Nothing Matters (when you're in love)

Capítulo 7

Partida

            —Solo quiero saber una cosa —comenzó—. ¿Tú y tu primo Fan estáis saliendo?

            Abrí mis ojos al máximo al escuchar la cuestión sobre la que quería saber el coreano y la expresión de mi rostro debió confirmarle al chico las sospechas que tenía porque hizo una cara extraña, frunciendo su ceño, sus ojos y su nariz durante solo un segundo. Podría haberlo negado todo, pero ya nada importaba y me daba exactamente igual que él se enterase de que estaba enamorado de uno de mis primos. La verdad, me convenía bastante más que lo supiera, porque de aquella forma ya me dejaría definitivamente tranquilo y no tendría que preocuparme más por él.

                 —Sí —le confirmé, aunque no hacía falta que lo hiciera—. Él y yo estamos saliendo juntos desde hace un tiempo.

            —Pero… sois primos —comentó, como si no fuera obvio que era algo que todos sabíamos.

            —Lo sé.

            —Eso es… —JunMyeon se quedó callado unos minutos, como si estuviera pensando seriamente las palabras que quería decirme a continuación—, algo raro —acabó diciendo.

            —Una persona no elige de quien se enamora —contesté.

            Sabía que era raro, que no era algo que estuviera bien visto por la sociedad, pero después de tantas dudas, de tantas preguntas, de tantos malos ratos y de tanto sufrimiento, habíamos llegado a la conclusión de que no podíamos estar el uno sin el otro, a pesar de que por aquel contratiempo provocado por la persona que tenía delante de mí en aquellos momentos estuviéramos atravesando una mala racha de la que no sabía con seguridad cómo salir, arrastrando a Fan conmigo hacia la superficie.

            —Creo que lo entiendo… —murmuró, pero no parecía muy convencido, ni tampoco parecía haberlo entendido del todo, a pesar de sus palabras.

            —Yo pienso que no —dije—. No es algo que hayamos elegido, no es algo que hayamos podido evitar, aunque lo hemos intentado en varias ocasiones —comencé—. Es algo que simplemente no hemos podido detener, algo que nos hacía daño si no estábamos el uno con el otro.

            —¿Intentasteis estar separados y no hacer caso a vuestros sentimientos? —cuestionó.

            —Durante cinco años —respondí sinceramente—. Pero no pudimos soportarlo y acabamos de esta forma —sonreí amargamente—. Este debía ser el verano más feliz de nuestras vidas porque por fin podíamos estar juntos sin ninguna complicación, pero la complicación que no esperábamos vino de Corea del Sur —dije, refiriéndome a él y el chico lo captó, a pesar del juego de palabras que había utilizado.

            —¿Por esto me rechazabas una y otra vez? —me preguntó. En su rostro podía ver algo de culpabilidad que me hizo sentir un poco de satisfacción internamente.

            —¿Por qué creías que era?

            —No lo sé —contestó—. Generalmente se juega un poco al gato y al ratón antes de comenzar una relación y yo creía que…

            —¿No eran evidentes mis señales de “no quiero que te me acerques”? —cuestioné.

            No podía creerme que aquel chico hubiera estado tan ciego como para no darse cuenta de ellas porque eran carteles de neón que me señalaban como alguien con pareja que no quería problemas porque estaba perfectamente con la persona a la que amaba.

            —Es que eres tan guapo y me gustas tanto que no podía concentrarme debidamente en las señales que mandabas, solo actuaba por impulso y no pensaba mucho en lo que hacía —respondió de una forma que me pareció bastante sincera—. Ahora mismo me estoy dando cuenta de que te lo he hecho pasar mal en muchas situaciones y me avergüenzo bastante de ello —el chico se mordió el labio inferior y luego miró hacia otro lado antes de seguir hablando—. Siento mucho… lo de la piscina… no estaba en mis cabales ese día y es como si te hubiera violado, ahora que lo medito, porque tú no querías que yo te tocara.

            —Fue algo parecido, sí —murmuré.

