Capítulo 4
Oppa, oppa
Salí de la casa de Rose muy confundido. Le
había contado mi vida a una persona que conocía desde hacía unas horas, y
encima, esa persona era una chica. Sin prestar mucha atención a nada, fui hacia
mi casa.
No llevaba ni diez minutos andando cuando ya
había notado que me había perdido. Intenté volver por donde había venido, pero
no lo recordaba exactamente. No sabía qué hacer. Mis padres no estaban en casa,
ambos trabajaban y no podían venir a por mí. Rose no me había dado su número de
teléfono, tampoco podía llamarla, no tenía saldo. ¿Qué podía hacer?
-¿Estás perdida, preciosa?- me giré y lo vi.
Allí estaba el pandillero, BaekHo. Mi corazón comenzó a latir rápido, sentía
cómo miedo. No sabía por qué, yo era un chico, pero él creía que era una chica
y… menudo lío…- ¿estás bien?
-Sí, sí- contesté.
-¿Entonces no estás perdida?- no sabía que
decir… podría decirle que sí y que me intentara ayudar él o que me ayudara un
desconocido que no sabía si tenía buenas o malas intenciones. Me liaba a mi
mismo…
-La verdad sí… estoy algo perdida, ¿me
puedes ayudar?
-Claro que sí, ¿dónde vives?
Y me llevó hasta mi casa. Casi no hablamos
durante el camino, sólo nos dedicábamos miradas tímidas, nada más. Pero, al
despedirnos, él me besó el dorso de la mano como un caballero europeo de otra
época y luego se fue. Me quedé pillado unos momentos y cuando iba a entrar en
casa, escuché a la puerta de al lado abrirse y sabía que mi perdición había
llegado.
-¿Quién era, quién era?- preguntó la loca de
mi vecina fujoshi.
-No es nadie- contesté.
-Nadie no te da un beso en la mano al
despedirse- dijo- no, mejor dicho, tú no dejarías que nadie te diera un beso en
la mano al despedirse- rectificó- no eres así.
-¿Y cómo soy?
-Pues un chico confundido que no abre su
corazón a nadie desde unos meses, que odia a las chicas y que ahora, para no
sufrir, se hace pasar por una chica.
-Song JieHee- respondí- estás muy loca, eres
una flipada del yaoi y esas cosas, pero me conoces muy bien.
-Es lo que tiene ser tu mejor amiga.
-¿Quién te ha dicho que tú seas mi mejor
amiga?
-Tenemos un pacto.
-No me lo recuerdes- y entré a mi casa.
A la mañana siguiente, nada más llegar al
instituto, Rose me abordó por los pasillos y me dio un gran abrazo. Me solté de
ella como pude y la miré con mala hostia. Era demasiado cariñosa para mi gusto.
Miré detrás de ella y descubrí a su hermano y a su novio, que sí estaban en mi
clase, ella no, por lo menos me iba a librar de tenerla a cada segundo pegada a
mí.
-Buenos días- saludó ella. Incliné la cabeza
a modo de saludo- ains, pero qué tímida eres, Rennie- dijo y me volvió a
abrazar. Casi me ahoga, de no ser porque los otros dos chicos la apartaron
ahora mismo estaría muerto. Sí, soy un exagerado, lo sé.
-Déjala, hermana- dijo Aron- que la asustas.
-Tienes razón- coincidió MinHyun- y ahora
tienes que irte a tu clase o llegarás tarde.
-Pero…- puso cara de pena- yo no quiero
separarme de ti…
-Yo tampoco, pero es lo que hay…
-Min… ¿ya no me quieres?- preguntó ella
compungida. Cuando el chico iba a responder sonó el timbre.
-Muy bien, en el descanso ya os diréis lo
mucho que os queréis- cortó Aron- ahora, debemos entrar en clase- los separó-
¿vienes, princesa?- me dijo. Nadie nunca me había llamado así antes, claro, que
nunca antes me había hecho pasar por una chica y queda un poco raro decirle
“princesa” a un chico, pero yo soy un chico… por lo que… me estoy liando…
-Claro que sí, príncipe- respondí.
