Título: SR15B
Pareja: JohnTen
(Johnny x Ten) (SMROOKIES)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
militaracademy!AU, romance y drama
Número de palabras:
3.610 palabras
Resumen:
una gran guerra se avecina y su país tiene que contar con todos los efectivos
posibles para ganarla, aunque algunos de estos solo sean adolescentes sin
disciplina alguna.
Avisos:
contiene un poquito de violencia, aunque no es mucha, así que no os preocupéis
por nada.
Notas:
gracias a Tae~ por ayudarme a elegir la pareja porque no tenía ni idea de a
quiénes poner (como me gustan todos con todos LOL).
Comentario de autora:
seh, otro fic de gente que ni ha debutado… pero me encantan, así que
lakskjxancjakcnajcbajcbh. Espero que os guste ^^
SR15B
Se avecinaban tiempos oscuros en el
año en el que Ten cumplía la mayoría de edad, pero a principios de aquel año
nadie sabía cuán oscuros iban a ser estos… solo pudieron advertir la gravedad
del asunto cuando un militar se presentó en su casa, buscando al único varón de
la familia para llevárselo a la academia militar de la ciudad más cercana. La
guerra era inminente y su país necesitaba tener a todos los varones de entre 14
y 40 años operativos para poder ganar aquella contienda y Ten, así como la
mayoría de la población masculina de aquel lugar, encajaba perfectamente. Por
este motivo, aunque su madre lloró y lloró para que no se lo llevaran, ni a su
hijo ni a su marido, el militar simplemente continuó haciendo su trabajo y
subió a los dos varones de la familia en un camión, junto a todos los demás
hombres y adolescentes del pueblo, rumbo a un futuro incierto.
Dos meses después…
Ten se encontraba frente a las
puertas de la academia militar SM, … Militar, con su petate colgado al hombro e
inspirando hondo al ver la gran verja que lo mantendría encerrado los próximos
meses hasta que terminara su instrucción y fuera enviado junto a su padre, a la
guerra que había comenzado apenas unas semanas atrás. Ten echaba de menos su
casa, a su madre, pero en los dos meses que había pasado fuera del calor de su
hogar había aprendido que, sobre todo, no debía mostrarse débil ante los demás.
Tenía que ser fuerte y tenía que sobrevivir para poder regresar a casa junto a
las personas que amaba.
El chico agarró la cinta que
sujetaba su petate a su hombro con fuerza y miró a su alrededor. Muchos más
chicos que no llegaban ni a la veintena de años caminaban en dirección a
aquella verja y la atravesaban, adentrándose en los terrenos de la academia;
otros, mucho más pequeños, se quedaban rezagados como él, deseando en su
interior no tener que entrar a aquel lugar. Había muchos niños que tendrían que
estar jugando con muñecos en vez de estar a las puertas de un sitio que los
pondría a prueba de las formas más crueles, pero aunque aquello a Ten lo sacaba
de quicio y lo hacía querer sacarlos a todos ellos de allí, no podía, no podía
porque él también estaba atrapado.
Con decisión, y sin pensar en nada
más, movió su pie derecho hacia delante y se encaminó hacia su destino,
siguiendo a los demás chicos que serían instruidos junto a él en el arte de la
guerra, para después poder combatir por su país.
★★★
La ceremonia de bienvenida a la
academia fue sobria y orquestada por uno de los oficiales de mayor rango del
lugar, así que Ten no tardó demasiado en ser conducido junto a los demás hacia
el lugar en el que los dividirían en grupos según edad para repartirlos por los
distintos pabellones que conformaban los dormitorios. El ambiente era sombrío y
pesado, las oscuras nubes se cernían sobre sus cabezas y el ambiente estaba
cargado de electricidad, por lo que el chico no dudaba que por la tarde hubiera
tormenta mientras la fila avanzaba lentamente.
Miró a su alrededor, llamándole la
atención un chico alto que se encontraba algunas personas por detrás de él.