            Había estado intentando olvidar aquel día a toda costa y casi lo había conseguido porque con todo el ajetreo que llevaba en la última semana no podía pensar en nada más que en arreglar las cosas con Fan, pero sus palabras me había recordado aquella sensación de repulsión que me causaron sus caricias.

            —Lo siento mucho —volvió a repetir, esta vez mirándome a los ojos—, aunque sé que por muchas veces que me disculpe contigo eso es algo que no se olvida fácilmente.

            —Tardaré bastante en hacerlo, sí —dije—, pero ver que MinShuo te había pegado una paliza por ello hizo que una pequeña parte de sintiera un poco aliviada porque tú también habías recibido tu merecido.

            —Tu amigo tiene bastante fuerza —comentó—. No me lo esperaba y por eso me aplastó de aquella manera —esbozó una pequeña sonrisa culpable—. Si necesitas algo de mí para que te compense por esto, no dudes en pedírmelo.

            Aquellas últimas palabras que dijo JunMyeon me hicieron pensar en una forma y de ir redimiéndose poco a poco de los pecados que había cometido contra mi persona. Durante unos minutos, el más absoluto silencio se apoderó de la habitación en la que nos encontrábamos, hasta que después de pensarlo mucho, una idea vino a mi mente.

            —Podrías comenzar por explicarle a mi abuela que no estamos juntos y que todo fue un malentendido —dije—, que me besaste porque te gustaba pero te rechacé porque en mi corazón hay otra persona.

            —Me parece bien —asintió—. Eso es algo que puedo hacer perfectamente para así ir desenredando este entuerto.

            —Gracias.

            A la mañana siguiente, quedamos en que ambos nos levantaríamos temprano y hablaríamos con mi abuela antes de que los demás se despertaran, así que, bajamos a la planta principal y la encontramos sentada en el sofá, viendo uno de sus programas matutinos de cotilleos que tanto le encantaban. Me sabía mal tener que interrumpirla justo en aquel momento, pero cuanto antes se arreglara el malentendido, mejor sería para todos.

            —Abuela —llamé.

            Ella se giró al escuchar mi voz y, cuando nos vio a ambos, esbozó una sonrisa encantadora, como si le agradara en demasía que hubiéramos aparecido juntos ante ella.

            —¿Qué quieres LuLu? —preguntó—. Si es dinero para salir esta noche con tu chico no hace falta que me lo pidas, yo estoy encantada de dártelo.

            —No, no, no —dije rápidamente, antes de que se levantara del sillón y fuera a por su monedero—. No es eso, abuela, es otra cosa. JunMyeon y yo tenemos algo que decirte.

            —Abuela —dijo el coreano. Ella le había pedido que la llamara así el primer día que llegó el chico a la casa, así que él se había referido a ella de esa forma desde entonces—. Me temo que el otro día hubo un gran malentendido con respecto a nuestra relación —comenzó, captando la atención de mi abuela—. Me declaré a Lu Han y lo besé, pero fui rechazado, así que no estamos saliendo juntos.

            —¿Por qué no? Hacéis buena pareja —cuestionó la mujer, haciendo que mis ojos se abrieran como platos—. Es un buen partido, LuLu, no seas tonto, sal con él.

            —Pero a mí no me gusta, abuela —repliqué.

            —¿Y eso? Si es muy guapo y tiene también dinero, en mis tiempos un chico así no habría durado mucho soltero —contestó.

            —¡Abuela!

            —¿Qué? Es la verdad —dijo con una sonrisa, pero luego se puso seria inmediatamente—. Entonces, ¿no sois novios como Xing y ese baozi amigo tuyo?

            —No, abuela —respondí—. Tengo a otra persona en mi corazón.

            —En mis tiempos esto tampoco pasaba —comentó—. Una se casaba con un buen hombre y luego, con los años ya venía el amor, no al revés. ¡Qué manía de complicaros tenéis los jóvenes de hoy en día! —exclamó—. Pero bueno, si no estáis juntos, no se puede hacer nada. Siento haber malentendido las cosas —ella sonrió—. Ahora fuera, que no me dejáis saber cuál es el último escándalo en el mundo de los famosos.

