domingo, 21 de junio de 2015

SR15B

Título: SR15B
Autora: Minako Aino (Riz Aino / Annalovesasianboys) (@sbeaea)
Pareja: JohnTen (Johnny x Ten) (SMROOKIES)
Clasificación: PG–13
Géneros: militaracademy!AU, romance y drama
Número de palabras: 3.610 palabras
Resumen: una gran guerra se avecina y su país tiene que contar con todos los efectivos posibles para ganarla, aunque algunos de estos solo sean adolescentes sin disciplina alguna.
Avisos: contiene un poquito de violencia, aunque no es mucha, así que no os preocupéis por nada.
Notas: gracias a Tae~ por ayudarme a elegir la pareja porque no tenía ni idea de a quiénes poner (como me gustan todos con todos LOL).
Comentario de autora: seh, otro fic de gente que ni ha debutado… pero me encantan, así que lakskjxancjakcnajcbajcbh. Espero que os guste ^^



SR15B


            Se avecinaban tiempos oscuros en el año en el que Ten cumplía la mayoría de edad, pero a principios de aquel año nadie sabía cuán oscuros iban a ser estos… solo pudieron advertir la gravedad del asunto cuando un militar se presentó en su casa, buscando al único varón de la familia para llevárselo a la academia militar de la ciudad más cercana. La guerra era inminente y su país necesitaba tener a todos los varones de entre 14 y 40 años operativos para poder ganar aquella contienda y Ten, así como la mayoría de la población masculina de aquel lugar, encajaba perfectamente. Por este motivo, aunque su madre lloró y lloró para que no se lo llevaran, ni a su hijo ni a su marido, el militar simplemente continuó haciendo su trabajo y subió a los dos varones de la familia en un camión, junto a todos los demás hombres y adolescentes del pueblo, rumbo a un futuro incierto.


                        Dos meses después…

            Ten se encontraba frente a las puertas de la academia militar SM, … Militar, con su petate colgado al hombro e inspirando hondo al ver la gran verja que lo mantendría encerrado los próximos meses hasta que terminara su instrucción y fuera enviado junto a su padre, a la guerra que había comenzado apenas unas semanas atrás. Ten echaba de menos su casa, a su madre, pero en los dos meses que había pasado fuera del calor de su hogar había aprendido que, sobre todo, no debía mostrarse débil ante los demás. Tenía que ser fuerte y tenía que sobrevivir para poder regresar a casa junto a las personas que amaba.

            El chico agarró la cinta que sujetaba su petate a su hombro con fuerza y miró a su alrededor. Muchos más chicos que no llegaban ni a la veintena de años caminaban en dirección a aquella verja y la atravesaban, adentrándose en los terrenos de la academia; otros, mucho más pequeños, se quedaban rezagados como él, deseando en su interior no tener que entrar a aquel lugar. Había muchos niños que tendrían que estar jugando con muñecos en vez de estar a las puertas de un sitio que los pondría a prueba de las formas más crueles, pero aunque aquello a Ten lo sacaba de quicio y lo hacía querer sacarlos a todos ellos de allí, no podía, no podía porque él también estaba atrapado.

            Con decisión, y sin pensar en nada más, movió su pie derecho hacia delante y se encaminó hacia su destino, siguiendo a los demás chicos que serían instruidos junto a él en el arte de la guerra, para después poder combatir por su país.

★★★

            La ceremonia de bienvenida a la academia fue sobria y orquestada por uno de los oficiales de mayor rango del lugar, así que Ten no tardó demasiado en ser conducido junto a los demás hacia el lugar en el que los dividirían en grupos según edad para repartirlos por los distintos pabellones que conformaban los dormitorios. El ambiente era sombrío y pesado, las oscuras nubes se cernían sobre sus cabezas y el ambiente estaba cargado de electricidad, por lo que el chico no dudaba que por la tarde hubiera tormenta mientras la fila avanzaba lentamente.