Tenía los ojos oscuros y una mirada seria en estos, las comisuras de sus labios
se curvaban hacia arriba de forma natural, pero su boca estaba fruncida y todo
su rostro mostraba una expresión de indiferencia total y absoluta, contrastando
con todas las de los demás rostros que Ten encontraba a su alrededor. El chico
captó su mirada y Ten no tuvo más remedio que volver su cabeza hacia delante,
para que no pudiera cazarlo, aunque estaba seguro de que ya lo había hecho.
Algunos minutos después, era su
turno y Ten se encontró frente a un hombre de sonrisa amable a pesar de ser uno
de los altos cargos del ejército como mostraban las hileras de estrellas a cada
lado del cuello de su camisa. Al chico le pareció curioso que un hombre con
tanta condecoración se encontrara repartiendo a los chicos nuevos en los
diferentes pabellones, pero no dijo absolutamente nada sobre el tema y
simplemente devolvió la sonrisa, entregando su identificación como había visto
que hacía el muchacho que estaba delante de él.
—Ten Chittaphon Leechaiyapornkul
—leyó el hombre, después buscó entre los papeles su nombre y, al encontrarlo,
sonrió levemente—. SR15B —le dijo, entregándole su identificación—, ese será tu
pabellón. Siguiente.
Ten se inclinó levemente y luego
dejó paso al siguiente chico. Le echó un último vistazo a la fila, descubriendo
que el chico serio lo observaba también, y se fue del lugar apresuradamente
cuando las primeras gotas comenzaron a caer, en dirección al pabellón SR15B, el
lugar que sería su casa durante los siguientes meses.
★★★
Ten se encontraba doblando la ropa
que había sacado de su petate antes de guardarla en el pequeño baúl que se
encontraba a los pies del camastro que había elegido para dormir, cuando la
puerta del pabellón se abrió, revelando a un chico que sería mucho menor que él
porque no parecía haber cumplido siquiera los quince años. Estaba asustado y
empapado por la lluvia, así que Ten no lo pensó mucho cuando tomó la manta de
la cama de al lado y envolvió al pequeño con ella, brindándole una cálida
sonrisa para transmitirle seguridad y afecto. El chico se lo agradeció
sonriéndole antes de pasar los brazos por su cintura para apretarlo contra su cuerpo
y Ten se dejó hacer.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó al
muchacho.
—JiSung —le contestó tímidamente.
—Yo soy Ten —se presentó—. Espero
que nos llevemos bien.
El niño sonrió y se separó de él
asintiendo enérgicamente y mucho más calmado, así que Ten dejó que se alejara
de él y caminara hacia la cama de al lado para comenzar a organizar sus cosas
tal y como había estado haciendo él mismo antes de que llegara. Ten lo observó
durante unos segundos y luego siguió con lo que estaba haciendo mientras entablaba
una pequeña conversación con JiSung, destinada a distraerlo de todo lo malo que
iba a encontrarse en aquel lugar.
Mientras ellos hablaban, la puerta
del pabellón se abrió varias veces más hasta que finalmente, todas las camas
tuvieron su dueño. Ten no quiso girarse para ver a ninguno, pero cuando el
camastro que estaba al otro lado del suyo fue reclamado, no pudo evitar fijarse
en la persona que lo había ocupado. Nada más alzar su vista se encontró con
unos ojos oscuros muy serios que lo miraban como si lo estuviera evaluando y
Ten no pudo evitar tragar saliva ante aquella inquisitiva mirada. Sin embargo,
no tuvo que soportarla demasiado tiempo porque alguien carraspeó, haciendo que
la atención que el chico tenía sobre él, se desviara hacia otro lado de la
sala, como la suya misma, hacia otro de los chicos que allí se encontraban.
—Como soy el mayor de los que aquí
nos encontramos —dijo—, me han encargado que todo esté en orden en este
pabellón, así que, no me lo pongáis difícil y comportaos —todos asintieron y él
sonrió—. Mi nombre es YongJu, por cierto —se presentó—, y aquí tengo la lista
de las personas que deben estar en este pabellón, la colgaré fuera, en la
puerta, donde me han indicado que lo haga —anunció—. Buscaos, y si no estáis,
es que os habéis equivocado de pabellón.