-Ten cuidado, hermano- gritó Rose- te puedes
llevar una paliza como intimes mucho con Rennie.
-¿Por qué dice eso?- preguntó el chico.
-Por él- dijo MinHyun y señaló hacia un
lugar detrás nuestra, nos giramos y vimos a BaekHo, que le echaba una mirada
asesina a Aron.
-Voy a tener que aplacar al tigre…- murmuró él
y fue en busca del otro.
-¿Aplacar al tigre?- pregunté confundido.
-No debería contarte esto… pero… supongo que
Rose no te dejará marchar y serás una de nosotros, así que…- titubeaba a cada
frase que decía.
-Oh, por favor, no será tan difícil- le
dije.
-Pues… es que realmente… nosotros somos
amigos del pandillero…
-O.O- me quedé muy sorprendido, no podía
articular siquiera palabra.
-Pero no digas nada- se acercó un poco más a
mí- es un secreto. Asentí con la cabeza- vamos a clase.
Los días pasaban monótonamente. Cada día
estaba con Rose, MinHyun y Aron. Hablaba con ellos y me divertía mucho,
realmente creía que si estaba con ellos podría volver a ser como antes. A veces
se nos unía BaekHo, pero sólo cuando estábamos en la azotea y sin que nadie lo
supiera, era un buen chico, aunque por su tamaño y sus pintas, podía dar miedo,
era muy buena persona. Todo parecía ir bien, pero los problemas no tardaron en
llegar.
-Todos los días estás con MinHyun y Aron
oppa- me dijo Alice. Me estaban intimidando. Lo había visto en mi anterior
colegio, las chicas hacían eso mucho, cuando alguna no encajaba con las demás. Y
yo no encajaba.
-Sí- contesté.
-MinHyun oppa tiene novia, pero Aron no quería
saber de ninguna chica hasta que tú llegaste- siguió Lime.
-Y te llama princesa- dijo Ara.
-Es algo desesperante verte siempre rodeada
de chicos guapos- prosiguió Nara.
-Siempre oppa, oppa…- dijo YooYoung.
-Me pones enferma- terminó YoonJo.
Ya no pudieron decir nada más porque un
brazo musculoso las apartó a las seis de un empujón y me sacó de allí
delicadamente. Me llevó por los pasillos del instituto y me guió hasta la
azotea, una vez allí, cerró y atrancó la puerta.
-¿Estás bien?- preguntó.
-Sí.
-Creía que estarías… triste…
-Para nada- contesté.
-¿Quieres que les haga algo?
-No, no hace falta, las chicas son así, y…
creo que ya las asustaste un poco.
-Me alegra haberte ayudado- dijo sonriendo,
su sonrisa era muy amplia y bonita.
-Muchas gracias, BaekHo oppa- todavía no me
acostumbraba a decir esa palabra, me sonaba algo rara.
Nos quedamos en la azotea aun cuando el timbre
que anunciaba las clases sonó una y otra vez. Me habían intimidado unas chicas,
el pandillero guapo, todo hay que decirlo, me había salvado de ellas, y ahora,
estábamos los dos en la azotea, hablando. Mi vida parecía la de una
protagonista de un manga shojo malo… sólo faltaba el beso y sería completamente
igual. Pensando en eso, no vi cómo BaekHo se acercaba a mí lentamente y posaba
sus labios sobre los míos delicadamente. Se alejó de mí una vez detuvo el beso
y con las mejillas sonrojadas me dijo:
-Lo siento- y se fue del lugar.
(N.A.:
LO SIENTO UNNIES!!!! Ahhh, me siento fatal por poner a mis locas de malas… pero
es que me venían al pelo… lo siento muchísimo…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario