Nothing Matters (when you're in love)

Capítulo 4

La Piscina

            Entré a la habitación suspirando y dejándome caer contra la puerta. Había pasado un mal rato por culpa de aquel maldito coreano que no se podía estar quieto ni dejar de decir gilipolleces. Intenté tranquilizarme inspirando hondo una y otra vez, con los ojos cerrados, por eso no pude ver cómo Fan se acercaba a mí y no me di cuenta de su presencia a mi lado hasta que una de sus grandes manos no rozó mi mejilla. En ese momento, abrí mis ojos, un poco angustiado.

                    —Lu Han… —murmuró con su voz grave que sonaba un poco preocupada—. ¿Pasa algo?

            Inmediatamente negué con la cabeza. No estaba preparado para decirle una cosa así, no podía simplemente contarle que el amigo de YiXing quería algo conmigo y dejar caer parte del peso sobre sus hombros. Era un asunto mío y tenía que resolverlo por mí mismo, Fan no tenía por qué preocuparse de nada.

            —No es nada.

            —Lu Han… te conozco muy bien, incluso mejor que a mí mismo… —con sus dedos comenzó a acariciar mi mejilla y me miró fijamente a los ojos—, sé que algo ha debido de pasarte para que estés tan angustiado —tragué saliva sonoramente—, pero también sé que no debo presionarte. Siempre has sido alguien a quien le ha costado horrores expresar las cosas difíciles o complicadas, así que no te presionaré —esbozó una pequeña pero cálida sonrisa aunque sus ojos oscuros siguieran mostrándose preocupados e interesados—, cuando estés preparado para contarlo estaré aquí para escucharte.

           

            Aquellas palabras habían hecho que mi corazón se detuviera unos momentos antes de volver a latir con mayor fuerza y rapidez. Fan era una buena persona, una gran persona con un corazón demasiado grande, así que no debía decepcionarlo nunca más. Arreglaría eso, le diría a JunMyeon las cosas claras y Fan no tendría que preocuparse con nada.

            —Te quiero mucho —murmuré, dando un par de pasos hacia él, hasta que mi cuerpo y el suyo se encontraron, y luego pasé mis manos por su cintura y escondí mi rostro en su pecho—. Te quiero demasiado.

            Fan no respondió. No hacía falta que lo hiciera. Yo sabía cuánto me quería y no tenía que ponerlo en palabras porque con abrazarme fuertemente y no dejar que me rompiera en mil pedazos me demostró todo lo que necesitaba.

            —¿Podemos quedarnos así toda la eternidad? —pregunté, haciendo que riera gravemente y que su pecho vibrara por su risa.

            —Podríamos, pero dentro de un rato te cansarás de estar de pie —contestó.

            —Bueno, entonces vamos mejor a la cama —propuse.

            Solo me separé de Fan lo justo para poder caminar con comodidad hasta la cama y luego lo que tardamos en tumbarnos y acomodarnos para poder abrazarnos sin que ninguna de nuestras extremidades se nos quedara dormida tras un rato. Después de estar bien colocados, volví a apretarme fuertemente contra él, porque entre aquellos brazos me sentía querido y protegido. Me sentía fuerte, capaz de afrontar todos y cada uno de los problemas que se me presentasen a lo largo de aquel verano y de mi vida.

            Ir a la piscina del barrio varias veces en el verano mientras estábamos en la casa de nuestros abuelos era algo típico para nosotros y también una de las pocas formas que teníamos de paliar el calor que hacía. Por este motivo, no tardamos mucho más de una semana en ir todos a aquel lugar a refrescarnos y a pasar un bonito día jugando en el agua. Puede que para la mayoría de las personas que había allí estuviéramos fuera de lugar porque solo había niños, adolescentes y gente de mediana edad, pero a nosotros no nos importaba.

            Llegamos a la piscina y dejamos todas las toallas estiradas sobre el césped, abriendo las sombrillas y poniendo la nevera en un lugar en el que no le diera mucho el sol para que los hielos no se derritieran y la comida que nos había preparado la abuela aquella mañana no se estropeara. Vi cómo MinShuo estaba pendiente de que su hermano menor ZhongRen no se metiera en el agua sin haberse echado antes la crema protectora y que no hiciera tampoco ninguna chiquillada. Generalmente el niño era una cucada, pero cuando había una piscina de por medio se transformaba y MinShuo debía tener siete ojos puestos sobre él para que no le pasara nada.