YongJu caminó hacia la puerta y
colgó el papel plastificado en una de las hojas, que dejó abierta para que
todos pudieran asomarse para ver aquella lista que hasta el momento había
portado en sus manos. Ten caminó con sus demás compañeros hacia él lugar y se
buscó en la lista, esbozando una pequeña sonrisa al encontrarse en ella cuando
vio su nombre y su fecha de nacimiento en el papel. Sin poder evitarlo, también
leyó los nombres de sus demás compañeros, aunque todavía no les pusiera rostro
a ninguno de ellos.
SR15B (Hyung’s Division)
Members:
94’line
YongJu [22/05/94]
TaeIl [14/06/94]
HanSol [21/11/94]
95’line
Johnny [09/02/95]
TaeYong [01/07/95]
Yuta [26/10/95]
96’line
DoYoung [02/02/96]
Ten [27/02/96]
97’line
JaeHyun [14/02/97]
SR15B (Maknae’s Division)
Members:
99’line
Mark [02/08/99]
00’line
Jeno [23/04/00]
DongHyuck [06/06/00]
JaeMin [13/08/00]
02’line
JiSung [05/02/02]
Al
terminar de leer aquella lista, Ten se dio cuenta de que JiSung era el menor de
todos los que allí se encontraban y que era deber de todos protegerlo cuánto
pudiesen para que no le sucediera nada malo y pudiera seguir viviendo su vida,
lejos de la guerra que se estaba librando a poca distancia del lugar en el que
iban a ser adiestrados para el combate.
★★★
Ten se despertó por la mañana con el
sonido de una trompeta clavándose en su cerebro y abrió los ojos como platos
inmediatamente, incorporándose apenas algunos segundos después. Miró a su
alrededor, totalmente despierto ya, mientras seguía sonando aquel ruido
infernal, y vio cómo sus compañeros remoloneaban un poco más en sus camas…
todos menos el chico serio que se encontraba a su lado, levantándose y
quitándose la camisa del pijama con el que había dormido. Ten se obligó a desviar
su vista antes de que el otro terminara de desabrocharse los botones y se
concentró en poner en funcionamiento su cuerpo.
Pocos minutos después, los catorce
chicos que formaban parte de aquel pabellón salían por la puerta de este, con
el uniforme militar puesto correctamente y caminando en dirección al patio
central, lugar al que todos los demás alumnos de aquella academia militar se
dirigían a paso rápido. El suelo de tierra era puro barro por la tormenta caída
la tarde-noche anterior y a Ten le costaba caminar un poco por ella, pero no
tardó en acostumbrarse a dar las zancadas rápidas como los demás para no
quedarse atrás. El chico vigiló, mirando por todas partes, que JiSung estuviera
bien y cuando lo halló hablando con otro de los pequeños del pabellón se
permitió relajarse un poco.
Una vez en el patio central se
colocaron en filas según el lugar en el que dormían, frente a la plataforma
desde la cual el día anterior les habían dado el discurso de bienvenida, y
donde en aquel momento se encontraban al menos una docena de instructores. Uno
de ellos, alto y con los ojos muy rasgados y penetrantes, se adelantó para
hablarles y todo se quedó en silencio. Tenía un aspecto muy fiero y Ten sintió
cómo un escalofrío le recorría todo el cuerpo.
—Antes de desayunar haréis un poco
de ejercicio para hacer hambre —anunció—, y para incentivar vuestro esfuerzo,
el último de cada pabellón se quedará sin comida —se escucharon algunos
murmullos que fueron acallados rápidamente por aquel militar—. Id pasando junto
a la plataforma para que uno de los instructores se haga cargo de vuestro
equipo.