            Miró a su alrededor, llamándole la atención un chico alto que se encontraba algunas personas por detrás de él. Tenía los ojos oscuros y una mirada seria en estos, las comisuras de sus labios se curvaban hacia arriba de forma natural, pero su boca estaba fruncida y todo su rostro mostraba una expresión de indiferencia total y absoluta, contrastando con todas las de los demás rostros que Ten encontraba a su alrededor. El chico captó su mirada y Ten no tuvo más remedio que volver su cabeza hacia delante, para que no pudiera cazarlo, aunque estaba seguro de que ya lo había hecho.

            Algunos minutos después, era su turno y Ten se encontró frente a un hombre de sonrisa amable a pesar de ser uno de los altos cargos del ejército como mostraban las hileras de estrellas a cada lado del cuello de su camisa. Al chico le pareció curioso que un hombre con tanta condecoración se encontrara repartiendo a los chicos nuevos en los diferentes pabellones, pero no dijo absolutamente nada sobre el tema y simplemente devolvió la sonrisa, entregando su identificación como había visto que hacía el muchacho que estaba delante de él.

            —Ten Chittaphon Leechaiyapornkul —leyó el hombre, después buscó entre los papeles su nombre y, al encontrarlo, sonrió levemente—. SR15B —le dijo, entregándole su identificación—, ese será tu pabellón. Siguiente.

            Ten se inclinó levemente y luego dejó paso al siguiente chico. Le echó un último vistazo a la fila, descubriendo que el chico serio lo observaba también, y se fue del lugar apresuradamente cuando las primeras gotas comenzaron a caer, en dirección al pabellón SR15B, el lugar que sería su casa durante los siguientes meses.

★★★

            Ten se encontraba doblando la ropa que había sacado de su petate antes de guardarla en el pequeño baúl que se encontraba a los pies del camastro que había elegido para dormir, cuando la puerta del pabellón se abrió, revelando a un chico que sería mucho menor que él porque no parecía haber cumplido siquiera los quince años. Estaba asustado y empapado por la lluvia, así que Ten no lo pensó mucho cuando tomó la manta de la cama de al lado y envolvió al pequeño con ella, brindándole una cálida sonrisa para transmitirle seguridad y afecto. El chico se lo agradeció sonriéndole antes de pasar los brazos por su cintura para apretarlo contra su cuerpo y Ten se dejó hacer.

            —¿Cómo te llamas? —le preguntó al muchacho.
            —JiSung —le contestó tímidamente.
            —Yo soy Ten —se presentó—. Espero que nos llevemos bien.

            El niño sonrió y se separó de él asintiendo enérgicamente y mucho más calmado, así que Ten dejó que se alejara de él y caminara hacia la cama de al lado para comenzar a organizar sus cosas tal y como había estado haciendo él mismo antes de que llegara. Ten lo observó durante unos segundos y luego siguió con lo que estaba haciendo mientras entablaba una pequeña conversación con JiSung, destinada a distraerlo de todo lo malo que iba a encontrarse en aquel lugar.

            Mientras ellos hablaban, la puerta del pabellón se abrió varias veces más hasta que finalmente, todas las camas tuvieron su dueño. Ten no quiso girarse para ver a ninguno, pero cuando el camastro que estaba al otro lado del suyo fue reclamado, no pudo evitar fijarse en la persona que lo había ocupado. Nada más alzar su vista se encontró con unos ojos oscuros muy serios que lo miraban como si lo estuviera evaluando y Ten no pudo evitar tragar saliva ante aquella inquisitiva mirada. Sin embargo, no tuvo que soportarla demasiado tiempo porque alguien carraspeó, haciendo que la atención que el chico tenía sobre él, se desviara hacia otro lado de la sala, como la suya misma, hacia otro de los chicos que allí se encontraban.