            Aquel día sería un día normal en el que jugaríamos en el agua y haríamos el tonto por todas partes, como cada vez que íbamos a la piscina en verano, aunque el año anterior no habíamos ido mucho, este año era un suicidio no hacerlo porque hacía demasiado calor. Sin embargo, había algo que me inquietaba bastante, y eso era la mirada de JunMyeon sobre mi cuerpo al descubierto, ya que solo llevaba el bañador. Era bastante perturbadora y no me gustaba nada.

            —¿Estás bien? —me preguntó ZiTao, agachándose a mi lado. Alcé mi cabeza un poco para verle la cara y luego asentí—. ¿De verdad?

            —Sí, tranquilo —contesté.

            —Entonces ven al agua conmigo.

            Y sin poderme resistir y quedarme bajo la sombrilla un rato, mi primo tiró de mí hasta el borde de la piscina y luego me empujó para que me metiera en el agua de una vez, tirándose él después de bomba cerca de mí y salpicando media piscina fuera. Cuando salí a la superficie, juré que me vengaría de él porque el agua estaba muy fría y fuera hacía mucho calor, así que no tardé en ir contra él para hacerle mil ahogadillos mientras los demás eran testigos de nuestra lucha y reían, aunque ShiXun parecía un poco preocupado por su chico y miraba atentamente que no le pasara nada malo desde el borde de la piscina.

            Cuando me harté de torturar a mi primo menor, salí del agua completamente chorreando y aproveché para sacudirme como si fuera un perro y lanzarle agua a Fan, que no se había metido todavía en la piscina, alegando que alguien tenía que vigilar nuestras cosas. Cuando le cayeron las primeras gotas comenzó a protestar, pero luego simplemente hizo un puchero y me dejó hueco en su toalla para que me sentara con él a observar a los demás.

            —¿Al final has conseguido tu venganza con ZiZi? —me preguntó y yo asentí.

            —Por supuesto, nadie puede tirarme al agua sin que yo me vengue —contesté.

            —Recuerdo que el año pasado MinShuo te tiró y tú hiciste lo mismo con él —comentó—. Fue bastante gracioso.

            —Oh. ¿Lo viste? —pregunté—. Creía que estabas en tu mundo haciendo largos y que no te habías enterado de nada —recordaba aquel momento bastante bien porque estaba teniendo una conversación importante con mi amigo sobre mi vida y mis relaciones, pero no llegaba a comprender cómo Fan se pudo dar cuenta de aquello.

            —Siempre he tenido un ojo sobre ti, así que veía todo lo que te pasaba —contestó.

            —¿Eso no es un poco acosador? —reí.

            —Sí, el año pasado era tu acosador personal —asintió, pasando su brazo por mis hombros y acercándome a su cuerpo—, pero este año te tengo para mí solo, así que estoy muy feliz —sonrió y luego me despeinó con una de sus manos, haciendo que el agua que todavía acumulaba en mi pelo saliera despedida en todas direcciones.

            —Me alegra que este año no me acosas porque… —me quedé callado inmediatamente. Había estado a punto de decir “porque ya tengo a otra persona que me acosa”, pero eso era algo que no le podía decir a él, así que, rápidamente cambié mi discurso—, eras un acosador muy persistente… lo pasé bastante mal sin saber qué hacer para que te alejaras de mí.

            —Bueno, menos mal que no lo supiste y finalmente cediste a mis encantos —rio.

            —Sí, menos mal —murmuré. Pasamos unos minutos callados mientras observábamos cómo los demás hacían el tonto dentro del agua.

            —Lu —me llamó de repente y yo me giré hacia él, dándole a entender que lo estaba escuchando y que podía seguir hablando—. Quiero besarte —comencé a reír como loco por la confesión tan repentina que me había hecho y él me miró algo molesto—. ¿Qué? ¿De qué te ríes?

            —Nada, nada —intenté controlar mi risa—. Es que lo has dicho tan serio que no he podido contenerme —Fan hizo un puchero con sus labios y a mí también me entraron ganas de besarlo, pero me contuve para no hacer una locura delante de tanta gente—. Cuando estemos en casa nos besaremos todo lo que quieras, ¿vale?