Sin poder hacer nada, ni protestar,
ni hablar, los chicos que allí se encontraban comenzaron a moverse lentamente y
a irse luego con el instructor que les tocara. Cuando la fila de Ten avanzó
hasta el lugar el chico sintió que se le revolvían las tripas al ver que la
persona que había hablado era quien les había tocado a ellos. Sin embargo,
intentó que en su rostro no se manifestara el miedo que sentía y caminó al
mismo paso que sus compañeros tras aquel hombre hasta llegar a una zona
cubierta de obstáculos.
—¿Preparados? —les preguntó,
señalando el lugar—. Solo tenéis que sortear todos los obstáculos y llegar aquí
de nuevo en el menor tiempo posible.
★★★
Ese día, Ten se quedó sin desayunar,
sin almorzar y sin cenar. Nunca había tenido resistencia, ni tampoco músculos
con los que poder impulsarse y seguir adelante y el circuito de obstáculos era
demasiado para él. Por eso no fue capaz de superarlo correctamente ninguna de
las veces que aquel instructor le pidió que lo hiciera. Todos sus compañeros lo
miraron con pena, incluso JiSung, todos menos aquel chico serio, del que ya
había averiguado el nombre. Johnny, él fue el único que no lo miró como si le diera
lástima, el único que le dio un pedazo de pan que había robado del comedor para
que Ten pudiera llevarse algo a la boca aquel fatídico primer día.
★★★
—Gracias.
Esa fue la primera palabra que le
dirigió Ten a Johnny varios días después, cuando ambos estaban corriendo codo
con codo por el barro y el otro chico lo sujetó para que no se cayera de bruces
antes de seguir con lo suyo. Johnny lo miró por encima del hombro y esbozó lo
que a Ten le pareció una pequeña sonrisa antes de girarse de nuevo hacia
delante y correr rápidamente. Ten se quedó paralizado un par de segundos, pero
después corrió con renovadas fuerzas, intentando no hundirse demasiado en el
barro para seguirle la estela a su compañero. Movió sus piernas tan rápido que
finalmente acabó ganando aquella pequeña carrera, con la respiración agitada,
los bajos del uniforme llenos de barro y el corazón latiendo aceleradamente
dentro de su pecho.
Aquella misma noche, Ten le devolvió
el favor a Johnny por haberle dado un poco de comida cuando no pudo completar
correctamente el circuito el primer día y le dejó un pedazo de pan sobre la
almohada. Cuando el chico llegó de las duchas y lo vio allí, se giró
inmediatamente hacia Ten, quien esbozó una sonrisa antes de volver a mirar
hacia otra parte.
La apariencia de chico serio que
había mostrado los primeros días se iba resquebrajando poco a poco, al menos
con él, ya que desde que le dejó algo que llevarse a la boca las cosas habían
sido un poquito diferentes. Ten estaba bastante contento por aquello, aunque no
sabía exactamente por qué. Negó con su cabeza levemente porque no estaba en la
situación de ser mínimamente feliz. Se encontraba en una academia militar que
lo estaba preparando para la guerra.
“Aunque no estaría mal hacer algún
amigo que me pudiera guardar las espaldas” pensó, y se dio cuenta que no era
mala idea intentar entablar una amistad que le sacara las castañas del fuego
cuando estuviera en algún problema durante la batalla.
★★★
—Soy Ten —se presentó a Johnny
cuando dejó caer su bandeja del desayuno junto a la de él y se sentó a su lado,
muerto de cansancio.
Realmente, todos los chicos que
compartían su pabellón sabían cómo se llamaban los demás, pero no habían
entablado demasiada conversación. Ten solo hablaba de vez en cuando con JiSung
y miraba que no se encontrara demasiado mal en aquel lugar, pero no les había
dicho mucho a sus demás compañeros y ellos tampoco se habían acercado.
—Lo sé —le respondió de una forma
quizás algo seca, pero su voz era bastante agradable—. Yo soy Johnny —se
presentó a pesar de todo y Ten le sonrió cálidamente.
—Puede que suene algo infantil… pero
me gustaría ser tu amigo —dijo, intentando no mirar aquellos ojos oscuros.
Durante algunos segundos, el chico no le contestó, así que Ten se puso algo
nervioso, pero cuando abrió la boca y dijo su respuesta, la sonrisa de su
rostro se ensanchó hasta límites insospechados.
—A mí también me gustaría.
★★★
Los
días de Ten comenzaron a ser menos monótonos y más interesantes desde que
empezó a mantener pequeñas conversaciones con el Johnny. Era alguien realmente
amable y bastante atento, aunque tuviera aquella fachada seria que había
espantado a los demás, y hacía sus días también mucho más fáciles. Ya no tenía
que preocuparse demasiado por si perdía las pruebas que les hacían antes de
cada comida porque el chico siempre le robaba cualquier cosa y Ten se lo comía
a escondidas en su pabellón para que nadie pudiera saberlo.
Sin
embargo, no todo era tan bueno y bonito.
Un
día, el instructor que siempre estaba con ellos, aquel de los ojos fieros, se
les acercó cuando estaban caminando hacia el lugar de la prueba de aquella
noche y los tomó a ambos por los hombros para detenerlos. Después, los miró
fijamente durante unos momentos antes de decir:
—La
desobediencia se paga. Esta noche la pasaréis en vela.
Los
dos se miraron, sin saber por qué podría haber sido aquello, hasta que se
dieron cuenta de que alguien los habría visto mientras robaban comida para el
otro. Esa noche, Ten se arrastró por el barro, corrió dando vueltas alrededor
de la valla interior de la academia, subió por una cuerda, hizo varios
circuitos y, podría haber desfallecido de cansancio, pero no lo hizo porque
Johnny estaba allí con él, a su lado, animándolo a seguir y a intentar cogerlo.
★★★
Ten
se dejó caer sobre su camastro casi cuarenta y ocho horas después de haberse
levantado de él. Le dolía todo el cuerpo y había zonas de este que ni siquiera
se sentía. Él no estaba hecho para aquello, él no estaba hecho para la guerra y
esperaba sinceramente que esta finalizara antes de que él tuviera que ser
enviado o no sobreviviría a ella, no lo haría ni aunque Johnny le ayudara. Ten
sintió otro peso en su cama y cuando abrió los ojos, que había cerrado
anteriormente por el cansancio, se encontró el rostro del chico que lo había
acompañado en la tortura que había sufrido, aunque parecía más fresco que una
lechuga.
—¿Cómo
puedes estar así cuando yo estoy muerto? —cuestionó, queriendo saber su
secreto.
—Mi
cuerpo es resistente —respondió—, pero yo también estoy muerto, así que hazme
hueco, ahora no me puedo levantar.
Ten
sonrió mientras se movía sobre la estrecha cama para dejarle un poco de hueco
libre a Johnny y este se tumbó, dejando escapar un suspiro de encanto por poder
descansar. El chico le dio la espalda y se acurrucó para dormir en una esquina,
esperando que él hiciera lo mismo, pero Johnny se giró hacia el mismo lado y le
echó un brazo por encima de la cintura para después susurrarle contra la nuca:
—Buenas
noches, Ten.
El
chico no contestó. No lo hizo porque la voz se le había quedado atascada en la
garganta y porque su corazón comenzó a latir demasiado rápido y demasiado
fuerte dentro de su pecho.
★★★
Ten apenas tardó un par de días en
darse cuenta de por qué su corazón latía de forma desenfrenada cuando Johnny
estaba a su alrededor y, sobre todo, cuando lo tocaba. Pudo haber tardado más
tiempo, pero lo hizo tan pronto porque ese día vio cómo Johnny recibía una
paliza por parte de los instructores, sin que nadie, ni siquiera él, pudiera
evitarlo. El chico sentía un profundo dolor en su pecho con cada puñetazo o
patada que el otro recibía y se dio cuenta en ese momento, de que aquello debía
ser porque sentía algo por él.
★★★
—Auch —se quejó Johnny mientras le curaba las
heridas de la espalda. Tenia unos cuantos desgarros en la piel y muchos
morados, así que, por más cuidado que tenía Ten, sie.pre acababa haciéndole
daño.