            —Como soy el mayor de los que aquí nos encontramos —dijo—, me han encargado que todo esté en orden en este pabellón, así que, no me lo pongáis difícil y comportaos —todos asintieron y él sonrió—. Mi nombre es YongJu, por cierto —se presentó—, y aquí tengo la lista de las personas que deben estar en este pabellón, la colgaré fuera, en la puerta, donde me han indicado que lo haga —anunció—. Buscaos, y si no estáis, es que os habéis equivocado de pabellón.

            YongJu caminó hacia la puerta y colgó el papel plastificado en una de las hojas, que dejó abierta para que todos pudieran asomarse para ver aquella lista que hasta el momento había portado en sus manos. Ten caminó con sus demás compañeros hacia él lugar y se buscó en la lista, esbozando una pequeña sonrisa al encontrarse en ella cuando vio su nombre y su fecha de nacimiento en el papel. Sin poder evitarlo, también leyó los nombres de sus demás compañeros, aunque todavía no les pusiera rostro a ninguno de ellos.


SR15B (Hyung’s Division)

Members:

94’line

YongJu [22/05/94]
TaeIl [14/06/94]
HanSol [21/11/94]

95’line

Johnny [09/02/95]
TaeYong [01/07/95]
Yuta [26/10/95]

96’line

DoYoung [02/02/96]
Ten [27/02/96]

97’line

JaeHyun [14/02/97]

SR15B (Maknae’s Division)

Members:

99’line

Mark [02/08/99]

00’line

Jeno [23/04/00]
DongHyuck [06/06/00]
JaeMin [13/08/00]

02’line

JiSung [05/02/02]


            Al terminar de leer aquella lista, Ten se dio cuenta de que JiSung era el menor de todos los que allí se encontraban y que era deber de todos protegerlo cuánto pudiesen para que no le sucediera nada malo y pudiera seguir viviendo su vida, lejos de la guerra que se estaba librando a poca distancia del lugar en el que iban a ser adiestrados para el combate.

★★★

            Ten se despertó por la mañana con el sonido de una trompeta clavándose en su cerebro y abrió los ojos como platos inmediatamente, incorporándose apenas algunos segundos después. Miró a su alrededor, totalmente despierto ya, mientras seguía sonando aquel ruido infernal, y vio cómo sus compañeros remoloneaban un poco más en sus camas… todos menos el chico serio que se encontraba a su lado, levantándose y quitándose la camisa del pijama con el que había dormido. Ten se obligó a desviar su vista antes de que el otro terminara de desabrocharse los botones y se concentró en poner en funcionamiento su cuerpo.

            Pocos minutos después, los catorce chicos que formaban parte de aquel pabellón salían por la puerta de este, con el uniforme militar puesto correctamente y caminando en dirección al patio central, lugar al que todos los demás alumnos de aquella academia militar se dirigían a paso rápido. El suelo de tierra era puro barro por la tormenta caída la tarde-noche anterior y a Ten le costaba caminar un poco por ella, pero no tardó en acostumbrarse a dar las zancadas rápidas como los demás para no quedarse atrás. El chico vigiló, mirando por todas partes, que JiSung estuviera bien y cuando lo halló hablando con otro de los pequeños del pabellón se permitió relajarse un poco.

            Una vez en el patio central se colocaron en filas según el lugar en el que dormían, frente a la plataforma desde la cual el día anterior les habían dado el discurso de bienvenida, y donde en aquel momento se encontraban al menos una docena de instructores. Uno de ellos, alto y con los ojos muy rasgados y penetrantes, se adelantó para hablarles y todo se quedó en silencio. Tenía un aspecto muy fiero y Ten sintió cómo un escalofrío le recorría todo el cuerpo.

            —Antes de desayunar haréis un poco de ejercicio para hacer hambre —anunció—, y para incentivar vuestro esfuerzo, el último de cada pabellón se quedará sin comida —se escucharon algunos murmullos que fueron acallados rápidamente por aquel militar—. Id pasando junto a la plataforma para que uno de los instructores se haga cargo de vuestro equipo.