            —Esta noche no te me vas a escapar —dijo—. Lo juro —yo sonreí porque tampoco quería que se me escapase esa noche.

            —Chicos —llamó MinShuo, acercándose a nosotros con YiXing—. Si queréis meteros en el agua nosotros nos quedamos por aquí, ¿vale?

            —Okey, gracias —me levanté de la toalla de Fan y luego le tendí la mano para levantarlo. Él no dudó en tomarla y luego hacer fuerza para que yo no tuviera que cargar con todo su peso y se incorporó también.

            —Luego os relevamos —dijo.

            —No, luego les toca a ZiZi y a ShiXun, ese par de enanos también tienen que currar y no solo pasárselo bien —anunció YiXing—. Así que no os preocupéis por nada.

            —Bien —murmuré. Con los dedos de Fan aun entrelazados con los míos, ambos caminamos hasta la piscina, pero una vez llegamos al borde, solté su mano—. Voy al baño, ahora vuelvo.

            —Te espero aquí —sonrió.

            Le sonreí también y luego me despedí de él moviendo la mano, para después dirigirme hacia el lugar en el que se encontraban las duchas y los baños. Al final, aquel día de piscina estaba siendo bastante entretenido y no estaba sintiéndome demasiado violento por la mirada de JunMyeon, que simplemente estaba dando vueltas de un lado al otro de la piscina, a veces con YiXing y MinShuo, pero la mayoría de ellas con ZhongRen, cuidando que el niño estuviera bien.

            Cuando salí del baño, me miré en uno de los espejos que allí había, dándome cuenta de que el pelo se me había empezado a secar y que se me estaba quedando de una forma extraña por culpa de la acción de Fan antes, así que me peiné un poco para que no se quedara tan aspaventado y luego me dispuse a salir de allí y meterme cuanto antes en el agua para poder arreglar aquel estropicio y jugar un rato con mi chico. Sin embargo, no pude hacerlo porque la persona de la que creía que me había estado librando toda la mañana apareció allí, cortándome el paso.

            —Oh, Lu Han, no sabía que te encontraría aquí —dijo, aunque sus palabras y su sonrisa pícara no concordaran en absoluto.

            —No sé por qué no te creo —comenté, caminando hacia la salida.

            —Pues deberías hacerlo, yo no suelo mentir —JunMyeon se puso justo delante de la puerta, negándome el paso y yo suspiré.

            —Mira, ya te dije el otro día que no te acercaras a mí, creo que lo dejé bien claro, así que, déjame salir y volver con mi familia y mis amigos —le dije, de la forma más fría que pude para que me dejara tranquilo, sin embargo él rio, como si aquello simplemente fuera un juego del gato y el ratón y él tuviera que atraparme, dándole igual absolutamente todo—. Hablo en serio, apártate de mi camino.

            —¿Si no lo hago qué pasa? —cuestionó, de forma chulesca, alternando su mirada de mis ojos a mi cuerpo y relamiéndose—. ¿Harás algo en mi contra, Lu Han?

            —YiXing…

            —YiXing es un gran amigo y él no me haría nada —dijo, riendo socarronamente.

            —Y mi primo también, pero no me refería a eso —contesté—, sino a que está detrás de ti.

            Él se dio la vuelta, asustado, y yo aproveché ese momento para intentar escapar por su lado, pero no pude hacerlo, porque en cuanto se percató de que le había mentido para huir, alargó sus brazos y me atrapó entre ellos, llevándome a rastras luego a uno de los cubículos de los baños y encerrándonos a ambos dentro.

            —Te crees muy listo, ¿verdad? —siseó en mi oído, haciendo que mi corazón comenzara a latir dentro de mi pecho, pero no por excitación o por amor como me pasaba con Fan, sino por miedo—. Vas a pagar caro tu atrevimiento.

            Intenté gritar, pero él me puso una de sus manos en la boca, mientras que me pegaba la espalda contra la fría pared de azulejos con su cuerpo, mucho más fuerte que el mío. El impacto me cortó la respiración por un par de segundos y cuando pude volver a tener oxígeno en mis pulmones, no pude evitar jadear porque repentinamente, la mano que el otro tenía libre se coló por la cinturilla de mi pantalón y comenzó a tocar mi miembro.