—Lo siento.
—No es tu culpa —murmuró y después siseó por el escozor que le
estaba produciendo el agua oxigenada en la herida.
—¿Por qué te han hecho esto? —cuestionó Ten.
—Por desobedecer... —hizo una pausa y
Ten supo que había algo más pero que se lo estaba callando, pero no insistió en
ello porque su deber era curarle las heridas en aquel momento.
—Intenta acatar todas las órdenes —le dijo—. No me gustaría
perderte —y
tras decir aquello, en un arrebato de valentía, Ten posó sus labios contra la
nuca de Johnny levemente, haciendo que el otro chico se sobresaltada y se girara
rápidamente para mirarlo—.
Lo siento —se
disculpó, pero Johnny negó con la cabeza, diciéndole que aquello no le había
importado, de hecho, le sonrió de una forma amplia y cálida, algo a lo que no
estaba acostumbrado.
—No te disculpes —murmuró—. Puedes hacerlo
cuando quieras... y donde quieras...
—¿Puedo... besarte...
—... los labios? —finalizó él y Ten
asintió—.
Sino lo haces tú lo haré yo.
Entonces, antes de que Johnny
pudiera decir nada más, Ten se inclinó hacia delante para salvar la distancia
que lo separaba de los labios ajenos y los besó, descubriendo que eran suaves y
cálidos y que se amoldaban perfectamente a los suyos. Un torrente de calor le
atravesó el cuerpo y su corazón comenzó a bombear sangre a una velocidad
increíble.
En ese momento, Ten se dio cuenta
que incluso en una academia militar, incluso en medio de una guerra podía
existir la felicidad.
Notas finales:
esto es un poco mierda, la verdad, lo reconozco. Al principio iba a ser otra
cosa completamente diferente, pero luego ha acabado siendo esta cosa extraña. No
me siento nada orgullosa de esta historia, pero bueno, espero que al menos
hayáis pasado un buen rato leyéndolo.
Hola hola hola!
ResponderEliminarPrimero: Como de que "me salio todo mierda" nananananah no digas eso señorita, te salio perfecto y punto -le pega con la espatula-
Ahora si, en mi vida me habían interesado los SMRookies -siempre fuí Wachiturra de la YG- y solo conocía al que rapea -ni idea de como se llame- y para entender tuve que googlear sus nombres :B me enteré de poco pero bueno XD trataré de saber más de los rookies-sobretodo el rapero *-*
En fin, me encantó, casí lloré, y me gusta demasiado como escribres, asi que no menosprecies tu trabajo
Sabes que espero con ansias el siguiente fic
Besitosc:
Holi~
EliminarPero es que no me gustó para nada el resultado, lo que es nada, de nada, de nada -.-" (No me pegues, porfa, prometo ser buena)
Pues si quieres saber de los rookies aquí me tienes, señorita ^^ Yo soy una experta en los SMROOKIES XD El rapero se llama TaeYong y es tan cuqui y adorable aw~
Me alegra que te gustara, es un gran consuelo ver que al menos sí gusta la historia (no lo menosprecio... es que no me gustó el resultado de esto, a veces me pasa)
Dentro de poco habrá otro fic ^^ Tengo entradas programadas hasta Agosto LOL
Besitos <3
ESTÁ HERMOSO ALSDGGK.JDSG Muchas gracias por escribir es Tenny/JohnTen, soy muy fan de los rookies, y la verdad esta otp es super gay, tienen muchos momentos y muy bonitos, no sé si haces peticiones, pero un fanfic de Yuta&Taeyong estaría muy bien, de rato me pasaré a los demás que me faltan, muchas gracias por escribir de los rookies!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara ^^ Es una pareja que a mí también me encanta, así que, tenía que escribir de ellos para ser feliz ^^ No, no hago peticiones, lo siento, pero es algo que me he negado a hacer después de diversos problemas que he tenido. Espero que eso no te desanime, pero de verdad que no puedo hacer tu petición. ¡Los SMROOKIES son amor y se merecen mucho amor!
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