            Sin poder hacer nada, ni protestar, ni hablar, los chicos que allí se encontraban comenzaron a moverse lentamente y a irse luego con el instructor que les tocara. Cuando la fila de Ten avanzó hasta el lugar el chico sintió que se le revolvían las tripas al ver que la persona que había hablado era quien les había tocado a ellos. Sin embargo, intentó que en su rostro no se manifestara el miedo que sentía y caminó al mismo paso que sus compañeros tras aquel hombre hasta llegar a una zona cubierta de obstáculos.

            —¿Preparados? —les preguntó, señalando el lugar—. Solo tenéis que sortear todos los obstáculos y llegar aquí de nuevo en el menor tiempo posible.

★★★

            Ese día, Ten se quedó sin desayunar, sin almorzar y sin cenar. Nunca había tenido resistencia, ni tampoco músculos con los que poder impulsarse y seguir adelante y el circuito de obstáculos era demasiado para él. Por eso no fue capaz de superarlo correctamente ninguna de las veces que aquel instructor le pidió que lo hiciera. Todos sus compañeros lo miraron con pena, incluso JiSung, todos menos aquel chico serio, del que ya había averiguado el nombre. Johnny, él fue el único que no lo miró como si le diera lástima, el único que le dio un pedazo de pan que había robado del comedor para que Ten pudiera llevarse algo a la boca aquel fatídico primer día.

★★★

            —Gracias.

            Esa fue la primera palabra que le dirigió Ten a Johnny varios días después, cuando ambos estaban corriendo codo con codo por el barro y el otro chico lo sujetó para que no se cayera de bruces antes de seguir con lo suyo. Johnny lo miró por encima del hombro y esbozó lo que a Ten le pareció una pequeña sonrisa antes de girarse de nuevo hacia delante y correr rápidamente. Ten se quedó paralizado un par de segundos, pero después corrió con renovadas fuerzas, intentando no hundirse demasiado en el barro para seguirle la estela a su compañero. Movió sus piernas tan rápido que finalmente acabó ganando aquella pequeña carrera, con la respiración agitada, los bajos del uniforme llenos de barro y el corazón latiendo aceleradamente dentro de su pecho.

            Aquella misma noche, Ten le devolvió el favor a Johnny por haberle dado un poco de comida cuando no pudo completar correctamente el circuito el primer día y le dejó un pedazo de pan sobre la almohada. Cuando el chico llegó de las duchas y lo vio allí, se giró inmediatamente hacia Ten, quien esbozó una sonrisa antes de volver a mirar hacia otra parte.

            La apariencia de chico serio que había mostrado los primeros días se iba resquebrajando poco a poco, al menos con él, ya que desde que le dejó algo que llevarse a la boca las cosas habían sido un poquito diferentes. Ten estaba bastante contento por aquello, aunque no sabía exactamente por qué. Negó con su cabeza levemente porque no estaba en la situación de ser mínimamente feliz. Se encontraba en una academia militar que lo estaba preparando para la guerra.

            “Aunque no estaría mal hacer algún amigo que me pudiera guardar las espaldas” pensó, y se dio cuenta que no era mala idea intentar entablar una amistad que le sacara las castañas del fuego cuando estuviera en algún problema durante la batalla.

★★★

            —Soy Ten —se presentó a Johnny cuando dejó caer su bandeja del desayuno junto a la de él y se sentó a su lado, muerto de cansancio.

            Realmente, todos los chicos que compartían su pabellón sabían cómo se llamaban los demás, pero no habían entablado demasiada conversación. Ten solo hablaba de vez en cuando con JiSung y miraba que no se encontrara demasiado mal en aquel lugar, pero no les había dicho mucho a sus demás compañeros y ellos tampoco se habían acercado.

            —Lo sé —le respondió de una forma quizás algo seca, pero su voz era bastante agradable—. Yo soy Johnny —se presentó a pesar de todo y Ten le sonrió cálidamente.
            —Puede que suene algo infantil… pero me gustaría ser tu amigo —dijo, intentando no mirar aquellos ojos oscuros. Durante algunos segundos, el chico no le contestó, así que Ten se puso algo nervioso, pero cuando abrió la boca y dijo su respuesta, la sonrisa de su rostro se ensanchó hasta límites insospechados.
            —A mí también me gustaría.

★★★

            Los días de Ten comenzaron a ser menos monótonos y más interesantes desde que empezó a mantener pequeñas conversaciones con el Johnny. Era alguien realmente amable y bastante atento, aunque tuviera aquella fachada seria que había espantado a los demás, y hacía sus días también mucho más fáciles. Ya no tenía que preocuparse demasiado por si perdía las pruebas que les hacían antes de cada comida porque el chico siempre le robaba cualquier cosa y Ten se lo comía a escondidas en su pabellón para que nadie pudiera saberlo.

            Sin embargo, no todo era tan bueno y bonito.

            Un día, el instructor que siempre estaba con ellos, aquel de los ojos fieros, se les acercó cuando estaban caminando hacia el lugar de la prueba de aquella noche y los tomó a ambos por los hombros para detenerlos. Después, los miró fijamente durante unos momentos antes de decir:

            —La desobediencia se paga. Esta noche la pasaréis en vela.

            Los dos se miraron, sin saber por qué podría haber sido aquello, hasta que se dieron cuenta de que alguien los habría visto mientras robaban comida para el otro. Esa noche, Ten se arrastró por el barro, corrió dando vueltas alrededor de la valla interior de la academia, subió por una cuerda, hizo varios circuitos y, podría haber desfallecido de cansancio, pero no lo hizo porque Johnny estaba allí con él, a su lado, animándolo a seguir y a intentar cogerlo.

★★★

            Ten se dejó caer sobre su camastro casi cuarenta y ocho horas después de haberse levantado de él. Le dolía todo el cuerpo y había zonas de este que ni siquiera se sentía. Él no estaba hecho para aquello, él no estaba hecho para la guerra y esperaba sinceramente que esta finalizara antes de que él tuviera que ser enviado o no sobreviviría a ella, no lo haría ni aunque Johnny le ayudara. Ten sintió otro peso en su cama y cuando abrió los ojos, que había cerrado anteriormente por el cansancio, se encontró el rostro del chico que lo había acompañado en la tortura que había sufrido, aunque parecía más fresco que una lechuga.

            —¿Cómo puedes estar así cuando yo estoy muerto? —cuestionó, queriendo saber su secreto.
            —Mi cuerpo es resistente —respondió—, pero yo también estoy muerto, así que hazme hueco, ahora no me puedo levantar.

            Ten sonrió mientras se movía sobre la estrecha cama para dejarle un poco de hueco libre a Johnny y este se tumbó, dejando escapar un suspiro de encanto por poder descansar. El chico le dio la espalda y se acurrucó para dormir en una esquina, esperando que él hiciera lo mismo, pero Johnny se giró hacia el mismo lado y le echó un brazo por encima de la cintura para después susurrarle contra la nuca:

            —Buenas noches, Ten.

            El chico no contestó. No lo hizo porque la voz se le había quedado atascada en la garganta y porque su corazón comenzó a latir demasiado rápido y demasiado fuerte dentro de su pecho.

★★★

            Ten apenas tardó un par de días en darse cuenta de por qué su corazón latía de forma desenfrenada cuando Johnny estaba a su alrededor y, sobre todo, cuando lo tocaba. Pudo haber tardado más tiempo, pero lo hizo tan pronto porque ese día vio cómo Johnny recibía una paliza por parte de los instructores, sin que nadie, ni siquiera él, pudiera evitarlo. El chico sentía un profundo dolor en su pecho con cada puñetazo o patada que el otro recibía y se dio cuenta en ese momento, de que aquello debía ser porque sentía algo por él.

★★★

            Auch se quejó Johnny mientras le curaba las heridas de la espalda. Tenia unos cuantos desgarros en la piel y muchos morados, así que, por más cuidado que tenía Ten, sie.pre acababa haciéndole daño.
            Lo siento.
            No es tu culpa murmuró y después siseó por el escozor que le estaba produciendo el agua oxigenada en la herida.
            ¿Por qué te han hecho esto? cuestionó Ten.
            Por desobedecer... hizo una pausa y Ten supo que había algo más pero que se lo estaba callando, pero no insistió en ello porque su deber era curarle las heridas en aquel momento.
            Intenta acatar todas las órdenes le dijo. No me gustaría perderte y tras decir aquello, en un arrebato de valentía, Ten posó sus labios contra la nuca de Johnny levemente, haciendo que el otro chico se sobresaltada y se girara rápidamente para mirarlo. Lo siento se disculpó, pero Johnny negó con la cabeza, diciéndole que aquello no le había importado, de hecho, le sonrió de una forma amplia y cálida, algo a lo que no estaba acostumbrado.
            No te disculpes murmuró. Puedes hacerlo cuando quieras... y donde quieras...
            ¿Puedo... besarte...
            ... los labios? finalizó él y Ten asintió. Sino lo haces tú lo haré yo.

            Entonces, antes de que Johnny pudiera decir nada más, Ten se inclinó hacia delante para salvar la distancia que lo separaba de los labios ajenos y los besó, descubriendo que eran suaves y cálidos y que se amoldaban perfectamente a los suyos. Un torrente de calor le atravesó el cuerpo y su corazón comenzó a bombear sangre a una velocidad increíble.

            En ese momento, Ten se dio cuenta que incluso en una academia militar, incluso en medio de una guerra podía existir la felicidad.





Notas finales: esto es un poco mierda, la verdad, lo reconozco. Al principio iba a ser otra cosa completamente diferente, pero luego ha acabado siendo esta cosa extraña. No me siento nada orgullosa de esta historia, pero bueno, espero que al menos hayáis pasado un buen rato leyéndolo.

4 comentarios:

  1. Hola hola hola!
    Primero: Como de que "me salio todo mierda" nananananah no digas eso señorita, te salio perfecto y punto -le pega con la espatula-
    Ahora si, en mi vida me habían interesado los SMRookies -siempre fuí Wachiturra de la YG- y solo conocía al que rapea -ni idea de como se llame- y para entender tuve que googlear sus nombres :B me enteré de poco pero bueno XD trataré de saber más de los rookies-sobretodo el rapero *-*
    En fin, me encantó, casí lloré, y me gusta demasiado como escribres, asi que no menosprecies tu trabajo
    Sabes que espero con ansias el siguiente fic
    Besitosc:

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    1. Holi~
      Pero es que no me gustó para nada el resultado, lo que es nada, de nada, de nada -.-" (No me pegues, porfa, prometo ser buena)
      Pues si quieres saber de los rookies aquí me tienes, señorita ^^ Yo soy una experta en los SMROOKIES XD El rapero se llama TaeYong y es tan cuqui y adorable aw~
      Me alegra que te gustara, es un gran consuelo ver que al menos sí gusta la historia (no lo menosprecio... es que no me gustó el resultado de esto, a veces me pasa)
      Dentro de poco habrá otro fic ^^ Tengo entradas programadas hasta Agosto LOL
      Besitos <3

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  2. ESTÁ HERMOSO ALSDGGK.JDSG Muchas gracias por escribir es Tenny/JohnTen, soy muy fan de los rookies, y la verdad esta otp es super gay, tienen muchos momentos y muy bonitos, no sé si haces peticiones, pero un fanfic de Yuta&Taeyong estaría muy bien, de rato me pasaré a los demás que me faltan, muchas gracias por escribir de los rookies!

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    1. Me alegra que te gustara ^^ Es una pareja que a mí también me encanta, así que, tenía que escribir de ellos para ser feliz ^^ No, no hago peticiones, lo siento, pero es algo que me he negado a hacer después de diversos problemas que he tenido. Espero que eso no te desanime, pero de verdad que no puedo hacer tu petición. ¡Los SMROOKIES son amor y se merecen mucho amor!

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