            —¡Suéltame! ¡No me toques! —pedí entre dientes, mordiendo su mano para que la alejara de mi boca, pero al parecer eso le gustó más y la apretó para que no pudiera hacer ningún ruido.

            Quise escaparme de su control, pero su agarre era tan fuerte que no podía hacerlo por más que me moviera y pataleara. Además, cada vez que parecía estar a punto de liberarme, él apretaba sus dedos en torno a la punta de mi miembro y hacía que la debilidad se apoderara de mí. Tenía ganas de llorar, porque aunque aquello debería gustarme porque era una actividad que siempre me había causado placer, lo único que sentía era repulsión. No me gustaba nada que aquel tipo me estuviera tocando de esa forma cuando yo no le había dado el permiso para hacerlo.

            Por eso, sin poder evitarlo, comencé a llorar. Daba igual que sintiera mi miembro erecto y que diversos escalofríos de placer recorrieran mi espina dorsal, odiaba aquella sensación, odiaba lo que me hacía, pero no podía evitarlo porque no podía moverme y escapar de él. Finalmente me acabé corriendo dentro del bañador y en su mano, pero no me sentí nada bien, me sentía muy sucio, asqueado e indigno… y sobre todo, no sabía cómo iba a mirar a Fan a la cara porque otro tipo me había tocado, aunque solo podía hacerlo él.

            —Otro día seguiremos desde aquí —dijo JunMyeon, lamiéndose los rastros de mi semen de la mano con la que me había masturbado antes de salir de aquel cubículo, dejándome por fin solo.

            En ese momento, me derrumbé sobre el retrete y dejé que mis lágrimas cayeran una y otra vez sobre mis mejillas sin poder evitarlo. No sé cuánto tiempo estuve allí encerrado, pero debió de ser mucho porque MinShuo entró al baño buscándome y cuando le abrí la puerta del cubículo en el que me encontraba y vio el aspecto que tenía, se mostró muy preocupado.

            —¿Qué ha pasado? —me preguntó.

            —JunMyeon… —empecé a decir, pero las palabras no salían de mis labios, así que simplemente le señalé mi bañador en el que aún había gotas de mi semen.

            —Maldito cabrón hijo de puta —blasfemó—. Le voy a pegar una paliza.

            —Te lo agradecería —murmuré. Él me miró con rabia contenida.

            —Te juro que le pegaré, pero ahora mismo lo único que podemos hacer es arreglarte un poco y fingir que tienes problemas intestinales para volver a casa, ¿vale? —dijo y yo asentí—. Arréglate un poco, yo saldré a por tus cosas y les contaré lo que te ha pasado.

            —Por favor, que Fan no…

            —Lo sé, lo sé, no te preocupes…

            Era casi de noche cuando volvieron de la piscina los demás y la puerta de mi habitación se abrió, dejando que Fan entrase por ella. En su rostro había una expresión de preocupación extrema y cuando me incorporé un poco en la cama, él se acercó rápidamente a mí, sujetándome para que no me pasara nada. Era tan atento conmigo que me entraron ganas de llorar por haberlo traicionado de aquella manera.

            —¿Estás bien, Lu? —me preguntó. Yo asentí lentamente y luego le dediqué una sonrisa destinada a tranquilizarlo—. He estado muy preocupado todo el día por ti, quería venir a verte, pero MinShuo me dijo que no querías que te viera en mal estado.

            —Tenía un aspecto horrible, no era agradable de ver —murmuré.

            —Te he visto muchas veces enfermo —sonrió, llevando una de sus manos a mi mejilla y acariciándola—. No me iba a asustar.

            —Pero igual si te echabas atrás y decías que ya no me querías —intenté bromear. Él me miró muy serio y yo tragué saliva.

            —Nunca en la vida me separaré de ti, aunque de repente te vuelvas un tío muy feo te seguiré queriendo —sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas por sus palabras y me aferré a él para que no viera lo que había provocado.

            —Gracias, Fan… —susurré—. No sé qué es lo que haría sin ti… —escondí mi rostro en su pecho y sollocé débilmente—. ¿Puedes abrazarme hasta que me cure?

            —Por supuesto.