            Ambos nos miramos un segundo antes de asentir a la vez y despedirnos de mi abuela para que siguiera viendo su programa favorito.

            —¿Así que ya está solucionado el tema de la abuela? —me preguntó YiXing esa misma tarde, cuando le conté a él y a MinShuo lo que había pasado con JunMyeon.

            —Sí, eso ya está arreglado —contesté, esbozando una sonrisa aliviada.

            Ahora ya no me quedaban tantas cosas por hacer para que Fan quisiera volver a dirigirme la palabra y eso hacía que me sintiera mucho más animado que los anteriores días. Poco a poco se estaban solucionando las cosas y eso era gracias a que estaba intentando ser fuerte, a que estaba buscando las soluciones al problema en vez de encerrarme a llorar mientras otros me sacaban de él, como había estado haciendo la mayor parte de mi vida.

            —Ahora solo te queda convencer a Fan —murmuró mi amigo MinShuo y yo asentí.

            —Creo que eso será lo más complicado de todo, pero no por eso debo dejar de intentarlo —respondí.

            —¿Quién eres tú y que has hecho con el inútil e inseguro Lu Han al que no paraba de darle consejos el verano pasado? —dijo mi amigo—. Si lo has matado y has tirado por ahí el cuerpo dinos dónde está para al menos enterrarlo en el panteón familiar —miró a mi primo—. Tenéis de eso, ¿verdad?

            —Sí, en el cementerio local tenemos un espacio enorme solo para los miembros de nuestra familia —respondió Xing—, algún día te llevaré.

            —Bueno, no es muy agradable eso de ir a un cementerio en una cita, pero si es para presentarle mis respetos a tus antepasados no dudes que lo haré.

            Mi primo y mi mejor amigo se sonrieron cálidamente antes de cruzar la distancia que los separaba y besar los labios del otro de una forma dulce y llena de amor que me hizo sentir un poco de envidia. Yo quería volver a besar a Fan de aquella forma y también quería volver a dormir envuelto entre sus cálidos brazos. La cama se sentía muy vacía sin él allí ocupándola prácticamente al completo.

           

            —Por cierto —dijo YiXing, justo después de separarse de MinShuo—, JunMyeon se va mañana a Seúl, así que habíamos pensado que si está todo arreglado podríamos hacerle una fiestecilla de despedida y jugar un rato en tu cuarto a la wii y beber como cosacos todos —luego pareció caer en la cuenta de algo—. Bueno, alcohol no que los dos enanos nos mirarán con ojos de cordero degollado para que les demos un poco ahora que les falta poco para cumplir la mayoría de edad y luego alguien tiene que conducir mañana al aeropuerto.

            —¿Entonces? —pregunté, porque no me había quedado demasiado claro lo que quería hacer.

            —Noche de juegos con refrescos y patatas —me respondió—. No te preocupes por nada, MinShuo y yo iremos ahora a comprar lo que haga falta.

            —Sí, y tampoco te preocupes por si tardamos un poco —comentó MinShuo, con una sonrisa que me dejó bastante claro que aquellos dos no iban solo a comprar y que harían una parada en la casa de mi amigo para tener sexo.

            —No hace falta que digáis más, me imagino lo que queréis decir y no es nada agradable imaginarme a mi primo y a mi amigo de esa forma —dije, levantándome del sofá en el que llevaba un buen rato sentado y alejándome de ellos.

            —Tampoco es agradable para mí saber que dos de mis primos hacen lo mismo —escuché que decía YiXing antes de salir definitivamente del salón y dirigirme a mi habitación.

            La fiesta no se fue mucho de madre porque tampoco es que los que asistimos tuviéramos muchas ganas de celebraciones, pero era algo que había que hacer para despedir a JunMyeon, que después de algo más de un mes volvía a Seúl, su ciudad natal, para pasar el resto de verano con su familia. Yo, personalmente, no lo iba a echar de menos porque había sido el culpable de que Fan, que ni siquiera se encontraba presente en la fiesta, y yo nos hubiéramos distanciado. En realidad, no parecía ser un mal chico, pero no podía perdonarle lo que había hecho con nuestra relación, ni lo que me había hecho a mí.

            Sobre las doce de la noche, después de jugar durante un rato y hacer el tonto más que nada, nos fuimos todos a dormir. Cuando me metí en la fría cama, eché en falta que aquellos brazos cálidos me rodearan, así que me aferré a mí mismo para no sentirme tan solo en aquel lugar.

            A la mañana siguiente tuve que levantarme temprano y coger el coche para poder llevar a JunMyeon al aeropuerto. Ser el único de la familia que tenía el carné de conducir a veces era algo que me daba cierta ventaja sobre los demás, pero normalmente solo era un inconveniente más para mí, que tenía que estar haciendo de taxista y encima sin cobrar para el resto de la familia cada vez que alguien tenía que ir a algún lugar. JunMyeon podía haberse ido en autobús, pero YiXing había dicho que no, que no podíamos hacerle eso porque cuando él había estado en su casa el tiempo que pasó en Corea del Sur, la familia del chico había sido muy hospitalaria con él.

            Así que, por eso conduje hacia aquel lugar lo más rápido que pude y luego salí del coche junto a MinShuo, YiXing y JunMyeon, quedándome un poco atrás con mi amigo mientras los otros dos se despedían, deshaciéndose en lloros, abrazos, promesas de mandarse mensajes y de hablar por skype para mantenerse en contacto mientras no pudieran verse de nuevo. A pesar de que el coreano hubiera hecho algunas cosas que no estaban demasiado bien, ellos dos seguían siendo amigos.

            —Bueno… por fin se va —murmuró MinShuo a mi lado, observando a los otros dos—. Ahora estaremos más tranquilos las semanas de vacaciones que nos quedan… aún no puedo creerme que ya casi se estén acabando.

            —Yo tampoco puedo creérmelo —contesté. La gente iba y venía a nuestro alrededor, cargando con maletas y buscando el lugar desde el que tenían que embarcar—. El resto del año se hace mucho más largo.

            —Porque es bastante más largo —rio él.

            Quise replicarle algo, pero se me olvidó lo que le quería decir cuando YiXing y JunMyeon se acercaron a nosotros y el coreano me miró, pidiéndome permiso para abrazarme, aunque sin decir ni una palabra. Me mordí el labio inferior levemente unos segundos y luego asentí porque, después de todo, era la última vez que lo iba a ver y ya no sería ningún obstáculo en mi relación con Fan, aquella relación que debía salvar a toda costa y lo más pronto posible para poder sentirme bien y tranquilo.

            —Siento haberte causado tantos problemas y quebraderos de cabeza —murmuró mientras me abrazaba—. Nunca fue mi intención hacer algo como eso.

            —Bueno, ya no hay vuelta atrás —comenté—, pero tus disculpas son aceptadas —JunMyeon se separó de mí con una sonrisa amplia en su rostro—, aunque tardaré bastante en poder perdonarte por todo.

            —No pasa nada —dijo—. Estas cosas siempre van poco a poco —esbocé una pequeña sonrisa—. Adiós, Lu Han.

            —Adiós —me despedí de él.

            Después de esto, JunMyeon se dirigió a MinShuo y le estrechó la mano débilmente a modo de despedida para por fin caminar hacia el control del aeropuerto. El chico se giró un par de veces hacia nosotros con las lágrimas contenidas en sus ojos y agitando su mano hasta que se perdió entre el gentío y nosotros nos fuimos del lugar.

            Kim JunMyeon por fin se había ido, así que, a partir de aquel momento redoblaría todos mis esfuerzos para recuperar a Fan y no me rendiría nunca, tal y como él había hecho el verano anterior, hasta volver a tenerlo junto a mí.