estar allí sin que la otra hiciera algún movimiento, se hartó. Reunió todas las fuerzas posibles, cogió el colchón y lo levantó. Inma cayó al suelo y finalmente se despertó.

-*¡Vamos!- exclamó Ana colocando el colchón de nuevo- llegaremos tarde.
-*Vale- dijo Inma suspirando y cogiendo la ropa que tenía preparada en la silla.
-*Te quiero vestida, peinada y desayunada en 10 minutos.

   Y como Ana lo dijo, se vistió y salió de su habitación, camino al cuarto de baño. Se peinó y después entró en la cocina para desayunar. Todo lo hizo en los 10 minutos reglamentarios. Cuando Inma entró a la cocina, Lorena salió del baño, ya arreglada.

   Desayunamos corriendo y cuando todas estuvimos listas, hacia las diez y media, salimos del apartamento y bajamos las escaleras. Nos encontramos a nuestro casero barriendo la entrada mientras silbaba alegremente.

-Hola- saludamos todas.
-Buenos días- nos contestó con una sonrisa.
-*Dios, cada vez que lo veo me gusta más- comentó Ana una vez salieron del recinto de los apartamentos.
-*Oye, ¿a ti que no te gustaba el de la tienda "24h"?- preguntó Lourdes.
-*Oh, ese también.
-*¡Sí, vamos a la Uni!- dijo de repente Inma motivada, cambiando el tema de conversación. Todas la miraron raro.
-*Y... ¿alguien se acuerda cómo llegar?- preguntó Lorena.

   Todas nos miramos y un silencio incomodo se produjo entre nosotras.

-*Ah...- dijo Lourdes- creo que yo me acuerdo, pero que sepa llegar es otra cosa.

   Echamos a andar por el barrio. Todos se nos quedaban mirando, pero no hacíamos ningún caso. Tras media hora dando vueltas y habernos perdido unas tres veces, llegamos por fin al complejo de la Universidad. No hace falta decir que al final acabamos preguntándole a un señor mayor que nos encontramos y nos dijo dónde estaba el lugar.

   Comenzamos a buscar al señor que nos había presentado nuestra directora, pero allí no había nadie así, solo un muchacho de la edad de nuestro casero, o poco más mayor.

-*Oye, Lorena, ¿seguro que era a las 11?- preguntó Inma.
-*Sí, vamos, eso dijo por teléfono- contestó ella- aunque... ahora que lo pienso tenía una voz seductora...
-Chicas...
-*… justo como esa…

   Nos quedamos pilladas durante unos segundos. A nosotras se acercaba el muchacho. Era algo más bajo que nuestro casero, pero es que nuestro casero era bastante alto. Tenía el pelo tintado de castaño muy claro y una gran sonrisa en el rostro que hacía que se le formase un hoyuelo muy mono en el lado izquierdo.



-*¿Habéis visto lo bueno que está?- preguntó Ana.
-*Sí- contestaron las demás mientras se les caía la baba, literalmente…
-Hola- respondieron todas a la vez, intentado reponerse por la impresión que aquel chico les había causado e intentando no parecer unas pervertidas.
-Soy Park JungSoo- se presentó- pero me podéis decir LeeTeuk oppa, me hace ilusión- sonrió.
-Sí, claro, como quiera- contestó Lorena.
-¿Comenzamos la visita?- preguntó él sonriendo todavía.
-*Ay, que me da un ataque- dijo Ana hiperventilando interiormente.
-Claro- contestó Lourdes- ¿qué vamos a ver?
-Os enseñaré la biblioteca, la cafetería, algunas aulas y los talleres.
-¡Qué bien! Yo quiero ver la biblioteca- comentó Lorena emocionada- tiene que haber muchísimas cosas.
-Libros sobre todo- murmuró Lourdes.
-Lo veremos todo- comentó LeeTeuk y echamos a andar.

   No había nadie más que nosotros en la Universidad, aquello estaba desierto. Nos esperábamos que fuera como nuestro instituto, que en los días previos al comienzo de las clases era un hervidero de gente.

   Nada más entrar, enfrente, se encontraban las oficinas administrativas. A cada lado había grandes escaleras que llevaban a la planta superior, y a parte de tablones y algunas ventanas, aquel recinto ya no tenía nada más.

-A la derecha tras las escaleras se encuentra la cafetería y tras las de la izquierda la biblioteca- dijo LeeTeuk- arriba están las clases y los talleres.
-Y, ¿dónde vamos?- preguntó Lourdes.
-Primero a la biblioteca.

   Y giramos a la izquierda. Detrás de unas grandes puertas de madera se encontraba la biblioteca. Era enorme. A la entrada estaba el mostrador donde podías sacar los libros y enfrente, un montón de filas de mesas para estudiar. Al fondo se apilaban filas y filas de estanterías llenas de libros. A todas se nos pusieron dientes largos, nunca habíamos visto tanto libro junto.

   Estuvimos dando vueltas por el lugar durante un buen rato, flipando y cogiendo de vez en cuando un libro para ojearlo. Cuando nos hartamos, salimos de allí y subimos las escaleras.

   Hacia la derecha estaban las aulas, y hacia la izquierda, todos los talleres. LeeTeuk nos abrió la primera puerta que encontró de un aula. Era bastante grande. Tenía varias filas de mesas de dos en dos, una mesa para el profesor y una gran pizarra. Por las paredes, había algún que otro póster de obras de arte muy conocidas y en los rincones esculturas de muñecos de madera para el estudio de las proporciones.

   Después, nos dirigimos hacia el taller de enfrente. Allí había un montón de materiales; había caballetes dispuestos por toda la habitación, una pizarra nada más entrar y al fondo había un gran armario. Inma, la cotilla, salió corriendo a abrir el armario, y allí se encontró con pinceles, vasos, paletas, lienzos y pinturas. También había herramientas para trabajar la piedra y la madera.

   Salimos del taller después de verlo todo, todo, sin dejarnos ni un solo rincón.

   Estábamos muy motivadas. LeeTeuk nos hizo bajar por las otras escaleras y nos guió a la administración, allí, cogió unos cuantos papeles y se volvió hacia nosotras.

-Bien- dijo- me tenéis que rellenar unos papeles.
-En casa ya rellenamos una barbaridad junto con el director- comentó Lorena sin ganas de escribir nada.
-Un momento- dijo Ana atando cabos- si el director era el hombre con el que hablamos en Antequera- se volvió hacia LeeTeuk- ¿quién eres tú?- preguntó como si se tratara de una novela de misterio.
-Eso- dijo Lourdes- ya decía yo que no me cuadraba algo.
-Y que sea la más despistada después de mi la se de cuenta- murmuró Inma.
-Ah, bueno- dijo LeeTeuk- ese hombre es el verdadero director, pero siempre está de viaje cazando talentos- aclaró- así que, yo, como su hijo, me encargo de organizar esto.
-*Acabáramos- dijo Ana.
-Y, ¿tan joven ya te encargas de todo esto?- preguntó Lorena sorprendida.
-En realidad no soy tan joven...
-Es verdad- dijo Ana- andará cercano a los treinta, es un viejales.

   LeeTeuk sonrió y echó a andar hacía la cafetería y nosotras tras él. Lourdes se acercó a Ana y le susurró:

- *Sí, sí, sí, un viejales, pero bien que te gusta.
-*Shhh, calla - contestó mirando a todos lados a lo Homer Simpson.

   Entramos a la cafetería y nos sentamos en una de las mesas que poblaban el lugar. En el lateral izquierdo, se encontraba la barra para pedir. Una vez instaladas y los papeles repartidos, LeeTeuk se levantó.

-¿Que queréis tomar?- preguntó.
-Un refresco de cola- contestó Lourdes.
-Otro para mí- dijeron Lorena y Ana a la vez.
-Pues yo quiero un zumo de piña- saltó Inma de repente y todas la miramos con cara rara- ¿qué?- preguntó.
-Nada, nada- dijo Lorena.
-Bien, tres colas y un zumo de piña- contó LeeTeuk.
-Un momento- dijo Ana- ¿no te damos el dinero para pagar?
-No- contestó él- invito yo, no creo que me arruine por pagar eso- y se fue.
-*Encima de guapo, rico- comentó Ana.
-*¿A ti no te gustaba el casero? - preguntó Lorena.
-*¿No era el dependiente de la tienda? - dijo Inma.
-*¿Pero vosotras no sabéis que a Ana le gustan todos? - contestó Lourdes.
-*Todos no- contestó ella- sólo los guapos.
-*Ya, ya- dijo Lourdes.
-*Es que Corea del Sur es el paraíso de los hombres guapos.

LeeTeuk llegó en ese momento a la mesa sonriendo y se sentó.

-¿Que decías de Corea? - preguntó.
-Ah, es...- titubeó- Corea es un lugar maravilloso- terminó de decir Ana.
-No tanto- contestó él- bien, mientras esperamos, podemos ir rellenando los papeles.
-Vale- contestamos todas.
-Si no entendéis algo me lo preguntáis- dijo.

   Comenzamos a rellenar todas las cosas, felices, pero de repente, Ana echó la cabeza sobre el hombro de Lourdes, mareada.

-*¿Qué te pasa, lapa? - preguntó ella.
-*La presión.

Y es que Ana, cada vez que viajaba en avión, al día siguiente pasaba un día de perros. Sino era un dolor de cabeza insoportable hasta que se acostumbraba a la presión a nivel del suelo, sangraba por la nariz durante un buen rato. Y esto último fue lo que pasó. Una gota de sangre salió de la nariz de Ana y cayó sobre la mesa. LeeTeuk se tensó.

-Toma, Ana- dijo Inma dándole un pañuelo.
-Gracias.

Ana se puso el pañuelo en la nariz y estuvo así por lo menos unos diez minutos hasta que paró de sangrar.

-Lo siento- dijo al ver a LeeTeuk un poco tenso- no hace falta que te preocupes, me pasa cuando viajo en avión, es por los cambios de presión.
-Oh, me quedo más tranquilo- murmuró él- ¿os importa que me retire un momento?
-No- dijo Lourdes.
-Vuelvo en un momento- y se fue de la cafetería rápidamente.

   Poco después, llegó un hombre con las bebidas en una bandeja y las fue dejando sobre la mesa. Cuando vio el goterón de sangre sacó una bayeta de su bolsillo y la limpió rápidamente.

-¿Tienen con lo que hayan taponado la hemorragia?- preguntó el hombre.
-Sí- contestó Ana.
-¿Me permite tirarlo?
-No importa, ya lo tiraré yo cuando me levante.
-No es ninguna molestia- dijo el hombre- yo puedo llevarlo- y como se puso tan insistente, Ana le dio el pañuelo con sangre- gracias- y se fue rápidamente a la cocina.
-*Que amables son aquí todos, ¿no?- dijo Ana.
-*En España ni se hubieran dado cuenta de la gota de sangre- comentó Lorena.
-*Muy cierto- estuvo de acuerdo Inma.
-*Pero - dijo Lourdes- ¿no os parece raro que se pusiera tenso LeeTeuk oppa?
-*A lo mejor estaba preocupado por Ana- concluyó Lorena después de unos momentos.
-*Bien, ¡he ligado!- dijo la aludida.
-*Puede- respondió Lourdes.
-*¿Cómo que puede?- preguntó Ana enfadada- si se preocupa, es porque le gusto, sino, le traería al pairo.
-*Ana y su lógica aplastante- murmuró Inma- aunque nunca tenga lógica ninguna.
-*Oye- se quejó Ana.
-Siento haberos hecho esperar- dijo LeeTeuk volviendo a la cafetería.
-Si no hemos esperado casi nada- comentó Lorena.
-¿Habéis acabado ya con los papeles?- preguntó él.
-Cinco minutos- contestamos todas.



8 comentarios:

  1. Como mola la historia!!! te sales escribiendo!!! Dios mis sujus!! Estoy imaginandomelo y me muero!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te guste ^^
      Pero esto no es sólo mía, hay que recordar que Lorena, Lourdes e Inma, colaboran también en este fic

      Eliminar
    2. Felicitaciones a las tres, la historia es divertidisima, me la imagino y me rio mucho, estais las 3 crazy, molais mucho!!! enhorabuena!!! bsss unnies!!!

      Eliminar
  2. ja ja ja , me parto, di q si! Es que Corea del Sur es el paraíso de los hombres guapos!

    ResponderEliminar