Título: You can call me Monster
Autora:
Riz Aino
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, smut, BDSM
Número de palabras:
1.103 palabras
Resumen:
siempre se ha dicho que las apariencias engañan… en el caso de JunMyeon, las
apariencias engañan demasiado.
Advertencias:
relaciones sexuales explícitas y mención a prácticas de BDSM.
Notas:
drabble escrito para Lucy, quien también estaba tan enamorada como yo de
Monster cuando ésta salió.
Comentario de autora:
cuando escribí este fic tenía todo el hype con la canción porque acababa de
salir y la verdad es que me ayudó mucho ese hype con la ardua tarea de volver a
escribir sobre EXO después de mi incapacidad por hacerlo durante mucho tiempo.
Espero que os guste.
You can call me Monster
Un joven trajeado
avanzaba a pasos rápidos por el pasillo mientras se desataba la corbata sin
ningún cuidado en su acción. Sus pisadas resonaban fuertemente en las paredes
de azulejos que lo rodeaban, pero a éste no le molestaba en absoluto ya que de
todas formas nadie lo iba a escuchar, nadie lo iba a ver. Podía hacer todo el
ruido que deseara, por eso había elegido aquel lugar, porque era el sitio
perfecto para llevar a cabo las actividades que allí realizaba.
Su teléfono móvil
comenzó a vibrar en su bolsillo y el chico dejó de tomar su corbata para poner
sacarlo de éste y poder contestar a la llamada. No le gustaba mucho tener que
hacer algo como aquello mientras estaba allí abajo, pero probablemente sería
algo importante. Sin mirar siquiera la pantalla, porque ya había llegado a su
destino, descolgó e introdujo los números de la combinación secreta para abrir
la puerta, que lo hizo con un pequeño chasquido.
—¿JunMyeon? —escuchó al
otro lado de la línea. El joven reconocería la voz de la persona que lo había
llamado en cualquier lugar.
—¿Ha ocurrido algo,
SeHun?
—No es nada importante
—contestó el otro—. Solo quería saber si mañana asistirás a la reunión, para
reordenarte la agenda en torno a ella o no.
—Asistiré —dijo. Con su
mano libre buscó a tientas la llave de la luz hasta que la encontró y desde el
techo se iluminó la habitación en la que había entrado—. Pero no hace falta que
reorganices mi agenda, prefiero tener la mañana libre para preparar la reunión.
—Claro, lo apunto por
aquí —escuchó murmurar a su secretario. También escuchó otros murmullos, pero
no procedían de su teléfono, si no de la otra persona que se encontraba en la
habitación—. Mañana te espero en tu despacho una hora de la reunión, entonces.
—Por supuesto.
JunMyeon colgó y comenzó
a acercarse a pasos lentos hacia la persona que se encontraba tumbada sobre la
cama que había en la habitación. El otro todavía no había podido verlo porque
sus ojos se encontraban detrás de una tela tupida, pero la luz de la lámpara se
habría filtrado a través de ella y el sonido de su voz seguro que habría llegado
hasta sus oídos. JunMyeon sabía perfectamente que el leve temblor que se había
adueñado del cuerpo ajeno se debía a su presencia y no a su completa desnudez.
—Ya estoy de vuelta,
querido Chen —murmuró, con una voz más grave de lo que era habitual en él. Estar
allí lo volvía otra persona completamente distinta.
Vio cómo el chico movía
su cabeza en dirección a su voz y cómo se mordía el labio inferior de aquella
forma que tanto le encendía. JunMyeon tuvo que contener las ganas que sentía de
acariciar aquella surcada de cicatrices y de causarle todo el dolor que su
cuerpo pudiera soportar.
—SuHo… —murmuró el
otro—. Has vuelto.
—Yo siempre vuelvo.
JunMyeon llegó hasta él
y rozó con sus dedos la marcada línea de la mandíbula ajena, haciendo que un
escalofrío recorriera el cuerpo del chico que mantenía allí encerrado. Después,
lo hizo alzar la cabeza para no tener que agacharse demasiado al atrapar sus
labios con los suyos en un beso demandante que los dejó a ambos sin respiración
y por eso tuvieron que separarse. Chen buscó sus labios, intentando no
separarse de ellos, pero JunMyeon se alejó igualmente.
—No seas impaciente, mi
querido Chen —dijo—. Hoy lo pasaremos bien.
Poco después, JunMyeon
ya se había despojado de su traje y se encontraba en las mismas condiciones que
su cautivo, se había subido al colchón y había comenzado a jugar con él. Chen
se encontraba en aquel lugar para satisfacer todos sus deseos sexuales, así lo
habían acordado hacía ya bastante tiempo, y eso era simplemente para él aquel
chico, un juguete. Si las personas con las que se codeaba en su día a día se
enteraran por casualidad de aquella faceta suya probablemente lo tildarían de
monstruo, pero JunMyeon no se consideraba como uno solo por dedicarse a obtener
placer de Chen, de innumerables formas.
Su penetración del
cuerpo del chico no se hizo esperar y lo hizo como siempre, sin mucho
miramiento, buscando simplemente hallar el máximo placer en aquella acción. Las
primeras veces Chen se había resistido a aquella ferocidad, pero con el tiempo
se había acostumbrado a ella y JunMyeon disponía de su cuerpo como le daba la
gana. No tardó en sobrevenirle el orgasmo y se dejó caer sobre la espalda llena
de cicatrices de Chen, buscando un sustento para que el otro no estaba
preparado y ambos cayeron sobre el colchón, jadeando.
No obstante, allí no
había acabado aquello.
Cuando JunMyeon se
repuso de la pequeña actividad sexual que había realizado, lo primero que hizo
fue levantarse del cuerpo del menor y caminar hacia una esquina de la habitación,
lugar en el que guardaba diversos artilugios con los que, en un principio había
tratado de doblegar la voluntad de Chen, pero que desde hacía un tiempo se
habían convertido en otros instrumentos para darles placer a ambos. JunMyeon se
olvidaba de quién era en esos momentos, dejaba atrás todo lo que lo
caracterizaba en la superficie para convertirse en SuHo, aquel que simplemente
desquitaba tensiones observando cómo sus acciones provocaban en Chen un dolor
indiscutible pero a la vez un inmenso placer.
El joven volvió a la
cama con unas cuerdas finas que dejarían un poco de marca en las muñecas de
Chen cuando lo atara, pero eso no era ningún problema, y con un látigo que
planeaba usar contra la espalda y el trasero del otro, aunque eso lo haría más
adelante… todavía les quedaban muchas horas por delante en las que mientras
arriba, la ciudad dormía, ellos se dedicarían a la búsqueda del equilibrio
entre el dolor y el placer.
Al fin encuentro una historia suchen que no haya leído antes!!
ResponderEliminarMe gustó mucho ����
Yay! Me alegra que encontraras un SuChen no leído aquí ^^ Si eres alguien nuevo por estos lares, tengo alguno que otro más, así que, pinchando en la etiqueta de la pareja puedes encontrarlos
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